Partida Rol por web

Hilos invisibles

Capítulo 1: Tú ya no eres sólo tú (Wamai)

Cargando editor
22/12/2016, 05:53
Wamai Saád ú

Es Milka, es. Asiento Eso es, aprenderemos — le digo a ella mientras prosigo caminando, en ocasiones arrastro los pies, pero me sobran fuerzas para trotar, uno no trabaja de sol a sol sentado. Por lo demás no olvido el plan de la frágil gacela en peligro por nuestras cabezas unidas, huir! y si está en más peligro, ayudaré a través de las magias, pero me veo aquí... montando un pequeño follón necesario por mi propósito. Entonces, oigo el palmazo de mi hermano, me rasco la nuca antes de responder a sus palabras — No Jimiyu, es cosa del sol. Volveremos con Nyah y entonces estará bien — seguro y aseguro. Gesticulo con un brazo, el otro lo llevo casi pegado al cuerpo — No hay fiebre, hay calor. Le contaré esto a Padre y luego pensamos hermano — pero ahora... uno quiere continuar el rastro. Señalo al frente con el mentón, y luego al otro lado del camino — Si vemos coche... bien separados, Jimiyu — sigo insistiendo — yo creo que es menos divertido disparar al bulto, y un agujero mejor que dos. Uno tiene guías espirituales — Jimiyu no. Remarco al aire que me rodea, con Milka y Wes, ojalá pudieses verlos con mis ojos.

Y sigo escuchando la historia de Milka al paso, trago la poca saliva que tengo cuando dice arrancar cerebro de nuevo, salvajes, no olvidé ese nombre, Geller, y tampoco el que pone antes Wes, por Milka, Budi...no va a por ella, fue a ella, me sorprende que alguien sufra por las presencias, pero... ¿por qué? ¿Qué buscan esos blancos? Eso sí, Wamai piensa en Marudio, por mí, por ellos, contrapeso positivo. Suerte. 

Pregunto a ambos susurrando hacia un lado... — Si te sacan cerebro, Milka, nosotros sentimos... ¿no? si sentimos ¿no nos vamos contigo? — Eso tiene que doler, miro para Wes. Mukuru, esto sigue siendo complicado.

Cargando editor
23/12/2016, 23:43
Montu búh "Jimiyu"

El chico sin camisa parece esperar un poco impaciente la respuesta de Wamai. Sus ojos están fijos en él, mostrando una preocupación a la que no parecen acostumbrados, y cambia el peso de pierna un par de veces mientras le escucha hablar.

La cabeza de Jimiyu asiente cuando Wamai dice que le contará aquello a su padre, y por un momento parece entender que acaban de dar la búsqueda por finalizada. O, más bien, parece que quiera creerlo. Sin embargo con el gesto de Wamai el chico mira hacia adelante, hacia el camino, y suspira. Luego sus pupilas se pierden a un lado, en el paisaje, como si estuviera decidiendo qué hacer. Parece fastidiado.

Al final y tras un par de segundos el chico se pasa una mano por la frente y hace un gesto a medio camino entre la aceptación y el no estar muy convencido. La mención de las presencias espirituales dibuja el rastro de una sonrisa en su rostro, pero no parece que acabe de creerlo del todo.

—Vamos, Wawaconsiente al fin—. Pero si no aguantas, avisas antes de caer y nos vamos—enuncia formando una pequeña sonrisa—. Jimiyu está fuerte, pero no tanto como para cargar contigo a casa. Si caes, te quedas como el feo —promete, aunque es evidente que está bromeando. Entonces deja su imaginación volar un poco más y al volver a hablar ya no parece que el tema sea qué pasa si Wamai se desmaya, sino cualquier otra fantasía.

—Jimiyu se queda entonces para cazar los buitres que se comen la carne, y tiene la cena —asegura—. Y caza tantos buitres que se hace rico, rico como para comer gallina todos los días y comprar un león —expone antes de concluir con una advertencia que, analizada, no tiene ningún sentido—. Así que cuidado, si quieres tocar mi león, no fuerces demasiado.

Y con esas palabras, como si ese aviso hubiera sido todo lo necesario, vuelve a andar en la dirección que ya llevabais. Al frente no se ve nada más que kilómetros del propio camino. Parece evidente que tendréis, al menos, media hora por delante.

Cargando editor
30/12/2016, 10:11
Milka Bendij

El susurro de Wamai suena como estruendo en mi preocupación y reverbera en mi alma. Estoy alterada, algo más de lo que ya estaba por la escena que dejo atrás. Asiento lentamente mientras espero a sentir el dolor de Budi, y a la vez, me consuelo con no sentirlo. Pero, en ese momento, mis recuerdos se encargan de destripar esa pequeña parte de paz, de errónea paz, al hacerme recordar que tampoco sentí su dolor con él, ni el labio, ni el pecho; y comprendo que no llegaré a sentirle, que su alma no ha sido tejida con la mía, solo sus ojos son de espejo y ello solo hará un océano de mi incertidumbre.

Eso temo — respondo a Wamai buscando sus pies para no poner sus ojos en aquel que cosquillea su alma como Abel pequeño y en medio de toda la angustia encuentro en sus palabras (aunque como su torso desnudo tampoco son destinadas a mi) una sonrisa que se enciende sola y me lleva con mis pequeños y mi primer marido al zoo—.

Sintáis o marchéis conmigo, no puedo permitir que pase. Dios no lo quiere así, es el demonio de Geller interfiriendo en su plan, Geller y la BPO —sueno a un discurso al que yo misma quiero creer y acostumbrarme, y es que solo Dios velando por mi puede justificar ese calor sobre mi piel, y la compañía de Morgan y Rena en el hospital. Dios está conmigo, hoy lo está—. Saldré —prometo venida arriba y aprieto un poco mi mano sobre el eco de la herida de wamai en mi estómago—. ¿Por qué te han herido? —subo los ojos a Wes— ¿Y a ti? ¿Y a Morgan Laurent?

Cargando editor
05/01/2017, 20:38
Wes Brooklyn

En este momento el cien por cien de mi atención se centra en la recién llegada Milka: tenemos en común a Morgan y la primera intriga que ella me anunció al vernos la primera vez, sobre ella y Budi Hort. A medida que ella me va explicando la sorpresa se va apoderando de mi. Ostia puta, lo había entendido del revés al parecer. Asiento ante sus palabras con gravedad siguiendo su explicación. - ¿Pero qué coño quieren de nosotros? - Pregunto indignado entrecerrando los ojos, y mi mente guarda un nombre: Geller. - Entonces el chungo es ese tal Geller, okey. - Le digo de un modo que suena como si estuviese asignando una bala a su cara.

Llega el momento en el que habla de Morgan. - No fue físicamente, ¿no? Fue tipo... - Señalo nuestra situación con un molinillo de mano. - Esto, ¿no? - Le pregunto de manera retórica, pues supongo su respuesta. - Te tienen encerrada porque te creen loca... ¿Es eso lo que me estás contando? - No doy mucho crédito a lo que oigo. Ella sí que lo tiene chungo... Morgan, el resto y yo tenemos que hacer lo posible por ayudarla, pero ya. - Aquí todos estamos heridos y cansados, es el estilo de vida rock and rolla que llevamos, aunque ya empieza a cansar. - Dedico a la rubia una sonrisa encantadora y medio cansada, que sin embargo guarda cierto optimismo.

- Mira... Cualquiera que esté en esta especie de círculo que nos estamos montando la gente de nosotros va a tener mi ayuda. - Nos señalo a los tres. - Tenemos que matar por los unos por los otros, si es necesario. - Mantengo un silencio de peso y miro al suelo pensativo. - Mi situación personal no me permite dejar el país, es totalmente imposible, pero de verdad... Si no iría con Morgan a sacarte de ahí y mantener tu coco a salvo. 

Cargando editor
07/01/2017, 15:22
Wamai Saád ú

Seguro sentimos. Eso teme. Con ello alzo una sola palma hacia el cielo, Amani, y con la otra aprieto mi vendaje improvisado. Sigo tratando de escuchar a ambas presencias espirituales mientras atiendo a Jimiyu. Terminará pensando que estoy mascando hierbas, pero veo que trata de adaptarse a mi nudo de malos disimulos. Equilibro la seriedad sangrante con una pequeña sonrisa, tan dolorida como furtiva — Wawa también te quiere, hermano — río nasalmente asegurándome de que el vendaje se sostiene, no quedaré a merced de los buitres - No hermano, no... de momento sopas y coles — Pateo una piedra — Uno es fuerte, y las gallinas caras, pero... — no puedo evitar sumarme al sinsentido pasajero — Wawa se compraría un águila para que le trajese cabras, luego haría trueques — así prolongaría su riqueza. Nos entendemos.

Ya escuchando al macho de las californias, otros nombres, tratando de aclarar, no puedo más que asentir, casi una y otra vez, atendiendo o entendiendo, debemos ayudarnos. Aunque... Geller es hembra, creo — Y Wamai, y Wamai — Wamai ayuda, Saad ú. Aunque veo difícil salir de mi comuna ¿cómo llegar hasta Milka, pero de verdad, como dice Wes? me rasco la nuca fuertemente, solo a través de deseos y suerte — Hay que acudir con uchawi — magia, Wamai tampoco puede.

Aprieto los labios por un momento. Creo que Milka siente mi dolor, y le debo una explicación a Wes tras esta pataleta — Bueno... — miro de reojo a mi hermano, luego a ambas presencias — Me disparan por cruzarme en su camino, nada más. Nyah es libre, pero tiene un macho por tradición, y la trata mal. No sé si ese, o otro — se me hincha la vena con el pistolero del bigotillo — Creo que por relacionarse conmigo estos días la van a tratar... más mal — hoy — Se la llevan lejos — eso dijo Subira hace un buen rato — Le dije a Nyah que contara con Wamai, ahora intento que Wamai cuente — cuento, también miro para Jimiyu. Espero que ese coche no logre alejarse mucho.

 

Cargando editor
07/01/2017, 18:02
Milka Bendij

Wes elige una de las preguntas de mi cabeza para ponerle el abrigo de su voz y ese malsonante toque personal antes de liberarla al frío del mundo aun bajo el fuerte sol del sendero al ungüento, Magadi, Kenya y aunque es anunciada por él la recuerdo como mía como recuerdo una respuesta que mueve mis labios para salir en búsqueda de la pregunta de Wes. Mi voz sale laminada, débil como mi comprensión de esas palabras — Quieren lo que somos —presento la matrioska de preguntas—, resulte como resulte para nosotros.

Guardo silencio antes los ojos tristes de Budi que mi cabeza decide encender en mis recuerdos para luego llevarme a su celda y llenarme de preocupación y culpa; siento el impulso de volver a buscar la mano de Wamai, ese mismo impulso que no me regresó con Aharon y que me regaló esta pequeña y deliciosa libertad de sol y polvo; pero esta vez mi mano no se aleja del dolor de mi abdomen y aun así me parece unida a la de Wamai que sigue siendo niño con su hermano. Debieron tener una buena madre, deben tener un buen padre.

Geller es desagradable, autoritaria sin derecho y auténtica víbora. Es mano del diablo pero el modo en que Wes parece poner su nombre en una lista negra dilata mis pupilas y mi alarma excava un pozo de compasión que esta a punto de hacerme retractarme de mis propias palabras y añadirla a mis oraciones.

Los chungos no son solo ella —advierto recordando mi último grito al espejo en forma de tres letras escritas en vaho, la sonrisa del lechoso y el crujir de nudillos y cada recuerdo oprime más mi alma en paralelo a mis brazos estrujando mi propio cuerpo—.

Pierdo parte de las palabras de Wes sorda al presente pero aun así mi cabeza asiente como si ella supiera a qué está respondiendo hasta que señala el porqué de mi encierro y me apresuro a negar. Es Aharon quien a perdido la razón, sé que en algún punto de él lo sabe, sé que solo necesita que Blumer se lo diga como sé que después no podrá cargar con su culpa y temo que opte por aligerarla justificándose con más empeño y "mi seguridad" se vuelva una pesadilla y excusa por toda mala acción. Ambos sabemos que en cuanto salga correré lejos.

Mi futuro se desvanece al recibir la sonrisa del chico de Morgan que siento como una caricia en el pelo y en el alma. Es curioso lo cerca que está aquello lejano.

Sonrío torpe y descansada de vuelta y esta vez mis ojos se atreven a tantear a Wamai dejando fuera la mediadesnudez de su hermano para llevarle la paz de ser un circulo de ayuda, una lejana familia, una colcha de almas tejida por Dios.

Escuchar a Wes hablar de matar me altera, de algún modo le creo tan capaz de ello como a Dallas de prender el hospital, esa capacidad que es un poso de hojas de té. Que no puedes creer ni descartar. Pero no digo nada, en vez de ello escucho a Wamai hablar de su herida, no solo la que le ha hecho la bala, sino la que raspó su alma hace tiempo.

Wamai cuenta y contará —aseguró—. Si crees que puedo ayudar, pide.

Cargando editor
10/01/2017, 23:14
Montu búh "Jimiyu"

El chico parece tomarse a broma la declaración de amor de su hermano, y de alguna forma eso sirve para que se sienta más confiado. Un instante más tarde, ya caminando, ríe brevemente cuando Wamai dice lo del águila y las cabras.

Por un instante Jimiyu parece a punto de hablar, pero antes de que lo haga Wamai responde tanto a Wes como a Milka. El chico mientras tanto es evidente que intenta escuchar aún cuando Wamai habla más bajo, y aunque al principio parecía pensar que las palabras iban hacia él no tarda en darse cuenta de que no.

—Eh... —empieza en cuanto ve la oportunidad. Es evidente que no sabe muy bien qué decir, pero que no se siente cómodo con su hermano hablando así. Debe considerar que es mejor interrumpirlo—. Mi león se comerá tus cabras —asegura—. Pero será tan listo que no comerá el águila. El águila traerá más cabras para el león, y no harás trueques. Pero Jimiyu el rico te dará de comer —asintió como si aquello fuese la resolución final de todo—. Te dará comida a cambio de bolsas de virutas.

Cargando editor
10/01/2017, 23:23
Narrador

Los pasos bajo el insistente y pesado sol de Kenia os van llevando a través de ese paraje que para Wamai es tan habitual pero que sin embargo dista por completo de lo que Milka y Wes han vivido antes. Hay algo en el aire que lo hace diferente, y no es sólo la sensación de estar en ese lugar sin estarlo del todo. Es un aroma particular, totalmente distinto a las cosas que ambos están acostumbrados a oler. Y a través del olfato de ambos Wamai puede sentir su extrañeza en su propia nariz, haciéndola suya.

Tardáis cinco minutos en llegar a la primera bifurcación, y sólo los ojos atentos descubren en la tierra un poco más adelante indicios para saber por dónde continuar. El camino se hace largo, eterno, pero la dirección debe ser la adecuada.

Aquel cruce de caminos es el primero de varios, la mayoría aún más descuidados que aquel por el que transitáis. Pronto se hace evidente que el vehículo se dirige a la propia Nairobi, aunque antes de llegar aún deberá atravesar un par de grupos de casas.

Ha pasado media hora cuando a lo lejos veis algo diferente. Es el propio todo-terreno al que Wes, Wamai y Jimiyu seguían cuando Milka se unió a ellos. Está en medio del camino con las puertas aún abiertas, aparentemente abandonado. Alrededor sólo hay vegetación. A la derecha se elevan un montón de árboles en lo que podría parecer un bosque tan frondoso como para perderse tras solo diez pasos. Al otro lado, en cambio, todo está mucho más cuidado. La hierba crece alta, pero ningún árbol la corona, y está segmentada por largas líneas rectas, como si dividieran algún tipo de zonas de cultivo.

Cargando editor
13/01/2017, 08:00
Wamai Saád ú

Pero... ¿Qué somos? pienso y pienso con la vista puesta en el cielo, luego asiento a la disposición de la hembra en peligro – Pido - Shukrani, Milka, y asiento. Mi camino se ameniza con Jimiyu, como cada día, pero mi confianza se eleva con ambas presencias a mi lado. Vuelvo la mirada mi hermano — No está mal — sencillo — Uno es un excelente hacedor de virutas — y más de pequeños elefantes. Je. No añado pues me quedo satisfecho con su visión, aunque... tengo cara de que sí pienso algo a mayores: Aguila también sería lista, cebaría al león con nuevos planes de control.

El camino se estira, uno está acostumbrado a llevar los labios secos y las piernas cargadas, pero sigue sintiendo la extrañeza de las presencias en su propio terreno. Guío a mis hermanos por los polvorientos caminos de mi sabana africana — Por aquí — indico ante el primer cruce — Por allá — señalo al tomar el siguiente. Cuanto más avanzo, más me digo... “van hacia la gran ciudad”Se fueron por este camino — señalo más adelante, voy gran parte en busca de marcas de gasolina, vista al suelo.

Y por fin... tras infinitos pasos, veo el coche — mbuzis! Ahí está — susurro alto, clavo la mirada sin pestañeo alguno y agacho medio cuerpo. Mis latidos se aceleran de nuevo — Espera hermano, separate, Wamai ojea — en un primer instante pienso en correr hacia el vehículo, pero ver dos puertas abiertas me hacen pensar bien: coche de chelines, no pueden estar muy lejos. ¿Y ahora? Miro a un lado, a otro, y me giro hacia Wes y Milka. Pido — ¿Puntos de vista invisibles? — invisibles ellos, indice y corazón llevan mi mirada, inicialmente, hasta el coche. Quiero que sean mis ojos. 

Cargando editor
13/01/2017, 20:51
Wes Brooklyn

Wamai explica la situación de Nyah, y esta me parece tan, pero tan lejana a nuestra cultura... Propia de películas y cosas así sobre Europa o este tipo de países aún con tradiciones casi tribales. Niego con claro desdén. - Eso no está bien. - Afirmo sin dudarlo. - Y más aún en este caso. - Cada uno es libre de elegir su vida. Pero eso no lo digo en alto, por no ser hipócrita conmigo mismo. No sé como siquiera puedo pensarlo. Asiento cuando Wamai dice que ella cuenta con él, como si le estuviese diciendo que, además de él, estamos todos nosotros.

El camino sigue, completamente distinto a cualquier cosa que haya visto nunca en los EEUU, aunque podría, quizás, recordar a esas carretera que recorremos con las motos en parajes desérticos. No... Es distinto. Tanto el aire como la vegetación. Se siente distinto. Asimilo el entorno y luego me vuelvo a Milka. - Pues no lo van a tener. - Respondo con seguridad y un poco de chulería a eso de que quieren lo que somos. - Da igual que sea solo ella. Cualquiera que nos quiera hacer algo no lo va a hacer. - Dejo implícito en este mensaje esa amenazada de llegar a hacer lo que sea necesario para salvarnos. Lo creo firmemente.

Seguimos ese camino por las huellas del todoterreno y al fin parecemos encontrarlo. Bingo! Exclamo en mis adentros. En seguida me acerco, espiritualmente, al coche. Está abandonado, seguramente por quedarse sin sopa- Tenemos que buscar huellas. Un rastro... Algo. Tiene que haber una pista. - Con toda la prisa del mundo me pongo a investigar la zona que rodea el coche, buscando síntomas de que dos personas, probablemente una forzada, hayan tomado una dirección.

Cargando editor
13/01/2017, 21:10
Narrador
Cargando pj

Tus ojos no son como los de cualquier otra persona, ni hablar. No en vano te has entrenado en la academia federal y te has ganado a pulso tu puesto en el FBI. Llevas toda la vida en alerta y más en los últimos dos años así que en cuanto echas un vistazo hay algunas cosas que te saltan a la vista.

Lo primero es el charco que sigue formándose bajo el vehículo, que te indica que el coche lleva ya un rato allí abandonado. Por lo menos quince minutos. La temperatura del capó si lo tocaras, confirmaría este hecho.

Te fijas entonces en algunas pisadas revueltas junto a las dos puertas abiertas. La chica y el hombre.

Pero después hay algo más que atrae tu atención y tu mirada: huellas recientes en el camino. Y por la anchura de las ruedas y la profundidad de su dibujo no se trata de un coche sino de un camión, furgoneta o autobús. Algo grande, en definitiva.

No te cuesta imaginar la escena que ha tenido lugar: el tipo golpeando enfadado el asiento cuando el motor empezase a traquetear hasta ahogarse y después obligando a la chica a salir del coche a punta de pistola. Una furgoneta o similar acercándose por el camino y él se pone en el medio hasta que se detiene. Con una pistola se consigue cualquier cosa, sobre todo si tienes ese brillo en la mirada de estar dispuesto a todo, como él. No ves más pisadas en el camino, así que probablemente se llevaron al conductor con el vehículo. Un rehén más, llegado el caso.

Sea como sea, si han conseguido abordar otro vehículo... Ya deben estar bien lejos.

- Tiradas (1)
Cargando editor
13/01/2017, 22:52
Montu búh "Jimiyu"

Los pasos de Jimiyu se detienen en cuanto le llega la voz de Wamai. Sigue su dedo hasta vislumbrar el coche y luego mira a su hermano, esperando instrucciones. Aunque cuando llegan no parecen gustarle demasiado a juzgar por la forma en que cambia el peso de una pierna a la otra y se rasca la nuca.

Durante un instante parece valorar hasta qué punto es conveniente hacer caso a Wamai y apartarse y finalmente termina por dar un pequeño paso hacia las hierbas altas.

—Wamai ojea pero Jimiyu no se aleja mucho de él —asegura, afirmando también con la cabeza—. Ten cuidado, Wawa.

Cargando editor
15/01/2017, 16:44
Milka Bendij

No me preocupo de vigilar el camino, lo recorro con la comodidad de recordarlo aunque lo siento tan extraño como sé que es. Extraño y maravillosamente abierto.

Caminar es fácil, sin embargo no lo es tanto ignorar las dos heridas que ha sentido mi cuerpo sin sufrirlas. Intento hacerme creer que el hecho de compartir el dolor lo hace más llevadero para Wamai y deseo que el miedo de Annabelle tampoco fuera solitario.

Me detengo con Wamai al ver el coche que ahora sé buscado y siento el cosquilleo en mis plantas de querer correr pero no me despego del suelo con una precaución que no es mía.

No lo tendrán —afirmo con Wes y encuentro en su chulería una veta de Adam que me hace sonreír y entristecer, a la vez que el recuerdo de la preocupación por mi madre desfallecida en el asiento trasero del coche aprieta contra mi pecho y sobre la herida de bala de mi abdomen—. No lo tendrán —me repito para aferrarme con uñas y dientes al presente—.

Tal vez aquella pequeña parte de Adam en la actitud de Wes explica porqué Dios ha querido unirnos, tal vez, empieza a perdonarnos por nuestras bodas sordas.

Giro la cabeza hacia wamai cuando pregunta, entiendo perfectamente qué pide, qué espera y asiento dejando libres a mis pies para correr hasta el coche.

¿A quién buscamos? —pregunto a Wes poniendo la cabeza y mirada dentro del coche.

Cargando editor
16/01/2017, 19:09
Wes Brooklyn

No me resulta tan difícil como creía en un principio rastrear los alrededores del coche y las posibles pistas. Avanzo alrededor del coche, tocando la puerta y agachándome frente al charco de gasolina. Luego avanzo hacia lo que parecen ser, y son, unas pisadas revueltas de dos personas distintas. Sin duda la peor conclusión a la que llego es esa que encuentro en forma de huellas de otro vehículo.

- Wamai. - Lo llamo con seguridad cuando he hecho mis conclusiones. - El coche lleva aquí por lo menos un cuarto de hora. - Recorro la escena mientras primero le señalo el charco y recreo con mi paso lo que supongo fue la escena. - Él la obligó a bajar del coche, y ella se resistió... - Señalo las huellas alborotadas. - Con la pistola obligó a un vehículo grande a parar. Seguramente lo secuestró con el conductor... - Ahora me sitúo encima de las marcas de las ruedas del otro vehículo y por el dibujo trato de adivinar la dirección, mirando a ese horizonte. - Se han ido por aquí. - Mantengo un silencio intranquilo. - Joder... Deben de estar lejos... Necesitamos un vehículo o estamos perdidos.

Cargando editor
17/01/2017, 04:35
Wamai Saád ú

Asiento a mi hermano, seguramente sabedor de lo que quiero, que se vea fuera de escena mientras Wawa juega a lo inevitable por estos lares. Tras media buena vida puede suceder, es como cuando no juegas con fuego, pero vives a su lado. Kenia. A Jimiyu no le toca, ahora no, no importa lo confuso que se sienta por mí. Las magias me ayudan, pero... tampoco tiento a mi propia suerte. Vamos Marudio — No muy lejos hermano — vuelvo a asentir. Shh. 

“Mama duniani Meza wewe katika uwepo wake Crib ndogo” mis bendiciones, mi swahili, cuando veo que Milka y Wes entienden como ayudarme. Mukuru, que la madre tierra bendiga mi suerte, ahora ellos. Wamai camina medio gacho hacia las hierbas cortas, seguramente haya campos. Tras mal-reconocida la zona, por mis nervios en forma de latido y que la mitad de los campos/caminos son todos iguales, llego a la conclusión de que el macho sin bolas siguió hacia la izquierda arrastrando a la hembra en busca de alguna granja que le otorgase gasolina. Seguro volverán por este vehículo de no pocos chelines, pienso y repienso. Desde aquí observo de nuevo a las presencias, y con ello vuelvo la vista a mi hermano una vez más — Wamai observa desde aquí, fíjate — ojos a distancia.

Y no solo mis ojos... pues también mi mente. Cuando Wes me llama levanto la cabeza cual suricato sondeando el peligro. Mi agotado cuerpo se pone de acuerdo con mi mente para, todavía... no acercarse al vehículo, pero escucho. Primero niego levemente señalando hacia los campos, pero no tardo en dejar caer el brazo... y seguir escuchando, espera ¿espera qué, Wamai? Wes puede tener razón, me sostengo la herida mientras miro en todas las direcciones, entre confuso, y queriendo estarlo más.

Aunque el macho de las californias vuelve a proporcionar dirección, niego al horizonte. Ya erguido doy unos pasos hasta quedarme entre medio y medio del seco camino, y vuelvo a negar — Y sí...? — ...los campos? — ¿O... — ...el bosque? ¿y si los arboles? Necesitábamos el viejo cuatro latas, pero antes... no ahora, sin rastro. Resoplo. Me quedo frustrado por unos momentos, pero no pasa nada, hay más soles que coles Jomo.

Respiro hondo...

Cargando editor
18/01/2017, 00:29
Montu búh "Jimiyu"

El chico sin camiseta permanece en todo momento al lado de Wamai. Le observa atento, en ocasiones disimulando más y en otras disimulando menos, y cuando Wamai se yergue como un suricato el otro hace lo mismo, imitando su imitación. Sólo que al no saber adónde dirigir sus ojos acaba mirando a su hermano, confuso. En el momento en que este empieza aquellas dos preguntas sin terminar ninguna Jimiyu niega a la primera y se encoge de hombros con la segunda, como si pretendiera contestarlas sin saber exactamente ni qué decían. Y acto seguido mira a un lado y a otro antes de hablar.

—Yo creo —comienza, hablando como si aquello que va a decir fuera fruto de un elaborado pensamiento— que Subira tiene que saber qué ha pasado y tiene que saber pronto —asegura. Entonces mira a Wamai con una expresión que intenta dar seguridad, pero más bien pide permiso—. Tiene que saber —insiste.

—A lo mejor tendríamos que volver y decirle —propone como si se le hubiera ocurrido en ese momento—. No es por no seguir persiguiendo balas, es por Subira.

Cargando editor
20/01/2017, 13:26
Milka Bendij

No insisto al no obtener respuesta de Wes, sé lo que eso significa. Sé que no necesito saberlo para ayudar, como sé que es mejor que no incordie.

Le observo moverse alrededor del coche y me aparto del vehículo sin haber llegado a ver nada de su interior para dejarle espacio. Verle moverse como un sabueso, tirado por cada pequeña cosa a la siguiente hasta formar una deducción que encabeza con el nombre de Wamai me hace recordar aquel libro que mi padre nunca me dejó leer y aun así podría recitar palabra a palabra mientras una fuerte sensación de claustrofobia es iluminada por la pequeña luz de una linterna pegada a mi frente.

Le escucho asombrada por él y horrorizada por su relato, por lo que haya podido ocurrir con ese ella. Busco a Wamai para tomar también su horror, no quiero que tenga más padecimiento y al vele acercarse, me retiro un poco más del vehículo para volver con él.

Separo entonces mi mano de mi herida fantasma y me apoyo añadiendo el menor peso posible a la mano que sujeta la suya — Wamai cuenta y nosotros contamos —acompaño su honda respiración—. Pero antes que otra bala es mejor buscar ayuda —le animo a ponerse a salvo amparada en las palabras del hombre desvestido.

Cargando editor
20/01/2017, 19:37
Wamai Saád ú

Me pesan un poco los hombros, tal vez quiera quedarme, sentarme, y simplemente esperar para saciar mi mala curiosidad con el cercano futuro de este coche, pero no. Lo veo a unos metros, y a pesar de sentir unas profundas ganas de pinchar sus adineradas ruedas, mínimo... tampoco solucionaría nada. Me voy enfriando poco a poco al sol, me quedo totalmente en blanco mientras escucho a mi hermano reaccionar a mis reacciones. Y lleva razón, potencio tal sensación con el fino tacto que traen los pasos de la frágil hembra en peligro, a quien respondo asintiendo repetidamente — Contaremos — Wawa no puede hacer más sin más, pero con más sí. ¿Ya lo sabía antes? un poco... pero no quería saberlo, quería intentarlo. Lo ánimos cuentan. Todo cuenta.

Miro a mis espaldas, mismo camino de vuelta. 

Jimiyu — Sí... — respondo casi enlazando la única palabra que le devuelvo a Milka, y aunque sueno a NO para mi hermano, me repito más afirmativo — Sí, sí... — Subira — Vamos hermano, Jimiyu sabe. Regresemos, Wamai debe contar y quitarse esta cosa del cuerpo — y en frío dicen que es peor, mejor no parar.

Wes. Con una pequeña brazada le indico al macho de las californias que salgamos de estos caminos — Ahora debo ayudarme a mí mismo para servir a los demás — y para recolectar, y para recolectar. Quiero, primero... ir hacia casa para ver si Padre está en ella.

— HebuVamos.

Cargando editor
22/01/2017, 02:27
Montu búh "Jimiyu"

El alivio es claro en el rostro del chico sin camisa en cuanto Wamai responde positivamente, también acompañado de un poco de sorpresa, como si no creyese que sus palabras fueran a servir para convencerlo, pero hubieran servido.

—Hebu —repite, con una sonrisa que deja ver sus blancos dientes—. Quitemos esa bala de la tripa del águila. ¿Wawa puede caminar solo? ¿Necesita ayuda? —pregunta entonces, haciendo un gesto con las manos y dando un pequeño paso hacia él, sin llegar a avanzar demasiado pero dispuesto tanto a sujetarlo si sí, como a caminar a su lado como antes si no.

Antes de echar a andar su sonrisa se amplía y mira un instante más a Wamai con los ojos brillantes.

—¿Wawa empezará a hacer caso a Jimiyu en todo? —pregunta—. Nunca he tenido sirviente, pero si tienes ganas puedo probar. Podría mandar barrer la entrada de casa hasta que no tenga polvo, como los ricos. Subira estaría impresionada.

Cargando editor
22/01/2017, 22:41
Wes Brooklyn

Después de mi intervención con lo que deduje del cambio de vehículo del secuestrador me quedo pensativo unos instantes, valorando las distintas posibilidades que tenemos y que, sobre todo, tiene Wamai realmente. Físicamente no estamos ninguno de los dos con él, por lo que no tiene ocho manos en su grupo, sino solo las suyas y las de su hermano. 

- Wama, eso es lo mejor... - Digo sin darme por vencido, pero sí sabiendo que necesitamos estar más a tope para que de verdad pueda ayudar a su amada. - Tienes que ponerte bien, o al menos tratar esa herida. Estaría bien que contases con más gente... Si se la llevó a su territorio y con lo suyos estamos en clara desventaja. - Empiezo a andar siguiéndolos a él y a su hermano.

- Si empuñas un arma yo haré que el disparo sea preciso, pero seguirás siendo solo tú... Por eso digo que necesitamos más gente. - Echo de menos el concepto de mi banda en este momento. Si a uno le pasase esto estaríamos todos montados en las motos, un arma por cabeza y a darles una ración de infierno a los secuestradores. - También necesitamos un coche. ¿Puedes conseguir un arma y un coche?