Partida Rol por web

El mismo día del partido busqué un momento para hablar con Alan a solas. Tenía algo dándome vueltas a la cabeza y no estaba segura de que ninguno de los otros pudieran aceptarlo de buen grado. Especialmente sabía que a Charlotte le iba a parecer una pésima idea y que trataría de impedírmelo como fuese. Ocultarle algo a mi hermana se me antojaba lo más terrible que había hecho nunca y ni siquiera había tomado todavía la decisión de hacerlo. O tal vez sí, porque ahí estaba, buscando a Alan para contárselo. Por otra parte, también quería saber cómo estaba él. Entre lo de su hermano y todo lo que había pasado en el partido... Bueno, seguro que tenía la cabeza llena de cosas. 

En cuanto lo vi, le hice un gesto con la mano y me acerqué rápidamente a él. - Ey, Alan. ¿Podemos hablar un momento? - Pregunté, señalando hacia el pasillo con la cabeza. Me mordí el labio inferior, nerviosa antes de añadir algo más en un susurro. - Tengo que contarte una cosa. 

Oh, claro. Respondí, tras un primer susto. Alice me había sacado de mis pensamientos. Le dediqué una sonrisa cansada, pero una sonrisa al fin y al cabo. Había sido un día agotador, no solo por el partido. Sentía que tenía que ayudar a Anthony, pero creía saber como hacerlo. Agradecía que mis amigos me fueran a apoyar y a ayudar en ello. Aunque confiaba en mí mismo, estaba bien contar con el apoyo de más gente.

Me dirigí al pasillo y, tras cercionarme que no había nadie alrededor, la miré a los ojos. ¿Qué pasa? ¿Va todo bien?

Una vez en el pasillo me apoyé en la pared y suspiré mirando hacia mis pies, buscando por dónde empezar. - Sí... Creo. A ver. - Dije tras varios segundos, levantando la mirada hacia Alan. - Mañana voy a hacer algo que sé que a los demás podría parecerles peligroso. Probablemente no me dejarían hacerlo. Charlotte quizá hasta se lo contaría a Dumbledore para que no me lo permitiese. - Arrugué el ceño, frustrada con esa idea. - Pero yo creo que puede ser útil y que puedo mantenerlo bajo control. 

Hice una pausa, mirando a Alan con seriedad, tratando de averiguar qué le estaba pareciendo hasta el momento lo que había ido diciendo. Y tras un par de segundos continué. - Aunque creo que puedo controlarlo, tampoco quiero ir sin que nadie sepa donde estoy, porque tengo que ir sola. He pensado que tal vez tú lo entenderías y bueno, me guardarías el secreto. Si pasara algo, buscaría la forma de avisarte para pedir ayuda. - Volví a suspirar y me mordí el labio inferior antes de lanzar una pregunta. - ¿Podrías hacer eso por mí?

Miré a Alice con creciente interés según iba hablando. Debía ser algo realmente importante para que solo me lo pudiera decir a mí. Me sentía halagado por que me lo quisiera contar a mí antes que a su hermana, probablemente porque sabía que yo era más abierto de mente que los demás y que veía las cosas desde otra perspectiva.

Claro, no lo dudes. Te debo demasiadas cosas como para que tengas ni que preguntarlo. Le contesté con una sonrisa y quitándole importancia con la mano. Solo tienes que decirme lo que tengo que hacer y lo haré. Hacemos buen equipo. Dije, recordando el desastre que monté en aquella sala llena de polvo y como ella lo pudo solventar.

Me relajé un poco al ver su respuesta y no pude evitar pensar que no me había equivocado. Su referencia hacia el buen equipo que hacíamos me sacó una sonrisa. - Sí, sí que lo hacemos. - Respondí, incorporándome un poco. 

- Verás, estuve con el señor Riddle durante todo el partido antes. Y bueno, me invitó a acompañarlo mañana al lago para estudiar sobre el hechizo del humo que usaron en el partido. - Expliqué entonces, poniendo las cartas sobre la mesa. - Sé que Charlotte intentaría detenerme, probablemente los demás también, pero... Le hemos pedido al señor Black y a la señorita Deacon que se acerquen y traten de intimar con él. No me parece justo desaprovechar esta oportunidad sólo porque pueda ser peligroso, para ellos también lo está siendo. - Hice una pequeña pausa y aseguré algo más con confianza en mí misma. - Y creo que podré mantenerlo bajo control, no creo que sospeche de mí. 

- Voy a ir. - Dije al final. - Rechazarlo habría sido mucho más sospechoso y creo que quizá pueda sacar algo. Pero me gustaría que tuvieras el espejo encima por si acaso, te avisaré con él si pasa algo. - Me sentía mejor tras contárselo a alguien. Podía notarse en mi expresión que me había quitado un peso de encima. Aunque habría preferido que mi hermana lo supiera, ni siquiera estaba segura de no contárselo aún. Aunque si no era antes, se lo contaría después, eso seguro.

Asentí, convencido. Sí, si no vas a ser muy sospechoso. Coincidió. No se dejaba plantado a un amigo así por así. Si Riddle era tan listo como decían, se daría cuenta en seguida. Alice tendría que seguir con su papel, definitivamente. Me parece una buena idea, aunque suena como si te estuviera poniendo a prueba o algo... Ten cuidado.

La miró unos segundos. Si quieres podría estar entrenando por los terrenos para poder acudir rápido si lo necesitas. Propuse. Puedo entrenar a suficiente distancia del lago como para que no me veáis, pero lo suficientemente cerca como para estar en pocos segundos en el lago. Sol tienes que decirme a que hora vais a ir.

La seguridad en el rostro era clara. Era un plan e Alice, confiaba en él. Además, podría entrenar y a la ve estar pendiente de ella. Invitaría a alguien también. Helene seguramente, pero sin contarle la parte del plan. Era un secreto, y yo guardaba los secretos siempre.

Solté el aire francamente aliviada al ver que no había cambiado de opinión tras escuchar el plan. - Hemos quedado una hora antes del atardecer. Pero mantente lo suficientemente alejado como para que no te detecten los hechizos, por si acaso.

Hice una pausa y lo miré con una sonrisa. - Eres genial, Alan. Muchas gracias por apoyarme en esto.  - Me daban ganas de abrazarlo, pero al mismo tiempo también me daba mucha vergüenza abrazar así de golpe a un chico. Y más a uno tan guapo, por muy amigo mío que fuese. Así que no lo hice, pero mis mejillas se sonrojaron un poco ante la idea. 

Recordé entonces todo lo que había pasado antes y ladeé la cabeza para mirarlo. - ¿Y cómo estás tú? ¿Cómo llevas lo de Anthony? - Pregunté con voz suave.

No te preocupes. Le dije, con un sonrisa. Sin embargo luego fruncí el ceño. Bueno... Espera, ¿a unos quinientos o ochocientos metros lo detecta? No tenía ni la más remota idea. A mí me parecía suficiente y en pocos segundos estaría en el lago por si ocurría algo, pero a saber.

No tienes que darme las gracias, ¡para eso están los amigos! Le dije, dándole una palmada amistosa en el hombro.

Bueno, mejor. Ha sido un palo, no lo voy a negar. Pero sé que mi hermano no es así. Un amago de sonrisa se formó en mi rostro. Es solo que se ha juntado con la gente equivocada. Pero creo que sé lo que hacer para solucionarlo. Espero que todo esto acabe pronto, o no voy a aprobar ni quidditch. Bromeé.

- Sí, con que estés más lejos de cien metros debería servir, así que entre quinientos y ochocientos será perfecto. - Asentí sonriendo al recibir la palmada. 

Lo escuché después con más seriedad aunque ver que empezaba a mirar el tema de su hermano con más optimismo me alivió. Me había dado mucha pena verlo antes tan alicaído. Tan poco él mismo. - Si necesitas ayuda con los deberes o lo que sea... Bueno, sabes que puedes contar conmigo. ¿Qué es lo que has pensado? - Pregunté finalmente con curiosidad.