Partida Rol por web

La pregunta de Daphne me pareció normal, pero la respuesta de Sara me dejó muy sorprendido.

- Los míos sí, Daphne. Como he dicho, también vinieron a Hogwarts, igual que mi hermano ahora - entonces miré a Sara. Se había girado un poco para mirar a la mesa de los profesores. Parecía nerviosa, y su respuesta seguía confundiéndome - Pues no lo sé, Sara. Los magos pueden tener padres mágicos o no mágicos, no sé a qué te refieres con esa pregunta.

Pese a que mostraba mi confusión traté de mantener un tono amable. No quería parecerle grosero.

Miró a Oliver y asintió de nuevo, jugando con uno de sus bucles dorados con cierto nerviosismo antes de contestar a Sara.

-Bueno... no sé... mi.. mi madre no es bruja... y bueno...-cogió aire enrojeciendo-mi padre no...-a ver como lo explicaba-no podía...-sí, eso sería suficiente explicación-a mis abuelos no les hace ninguna gracia...-miró a Sara y sonrió avergonzada-bien podrías ser hija de muggles y no pasaría nada..¿no? Mejor eso que tener un squib en la familia...o eso dicen mis abuelos. No tengo el listón muy alto en casa...

Pues mis padres sin son magos, son profesores de otro colegio de magia. Pero en mi casa siempre ha sido un tabú, nunca se hablaba de ello... hasta que descubrí unos libros y objetos mágicos en el desván de mi casa no supe nada... ahí comencé a investigar por mi cuenta y aprendí muchas cosas...

Mis padres si que son magos - dijo Filipp. Y todos mis antepasados - añadió. Mi padre trabaja en un adelegación comercial. Importan y exportan artículos mágicos a Rusia. Mi madre le ayuda a veces, cuando no, trabaja en casa - explicó.

De la copa de la Casa había oído algo, más que nada de leer sobre Hogwars antes de venir. Yo no soy muy bueno al quidditch, ya os aviso - dijo con cierta resignación. Eso, y que no me gusta. Pero se pueden ganar puntos de muchos otros modos - añadió.

-¿No te gusta el quidditch, Filipp? Yo nunca he jugado, pero volar se me da algo mejor que andar... al menos en el aire no encuentro piedras invisibles con las que tropezar...-admitió algo avergonzada, frotándose la nuca y alborotando algo los bucles al hacerlo.-¿tus padres no te regañaron cuando descubriste las cosas no muggles, Seth?

No me regañaron. Lo vieron como algo que tarde o temprano tendría que pasar... ya desde pequeño me sucedían cosas extrañas relacionadas con la magia... imagino que a vosotros os pasaría también. Están acostumbrados a tratar con jóvenes magos, sólo que no querían que supiera nada hasta que lo descubriera por mí mismo, ... tuve que enterarme de todo por libros, hasta que por fín conseguí que me hablaran de esto.

Pues la verdad es que no mucho. Prefiero pasar el rato leyendo o, si hace bueno, explorando o jugando con animales, como mi gato o los perros que hay por donde vivo - dijo. Al no tener hermanos, tampoco tuve con quien jugar, así que a lo mejor también es por eso el que no me llame mucho la atención...

Arqueó las cejas sorprendida y le dió un leve tirón de la manga con cierta inocencia infantil a Filipp.

-¿y si juegas con nosotros? A lo mejor le coges el gusto, ¿verdad?-miró al resto de compañeros de primer año esperando un mínimo apoyo, ella quería hacer amigos aunque no supiera como.

A mi me gustaría jugar, pero antes tengo que aprender a volar ... nunca lo he hecho. Y también aprenderme las reglas de juego, sé lo que es... pero no muy bien como se juega.

-¿De veras?, ¡Seth vuela conmigo, ya veras como te gusta! A lo mejor el quidditch no te llama, pero volar es genial, si si -asintió varias veces con la cabeza para dar mas peso a su afirmación

Asentí ante las palabras de Daphne.

- Claro, podemos jugar juntos. Yo conozco las normas, y mi hermano me ha enseñado alguna cosilla, pero todavía no sé volar del todo bien. 

Crucé los brazos sobre la mesa y me apoyé. Ladeé la cabeza mientras sonreía.

- Y si no, ¡podemos encontrar cualquier otro entretenimiento! Hoy en el tren me enseñaron un juego de cartas muggle muy divertido.

El quiddicht se parece un poco al fútbol de los muggles - dijo filipp. Excepto por la snitch, bueno y los golpeadores - añadió. Podría jugar con vosotros - le dijo a Daphne con una sonrisa. No quería parecer grosero ni nada. Querían que jugara con ellos. Además yo tampoco he volado nunca, pero eso seguro que es divertido - añadió.

Por cierto - dijo - ¿sabéis lo que son los duelos de magia? Me encantan las historias de duelos, y estoy deseando que nos enseñen algo. Yo ya me he empezado a leer el libro.

-¿cartas?¿¿naipes explosivos??-preguntó a oliver con curiosidad, entonces tocaron el tema de los duelos y arrugó la nariz-¿cómo es un duelo de magos?-curiseó-no he tocado el libro, ¿vosotros?-empezó a sentirse un poco culpable por no haberse dedicado a leer algo sobre las materias , sobre el colegio...menuda estaba hecha.

- No - reí - ¡para nada! Son cartas normales, cartas muggles. No se mueven, ni hablan. Nada de eso. 

Desvié entonces mi atención hacia Filipp.

- ¡Eso sería genial! - me mostré emocionado - Sé algo de duelos, pero aún no he probado nada en la práctica. Quizá nos dejarán practicar aquí en la escuela, ¿no? 

Miré al resto de compañeros.

- La verdad es que sólo me he mirado por encima algún libro - sólo los que más me interesaban - Ya nos enseñarán los profesores lo que tengamos que saber, ¿no? 

Mis padres me dijeron que en esta escuela sólo nos enseñarían ciertas cosas, no todas... estoy seguro de que hay que investigar por tu cuenta si quieres conocer más. En cuanto a los duelos... creo que será una forma de conseguir puntos para la casa... luchando contra los chicos de las otras casas - Seth alzó la mirada hacia las otras mesas para ver qué veía. Después continúo cenando picoteando un poco de todo lo que había en la mesa, siempre con su característico refinamiento y rectitud.

¿Peleas? pregunto algo alarmada cuando empiezan hablar de duelos. Yo no quiero pelear con nadie, eso no esta bien... digo nerviosa, no quiero que me obliguen a pelear, yo no había venido aquí para eso.

Son algo parecido a peleas, Sara - le dijo Filipp. Pero están reglamentadas, y sólo se puede usar magia. No son como una pelea de patio - le explicó. Aunque supongo que nadie estará obligado a hacerlo.

Mientras hablaban, Filipp había empezado a cenar. Había todo tipo de manjares, y la verdad, con los nervios no había tenido mucha hambre, pero ahora que empezaba a relajarse, se puso a cenar.

- Ser sangre limpia, hijo de muggles o squib carece de importancia.- terció el muchacho tras atender en silencio el rumbo que iba adquiriendo la conversación. Aún seguía decidido a aguardar a las palabras del director, pero los gruñidos de protesta que emitía su estómago le inducían poco a poco a caer en una desenfrenada carrera de degustación gastronómica.- La verdadera relevancia estriba en observar como se desarrollan desde su nacimiento.- aquellas eran palabras de su difunto padre, Vladislav Padurearu, y uno de los principales motivos por el cual la franquicia comercial familiar llegó a ganarse tantos enemigos. El fallecido patriarca consideraba inútiles los canones establecidos a favor de la pureza de sangre, pues ello no era capaz de garantizar el auge y el dominio sobre las otras empresas comerciales privadas que dominaban el paronama económico rumano. Mientras las aptitudes de sus socios colmasen sus expectativas y mostrasen ser óptimas para el desarrollo de sus planes comerciales, el origen importaba más bien poco.

- Yo estoy deseando empezar con Transformaciones - añadió para seguir el hilo de la plática mantenida entre sus compañeros.- Pero no he tenido tiempo de ojear ningún libro.- parecía avergonzado de sí mismo por admitir algo tan banal, algo que fue evidente cuando un cierto rubor tiñó sus pálidas mejillas.

Al oir que no era la única en no haber tocado un libro, abrazó a Mircea por un brazo  en un impulso que duró medio segundo, el suficiente para canturrear :

-no pasa nadaaaaaaaaaaa- entonces parpadeó, miró al niño, se ruborizó y le soltó algo brusca-es decir, no pasa nada, seguro que no somos los únicos...-carraspeó un poco, no estaba acostumbrada a tratar con niños y la emoción de tener amigos le traicionaba.

Tras el discurso del director la comida fue poco a poco desapareciendo pero dejando aún tiempo para aquellos que querían apurar los últimos alimentos. Las velas flotantes del techo se iban apagando dejando en el techo un mar de estrellas. La música finalizaba para ahora escuchar el ulular de las lechuzas y los sonidos de la noche.

Había llegado el momento para irse a descansar. Mañana sería un importante y nuevo día.