Partida Rol por web

La patada de Ash impactó con una brutalidad que pocos en aquella sala habían visto alguna vez, haciendo que el arrogante capitán Akama cayera al suelo inconsciente y sensiblemente magullado. El silencio se hizo en el tumulto y empezó el intercambio de dinero por parte de los apostadores. Los que habían ganado, sonreían a Ash, mientras que los perdedores no le tendrían en alta estima.

Casi regodeándote de tu victoria, empezaste a notar que te faltaban las fuerzas tras una leve presión en el brazo y, al mirar que había ocurrido, pudiste ver como unas esposas se te habían aferrado. El artífice de ese encadenamiento no era otro más que Bai Qu, el hombre que anteriormente habías encontrado en el piso de abajo.

- Has tardado poco en buscar pelea. - Fue lo único que dijo antes de someter tu cuerpo carente de energías para subyugarte ambos brazos. - Te vienes conmigo.

En aquel momento las piernas te temblaban y apenas podían aguantar el peso de tu cuerpo, como si toda fuerza te hubiese abandonado, mientras veías como los demás personajes de aquella sala se alejaban de lo que había sido el lugar de la pelea, dejándote solo con el cuerpo inconsciente de tu rival y tu nuevo carcelero.

Mi pierna se mantuvo alzada mientras veía al capitán caer el suelo- Decepcionante... -entonces si volví a posar el pie en el suelo sin apartar la mirada del que había intentado rivalizarme, incluso estando en un pequeño "ring" había sido incapaz de ganarme así que no querría enfrentarme en el exterior. Finalmente una mirada orgullosa recorrió a los demás piratas mientras los resultados de las apuestas se fueron repartiendo e iba a hacer una reverencia cuando sentí como uno de mis brazos pasaba a sentirse como un peso muerto, una sensación parecida a cuando... No tarde en darme cuenta de la causa, una esposa de esa dichosa piedra estaba en mi muñeca, seguí el brazo de quien me la había puesto para ver la única cara familiar que podía encontrar en esta isla- Hola Qu -fue lo único que pude decir antes de que apresara mi otro brazo por la fuerza.

Parecía que no le gustaba nada que hubiera peleas entre piratas- Tengo un don para atraerlos su... -le respondí sin ser capaz de acabar la frase cuando el agotamiento se extendió por todo el cuerpo, anunciando que el otro grillete ya estaba cerrado, a veces maldecía esa dichosa piedra salada, tan solo mantenerme en pie ya era un esfuerzo brutal por lo que, para variar, tampoco hablaba mucho- Vale, vale... Pero... él también... -traté de señalar a Akama, ya habría tiempo de explicar las cosas mejor cuando pudiera sentarme en algún lado.

El rostro de Bai Qu se torció en furia ante aquellas palabras.

- He oído que diste tú el primer golpe. - Decía mientras te conducía a la salida del local. - Defenderse de un violento no es un delito.

Al parecer no había nadie que testificara en contra del capitán Akama porque sencillamente la provocación podría haberse acabado con eso, pero muchos habían visto dar a Ash el primer golpe en la pelea y, debido a eso, era el único al que se llevaban preso de aquella trifulca, aunque habían capturado a otros sujetos desconocidos que también custodiaban.

Con más suavidad de lo que cabría esperar, unos guardias locales te condujeron a la plaza exterior para subirte a un carromato con unos cuantas personas esposadas más. El panorama era bastante decadente.

Dentro del carruaje, cinco eras los que allí estaban. Te acompañaban tres hombres y una mujer, cada uno bastante particular. Había un gigantón musculoso que tenía cara de buena persona y cuyos pequeños grilletes le habían tornado las manos rojas. Dos hombres trajeados, uno de los cuales habías visto en la sala de apuestas y se rumoreaba que se hacía llamar capitán Kaizen, cuya característica bandana le cubría la frente y los abalorios que llevaba le hacían llamar la atención. El otro trajeado, mucho menos llamativo, olía a tabaco y parecía bastante contento con aquella situación, mientras que la joven poseía un pelo entre gris y plateado y portaba un arco de exótica manufactura a la espalda.

Traté de mantener mi cuerpo tenso al ver como el "alcalde" se ponía hecho una furia ante mis palabras de que solo actué como defensa de mi persona- Si, claro que di el primer golpe -era difícil mantener una discusión con un cuerpo sin energía alguna ni siquiera para alzar mucho la voz, ya tenía que reunir energías para poder hablar de forma consistente- Pero seguro que tu también lo habrías hecho si alguien te dice de limpiar lo que ha escupido con tu pelo arrastrándote por el suelo y luego venderte a la marina -aún pese a estar manteniendo una conversación con Qu no daba ni la mas mínima muestra de resistencia ante que me llevara hacía donde quisieran- Un pirata que no reaccionara ante eso sería una escoria, alguien que se tragué su orgullo de esa manera no merece ser un pirata -termine por decir antes de que me sacaran fuera.

Una vez dentro del carromato tome asiento, mejor dicho me eché sobre el asiento, con toda la calma del mundo incluso saludando a todos los demás con una sonrisa. Desde luego no parecía muy preocupado por mi situación actual. Pase la mirada por todos los presentes haciendo mi sonrisa mas grande al fijarme en el trajeado del tabaco, también alcé una ceja al ver como el grandullón estaba claramente incómodo por lo que le eche un vistazo a sus esposas para ver que era imposible aflojarlas ni un poco- Oye, se que somos un panda de delincuentes y criminales que no merecen ninguna clase de trato cordial pero al menos podrías hacer que este hombre no perdiera las manos por la presión de las esposas ¿eh? -llame la atención de los guardias como pude

Durante la charla que tuvieron Ash y Bai Qu en su llevada al carromato, el gobernador no se dignó a responder sus difamaciones, ajeno a la provocación del joven.

Cuando entraron en el carromato, Ash le pidió piedad para su compañero pero sus palabras cayeron en saco roto y ninguno de los guardias parecía empatizar con el fortachón, permitiendo su malestar.

Cuando empezó a moverse el carromato, la chica joven se presentó con el nombre de Xan, alegando que habían sido un poco exagerados al apresarla para luego preguntar que habían hecho los demás para acabar allí.

Por su lado, el joven trajeado no emitía palabra alguna, ajeno a lo que ocurría en el carromato. El otro chico que olía a cigarrillos preguntaba a su compañero gigante si había valido la pena aquella comida, pues al parecer habían sido capturados por robarla en un lugar que no era gratis, a diferencia de todos los establecimientos que sí lo era, dando a entender que el fortachón no tenía una mente tan lúcida como su fortaleza física.

Mire al hombre encogiéndome de hombros con una expresión de educada pena, no una real si no esa forzada por quedar bien, acto seguido me recosté del todo en el asiento cruzando las piernas. Desde luego había detenido a un grupo bastante variopinto para encarcelar. Pero por alguna razón tenía la impresión de que no iba a ser para tanto nuestro castigo, si realmente pretendieran tirarnos a una celda hasta podrirnos esos guardias no habrían sido tan blandos conmigo.

La primera en presentarse fue la mujer, que poseía un nombre tan exótico como su el trabajo tras la fabricación de su arma, deje que hablaran primero los otros, aunque solo hizo uno de los presentes dejando claro el motivo tras su detención- Ash... -se notó que iba a hablar más que solo el nombre pero me detuve con una mano en el pecho y la barbilla alzada- Ash, a secas -termine por presentarme dejando de lado mi apellido y el resto- En mi caso resulta que si alguien te amenaza con un arma blanca aún no estás en tu derecho de defenderte sin ser perseguido por la ley... Aunque él no se recuperara de eso -las últimas palabras las terminé por decir en un tono mas bajo con una media sonrisa, durante todo el tiempo que estuve hablando era obvio como quería gesticulas más de lo que me permitían las esposas y luchaba constantemente con estas por tener mas libertad de la que me daban

El hombre de olor a cigarrillos no dejó de hablar con su compañero gigante y el otro hombre trajeado, siendo ignorado por ambos salvo por la presentación de éste último, Kaizen, que se giró para no volver a dirigirle la palabra tras mucha insistencia para que hablara. Ante tu declaración y viendo que no tenías más que un rasguño, añadió: No quiero imaginar como acabó el otro.

La única chica se quejaba para si misma del hambre que tenía, incapaz de enfocarse en otra cosa que no fuera su estómago.

Finalmente, el carruaje paró y todos bajaron al llano, pudiendo ver que se encontraban enfrente de una fortaleza cercana al mar, con un pequeño puerto con algunos barcos amarrados, la mayoría fuertemente armados. Allí, una mujer de rostro agudo y baja estatura recibió el informe de lo guardias, que describía un poco lo que habías averiguado en el carruaje, y apuntaba todo en un cuaderno bastante ornamentado. Al lado de la mujer, tres guardias de evidente debilidad física, carentes de músculos y que enseguida os rodearon, haciendo que los prisioneros quedaran en una especie de círculo imaginario formado por los tres hombres, mientras que la mujer los encabezaba y el carromato volvía presumiblemente al pueblo del que os habían traído.

Mis ojos se movieron por todos los presentes tratando de sacar mis propias conclusiones sobre cada uno de los presentes, más de uno aquí me resultaba mucho mas interesante que todos los presentes en aquel bar juntos por lo que quería saber de que iba cada uno para tener claro si me interesaba llevarlos conmigo al mar. Me encogí de hombros- Eso lo sabré con mas exactitud cuando su cabreo le llevé a buscar venganza... -comenté a punto de reír.

Ni siquiera se habían presentado dos de ellos, pero al menos tenía el nombre de Xan y Kaizen, además de que quizás si consiguiera comida para la primera me ganaría su favor de forma bastante rápido lo cual era interesante aunque en principio podía parecer un poco complicado con estas esposas puestas.

Antes de que me diera cuenta ya se detuvo la marcha, al parecer habíamos llegado a nuestro destino. Baje siguiendo al resto siendo el último del grupo para tener algo de tiempo que poder emplear en inspeccionar bien el sitio al que nos habían traído, una fortaleza cerca del mar con su propio puerto, varios barcos atracados con una pinta mas que apetecibles... Me dolería causarle esa molestia a Bai pero no estaría faltando a mi palabra en ningún momento así que tampoco habría tanto problema. Lo más extraño del lugar era la guardia que nos esperaba aquí, parecía evidente que si quisiéramos podríamos escapar con esforzarnos un poco, quien realmente estaba más jodido era yo por mi fruta, pero si el resto no eran usuarios deberían poder librarse de estos guardias sin demasiado problema, Xan incluso tenía su arma a mano. Guiado por esos mismo pensamientos cuando vi como el carromato se alejaba di un paso al frente entre el grupo para hablar a la mujer que estaba al cargo- ¿Cuáles son los planes con nosotros? Disculpa mis dudas pero esta "detención" -me asegure de poner las comillas con las manos para recalcarlo más todavía- me parece algo extraña, es decir no se parece a otras que he visto.

Todos los presos siguieron tranquilamente a sus captores mientras guardaban silencio, salvo Ash, que lamentaba su condición y mostraba una actitud impertinente hacia los guardias a los que exigía explicaciones.

No fue hasta que la paciencia de la mujer que encabezaba la marcha se agotó que acabó concediendo una respuesta a todos los presos que allí estaban.

- Vais a pasar la noche en el calabozo y no se hable más. - Dijo evidentemente superada por la situación. - No quiero más problemas en un día tan importante. Os encerraré, esperaréis y mañana seréis libres, a menos que se agote mi paciencia y comunique vuestra muerte fortuita a las autoridades.

Aquellas palabras parecían una amenaza, pero viniendo de la pequeña mujer parecían más un intento de promover su autoridad que de realmente cumplir con aquellas amenazas.

Poco a poco os encaminabais hacia la fortaleza y ya en el límite de aquel edificio, pudiste ver como la mujer sacó un manojo de llaves y abrió, con increíble seguridad las puertas de lo que sería tu posada aquella noche.

Las dependencias estaban poco iluminadas y pronto la mujer sacó una vela de su mochila y la prendió, alumbrando su propio camino y dirigiéndolos hacia donde sólo ella sabía, seguida de sus tres infatigables guardias.

Al parecer conseguí acabar con la paciencia de la mujer, todo sea dicho no me costo mucho así que tampoco era tanta, y obtener la respuesta que buscaba. Una noche durmiendo en este lugar y luego ser de nuevo libres, me rasque la cabeza un poco exhalando un leve suspiro, supongo que ya he encontrado donde pasar la noche gratis, pero entonces caí en otro dato que menciono... ¿Un día tan importante? ¿Se referiría solo a la celebración o a algo más? No quise preguntarlo ya que con una sentencia tan laxa y favorable prefería simplemente portarme bien el resto de la noche, ya podría hablar con el resto de presos cuando estuviéramos en la celda con tranquilidad, al fin y al cabo tendríamos un par de horas para ello.

Pero lo que no retenía era mi curiosidad natural hacia todo lo que me rodeaba por lo que me iba fijando en todo según avanzábamos, examine con mas interés ahora el arma de Xan, en cuanto escuche el sonido de las llaves entre las manos de nuestra carcelera gire la cabeza hacia ella, cuando entramos me fijaba en cualquier pequeña tontería de las paredes... En definitiva mi atención no se focalizaba en nada por más de dos segundos si no que parecía un niño yendo con la vista de un lado para otro constantemente.

Durante el camino, observaste el arco de Xan con cierta curiosidad. Por tus vagos conocimientos de manufactura, los arcos grandes solían hacerse de madera, mientras que algunos pequeños utilizaban tendones y huesos de algunos animales. Sin embargo, aquel que ahora observabas parecía estar formado por un tendón de una bestia gigantesca y había sido detallado con una perfecta habilidad que lo convertía en algo exótico, se mirase por donde se mirase.

Tras deambular unos pocos minutos por aquella oscura fortaleza, la mujer pareció llegar a su destino, donde fue metiendo a los cinco prisioneros en distintas celdas colindantes, separadas por una pequeña pared de piedra que conformaba todas las paredes de la fortaleza. Algo que llamó tu atención fue que no os quitaron las esposas en ningún momento, pero tampoco ningún efecto personal.

Una vez todos estuvieron encerrados, la mujer habló con sus hombres un momento antes de que sus caminos se separasen, haciendo que la contramaestre se dirigiese más al interior de la fortaleza, mientras que sus hombres se encaminaron a la salida.

Una leve sonrisa surgió en mi rostro mientras observaba aquel arco como si fuera suficiente como para ver algo más de lo normal, había tomado una decisión y solo quedaba ver si realmente era acertada. Pero para eso debía esperar hasta llegar a la celda donde nos dejaran un poco más solos, donde pudiera hablar con la chica y conocerla un poco.

Por suerte para mi eso no tardo mucho en pasar ya que en pocos minutos ya estábamos enfrente de unas celdas vacías en las que nos fueron metiendo a todos, con un paso rápido me coloque detrás de la chica para tratar de acabar en una de las dos celdas contiguas a la suya, según nos iban metiendo dentro esperaba que nos requisaran algunas cosas... como las armas por ejemplo, pero en realidad no le dieron ninguna importancia a esa clase de detalles ¿Esperaban que nos fugáramos o algo? Porque si era el caso nos daban todas las facilidades posibles, en mi caso daba un poco igual porque casi que no tenía nada encima que no fuera mi ropa pero conocía a más de una persona que podría salir de la celda en cuestión de minutos si le encerraban sin registrarlo.

Una vez en mi celda tome asiento contra la pared que me separaba de mi objetivo, bien cerca de los barrotes y esperé ahí echado hasta que el "personal" de nuestra prisión se marcharan... ni siquiera nos vigilan, bien supongo...- Xan ¿te apetece charlar un poco? -llame la atención de ella tras dar unos leves golpes a los barrotes para que solo se escuchara en la celda más próxima a la mía- Los demás tienen pinta de ser unos muermos, pero creo que tu eres mas interesante ¿no?

Antes de que la contramaestre desapareciese entre las sombras, pudiste ver como le quitaba las esposas al gigante poco hablador que os había acompañado durante el viaje.

Una voz proveniente de las celdas emitió un extraño comentario.

- Si me las hubiesen quitado a mi, podría haberme liberado y esos cuatro estarían muertos. - Dijo la extraña voz que Ash no pudo reconocer.

Tras aquel comentario, llamó la atención de Xan que se mostró receptiva a la conversación, pues, al parecer, no había mucho más que hacer para pasar el tiempo que tenían que estar allí encerrados.

Al menos tenían esa consideración con el pobre hombre, si no lo hubieran hecho veía como una perfecta posibilidad que hubiera acabado muy pero que muy mal ese tipo antes de que nos liberaran. Mientras veía eso pude escuchar a alguien decir unas palabras que no me tomé en absoluto bien, la expresión de asco que mostraba era una prueba clara, y teniendo en cuenta que no reconocía la voz podía imaginarme quien era la personas tras esas palabras.

Fuera como fuera lo mejor era ignorar eso por el momento, al menos Xan si que tenía interés en hablar un poco y no era una de estas personas que disfrutan de su soledad, una de esas a las que les incomoda el simple hecho de que quieran hablar con ellos para amenizar el rato- ¿Entonces que has venido a hacer es Tortuga? Porque si era disfrutar de la fiesta me da que ya no vas a poder hacerlo... Además, me he fijado en tu arco, es muy bonito pero nunca había visto nada igual ¿me equivoco al pensar que tu hogar se encuentra lejos de aquí?

Antes de responder a tu pregunta, que se demoró bastante, te indicó que podía quedarse dormida en cualquier momento. Además, parecía no reconocerte por tu nombre, así que te apodó Chico Pelea.

- Antes de nada, ¿qué te trae por aquí a ti?

Mientras la espera se alargaba aproveche para recostarme mejor contra la pared y cruzar las piernas, al igual que ella era posible que me durmiera en algún momento pero me imaginaba que tardaría un rato... era alguien "energético" más aún desde que me comí mi fruta.

- Lo mismo que a muchos otros piratas... Presentar respetos a quienes murieron en la batalla, tanto piratas como marines. Todos ellos tenían una familia, algunos luchaban junto a ella y otros la tenían en sus hogares esperando por ella... y también quería encontrar aliados que reclutar. Creo que te puedes hacer una idea, esta fiesta reúne a muchos piratas así que alguno de ellos debería buscar una tripulación así que quiero encontrar varias personas así y formar una desde cero -había pensando en ocultar el pequeño detalle de que no tenía a nadie más pero al final opte por simplemente maquillar el detalle- En parte por eso me metí en una pelea, si eres un capitán debes hacerte respetar ¿no?

La voz del otro lado de la celda respondió a tus anteriores preguntas.

-Así es. Soy de lejos. Bien visto. Y estoy de viaje para cazar leyendas, algún día, cuando las encuentre. - Dijo con una voz bastante dulce aunque determinada. - Creo que es un buen reto. Venir aquí a Tortuga, bueno... ¿Por qué no? Un sitio para empezar.

Suspira de nuevo.

-Me pica todo... ojalá nos quiten estas esposas...

Levante la manos haciendo sonar las cadenas cuando ella misma las menciono- No creo que lo hagan, se arriesgan a que tengamos frutas del diablo con las que escapar -no es que hubiera mostrado muy claramente que yo poseía una durante la pelea pero igualmente prefería creer que estaban conscientes de ello, hice sonar un poco mas las cadenas al balancearlas un poco, realmente me sentía mucho más débil era igual a estar en el agua pero al menos podía moverme un poco... Era la primera vez que lo sentía pero ya odiaba el kairoseki.

- ¿Con leyendas te refieres a personas... o mitos? Porque estoy convencido de que eso sería más fácil si fueras acompañada de un grupo que viaja por todo el mundo. Ya sabes, transporte asegurado, un sitio donde poder dejar las cosas sin peligro, donde pasar la noche, un grupo de gente que vela por ti siempre -fui proponiendo intentando que se planteara la idea de sumarse a la banda- Incluso podría haber alguien que cocine para el resto -dije salivando por la idea de tener un chef propio.

La vocecilla de la mujer al otro lado de la celda parecía más receptiva conforme avanzaba la conversación. 

- Si te respetan tanto que no se atreven a meterse en una pelea contigo. Creo que la pirata grande, Marona, me estaba reclutando. Pero supongo que ya no tengo esa opción. ¿Por qué quieres ser capitán y surcar los mares?

La conversación paró en seco al escuchar ruidos provenientes del pasillo.

De ese pasillo por el que había ido la contramaestre anteriormente salió una sombra mucho más corpulenta, un hombre fornido del que apenas se podía ver el contorno. Sin ser capaz de reconocer ninguna de sus facciones en aquella oscuridad, aquel ser arrancó las puertas que encerraban a todos los allí presentes con una facilidad pasmosa, continuando su camino como si nada y dejando a aquellos cinco presos que hacían un tiempo que estaban encerrados libres.

Ni siquiera sabes por que, pero un instinto primitivo te obligo a permanecer en tu celda en silencio hasta que aquella mole musculosa estuviera lo suficientemente lejos, incapaz siquiera de oír sus pasos, ahora eras libre. Por desgracia, las cadenas aún sostenían tus muñecas y no te librarías tan fácilmente de ellas.

El respeto es lo que crea una buen tripulación, no formaría una si que exista confianza entre todos... Desde luego sus palabras incitaron esa línea de pensamiento, era alguien que tenía una visión muy clara de lo que era una tripulación pirata y me quería mantener fiel a esta idea. Esbocé una sonrisa cuando menciono que no era la primera persona que le proponía unirse a su banda y es que sería extraño que no hubiera tenido más propuestos, aunque el escuchar que esa propuesta probablemente ya no estuviera disponible me hizo levantar una ceja y mirar de reojo a la pared que nos separaba.

Entonces llego su pregunta, levanté la mirada hacia el techo, ¿por qué me he decidido a salir al mar y sobretodo a capitanear una banda? Era algo difícil de explicar- Pues... -mi respuesta se detiene en cuanto el sonido de unos pasos resuenan desde la distancia, fijo la mirada en el pasillo esperando según el sonido se acerca... Una figura grande, un humano con un buen físico probablemente, cuando llego hasta mi celda me puse en pie lentamente solo para ver como arrancaba la puerta como si fuera nada, no aparte la vista de su silueta de este hombre, concretamente de la zona donde deberían estar sus ojos. Y se fue, así sin más, nos libera de nuestras celdas sin decir una palabra y se marcha de la misma forma.

De todas formas no me moví de mi posición ni un centímetro hasta que no podía escucharle más, entonces me incliné para asomarme al pasillo mirando ambos lados del pasillo, con cuidado de no dar un solo paso fuera de la celda- Bueno... supongo que ya nada nos retiene aquí más allá de las esposas -retrocedí varios pasos mientras me erguía de nuevo y me quedé ahí, de pie en mitad de la celda, me rasque la nuca y suspire bajando la cabeza- Ese tipo venía de la misma dirección donde se fue esa mujer, espero que no la hayan atacado.