Gwen de camino a la enfermería había escuchado el parloteo de Perry, quizás tuviera razón en lo de los heridos, pero francamente eso era algo que a ella en aquellos momentos no le preocupaba demasiado. Si había decidido acompañarlos era por dos motivos.
1- Quitarse el horrible chichón que le había salido en la cabeza
2- No tenía otra cosa mejor que hacer...
3- Curiosidad...
Cuando llegaron a la enfermería, la niña le dijo a la señora Pomfrey.
- Señora Pomfrey, a mi lo que me ha salido es un porcino en la frente, es algo molesto y no me sienta bien, me lo puedo arreglar... por supuesto después de que atiendo a mi compañero que parece más grabe- Gwen hubiera preferido que la atendiera a ella primero, pero era una chica educada...
Habíamos llegado a la enfermería y tenía un chichón horrible, además de dolor. - Hola señorita Pomfrey, ¿nos podría curar?
La señora Pomfrey sonrió cálidamente a los tres alumnos que llegaron a la enfermería. Acarició la cabeza de Perry con cuidado mientras le miraba directamente a los ojos. ¡No os preocupéis! Tengo una pomada que os aliviará esos chichones en un segundo. Tomad, dice mientras se gira y toma una crema que tenía bastante a mano, aplicadla suavemente sobre el lugar dañado y ya veréis como en menos de una hora la zona estará curada.
- Señora Pomfrey. Tenemos que hacer un trabajo sobre los hombres lobo y me preguntaba si usted podría darnos algunas indicaciones con respecto a los cuidados que deben recibir aquellos que son atacados por uno. ¿Es verdad que es una enfermedad contagiosa?
Efectivamente, la licantropía es la enfermedad que transmiten, entre otras criaturas, los hombres lobo. Normalmente pueden contagiarlo a través de un simple mordisco o un arañazo. ¡Hay que tener mucho cuidado para evitar contacto con ellos! Pero hay un remedio que suele ser infalible.
Se llama la raíz de belladona. Si es ingerida antes de que pase una hora, los enfermos pueden librarse de la infección, no es cien por cien efectiva, pero sí es muy probable.
La belladona debe estar relativamente fresca, no debe haber sido cortada hace más de una semana. Afortunadamente en los jardines de este colegio, crece esta planta, por lo que es muy fácil adquirirla.
De todas formas, la belladona es una planta tóxica, que si no es administrada por un sanador o curandero, puede licuar los músculos de tu cuerpo, lo que te deja en un estado casi inerte y casi peor que la propia licatropía... bueno, dice como dudando, la verdad que creo que no hay nada peor que la licantropía...
La conclusión es que esta raíz es mejor no administrarla salvo caso absoluto de necesidad, y una vez administrado hay que observarlo detenidamente, por eso estos alumnos, Edward Malfoy de Slytherin y Víctor Fisher de Ravenclaw, deben permanecer todo lo que resta del año aquí, bajo mi supervisión.
Existen otros métodos más efectivos y más rápidos, pero esos no están bajo el alcance de casi ningún mago.
Apuntaos en vuestro equipo: Pomada antichichones (en la pestaña de equipo, que ya funciona) (Selena, tú no :) )
¡Junto a Colin, llegó Selena!
- Hola Selena. - Le dije esbozando una sonrisa mientras me ponía la pomada antichichones. - ¿Qué haces aquí?
La niña miró con cara de extrañada a Colin. -Estás seguro de que estás bien? He venido aquí contigo...
Quizá el chichón le había echo perder la memoria al joven Ravenclaw. No dudaba de las habilidades de la Sra Pomfrey, pero Selena estaba algo preocupada.
-Si tienes que estar un poco más, me quedo. Sino podríamos ir a comer ya. Que os parece? Se dirigió ahora también al resto.
Gwen miró a Selena de soslayo mientras se guardaba la pomada que le había dado la señora Pomfrey, no se había dado cuenta de que había entrado con ellos en la enfermería hasta que Colin la saludó. Ella no estaba herida, se preguntó porque demonios tuvo ella que venir, no se perdía una la niña...era insufrible, pero al menos ella tenía algo que la empollona de Ravenclaf no... una pomada antichichones... se conformó con eso.
-Muchas graias por todo Madame Pomfrey-le dijo educada a la enfermera-me piro, voy a comer...see you boys...-se depidió del resto de sus compañeros saliendo de la enfermería.
La información que les había dado la Sra. Pomfrey era muy interesante, pero Perry se quedaba con cierta sensación agridulce. Por un lado se llevaban pomada para chichones, habían descubierto quiénes eran los alumnos heridos por el hombre lobo y se llevaban una información muy concreta y útil sobre los tratamientos contra la licantropía. Con esa información harían una buena redacción para la clase de criaturas mágicas. Esperaba que eso les otorgara una buena puntuación para la casa. Sin embargo, había tenido la esperanza de que la ivestigación fuera más emocionante. Tener que escabullirse de la enfermería para poder ver tras una rendija qué cómo se transofrmaban los alumnos mordidos en bestias semihumanas. Ay, demasiada imaginación. Ya su padre, detective, le había dicho en varias ocasiones que la realidad no era como se mostraba en las películas.
Sin más se untó un poco de pomada en el chichón y saludó a Selena, que había venido a ver qué tal estaban.
- Hola Selena, bueno al parecer no es para tanto. Y tenemos pomada para los chichones que no nos vendrá mal pues Marcus, Collin y tú tendréis que practicar el hechizo.- Perry guiñó un ojo a la rubia de Ravenclav, pues se imaginaba que pondría objeciones para aprender ese hechizo. - Yo os ayudo si queréis. Pero ahora vamos a comer, ¡estoy hambiento!
Al comedor
- Creo que no, vayamos a comer. - Dije con una sonrisa.
-Vale, pues vamos. Dijo siguiendo al grupo hacia el comedor.
La enfermería en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería está dirigida por Madame Poppy Pomfrey. Los estudiantes (y, presumiblemente, el personal) que sufren accidentes y lesiones durante el año escolar son enviados o llevados a la enfermería para ser curados. La enfermería está bien equipada para hacer frente a todo tipo de lesiones mágicas o mundanas, desde fracturas hasta renovación de huesos. Sólo en casos más graves los pacientes son enviados al Hospital San Mungo de Enfermedades y Heridas Mágicas para tratamiento adicional.
¿Qué te ha pasado, jovencita? Dijo la enfermera con cara de seria preocupación al observar tu aspecto.
Daphne se habría perdido de no ser por uno de los fantasmas que la había puesto en el camino adecuado cuando la niña siguió andando pese a que las escaleras cambiaran de localización, mandándola directa a la torre de astronomía.
-Buenos días-saludó apocada. Como reaccionando a su voz, una mujer de aspecto dulce pero severo se apresuró a acercarse a ella.-Soy Daphne Relish-se presentó con educación- he tenido un tropiezo en el desayuno y me he golpeado la nariz contra la mesa-explicó sin tocarse la nariz por miedo- sangraba mucho y dolía.. aún duele pero no tanto. Oliver Blackwood me ha apuntado con su varita-se dejó guiar por la mujer- y ha hecho que dejara de sangrar.
Hizo una pausa mientras la mujer la examinaba, guardando silencio con docilidad.
No te preocupes, querida. Lo bueno que tiene Hogwarts y la magia es que cuando son golpes mundanos tenemos esto para arreglarlo. Dice mientras saca su varita y apunta a la nariz de Daphne sin llegar a tocar.
La mujer se concentró, hizo un movimiento suave, acompañándolo con un giro de su muñeca y dijo unas palabras:
¡Callmare Nariz! Y en tan solo unos segundos, Daphne Relish había recuperado el tono de su piel, la nariz había dejado de sangrar y ya no dolía nada en absoluto. ¡Estaba perfectamente!
No voy corriendo, pero si aligero el paso, esquivando estudiantes y dando alguna zancada que otra cuando estoy apunto de perder de vista a la chica de Hufflepuff. Finalmente, giro la esquina, viendola entrar en la enfermería, y con un largo suspiro, estiro las solapas del traje de chaqueta, y recobro la compostura, antes de avanazar por el tramo final de la enfermería.
Cuando me asomo por la puerta, descubro que la enfermera esta conjurando sobre Daphne, y como suponia, algo debía haber pasado. El instinto que solía caracterizar a los Johnson seguia conmigo.
Avanzo hacia la pareja, enfermera y estudiante, con el ceño ligeramente fruncido, preocupado por lo sucedido. ¿Daphne? ¿Estas bien? Pregunto, parandome junto a ella a un par de metros, dejando a la enfermera trabajar sin interrumpirla.
Te ví salir de clase corriendo, y me preocupo ¿Que ha pasado?
Daphne miró de soslayo al niño de Slytherin con sorpresa mientras la agradable señora Pomfrey le arreglaba la nariz del todo.
-Muchas gracia, señora Pomfrey-dijo frotándose la nariz antes de volverse hacia Cassius, que mantenía su habitual y nada infantil postura que le recordaba en cierto modo a la postura que mantenían los miembros de su familia. Demasiado recto y con cierta altivez que suavizaba su impecable educación.
-Me apoyé demasiado fuerte en Mircea y al retirarse me caí de cara contra la mesa a la hora del desayuno-explicó con naturalidad cuando la enfermera se marchó a atender a otros alumnos, acercándose a Cassius mirándose las manchas de sangre de la gorguera. Seguramente la niña estaba exagerando la historia puesto que era evidente que su complexión gritaba a los cuatro vientos que fuerte precisamente la niña no era. Aunque quizá Mircea fuera demasiado sensible o fuera un ataque deliberado a la niña.-Siento mucho haberte preocupado, Cassius-hizo una pausa clavando la mirada en él con sincera gratitud por su preocupación- y siento haberte desviado de lo que fueras a hacer. -esbozó una sonrisa apagada, aún afectada por lo que había ocurrido pero sin duda iba mejorando.
Espere, en silencio, sin querer molestar o intervenir, poniendo las manos a la espalda, esperando a que Daphne acabara con la señora Pomfrey Quizas me habia adelantado con las preguntas, antes de tiempo. La enfermeria era algo que me ponia los pelos de punta, y no era precisamente el lugar donde me apeteciera estar, pero la chica de Hufflepuff me tenia preocupado. Y no solo ella.
Cuando dice el nombre clave, frunzo el ceño, negando ligeramente con la cabeza. ¿Mircea? Carraspeo. Ese niño estaba loco. Supuse que Mircea lo habia hecho aposta. Era imprevisible, y no me gustaba un pelo. Ayer lo vi en la biblioteca, me choque con el, y tras disculparme, no me dijo nada, y me ataco con un flamatte. No se que pensar... Me encojo de hombros, y haciendo gala de gestos a chavales con muchos mas años, señalo la puerta, invitandole a acompañarme.
Me alegro que estes bien, no tienes nada que disculpar, Daphne, de verdad. No podria haber estado en otro sitio mejor que aqui ¿Como iba a dejar que fueras a la enfermeria sola? ¿Vamos al comedor? Pregunto, señalando el pasillo con un gesto de la cabeza. ¿Sarah esta bien? Hace un par de dias que no la veo...
Como cuando lleguen al comedor, se separarán, o bien acompaño a Daphne hasta la mesa de Hufflepuff y luego me voy, o sigo posteando aqui en concepto de que hablan por el pasillo, hasta que se separen ^_^
-Eres muy amable, Cassius-dijo la niña accediendo a su invitación para ir juntos al comedor, dejando atrás la enfermería, paseando con él por los pasillos. Daphne no entendía por qué les tenían tirria a los niños de Slytherin (aunque la niña siniestra era otro cantar) si en realidad eran muchachitos de lo más agradable. -¿Mircea te atacó?-se sorprendió sobrecogida sujetándole del brazo-¡¡Lo siento mucho!! ¿Te pasó algo?-se recogió un bucle dorado tras una oreja pensativa- Oh, Sara... está bien sí, debía estar cansada y por eso se acostó pronto. A veces cuando reza acaba exhausta así que lo mejor era dejarla descansar. ¿Quieres que la diga algo?-no pensaba en un mensaje amoroso, por supuesto, pero lo mismo quería decirle algo y, a sabiendas de que los Hufflepuff no todos aceptaban a los Slytherin, quizá prefería confiárselo a Daphne y que ésta se lo comunicara a su amiga.
Para nada, si sigues asi me pondré rojo Sonrio, cosa que no suelo hacer, no al menos de esa forma sincera y espontanea, y me encojo de hombros. Cuando la veo sobrecogerse, niego rapida y energicamente con la mano libre. No, no te disculpes por el, ni te preocupes. Me cegó durante unos segundos, me pilló de espaldas y nisiquiera lo vi acercarse. Pero no digas nada, que no quiero que tengais malos rollos por mi culpa ¿Si? Los hufflepuff me caian bien. Bueno, todos, menos Mircea claramente, por motivos obvios. Aun estaba intentando entender por que me habia atacado en la biblioteca, despues de disculparme.
Bueno, no, quiero decir... Carraspea, algo nervioso, no, no tenia un mensaje preparado, y ahora no sabe que decirle. Me lo pase muy bien el día del baile, y.... bueno, que si algun día queria ir a dar un paseo, o quiere repasar algun conjuro, que... me gustaria que me lo dijeras. Se estaba, sin darse cuenta, armandose un follon el solo mentalmente. Mejor no le digas nada... saludala de mi parte... Dice, con un suspiro final, mirando a otro lado, evitando el contacto visual con la chica de Hufflepuff.
Al llegar a la entrada del Gran Comedor, Daphne se detuvo y le dio un abrazo a Cassius poniéndose ligeramente de puntillas por la costumbre de estar siempre en desventaja en cuanto a estatura se refería.
-Nos vemos en otra clase, ¿sí? Muchísimas gracias, Cassius, le daré recuerdos a Sara para que sepa que también te preocupas por ella-dijo en voz baja antes de soltarle con las mejillas ligeramente arreboladas.-Que aproveche la comida-le deseó con una inclinación respetuosa de la cabeza, haciendo balancearse los tirabuzones que botaron a su espalda cuando la niña se alejó del muchacho.
Si contestas bien y cada mochuelo a su olivo xD
¡Nada que agradecer! Dice, de buen humor, inclinandose hacia adelante para compensar tambien esa altura de diferencia, y devolviendole el abrazo. Muchas gracias por todo Daphne. Deshace el brazo, retrocediendo un paso, alzando la mano.
Si despues de clase vais a dar una vuelta, avisadme. Le pide, y se despide de ella, dejandola marchar hasta la mesa de Hufflepuff. Si el Prefecto le dejara, le habria acompañado a sentarse con ellos.
Llevo las manos a la corbata, apretando el nudo, antes de mirar hacia su mesa. Como de costumbre, no habia nadie. Se encoge de hombros, resignado a, posiblemente, volver a comer solo. Y hacia la mesa se encamina sin mas espera.
Cada olivo a su mochuelo... ¡no, espera! ¡era al reves!
¡Al gran comedor!