Partida Rol por web

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Preocupado reaccionó algo más lento de lo que debería pues la enfermedad seguía atenazando su cuerpo, pero años de formación habían hecho casi automáticas algunas respuestas. Unos segundos después de los gritos de Ballestero y la llamada de Barril el infante ya se encontraba con el escudo embrazado y empuñando la lanza en su dirección.

-¡Preocupado listo, Señor!

Alzó el escudo como si hubiera frente a él un enemigo imaginario y dispuso la lanza en posición defensiva mientras llegaban el resto de sus compañeros.

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Ante el aviso de Ballestero y la posterior repetición, salgo de mi tienda. Estoy vestido con mi armadura y llevo mi lanza.

Campamenteros, formad tras la infantería. ¡Rápido!

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Apenas unos minutos después de que convocara a los hostigadores y a la espera de que se agruparan llegó la voz de alarma de Ballestero.

¿Caminantes de Galdan? ¿Allí? ¿Era aquello posible? Hasta aquel momento había tenido la sensación y creía que era una sensación generalizada de que tras quebrar la roca, habían viajado a algún lugar indeterminado pero lejano, dejando atrás muchas cosas. Demasiadas. Y entre ellas, Galdan. No obstante, tanto si la alarma de Ballestero tenía sentido como si no, tanto si eran caminantes de Galdan como cualquier otra amenaza, era momento de actuar.

-Hostigadores, en formación -ordenó. Preparado como estaba para empezar con una sesión de entrenamiento, portaba su armadura, su maza pendía a un lado y el escudo estaba a su espalda. Embrazó este último y la diestra enarboló la maza teñida de sangre seca, tan negra como la noche-. ¡Seguidme!

Había visto a Barril desplazarse hacia la escalinata del templo, una posición ventajosa, de modo que hizo lo propio.

-Formad un frente junto a la infantería -bramó.

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Sumergido entre sus pergaminos e inventariando los bienes de lo que restaba de la duodécima, apenas fue consciente del grito de alarma aunque sí del repentino movimiento de tropas y de las órdenes que se sucedían en los tres pelotones. Se alejó del altar, acercándose a la escalera de acceso y pudo ver cómo unos y otros, corrían para unirse a la formación, preparando sus armaduras y armas.

-¡Maldita sea! -murmuró-. ¿Ni un instante de paz?

Dudaba que en su presente estado fuera capaz de hacer un papel medianamente digno en caso de batalla, pero no había otra. Avanzó hasta Beltza, sacó el camisote de mallas y lo deslizó por su magro cuerpo. Se ató la espada a la cintura y montó. Desde la altura, desató la lanza y el escudo.

Beltza piafó, excitado, sintiendo la adrenalina de su entorno, preparado para combatir.

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR / 1 DE NEK (NUEVA ERA K'HLATA).

MES: DEL LEÓN / DEL RASTROJO VALIENTE (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

El grito de alarma encontró a Keropis pertrechándose para una dura sesión de entrenamiento. El abrazo gélido de las aguas del lago todavía le atenazaba las articulaciones, pero el ejercicio matutino a base de trinchar leña en el cercano bosque le había desentumecido bastante. Tomó el escudo que le habían prestado y desenvainó su kopesh.

La luz atravesaba los agujeros del techo del desastrado edificio, formando columnas de etéreo fulgor que caían oblicuas aquí y allá, como gruesas y resplandecientes lanzas. El aire, que hasta el día de ayer había olido a humedad y polvo, empezaba a saber a metal y sudor. La Duodécima volvía a tener un hogar que defender.

La cabeza de Piojillo apareció desde el hueco de las esclaeras que bajaban al sótano. Poco a poco logró superar el último escalón, todavía algo renqueante, y llamó a los Campamenteros a formar. El Guardián de los Muertos no se hizo esperar. Avanzó con paso firme hasta ponerse a la altura de su jefe de pelotón, flanqueándolo. Mientras le seguía, miró en derredor en busca de Serpiente.

MAÑANA SIGUIENTE: SEGUNDO DÍA DE LA FISURA DE LA FOSA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

El grito de alarma saco a Palomita de la inactividad como un cubo de agua fria. Se alzó de las proximidades de la hoguera y estiró cuanto pudo el cuello para detectar peligro inminente antes de echar a correr hacia el frente, donde todo el mundo se estaba preparando.

Tiró de las correas de su armadura y se aseguró que todas las piezas estaban correctamente colocadas, solia llevar algunas de ellas mas sueltas cuando no combatia para evitar roces y molestias, pero a la hora de combatir todo debía estar en su lugar.

Cuando llegó al frente, embrazó su escudo y escuchó un delicado susurro de su arma al salir de la vaina, un sonido que erizó su piel como tantas otras veces. Con cierta envidia observó a los pocos jinetes que habia alrededor de la compañia y cuando detectó a Pelagatos corrió rapidamente hacia él

Pelagatos, perdona - dijo la mujer con un brillo especial en los ojos - ¿Montará alguien a Jerilfante?

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Afortunadamente, cuando llegó la voz de alarma ya tenía puesta su armadura, por lo que tardó poco en estar preparado, embrazado con su escudo y lanza corta en la mano contraria.

Siguiendo la orden de Piojillo, se posiciona tras la infantería y en el extremo contrario en el que se había  puesto Keropis siguiendo la línea de los Campamenteros.

Era más alto y robusto que muchos de sus compañeros, y sin duda tenía el mejor escudo.

Si llegaba alguna sorpresa desde el flanco prefería ser él quien la bloquease, especialmente cuando habían varios en peores condiciones de salud que él mismo.

Ahora solo le quedaba saber... ¿Desde dónde vendría el ataque?

Esforzándose en ignorar el frío que aún le estremecía el cuerpo, afina los sentidos por si algo hiciese aparición en el rango inmediato de la posición que ocupaban. Con lo silencioso que era aquel bosque no era descabellado escucharlos antes que verlos.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Indómito es consciente de todo lo que acontece, pues su falta de actividad le permite ser como un vigía en un alto ya que en este caso al estar sentado en la posición más baja de aquella especie de torreón subterráneo, dicha inversión asemejaba las veces de alto pues no hay nada más bajo que él estando apenas medio metro de vista de sus ojos al suelo, es por eso que son todos los altos como los bajos desde una posición de observación como en la que estaba Ballestero.

Observó mucho movimiento y escuchó las palabras a viva voz de Barril que justificaban todo, por lo que se dirigió a su mochila.

Cuando terminó con ella Indómito incorporado recto de frente iba vestido con ropas tribales, armadura de cuero, por encima su capa con el broche y finalmente como un saco recubriendo todo su cuerpo junto con parte de la cabeza su manta. En mano derecha sujetaba una lanza corta y en mano izquierda tenía un escudo pesado de madera.

La estampa de su porte era tal que con un movimiento rítmico de cuerpo como si extendiera ambos remos de una barca al remar su manta se cayó hacia atrás por encima de la mochila mientras mantuvo la misma posición final recta como una coreografía ensayada. Fue un movimiento parecido a Superman quitándose su camisa de botones para mostrar su disfraz empezando por su logo, claro que el susodicho personaje desconocía semejante lore, pero fue un bonito retrato en movimiento cinematográfico para un observador externo que en este caso podría ser algún PJ que estuviera por allí cuando Indómito lo realizó.

Sin duda estaban ante la grandeza de un K'Hlata en todo su esplendor.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Ballestero descendió por la cuerda con mucho menos garbo que como subió. Incluso tuvo que saltar los últimos tramos, tambaleándose por la prisa o el cansancio. Se acercó al Capitán:

──Señor... He visto mucho bosque, y mar de color verde. No vida. No animales. No pájaros. No bichos. Nada mucho tiempo. Un camino va desde sudeste hacia noroeste. Los exploradores tienen que haber visto. Ahora unos cuervos han alzado el vuelo desde donde podrían estar ellos: raro, nada de animales antes. Pero nada. Luego seis bultos caminando...── Ahí torció la cabeza, dando por supuesto que todo el mundo tenía marcado a fuego en las retinas el caminar garboso de los muertos en la Llanura de Galdan. Eran cosas imposibles de olvidar.

──Vienen, todavía lejos.

Hizo una mueca con la boca. ──Mucha distancia. ¿Falsa alarma?── Ahí se encogió de hombros y movió la cabeza. ──Pero los cuervos...

Conforme hablaba estaba montando la ballesta.

──Permiso para acudir a mi formación.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Había estado medio echada en el suelo, junto a la hoguera. Su cuerpo agradecía el calor y el descanso, y su mente la distendida charla junto a sus compañeros. Pero ella era demasiado inquieta como para tener suficiente con eso, y ya empezaban a aguijonearle tanto los músculos como las ganas de algo más. 

Iba a levantarse para iniciar una nueva sesión de entrenamiento, ni que fuera ella sola, cuando escuchó la alarma de Ballestero primero, y luego las órdenes tajantes y concisas de los mandos.

¡Por fin!

Barril los requería, y posiblemente para luchar, si esa voz de alarma se confirmaba. Sintió la comezón de la adrenalina recorrer sus venas mientras se calaba todo su equipo, y embrazaba su escudo. Su Cimitarra brilló en su mano diestra, también sus armas estaban reclamando acción.

-¡Dispuesta, Cabo!

Salió corriendo con el resto de la Infantería hacia los escalones del Templo, cuando Ballestero bajó de arriba, y relató con más detalle lo que había visto. ¿Caminantes de Galdan? ¡Malditos asqueroso no-muertos! ¿cómo era posible...? A menos que no fueran los únicos que hubieran atravesado ese plano tortuoso de oscuridad en la caída tras la Ruptura... quizá la Roca había tragado de modo indiscriminado, después de todo.

Se situó detrás del monumental Cabo, pertrechada y excitada. Y, por un momento, sólo un momento, tuvo envidia de los que habían salido a explorar antes. Porque... ¿qué se habían encontrado? y... ¿dónde estaban ahora...?

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Desde el nivel inferior del complejo abandonado, donde descansaban los enfermos al amparo de la piedra que aún soportaba el paso del tiempo, se encontraba Lagrimita recorriendo algunas de las tiendas allí dispuestas. LLevaba algunos pellejos de agua vacíos entre las manos y se dirigía al rincón próximo a los primeros escalones donde estaban acumulándose con la intención de ir pronto al lago para llenarlos.

Estaba a punto de darse la vuelta cuando escuchó voces, esperó seis segundos mirando hacia arriba y percibió el revuelo que venía desde esa dirección, - Algo ha tenido que salir mal. -  se dijo de inmediato mientras tomaba en sus manos a Enjoyada y Compañera, comenzando el ascenso a toda prisa.

No había tiempo para ir a su tienda y colocarse la coraza, el tiempo necesario para ello podría ser un lujo que no podía permitirse y había que acudir raudo y veloz con lo más esencial. Por suerte había tenido a bien haber comenzado el día embutido en su armadura de cuero de Oscuro, bastante más cómoda y apropiada para cumplir sus órdenes allí abajo. De todos modos, se sentía preparado para afrontar cualquier peligro y animó a todos los miembros de la compañía que encontró en el camino hasta que llegó ante Barril, deteniéndose en seco. - ¡A tus órdenes Cabo! ¿Qué ocurre? - Esperó mientras formaba, ocupando la vanguardia.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Ante aquel aviso de Ballestero Romo no dudó en prepararse para la ocasión, por si acaso fueran enemigos a los que había que hacer frente. Rápidamente, empezó a ponerse su armadura y cuando acabase, cogería su arma y escudo y subiría por las escaleras para colocarse en formación y enfrentarse a lo que viniera. 

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Chamán Rojo, aunque escéptico, no osó desobedecer órdenes de Piojillo. Sin embargo, no pudo evitar un comentario socarrón a media voz a los que junto a él se posicionaban.

- ¿No vida?¿No animales?¿No pájaros? Y los cuervos qué son...- No conocía lo suficiente a Ballestero, su nuevo segundo al mando, como para saber si no le daba más el cerebro o es que de tanto estar callado se le había atrofiado la lengua. Aún así le daba igual. Formaría tras los infantes y luego, si era una falsa alarma, ya pasarían el rato tronchándose de su compañero.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Por supuesto, la cosa marchaba demasiado bien... Si es que podía entenderse como "bien" la falta de comida, refugio, una fuente de agua dudosa y la abundancia de frío y enfermedad entre la tropa. Pero claro, no tenían enemigos más allá de esas condenadas sombras que habían conseguido mantener a raya. Eso acababa de cambiar, aunque le costara mucho creer que esas noticias eran ciertas.

No hubo necesidad de dar la orden. Los cabos sabían lo que debían hacer, y pusieron a los suyos en posición rápidamente. Sin embargo, el nuevo reporte de Ballestero daba una nueva luz a aquellas noticias.

-Lejos y mucha distancia...-repitió, pensativo-muy bien. ¡Si esas cosas nos buscan nos encontrarán listos para devolverles a la fosa, pero aún se encuentran lejos, así que bastará con redoblar las guardias por el momento! ¡Aquellos que no estén de guardia que estén listos para actuar, por si asoman por aquí!-añadió. Además, si la suerte les sonreía, el k'hlata habría errado en su juicio y serían solo algunos desgraciados errantes y no aquellas abominaciones de terrible poder. 

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

¡El grupo de exploración! Comprendo muy bien la confusión viendo su estado.

¡Plumilla! Atiende a Guepardo digo, adelantándome para ayudar al resto a llegar a la iglesia. De momento el resto de Campamenteros estad atentos por si lo que le ha atacado les persigue.

Al menos hasta que haya otras órdenes.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Desastre había estado bastante ausente los últimos minutos. Se había limitado a trabajar como campamentero mientras en su interior escupía maldiciones y refunfuñaba como un crío por estar relegado a cosas tan poco agradecidas. Quería acción, no mierda y, por desgracia, sólo encontraría mierdas durante un buen tiempo.

Ya terminando el trabajo escuchó una voz de alarma y todos se ponían en filas. Incluso escuchó a Piojillo llamar a todos en la retaguardia pero su mente, aún ligeramente confusa, recordaba su papel como infantería y su reacción fue ponerse frente a algunos campamenteros, escudo y lanza en mano, gruñendo.

Os defenderé.

Aseguró. Al decir aquella frase un recuerdo le invadió la mente y su mirada buscó a Derviche por un momento, pero enseguida se centró en unos enemigos cuya llegada se prolongaba de más en el tiempo.

Y la espera fue para... la llegada de aliados. Sintió dos cosas en aquel preciso instante. La primera de ellas el alivio al ver que sus compañeros estaban todos y vivos. La segunda decepción absoluta al perderse un combate. Aquello estaba tornándose demasiado aburrido.

Sólo entonces cayó en la cuenta, había un guerrero diestro y sano con el que poder hacer algo. Se giró hacia Ballestero y se golpeó en el pecho y le señaló.

¿Quieres batirte en un duelo de entrenamiento?

No dijo nada más, sabía que al desafiado le gustaba aprovechar cualquier momento de ociosidad para encargar más tarea. Y aunque en parte lo comprendía no era lo que Desastre necesitaba en aquel preciso instante. Piojillo dijo de estar alerta en aquel preciso momento y, de haber tenido de repuesto, hubiese partido su lanza para desfogarse. Pero tenía razón, quizá algo más les seguía.

Dicho lo cual no esperó la respuesta, corrió hacia la puerta para observar qué se acercaba. Dónde estaban los enemigos que había dejado a formidables compañeros en tal estado.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Caminó en silencio y erguido, como de costumbre, con la espalda recta y la barbilla levantada. ¿De verdad les habían perseguido aquellos muertos de Galdan? ¿Era culpa del sacrificio nocturno de Serpiente? La lengua del oscuro se chasqueó para alejar aquellos pensamientos que de nada servían.

Puso su mano en el morro de Orgullo y mirándole a los ojos asintió, volvían a cabalgar a la batalla, el enemigo estaba a las puertas y era momento de demostrar que estaban listos para el combate. El oscuro apretó los labios pues su condición física en aquel momento era pobre, el entrenamiento en solitario le había fatigado un poco y la fiebre le tenía cogido del cuello. Respiró con profundidad y buscó entre sus pertrechos el escudo. En cuanto puso las manos sobre él se sintió más tranquilo, protegido y preparado. 

Una voz le sacó de sus ensoñaciones y la propietaria de ésta le sacó una sonrisa.

—Claro que lo va a montar alguien Palomita, lo vas a montar tú —comentó mirando a la mujer con la sonrisa todavía en sus labios—. Cuídalo.

Sin embargo sus palabras se vieron interrumpidas al escuchar al resto de sus compañeros y habló en general pero al estar cerca Palomita fueron para ella sus palabras.

—¿Qué demonios está pasando?

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Rastrojo miró al resto de Hostigadores en formación. ¿Para eso había dejado de cavar letrin...? Ah. Vale. Sí, todo iba bien. Que lo de la formación durase mucho. Así Rastrojo no tendría que volver a ensuciarse las manos con la tierra maldita de aquel lugar. Buscó con la mirada a Preocupado y le hizo un gesto, tocándose el lóbulo de la oreja. Esa señal significaba lo que ambos sabían: estaban en la Nueva Era K'Hlata, nada cambiaría eso. Ni siguiera un ejército de muertos vivientes.

¡Agh!-chilló Rastrojo al ver emerger a sus compañeros.

No se dio cuenta de que no habían sido zombificados hasta que se fijó en los detalles: las gotas de sudor y los jadeos de agotamiento. Piojillo azuzó a Plumilla. Rastrojo miró a Ponzoña.

¿Qué pasa? ¿Hola? Estoy aquí. ¡Maldito follapitonisas! ¡Tienes a un chamán en tu pelotón! Los chamanes curamos gente. ¿Qué mierda le pasa a ese cerebro de mosquito?

Su indignación iba en aumento. Era consciente de que el Capitán intervendría para darse importancia y ganar protagonismo, curando a Guepardo, pero si realmente Matagatos le veía mal, dejaría morir al K'Hlata para no perder su racha de curaciones. Eso le daría una oportunidad a Plumilla o Rastrojo de suplirle. Y eso daba a Rastrojo la oportunidad de intentarlo y lograr ser el centro de atención. Que Guepardo muriese o no después de la intervención del chamán no era tan importante para su prestigio: un Guepardo vivo le daría fama de sanador, un Guepardo muerto le daría fama de hombre pío que rezó por su paciente para que su alma descansase en paz.

SEGUNDO DÍA DE LA RUPTURA DE LA ROCA.

AÑO: 202 DE KHATOVAR.

MES: DEL LEÓN (MITAD DE LA PRIMAVERA, MES CINCO).

DÍA: DIECISÉIS DEL MES.

POCO DESPUÉS DEL MEDIODÍA. - CIELO GRIS.

Frontera y sus compañeros avanzaron por entre la maleza hasta que llegaron al claro donde se encontraba la iglesia abandonada que servía de refugio a la Compañía. Cuando pudieron al fin ver la edificación ruinosa, se encontraron a todos sus Hermanos formando, preparados para el combate.

¿Qué demonios? ¿Nos están atacando aquí también? -pensó Frontera.

Pero pronto se dio cuenta de que sólo miraban en su dirección, y cuando les vieron relajaron las posturas de defensa. Parecía que les habían tomado por enemigos, debido a los andares renqueantes de toda la escuadra. Era un alivio. No le apetecía nada otro combate.

¡Hermanos! -gritó hacia los que esperaban en la escalinata- ¡Ayuda, por favor! Hemos sufrido un ataque y Guepardo está muy grave. El resto están también heridos y agotados, necesitamos a los curanderos -dijo gesticulando hacia el resto de sus compañeros, que avanzaban como podían detrás suyo. 

Siguieron acercándose a su ritmo hacia la iglesia, mientras algunos de sus compañeros avanzaban a su encuentro. Buscó con la mirada al Capitán para informarle debidamente de lo sucedido.