Partida Rol por web

Pulga se unió al grupo de compañeros y escuchó su conversación para averiguar lo que estaban diciendo. No había escuchado las palabras de los guardias pero había oído hablar a los habitantes de la ciudad la noche anterior y no había entendido ni una palabra. Se acercó a Plumilla con una sonrisa después de escuchar sus palabras.

-No te preocupes Plumilla, si necesitas hablar con alguien no dudes en hacerlo conmigo y con nuestros compañeros, seguro que tenemos cosas más interesantes que contar que estos aburridos.

A Pulga le gustaba hablar y si tenía que hacerlo con una chica tan guapa como Plumilla le gustaba aún más. La muchacha no tenía aspecto de mercenaria pero la había admitido como recluta y él no tenía nada que objetar al respecto. Al menos era una alegría para la vista y los oídos entre tanto bruto y loco que tenía alrededor. Otro tema sería si las cosas se ponían feas, pero no preveía problemas allí y además les acompañaban Mentiroso y Ojopocho que ya eran unos hermanos juramentados que habían demostrado su valía en combate.

Mejor que no tengamos ningún problema.

Miró también a Codorniz, la recluta más joven de la compañía. Había demostrado ser una niña, porque no podía llamársela de otra forma aún, muy valiente. Se preguntaba que motivos había tenido ella para alistarse en la Compañía. Le sonrió también, aunque no se dirigió a ella, sino que se volvió para contestar a Ojopocho.

-Por mi parte estaré atento Ojopocho. Y también puedo ayudar con los precios de las cosas, estoy acostumbrado a regatear con los mercaderes.

Coméntame cuando veas algo que llame tu atención.- Comento refiriéndome a Chaman Rojo y dando por zanjado esta parte de la discusión.

Dais demasiada importancia a algo intrascendente, prosigamos nuestro camino siguiendo el consejo de Ojopocho.

Ignorando en cierta medida a los guardias, y alzando el rostro intentando denotar el orgullo de haber llegado a ocupar la posición que ocupo (pese a que se nos considere simples mercenarios), avanzo por el empedrado pavimento e la calle.

Plumilla sonrió agradecida a Ojopocho aunque no terminaba de quitarse la sensación de incomodidad que le atenazaba. ¿Y si no podían contar con la ayuda de los guardias en el momento en que se encontraran en problemas?

-¿Alguno tiene idea de qué hay y dónde?-preguntó abiertamente mientras procuraba no tropezarse con las peligrosas líneas imaginarias que se confabulan con la gravedad para que Plumilla cayera de bruces con asiduidad. 

Pulga no era uno de los mejores reclutas de la compañía, casi podría ser el peor, hasta el momento tampoco había podido tenerle cerca entre unas cosas y otras... y ahora que le tenía cerca no le parecía un mal bicho, si estaba en la compañía algo tendría que aportar al grupo.

Chamán Rojo había propuesto el no alejarse y no sería ella quien le llevara la contraria, no sólo porque fuera un consejo útil, sino porque también le inquietaba en parte.

-No he podido ver tu entrenamiento, Pulga, ¿contra quién has luchado?-curioseó dando pequeños saltitos al caminar haciendo mecerse las rastas que conformaban la espesa cabellera de la muchacha, que no se alejaba de Codorniz, puede que por una especie de sentimiento fraternal hacia la chica aunque esta demostrara en sus movimientos tener la picaresca que a la tranquila Plumilla le faltaba.

-Entrené junto a Loor, Odio y Tarado. Decidieron hacer una lucha por parejas: Loor y Tarado contra Odio y contra mi. Dejé inconsciente a Tarado y después tuve que ayudar a Odio a vencer a Loor. No os imagináis como se estaban dando esos dos brutos, lo único bueno de mi intervención es que al menos dejaron de castigarse uno a otro.

Pulga respondió sin darle gran importancia a su victoria sobre Tarado y puso más énfasis en el rechazo que le causaba tener que haber golpeado a Loor.

-Pero bueno, hoy me ha tocado ganar y otro día me tocará perder. Lo importante es prepararse para cuando tengamos que luchar todos juntos.

No le gustaban los entrenamientos, donde había recibido más palos de los que le gustaba, pero al menos tenía la esperanza de que cuando llegaran las luchas reales le sirvieran para seguir con vida, ese era su principal objetivo.

-Si lo deseas la próxima vez podemos entrenar juntos Plumilla, para mi será todo un placer, o también contigo Codorniz.

Al dirigirse a la niña Pulga le guiñó un ojo con complicidad. Sabía que a Codorniz no le gustaban los combates brutos y cuerpo a cuerpo y como él prefería practicar otro tipo de técnicas. Y entrenar con Plumilla sería también un verdadero placer, aunque no pensaba golpear a aquella preciosidad bajo ningún concepto. Fuera como fuera cualquier cosa sería mejor que darle la revancha al loco de Tarado si no quería acabar molido a golpes, no había que tentar a la suerte.

-¿Con quien habéis entrenado vosotros?

Formuló la pregunta no solo a Plumilla y Codorniz sino que la dirigió a todos sus compañeros y a los dos Hostigadores.

- Mentiroso memorizó ayer el camino al Mercado del Barrio Residencial, y hacia allí os conduce.

- Observáis que las calles están empedradas y relativamente limpias y ordenadas.

- Los edificios se ven viejos, y en su mayoría están hechos de piedra con vigas y tejados de madera.

- Aquí viven los artesanos, muchos comerciantes, la mayor parte de las tropas de los Comunes, y muchos funcionarios menores.

- Hay varias estatuas majestuosas en honor al Señor del Dolor, y veis que mucha gente pone velas ante esas estatuas o les reza. También hay algunas estatuas dedicadas al Viejo Rey, refundador de la ciudad que murió cien años atrás y padre del actual gobernante. Son más escasas y reciben menos atención que las dedicadas a su hijo, pero en general se ven limpias y bien conservadas. Al parecer aún hay gente que respeta a ese antiguo gobernante.

- Finalmente llegáis a una avenida principal en la que hay abundantes puestos de mercado, en los que parece que se vende de todo: desde pan a pergaminos, pasando por cántaros, alfombras o queso.

En mi ultimo paseo por la ciudad ya había encontrado algunas de las tiendas y puestos que mas llamaron mi atención, y encabezando al grupo me dirijo hacía ellas para finiquitar negocios que hace tiempo perturban mis bolsillos.

Pese a ello, no olvido lo hablado con mi compañero, por lo que marcho deteniendo ligeramente la marcha cada vez que mis ojos se cruzan con algún escudo o armadura que señalo a Chamán Rojo interrogante a la espera de que encuentre algo que llame su atención.

Observo atento las tiendas por las que pasamos y me detengo en una en la que hay capas como las que usan en la compañía.

- Mentiroso, ¿crees que podrías conseguirme una de esas a buen precio? - le digo señalando una de las capas.

Keropis no se aleja más de un par de brazos del grupo, mirando alrededor, como si estuviera en una guardia perpetua, y cuando Ojopocho indica un puesto el se acerca con ellos pero mirando hacia donde no miran los demás.

Deseo hacer una tirada de Tasación para ver cual podría ser el valor de la capa por la que Ojopocho solicita mi ayuda, quizá también debería realizar una tirada de otear para ver la calidad de la misma y algun posible defecto o fallo que podria exprimir para conseguir un buen precío, pero creo que Tasación ya cubre esa necesidad.
Te hago las tiradas en este post, y en oculto.
Leí que no debíamos realizar a priori tiradas que no nos pidieras, pero de ser innecesaria o estar herrada tan solo debes ignorarla, y de ser necesaria, ahorramos algo de tiempo. Ademas, así pruebo el sistema.
Perdona si yerro.

-Oh yo... no he entrenado físicamente-hizo una mueca que revelaba que no le gustaba nada tener que enfrentarse en combate a nadie- estaba estudiando los movimientos de Cochinillo y Derviche... ayer recibí un buen consejo y me pareció bien aplicarlo... y como no se fijan en donde ando pues ...-se encogió de hombros con sencillez- podemos entrenar aunque soy una patosa, lo mio no es la pelea-¿Como explicar que es incapaz de sostener un arma de entrenamiento durante un periodo normal de tiempo?

Mira una de las estatuas del Señor del Dolor.

-¿No ponen... velas?-miró a sus compañeros- creía que le profesarían más devoción...

-Hay culturrrasss en lasss que la devoción ssse hace con sssacrificiosss, y como vimosss anoche creo que esssta esss una de ellasss- dice Keropis sin mirar a Plumilla, sin quitar los ojos de encima de la gente que pasaba por allí.

Se tambaleó un poco al oír a Keropis, sin ocultar el horror que le había producido el espectáculo de la noche anterior.

-Ouh....

Keropis la pone una mano encima para que se afiance- deberrríasss mirrrarrr algunasss barrratijasss o rrropasss parrra dissstrrraerrrte y, crrréeme, esss mejorrr que no piensssesss en como funciona esssta culturrra, ssserrrá mejorrr parrra tí -dice en un tono bajo y suave a Plumilla

- Yo he entrenado un tiempo con Campaña, ha estado bien, luego hemos querido subir la intensidad del entrenamiento y me ha mandado a dormir la siesta. Luego Piojillo me ha dado permiso para hacer otras cosas y recuperarme de mi sueño forzado. - Digo respondiendo a Pulga.

Durante el paseo, voy siguiendo la mirada de Mentiroso, - parece que conoce el mercado mejor que el resto y tiene localizadas las tiendas de armamento, - que me va señalando los lugares que conoce.

- Creo que lo primero es un escudo grande, y después veré con cuanto puedo contar, para la armadura, quizás no me llegue mas que para un arnés de cuero y algunas protecciones sueltas. - Señalo hacia los productos expuestos de una de las armerías que parece tener gran abundancia de articulos y pocos clientes - ¿Que opináis de esos escudos? ¿ Son buenos? - Pregunto a mis compañeros, y especialmente a los 2 soldados experimentados. - Sin duda sus consejos desde el punto de vista de la experiencia serán de gran utilidad.

Chaman Rojo solicita mi ayuda, pero ya me encuentro revisando la capa por la que Ojopocho me ha preguntado.
-Disculpa, enseguida estoy contigo. ¿Por qué no consultas el precio mientras Ojopocho y yo miramos la capa?
No tener capa es motivo de gran deshonor, y quizá el resto no vea con buenos ojos que Ojopocho compre la suya, pero lo cierto es que tampoco hay ninguna norma que lo prohíba expresamente (hasta donde yo se).

LA CAPA NEGRA:

- Culturalmente, en la Compañía se considera que la capa debe ser entregada a un nuevo Soldado por su Hermano de Capa.

- Si un hermano juramentado es demasiado individualista o demasiado poco apreciado como para no tener Hermano de Capa, entonces debería de quedarse sin capa.

- Comprar una capa en el mercado después puede ser considerado un menosprecio hacia toda la Compañía y puede sentar muy mal.

- La primera capa debe ser un regalo. En este caso, Ojopocho debería de esperar a que sus compañeros decidan regalarle una tras alguna gesta o hazaña que les haga ganarse su respeto.

- Otra cosa muy distinta (y que no está mal vista) es comprarse una capa de repuesto cuando ya se tiene una, o una nueva para reponer la que se ha perdido, roto o desgastado.

- Ojopocho puede comprarse una capa si quiere, pero es seguro que eso le va a granjear la antipatía generalizada de más de la mitad de la Compañía. Lo verán como hacer trampa, o como alguien que intenta engañarles. Alguien que no sabe cuál es su lugar y que intenta tomarles el pelo a los demás.

MENTIROSO:

- Localizas un puesto de ropa donde venden capas de varios tipos, incluyendo capas negras de buena calidad a dos platas.

- Después ves una parada en la que venden escudos de madera forrados con cuero. Los hay redondos y ovalados, aunque el volumen total viene a ser el mismo, al igual que el peso. El mejor precio que consigues negociar es tres platas la unidad.

- En una parada de artículos de cuero venden arneses de cuero, la protección más sencilla que hay, a cinco platas el conjunto (grebas, brazales, faja y dos correas cruzadas en pecho y espalda).

- Por último, localizas un puesto que vende jarrones valiosos y antigüedades. Ahí será donde podrás negociar la venta de tu jarrón (tiradas ocultas de Tasación, Diplomacia y Averiguar Intenciones).

- Hay bastante bullicio en el mercado.

- A lo largo de la siguiente hora y media larga, Mentiroso se recorre las paradas de prendas de vestir, de escudos de madera, de artículos de cuero, y de jarrones y antigüedades.

- Los comerciantes hablan en un K'Hlata con un fuerte acento y sonoridad arcaica. Se parece mucho al Ancestral, la lengua secreta de los chamanes en la Gran Sabana.

- Mentiroso parece tener una facilidad natural para tratar con todos los comerciantes, regatear con ellos y obtener el mejor precio posible.

Encuentro un lugar donde vender el delicado objeto que llevo tempo portando y dejando a un lado los negocios de mis compañeros por un instante me dedico por entero a el.
Abstraído completamente en el negocio dedico toda mi atención y esfuerzo, pese a hacerlo con una naturalidad que quizá consideraba oxidada.
Mientras las palabras brotan de mi boca, no puedo evitar mandar una nueva plegaría a La Diosa del Engaño.