Partida Rol por web

Si puedo, ¿les podría acompañar también?, así luego podríais enseñarme uno de los conjuros que tengo pendientes, por favor.

Yo puedo ayudarte con el Alohomora, Marcus.- le dijo al chico aunque su oferta de ayuda en duelo no había tenido la respuesta esperada. Si quieres vamos a la sala común. ¿Alguien se ofrece para echarme una mano con adivinación?

Descendí torpemente hasta el suelo con el corazón en la garganta. Desmonté de la escoba y, sin más, me dejé caer al suelo. Las piernas me temblaban y no podían sostenerme en pie.

Respiré profundamente, intentando tranquilizarme, sin apenas escuchar las palabras del profesor.

Gracias por ofrecerte a ayudarte. Como quiero venir a clase de vuelo, te puedo ayudar también o a quien lo requiera - le contesté.

Respecto a adivinación siento decirte que no puedo echarte un cable, pues no acudí a clase.

No te preocupes por adivinación, alguien me ayudará.- Dijo mirando a Colin y a Selena. - ¿Que decis nos vamos a la sala común?

-Claro, yo puedo echaros una mano. Dijo Selena des de su posición, esperando aún la respuesta del profesor para irse con sus compañeros.

Daphne aterrizó con suavidad riendo por lo bajo de lo alegre que estaba.

-¿Qué te ha parecido Sara?-la tomó de la mano mientras con la otra sostenía su escoba.

Tenía los ojos llenos de lágrimas, pero no iba a llorar. Cuando Daphne me cogió de la mano, me lancé a ella y la abracé

¡Qué miedo he pasado, por el amor de Cristo! Pensé que me iba a caer y me iba a romper la cabeza o algo peor

 Seth enfadado entró de nuevo en Howards sin decir nada a nadie.  Dió un portazo tras de sí.

Selena se cansó de esperar y se fue. -Vamos chicos? Yo puedo enseñaros el hechizo que os haga falta. Por suerte, he logrado recuperar los que fallé en su día.

- Vamos Selena. Yo también os puedo ayudar. - Dijo con una sonrisa.

Voy contigo Selena.

Vale, vamos- dijo Perry acompañando a sus compañeros.

La Clase de Vuelo con Escoba es una asignatura que solo se imparte a los alumnos de primer año durante el primer año de formación.

La clase la imparte el Profesor Viktor Krum en el exterior del castillo, en pleno Campo de Quidditch.

Desde los tiempos de "El Elegido" se aceptó la participación de los alumnos de primer año en las prácticas de Quidditch y cualquiera de los alumnos matriculados en el colegio puede presentarse a las pruebas para entrar en el equipo de su casa y así poder competir en la liga que se hace entre las casas de la escuela.

Es típico que todos los alumnos de primer curso participen en estas clases y que formen su propio equipo para practicar el juego y dominarlo. Años después podrán apuntarse al equipo general de cada casa.

Estas nuevas normas se han establecido en los últimos años y algunos padres o tutores de los alumnos aún las desconocen.

- Bienvenidos a vuestra primera clase de Vuelo con Escobas, sed todos bienvenidos y espero que no hayáis olvidado vuestras escobas

Aquellos que por cualquier motivo no hayan podido hacerse con ninguna de ellas, allí tenéis unas cuantas para que podáis practicar.

- Bien pues comencemos. Hoy solo vamos a aprender un conjuro muy interesante

- "Accio escoba" - Y de pronto la escoba ascendió del suelo para colocarse en la mano del profesor.

- Después debéis colocar los pies en esta posición.

El profesor coloca la escoba entre sus piernas y la agarra firmemente entre sus manos. Después debéis dar una patada en el suelo, y si lo hacéis bien, pronto podréis controlarlo. Por hoy solo daréis una vuelta por el campo, pero la próxima clase os mostraré algunos movimientos de cuando yo era jugador profesional de Quidditch. Y para aquellos que no sepan lo que es este deporte, ya lo iremos dando en las próximas clases.

Entonces el profesor dio una patada al suelo y comenzó a elevarse por los aires mostrándoos lo sencillo que parecía.

Minutos después se colocó junto a vosotros para veros practicar.

¡Adelante!

Diana llegó a la clase muy emocionada con su escoba Nimbus2000,  había escogida esa en particular porque le pareció bonita, parecía que había pasado una eternidad desde que fue con su tia Angeles al callejón Diagón.

Atendió al profesor más emocionada de lo normal, si tenía suerte iba a ser capaz .de volar. Así que puso la escoba en el suelo y pronuncio la palabras con energia mientras imitaba los gestos del profesor con la mano y el brazo derecho extendido.

-¡ACCIO ESCOBA!- la escoba rebotó en su mano tan fuerte que no pudo evitar que el palo le diera en la frente, lo que hizo que volviera a caer y tuviera que repetir la operación mientras se masajeaba la frente- Venga se buena... ACCIO ESCOBA

En aquella ocasión Diana pudo hacerse con la escoba y pese a la molestia que sentía en la cabeza sonrió. Ahora venía lo complicado. Volar, de nuevo imitó la pose del profesor y y con el corazón acelerado por la emoción, aferró el mango de su Nimbus con ambas manos y pegó una patada al suelo.

La escoba y ella se impulsaron hacia arriba, Diana pudo sentir la brisa revolviendo sus cabellos... pero aquello era mucho más complicado de lo que la niña suponía y no sólo bastaba con la voluntad, era necesario buena maña... Así que tal y como se elevo volvió a caer al suelo, dándose de nalgas contra la dura superficie.

- ¡Ahiiiiii...!- se quejó la inquieta alumna de Gryfindor con una mueca de dolor.

En esos momentos apareció Vicky, que no había tenido otro día para hacer una buena demostración de su elegancia a la hora de volar y hacer piruetas, que en ese momento. Cuando el ave se cansó, se posó en el suelo frente a su dueña y se acicaló el plumaje en una muestra orgullosa de lo que significaba el arte de volar.

- Vicky... te has quedado sin chuches...- la miró furibunda Diana con el ceño fruncido, mientras su mascota la miraba con sus cara de lechuza y le ladeaba la cabeza con inocencia.

Joey reconoció al profe de vuelo, era Viktor Krum uno de los mejores jugadores de todos los tiempos. Su padre había hablado mucho de él y ahora lo tenía de teacher, estaba deseando contárselo. 

Cuando Viktor terminó de darle las instrucciones se apresuró a coger una escoba dejarla en el suelo y formular las palabras.

- Accio escoba- la escoba se dirigió a su mano, parecía que la cosa pintaba bien.

Luego el profesor dio una patada al suelo y salió volando, Joey no se lo pensó mucho más, imitando al profe se sujetó bien al palo y se impulsó con la pierna. Fue una sensación muy buena, cuando se vio en el aire comenzó a dar vueltas emocionado y contento por su proeza. En el suelo Diana no había tenido tanta suerte, luego le tendría que echar una mano.

Llega al campo de quidditch, que a saber que es eso, y se acerca a los compañeros de su casa para comenzar a practicar eso del vuelo. El profesor parece famoso pues algunos alumnos lo reconocen, pero a ella le es prácticamente indiferente... es otro profesor cualquiera del lugar.

Escucha con atención lo que dice el profesor. La verdad es que no tiene muchas ganas de practicar movimientos de esos porque nunca se le ha dado bien nada que sea físico, como todo lo relacionado con el deporte, así que esa clase no es de las que se le van a dar bien.

Se coloca al lado de su escoba, que parece mucho más vieja que todas las demás, y no es de extrañar, y se prepara para darle la orden esa.

-Accio Escoba

Pero la escoba parece no tener ganas de moverse. Ese día está siendo penoso para ella... falla un hechizo, ahora falla esto... quizá no tenga que estar ahí después de todo... a lo mejor está perdiendo esos poderes.

Nikolay llego al campo de quidditch, mejor después del golpe que Joey le había propinado, vaya birria de defensa la suya, pero bueno era hora de montar a escoba, se acerco a sus compañeros y escucho con atención al profesor. Nikolay pensaba que lo conocía pero su padre era el fanático del quidditch, posiblemente su rostro en algún periódico deportivo.

Nikolay se puso delante de aquella escoba, solo conocía el quidditch de verlo, esta sería su primera vez, extendió la mano y hablo con voz algo trémula.

-Accio Escoba-

Pero esta no se movió... con aire casi depresivo, Nikolay bajo la mano, tenía unas ganas horribles de desaparecer de aquella escuela, quizás en algún rincón de la escuela se lo comía un mounstro