Partida Rol por web

Gente, Alice os tiene que decir un par de cosas, por eso he abierto esta escena. Digamos que ocupa todo el día hasta las 9 de la noche, por lo que si alguien quiere hacer algo destacable (clubes o quidditch no cuentan como ello) que me lo diga y postea aquí.

PD: los que ya hayan sido avisados pueden obviar esta escena jeje.

Entrar en la clase de Defensa contra las Artes Oscuras no me parecía tan banal como cualquier otro día. Mi mente le daba vueltas a algunas ideas desde poco después del desayuno que hacían que algunas cosas cobraran otra perspectiva. Sin embargo, no era momento para distraerme, tenía que centrarme y hacer algunas cosas.

Busqué a Alphard con la mirada en cuanto puse un pie dentro y le hice un gesto a Charlotte antes de acercarme al muchacho rápidamente, aprovechando que la clase aún no había empezado. Mientras avanzaba hacia él iba mentalizándome. - Vaya mañanita. Debo estar socializando más que en los últimos dos años juntos. - No recordaba haber hablado nunca con el muchacho de Slytherin más allá de lo necesario en el club de ajedrez... Pero sentía cierta simpatía por él tras compartir club y optativas. Al menos parecía que teníamos intereses similares. 

- Ey, Alphard, ¿puedo hablar contigo un momento? - Dije al llegar a su lado. Estaba un poco incómoda acercándome así a él y cambiaba el peso de una pierna a la otra mientras le dedicaba una pequeña sonrisa nerviosa. Miré a mi alrededor entonces, asegurándome de que no hubiera nadie alrededor que pudiera escucharnos e incluso di un par de pasos hacia la pared, esperando que se alejase un poco conmigo del resto de compañeros.

No pude evitar que mis ojos se posaran durante un momento en Tom Riddle y un montón de dudas rebulleron en mi interior antes de que apartase la mirada rápidamente mientras mis mejillas se sonrojaban levemente.

Tomé aire lentamente y susurré en dirección a Alphard, mirándolo de forma significativa. - Es importante. - Musité, esperando su respuesta.

Después de la clase de Defensa contra las Artes Oscuras me dirigí rápidamente al almuerzo, dejando a Charlotte atrás y haciéndole un gesto. Entré en el comedor respirando agitada, con las mejillas sonrojadas y maldiciendo mentalmente por haber ido casi corriendo. Esperaba al menos no haberme puesto a sudar, bastante tenía con el calor en el rostro. Esas cosas quedaban fatal en una señorita.

Busqué a Alan con la mirada mientras caminaba hacia la mesa de Hufflepuff, agradeciendo que él ya hubiera llegado también, y me acerqué a él. Eché un vistazo a su alrededor, probablemente estaría rodeado de amigos y tomé aire lentamente. No recordaba haber hablado con tanta gente en el mismo día desde hacía mucho tiempo. Y muchísimo menos siendo yo quien se acercase a ellos. Tan sólo esperaba no estar llamando demasiado la atención al hacerlo, aunque... Bueno, no era raro que Charlotte anduviese de aquí para allá hablando con gente. Podrían pensar perfectamente que era ella. 

Una sonrisa de medio lado surgió en mis labios al pensar en ello y se mantuvo hasta que llegué junto a Alan. - Ey, Alan, ¿puedo hablar contigo un momento? - Pregunté, dedicándole una sonrisa de disculpa a las personas con las que él estuviese en ese momento. - A solas. - Añadí, con una mirada significativa hacia el hufflepuff. Sólo esperaba que no empezasen a correr rumores sobre por qué me había estado acercando a tantos chicos esta mañana. Odiaría ganarme cualquier tipo de fama al respecto. - Es importante. - Terminé en voz baja, preparada para alejarme un poco de la mesa, lo suficiente para poder cuchichear con él sin que nadie nos escuchase.

Me encontraba con mis compañeros habituales en la mesa de Hufflepuff. Había sido una gran mañana y se notaba. Estaba más contento que de costumbre, charlando y bromeando despreocupadamente mientras me zampaba la ración de dos personas yo solo.

Alice me pilló desprevenido. Cuando me habló no sabía muy bien si era ella o su gemela, pero luego me di cuenta, por la forma de hablar, de que no era Charlotte. Ella me habría abordado de otra forma. Pensé. Claro! Dije, sin perder la sonrisa y metiéndome un gran bocado antes de levantarme. Ahora vuelvo chicos, no os lo acabéis todo antes de que vuelva!

Sentía curiosidad. Mucha curiosidad. No por hablar con Alice, solía hacerlo, sobre todo si había algún examen cerca. Sino el hecho de que me abordase en medio de una comida con algo para decirme en privado sí que era bastante extraño y yo era demasiado curioso.

¿Qué ocurre? Susurré cuando llegué hasta la pelirroja. Había bajado la voz, debía ser algo que no se debía saber... Lo que lo hacía doblemente interesante. La curiosidad era evidente en mi mirada. ¿Estás bien?

Si alguien le había hecho alguien a Alice lo pagaría. La joven me caía muy bien y era muy buena persona. al vez demasiado. Esperaba que no se hubieran aprovechado de ella por eso, la hubieran amenazado o algo así. Parecía como si no quisiera que la viesen hablando conmigo.

- Sí, sí. Estoy bien. - Respondí en voz baja, dedicándole una sonrisa tranquilizadora al muchacho. - Pero te voy a pedir un favor que te va a parecer muy raro. - Expliqué, pensando en cómo seguir y mirando de vez en cuando a nuestro alrededor, para asegurarme de que nadie nos estuviese mirando.

Tomé aire de nuevo, ya recuperada de la pequeña carrera y susurré. - Necesito hablar contigo y con algunos otros, pero es muy, muy importante que nadie se entere, así que no puede ser ahora. - Miré una vez más alrededor y me acerqué un poco más a él antes de continuar. - Después de la cena, en el pasillo del cuarto piso. Hay un lugar donde en ocasiones aparece un punto brillante en el muro. ¿Podemos vernos allí?

Si era raro que me acercase a alguien por mi propio pie, más raro era aún que propusiese quedar después de cenar, cuando se suponía que debíamos estar acostándonos. Siempre intentaba seguir las reglas y las veces que me las había saltado era por influencia de Charlotte... Pero esta vez era yo la que lo estaba proponiendo. Todavía me sentía rara haciendo algo así. - No te puedo explicar más ahora. - Cuchicheé. - Os lo contaré a todos juntos esta noche, cuando esté segura de que nadie nos pueda escuchar. - Bueno, ya lo había soltado una vez más. Esperé su respuesta expectante.

Respiré aliviado cuando me dijo que estaba bien. Si alguien le hubiera hecho algo... Bueno, se llevaría una lección. Pero no parecía que le hubieran hecho nada, parecía algo más gordo que todo eso. Escuché lo que me dijo, lo cual me dejó aún más ansioso. No podía hacer aquello, no podía dejarme todo el día en ascuas. Las palabras "muy, muy importante que nadie lo sepa" y la actitud misteriosa de Alice habían activado todas mis instintos.

Nadie nos escucha aquí, puedes contármelo. Dije, suplicándole con la mirada. Mi cara debía dar tanta o más pena que la de un cordero al que pretenden degollar. Dejarme con aquella duda todo el día era la peor tortura que se le habría podido ocurrir, seguro. ¿De qué se trata? ¿Te has metido en algún problema? ¿Has encontrado algo en el castillo? ¿Un pasillo secreto? ¿Algo sobre la guerra? ¿Están tus padres bien? ¿Charlotte? ¿Ella está bien? ¿Quieres robar algo? ¿Destruirlo? Tenía que ser eso. ¿Porqué sino iba a ser por la noche?

Mis palabras seguían siendo susurros, pero cada unar iba cogiendo un poco más de fuerza que la anterior. Mi mente divagaba, analizando todas y cada de las posibilidades, que no eran pocas. Se me ocurrían mil y un casos hipotéticos y todos ellos viables para mi imaginativa mente, aunque probablemente cualquier otro que serían disparates la mayoría.  Cuéntamelo, por favor... De nuevo aquella mirada.

Al principio la curiosidad de Alan me hizo ampliar la sonrisa. Me recordaba a Charlotte, probablemente ella estaría igual de intrigada y ansiosa. Pero cuando sus palabras empezaron a subir de intensidad abrí mucho los ojos e hice gestos con la mano para que se tranquilizase. 

- Yo estoy bien, mis padres también y Charlotte y Jem también. No me he metido en ningún problema... Por ahora. Y no quiero robar ni romper nada. Es un poco más complicado que eso. - Miré de nuevo a mi alrededor y cuchicheé. - No te lo puedo contar aquí, hay mucha gente y cualquiera podría estar escuchando sin que lo sepamos. Pero en el sitio que te dije me aseguraré de que haya medidas de seguridad... 

Me encogí de hombros con aire resignado. - Me encantaría decirte más, pero tendrás que esperar un poco. Por favor... - Dije, poniendo yo también cara de cordero degollado, con los ojos muy abiertos y frunciendo los labios. - ¡Oh! Y tengo que pedirte algo más. - Añadí, recuperando mi rostro tras unos segundos. - ¿Puedes decírselo a John y que venga contigo él también? 

Depues de un momento mirando por la ventana el magnífico día que hace para volver a templar mi ánimo, me encamino hacia nuestra siguiente clase; nos toca clase doble de Defensa contra las Artes Oscuras y eso hace que me sienta un poco mejor, a pesar de que la profesora a veces es un hueso duro es muy buena.

Entro en clase y veo que todavía faltan la mitad de los alumnos, comienzo a dirigirme hacia mi sitio acostumbrado al final de la sala cuando una cabeza pelirroja se cruza en mi camino; ¿pero qué? mi cuerpo se tensa por un instante antes de darme cuenta que es la señorita Battletower quien está a mi lado.

_{- Por supuesto.}

Contesto mecánicamente entre dientes, ¿qué demonios debe querer Alice? Prácticamente no hemos cruzado palabra en estos tres años a pesar de compartir varias aficiones, me doy cuenta que parece un poco nerviosa y cuando aparta su vista de mí, busco a Charlotte, su gemela no debe estar lejos. Está a varios pasos de nosotros lanzando miradas esquivas, espero que no sea algún tipo de broma pesada, pienso empezando a arrepentirme de esa manía mía de aceptar todo; me doy cuenta que Alice se pega unos pasos a la pared y la acompaño en el movimiento, una chica no debe bailar sola... Sus mejillas se sonrojan y me quedo pensando en si esto último lo he pensado o lo he dicho en voz alta, la miro a los ojos intentando averiguarlo y entonces escucho su murmullo, algo en su mirada me dice que sea lo que sea que me quiere decir no es una broma, ella lo considera muy serio.

- Sí, claro.

Esta vez lo digo un poco mas alto, no ha debido oir mi primera contestación, pienso inclinando la cabeza ligeramente para poder seguir hablando en susurros mientras no aparto la mirada de sus ojos; creo que es una buena chica, a pesar de estar en Ravenclaw y no en Slytherin.

Me sentí más aliviada cuando se acercó. Por un momento había temido que no quisiera escucharme. Aunque ahora venía lo más difícil, al fin y al cabo ya tenía alguna relación con las personas con las que había hablado antes de él, pero no sabía qué pensaría Alphard de lo que iba a pedirle. Tomé aire antes de hablar, buscando las palabras y convenciéndome de que si su nombre estaba en esa lista era por algo.

- Verás... - Empecé susurrando un poco titubeante. - Te voy a pedir algo que probablemente te va a parecer muy raro. Y además no te lo voy a poder explicar bien ahora porque hay mucha gente aquí... - Sentir su mirada fija en la mía por un lado me daba ánimos para confiar en él, pero por otro incrementaba mi timidez. Sin apartar mis ojos claros de los suyos seguí hablando. - Necesito hablar contigo y con algunas personas más en privado. Es muy, muy importante que nadie más se entere. 

Me acerqué un poco más a él para susurrar aún más bajo. - _{Después de la cena, en el pasillo del cuarto piso. Hay un lugar donde en ocasiones aparece un punto brillante en el muro. ¿Podemos vernos allí?} - Pregunté, separándome un poco y buscando su mirada, intentando ver en ella qué le parecía lo que le estaba pidiendo. - Es algo grave. - Insistí, con una seriedad que rozaba lo solemne. Desde luego yo no era una persona que se saltase las reglas alegremente, así que al menos estaba claro que a mí me tenía que parecer algo serio para ser yo quien propusiera un encuentro de noche, cuando todos deberíamos estar acostándonos. Desvié la mirada un instante a nuestro alrededor, asegurándome de que nadie nos estuviese escuchando y enseguida volví a buscar sus ojos.

Dada la cercanía puedo ver las dudas en su rostro antes de que empiece a hablar y cuando lo hace entiendo que su comportamiento sea algo raro, una conversación entre susurros al final de clase y me tiene que decir algo raro que no me puede explicar... Mis cejas se fruncen ligeramente, en una pregunta muda para que continúe, cuando oigo lo siguiente que me dice una de las cejas se eleva por la sorpresa, ¿con algunas personas mas? antes de que pueda hacer la pregunta en voz alta se me acerca mas y siento su aliento en el cuello cuando añade la última información de forma casi inaudible.

Se separa un poco y nuestras miradas se vuelven a encontrar, todavía me hallo con la ceja elevada en una mueca a medio camino de la incredulidad y la preocupación; debe ser por eso que añade una última frase, muy seria. Me quedo un momento pensando en lo que me pide y en sus posibles implicaciones mientras ella observa alrededor, no sería la primera vez que hago algo que no debería, pienso haciendo el recorrido desde el punto de encuentro hasta mi sala común mentalmente, pero si va a ser una reunión de varios alumnos y casas es una oportunidad de oro para hacer que quiten puntos, sus ojos vuelven a posarse en los mios.

- ¿Quién mas irá? - pregunto preocupado por quién estará allí, o mas bien por quién sabe que estaremos allí - ¿Cómo sé que esto no acabará con un chivatazo y con disminución de puntos para mi casa?

Con mis preguntas estoy dando a entender que estoy dispuesto a ir pero que no me fío de que alguien no intente jugármela, no es que esté dudando de ella si no del resto de congregados, uno tiene que cubrirse las espaldas.

Asentí con la cabeza, comprendía sus dudas perfectamente. Ni siquiera yo las tenía todas conmigo con la gente de la lista, al fin y al cabo, a algunos no los conocía de nada. Pero sí confiaba en quien me la había dado y por extensión en los nombres que allí aparecían.

_{- Hay implicado un profesor. -} Susurré como respuesta, acercándome a su cuello de nuevo. Esperaba que nadie nos estuviera mirando. No quería ganarme alguna fama rara por acercarme así a un chico en el aula. - _{Él me dio un pergamino con una lista de nombres de personas en las que confía para esto: Alister P. Ravenclaw, Alan Coot, mi hermana Charlotte, Ingo Wunder Zeller, John Bale, Tracy Canterbury, Elizabeth Deacon.} - Lo miré durante un instante, todavía seria, mientras me separaba un poco para mirarlo. - Y tú. 

Ladeé la cabeza un poco, buscando a Elizabeth con la mirada por la sala. - Y eso me lleva a otra cosa que quería pedirte. - Añadí, volviendo a mirarlo a él. - No conozco de nada a Elizabeth, pero si tú la conoces un poco más pensé que quizá podría ser mejor que a ella se lo dijeras tú. - Escrutaba su mirada al pedírselo. Era consciente de que realmente ni siquiera me había dicho si él iría todavía, pero algo en sus ojos me hacía pensar que confiaba en mí y estaba dispuesto a hacerlo.

Hice una pausa valorando cómo continuar. - No puedo garantizar que el profesor pueda cubrirnos las espaldas si nos pillan. Pero yo confío totalmente en él. Lo que sí puedo garantizarte es que el sitio será lo más seguro que pueda para que podamos hablar sin que nadie nos descubra. Y allí os lo podré explicar todo. - Suspiré quedamente y le dediqué una pequeña sonrisa nerviosa. - ¿Vendrás?

Se acerca de nuevo a mi oreja, y siento su respuesta en el vello antes de oirla en el oido; con sus primeras palabras me relajo y me crispo a partes iguales, si hay un profesor no hay encerrona... ¡si hay un profesor es algo gordo! Aguanto la respiración cuando comienza a decirme los nombres de los que estamos convocados, Alister, bien; o no... ¿el prepotente y cerebro de mosquito de Coot? ¡¿Chocolate también?! Sí, claro... y quieren que vaya Deacon.

Se separa un poco y mirándome me incluye en la lista, no sé qué pensar pero tampoco tengo mucho tiempo para ello antes de que vuelva a hablar. Mi reacción es de sorpresa, ¡que si yo tengo mas relación con Deacon! por supuesto, estamos en la misma mesa y vamos a las mismas clases comunes, a parte de eso creo que hemos cruzado palabras en... ¿siete ocasiones? no, creo que han sido ocho; no puedo evitar que una media sonrisa irónica se forme en mi cara. Escucho atento sus últimas palabras, y me quedo un momento mirándola en silencio después de su pregunta; me inclino despacio, acercándome a su oreja, y susurro muy bajo.

_{- Como decir que no a la invitación de una dama.} - me separo un poco y continúo en un tono lo suficientemente bajo para no ser oido pero sin que haga falta estar a dos centímetros - Respecto a la señorita Deacon me temo que no podré ayudarla, aunque si mi presencia puede servir de algo la acompañaré. -acompaño mis últimas palabras con una leve inclinación de cabeza.

No pude evitar sonrojarme cálidamente cuando se acercó y susurró, aceptando caballerosamente asistir a la reunión. Toda su forma de comportarse era absolutamente encantadora... Ya podrían aprender muchos de nuestros compañeros de él. Sin embargo cuando siguió hablando me di cuenta de que yo misma me había comportado de una forma terriblemente reprochable, incluso tuteándolo. Y entonces mis mejillas aumentaron su rubor mientras bajaba la mirada y me recriminaba mentalmente a mí misma por ello. 

Asentí con la cabeza al escuchar su respuesta. - Se lo agradecería muchísimo, señor Black. - Respondí, mientras buscaba de nuevo con la mirada a Elizabeth. - Creo que será más sencillo que me escuche si me acompaña alguien de su misma casa. - Me sentía mucho más aliviada después de que hubiera confirmado su asistencia, aunque no sabía qué podría esperar de su compañera. 

Hice un pequeño movimiento para empezar a caminar hacia ella, pero lo detuve prácticamente antes de que comenzase y busqué su mirada una vez más. - Muchas gracias por aceptar. - Dije, dudando un instante antes de añadir algo más. - Y espero sepa disculpar mis modales, todo este asunto me tiene terriblemente nerviosa. - Añadí, bajando la mirada avergonzada.

No puedo dejar de notar el leve sonrojo en su cara cuando me separo, ni tampoco que conforme hablo éste aumenta y aparta la mirada; repaso mis palabras buscando algo reprochable en ellas, a parte de la primera frase algo atrevida no encuentro nada. Escucho su respuesta pero veo como continúa esquivando mi cara, a pesar de eso asiento a sus palabras sin darme cuenta que no me mira y comienzo a seguirla cuando gira su cuerpo, pero de repente se vuelve y me mira por fin, luego dirán que las clases de baile no valen para nada, pienso cuando siguiendo su movimiento me echo para atrás y logro esquivarla evitando un choque de nuestros cuerpos.

Asiento de nuevo y espero a que continúe, mis dudas acerca de su último comportamiento quedan aclaradas con su confesión. Ya que no tengo la suficiente confianza como para elevarle el mentón con la mano, me agacho un poco y me asomo por el lado para poder mirar su rostro de nuevo.

- No se preocupe, no hay nada que perdonar. Sé lo que es sentirse sobrepasado, _{pero no se lo diga a nadie...}

La última frase la digo con tono de broma, no sé qué es lo que nos ha de contar pero es algo que la tiene muy transtornada y no quiero ser yo causa de mas malestar, sobretodo si puedo hacer algo para aliviar un poco su tensión.

Tuve que hacer acopio de todas mis fuerzas para no seguir insistiendo. Iba a estar dándole vueltas a aquello todo el día, pero tenía razón, podría oírnos cualquiera. Mi único consuelo era que el secreto debía ser muy muy importante para tantas precauciones y me lo iba a confesar. Incluso se había puesto medidas de seguridad. 

Vaaaaaale... Acabé accediendo, aunque dedicándole un gesto de pena exagerado en broma. Pero esta te la apunto, ¿eh? Dije, con una sonrisa, también en broma. Nos vemos después de cenar entonces! A ver que es lo que escondes. No conocía esta faceta tan misteriosa tuya... Me gusta. Comenté, divertido.

Me sentí aliviada cuando Alan aceptó esperar hasta después de la cena y una pequeña risita suave salió de mis labios con sus bromas. Sin embargo, me puse más seria cuando volví a hablar. - No te olvides de llevar a John, por favor. ¡Y no le digáis nada a nadie más! - Susurré una vez más. Después hice un gesto agitando la mano. - Hasta esta noche. - Dije, antes de darme la vuelta para dirigirme a la mesa de Ravenclaw. Ya estaba todo en marcha. Por fin había citado a todos. Ahora sólo quedaba esperar que Alan e Ingo hicieran su parte avisando a los que faltaban.

La forma adorable de Alphard de ladear la cabeza buscando mis ojos y su tono de broma me sacaron una pequeña sonrisa y levanté la mirada, sintiéndome más tranquila. Definitivamente era un joven encantador. Durante un instante lamenté no haber hablado nunca antes con él. - Le guardaré el secreto. - Susurré, mientras mi sonrisa se ampliaba tímidamente. - Vayamos con la señorita Deacon, entonces.

Había estado hablando con Alphard Black en un extremo apartado del aula desde que entré en la clase de Defensa contra las Artes Oscuras poco antes de que comenzase.

Tras unos minutos busqué a Elizabeth con la mirada y empecé a caminar hacia ella, esperando que el joven me acompañase. Me sentía nerviosa mientras lo hacía pues ella era de la que menos sabía qué podía esperar. Nunca había hablado con ella, no sabía qué cosas le interesaban o qué cosas aborrecía... Y siempre me había parecido triste y reservada. Pero su nombre estaba en esa lista y yo no necesitaba más que eso para saber que debía acercarme a ella por mucho que me costase ser quien diera el primer paso. Y con la mañana que llevaba, ya empezaba a desear poder encerrarme en la biblioteca durante un rato y dejar de hablar con gente.

Al llegar a su altura me detuve y tomé aire, mirando a nuestro alrededor, para asegurarme de que no habría nadie cerca que pudiera escucharnos. - Señorita Deacon, Elizabeth. - Dije llamándola. - ¿Podríamos hablar con usted un momento? - Pregunté, incluyendo a Alphard con un pequeño ademán. Volví a mirar alrededor mientras daba un par de pasos alejándonos del resto de la clase. - Es algo serio. - Añadí en un susurro, con la esperanza de que se acercase. La presencia de Alphard a mi lado, a pesar de que apenas lo conocía, me daba un poco de seguridad.

Veo que su ánimo mejora y sonríe de vuelta, asiento y cuando empieza a caminar la sigo con pasos largos y tranquilos; mi mirada vagando por la sala y las manos cogidas a la espalda. No tengo ni idea de la reacción que puede tener Deacon cuando oiga su petición, sólo espero que no eleve mucho la voz. No quiero ser el centro de las miradas, suficiente he tenido en Herbología.

Cuando la señorita Battletower comienza a hablar, salgo de detrás de ella para que se me vea bien y para tapar con mi cuerpo nuestra conversación de miradas ajenas. Mis ojos pasan de una chica a la otra y luego miro a los lados, quiero asegurarme que nadie inconveniente nos oye.