Partida Rol por web

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

Sonrio muy abiertamente. Vaya, el bueno de Manta. Si llega el caso, cuenta con mi ayuda, bien para hablar con su familia (ya que yo fui noble) o si la raptas. En serio, te deseo lo mejor.

Miro al vacío. Ojalá algún día encuentre yo a alguien... Le miro. Cuenta mas, como es, que piensa de que la raptes... no sé, lo que quieras.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

El muchacho sonrió a la par de Niña de Oro y le contestó:

— Ah, hermana... No es la gran cosa físicamente, pero a mí me vuelve loco. Gracias por ofrecerme tu ayuda —le dijo—, de verdad, lo aprecio mucho. Como te dije, la vi cuando regresaba de entrenar un día, en un puente que cruza un pequeño canal. Tenía algo en su forma de caminar que me encantó. Resultó que ella iba a ese puente todos los días, y yo poco a poco tenía medidos sus horarios. Iba siempre con varios guardias escoltándola. Resulta que su hermanastro mayor y tutor ocupa un buen puesto en el gobierno. Acercarme a ella era imposible, pero siempre la veía, a lo lejos. Y sabía que ella me miraba también. Pero así transcurrieron los meses. La noche de Año Nuevo se celebró en el centro de la ciudad. Yo había entrenado con Sar Krogan hasta la caída de la noche, momento en el que me despidió. Me reuní con la guarnición del Palacio de la Discordia, y tuvimos una agradable cena. Luego me dieron permiso para, si quería, ir a la ciudad. Pero no fui hasta pasada la medianoche. Abandoné la fortaleza, con sólo la espada roma que usaba para entrenar pendiendo del cinto, y la capa de la Compañía. Mientras estaba en la ciudad casi nunca me la quitaba: quizás me marcaba, pero también la gente se lo pensaba dos veces antes de hacerme alguna jugada —hizo una pausa para beber agua y continuó el relato—. A un kilómetro del Palacio me encontré con un jaleo: un carruaje de alguien de buena posición y escoltado con guardias. Parecía que uno de los guardias mercenarios mató a un borracho por no apartarse; pero ese borracho no estaba solo. Tenía muchos amigos. Salían de debajo de las piedras, figurativamente, claro. Era prácticamente una batalla campal. Iba a evitar la pelea dando un rodeo por una calle cercana cuando vi la melena rojiza inconfundible: era ella, e iba en el carruaje. Quién sabe de dónde estaría volviendo, pero supe de inmediato que mi corazón iba a donde sea que ella se encontrase. Y su escolta estaba siendo superada, era sólo cuestión de tiempo. Algunos tenían antorchas... no tuve tiempo de pensar. Me lancé al ataque con la estúpida espada sin filo que pendía de mi cinturón y sin armadura. Realmente me gustaría decirte que hice un estupendo trabajo y fui un héroe, pero lo cierto es que no recuerdo un carajo de la pelea: se daban tajos y destajos a vera y montera. Nunca tuve un enemigo claro, pero el entrenamiento tuvo que dar sus frutos, pues conseguí abrirme paso hasta el carruaje sin más que moretones. Ella me reconoció apenas fijó sus ojos en el broche de plata de mi capa. Le dije una chapucia con las pocas palabras de chondeloriano que sabía para ese entonces, pero comprendió que quería ayudarla. Abrí la puerta trasera del carruaje, se bajó y me batí como... Creo que podría compararlo con Derviche. Repartí mandoblazos por doquier e incluso tuve que dejar sin sentido a uno o dos de sus escoltas, pues me habrían confundido con los cabrones que les atacaban, con razón, pues la escolta había iniciado aquél barullo. Justo cuando me pensaba a salvo, un pedrusco grande como la cabeza de Tarado me dio en el cogote. La visión se me oscurecía, pero conseguí llegar al Palacio, más por instinto y por fuerza de voluntad que por cualquier otra cosa. Nos llevaron -a ambos, pues olvidé por si no se notaba, ella seguía tomada de mi mano- a mi habitación luego de que me desmayé tras abrirse las puertas. Me contaron que ella se negó a separarse de mí, y le explicó todo a Sacerdote, el líder de los Dolorosos. Desperté dos horas más tarde, con mi hermosa ninfa de pelo rojo dándome los cuidados. Pensé que había muerto, pero pude incorporarme y... —Manta se interrumpió, incómodo— ... Bueno, me cuidó toda la noche. A la mañana siguiente, su hermano fue a buscarla. El Sargento Gulg y la Cabo Rompehuesos hablaron con él como representantes de la Compañía. Su hermanastro es un cabrón arrogante como los que más. Agradeció secamente, pero se veía que lo hizo a regañadientes. Cuando fijó sus ojos en mí -pues salí acompañado de su hermana- se dio cuenta de mis sentimientos por ella y seguramente se imaginó lo que pasaba. Se la llevó a su casa y todo el asunto quedó así. Gulg y Rompehuesos me echaron una regañina, pero no fue tan malo como pensarías; incluso en privado fueron un poco... Humanos, sería la palabra. Luego de eso, ocupaba mi tiempo en aprender a hablar chondeloriano. Pero las semanas fueron un suplicio: ella no iba ya al lugar donde solía estar siempre por las tardes, a raíz del accidente. Pensé que no la vería más, hasta que un día llegó una misiva anónima. Me la entregó uno de los dolorosos en secreto, y le pedí que la leyese para mí. Me dijo que era la caligrafía de una mujer, y básicamente decía que llegara a cierta casa a cierta hora por la noche, y que subiera hasta la ventana donde estaba la luz encendida. Firmaba Nadja, y eso era todo lo que necesitaba para perder la cabeza y lanzarme a las calles de Cho'n Delor, pues así se llamaba la chica. Llegué puntualmente al lugar, aunque hice acompañarme al doloroso que me trajo la misiva, que era oriundo de la zona: ese cabrón me cayó bien para ser un bastardo religioso. Resultó ser un sirviente de Nadja, pues trabajó como criado en su casa de niño y eran amigos. Nos escapamos sin decirle nada a Gulg y Rompehuesos, e incluso evadiendo a los guardias del Palacio. Fue toda una aventura, y al final del camino estaba mi premio aguardando: Nadja me había hecho llegar a esa hora porque justamente en ese momento se hacía el cambio de guardias. Hice lo que me indicó, trepé por donde ella me dijo, y pude acceder a su alcoba. Me escurrí al alba, durante el siguiente cambio de guardia, y me enfrenté a un duro entrenamiento por parte de Sar Krogan. La aventura se repitió muchas veces los meses siguientes hasta que... —Manta pareció atacado por un recuerdo amargo— ... Me dijo que su hermano la había prometido en matrimonio. Casi me la llevo esa misma noche, pero ella me dio la idea de volver como un héroe de la Puerta de Galdan. Me pareció más sensato que las locuras que pasaban y aún pasan por mi cabeza. Su matrimonio será a finales de este año, y se la prometieron a un cabrón de buena familia y alto rango de los Comunes —dijo, miró a otro lado y escupió—. Es un degenerado follaniñas. Así que aquí estoy, contándote todo esto. Una locura, ¿verdad? —terminó con una risita nerviosa.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

Escucho atenta toda su historia y al final, lanzo un suspiro. ¿Una locura? No, hermano, nadie manda en el corazón.

Me quedo pensativa por un momento. Mi familia tuvo trato con Cho'n Delor en algún momento. Igual si me das algún dato, tanto del hermano de tu chica como de su prometido, pueda decirte algo más de ellos, de su pasado, quizá algo que te ayude. Aún soy capaz de decir de memoria los nombres de los caciques de la gran sabana. Sonrio.

Por desgracia, los nobles somos así. Nos creemos superiores a los demás, cuando muchas veces no somos nada comparados con ellos. Ojalá algún día alguien esté dispuesto a hacer eso por mí. Pero para eso, tendría que sobrevivir a la puerta.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

Manta se tragó unos buenos dos vasos de agua tras terminar su historia. Agradeció en silencio con la mirada a Niña de Oro que hubiese escuchado su historia. Realmente le había servido para desahogarse.

— Ah... créeme que lo último que me puse a investigar fue sobre su familia. Sólo sé lo poco que te dije. Había demasiado poco tiempo, y pasaban muchas cosas a la vez —respondió y luego miró a Niña frunciendo el ceño—. ¡Deja de hablar con tanto fatalismo, Niña de Oro! Te di la expresa orden de no morir en la Puerta. ¿Recuerdas? Aún era tu Segundo al mando cuando lo hice, y no te han dado una contraorden, así que sigue en pie. No morirás. No moriremos —le dijo con una sonrisa que expresaba muchas cosas: seguridad, valor, desafío frente a la muerte... y miedo. Él estaba cagado hasta los huesos de tener que combatir en la puerta, pero tras de sus ojos se asomaba un fuego que no amenazaba con apagarse: la determinación. Quizás ése era el poder del amor, la increíble magia que había liberado a Kano de los oscuros poderes del Señor del Dolor—. Oye, y ya que tocamos el tema... ¿El culto a tu Diosa no te hace tener que ser célibe? —Preguntó— Es decir, ¿Belleza, Loor y tú podéis tener pareja?

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

Sonrío. Qué desconocida es la diosa para mis hermanos. No, hermano. La diosa solo exige que no derramemos sangre, para acelerar su regreso en el que acabe con el mal que asola el mundo, y que no mintamos, ya que el dios que la encadenó, su principal enemigo, es el dios de la mentira. Pero no pide ningún otro sacrificio, ni siquiera que seamos más piadosas con nuestros enemigos que cualquier otro. Es más, ella matará a todos los dioses y demonios que asolan el mundo, cuando renazca, y quiere que nosotras hagamos lo propio con sus siervos. No, no soy célibe, ni tengo voto de pobreza, ni nada por le estilo. Ni Belleza o Loor tampoco.

Pero no podemos olvidar que somos mujeres, y que el paso de soldado a meretriz es muy corto... no podemos ir por ahí ofreciéndonos a cualquiera que pasa, no sé si entiendes. Es más sentido común que realmente mandamiento.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

Manta respondió con una risa:

— Vaya, supongo que eso está muy bien —dijo—. Entonces seguro que encontrarás a alguien —aseguró—. Eres una buena chica. ¿Quién sabe? Al final si no resulta lo mío con Nadja, quizás termine enamorándome de ti. Te encuentro bastante guapa —sonrió como un lobo y le guiñó un ojo a Niña de Oro—. Deberíamos irnos. La cena estuvo muy buena, y la conversación incluso mejor. Que se repita —le dijo a su compañera. Dejó unas monedas de cobre en la mesa por su plato.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

Río con ganas ante su último comentario aunque no puedo evitar sonrojarme un poco. Tú también eres atractivo, pero para mí eres un amigo muy querido. No sé si podría verte de otro modo.

Veo que va a pagar su plato y recojo sus monedas, devolviéndoselas. Ni se te ocurra. ¿Acaso no sabes con quién estás? Además, si finalmente tienes que raptar a tu amada, necesitarás hasta la última moneda de cobre. Abro mi bolsa y dejo el pago de las dos cenas. Yo también espero volver a repetirlo, quizás cuando volvamos de la puerta convertidos en héroes.

Sonrio y doy un abrazo a Manta a modo de despedida. Suerte con todo, hermano. De corazón. Que la Diosa esté contigo y tu anada y os proteja de los males de este mundo maldito.

Me encamino a mi tienda. Desde mañana bajaré un poco mi ritmo de entrenamiento. El momento cumbre se acerca y quiero estar en forma pero no hecha polvo.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCER MES DEL AÑO)

DÍA: 1. En la tarde-noche.

Manta hizo un tanto más riéndose con Niña de Oro. Cuando ella recoge sus monedas y se las devuelve, parece que va a protestar pero como que piensa que es más rápido dejar que ella pague, pues si discuten por ello lo más seguro es que ella termine pagando de igual manera. No había salida, así que se guardó las monedas y le dedicó una sonrisa de agradecimiento acompañada de una mirada de resignación.

Le devolvió el abrazó a Niña de Oro. 

— Gracias por todo, Niña. Entrenemos con cuidado un día de estos —le dijo y se dirigió a su tienda.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Hoy no voy a entrenar. Hoy no voy a la tienda de heridos. Hoy me quedo en el lecho de mi tienda tumbada, dormitando, queriendo recuperar el sueño de la guardia voluntaria sin mucho éxito. Sólo el hambre, cuando el estómago comienza a amenazar con consumirse a sí mismo hace que me levante.

Me visto con las ropas de hombre, que fueron regalo de Matagatos, lo mejor para el invierno, y salgo hacia la tienda de grog.

- Gordo, estofado. No, mejor algo especial. Algo dulce, si tienes. Y grog.

Saludando a quién pueda estar por allí con leves sonrisas y movimientos de cabeza, me siento en una mesa vacía, sola.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Desastre pasó por la tienda de Grog como hacía cada día después de entrenar toda la mañana. Tsaro y Msoro caminaban a su lado animados sabiendo que era el momento de comer. - Hola Gordo, lo de siempre cuando puedas. - dijo el soldado en referencia a la jarra de grog, su plato de comida y algo para que los animales se llevasen a la boca. 

Echó un vistazo a la tienda para ver quien estaba por allá. Había días más animados que otros pero Desastre solía sentarse a hablar con cualquiera así que no tenía mucho problema. Parecía no haber mucha gente ese día, tan solo Dedos destacaba sentada sola en una mesa. Cuando le hubieron servido el guiso y hubo comido algo procedió a alimentar a los leones. 

Cualquiera que estuviese mirando podía ver como metía la mano en el plato de los animales haciéndoles parar, molestándoles y quitando la comida ante el menor gesto de agresión. Tras hacer esto durante un momento con cada animal, Desastre los dejó comer tranquilos y se sentó en una mesa cercana a los animales haciendo un gesto de invitación a Dedos a acompañarle si quería. 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Últimamente le daba tantas vueltas a las cosas, que a veces hasta dejaba de ser consciente de lo que sucedía a mi alrededor. No me fijé eln ningún momento en quién entraba o salía de la tienda, menos aún si no se dirigían a mí. Me concentraba en comerme mi dulce, aquel capricho para celebrar aquel día, aunque fuese sola.

Sin embargo, en un momento dado entra un trío tan curioso que acapara la atención de todos, hasta la mía. Terminaba de comer justo cuando Desastre y sus dos fieras entraban en el lugar.

Observo con curiosidad cómo Desastre intenta acostumbrarles a ser molestados por él mientras comen. Muy inteligente por su parte. Si de verdad quiere dominarles no puede dejar que se pongan agresivos con él bajo ningún concepto.

Cuando el infante termina de comer me hace un gesto. Dudo un momento. No tenía muy claro que me apeteciera compañía. Claro que, quedarme sola tampoco iba a servir de nada, así que al final cojo mi jarra con lo que queda de grog en ella y me acerco a su mesa.

- Crecen rápido.

Digo mientras señalo a los dos leones. No se me ocurría otra forma de comenzar una conversación con él.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Dedos se había levantado y, como todos, no podía dejar de mirar a los animales. Le preguntó por ellos nada más sentarse. Últimamente todo se centraba en ellos y eso divertía a Desastre. - Serán grandes. - dijo el K'Hlata con una sonrisa orgullosa. Como si pudiese estar orgulloso de algo con lo que no tenía nada que ver. O quizá si, todo era confuso últimamente. 

¿Que tal Dedos? - preguntó el soldado con sonrisa amable. - Parecías pensativa ¿Va todo bien? - preguntó el soldado con cierta preocupación. 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

- Podría ir peor.

Me fuerzo a sonreír a Desastre.

- Tan sólo estoy aburrida. Hoy he querido escapar de la rutina, pero parece que no funciona. No se me ocurre nada que hacer para entretenerme. Quizás debería repetir la aventura del gallinero.

Digo la última frase de forma que solo el infante me oiga, ya que de oirme Gordo Wem podría poner el grito en el cielo.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Algo le ocurría a Dedos. Podía ser la inactividad, la inactividad hacía estragos en los soldados pero no tenía tan claro que aquel fuese el caso de Dedos. - No creo que fuese buena idea. - dijo el soldado mientras se reía. Era incapaz de negar que los rumores que había oído eran divertidos. 

Porqué no dejas que te invite a algo y me cuentas que te pasa. - dijo el soldado. - Nos apoyamos unos a otros en combate, bien podemos hacer lo mismo fuera. - añadió con una sonrisa levantando la mano y pidiendo un par de jarras de Grog. 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

- Emborracharme no soltará mi lengua, Desastre. - Le digo con tono divertido. - La mayor parte de mis problemas conciernen a otras personas, y para cuando estuviera lo suficiente bebida como para que mi lealtad con ellas fallara, también lo estaría para ser incapaz de hablar. Pero te acepto esa jarra. Brindaremos, por mis dieciocho primaveras.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Nada más lejos de mi intención, ofrecía un oído atento. Nada más. - dijo el soldado sin perder la sonrisa. - ¿Dieciocho años? Dioses... - dijo el infante sorprendido. - Siempre es una alegría llegar a cumplir años para los que nos dedicamos a esto. Brindo por que podamos brindar a los diecinueve y a los veinte. - dijo el soldado alzando su copa. 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Con un sentimiento a las palabras del infante, brindo con él. Cierta era la poca esperanza que yo albergaba de poder cumplir uno más. Ya ni siquiera los entrenamientos eran seguros. Había mas heridos por manos de compañeros que por ataques del Triplete.

- ¿Qué tal van tus heridas? 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

El pecho al aire del joven infante parecía tener una colección de cicatrices. Algunas más recientes que otras, entre ellas algún arañazo que le habían hecho Tsaro o Msoro mientras se revolcaba con ellos. Aun así la más llamativa era la cicatriz que cruzaba su vientre donde Grito había clavado su lanza. 

- Bueno, parece que he sobrevivido a todas. - dijo con una sonrisa tranquila e inocente. - Y ahora tengo un recuerdo de algunos compañeros de la compañía. - añadió divertido mientras señalaba los diferentes cortes que le habían hecho Cielo, Grito y Matagatos. No parecía guardarles ningún tipo de rencor. - ¿Y tú? ¿Os varearon o algo cuando hicisteis aquello? - dijo en voz más baja mientras hacía referencia al asunto de las gallinas. - ¿Que pasó? Los rumores son divertidos pero... 

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Admiraba la forma en la que el infante aceptaba sus heridas, y me alegraba que hubieran curado todas, aunque tuerzo un poco el gesto cuando señala la que le hizo Matagatos. Por suerte no tarda mucho en cambiar de tema. Me inclino un poco hacia Desastre para poder hablar bajo. Se había hecho pensar a Gordo Wem y a Tendero que habíamos sido castigados con dureza.

- La verdad, cuando nos llamaron para reunirnos con nuestros cabos, intenté hacerme la orgullosa, pero estaba cagada de miedo. Sin embargo, todo aquello pareció hacerle mucha gracia a Lengua Negra. Tanto, que hasta se rió. ¿Puedes imaginarte a Lengua Negra riendo con ganas? Lo calificó de travesura, y sólo nos mandaron pagar los desperfectos y limpiar el gallinero durante una semana. No es porque se trate de mí, pero mayor castigo habría sido injusto. Sólo fue un juego, y el resultado fueron unos huevos rotos y unas gallinas asustadas.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: CAIMÁN (TERCERO DEL AÑO, ÚLTIMO DEL INVIERNO)

DÍA: 27. A mediodía

Grito entró dando voces llevando a Preocupado del hombro.

¡Eh, Gordo! Pon unos jarros de veneno aquí, que Preocupado invita. Dijo palmeando la espalda de su acompañante mientras se acercaba al orondo y grasiento tabernero. Reparó en Desastre, nada más entrar. ¡Tú, tu pobre esposa te está buscando! ¡Que poca vergüenza!.

Se subió encima de un barril vació para proclamar de cara a todos.

Aquí Desastre, se casó con una lavandera en secreto y miradlo... ¡Su pobre esposa lavando ropa, sola y pensando que su hombre, su macho de la sabana está jugandose la vida! Estalló en una carcajada mientras tomaba una jarra y la alzaba para brindar. ¡Por las mujeres que amamos y por con las que nos casamos! ¡Por que nunca se conozcan!.