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SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA.

Con el cuerpo recuperado del viaje tras los días pasados en la ciudad, León Anciano se dispuso a asistir a la asamblea de la compañía con un buen ánimo que le hacía sentirse más joven de lo que realmente era.

Sin embargo, una vez en el interior del salón, lo que estaba viendo cayó sobre él como una pesada losa... la unión de la compañía parecía estar disolviéndose... hermano contra hermano... dejándose llevar por el orgullo y anteponiendo los intereses individuales al bien común.

- Debemos permanecer unidos. Somos una hermandad y los hermanos tienen que luchar contra los enemigos... no entre ellos - dijo en voz baja, hablando casi más para él mismo que para el resto de sus hermanos. Alzó más la voz para añadir - nuestra fuerza se basa en la unión. Aunque somos muchos, luchamos y morimos como un sólo hombre... por eso somos la compañía...

SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA.

Analista alza la mano y todos callan. Tiene muchos defectos, y sin duda muchos detractores, pero sigue siendo el Oficial más veterano presente y todos le respetan, aunque algunos de forma algo renuente y reticente.

Analista suspira profundamente y su avejentado rostro muestra una enorme fatiga.

- "Bien, veamos, por ahora que hablen sólo Oficiales y los Jefes de Pelotón.

El Teniente es el segundo al mando de toda la Compañía. Es el oficial de moral y disciplina, y el encargado de velar por los asuntos de todo el personal, en especial los Hermanos Juramentados.

Portaestandarte propone a Rompelomos para el cargo. Rompelomos es sin duda uno de los Sargentos con más méritos. Entiendo que cuenta con el respaldo del Pelotón de Caballería.

Jefes de Pelotón, si o no, ¿debe ser Rompelomos el nuevo Teniente?" -

- "Sí." -

La Sargento Vientos se queda en silencio, concentrada pensando intensamente.

Muchos saben que ella querría ser la próxima Teniente. Es respetada por su gran habilidad en el combate, pero no es la Sargento más inteligente ni la más carismática de la Compañía, y sabe bien que muchos no la apoyarían para el cargo.

Finalmente, resopla, y con fastidio evidente en su rostro, dice:

- "Sí." -

- "¿Y por qué el Teniente debería de ser un Oscuro? Los Oscuros estáis malditos y nos habéis traído este mal yuyu a todos. El siguiente Teniente debería de ser un K'Hlata.

Yo propongo a Muerte del Cansado." -

De inmediato se alza un gran revuelo en la sala.

SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA:

Plumilla permanecía en silencio escuchando lo que decían los demás. Nunca había sido una persona de muchas palabras, menos en aquellas ocasiones en las que una recluta no tenía ni voz ni voto. La división entre los reunidos traía problemas que la K´halata creía eran innecesarios para progresar en la compañía y en la asamblea.

Las discusiones sobre quien debía tomar el lugar de teniente o dirigir la asamblea resultaban ridículas a sus ojos, cuando finalmente el resultado sería el mismo, mas prefirió no dar muestras de impaciencia y centrar su atención en los allí reunidos. Pudo ver a varios de su pelotón, a Guepardo, Pelagatos, Matagatos, Kadhesa,... y también a Derviche, de quien procuró estar lejos. 

El discurso de Lengua Negra le llamó la atención, habló con una tranquilidad y lógica, que la curandera tuvo que darle la razón. Más discursos y palabras se cruzaron, cada uno con sus ideas claras. Finalmente, comenzó una votación que por suerte, terminaría con la discusión, o al menos, eso esperaba plumilla.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

MEDIODÍA - SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA.

Manta había ido escuchando en silencio las intervenciones apresuradas de los demás miembros de bajo rango de la Compañía. Esto se está saliendo de control pensó. Sin embargo, tras las palabras de Lengua Negra incluso dejó escapar un suspiro de agradecimiento por lo acertadas que fueron. Él también pensaba igual que su Cabo, necesitaban tanto a Portaestandarte como al Analista. Pero sobre todo... necesitaba la Compañía entera saber de una cosa; eso sí, aún no era el momento de preguntarlo. Respetaría la etiqueta de la Jerarquía y hablaría cuando tuviese que hacerlo.

No obstante, la calma mental que Manta había logrado se fue al demonio cuando Caratótem habló. Casi se cayó de su asiento, dando un salto y abrió los ojos como platos.

— Santa mierda —murmuró.

SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA:

El salón le resultó especialmente desagradable. Invadido por sombras que pululaban como almas en pena o vociferaban ruidos distorsionados, el espectáculo se le antojó tétrico. En este caso, las sombras envolventes parecían especialmente activas, vibrantes, jocosas. Sus crueles y deformados sonidos eran risas al unísono, divirtiéndose a costa de las rencillas de los hombres a los que parasitaban. Solo figuras esporádicas como la de Khadesa o Plumilla, totalmente inmaculadas, le aportaban cierto sosiego. Y preocupación.

Tuvo que hacer un gran esfuerzo de concentración, apartando dichos sombríos de manera temporal y así poder ver quien estaba debajo de cada uno de ellos.

Escuchó las conversaciones, intervenciones y discursos varios. Muchos con sentido, como el de Lengua Negra o Ponzoña, y otros muy vacuos. Alguno hasta divertido. No sabía en que terminaría toda esta indecisión y posturas enfrentadas. En el fondo le daba lo mismo ya que el apego a la Compañía era solo circunstancial, en su caso. Su devoción se depositaba en varias personas, no en esa "institución" que llamaban Compañía de hermanos.

"Menudos hermanos. Peleándose entre sí para acaparar el poder y avergonzando a la familia", pensó.

Pero era cierto que hacía falta un cabeza de familia, un líder que los llevara a la victoria en estos momentos de guerra. Al respecto, Guepardo tenía las ideas claras. El jaguar era un joven de costumbres y las adquiridas en su pueblo formaban parte de su ser, independientemente que la Compañía proclamara que jurar hacía a las personas en "hombres nuevos". Tendría que perder la memoria para serlo íntegramente.

Su padre, Jaguar de Bronce, fue un héroe legendario para su tribu. Un guerrero excepcional y vencedor de numerosos conflictos con otras tribus, llevando a los jaguares siempre a la victoria. No obstante no era su padre quien regía en el pueblo, si no el consejo de sabios y ancianos. Ellos aportaban la sabiduría y el consejo. Él su brazo y su lanza invencible, ejecutando las directrices del consejo. Siempre con éxito, debido a su gran valía y a la efectividad de lo planeado, incluso en la batalla que le costó la vida.

Guepardo lo tenía bien claro: hacía falta una cabeza pensante que aportase experiencia, sabiduría, estrategia e ideas, y un brazo fuerte que ejecutase dichas tácticas. En caso de imposibilidad de una bicefalia, el hostigador sabría el orden de prioridad que él establecería. Pero claro, ni esto era la tribu de los jaguares asesinos, ni la elección dependía de él. Por tanto se limitó a cruzarse de brazos y a esperar el desenlace. Fuera cual fuera.

- "Eso está fuera de lugar. Estamos valorando el ascenso del Sargento Rompelomos al rango de Teniente de la Compañía. Como Mago, y creo que hablo también por mis colegas - Sedoso y Tragasapos asienten afirmativamente, en silencio - no tenemos nada que objetar a este nombramiento." -

- "Muerte del Cansado, ya que has sido mentado, ¿deseas decir algo?" -

- "Muerte del Cansado tan sólo desea traer gloria a la Compañía matando a sus enemigos en el campo de batalla junto a sus hermanos de la Infantería. No he pedido a nadie ser Teniente, señor." -

- "Bien dicho." - Analista sonríe levemente antes de ponerse serio de nuevo.

- "Sargento Falce, Cabo Cortaplumas, Matagatos, Lengua Negra; ¿qué tenéis que decir?" -

- "Por mi parte, me abstengo de esta votación. En cualquier caso, le cedería mi voto a Ridvan, a quien he propuesto para el ascenso a Cabo y para que sea mi segundo al mano de los Exploradores, tras la muerte del Cabo Berrinche." -

- "Eso es un tanto irregular, Sargento Falce. Pero de acuerdo, que hable Ridvan por los Exploradores." -

- "Habría que haber dejado más tiempo, permitir que se presentaran otros candidatos y hacer la votación de otra manera." -

SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA:

De pronto, Caratotem causa revuelo al proponer a Muerte del Cansado como Teniente. Le miro con extrañeza mientras pienso en aquel acto tan irreverente:

"¡Eso es una estupidez! Muerte del Cansado es solo un soldado, no un oficial. Poner a alguien no calificado solo por su raza es un acto tan estúpido como mantener apartado a alguien que si lo está por el mismo motivo."

La votación continúa y la Sargento Falce me da la palabra a mí en su representación, por lo que expongo mi visión:

 - "Muerte del Cansado es un gran guerrero pero no un Sargento. No puede ser Teniente."

Luego vuelvo a la votación acerca del Sargento Rompelomos:

 - "El proceso fue irregular pero ahora se está ratificando y la voz de los miembros es lo que importa ahora. Si Analista considera esta votación válida, todo debería estar en orden."

Digo mientras miro al Cabo Cortaplumas, justo antes de dar mi voto:

 - "Si, el Sargento Rompelomos debe ser Teniente."

Miro a la Sargento Falce pues sé que ella está de parte de Portaestandarte. Solo temo que al poner al Cabo Rompelomos, un juguete de Portaestandarte, Analista pierde aun más poder para mantener el mando de La Compañía. Me quedo en silencio pues no se requiere más mi palabra de momento.

AÑO: 201 DE KATHOVAR.

MES: JIRAFA (MES NUEVE, TERCERO Y ÚLTIMO DEL VERANO).

DÍA: 29.

POR LA MAÑANA.

Niña De Oro Se despertó más temprano de lo usual, salió de su tienda con sus mejores y más provocativas ropas y joyas, estaba radiante, pasó mostrandose frente a la mayor cantidad de gente de la compañía, sobre todo a los hombre intentando llamarles la atención. Estuvo deambulando toda la mañana salvó en un punto en el que fue a un lugar medianamente apartado a hablar con belleza.

SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA:

Estaba bastante preocupada por las cosas que estaban pasando en su vida. En algún momento le sonrió con tristeza a la esclava que la estaba atendiendo. Cuando habló Lengua Negra asintió con la cabeza sus palabras, no tenía ni la posibilidad de hablar ni muchas ganas de hacerlo y no tenía una opinión del todo formada.

SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA:

Aquel que no era Pipo siguió sin moverse. Era ese tipo de inmovilidad que sugería vida y movimiento, pero era complicado sorprender siquiera un temblor en sus pestañas.

En su interior había sensaciones ambivalentes: los movimientos emocionales (aromas, feromonas) de la familia suscitaban su atención de manera global: algo así como cuando los intestinos de uno hacen su trabajo y uno no deja de darse cuenta de ello a un nivel justo por debajo de la consciencia. El problema seguía ahí, pero, quizá, podría digerirse y excretarse para abonar el fértil suelo. Esa primera sensación era la de sentir el trasiego de algo que estaba en marcha, aun con chirridos y pequeños dolores. Satisfactoria.

Por otro lado, conforme iba avanzando laborioso todo el proceso, la desilusión por ver más lejos una cálida orgía de sangre y acción suscitaba al animal desazón, aburrimiento, desilusión. La resolución violenta del problema familiar era sencilla, pura. Estaba más allá del complejo movimiento de las vísceras.

Movió milimétricamente su cabeza cuando el familiar más cercano habló. El foco de su atención se centró el el rubio embozado sentado algo más allá como si fuera un haz de luz de color rojo sangre.

No se notó más movimiento en quien ya no era Pipo. Siguió agazapado en su silla, como dispuesto a saltar en cualquier dirección.

SALÓN DE LA DISCORDIA: ASAMBLEA DE LA COMPAÑÍA

Mientras veía con admiración la muestra de humildad que denotaba Muerte del Cansado se quedó pensando en otro asunto. Se dio cuenta de que fallaba algo.

Habrá que nombrar un sargento al mando de la caballería... pensó en voz alta, se le escapo decirlo y cuando se dio cuenta quiso ocultarse de la vista. Estaba abochornado por su indiscreción. Tarado había vuelto a sus feudos, ser un bocazas.

La mirada de Analista se posa sobre Tarado de forma inclemente. Claramente molesto porque el Campamentero haya hablado cuando él ha indicado claramente que sólo tenían voz los oficiales.

Tras unos segundos vuelve a dirigir su mirada a los oficiales, en especial y primero al Cabo Cortaplumas.

- "Lo ideal hubiera sido como sugieres, Cortaplumas. Pero no tenemos tiempo. Además los candidatos a Teniente no se presentan... Les proponemos los oficiales, y si hay más de una opción se somete a votación." - Frunce el ceño y mira a Matagatos y Lengua Negra. - "¿Qué tenéis que decir?" - Pregunta en dirección a ambos Cabos. - "¿Estáis de acuerdo con que Rompelomos sea el nuevo Teniente? ¿Proponéis algún otro candidato?" -