Partida Rol por web

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Matar o morir. Era matar o morir. Las palabras resonaban en su cabeza, cada vez más intensas, mientras se adentraban en las arruinadas calles de ¿cómo era? ¡los malditos nombres! ¡malditos, malditos nombres! Como ballenas que emergían desde las profundidades de un mar primordial, para bufar su significado fugaz, y desaparecer luego, siempre estaba a la zaga de ellos. ¡Rocasone! eso era...

A la izquierda veía girar las cimitarras de Derviche como molinetes demoníacos, asperjando rubíes en derredor. Dolor y Grito se movían también de lo lindo, y pudo distinguir la hoja de la lanza de Grito, surgiendo igual carmesí, atravesando el pecho del último de los centinelas. Habían caído oponiendo una dura resistencia, y habían luchado con honor, regalando un tiempo precioso a sus compañeros, que no podrían ser sorprendidos.

Soy el protector, soy el protector de mis compañeros. ¡Campaña protege! ¡Campaña protege!. Más palabras abrasando su cabeza por dentro mientras descendían a lo que en tiempos debió de ser la calle principal de la aldea. En tiempos estaría llena de rapazuelos, y cerdos por el barro, y gallinas en los huertos. Imposible imaginarlo ahora.

Las sombras eran cada vez más espesas, y el día moría rapidamente bajo un cielo plomizo. Como su mente. Y mientras tanto sus ánimos iban subiendo, y la rabia tenía que contenerla para no echar a correr y reventar aquellas cabezas encapuchadas que se veían asomar allí enfrente. Sólo la experiencia y la disciplina castrense le obligaban a guardar la formación.

Avanzaban en la vanguardia, Capitán, Palomita y Campaña el muro en el que se harían trizas los inútiles ataques a la Compañía, por parte de aquellos desgraciados. Su posición, le hacía responsable de un importante papel: luchar codo con codo con Capitán y defenderle de los más que seguros ataques directos a su persona.

Por lo tanto, avanzar, sólo avanzar. Pie con pie, codo con codo, hasta arrasar aquel sitio.

Alcanzó a exhalar un ronco suspiro de sorpresa, cuando empezó a caer.

Tuvo un último momento de lucidez, una reacción automática, una imagen, un deseo.

Clavar con fuerza a Svraisse en el suelo que subía.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Las flechas y jabalinas comenzaron a silvar cuando el grueso de la compañía hizo su aparición.  El tiempo corría y ahora mismo era vital moverse rápido, Derviche acabó el trabajo que ella misma había empezado con un certero movimiento de sus cimitarras. 

El segundo capa roja cayó y la peligrosa infantería volvía a estar libre, Grito inició el siguiente paso de su incursión moviendose hacía el norte.

Rápido por aquí, salgamos a la protección del bosque por el norte, los sorprenderemos por la retaguardia.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

No quedaba otra que avanzar, a pesar de que, por supuesto, estaban repitiendo los mismos patrones una y otra vez, a saber: luchar con absolutamente todo en contra y, aún así, de algún modo inexplicable totalmente, ganar. Aunque cada victoria se construía sobre los cadáveres de otros hermanos, y si seguían con patrones antiguos, pronto no quedaría Compañía alguna para seguir avanzando... Pues la situación había cambiado.

Eran pocos, nadie les conocía, nadie les respetaba, nadie les buscaba y, desde luego, nadie quería unirse a ellos. Cada baja dolía más de lo habitual en esas circunstancias. Y, cuando sintió una jabalina hundirse en su carne por segunda vez, mientras veía como Campaña parecía caer en una trampa, tuvo la incómoda sensación de que él mismo iba a ser uno de los sangrientos peldaños que la Duodécima usaba tradicionalmente para ganar. Lo que, dada la escasez de médicos, en su caso equivalía a una sentencia de muerte. 

"Bueno, al menos no seré yo el que tenga que arreglar este desastre después" pensó en un ramalazo de humor negro, mientras apretaba los dientes y avanzaba.

-¡Adelante, no cedáis y cuidado con el suelo!

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

La batalla empezaba, el factor sorpresa se había desvanecido como un vacuo pensamiento. Las ideas que parecían sólidas en la mesa de los oficiales se trastocaban al llegar al conflicto real. Atacaban una posición guarecida y protegida contra un número de defensores indeterminados y con una mayor cantidad de proyectiles. No era el escenario más limpio para un conflicto, eso estaba claro.

Los capas rojas mostraron los dientes y dañaron a los soldados, reconocía ese ruido. Los cuerdas tensándose, el ruido de los proyectiles al cortar el viento, el inigualable sonido de la carne perforada, los alaridos ahogados en los que se reprimía el dolor, no había que darle victorias morales al enemigo. Era pronto para trazar porcentajes, demasiado pronto para saber cómo se iba a resolver aquello, necesitaban tomar decisiones prudentes y coherentes.

Marchaba detrás de Palomita, Campaña y Capitán, A éste último el enemigo le había herido sin piedad. Pelagatos no chasqueó la lengua porque no era lugar y prefirió ser proactivo.

—Capitán, podemos cambiar posiciones, tengo escudo —dijo mientras elevaba su protección en señal de seguridad.

No se le escapaba lo que había sucedido. El gran Campaña no golpeaba como antaño, cuando su Svraisse podía partir a dos enemigos de un golpe, Ponzoña siempre astuto y letal había sido derrotado por un árbol alto y su primo Matagatos no se movía como antes, no era el hombre que había defendido una escala en solitario contra una infinidad de almas exánimes. El cambio les había afectado a todos y tomando una metáfora prestada de su cabo, los leones de la Compañía Negra no daban igual los zarpazos.

Sin embargo había algo que ni Zon-Kuthon, ni los cambio espacio-temporales iban a poder modificar y era la incapacidad tácita de un oscuro tesorero, que estaba lisiado, de ser un combatiente eficiente. Desde su punto de vista, él era totalmente inmune al desgaste que habían sufrido sus compañeros pues no había habilidades que le pudieran ser arrebatadas lo que de forma irónica no le colocaba en una situación tan pésima. Podía levantar su escudo de la misma forma que antes, eso era algo que cualquier recluta podía hacer, y rezar porque eso sirviera para detener los embistes del enemigo.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Tarado iba corriendo tras el Capitán, pero este corrió demasiado como para seguir su estela. Con dolor vio como jabalinas y flechas llovían sobre la compañía mientras gritos sonaban a su alrededor. A él no le habían enviado nada y estaba ileso, pero su preocupación hizo nada más que aumentar, le habían acertado al Capitán. Para mayor enfado había trampas en el camino y eso iba a dar mayores de cabeza. Enfadado sacó una lanza de su espalda y la lanzó hacia el parapeto. Por desgracia no parecía muy centrado en el ataque y esta falló por mucho. Decidido a cubrir al capitán siguió corriendo tras él para intentar cubrirle al menos lo mejor que pudiera. 

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Palomita continuó avanzando, paso a paso y con el escudo en alto. De vez en cuando desviaba alguna flecha cercana con su propia espada. Observó preocupada como Campaña habia activado una de las trampas y se preguntó si no sería ella la próxima en activarla, pero ahora el tiempo era vital, ironicamente, debia llegar cuanto antes a la melé si queria estar mas segura.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

La habilidad de intimidar a la gente que tenía Ballestero quizá venía de ahí: profesional indiferencia por la vida. Desapego. Él hablaba de quitar a uno de enmedio sin reparo, como quien bate unos huevos para hacer una tortilla. No había odio. Había, quizá, cariño por un oficio bien hecho, pero de hacer pasar desapercibido eso del cariño se encargaba su incapacidad para la comunicación.

Podemos imaginar que se alegraba porque iba a poder recuperar uno de sus preciosos virotes. Había quedado alojado en un enemigo que ya no se iba a poder mover.

Siguiente, decía su espíritu y: más.

Era casi impensable que no hubiera caído atrapado en las redes de Zon Kuthon. Era muy extraño que no hubiera acabado subyugado por él. Parte de la respuesta de por qué no lo había sido estaba, por supuesto, en la acción de Palomita. Lo otro suponemos que era el simple desapego.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Trató de hacer como Ballestero, disparar desde su posición, pero tenía la sensación de que con su suerte la flecha se quedaría corta y acabaría en la nuca de alguno de sus compañeros.

¿Y sí...?

Rastrojo apuntó a la espalda de Matagatos. Solo una flecha, y acabaría para siempre con el tirano. Solo una flecha, y la Compañía Negra podría tener su primer Capitán K'Hlata.

Espera...

Si mataba a Matagatos, promocionarían a Ponzoña. Rastrojo giró hacia la derecha y enfiló la espalda del Hiena. Hasta ese tiro se le hacía muy lejano. El chamán subió el repecho a su derecha, persiguiendo a Ponzoña. Estaba a un palmo, casi le iría mejor coger el machete, pero tenía que aparentar que la flecha era de un Capa Roja.

¡Fssssh! ¡Fssssh!

Las lanzas volaron. Si tenían por objetivo a los panolis que avanzaban por el lecho seco del arroyo, la puntería de los bandidos no era gran cosa. Una de las jabalinas rebotó en el suelo y osciló cerca de la pierna de Rastrojo interrumpiendo su magnicidio. Lo primero era lo primero: el chamán se pegó a la pared para que si le disparaban le cogieran de perfil, encogido y ofreciendo un blanco más pequeño.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Volaron las jabalinas y flechas por encima de la compañía. Algunas de ellas pasaron muy cerca del soldado que suspiró de alivio al verlas fallar y ver cómo no eran enviadas ante su capitán. - Capitán manténgase detrás, le han herido y le necesitamos organizándonos. - Él había fallado de nuevo su ataque y no quería ver herido a su capitán así que decidido a asaltar ese punto comenzó a escalar lo más rápido posible. - Vamos, sube maldito, al menos demuestra que sabes hacer esto bien. Si tu cabeza no sirve para pensar que al menos los músculos te respondan - Comenzó a gritar su cerebro a su cuerpo animándose a seguir agarrando piedras y poniendo los pies lo más rápido posible sobre el siguiente saliente.

Llegando a la parte alta sacó su arma a dos manos y comenzó a buscar un objetivo. Encontrándolo tras un muro se preparó para asaltar la posición enemiga. 

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Milagrosamente no se había hecho ni un rasguño al caer. Las estacas, mugrientas y mal afiladas, llegaban cerca de sus rodillas. Su armadura era una bendición. Gracias al poco tiempo que habían tenido aquellos hideputas, el hoyo no era tan profundo. El suspiro de alivio resonó metálicamente con el vaho, dentro de su amado casco.

¡Fallasteis! ¡Campaña sigue aquí! ¡Venid a luchar!

Sólo un salto y estaría fuera, apoyándose en el asta de Svraisse.

Pero aquellos malnacidos tenían muy mal instinto. Uno para el dolor. La última estaca estaba puesta de través, oculta hábilmente y se la clavó justo al levantarse.

Y un reguero de sangre se mezcló con aquella madera podrida.

Cojeando ligeramente, y rugiendo de rabia y dolor, alcanzó de nuevo su sitio junto a su Capitán.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Un segundo golpe me impacta pero no es suficiente para atravesar las protecciones mágicas que las almas de mis compañeros Doloritas me brinda ante el sacrificio de mi sangre. Sin embargo, mi golpe no es capaz de alcanzarlo con la punta de mi lanza. De todas formas, mis compañeros infantes, como siempre, muestran gran efectividad acabando con el Capa Roja antes de que pueda significar una mayor amenaza.

Pero el combate completo ya está en curso y todos los Capas Rojas restantes ven el ataque del resto de la Compañía Negra.

"Es un buen momento para intentar desaparecer. Si podemos tomar a los enemigos por la espalda, podríamos tomar una ventaja que nos entregue la batalla en bandeja."

Siguiendo los pasos de Grito, me escondo como mejor puedo y comienzo a avanzar por el norte, sorteando un pequeño muro para salir por detrás de la construcción derruida y sabiendo que podría ponernos por detrás de los ojos de los enemigos directo a donde se esconden varios de ellos.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

El ataque ya era total, mientras Grito tomaba dirección norte pudo ver como el grueso de la compañía negra se adentraba en la aldea.  Un certero virote de Ballestero acabó con el tercer capa roja lo que ponía a los suyos con una clara ventaja númerica.

Los capas rojas del sur pronto se verían superados y era momento de planificar cuidadosamente el asalto final,  Grito siguió dirección norte seguido por los otros infantes mientras algunas flechas intentaban darles caza, debían salir de su línea de visión para tener una mejor oportunidad de asaltar el improvisado fortín.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

-¡No es momento de detenerse, Tarado!-replicó Capitán ante las palabras del k'hlata. Nunca había sido su estilo dirigir desde la retaguardia, y no iba a empezar ahora. Menos aún cuando necesitaban cada espada con la que pudieran contar para acabar con aquellos canallas lo más rápido posible. Antes de que hubiera aún más sorpresas. 

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Ignorada su propuesta decidió optar por la opción más inteligente que se le presentaba para conservar la vida y poder llegar a trabarse en combate cuerpo a cuerpo, marchar detrás de la imponente figura de su primo Campaña. Tras él Pelagatos era casi invisible, cuando pudiera hacer uso de su espada saldría de un costado del gigante y repartiría dolor y muerte con su acero oscuro.

Hasta que llegara ese momento, su plan era simple, escudo en alto y a dejar que su fornido primo abriera paso y despejara el camino.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

El grueso de la compañía avanzaba posiciones por el sur, mientras tanto la infantería daba un rodeo por el norte para asaltar la posición donde el enemigo se había hecho fuerte. La noche y su oscuridad cubría los movimientos de los infantes por lo que los capas rojas parecieron cambiar de estrategia. 

Grito desde una posición algo más adelantada que sus compañeros, pudo ver como los hombres de Rocasone se replegarón para afrontar la amenaza inminente que se cernía sobre ellos por el oeste, parecían haber perdio de vista a la infantería y aquel movimiento ponía en riesgo la pequeña seguridad de la construcción.

Grito hizó una señal a Dolor y Derviche para que avanzaran hacía el interior del edificio directamente sin acercarse más a su posición, el avanzaría en primer lugar y con el suficiente sigilo podrían intentar caer sobre ellos antes de que pusieran en problemas al capitán y los demás.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Ahora tenía que ser muy cauto. Se deslizó sin hacer ruido y sin mostrar su silueta. Sabría si le habían visto cuando sintiera la piel mojada por la sangre, así que por ahí no había problema. Entre tanto, actuaría como si nadie supiera que él estaba ahí. ¿Dónde estaba... ? Buscaba a alguien en particular. No le interesaba cualquier víctima. Cargó el arma despacio y no disparó al buen tun tun. Aguardó medio suspiro. A veces medio suspiro era la diferencia entre la victoria y la derrota.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Se había separado un tanto del grupo, muy consciente de su precaria situación. Avanzaba lento como una babosa y su vida pendía de un hilo como el cuerpo de una araña en un árbol. No quería que nadie estuviera pendiente de él ni de su protección así que buscó la cobertura de cuanto estuviera a su mano sin correr especiales riesgos.

Fuera como fuera, avanzó y descubrió a uno de sus enemigos, más pendiente del grueso que avanazaba como una manada de búfalos frente a ellos, que de cualquier otra amenaza. La daga bailoteó en su mano. Era un ataque limpio, directo, sin obstáculos. Todo su ser vibraba con la certeza de que el filo se clavaría en su cuello, segando su aorta y su vida. Él lo sabía, igual que lo sabían el cielo oscuro, las ya negras nubes y los dioses de la sabana.

Pero como títeres del retorcido Señor de la Medianoche, cuando la daga iba a abandonar su mano, buscando carne, venas, sangre y hueso, el suelo se abrió bajo sus pies, demostrando una vez más que aquella no era su misión, que haber desplazado a Piojillo se pagaba ahora en la balanza del equilibrio con el sinsabor, la frustración y un deseo de abandonarlo todo. A punto estuvo de caer y solo la visión en el último momento del rostro de Khadesa y el escuchar más allá a su Capitán y a sus hombres le obligó a aferrarse a la vida, a la realidad.

Su mano se agarró al cercano murete con la desesperación de quien desea seguir vivo, de quien tiene obligaciones por encima de sus propias necesidades o bienestar o de la ausencia de ambas, y haciendo frente a su deseo de abandono, evitó caer en aquel foso, ornado de púas como un puerco espín en su fondo y respiró hondo.

-¡Atención! -gritó-. ¡Trampas en el suelo! ¡Fosos! ¡Abrid los ojos!

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Habían logrado tomar la posición enemiga, por su parte había colocado su cuerpo por delante del capitán para intentar cubrirle y evitar que le hicieran otra herida. Frente a los enemigos con la lanza larga había conseguido pinchar con su lanza a su enemigo. Una cara de dolor se le mostró en la cara, sabía que debía matar pero no le gustaba la idea. Por suerte sus enemigos decidieron que era suficiente y les vio dar media vuelta y huir. 

Con resignación guardó su lanza y sacó una jabalina. No podían permitir que se escaparan por desgracia si morían ellos estarían más seguros. Así que volvió a hacer uso de su brazo fuerte para lanzar una de ellas pero al no estar seguro de desear acertar la jabalina erró su blanco cayendo sin problemas al suelo. Iba a comenzar a correr cuando el Cabo gritó que habría trampas en el camino, eso le hizo dudar un momento cual debía ser su siguiente paso. 

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Nuestro avance por el norte del campamento, manteniendo el sigilo, parece haber sido efectivo pues los Capas Rojas se han concentrado completamente en el resto de nuestros compañeros, que luchan en el centro del poblado, apartando sus ojos de lo que parece ser un camino directo hacia sus espaldas.

"Ahora sí que los podremos tomar por sorpresa. Ahora sí que seremos útiles para el resto de la Compañía Negra."

Avanzo lo más sigiloso que puedo hacia el norte, sorteando un pequeño muro que está en mi camino, para luego llegar lo más al norte, asegurándome que ninguno de los Capas Rojas me sigue con la vista, para estar completamente convencido de que les tomaremos por sorpresa. Luego, solo queda avanzar al este para entrar en su edificio sin ser notados.

DUODÉCIMO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 4715 RA.

MES: CALISTRIL (MITAD DEL INVIERNO, MES DOS).

DÍA: 13, DÍA DEL FUEGO.

HORA: CASI AL ANOCHECER. - TIEMPO: NUBLADO.

Sabandija se escurría por un flanco del grupo formado para exterminar a los Capas Rojas. Quería rodear las estructuras de piedra para tratar de pillar a sus enemigos desprevenidos, igual que haría para cazar un jabalí en la sabana. Sin embargo, el camino podía ser peligroso. El enorme Campaña desaparecía en un parpadeo y eso sólo podía significar que, en su terreno, los Capas Rojas se habían dedicado a colocar trampas ocultas, como las que Sabandija colocaba para conejos, pero más grandes.

Muy grandes tienen que ser para que quepa ese mastodonte.-El Cabo Ponzoña se movía por la misma zona y lo vio pararse en seco. El impresionable corazón de Sabandija dio un vuelco.

¡Cuidado!- Vio la trampa de foso a sus pies y ralentizó su avance para andarse con cuidado. Y menos mal que lo hizo. A punto estuvo él también en caer en otra de las trampas.  Era curioso cómo cada uno mostraba su personalidad en todo lo que hacían. Mientras que Ponzoña gritaba para advertir a todos de las trampas, Sabandija no dijo ni pío, sino que señaló por gestos dónde había localizado una de ellas, para que los que vinieran detrás no la pisaran.