Partida Rol por web

TERRITORIO DE CHO'N DELOR:

- "Vosotros que entráis aquí, abandonad toda esperanza." -

Fiuuuuush-la pala sobresale del agujero y tira tierra fuera.

Me pusieron a cavar letrinas...

Chaaaaaas...-hizo la pala al hundirse en la tierra húmeda de meo.

Tal vez yo prefiriese ir a Idon... No digo que quisiese... Valoro demasiado mis monedas de plata para visitar ese nido de ladrones.

Fiuuuuush...-hizo la pala al arrojar la tierra fuera del agujero.

¡Cómo quieren que progrese como guerrero si no me dejan entrenar!

Chaaaaaas...-la pala recogiendo caca de Khadesa y un montón de tierra.

No digo que fuese a entrenar todo el día... Quizás unos minutos... Puede que... puede que sí. Ahora nunca lo sabremos. ¿Y todo porqué? Porque me pusieron a cavar letrinas.

...-la caca de Khadesa cuando la pala la hecha a un lado del pozo.

No hizo ningún ruido. A oídos de cualquiera que estuviese escuchando a Rastrojo quejarse una y otra vez, esta falta de cadencia del chás y del fiús era como si el mestizo dejase de cavar. Eso le hizo darse cuenta... ¿Quién le estaba vigilando? Ponzoña, no. Dio la orden y ni siquiera se quedó a supervisar. Matagatos tampoco, se fue a la ciudad.

Miró desde su agujero.

Las chicas suelen meterse en sus propios asuntos. Los dos retrasados no saben razonar. Los guerreros me desprecian y pasan de mí... ¡Ostras, ahí viene Ponzoña!

Fiuuush-Chaaas-Fiuuuush-Chaaas-Fiuuuush-Chaaas-F...

-De acuerdo, hostigadores. Empezaremos en grupos de dos o tres. Nada de sangre. Solo toques. Escudo contra armas a dos manos, lanzas, espadas, garrotes... -enumeró-. No quiero a nadie herido. Controlad la fuerza, como la montaña que detiene al viento. Después, cambiaremos de estrategia -señaló-. Rastrojo -gritó-. Acaba con eso pronto y podrás entrenar con nosotros.

Jabalí se separó del grupo, recordando las instrucciones que tenía sobre lo que comprar más las indicaciones de Ponzoña. Para él iba a ser la primera vez que tenía que comerciar para algo tan importante y no podía permitirse el lujo de lo que lo en gañaran o de no conseguir lo que quería.

Se alejó de sus compañeros hostigadores buscando la zona de los comerciantes. No tardó en encontrarlos. Caminó entre ellos, mirando lo que ofrecían, buscando entre todos ellos lo que necesitaba, hasta que al final se decidió por uno que le pareció de fiar y cuya mercancía parecía medianamente buena, dentro de lo que veía pululando por allí.

-Busco cuentas de cristal. ¿Tienes, comerciante?

- "Naturalmente, noble guerrero. A algunas mujeres les gusta adornar su peinado con cuentas de cristal. ¿Tenéis a alguien especial en mente?" - El comerciante sonríe.

Después señala tres tipos de cuentas:

- "Estas de aquí son las más simples, pequeñas y tubias. Son a cobre a pieza.

Las de mediana calidad son a dos. Y estas otras son las mejores y más puras que tengo, a tres cobres la pieza." -

TRANSCURREN LAS HORAS.

Pequeña y escurridiza, R'Gaa se movía rápido. Además su entrenamiento con el soldado Testudo la había obligado a anticiparse a los movimientos de ataque, y a resistir si recibía un buen golpe. No iba a ser muy diferente, pensó.

Su lanza sólo marcaba trayectorias, no la dejó herir. Pero procuraba golpear con el asta, y parar golpes también. Aunque su principal baza era no estar en el sitio en el que el golpe caía, haberse movido ya de allí el segundo antes.

Campaña pasó la mañana entrenando con sus compañeros, se notaba que habían estado practicando con la Infantería porque todos estaban mejorando a pasos de gigante. La nueva incorporación de R'Gaa al grupo había agradado mucho a Campaña, que le tenía un especial cariño desde la misión de exploración a la aldea de los Tres Castores.

- Campaña contento R'Gaa entrena - dijo Campaña en K'Hlata mientras sonreía.- R'Gaa será buen Soldado, Campaña sabe... Próxima batalla, R'Gaa va con Campaña, luchar juntos, ganar a todos.

Guepardo tuvo claro enseguida que no iba a visitar Idon. Debía descansar y, además, le apetecía poco revivir la experiencia de Dadiz. Al principio se concentró en tomar el sol y recuperar sus doloridos huesos. Eso reconfortó su espíritu. Pero pronto volvieron las visitas. Volvierons los espíritus. Más en concreto, Sacorroto. Tras los acontecimientos anteriores y tras llevar unos días sin verlos pensó que se habían ido para siempre...pero se equivocaba. Sintió la necesidad de compartir su experiencia con alguien. Pensó en la pitonisa, pero había tenido muy poco contacto con ella y no quería que pensase que estaba loco. También pensó en Matagatos, pero no estaba en aquel momento por allí y, además, dudaba de su conocimiento del mundo oscuro. Miró alrededor dubitativo hasta que posó su mirada en un hombre. Un hombre que tenía una pala en las manos y que hablaba solo.

Guepardo se acercó a Rastrojo. Sin preámbulo alguno como saludos o presentaciones le dijo: - En ocasiones... veo muertos. Necesito tu ayuda Y le invitó con la mano a alejarse un poco del resto para hablar en privado. Esperaba que el chamán aceptase.

Rastrojo alzó la vista desde su inmundo agujero. A contraluz se recortaba la silueta de un hombre. Los rayos del sol que bordeaban a Guepardo, incidían en la vista del chamán, cegándolo. No reconoció la voz, no tenía mucho trato con él. Rastrojo tenía cuidado de no establecer mucho trato con otras personas, especialmente con los guerreros fortachones y poderosos.

Sí... Es un problema cuando empiezas a ver muertos por primera vez...

Y no es algo a lo que uno se acostumbre...

Arrojó la pala. No quería seguir cavando. Tampoco quería unirse a los ejercicios, ya que los emparejamientos traen sorpresas desagradables, y aún había en el campamento Hostigadores muy fuertes que podían quebrar los huesos de Rastrojo.

Te sigo.

Trepó. Para entonces el agujero le llegaba al ombligo. Tuvo que apoyar el abdomen en la tierra para salir. Al seguir a su "paciente" el ángulo del sol ya era otro. Reconoció esas espaldas. Las había visto en el campo de combate. Durante la batalla de los Tres Castores, Rastrojo se quedó atrás. Guepardo avanzó para enfrentarse a aquellos niños... y luego se desgració.

Cuando estuvieron en un lugar más recogido, comenzó el grueso de su conversación.

¿Y bien, Guepardo? Cuéntame... Háblame sobre los muertos que ves.

-¿Una mujer?... ¡Ah! si... son para una mujer... si -dijo en un tono que quería decir algo así como "lo que tu digas, buen comerciante. Calla esa boca y dame las cuentas".

Jabalí recordó lo que Ponzoña le había enseñado e hizo cuentas en su cabeza sobre el precio de las cuentas y las monedas que el tenía en su saquito. Recordó el número mínimo de cuentas que Khadesa le había mandado comprar, tres, pero no estaba seguro del número máximo. Aquello de pagar con dinero era muy complicado.

-Quiero tres cuentas de las mejores-dijo mirando al comerciante. Esperó un poco, lo justo para que el comerciante no se diera cuenta de que no tenía muy claro eso de contar y sumó una cuenta más a las tres, para no llevarle a la pitonisa la cantidad justa- Mejor, que sea una más.

La joven guerrera de las Nubes Dispersas se detuvo, la lanza en el suelo, junto a ella. Y ella, con ambas manos en las rodillas, intentando recuperar la respiración.

Sonrió a Campaña.

-Sí... yo... ajj... seré una... buena... soldado... ajjj...

El enorme oscuro la había hecho bailar como una peonza, y estaba reventada. Pero él tenía razón.

-Sí lucho contigo... y no contra ti... nada va a poder conmigo... ajjj...

Attar entrenaba junto a sus compañeros, con bastante energía teniendo en cuenta el viaje en balsa a través del río, con su manejo de la pértiga. 

Su arma subía y bajaba, buscando "matar" a sus hermanos, aunque realmente sólo les daba un toque. Sin embargo, estaba convencido de que aquello le ayudaría mucho en un futuro no muy lejano. Era bueno entrenar. Y era mejor aún entrenar en grupo, por que además aprendes a luchar junto a aquellos con los que tendrás que compartir suerte en batalla. 

- "¡Muy bien! ¡Hay que ver qué espíritu tienen estos Hostigadores! En lugar de tumbarse a la bartola o echarse a dormir, como hace todo buen Soldado en cuanto puede... No, directos a entrenar." -

El comerciante envuelve cuatro cuentas de cristal de las mejores en una tela limpia y se la da a Jabalí.

- "Has hecho una buena compra, noble guerrero. A ella le van a encantar." -

- "Cabo, apuesto a que Attar podría tumbarlos a todos. Esos músculos no tienen igual." -

- "¿Pero qué estás diciendo, Soldado? Attar es el más fuerte de todos." -

- "Eso es justo lo que yo he dicho, Cabo..." -

- "¿Qué? ¡No! ¡He dicho Campaña! Eso es que no oyes bien, Matador." -