Partida Rol por web

Siguiendo los pasos de Daphne, Mircea se coló en la Sala Común antes de que la puerta se cerrase. Quieto en la puerta la vio acercar el sillón a la chimenea y arrebujarse en él.

Ahí se quedó, mirando el respaldo del sillón sin saber qué hacer. Su amiga estaba bien y eso era lo que importaba. Pero no sabía si debía acercarse. La chica había huido de él y seguro que lo volvería a hacer.

Aquel estornudo le causó un escalofrío que le recorrió la espalda. Realmente no sabía que hacer. Quizás lo mejor era dejarla sola...

Oliver llegó a la Sala Común poco después, tironeando aún del brazo de Ardeen, para hacerla ganar velocidad en su carrera. La puerta se abrió de golpe, y Oliver, que había calculado mal el espacio libre que habría en la sala, se chocó de bruces con Mircea, con el consiguiente impacto también de Ardeen contra ellos dos, casi llevándoselos por delante en su carrera.

-¡Esper.... Auch! -se quejó rascándose la cabeza, con un gesto cómico, mezcla de sorpresa y confusión.

El golpe fue tan imprevisto que pilló a Mircea a contrapié. Aunque él no se cayó, su sombrero sí que salió despedido de sus manos. Como si fuera a cámara lenta lo vio surcar el aire. Le dio tiempo a pensar de todo: menos mal que ahí no va mi trabajo de licántropos; ¡oh no!, la tinta...; mi libro de criaturas mágicas lleno de tinta; mi trabajo del ciempiés monstruoso estropeado; bueno, al menos no es el de licántropos; los guantes acabarán estropeados; ¡¡mi bufanda!!; las plumas se romperán; y bastantes más cosas que podría tardar demasiado en escribir y que aún así Mircea sería capaz de pensar en el corto tiempo que tardaría el sombrero en caer.

No se había dado cuenta del EXCELENTE trabajo de infiltración y espionaje de Mircea hasta que Oliver, feliz, curioso y rebosante de energía le atropelló chocando contra él y haciendo el consecuente ruido de "hala, tío, que tortazo más tonto".

Daph se removió en el butacón ese en el que se había parapetado y, envuelta cual larvita en su túnica se asomó por uno de los laterales, quedando la enmarañada cabecita de rizos recortada a contraluz mientras les observaba.
-^{_{Accio Sombrero-}}dijo con voz afectada mientras la varita asomaba bajo la túnica dirigida hacia el sombrero volador de Mircea, que flotó prácticamente hasta su regazo, sorbió otro poco y se frotó la nariz haciendo la túnica removerse.

¿Qué hacían ahí? Deberían estar en el Gran Comedor, si era sincera ella no les había visto al ponerse en el extremo de la mesa y eran demasiadas cabecitas bullendo por la mesa.

-¿Ya habéis cenado?-preguntó sentándose bien, plegando la túnica al hacerlo y tapando parte del sombrero de mircea, que más que un sombrero era una especie de portal a una dimensión paralela

-¡Oh no! - Oliver exclamó, cuando vio el sombrero de Mircea volar por los aires. Por su parte se había dado un buen coscorrón en la cabeza, pero tampoco era nada como para acabar en la enfermería. Estiró la mano en la que sujetaba el bollo en dirección al sombrero, pero Daphne fue mucho más hábil que él.

-¡Bien hecho! ¡Menos mal! -animó a Daphne, con alivio- ¡Lo siento, Mircea! No sabía que estarías justo detrás de la puerta... ¿Te he hecho daño? - el chico le pidió disculpas a su amigo en primer lugar, interesándose por su estado. Y, acto seguido, su mirada se centró en Daphne, para saber qué era lo que estaba sucediendo allí. Cuando la vio moquear, allí acurrucada, sus ojos se abrieron de par en par, en una mueca de sorpresa- ¡Daphne! ¿Estás bien? - le preguntó, preocupado. Y, a su pregunta sobre la cena asintió, mostrándole el bollo que no había soltado aún en todo este tiempo- Sí, más o menos... Pero... ¿Qué te pasa a ti? ¿Por qué te has ido asi?

El pobre Oli llevaba ya un buen rato preocupado por sus tres amigos por diferentes motivos. Y allí nadie parecia soltar prenda.

Pestañeó considerando seriamente en cómo explicar su desastre personal sin que pareciera  una niñería y sin tener que soltar la biblia muggle en verso sobre su familia.

-Ando un poco desanimada por los exámenes y las recuperaciones, no soy muy buena- y con "no soy muy buena" quería decir que era una auténtica negada  para las recuperaciones.- y ni siquiera he aprendido el Alohomora, el calamar casi me come y creo que me he resfriado por estar fuera.- Bueno, en realidad no se la había intentado comer... de hecho, a parte de ver algunos tentáculos asomarse fugazmente sobre la superficie ondeante del lago no había hecho más acercamiento que ese, pero Daphne se había asustado igualmente. Miró el sombrero de Mircea sobre su regazo y se lo tendió, estirándose sobre los brazos del sillón.

-¿Te has hecho daño, Mir?- preguntó con sincera preocupación. 

-¿Entonces... habéis cenado o no?-repitió la pregunta, porque le parecía bastante extraño que estuvieran ahí los tres, casualmente.... por no decir del pequeño descubrimiento de las tendencias espías de Mircea.

Como por arte de magia, su sombrero cambió de trayectoria. Mircea abrió mucho los ojos no entendiendo qué estaba pasando. Cuando finalmente éste acabó sobre el regazo de Daphne, el chico exhaló un suspiro. No se creía lo que acababa de ocurrir, y lo peor de todo era que su amiga se consideraba una mala hechicera. No conocía a mucha gente con esos reflejos...

Muchas gracias, Daph. De la que me has librado... No habría sido capaz de limpiar todo antes de irse de vuelta a casa para las vacaciones de navidad.

Aún así se mantuvo alejado del sillón, no quería espantarla.

No, no pasa nada, Oliver. Ha sido más el susto que otra cosa, no os esperaba tan rápido, dijo fijándose en que Oliver aún agarraba a Ardeen de la mano.

Volvió a mirar a Daphne, esperando ver qué contestaba. Realmente esperaba no ser él la causa de todo aquello.

¿Como que no eres muy buena? ¿Pero has visto lo que acabas de hacer? Llevas la magia en la sangre, insistió. Y el Alohomora no es ningún problema, mañana aún tenemos tiempo. Yo me quedaré en la Sala Común hasta los exámenes, te puedo ayudar. Descubrir que él en realidad no había tenido nada que ver en la espantada de la chica le había devuelto algo de vitalidad. No sabía qué contestar a lo del calamar.

Se acercó a recoger su sombrero y miró dentro de él. No era demasiado seguro llevar sus cosas así, pero no podía llevar mochila. Tendría que descubrir qué hechizos se podían usar para dotar de fondo a su sombrero y quizás también añadirle algún conjuro de protección.

No me he hecho daño, sonrió. Me hubiera dolido más echar a perder el libro que llevo en el sombrero.

Sí, ya hemos cenado, confirmó sin pensar demasiado en la manzana que había dejado a medio comer.

Oli abrió los ojos de par en par al escuchar a su amiga: ¿Que casi te come el calamar? ¿Pero que has estado haciendo? Y pensar que el había pasado toda la tarde, aburrido, en la biblioteca, mientras Daphne estaba haciendo algo tan emocinante... Si lo llega a saber.- Y no digas tonterías... ¡Eres una bruja magnífica! Todos estamos nerviosos con las recuperaciones y a veces se nos atascan algunas cosas, pero no pasa nada... Verás como te sale todo genial el día del examen.

Le sonrió, al acabar de animarla, esperando que sus palabras fueran suficientes para que no se sintiera tan triste. Entonces se percata de que Mircea los mira a Ardeen y a él, y se da cuenta, justo en ese instante, de que aún no ha soltado a Ardeen de la mano. Abre los ojos de par en par, como si lo acabaran de pillar infraganti, haciendo algo extraño, y la suelta, como el que no quiere la cosa, rascándose la nuca con una sonrisilla nerviosa.

-Si, bueno... he cogido este bollo para el camino... Y en el comedor comí algo, creo... - ni de lejos las cantidades ingentes de comida que suele pedir, pero vaya, una cena frugal, entre unas cosas y otras.- Pero eso es lo de menos... - se gira entonces hacia los tres, mirándolos alternativamente.

-Chicos, los tres estáis rarísimos y no me gusta veros así... ¿Qué os pasa?

Otra cosa no, pero Oli no tiene problemas de sinceridad, ni de claridad a la hora de hablar las cosas.

El profesor de vuestra casa se pasó por allí para actualizar el papel que os había colgado. Parecía que algunas cosas habían cambiado, e incluso parecía que había algunos errores que se preocupó de corregir:

Queridos y queridas miembros de la Casa de Helga Hufflepuff de primer año, este es el listado de alumnos que tienen que recuperar algún conjuro antes de finalizar el trimestre. Los exámenes se harán el lunes de la semana que viene, por lo que es necesario que se pongan a trabajar en ellos cuanto antes.

¡Debemos ganar la copa de la casa!

Recuperaciones de Adivinación:
- Ardeen (Leg Magiem y Dectattem)
- Oliver (Leg Magiem y Dectattem)

Recuperaciones de Artes Quiméricas:
- Ardeen (Sonitus)

Recuperaciones de Encantamientos:
- Ardeen (Accio)

Recuperaciones de DCAM:

Alumno	Alarmir	Flámatte	Protego
Ardeen	Asistir	Asistir	Asistir
Daphne	Asistir	-	-
Oliver	-	Asistir	-
Sara	Asistir	-	Asistir

Recuperaciones de Transformaciones:
 

Alumno	Alohomora	Reparo
Ardeen	Asistir	Asistir
Daphne	Asistir	-
Mircea	Asistir	Asistir

Recuperaciones sobre Duelo Mágico:

 

Alumno	Crystallus Fulminis	Eleccella Fulminis	Flamine Fulminis	Raiinniin Petrus	Disttendio
Ardeen	Asistir	-	Asistir	-	-
Daphne	-	-	Asistir	Asistir	Asistir
Mircea	Asistir	Asistir	-	-	-
Sara	Asistir	Asistir	-	Asistir	Asistir

 

Trabajo sobre el ciempiés:
- Ardeen
- Mircea

- Además todos tenéis que entregar el trabajo del Hombre Lobo.

Si ven algún tipo de equivocación en este listado, por favor, pásense por mi despacho en la mayor brevedad posible.

Atte. Pr. Krum

Volvió a mirar su sombrero. Las cosas sobresalían y la verdad que acababa siendo incómodo ir cargando con él a todos lados, además de lo que pesaba. Recordaba haber escuchado algo de conjuros de espacio cuando su padre tuvo una temporada que vendía armarios muggles para magos. A lo mejor entre sus cosas habría algo. Pero él no se veía capaz de rebuscar entre sus cosas. Quizás las gemelas... Sí, aprovecharía las navidades para pedirle ayuda a sus hermanas.

Sigo pensando que debería ir a hablar con el profesor Longbottom, confesó Mircea cuando Oliver les preguntó. Ahora esa era su única preocupación. Hasta ese momento Daphne había sido la causa de que hubiera estado toda la tarde decaído. A raíz de ese pensamiento había derivado un cúmulo de necias cavilaciones propias de un niño atormentado de 12 años. Pero muerto el perro, se acabó la rabia, al menos por ahora. Así que lo único que restaba era la certeza de no haber sido castigado por lo ocurrido en el bosque oscuro y el sentirse mal por ello.

Ardeen llegó a la sala común enganchada y arrastrada por Oliver, con la lengua fuera. Cuando se estamparon Ardeen ahogó una carcajada al ver la cara de Mircea.

Escuchó a Daphne y pensó en consolarla, pero se sintió muy rara haciéndolo, porque ella estaba mucho peor. Así que agachó la cabeza y estristeció su rostro durante un instante.

Luego escuchó a Oliver y recordó todo el botín que había cogido del comedor, así que lo sacó y lo colocó en la mesa para Sara o los que no hubieran comido. Colocó el queso, las manzanas y el pan en una bandeja que antes limpió con la ropa y volvió a mirar la lista.
¿Alguno podría echarme una mano con Adivinación o Sonitus de Artes quiméricas? ¿O alguna de la lista?

Oliver miró a Mircea, con los ojos abiertos de par en par, cuando volvió a hacer referencia al profesor Longbottom- ¡Pero que dices! ¿Tú estas loco o que? Mircea, por favor... Si ya se han olvidado de lo del bosque... ¿Para qué vas a hablar con él? ¿Qué más dará? Ya está, déjalo estar.. No hace falta que nos quiten más puntos por eso... Ya nos los quitaron al resto...

La verdad es que apelar a su sentido del compañerismo a lo mejor era un poco rastrero, pero a Oliver no le apetecía que castigaran a Mircea con carácter retroactivo. Sobre todo si, como pretendían, su intención era seguir indagando sobre el hombre lobo- Además... Déjalos que se olviden de eso... Si no no podremos averiguar nada más sobre lo-que-tu-ya-sabes...- esto último lo dijo en voz más baja, mirándolo con aire cómplice y una expresion de "estáte quieto, leches".

Se vio entonces interrumpido por Ardeen. Llevaba todo el día demasiado callada, y lo cierto es que le preocupaba lo que le pudiera pasar por la cabeza. Sin embargo, cuando vio que obvia su pregunta sobre qué le sucedia, supuso que quizás prefería hablar de eso en otro momento, o sin tanta gente... o a saber.

Asintió entonces, cuando habló de los conjuros, recordando algo- Yo también tengo que aprender algo de Adivinación... No fui a la clase del Dectattem... Lo demás lo tengo todo al día menos Leg Magiem y Flamátte. Podríamos intentar practicar algo antes de dormir...

Y miro al resto, esperando a que decidieran por dónde empezar. Y, de alguna forma, su varita ya estaba en su mano, como si hubiera saltado como un resorte.

Daphne se levantó y juntó algunos butacones para que sus compañeros las ocuparan.

-A mí me parece bien, podemos hacer algo de adivinación- dijo la niña balanceándose sobre los talones, aún algo reticente con el tema de la valía para la magia. Miró hacia la lista y leyó en voz alta-Leg Magiem-procuró pronunciarlo despacio, pues hasta el habilidoso Mircea había tenido problemas de pronunciación con ese hechizo.

Sacó de su mochilita el libro de adivinación y lo abrió sobre las piernas.

-Leg Magiem no necesita mover la varita, solo hay que apuntar hacia donde uno desee, el libro, y dices las palabras lo más claramente que se pueda.- repitió varias veces las palabras, dibujando las sílabas con los labios asegurándose de darle el tono de voz donde debía, después apuntó a su libro- Leg Magiem - sobre las páginas del libro  empezaron a dibujarse las letras que correspondían con la primera lección de Detección, dirección y averiguación.

-Os toca

Mircea se cruzó de brazos mientras escuchaba a Oliver. Entendía su punto de visto, realmente lo entendía, pero seguía sin convencerle. Se encogió de hombros, dando a entender que estaba de acuerdo por él, cuando en realidad podía significar cualquier cosa, como por ejemplo que por ahora olvidaría el tema.

Negó con la cabeza cuando escuchó lo del lo-que-tu-ya-sabes. Esperaba que las navidades le borraran aquella terrible idea de la cabeza.

Dejó que Daphne se ocupara de enseñarles el Leg Magiem. Mientras, él se sentó cruzado de piernas sobre el sillón y sacó el libro de Newton Artemis Fido Scamander de bestias fantásticas. Era el abuelo de Rolf, autor del libro que ellos tenían para clase.

Realmente había acertado con el libro. Allí estaba toda la información que necesitaría para hacer el trabajo que tenía pendiente por entregar. Sacó pergamino, pluma y tinta y se puso a escribir. Su sombrero en equilibrio precario sobre uno de los brazos del sillón.

El chico levantó la vista cuando vio que Daphne realizaba su hechizo. Sonrió. A su amiga se le daba la adivinación mejor que a él.

Daphne, ¿quieres que te ayude ahora con el Alohomora?, preguntó cuando terminó de escribir y secaba la punta de la pluma con el bajo de su túnica.

La vocecilla de Mircea la hizo enderezarse, hasta el momento ella había estado segura de que el niño estaba enfrascado en la lectura de un libro, completando la redacción pendiente.

-Oh, por favor, sí- se deslizó hasta que las puntas de  sus pies tocaron el suelo y, resbalando sobre éste hizo girar un poco su butacón, mirando espectante a Mircea.

Gracias Daphne-dijo Ardeen cuando ella accedió a explicarles el conjuro.

Estuvo prestando toda la atención que pudo, mientras repetía mentalmente las indicaciones.

Luego cogió el libro de adivinación y se preparó.- Leg Magiem- dijo pronunciándolo como Daphne y manteniendo la varita rígida. En el libro apareció el texto oculto de la lección.

-¡Vaya!-exclamó sorprendida. -Yo no sé Alohomora, así que no puedo ayudaros.- dijo cabizbaja. No la gustaba no poder devolver el favor a Daphne.

Así que se hizo a un lado y se puso a terminar el trabajo de los ciempiés monstruo, con la información que había buscado en la biblioteca.

Oliver observó a sus compañeros en silencio, con una sonrisilla en la cara. Si algo le gustaba de Hogwarts eran esos momentos que compartían todos juntos, más allá de las clases o los momentos en los que era obligatorio estar con el resto.

Dejó que Daphne hiciera su conjuro, pero no lo repitió. No, ya sabía como hacerlo, así que prefería pasar el tiempo ensayando el único conjuro que desconocía por completo:

-Yo necesito aprender Dectattem...Pero si queréis sí que os puedo enseñar cualquiera de los otros... . Sin embargo, al ver que Mircea se ofrecía a enseñar a las chicas cómo hacer Alohomora, prefirió hacerse a un lado, y esperar su turno. Fue entonces cuando vio que Ardeen había tenido éxito con el conjuro, y cuando su sonrisa se ensanchó en sus labios

-¡Genial, Ardeen! Eso es... ¡Vamos chicos, que nosotros podemos, ya veréis!

Estaba motívadisimo con las recuperaciones y, ahora mismo, se veía capaz de cualquier cosa. Sólo esperaba que, al día siguiente, la cosa siguiera pintando igual de bien.

Afirmando con la cabeza, Mircea metió la mano hasta el fondo del sombrero y desencajó algo de la punta, sacando así una pequeña cajita. La madera de un marrón oscuro con vetas negras provenía del bosque Hoia-Baciu, en Cluj-Napoca.

Sonrió a Ardeen cuando realizó su hechizo. Ahora te lo enseño, Oliver, se ofreció cuando escuchó lo del Dectattem. Sin Cassius por allí, aparentando ser profesor con una escasez de puntos tremenda que no le hacía demasiado fiable en la enseñanza, Mircea podía asegurarse de enseñar los hechizos en condiciones y así no perjudicar a sus amigos.

Volviendo a la cajita, tras girarla de forma algo aleatoria, la puso sobre su rodilla. Tenía un pequeño candado con tres agujeros y ninguna cerradura apreciable. Explicó a Daphne la pronunciación correcta del Alohomora. Sin eses, le resultaba tremendamente sencillo convocar el conjuro. Además, el movimiento era de los más simples, apuntar y conjurar. Alohomora relicario, susurró. Con un chasquido, el candado se abrió y la tapa de la caja se alzó.

Dentro se podía apreciar una pequeña colección de fotos. La que estaba arriba mostraba a dos niñas de cabellos largos castaños correteando por un bosque. Tras parar un rato a saludar a los que las estaban mirando, siguieron a lo suyo. Con una sonrisa difícilmente catalogable como alegre o triste, cerró la cajita de nuevo.

¿Ves que sencillo es?, motivó a su amiga. Sirve para abrir cosas cerradas. Apuntas y alohomora.

Después de volver a encajar la cajita al fondo de su sombrero, se giró hacia Oliver. Mientras seguía el progreso de Daphne, le explicó el hechizo que quería aprender.

Con el Dectattem puedes saber si algo está encantado o contiene magia. Como por ejemplo una varita o una escoba. Solo tienes que tocar el objeto con tu varita y decir Dectattem, explicó.

Veamos tu pronunciación. Era una suerte que aquello tampoco llevara eses. Dectattem.

Dectattem sombrero, dijo apuntando a su gorro de mago. Éste brilló un poco, porque aunque no estaba encantado, acababa de ser objetivo de un hechizo: el accio de Daphne.

Cuando estuvo seguro que Oliver podía seguir por su cuenta, Mircea volvió a mojar la pluma en su tarro de tinta y siguió escribiendo. De vez en cuando alzaba la cabeza para fijarse en los progresos de Daphne y Oliver.

Con su letra menuda y las palabras abigarradas, avanzó poco a poco. Cuando hubo sacado todo lo que pudo del libro de Newt Scamander, se lo ofreció a Ardeen. A lo mejor esto te ayuda.

-Felicidades, Ardeen- asintió la muchachita, aprobando el éxito de su querida amiga.

Daphne asintió hacia Mircea y repitió "Alohomora"  mientras él lo pronunciaba, intentando asegurarse de que lo hacía bien. Después apuntó a su tintero tras sacarlo de la mochila.
-Son preciosas- dijo refiriéndose a las niñas que se dedicaban a sus esparcimientos antes de desaparecer tras el cierre del relicario del niño, que lo devolvió a su sombrero.
- Alohomora tintero- dijo con voz suave y, la tapa de éste se desenroscó con un pequeño "pop" al separarse del cuello de vidrio del recipiente. Una sonrisa iluminó su rostro haciendo que varias de las pecas que adornaban su rostro se unieran - Muchísimas gracias, Mir- dijo con total confianza, sin reparar en que quizá a su amigo esa cercanía pudiera incomodarle.-venga Ardeen, mañana probamos con otro-cerró con cuidado su tintero, devolviéndolo a la mochilita.

Mircea miró a Daphne cuando comentó lo guapas que eran sus hermanas. Sí que lo son, ¿verdad? Tengo tantas cosas que contarlas..., murmuró.

Contestó a la amplia sonrisa de su amiga con otra algo más humilde a la vez que bajaba un poco la cabeza. ¿Ves como eres una gran bruja? De nada, Daphne

Por fin había terminado con el trabajo del ciempiés. Si mañana tenía algo de tiempo, usaría el mismo libro que había dejado a Ardeen para acabar de completar adecuadamente el del hombre lobo.

Guardando todo en su sombrero, esperó a que Oliver consiguiera sacar el Dectattem. Era tardísimo y el estaba muy cansado. Aún así, estaba dispuesto a madrugar si de esa forma podía ayudar a sus amigos.

Estaré aquí dos horas antes del desayuno por si queréis que repasemos algún hechizo antes de los exámenes. Hasta mañana, y con una ligera inclinación, se dirigió al dormitorio.

Iba pensando en su pequeña colección de fotos, olvidándose al instante de Hogwarts cuando traspasó el umbral.