Partida Rol por web

Tras la jura por parte de los nuevos Soldados de la Compañía todo se torna en una locura de celebración y todo el mundo empieza a beber y bailar sin preocuparse del pasado y lo más preocupante, del futuro.

- ¿Acaso no se dan cuenta de que estamos a merced del enemigo? - pienso. Desde luego si quisieran atacar este sería el momento ideal. Todo el mundo bebiendo y sin armas.

Antes de que la gente empiece a desperdigarse Matagatos hace oficial el Ascenso de 4 Hostigadres a Soldado Novato.

- Me alegro por ellos. - pienso. Mas hay quien debería estar en ese Grupo y no lo está. Campaña está dentro de ese Grupo de Hermanos olvidados por los mandos.

Apenas brindo con Sabandija y Plumilla me retiro a descansar tras comprobar brevemente el perímetro del Campamento y entrar en la Tienda de los Heridos para comprobar como se encuentran los allí presentes..

La marcha, cuando no huida, de su padre y de Analista terminó de empañar una ceremonia deslucida, una ceremonia en la que el alto mando, una vez cumplido el protocolo mínimo, prefería refugiarse en su endogámica soledad. Escuchó a su primo, Matagatos, hacer oficial los diferentes ascensos, ascensos que deberían haber sido efectuados por Capitán, explíicitando las razones de los mismos. Pero no, una vez más, la necesidad de dar información no era una prioridad para quien sólo sabía ordenar.

Tomó la jarra de grog más cercana y la alzó para brindar y decir unas pocas palabras.

-Quiero aprovechar la ocasión para dar el nombre de quien será el segundo de los Campamenteros. Manta -Lengua Negra le hizo un gesto para que se aproximara-. Desde este momento, su nombramiento es efectivo. ¡Brindemos por los nuevos hermanos, por aquellos que pronto lo serán y por el nuevo segundo de los Campamenteros! -al tiempo, alzó la jarra y bebió de ella-. Pero no quiero olvidar un último mensaje de agradecimiento a los Hostigadores, quienes han cedido su parte de botín a modo de préstamo para ayudar al pelotón de Campamenteros a pertrecharse adecuadamente. ¡Brindo por ellos! Y ahora, Campamenteros, celebradlo. La reunión que habíamos de tener, la pospongo para mañana antes del entrenamiento. Gozad de lo que está noche os ofrezca. Bebed, reíd, cantad y disfrutad de cuanto tengáis a vuestro alcance. Hoy, ahora, las sombras de la guerra están lejos. Y mañana... mañana será otro día. 

Todo había acabado pero esta ceremonia de juramento distaba mucho de ser siquiera digna de la Compañía Negra.

En todo el tiempo que llevo junto a la Compañía he visto muchos juramentos pero ninguno con tan poco sentido como este último.

Pelagatos se acerca a mi y me apoya una mano sobre mi hombro y yo de devuelvo el gesto en señal de gratitud por aceptar ser mi Hermano de Capa.

Oigo como Matagatos anuncia el ascenso de 4 Hostigadores me alegré por ellos. Con todo lo que ha pasado supongo que cuando Campaña obtenga de nuevo su Capa será también ascendido, de lo contrario sería injusto. Lo que no entiendo es que no hayan sido los mandos los que lo hayan anunciado como hacen habitualmente y haya tenido que ser el Líder de los Hostigadores el que lo anuncie sin dar mayores explicaciones del motivo de su ascenso.

Tras todo este desaguisado me retiro pues prefiero estar sobrio para el día de mañana. Nunca se sabe lo que puede pasar.

Observo como Ojopocho se dirige al perímetro del Campamento y decido seguirle a cierta distancia para comprobar sus movimientos.

- ¿Qué estará haciendo? - me pregunto

Attar escuchó también, al menos en parte, lo que Matagatos había dicho. Casi como un acto reflejo, pues no apartó la mirada del fuego, alzó la jarra junto a sus compañeros en honor a los ascendidos, y dio otro trago. Pero el ceño se le había fruncido al escuchar aquello. No era normal que los mandos olvidaran anunciar algo así. Y la alternativa era mucho peor, pues significaba que no se habían olvidado, sino que lo habían ignorado.

"Attar no sabe que pensar..."

Pero tras unos minutos meditando sobre el asunto, toda su atención volvió a la hoguera, lo que se hizo que se olvidara temporalmente de la falta de protocolo demostrada con ésos ascensos.

Tras el anuncio de Lengua Negra Plumilla se sintió libre de romper la formación. Brindó con Lombriz luciendo una sonrisa encantadora y chocó su jarra con Sabandija y Ojopocho.

-¡Eh, Manta!-dijo acercándose al Segundo de Lengua Negra- felicidades-dijo con sinceridad, alzó la jarra y volvió a humedecerse los labios con el grog. Se giró balanceándose en un baile sencillo, instintivo, mientras le buscaba con la mirada. Él no estaba o ella no conseguía encontrarle. 

Negó con la cabeza ligeramente, guardándose la extraña sensación de vacío y bailó entre los presentes hasta que su cuerpo se resintió de todo el esfuerzo, lo que ocurrió poco después de empezar. El sudor perlaba su rostro y se deslizaba por su espalda.

Ya has llegado a tu límite.

Fue hacia la tienda de heridos pero no entró, en su lugar se sentó con la espalda apoyada en la lona de ésta y miró al cielo estrellado, acunada por los tambores y las voces de la Compañía. No le dio tiempo a pensar en nada, al parpadear sus ojos se cerraron y ella cayó en un mundo de inconsciencia. Dormida, el cuerpo de Plumilla se ladeó y dio contra el suelo con suavidad, sin perturbar su sueño.

Sino comenzaba a disfrutar del ritmo de la música de Pipo. Sus hipnóticas melodías volvían a embriagarle como habían hecho otras tantas veces. Se permitió el lujo de acabar su jarra de Grog, observar al resto de hermanos de la compañía y en resúmen a todos los que se movieron por el campamento y disfrutaron de la fiesta.

Observó cómo algunos hacían grupitos, cómo otros se alejaban quién sabe con qué intenciones, e incluso observó cómo algunos seguían a otros... Sí, ésta era la famosa Compañía Negra. Un grupo de mercenarios suspicaces, que no hacían otra cosa que vigilar sus propias espaldas por temor a una puñalada de una mano amiga.

Hacía falta mano firme por parte de los mandos y a gusto de Sino no estaba siendo así, o no tanto como a él le gustaría pero no sería él quien lo juzgara. 

Ansioso como estaba porque llegara el día de la batalla, Sino se permitió liberar sus pensamientos de maquinaciones y movimientos políticos... decidió soñar... soñar con la guerra, con los hermanos caídos, y sobretodo: con la venganza.

Sino regresó con la mirada ensimismada y paso cansino junto a la tienda de los Heridos, pero no entró. Había gente en peor estado que él... Se dirigió hacia el árbol que había hecho propio la noche anterior, apoyó su espalda en él y deslizó su cuerpo lentamente hasta quedar sentado en el suelo. El sopor no tardó en conquistarlo y en pocos minutos Sino dormía con una mano apoyada en su cimitarra, en tensión y alerta incluso durante su sueño.

El juramento había sido corto pero intenso. Estaba tremendamente nerviosa, pero el apoyo de Loor cuando su mano se puso en mi hombro me dio las fuerzas necesarias para poder hacer mi juramento sin dudar.

Me acerqué hasta ella e incliné la cabeza. Muchas gracias Loor. Estaba nerviosa y tu apoyo me ha dado el coraje que necesitaba. Sonreí con ilusión. Había que celebrar muchas cosas y ella tenía ganas de pasarlo bien. Aguardó por si Loor quería decirla algo y se fue.

Su madre le había enseñado a danzar, pero no sólo para condenar a sus enemigos muertos, sino para disfrutar y celebrar las fiestas. Y así lo hizo. Danzó con el viento y con las llamas, movió los pies al ritmo de cada crepitar y dejó que sus manos se mecieran con tanta fluidez como si se tratara de un arrollo.

Toque la capa y sonreí. No me podía creer que ya fuera hermano juramentado. Mi sonrisa se ensanchaba cada vez más hasta que me dolieron las comisuras de los labios. Me acerqué a Dedos feliz. Me hubiera encantado besar sus mejillas, pero dudaba que fuera lo apropiado.

Te agradezco la compañía en un momento tan importante como éste, Dedos. No haré que sientas vergüenza por mi, es más, te sentirás orgullosa.

Piojillo se hizo con una pinta de grog cuando la ceremonia hubo terminado. No tenía intención de emborracharse, pero si que brindó con cuanto Campamentero y Hostigador se cruzó. Se sentía extrañamente liberado, se alegraba profundamente de su elección, de jurar cuando él decidiese que debía hacerlo y no ser segundo era exactamente igual que antes pero sin ninguna responsabilidad.

Para el K´Hlata la ceremonia había sido interesante y muy amena gracias a la percusión de Pipo, pero Piojillo no quería dejarse llevar. Quería levantarse pronto para comenzar sus entrenamientos antes de la reunión de los Campamenteros. Ahora sabía lo que era la guerra y la única forma de sobrevivir era mejorar a base de entrenamiento.

Tras disfrutar un poco del ambiente decidió retirarse a su tienda, a dormir, pero antes quiso pasarse por el cementerio y verter un poco de grog sobre la tumba de Cochinillo.

Tras finalizar la ceremonia, ahora venía la celebración, momento en que se brindaba por los nuevos miembros y se disfrutaba de una noche de fiesta. A pesar de las pocas ganas que tenía de quedarse en la fiesta, Sicofante decidió que quedaría bastante feo marcharse tan aprisa. Tomaría una por cumplir.

Tras recoger su bebida se acercó hacia Asesina- bienvenida a la Compañía- dijo- ya eres una de los nuestros- mientras tanto, tanto Matagatos y Lengua Negra hacían sus respectivos anuncios, a los cuales Sicofante solo pudo alzar su copa como el resto de sus compañeros y beber un trago.

Ya era oficial, por fin lo había conseguido. El peso de la capa, el medallón que desprendía brillos con la luz de los fuegos, era un guerrero de la compañía, nadie podría decirle lo contrario y se asegurare de hacer honor a ese rango.

-Gracias por apoyarme Sino- fue lo que dijo cuando cogió su grog, antes de que este se fuera, la muchos estaban embelezado con la música de Pipo incluido Michou que movía la cabeza al son de la música, pero su cuerpo estaba cansado del entrenamiento, pero eso no el impidió seguir algo el ritmo, no bailar pero si beber y cantar, aunque no tan bien, las canciones que el músico entonaba, ahora era un día de celebración, merecía la pena estar ahí y haber llegado a ser lo que era.

Keropis se acercó a Manta y le puso una mano en el hombro- Enhorrrabuena Manta -y tras decir esto se giró hacia los "soldados novatos" que habían ascendido también- Y enhorrrabuena a vosssotrrrosss también -dijo a Lengua Negra, Ponzoña, Peregrino y Uro.

Tras esto se dirigió un poco a las afueras del grupo, ya había tenido baño de masas para muchísimo tiempo.

Manta respondió al gesto de Derviche con una sonrisa sincera. Al menos había servido de algo a una compañera. Si con eso la ayudaba a convertirse en una buena soldado, y sobrevivir a las dificultades venideras, podía sentirse satisfecho. De hecho, no podía pedir más, ni siquiera de sí mismo. Hacer bien su trabajo y sobrevivir. Lo demás, estaba ahora convencido, vendría solo. Ahora era un hermano más, y todos los demás eran su familia.

La sonrisa se borró de su rostro, y a punto estuvo de escupir el grog que tenía en la boca y dejar caer la escudilla de estofado cuando habló Lengua Negra. Manta. Tuvo que hacer un esfuerzo para asentir ante las felicitaciones de Plumilla y Keropis. Se había ofrecido para ocupar el puesto, pero no esperaba algo tan repentino, apenas unas palabras, y se convertía en el segundo de los campamenteros. Sin más. Despéjate, es mejor así, sin ceremonias y en un ambiente festivo. Lo asimilarás cuando tengas un rato para dormir. Aunque para él, cualquier gana de juerga se había desvanecido.

—Lo haré lo mejor que pueda —dijo a Lengua Negra cuando terminó de hablar. No tenía muy claro qué más podía decir en esa situación.

-Lo sé y por eso te he elegido, entre otras cosas. Pero ahora diviértete. Es una orden -dijo con una sonrisa sincera y haciendo chocar su jarra de grog contra la de Manta. Pronto no habría lugar para tales privilegios. La diversión, la bebida, la buena compañía pronto se verían sustituidas por otras cosas. Lo sabía bien. Por experiencia-. Gracias Plumilla, gracias Keropis.

Palmeó la espalda de su hermano de capa. Un verdadero amigo, sí señor. Es curioso, hace un par de semanas estuvo pensando en pagarle en secreto una pieza de plata a Mentiroso para que le apadrinase cuando llegase el momento. Y tal y como resultaron al final las cosas, Mentiroso está muerto, y Enmascarado había contraído una deuda con Rastrojo sin la cual nunca hubiese aceptado ser su padrino. No podría haber final más feliz: una plata que se había ahorrado. Mentiroso no murió en vano.

Rastrojo se adelantó para acercarse al puesto de Gordo Wem. Si Enmascarado estaba agotado y quería arrastrarse de nuevo hasta la tienda de heridos de los exploradores, tenía el derecho a hacerlo con dignidad y de manera íntima. Si quería beber con su ahijado, al ritmo al que cojeaba con sus piernas quemadas, mejor no esperarle. No quedaría Grog para cuando ese lisiado simpático llegase.

Al pasar junto a Pipo se dió cuenta de que su canción rimaba con la grandiosidad de los conjuros de los chamanes, pero ni se molestó en felicitarle por ello.

Gordo Wem, mi jarra de Grog gratis. No pruebo el Grog desde aquella otra jarra gratis que repartiste para celebrar la victoria sobre la aldea de los Tres Castores.

Hoy no se celebraba un ascenso. Hoy se celebraba otro acontecimiento. Al fin volvía a estar al mismo nivel que el resto de los Hostigadores. Al fin podía volver a hablarles de igual a igu...

¿Pero qué mierda...?-pensó al escuchar los ascensos a Soldado Novato-Lengua Negra me da un poco igual, porque ni siquiera está en mi pelotón. Lo de Ponzoña me da muchísima rabia, pero ya era el Segundo de Matagatos. Pero es que lo de Uro y Peregrino no tiene nombre... ¿En qué son mejor ellos dos que yo para ser Soldados Novatos? Vale... Uro primero de la promoción de Reclutas y Peregrino el tercer hombre al que Matagatos deja al mando de una columna. Pues Dedos llevó la columna de retaguardia y no por eso nadie la ascendió a Soldado Novata. Está claro que Matagatos la está castigando por verla tontear conmigo. Celoso pueril.

El declive de Piojillo en favor de Manta ya era una noticia que se la traía al pairo.

Miro como la Compañía, ya de por si con un control y una organización demasiado laxa, termina por perder todo su orden y control cuando comienza a correr la bebida. Los gritos se suceden, los brindis, el grog salpicando a unos y otros y los hermanos dándose empujones entre sí. En medio de ello se producen algunos nombramientos más, cosas que no hacen más que agriar mi humor ya de por si tocado.

Cuidando de mi capa, ganada con sangre mía y mis enemigos, decido salir de lugar pues no estoy dispuesta a que nadie la mancha ya que, si eso ocurriera, se que derramaría sangre para restablecer mi honor manchado. Por grog.

Sicofante se me acerca mientras me alejo y, pese a mi disgusto, soy capaz de devolverle un gesto de sincera cordialidad -Gracias hermano por todo. Me has dado una gran oportunidad, no te decepcionaré. Ahora, prefiero salir de aquí, no soy demasiado festiva y este alboroto no me agrada ¿tu te quedas?

El Teniente se hace con una jarra de Grog y brinda:

- "¡Por los recién nombrados Novatos y también por los Nuevos Soldados!" -

Y bebe un largo sorbo para después ir a reclamar una tajada de carne asada.

- "¡Y por el nuevo Segundo de los Campamenteros!" -

- "Y por Lengua Negra, nuevo jefe de los Campamenteros." -

- "Por todos ellos brindamos. ¡Que juntos celebremos muchas victorias como esta!" -