Partida Rol por web

La misa concluyó con el sentimiento generalizado de que el gobierno de estas tierras estaba en buenas manos. Las sabias palabras alentaron al esfuerzo individual y colectivo para conseguir el bien común. La recogida de impuestos, la cosecha, la producción de los más humildes artesanos se verían afectadas, espoleadas, por el sermón del Abad, mucho tiempo después.

Los ojos del anciano monje no dejaron de analizar a los presentes, al igual que los de Ciferinos, el empeño oculto del dirigente era buscar hombres fuertes, sanos... y también comprometidos, fanáticamente fieles. Necesitaba manos en su monasterio, y sobre todo necesitaba mandar un mensajero.

Tengo que pediros 2 veces disculpas:
-La primera es porque llevo dos semanas sin entrar por unos asuntos de trabajo.
-La segunda es por la escena. Dark me ha dicho que el Abad ha vuelto, cosa que me alegra, eso nos hará no cerrar esta facción. También habéis preguntado por algún jugador de esta facción que no se encuentra aquí, eso me ha hecho darme cuenta de otro tremendo error: el monje que encontraron muerto no fue Fray Domenico, sino el padre Arnaldus de Roma. Cuando pueda revisaré los post y los editaré, haced lo mismo con los vuestros. En breve comenzaremos con la trama de nuevo (tened un poco de paciencia, tras dos semanas tengo mucho trabajo, pero vuestro territorio será de los primeros).

Pues lo dicho, siento todas las molestias que os haya podido causar y os pido disculpas.

FINALES DE DICIEMBRE DE 952
UNA NOCHE TORMENTOSA EN BRAILA.

Mientras todo el monasterio se encuentra reunido por orden del Abad para celebrar una pequeña misa íntima en recuerdo del fallecido Padre Arnaldus de Roma un carruaje tirado por seis caballos llega a las puertas del recinto en mitad de la noche.
Llueve a mares y los rayos no dejan de iluminar el cielo una y otra vez. Se trata del aliado Capadocio del Abad, que viene acompañado por cuatro criados y seis hombres de armas. Pide que se le reciba y ser entrevistado por el Abad.

- "Necesito ver al Abad, por favor." -

El guardian Ciferinos se abre camino a traves de los oscuros pasillos del monasterio,hasta llegar a la puerta. Una vez alli abre la puerta y manteniendo su postura encorvada gira levemente el rostro para encontrarse con el rostro del visitante.

Ciferinos asiente levemente con la cabeza y volviendo la mirada al suelo les invita a pasar con un gesto. Fiat voluntas tua Pater...

Los días desde el hallazgo del cadáver del Padre Arnaldus han pasado oscuros y silenciosos. El tiempo atmosférico parecía respetar el luto y, finalmente, cerca ya del final de año, desembocó en tormenta.

El anciano Abad había ganado la lealtad incondicional de unos cuantos mocetones sanos y fuertes del pueblo de Braila, que ahora ejecían como escolanos o monaguillos. Unos pocos de estos jóvenes se encontraban en la misa privada en honor a Arnaluds, junto con un puñado de monjes y el Abad.

Cuando Ciferinos - que no desatendía un momento sus obligaciones - anuncia la llegada, el sabio dirigente se apresta a repetir las condiciones de su primer encuentro con el Capadocio: en el amplio despacho, con dos incautos monjes que mañana no recordarán haber sido mordidos por un demonio... y su fiel guardián Ciferinos sin alejarse mucho.

Sin olvidar los buenos modales, el Abad señala a los monjes paralizados por una voluntad más fuerte. Mientras el aliado se alimenta, ocupa su lugar tras la amplia mesa y saluda.

Bienvenido a mi monasterio. Hay un viaje largo desde cualquier dirección para llegar aquí; ¿qué os trae a mis puertas?

- "Mi señor Abad, he estado observando a los Tzimisce en el norte, como vos me indicasteis. No he hallado pruebas de que el Conde Florescu sea el responsable de la destrucción del Templo Capadocio en Transilvania...

Sin embargo, interrogando a los fantasmas locales, he averiguado que ese Antiguo a veces se deleita en devorar la sangre y la esencia de Cainitas más débiles que él, siempre que no sean Tzimisce.

Es una aberración, y en cualquier reino gobernado por un Príncipe Ventrue, tal conducta sería juzgada y condenada con la Muerte Definitiva. Pero esto es Transilvania y aquí gobiernan los Demonios Tzimisce, que a duras penas toleran a los Nosferatu y Gangrel, y mucho menos a los que pertenecemos a otros Clanes.

No veo la forma de que podáis utilizar esta información contra vuestro enemigo.

Noticias más graves son las que en realidad me traen hasta aquí, Abad Sempronius. Me temo que Transilvania, Moldavia y Valaquia se encuentran en el camino de una invasión magiar de grandes proporciones.

Los bárbaros a caballo ya han arrasado Galati, la población más cercana a Braila. Sus habitantes han huido hacia Suceava, de donde acabo de llegar, pero allí también se preparan para evacuar.

Es muy probable que todas las rutas hacia el Este ya estén cortadas, sin embargo yo conozco un camino a través de las Tierras de los Muertos. Os invitaría a venir conmigo, pero temo que los espíritus de ese reino os atacarían.

Partiré de inmediato en cuanto me haya alimentado. Os sugiero que preparéis la evacuación cuanto antes, pues no creo que nada ni nadie sobreviva al paso de los magiares." -

Alimentaos entonces, pues no quiero que ningún retraso vuestro pese sobre mi conciencia.

La mirada del Abad es seria. El anciano monje es suficientemente sabio y experimentado como para ver la verdad en las palabras del otro: no hay salvación posible, salvo en la huida. Él lo sabe bien; ya una vez murió a manos de esos bárbaros demoníacos.

Señalando a los indefensos monjes, espera a que el misterioso contacto dé cuenta de ellos.

Id en paz, vástago de los Capadocio, y nosotros haremos lo mismo. Aunque nuestros caminos se separen sabed que si el Cielo nos uniera de nuevo en esta vida o cualquier otra, Dios querrá que lo hagamos como aliados contra males más terribles que nosotros.

El fiel guardian permanace en silencio, paseando su mirada por el suelo. Sin entender demasiado todo lo que estaba aconteciendo, de una cosa estaba segura el Abad no dejaria le pasara nada malo.

Tras unos segundos de incertidumbre deja escapar unas palabras titubeantes de su boca.

¿Desea que haga algoo... Pater?.

El capadocio se alimenta de ambos monjes sin matarlos.

Después se acerca al Abad y le entrega un cirio negro.

- "No es gran cosa como obsequio, pero quizá os pueda servir en alguna ocasión. Bajo la luz de esta vela en general es posible ver aquello que de otra forma permanecería oculto a los ojos. Suerte y que Caín sea con vos." -

El visitante abandona a toda prisa el Monasterio.

La despedida del misterioso monje y la respuesta del Abad fueron pronunciadas en voz tan baja que Ciferinos no pudo oirla. El extraño visitante ya había traspasado el umbral del monasterio junto con sus allegados cuando el fiel guardián reunió valor para entrar en el despacho del anciano maestro, pues extrañamente éste no salió de su cubículo tras el encuentro, ni siquiera para despedir al extranjero.

Al entrar Ciferinos en la conocida e inmutable sala, percibió dos detalles distintos: un cirio negro sobre la mesa y una expresión de desolación poco habitual en su amo.

Ven, fiel hermano...

Cuando el Abad alzó la muñeca de su brazo izquierdo, la sangre manaba de una herida abierta. El gesto era bien conocido y siempre deseado por el jorobado ghoul, pero Lucius nunca le había permitido saciar su apetito con tanta frecuencia; solo hacía tres días que había probado por última vez la poderosa sangre.

Como siempre que manchaba su barbilla con el fluido vital, Ciferinos olvidaba cualquier ley, norma o mandamiento. Se olvidaba de su propia consciencia para convertirse en algo más parecido a un animal. Una vez finalizado el rito, el recuerdo desaparecía, conservando tan solo una sensación de vigoroso poder y una lealtad aún más fanática hacia el hombre cuya sangre compartía.

El Señor ha querido que abandonemos este monasterio y nuestra tierra, donde poco podemos hacer ya. Viajaremos hacia el Oeste sin descanso, hasta encontrar una región que nos necesite más.

Apenas había dejado al guardian reponerse de su éxtasis antes de soltar la información de golpe. El viejo monje no buscaba sutilezas, pues su palabra, como la sagrada, no siempre era fácil de entender, pero jamás admitía discusión.

Pronto, muy pronto... tendremos que partir...

- Cambiar el orden de los mensajes no es algo que se pueda hacer fácilmente, la actual web no facilita ninguna herramienta para ello.

- Tendremos en cuenta la sugestión del Hermano Daniel, has hecho bien en recordarlo.

- En tu caso, puedes perfectamente sobrevivir al frío extremo, aunque si te llevan servidores humanos es posible que mueran de frío.

Ciferinos asiente, mirando fijamente al abad aun con la boca abierta.

Nadie, aparte de Ciferinos, se entera del proyecto del Abad. Sin embargo en todo el monasterio, las siguientes semanas, se percibe la agitación de un gran cambio. El astuto líder imparte órdenes demasiado oscuras como para ser interpretadas por sus monjes, pero siempre encaminadas a preparar la cercana emigración.

No habrá posibilidad de viajar hasta que el clima mejore, y el Abad lo sabe, pero eso no hace sino preocuparle más.

El anciano monje comienza a aprovecharse de la leal ayuda de los jóvenes mozos que reclutó de Braila. Cada vez se le ve con más frecuencia con ellos, y todas las noches alguno le ayudaba en los solitarios trabajos de administración que realizaba en su despacho. La comida del monasterio y los cuidados del Abad provocan tal cambio en los chicos, que maduran y crecen a ojos vista, convirtiéndose en mocetones que bien podrían tomar las labores del guardián Ciferinos.

Y tal vez eso estuviera en la mente de Lucius, pues cada vez Ciferinos tenía que descuidar más sus labores terrenales para convertirse en confidente y mano ejecutora del Pater.

AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y DOS

TERMINÓ EL OTOÑO Y HA TRANSCURRIDO EL FRIO INVIERNO.

PRIMAVERA

- El invierno llega y con él la calma del hielo. Pero tan pronto la primavera funde los hielos y abre los caminos, la sangre mancha la tierra.

- Una docena de exploradores magiares a caballo procedentes del norte ataca una caravana mercantil bizantina que acababa de desembarcar en una barcaza fluvial. La milicia de la ciudad se une a los guardias de la expedición comercial y los magiares son eliminados, pero hay muchas bajas civiles y el pánico comienza a cundir en toda Braila.

- Todos saben que eso no ha sido sino una minúscula avanzadilla de lo que se avecina.

- Galati ha caído: Braila será la siguiente.

- Reclutar Ghouls es acción estratégica, y no esperes mucho de ellos si son PNJ. Además, ten en cuenta que querrán sangre a menudo, igual que Ciferinos.

- Preparar la evacuación sería otra acción.

- No es posible "elevar" al rango de Lugarteniente a un PNJ. En lugar de ello recomendaría algún entrenamiento.

También sería bueno que Ciferinos se entrenase él mismo.