Partida Rol por web

ASALTO 10

Aquel festival del horror con sutiles toques de tragedia había dado paso del drama a la comedia, bufa, al soliloquio insustancial vestido de dignidad como una ramera que gusta de aparentar. Todo ello por obra y gracia de un maestro de ceremonias muy especial que se había montado su circo particular. Sin apenas disimulo las hienas había dejado escapar de unos labios que no hacían más que cuestionar. Entre carcajadas apenas veladas las volvió encerrar disculpándose cuando mordieron como de una hiena cabe esperar, y como él esperaban que hicieran para que el espectáculo siguiera pues ese era su plan. Ya tenía la atención que buscaba aquel que prefería ser segundo de los últimos a último de los primeros, y una vez con la atención ganada se alejó dando fin a una función que más pronto que tarde iba a ser la última que de él íbamos a disfrutar.

Yo hubiera gritado con alborozo al verlo marchar si no me diera absolutamente igual. O a lo mejor si me importaba, pero estaba más ocupado observando los cadáveres que otros iban apartando y apilando para dejar paso. Después de todo quién podía negar que era mucho más interesante un cadáver animado que un cuerpo del que dentro de no mucho su ánima iba a escapar.

ASALTO 10

Ah, ¿en serio molo más que Pelagatos?

Rastrojo se quedó parado en el campo de batalla, oyendo a cierta distancia la discusión de la cabecera. Realmente no tenía en mucha estima a Manta. Había sido co-autor del robo de las ruedas de queso en Cho'n Delor hace un par de años, y además era escoria de los Campamenteros, advenedizos que eran reasignados al pelotón de los Hostigadores con no se sabe muy bien qué razones. Pipo, el difunto ex-explorador, también le caía gordo por similares motivos. Rastrojo no lloró su muerte, desde luego.

El chamán se enfundó en el cinto su inútil y limpio de sesos machete. Más allá de que toda la chusma terminase en los Hostigadores, ese era un debate que no aportaba nada en pleno campo de batalla. Lo que había que hacer ahora era mover cadáveres.

ASALTO 1:

Manta se marchaba y aquello ya no tenía arreglo. Pero ellos debían seguir.

-En cuanto esté el camino listo, quiero que aquellos con mejor vista informen de lo que ven, e intenten encontrar un camino adecuado para continuar. Y reaprovisionaos de flechas, lanzas o cualquier otra cosa que podáis recuperar. Seguramente las necesitemos. 

-Nuestro cabo ha hablado. Despejaremos el camino de muertos para poder trasladar la maquina de guerra. Un frente abierto de cinco metros debería bastar. Y quienes deban reabastacerse de armas, que lo hagan. ¡ADELANTE, HOSTIGADORES!

Fase 05. Asalto 02

Guepardo observó el entorno, aunque tuvo dudas sobre como interpretar lo que veía. Se giró hacia el cabo, próximo a él, mientras el resto de hostigadores terminaba de quitar los últimos cadáveres o recogían proyectiles, y le habló.

- Estamos en un momento de tranquilidad, Matagatos. Los monstruos parecen que nos dan un poco de espacio y momentos de tranquilidad - comenzó a describir.

- Más adelante, los Dolorosos deben estar en mala situación. Si avanzamos terminaremos por encontrarnos con ellos. Y si no los ayudamos perecerán- informó dando un dato objetivo, aunque no vinculante para el Cabo.

- Los Campamenteros de Lengua Negra, detrás de nosotros... parece que pasan ciertos apuros. No lo tengo muy claro. Sin ayuda lo pasaran especialmente mal - opinó después de lo visto.

- He creído ver a Barril y sus chicos desenvolviéndose bien. Por ahora. Pero su número no es muy grande. No sé cómo se las van a apañar contra un banco de muertos que les envuelve. Y sus leones... no sé - comentó haciendo una mueca que denotaba dudas sobre su prevalecimiento y la fidelidad de los dos bichos ante dicha situación.

- Y al este... Es difícil ver entre esa enorme marea de putrefactos... Sin duda la mayor de todo la llanura. Allí está la Sargento Vientos. Parece que hacen una buena escabechina con los bichos... pero son tantos...

ASALTO 2:

Terminé de observar en cuclillas el montón de cadáveres al que había estado prestando atención mientras el resto los apartaba del camino que alguno se había negado a seguir. Sonreí mientras hundía el extremo del bastón en la cuenca vacía y destrozada de uno de los cráneos que había quedado vacío de contenido para ver a los bien alimentados gusanos negros que escapaban perezosos de los restos en busca de su próxima cena. Una cena que se alzaría de los muertos para alimentarse de los vivos y sumar más miembros a su numeroso ejército.

Que el hechizo del Señor del Dolor hubiera sido un desastre no cambiaba el hecho de que fuera interesante. Y era muy interesante. Por supuesto que todos los problemas a los que ahora nos enfrentábamos no hubieran sido tal si hubiera habido por su parte algo de experimentación previa, y contaba con sujetos suficientes para ello, para emular lo ocurrido a una menor escala. Si lo hubiera hecho se hubiera dado cuenta de todo lo que ahora resultaba más que obvio y para solucionarlo podía haber dispuesto alguna salvaguarda. Pero... No lo había hecho.

- Matagatos- le llamé asibilando-, tengo una idea que seguramente no te guste, pero dadas las circunstancias... Situaciones desesperadas requieren medidas desesperadas, ¿no crees?

Asalto 02

Habían matado a muchos enemigos, pero ahora necesitaban apartarlos para poder continuar avanzando. Aunque le parecía una tarea menor y poco digna de un soldado, Pelagatos entendió que no le quedaba más remedio. Con paciencia y bastante esfuerzo se puso a ello, no le serviría de nada ponerse a discutir. Quería librarse de los cadáveres que había por el camino, para poder ponerse en marcha e intentar tener una opción de vida.

- Hablando de todo un poco, no me vendría nada mal un escudo si a alguien le sobra. Prometo devolverlo antes de subir la muralla si sigo vivo.

Era el rey de la popularidad, le extrañaría si en pocos segundos no se agolpaban ante él con su petición.

Asalto 02

Siempre he pensado que gozo de buena vista, así que cuando Matagatos lo pide no me lo pienso dos veces, y me concentro en divisar cualquier cosa que haya entre nosotros y la muralla.

Me lleva un rato identificar cada cosa que logro ver, aprovechando cada oportunidad para traspasar los jirones de niebla que se disipan fugazmente.

A cada vistazo, es evidente que mi rostro denota más y más preocupación. Dudo entre cual de toda la información debo compartir con el resto, pues tras la marcha de Manta no quisiera que alguno más se desmotivara o pensara que seguir avanzando no es la mejor idea.

Al final decido darle la información en privado a Matagatos, y que él decida qué debe saber el resto, y qué no.

- La verdad es que hacia adelante la cosa tampoco está fácil. No es sencillo de ver con la niebla, pero justo delante está la Segunda Escuadra de Dolorosos... bastante mermada. Luchan contra no-muertos, más algunos de ellos, por alguna razón, parecen bastante más duros y peligrosos que éstos.

Hago una pausa y señalo a nuestro alrededor, para terminar señalando de nuevo hacia adelante.

- Si queremos pasar por allí, y sobre todo, que no se sumen más muertos a las filas de nuestros enemigos, vamos a tener que ayudarles. Y rápido, pues parece que otros cincuenta cuerpos más se acercan a ellos.

Suspiro antes de continuar con un gesto que quiere decir algo así como "y eso no es todo".

- Desde aquí, cuando la niebla se disipa un poco, puedo ver la muralla. Sus defensores también han acabado con bastantes no-muertos. Los más débiles parecen haber caído, pero quedan en pie unos cuantos más duros, aunque posiblemente heridos. Parece que han lanzado una buena lluvia de flechas desde la muralla. Creo que en ella hay alrededor de cien Regulares y unas treinta Arqueras de Élite, y... también he podido ver a la Heroína allí arriba. Está todo defendido por varias balistas y catapultas, y hasta he podido ver al dragón torre Oeste de la Barbacana Principal... pero tiene algo raro, sobre todo en su forma de comportarse. Su cuello no se mueve como el de una criatura viva y enorme, si no como si fuera una gigantesta catapulta.

Asalto 03

Matagatos escuchó con gesto grave lo que le comunicaba Dedos, para después asentir brevemente.

-Muy bien muchachos, todos a vuestros puestos. Es hora de mover esta cosa. ¡Y preparaos para combatir, delante está lo que queda de los Dolorosos, y no les vendría mal que les echáramos una mano! Ah, y una cosa más. En palabras de Dedos, ese dragón mueve el cuello de una forma extraña, como si no fuera una criatura. ¡Es una engañifa! ¡Intentan intimidarnos con trucos, pero no picaremos! ¡Adelante!

Fase 05. Asalto 04

Guepardo regresó hacia el armatoste, donde Ponzoña y Matagatos daban órdenes para que los hostigadores comenzaran a empujar de nuevo. Mientras, se colocó junto al cabo y empezó a narrarle someramente lo que había percibido unos segundos atrás sobre la situación del llano. No se cuidó en susurrarlo a su oído. Los más cercanos, por tanto, pudieron oírle.

- Estamos en un momento de tranquilidad, Matagatos. Los monstruos parecen que nos dan un poco de espacio y momentos de tranquilidad - comenzó a describir lo que había visto, pese a los bancos de niebla aun existentes.

- Más adelante, los Dolorosos deben estar en mala situación. Si avanzamos terminaremos por encontrarnos con ellos. Y si no los ayudamos perecerán- informó dando un dato objetivo, aunque no vinculante para el Cabo.

ASALTO 3:

Terminé de observar en cuclillas el montón de cadáveres al que había estado prestando atención mientras el resto los apartaba del camino que alguno se había negado a seguir. Sonreí mientras hundía el extremo del bastón en la cuenca vacía y destrozada de uno de los cráneos que había quedado vacío de contenido para ver a los bien alimentados gusanos negros que escapaban perezosos de los restos en busca de su próxima cena. Una cena que se alzaría de los muertos para alimentarse de los vivos y sumar más miembros a su numeroso ejército.

Que el hechizo del Señor del Dolor hubiera sido un desastre no cambiaba el hecho de que fuera interesante. Y era muy interesante. Por supuesto que todos los problemas a los que ahora nos enfrentábamos no hubieran sido tal si hubiera habido por su parte algo de experimentación previa, y contaba con sujetos suficientes para ello, para emular lo ocurrido a una menor escala. Si lo hubiera hecho se hubiera dado cuenta de todo lo que ahora resultaba más que obvio y para solucionarlo podía haber dispuesto alguna salvaguarda. Pero... No lo había hecho. Y ahora debíamos ser nosotros -¡yo!- el que lidiara con ello.

Escupí al suelo antes de encogerme de hombros. Después de todo de nada servía lamentarse.

- Creo que deberías interpretar el silencio como un no, Pelagatos. El que seguramente te hubiera respondido soltándote un lacrimógeno discurso sobre lo inmoral que es pedir un escudo de sobra a un aliado cuando puede necesitarlo más adelante mientras él mismo se lo quita a alguien que tan solo tiene uno, se acaba de marchar en un arrebato de dignidad.- Sonreí.- Una pena perderlo...

Fase 05. Asalto 05

Mientras seguía empujando Guepardo, entre dientes, terminó por narrar a Matagatos lo que había visto, aunque los que estaban cerca pudieron oírlo perfectamente.

- Los Campamenteros de Lengua Negra, están detrás de nosotros... parece que pasan ciertos apuros. No lo tengo muy claro. Sin ayuda lo pasarán especialmente mal - opinó después de lo visto.

- He creído ver a Barril y sus chicos desenvolviéndose bien. Por ahora. Pero su número no es muy grande. No sé cómo se las van a apañar contra un banco de muertos que les envuelve. Y sus leones... no sé - comentó haciendo una mueca que denotaba dudas sobre su prevalecimiento y la fidelidad de los dos bichos ante dicha situación.

- Y al este... Es difícil ver entre esa enorme marea de putrefactos... Sin duda la mayor de todo la llanura. Allí está la Sargento Vientos. Parece que hacen una buena escabechina con los bichos... pero son tantos...

Fase 05. Asalto 06

-¡Empujad! ¡Ayudaremos a los Dolorosos si llegamos!-dijo simplemente el cabo, aunque había escuchado perfectamente todo lo dicho por Guepardo. Era, a grandes rasgos, lo que ya le había comunicado Dedos en privado. Era más que evidente que la cosa pintaba fatal para ellos, pero su única posibilidad era seguir. 

Fase 05. Asalto 06

La petición del escudo había tenido la respuesta que él había esperado para su desgracia. No tenía demasiados amigos en el pelotón y la situación no estaba como para prestar escudos a compañeros y menos cuando su impacto en el combate no estaba siendo excesiva. Escuchó a Serpiente hablar sobre Manta y se sorprendió al esbozar una sonrisa por las palabras del mago. Ya en aquel momento podía pasar cualquier cosa.

- Le echaré de menos. -dijo con sorna el oscuro mientras continuaba empujando.

Fase 05. Asalto 08

Guepardo observó al marabunta de muertos devorando los restos de los dolorosos. Nada excepto miembros y vísceras quedaba de ellos. Apretó los dientes con rabia, al saberse lentos en la llegada y no haber podido ayudarlos.

- ¡Cabo! ¿Podríamos arrollar y aplastar a unos cuantos con los carros? - preguntó el jaguar sin dejar de empujar,no sabiendo si podrían dar cierto impulso al cachivache con ruedas para luego soltarlo y la inercia machara a varios de esos monstruos en un instante.