Partida Rol por web

La Compañía Negra 2: La Puerta de Galdan.

Chon Delor: Palacio de la Discordia.

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08/01/2016, 15:59
Campaña.
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Campaña andaba a paso lento, deteniéndose en todo lo que le rodeaba. Cada piedra, cada sonido y cada aroma le recordaba a ella, su majestuosa diosa de ébano. Cualquiera que lo viera podría pensar que había abusado de alguna sustancia estupefaciente, quizás algún calmante que le hubiera dado Matagatos para las heridas, pero no, nada de eso, el amor era mucho más fuerte que las drogas.

Su etéreo caminar le llevó hasta el Sargento Gulg, el que fuera una vez su maestro y que tantas cosas le había enseñado. Aunque Campaña no fuera del todo consciente de ello, el Sargento Gulg era una de esas personas que habían depositado su confianza en él. Es cierto que inicialmente pensaba que Campaña no era más que un botarate que probablemente moriría por su propia estupidez, pero con el tiempo y gracias a su entrenamiento es hoy un poderoso Soldado (o volverá a serlo en cuanto se celebre la nueva ceremonia de Juramento). De modo que, invadido por un repentino sentimiento de nostalgia y camaradería se acercó a presentarle sus respetos.

- Saludos, Sargento Gulg - dijo Campaña con voz atronadora, mientras hacia el saludo marcial.- Saludos, Cabo Rompehuesos - dijo después, desviando la mirada hacia la Cabo.

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08/01/2016, 16:08
Compañía: Sargento de Instrucción Gulg.
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- "Saludos Campaña. Han llegado a nuestros oídos historias de tus hazañas. Te has convertido en un miembro respetable de la Compañía." - Dice el Sargento. - "Tu tío estará orgulloso de ti. Todos nos preocupamos al oír lo ocurrido. ¿Cómo está?" -

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08/01/2016, 16:11
Compañía: Cabo Rompehuesos.
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La cabo observa un momento a Campaña y corresponde a su saludo con un asentimiento. - "Saludos Campaña." -

Mira un breve instante al Sargento Gulg. - "Si me disculpan, Sargento." - Para después centrarse en Tarado.

- "Sígueme. Vamos a ver de qué pasta estás hecho." - Dice alejando sus pasos y guiando a Tarado hasta el lugar de descanso de los nuevos reclutas.

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08/01/2016, 16:36
Campaña.
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Campaña miró un instante a la Cabo Rompehuesos mientras se marchaba para después centrar su atención en el Sargento Gulg.

- Sí, Campaña mató a muchos Fantasmas. Campaña y Peregrino lucharon en el Llano de Galdan contra esa mujer que llaman Segadora... Bueno, así es como la llamaban, porque ahora está muerta, Campaña la mató, aunque ella mató a Peregrino - Campaña hablaba atropelladamente, presa de la euforia que le provocaba pensar en su amada mercenaria.- Campaña y Peregrino mataron... - comenzó a contar con los dedos, pero al poco se dio cuenta de que no tenía suficientes.- Errrr... Uhh... Bueno, Campaña y Peregrino mataron más enemigos de los que Campaña puede contar con los dedos... Sí, eso - sonrió, orgulloso de su hazaña y de que alguien como el Sargento Gulg hubiera oído hablar de ello.- El Tito Barril está bien ahora, el primo Matagatos le hizo una operación muy muy difícil, cortando por aquí y cosiendo por allá, ya sabe, Sargento... El Tito Barril fue herido en la batalla pero Campaña lo encontró y aún respiraba... La gente dice que Campaña le salvó la vida, pero Campaña sólo hizo lo que debía hacer.

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09/01/2016, 18:51
Cho'n Delor: El Sello del Dolor.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

- Transcurren varios días en el Palacio de la Discordia.

- Portaestandarte y Rompelomos regresan y se reúnen con Analista en su habitación. De allí llegan gritos y una enorme discusión, y se escucha rotura de muebles. Muchos temen que se haya producido una pelea. Portaestandarte y Rompelomos salen dando un portazo, y la Sargento Vientos acude al poco corriendo para ver si Analista está bien. Así es, pero le dice que le deje solo. Durante estos días Portaestandarte y Analista no vuelven a hablarse y hay una situación muy tensa en el Palacio.

- El Palacio es un hervidero de rumores. Se dice que Portaestandarte y Analista tienen visiones contrapuestas sobre el futuro de la Compañía.

Portaestandarte aboga por la acción directa y decisiva, conseguir que el Triplete sienta auténtico terror hacia la Compañía. Vencerlos por el miedo. Piensa que ha llegado la hora de nombrar a un nuevo Capitán y son muchos los que desean que sea él, pues es sin dudarlo el guerrero más poderoso de toda la Compañía Negra (aunque también uno de los más dementes e inestables). Portaestandarte es muy temido y respetado.

Analista es conservador, tradicionalista y prudente en extremo. Nunca quiere arriesgar y es capaz de hacer sacrificios con tal de evitar una trampa del enemigo. Analista es muy bueno con la logística, los suministros y los números, pero no es bueno para liderar ni para hacerse respetar como debiera hacerlo un auténtico líder.

- Comienzan a formarse bandos contrapuestos en el seno de la Compañía.

Los magos permanecen curiosamente neutrales, aunque su tibia actitud da a entender que apoyan básicamente a Analista.

La excepción es Caratótem, que no está de acuerdo con que la Compañía siga siendo liderada por Oscuros, parece que aboga porque el nuevo Capitán sea Garzung, Muerte del Cansado, o algún otro K'Hlata de los que tienen fama de ser buenos guerreros. Lo cierto es que pocos le prestan excesiva atención.

Reservas y parte de los Exploradores parecen decantarse por Analista, lo mismo que la Infantería.

Portaestandarte parece tener el apoyo incondicional de Caballería y Arqueros.

Hostigadores y Campamenteros no se han posicionado todavía.

- Finalmente, tanto Analista como Portaestandarte convocan una Asamblea de todos los Hermanos Juramentados, pues se han de tomar decisiones que afectan al futuro de toda la Compañía. El lugar será el Jardín Norte y la hora al Ocaso.

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09/01/2016, 19:04
"Todos sus días están contados". - Soldados de la Compañía.
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- Estos días en el Palacio de la Discordia cada uno se ha dedicado a diversas actividades.

- Unos han estado entrenando. No existe entrenamiento más duro que el que imparten el Sargento Gulg y la Cabo Rompehuesos. Tarado se ha unido al Pelotón de Instrucción para entrenar y está cubierto de tremendas heridas. Parece que por experiencia está por encima de los nuevos Aspirantes en cuanto a capacidad de combate, aunque éstos suplen sus deficiencias con ferocidad y un malsano gusto por el dolor y el sufrimiento, ya sea propio o ajeno.

Cuando la lucha es uno contra uno, Tarado lleva las de ganar. Pero cuando le atacan a la vez dos o más doloritas, las tornas se le ponen realmente feas, por lo que comienza a acumular magulladuras, arañazos y moretones a un ritmo alarmante.

- Otros se dedican a estudiar, meditar, o aprender idiomas.

- Otros se pasan el día descansando o siendo atendidos por su heridas.

- Otros montan guardia. El peso de las guardias parece recaer por un lado sobre Reservas y Campamenteros, fachada principal Sur y vestíbulo. Y de otro lado sobre los Hostigadores, jardín norte y muralla Norte. Alguno se cuestiona la necesidad de estas guardias en pleno corazón del territorio aliado, la capital de vuestros patronos. Otros ni se lo plantean, las guardias forman parte cotidiana de la disciplina militar de la Compañía Negra, del ritual habitual que hace que la Compañía funcione como un todo cohesionado.

- Muchos tienen tiempo sobrado para hablar.

- Varios de los Reclutas que van a Jurar, todavía no tienen un Hermano de Capa, lo cual es una verdadera desgracia para ellos.

- Piojillo ha hablado con Mecadio, de la Caballería, quien ha aceptado ser su Hermano de Capa.

- Aunque el Hermano de Capa de Campaña es y siempre será su tío el Cabo Barril, Ponzoña ha aceptado sustituirle en la Ceremonia que se celebrará el próximo día 1.

- Hay noticias del Chambelán de las Cuchillas: El día 1 por la mañana se realizará un tremendo desfile triunfal por las calles de toda la ciudad. La Compañía Negra desfilará precedida de la Guardia de la Ciudad y seguida por los Comunes de Cho'n Delor bajo el mando del General Sar Krogan.

Tras el desfile, se celebrará la Ceremonia del Juramento durante el resto de la mañana en el Bastión del Dolor.

Le seguirá un fastuoso banquete, con sacrificios de prisioneros y criminales por desangramiento para bendecir nuevamente así a la Compañía Negra en nombre del Señor del Dolor, que lamentablemente no podrá asistir, pues se encuentra en el Templo del Dolor preparando nuevas armas de guerra para la lucha contra el Reino Pastel.

Tras el banquete, todos los Hermanos Juramentados podrán solicitarle una dádiva al Chambelán de las Cuchillas. Las peticiones se harán por orden de Pelotones y tendrán que ser proporcionadas a la Reputación del peticionario. Las dádivas que sobrepasen groseramente los méritos del peticionario serán ignoradas.

Tras esto habrá un baile, un nuevo banquete y una orgía en honor a los vencedores de los infames Fantasmas Irredentos. Las esclavas y esclavos que no satisfagan adecuadamente a los Soldados de la Compañía Negra serán ahorcados.

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10/01/2016, 11:47
[RIP] Perdida.
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Los días pasan dentro del palacio de la Discordia... durante estos días algunas veces me ocupo de hacer guardia y en otros momentos en llevar siempre lustrosos mis ornamentos y limpiar mis armas. Veo cómo se entrenan los nuevos aspirantes, es algo demasiado inhumano, que no solo se contentan con un combate individual sino también con que varios contrincantes golpeen a uno. Todo ello me hace ver el salvajismo de los nuevos, y como se esfuerzan en ascender sin tener en cuenta su propia salud e imagen. Pero algo me hace cambiar me veo ahora sana y fuerte, y viendo todo aquello recuerdo mi periodo de instrucción y las palabras de Keropis. Que ahora no me suenan tan burdas y empiezo a buscarlo... Una vez que lo encuentro hablo con él a solas, y le pido nuevamente que sea mi hermano de capa, disculpándome sobre mi primera actitud cuando nos conocimos.

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10/01/2016, 17:21
Rastrojo.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.
AÑO: 201 DE KATHOVAR.
MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).
DÍA: 29. POR LA MAÑANA.

El techo de la celda al frente, cuadrado, marcial. Rastrojo tumbado ante él. Mientras otros entrenan y mejoran, o entrenan, se hieren estúpidamente sin lograr resultados, aquel mestizo ocupa su tiempo en sanar. Es consciente de lo importante que es para la Compañía que uno de sus chamanes no oficiales esté sano. Es el arma secreta de mucha gente, la gran baza, la jugada de la Dama Fortuna en este juego de los puñales que es la vida.

Hay un segundo motivo igual de importante...

Hace cuatro días, Sabandija le hizo una pregunta. Todo un batallón de cuestiones, en realidad. Postrado en la cama, aún recuerda aquella conversación en su cabeza, o una distorsión aproximada de lo que realmente pasó.

¿Aquí, hermoso paradigma de proporciones apolíneas? ¿Y que pasó, sabio entre los sabios, cuyo conocimiento es más extenso que el mundo mismo? ¿Viste algo, si es que acaso soy digno de tutear a un dios en la tierra como tú?

La respuesta en aquel entonces fue una sonrisa enigmática. Necesitaría tiempo para encontrar las palabras con lo ocurrido para que las futuras generaciones conociesen una versión legendaria y fabulosa digna de lo que aquel momento de epifanía supuso para Rastrojo.

¿Es verdad que nos darán un regalo, su Obsequiosa Dadivosidad?

Un lacónico "por supuesto" fue suficiente. ¿Acaso no lo merecen? ¿Sobretodo el chamán de los Hostigadores? En cualquier caso, de entre todas, fue la última de las preguntas lanzadas la que le golpeó la mejilla y lo devolvió, si tal cosa es posible, a la realidad.

¿Incluso a los tullidos?

Aún hoy reflexiona sobre el tema, buscando una respuesta que no pudo dar en su momento. La dádiva es un Don del que la da, no del que la recibe. Rastrojo puede quedarse sin regalo en cuanto al Señor del Dolor se le dé por no considerarle digno del regalo. Es por eso por lo que está así, encamado, buscando el reposo desesperadamente. Solo un Rastrojo perfectamente sano, sin vendajes ni heridas, tiene asegurado el regalo. Y Rastrojo quiere ese regalo... oh, vaya si lo quiere. Un arco que le permita dejar el ostracismo y las injusticias y pasar a un próspero Pelotón de Arqueros.

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10/01/2016, 23:10
Lombriz.
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AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

La vida era buena para con Lombriz aquellos días.

Ni loco se hubiera presentado voluntario para entrenar con aquellos fanáticos dementes como Tarado, aunque de buena gana se hubiera puesto a ver cómo le curtían el lomo, y era lo bastante listo (o dejado) como para no hacer más que saludar con formalidad a sus superiores cuando le miraran, especialmente si sus superiores habían sido el Teniente (¡ahora teniente!) Rompelomos y el Sargento Gulg. Recordaba aquellos tiempos, donde se ganó el mérito de ser persona de gran aguante y persistente. También de ser como un lagarto al sol, pero eh. ¡Detalles!

Mientras que otros se dedicaban a entrenar, o practicar idiomas, o todas esas cosas tan necesarias, él se comportaba como un auténtico veterano, a saber: explotando su reputación heroica y su propia habilidad todo lo posible para hacerse con muy buenos materiales, y más que muy buenos ratos, entre la agradecida población. De vez en cuando compartía algo de lo gorroneado generosamente cedido con sus compañeros, ora licor casero, ora algún plato, ora esta y estotra hierba fumable; era bueno ser Lombriz aquellos días, y también a ratos ser amigo de Lombriz. O Campamentero.

Por supuesto, hacía guardias. Él nunca se escabullía: con su capacidad para no estar ahí del todo y poder pasar horas haciendo la misma cosa, estaba maravillosamente dotado para la tarea. No se cuestionaba la funcionalidad de hacerlo, y los mandos no solían estar encima de ellos, ni les daba todo el sol de la mañana, ni se les pegaba el polvo a los pies, y siempre había agua a mano. Aquellos días eran el paraíso en Cho´n Delor.

Terminó su ronda y se apoyó en la pared, sentándose. Habló con el que estaba más cerca.

-Ah. No es mal día. No. ¿No crees? ¿Todo bien?

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11/01/2016, 17:28
Analista Lengua Negra.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

Lengua Negra estaba junto a su montura, cepillándola. Un acto mecánico que le permitía aislarse de todo cuanto lo rodeaba. Eran demasiados los rumores, la tensión, el aire viciado que hablaba de una fisura en el seno de la Compañía que sería difícil de sanar y que bien podría acabar con ella, desmembrándola en dos facciones. La Compañía Negra que debería ser un bloque monolítico se deshacía paulatinamente como un castillo de arena, grano a grano, lenta pero inexorablemente.

Había hecho cuanto había estado en su mano al entrevistarse con Analista, pero sus consejos, bien recibidos e incluso se atreverería a decir que valorados, no habían visto la luz. Analista, pecando de prudencia, se escondía en su caparazón y se enrocaba en una postura que solo llevaba a otros a escudarse en la suya. No había progreso alguno. Al contrario. Todo iba a peor en un momento crítico, el previo a una batalla que debería ser decisiva. Si no solucionaban convenientemente los asuntos domésticos, y hacían de la dualidad actualmente existente un uno bien avenido, el divorcio estaba servido. Se matarían entre ellos anticipando una derrota que no debería de ser.

En los días previos a la fiesta que estaba por venir, había organizado los puestos de guardia en la zona que les correspondía, había establecido entre los campamenteros sesiones de entrenamiento que permitieran calentar sus músculos y recuperar las fuerzas perdidas fruto de pasadas lesiones, permitiéndoles el resto del tiempo dedicarse a tareas que les fueran de agrado, aunque a la vista de los golpe que Tarado había recibido, dudaba de si tal hecho había sido una buena idea.

Y ahora, en las vísperas de lo que hasta allí los había conducido, terminó de cepillar a Beltza. Había tomado una decisión y dicha decisión pasaba por hablar con Matagatos. Se lavó y vistió y fue a su encuentro.

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11/01/2016, 17:47
Cabo Ponzoña.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

Ponzoña jadeó. Todo su cuerpo brillaba por el sudor de su fiero entrenamiento en solitario. Dejó a un lado su maza de espinas, oscura por la reseca sangre que la impregnaba, sangre de sus enemigos y suya propia, y tomando un cubo de agua, lo vació sobre su cabeza. Sonreía, algo que hacía tiempo no se veía en su rostro.

Alejado del campamento principal y sin tantas funciones que desempeñar, había volcado toda la tensión acumulada en hacer trabajar cada uno de sus músculos, aletargados por la convalecencia y unas funciones que excedían a lo que le correspondía. Carreras, flexiones, cadencias de golpes habían despertado cada fibra, devolviéndola a su tono, recuperando la memoria muscular de todo su ser. Hora tras hora, en una disciplina metódica, se había ejercitado y por fin sentía que el esfuerzo rendía frutos.

El escaso tiempo libre, al margen del entrenamiento y su cargo, lo destinaba a Khadesa y no era extraño verlos al final de la jornada, paseando alejados del resto, buscando su propia intimidad.

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11/01/2016, 19:38
Sabandija.
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AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

Pasaban los días en el Palacio de la Discordia y poco a poco Sabandija se iba encontrando más cómodo, el miedo que tenía diluyéndose como una gota de sangre caída a orillas de un río. Rastrojo le había asegurado que les darían un regalo pero, ante su pregunta acerca de los tullidos, el chamán se quedó callado. Eso había dejado algo inquieto al campamentero que, reflexionando, llegó a la conclusión de que sería mejor que le vieran de nuevo en movimiento.

Comenzó dando cortos paseos para ir desperezando las piernas. Sorprendentemente se encontró mejor de lo que esperaba. Su mal estaba muy localizado en el brazo por lo que  si se lo proponía podría ejercitar el resto del cuerpo. Pero si había algo que necesitaba el presumido K´Hlata era acicalarse. Se tomó toda una mañana para desenredarse el apelmazado pelo y lavarlo con mimo, tratando de que no le vieran hacerlo pues acabaría siendo la mofa de la Compañía.

- ¡Qué bien sienta!- Exclamó cuando acabó el arduo trabajo. Tener algo con lo que entretenerse era de agradecer. Llevaba tanto tumbado o sentado en la tienda de lo heridos que se sentía como si hubiera envejecido 50 años. Tras colocar todos sus abalorios tribales en su largo y limpio cabello cogió sus cosas y se decidió por dar un paseo un poco más largo. Evitó volver a encontrarse con Rastrojo en esos días, quien se pasaba el día descansando como si la vida le fuera en ello, pues el chamán era tan sagaz que seguro que notaba el cambio en su aspecto y no quería que lo avergonzara. Estirar las piernas y acelerar el latido de su corazón era su objetivo. Si poco a poco se iba poniendo en forma quizá considerasen darle su tan ansiado arco. Fue mientras se imaginaba aquello que la familiar voz de Lombriz llamó su atención.

- ¿Eh?...ah, perdona,...sí, muy buen día.- El explorador arrugó la nariz olfateando el aire. ¿Era aquello...? Olía parecido al humo de aquella hierba que Rastrojo les ofreció en el carro de los heridos y que había resultado ser todo un descubrimiento para el joven de la tribu de los Tres Castores.- Estaba dando una vuelta para estirar los músculos. Tanto tiempo parado me tiene atrofiado. ¿Son duras las guardias aquí?- Como uno de los heridos, Sabandija se libraba de cualquier tipo de tarea ardua.- Oye, no tendrás algo de esa hierba que se fuma, ¿no?

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11/01/2016, 22:15
[RIP] Pipo.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

Pipo, durante los intensos entrenamientos de Tarado, había estado vigilando... hasta que dejó de hacerlo. Un día apareció con un paño húmedo en la nuca y sin muchas ganas de sus habituales tonterías. Duró poco. Apenas unas cuantas horas de lanquidez. Cuando se le pasó la conmoción volvió a la explanada donde sudaban los reclutas, pero entonces ya no prestó tanta atención a cómo batían a Tarado como a una estera, sino que se entretuvo él mismo destrozando, con su particular manera de entrenar, todos los monigotes de entrenamiento a los que tuvo acceso.

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13/01/2016, 12:16
Pelagatos.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

Los días pasaban y yo me sentía inútil. Estaba cada vez más malhumorado pues me impacientaba que mis heridas tomasen tanto tiempo para curar. No podía hacer nada y tampoco había demasiada gente con la que quisiese hablar (o que ellos quisiesen hablar conmigo, pero eso nunca lo diría en voz alta). Tanto tiempo pasaba a solas que empecé a pensar que de algún modo traía mal fario a quién me acercaba: Mentiroso murió poco después de que empezásemos algo parecido a una amistad; la negrita R'Gaa murió cuándo empezábamos a tolerarnos usando a Orgullo como punto de encuentro; Codorniz, mi pupila, murió luchando a mi lado con aquella ridícula daga cómo única arma, y finalmente, Sicofante. Y de algún modo yo seguía sobreviviendo a pesar de tambalearme constantemente mientras caminaba por el borde de la muerte. Los únicos que parecían inmunes eran aquellos que se habían criado conmigo: mis primos y el idiota de Rastrojo.

Empecé a pensarlo, sí, pero no llegué a creérmelo, pues debía verlo del modo opuesto: la Diosa Oscura había visto algo en mí y quería algo a cambio. Me necesitaba vivo y por eso me ayudaba a escapar una y otra vez del abrazo de la muerte. Eso tenía muchísimo más sentido. El mal fario era algo en lo que creían los K'Hlatas.

También había tenido mucho tiempo para pensar en la dádiva del señor Dolor. Me había planteado durante mucho tiempo qué era una petición adecuada, pues no quería ofenderle. Sabía que habría gente que no pediría nada, pero eso me parecía una oportunidad desaprovechada. Pero pedir demasiado era peligroso. Sólo se me ocurría discutir con otros qué pretendían pedir para valorar si mi petición era alta o baja, pero necesitaba alguien a quién creyese a la misma altura. No creía que el Señor Dolor ofreciese lo mismo a un Cabo que a alguien cómo Rastrojo. Pero era difícil encontrar a alguien. Al final decidí ir en busca de Guepardo, con quién había podido hablar en el carro de los heridos y había una especie de… tregua, entre ambos. Guepardo esperaba que yo mostrase si había cambiado, así que iniciar una conversación ya era algo.

Con cuidado, como siempre, me levanté y fui en busca del antiguo Jaguar. No era difícil encontrarle, ni a él, ni a Campaña ni a mí mismo. Los tullidos.

Guepardo. - Saludé con una leve inclinación de la cabeza. Intenté ser lo más cordial que podía. - ¿Cómo van tus heridas?

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13/01/2016, 18:24
Guepardo.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

Guepardo estaba de mejor humor del habitual. Había practicado nuevas técnicas de combate durante los días que llevaba en la ciudad, probando poder optimizar su capacidad de combate, muy deficiente a su ver hasta la fecha.

Descansaba en su camastro, junto a otros heridos, a pesar de que su herida abdominal parecía darle pocos problemas y la gran cicatriz rosada que la surcaba parecía bien cerrada. Eran las agujetas y tensiones de sus músculos, inactivos durante meses, lo que le dolían. Inmerso en cavilaciones sobre como mejorar su entrenamiento advirtió una sombra oscura dirigirse y detenerse ante él. Prestó atención a la nébula y esta se dispersó, mostrando a Pelagatos tras ella. El oscuro parecía preocuparse por su estado de salud.

El jaguar lo miró casi perplejo. No esperaba una muestra de interés hacia él por su parte, pero el hecho de hacerlo le complació. Con cierto dolor articular se incorporó torpemente.

- Saludos, Pelagatos. Mis heridas van todo lo bien que podrían ir, gracias - muestra su torso bien cicatrizado - Espero que tus males sanen tan bien como lo míos. Son mis músculos inactivos durante meses los que ahora más me castigan - aclara - ¿Cuando veremos al oscuro Pelagatos repuesto?

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13/01/2016, 21:21
Mago Serpiente.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

El  Palacio de la Discordia volvía a ser una vez más la residencia del pelotón de Hostigadores. Allí, en aquel patio que rebosaba vida entre las idas y venidas de seguidores y soldados Matagatos me había marcado revelando en el proceso la transfiguración de mi cuerpo. Pero desde mi llegada bien poco me había detenido en el recuerdo para mi regocijo o sufrimiento. Había pasado mis días prácticamente encerrado en mi celda. Mis salidas se habían limitado a las estrictamente necesarias para abastecerme del agua y la comida para poder continuar en condiciones la tarea  que en esos momentos consumía todo mi tiempo. Una tarea que casi había terminado.

Salí de mi habitación sonriendo. ¡Triunfante! Las fanfarrias que cualquier otro hubiera esperado para acompañar su éxito habían sido sustituidas por la incertidumbre y tensión que se había apoderado del campamento debido a los últimos acontecimiento. Unos acontecimiento ante los que no era ajeno, después de todo estar ocupado no era lo mismo que estar aislado y lo ocurrido era el entremés con el que muchos abrían apetito antes de recibir la escudilla con su alimento.

Detrás de mí, tras la puerta cerrada, quedaba todo el trabajo y el esfuerzo, cimientos sobre los que se construirían el futuro que ante mí se presentaba. Un futuro para el que necesitaba la participación de una de esas mujeres que decían saber más que nadie sobre él, y quién mejor para ello que la última de ellas.

- Hacía mucho que no hablábamos, Quinta- sonreí tras encontrar a Khadesa.- Esas conversaciones que son la base de una profesión cuya existencia se sustenta en pretender decirlo todo sin contar realmente nada. Dime, ¿que la gente llene con imaginación los espacios que deja un discurso huero resulta lo suficientemente lucrativo como para abandonar un talento por miedo a un futuro incierto? No me respondas ahora, piensa tu respuesta, y mientras acude en busca de tu hermano y de Lengua Negra. Por allí andan- le indiqué señalando hacía donde los había visto reunidos hablando.- A este último dile que el momento es propicio y acudid a mi celda.

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13/01/2016, 23:25
Keropis, el Guardián de los Muertos.
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De regreso a Cho'n Delor. Keropis había cruzado las grandes puertas de la ciudad embutido en su armadura completa, silencioso y estoico como una víbora enroscada bajo una piedra. El gentío abarrotaba las calles de la ciudad, engalanadas por la vuelta triunfal de la Compañía Negra. Los vítores y la aclamación de los ciudadanos resbalaron sobre el metal que recubría al ermitaño sin dejar mácula alguna, como si la alegría que le rodeaba no despertara más interés en el Guardián de los Muertos que el quejido del viento recorriendo la planicie.

El Palacio de la Discordia esperaba al grueso de la Duodécima henchido de actividad: numerosos aspirantes chondelorianos se entrenaban aquí y allá, mientras miembros de los distintos pelotones de la Compañía salían a recibir a sus hermanos. Keropis cruzó entre la aglomeración, saludando con la cabeza a los pocos que se dignaban a posar su mirada en la acorazada efigie del eremita, en dirección a las escaleras del vestíbulo. Cada peldaño le separaba más del bullicio de la planta baja. No se detuvo al llegar a la primera planta, ocupada por algunos de los soldados del Pelotón de Arqueros, sino que continuó su ascensión hasta alcanzar la cima de la barbacana, donde quedó solo, contemplando la majestuosidad de la gran ciudad de Cho'n Delor.

Una sola palabra brotó de sus labios, como un susurro empañado por la melancolía:

— Kemshacha...

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14/01/2016, 01:11
Lombriz.
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AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

Lombriz no pensaba como otros en el problema de las dádivas. Después de todo era K´Hlata, y consideraba que si habían garantizado un regalo, no darlo escudándose en esas cosas era debilidad; más propio del contador de dátiles que seguro que adjudicaba los presentes que de un señor. No iba a lloriquear y decir "miedo, miedo" porque no le lloviesen los enseres: eso era lo que alguien como Ansia de Dominio querría.

¿Son duras las guardias aquí?

Se encogió de hombros al final de toda la parrafada de Sabandija, no de esa frase, quedando extraño.

-Guardias son guardias, pero no calor, no polvo, buenos muros. Se está peor -dijo, llevándose la mano al zurrón de soldado- A ver... no. Pero hay pastel de banana y mazuca. Héroes, te digo. Buena cosa -sonrió levemente- Hierba, quizá más difícil. Sólo quizá. Antes, aquí, Lombriz tiene -aseveró, echando mano al pastel- Puedes tener un pedazo. Lombriz ya ha guardado para los otros.

Cloqueó un poco.

-Hierba de la que se fuma. Nadie la llama así. ¿Probando nuevo, Sabandija? ¿Vida muy aburrida en la enfermería? -dijo, partiendo la empanada- Cuando Rastrojo no encima, claro. Lombriz preocupado él te vea conmigo, el tris-tris será celoso.

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14/01/2016, 12:33
Piojillo, Jefe de los Campamenteros.
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AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

Piojillo había tenido tiempo en estos días de entablar conversación con Mecadio, quién había accedido a ser su hermano de capa. Trató de cumplir con todas sus tareas de campamentero, consistentes en realizar guardias y revisar el equipo, sobre todo. El poco tiempo que pasaba sin distracción, lo empleaba en aclarar sus ideas. Por un lado, estaba su pesar debido a la pérdida de Sicofante. Por otro, estaba su creciente alegría, al ver cumplido sus deseos en breve. Por fin sería miembro de pleno derecho de la compañía. Con todos sus pensamientos, el problema de la ceremonia para la dádiva, quedaba en un segundo plano, pues todo estaba ya decidido en su cabeza.

Tras su guardia, observó a lo lejos a dos de sus compañeros campamenteros y se acercó. Eran Lombriz y Sabandija, quienes entablaban conversación. Al acercarse, no pudo dejar de oír sus palabras, aunque de forma distraida les hizo ademán con la mano y pasó a saludarles.

- Buenos días, Lombriz. Y buenos días, Sabandija. ¿Cómo estáis esta mañana?

Sin esperar respuesta, pasó a hablar de las palabras que había oído de Lombriz.

- Tienes razón, Lombriz. Una guardia siempre es una guardia. ¡Jajaja! Por cierto, yo tengo un pequeño descanso de la mía. Justo ahora mismo. ¿Habéis tenido ocasión de visitar la ciudad? La última vez que estuve por aquí conseguí un buen precio en una pequeña tienda armera. En concreto, una armadura, aunque tuve que ajustarla yo mismo. Si necesitáis cualquier ayuda para moveros por aquí, no dedéis en contar conmigo.

Sonríó el Kl´hata, en tono amigable hacía sus camaradas.

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14/01/2016, 16:22
Pelagatos.
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TRANSCURREN VARIOS DÍAS.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

 

Asentí a Guepardo. Parecía dispuesto a hablar con normalidad. Eso era bueno.

Me alegro. - contesté apelando a toda mi educación y cortesía. Pocas veces decía algo así a alguien (probablemente las podía contar con una sola mano), pero estaba haciendo un esfuerzo por cambiar mi reputación. Qué difícil resultaba a veces. Me llevé una mano a los vendajes del pecho, bajo la camisa. - Me temo que mis heridas aún necesitan más tiempo... - dije sin molestarme en esconder la frustración que eso me provocaba. - Echo de menos poder entrenar, cabalgar o simplemente hacer algo más que esperar.  - suponía que al ex-jaguar le pasaba lo mismo. Él llevaba más tiempo que yo reposando, y por ello sus heridas estaban en mejor estado. - Aunque no creo que vuelva a entrenar con espadas de madera. - dije intentando, tal vez, bromear.

Miré hacia fuera, hacia la luz tenue que se filtraba, mucho más suave que la que teníamos en la sabana o en los páramos desiertos.

- La fiesta del Señor Dolor será dentro de poco. - comenté antes de volver a centrar la vista en Guepardo. - Para todos los presentes de la Duodécima. - lo que nos incluía a los heridos, daba por sentado. - Dicen que habrá una nueva... ofrenda del Señor Dolor. - Aún recordaba el "espectáculo" de la vez anterior. No me había gustado nada. Me parecía de mal gusto hacer algo así en un banquete. Y de todos modos ver algo así era... poco agradable. No era lo mismo cuándo cortabas a un enemigo en el campo de batalla y sus tripas regaban la arena a cuándo desmembraban a un esclavo frente a una multitud sólo presentar cierta imagen. - Y que se nos permitirá pedir una dádiva.  -añadí un par de segundos después.