Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Capítulo 2. En honor a la verdad

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28/07/2021, 22:30
Elon Demarco

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

La mirada de Elon no se desprendía de la de Anne, estaba midiéndose con ella, indicando con sus gestos que no la temía y que cualquier provocación, le sería devuelta.

El joven fue el primero en probar el dulce que Jim le ofrecía, evitando que Milena lo llevase a la boca y confirmando con la cabeza, posteriormente, que podía probarlo.

- Está muy bueno, en nuestro Domo el cocinero era odioso, nos ponía una pasta grisácea y grumosa para el almuerzo, y éste siempre solía ser mejor que la cena - Comentó mientras intentaba memorizar los nombres de algunos de sus nuevos compañeros.

La llegada de Daya se hizo agradable, a pesar de sus palabras de calma, la joven que se llamaba Anne parecía ser igual de gilipollas con ella, así que Elon se relajó, no era algo que debiera tomarse a personal - Me parece bien que nos sentemos juntos en la cena, Daya, gracias por la bienvenida - Se fijó a continuación en la pregunta de Jim sobre procedencia y especialidad, a lo que no pudo evitar dedicarle una sonrisa - Procedencia Coltanium, y soy la bomba nena - Sonrió guiñando el ojo a Foster con diversión, al menos hasta que Milena aclaró que su compañero era especialista en explosivos, y de ahí la broma - Lesly es de la Tierra, se le da bien patear traseros...

El joven miró a Eylo intensamente antes de tenderle la mano y darle las gracias por la bienvenida mientras escuchaba las órdenes que daba el tipo a unos y otros, sin tener el rango de mando - ¿Eres soldado de primera? ¿Cabo? - Dudó, quizás debía de cuadrarse delante de él, tal y como le habían enseñado en el rigor del Domo 3.

A Elon le sorprendieron las palabras de un joven que estaba en un segundo plano. No se había acercado a saludar pero aún así se permitía decir unos comentarios sobre su nuevo destino. Estaban en el infierno. Demarco elevó una ceja mientras el joven despotricaba sobre el planeta y el chico que había muerto, algo ante lo que el recién llegado, no sabía qué decir, aunque tampoco hizo falta, ya Durrell se encargaría de eso.

El joven estaba evaluando cada conflicto y por todo el universo que allí había multitud de cosas que no acababa de entender, como por ejemplo la reacción de Foster para con Eylo, creyendo fervientemente que debía echar un polvo. O la de Milena con el tipo esposado, que si de él dependía, lo mantendría bien lejos de ella. Lo que no esperaba era la reacción de Milena, que precisó sentarse en la cama, había palidecido.

- Mierda, el bizcocho... Joder... ¡Un médico!... - Miró con malestar todos aquellos rostros desconocidos, gente en la que no confiaba, pensando que finalmente y después de todo, había fracasado en su misión.

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28/07/2021, 22:31
Lesly Waist

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

 

Lesly iba particularmente callada. Hizo un par de movimientos con la cabeza, saludos aleatorios a varios de los presentados. No probó el bizcocho ni hizo ademán siquiera de tener interés en él, manteniéndose en todo momento detrás de Kawalski, cubriendo su espalda, como si fuera a su zaga. 

La mujer miró a Elon y enarcó la ceja cuando éste hizo su propia presentación, como si ya diera por hecho que de no fuese a hablar - Las artes marciales no consisten en patear traseros, no insultes mi foco de estudio... Su filosofía permite la comunión entre el cuerpo y el espíritu, con el fin de obtener paciencia, prudencia y, en el peor de los casos, dirigir la fuerza en la defensa de la persona - A pesar de su porte serio y parco en palabras, se había mostrado muy educada en la corrección a su compañero, no emitiendo señal alguna de peligrosidad o violencia, ni siquiera ante la presencia discordante de Anne.

Lesly giró un poco el rostro hacia Carracci cuando este despotricó abiertamente contra Protect e incluso sobre uno de los fallecidos, indicando a viva voz que nada estaba bien allí, mostrando públicamente que él tenía su propio duelo interior y necesitaba exteriorizarlo.

- Olvidas respirar... Eso da calma... - Comentó Waist a René, aventurándose a sugerirle algo - Hasta que no alinees tus chakras no vas a comenzar a sentirte mejor. Puedo ayudarte a eliminar esa carga que llevas dentro - Le había ofrecido algo muy valioso, otra cosa era que el joven no supiera valorarlo.

Lesly miró con el ceño fruncido a Foster, los comentarios que hacía sobre sus compañeros no le gustaban, era como si se estuviera burlando de ellos, primero con el chico que conocía Milena y ahora con el joven que según aseguraba, estaba afectado de la cabeza.

- No es un perro. Dudo que me muerda - Miró con frialdad a Jim - Me preocupa más el veneno de la víbora. Nunca se sabe a ciencia cierta donde puede estar acechando tan vil criatura - Le mantuvo la mirada, estaba claro que si pretendía discutir con alguien más, no sería ella quien se riera de sus comentarios.

El grito de Elon alertó a Lesly, la cual se giró y posicionó por delante de Milena y Elon - Que nadie se acerque, solo el médico - Había una clara amenaza en sus palabras, dichas con quietud, pero el aspecto de la mujer y su forma de hablar, resultaban más que intimidantes*

Notas de juego

*Tiene intimidación al 13. Si alguien quiere acercarse se harían tiradas enfrentadas. Esta mujer puede dar mucho miedo si se pone seria.

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28/07/2021, 22:34
Anne Durrell

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

- Yilmaz, vuelve a decirme que me meta la lengua en el culo y te reviento, gilipollas - Le espetó la morena mujer con cierto grado de malicia en la voz, y es que ella estaba ya dentro de una unidad de difícil acceso, el de los combatientes. Eylo no quería atacarla, pero Durrell tenía la capacidad de empatía de una nuez, así que las sutilidades, no iban con ella.

Lo que Anne no esperaba eran las palabras venenosas vertidas sobre Kurik - Tú si tienes cojones ven a vértelas conmigo en el ring, come-hierbas chupapollas - Le espetó la mujer dedicándole dos palabras compuestas, estaba esmerándose en ser algo más cruel de lo habitual - Si no te gusta esto, lárgate, nadie te necesita... Mierda ya con los niñatos de huevos negros... Aprende a disparar, eso es lo que tienes que hacer - Su mirada destilaba odio hacia el Natgrewniano.

Luego llegó la piloto poniendo paz. De verdad aquel sitio estaba lleno de héroes de pacotillas y lo haría constar - Mucha tranquilidad pedís, pero luego los que tienen cara de más gilipollas son los que pegan tiros por la espalda y ahí no tenéis problema alguno. ¿A alguien le ha preocupado tener un asesino al lado durante las veinticuatro horas del día? Os importa una mierda lo que le ha pasado a Kurik. Aceptáis que alguien que dispara a traición se pasee con normalidad y pedís tranquilidad por un intercambio de palabras.... ¡¡¡¡A LA MIERDA YA!!! - Tronó la combatiente estallando finalmente contra Daya, la cual intentaba con buena fe, mediar.

Si algo tenía Daya Banerjee era su carácter luchador, arriesgándose a otro alarido por parte de Durrell al pedir tiradores para poder arreglar los Eagles. No tuvo problemas con Vera, la feminista no dudó en asentir con la cabeza, pero Anne se negó en redondo - Olvídate de usar a los combatientes como si fuésemos perros de presa. Donner, Stealer, Noor y yo no vamos a serviros por y para nada - Fueron sus palabras - Se acabaron las tonterías en este Domo, tú vete con tus amigos mecánicos, los combatientes tenemos nuestras propias guerras aquí dentro, como intentar que no nos maten los niñatos de tres al cuarto...

Y tras expectorar a gusto, decidió marcharse al gimnasio. Hasta los nuevos parecían imbéciles.

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28/07/2021, 22:36
Alvin Zemit 

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

Alvin estaba sentado junto a Becky, ambos mantenían una animada charla cuando Carracci tuvo una explosión muy poco habitual en él. El apuesto natgrewniano miró a Carracci sorprendido, entendiendo que el joven no estaba en su mejor momento, algo que le había pasado desapercibido en el almuerzo, cuando le hizo unas significativas preguntas que en el instante, respondió a modo de broma. Pero no, René precisaba una respuesta más clara y concisa porque no estaba bien, y ahora se percataba.

Zemit se interpuso entre Anne y su amigo, adquiriendo un porte serio que tampoco en él era común - Durrell cruzamos puños cuando quieras - La bruja le iba a reventar y lo sabía, pero en ese instante lo único que realmente le importaba era que Carracci no la liara aún más de lo que ya estaba haciendo.

- Vamos tío, tenemos que hablar - Le puso la mano en la espalda para llevarle hasta la biblioteca, un sitio que estaría tranquilo y donde podría tener una conversación privada con él, mientras que Becky y Narel, ambas féminas también presentes, se retiraron siguiendo a los natgrewnianos. Quizás Daya quisiera seguirles para conversar con Carracci

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28/07/2021, 22:37
Alvin Zemit 

Mes 2. Día 3. Hora 18.20 p.m. Biblioteca

Quien tomó el peso fuerte de la conversación fue Zemit, aunque Narel y Becky también se encontraban en la sala, escuchando lo que el recluta tenía que decirle a Carracci.

- René, ¿quieres saber por qué me subí al transbordador y dejé Natgrew? - Le miró con seriedad - Porque tengo alma, tío. ¿Alguna vez has visto las noticias y comparado nuestra realidad con lo que allí sale?... ¿Has visto los documentales de reclutamiento? - Los vídeos a los que hacía referencia su amigo eran sobre la devastación de los ataques alienígenas, salían personas que habían perdido sus hogares, niños huérfanos y soldados que habían perdido, ya no solo familiares, también alguna extremidad de su propio cuerpo. Esos vídeos divulgativos podían promover que la gente no se alistara en el ejército, solo las personas más valientes, locas o ideológicas lo hacían - Yo podía estar en Natgrew viviendo de puta madre, bebiendo todas las noches en el bar o haciendo que alguna muchacha me calentase la cama - Se percató de la presencia de Becky allí, la cual mudó la expresión de su rostro - Perdona, Beck... No quería ofenderte... - Levantó la mano en dirección a la joven en clara señal de disculpa - Amigo, quiero hacer algo a mejor, cambiar las cosas y quien realmente está salvando vidas hoy en día es la Space Force. Quizás no todo sea perfecto, cojones, claro que no lo es... Pero después del ataque, tengo muy claro que debo mejorar y ser parte de la solución de esta mierda de mundo... No quiero llegar a viejo y ser como mi abuelo... Un puto cobarde que jamás tuvo agallas para hacer nada por mi madre y la abuela... - Era raro que en Natgrew alguien despreciara a los ancianos pues los consideraban fuente de sabiduría, pero Zemit había mostrado abiertamente que no respetaba a su abuelo, en sus vivencias iba.

- Y ahora tienes que cambiar el puto chip, tío. ¿Qué te pasa? ¿Por qué te comportas así? Me preocupas, nos preocupas a todos, joder... Y quiero ayudarte... - Narel se aproximó en silencio y tomó la mano de Carracci, la acarició con suavidad y Alvin corrigió su última frase - Queremos ayudarte... Cuéntanos por favor, qué te está pasando...

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28/07/2021, 22:39
Ambientación

Mes 2. Día 4. Hora 10.00 a.m. Enfermería

A la hora del desayuno el teniente Townhall había dado indicaciones de que todos los reclutas debían formarse en primeros auxilios. El docente especialista para ello sería Duncan. El capitán Kepborn no se encontraba en la sala, había tenido una reunión en el starliner con los mandos, las tomas de decisiones parecían no encontrar fin.

Varios de los cadetes llegaron temprano. Sobre todo los recién llegados. Pronto aprenderían algo, que Lesly era muy madrugadora y puntual, que Elon hacía flexiones nada más levantarse y que Milena era un verdadero desastre por las mañanas, perezosa a más no poder, y si no fuera por sus amigos, no hubiera llegado ni a la hora del desayuno.

El ambiente en el Domo estaba más enrarecido que nunca. Los nuevos por un lado, los combatientes por otro, los jugadores nocturnos también destacaban por agruparse en intimidad, así como los mecánicos y pilotos, y luego estaban varias parejas, entre las que destacaban Becky y Alvin, Emory Mott y Jean Harris, Buck y Narel, aunque estos últimos tan solo se consideraban amigos, no existiendo romance alguno que se diera a conocer. E independientes a todo ello, algunas almas solitarias que bien no tenían necesidad de agruparse o puede que por conveniencia, se dispusieran apartados.

Quienes quizás si destacasen eran Einar y Yum, ambos reclutas habían entrado juntos a la enfermería y la oriental estaba muy pendiente del piloto, tanto que en alguna ocasión incluso le había cogido la mano para tirar de él y dirigirle hacia algún lugar concreto, mientras que la mirada de Andersen, aún estaba perdida, posiblemente recordando una y otra vez, a modo de bucle, el nombre de Sarah en su cabeza, y es que su drama personal era que jamás podría olvidarse de aquello. Necesitaba ayuda. Todos debían ser conscientes de eso.

Grey estaba sentada en una de las camillas, alejada de los demás, como si estuviera en alerta. De buena gana se iría de allí, aunque Townhall había sido muy explícito, todos debían formarse y ella no era una excepción, pero se sentía como una cobaya en una jaula, lista para ser manipulada. No le gustaba aquello y sabía que el día, no iba a acabar bien.

Tan solo había una ausencia, la de Kalina, la cual había sido requerida por los mandos del Starliner y no se formaría con el resto de sus compañeros.

Notas de juego

Indicación: El sábado no hay una actualización de avance. Lo que quiere decir que solamente rolearé con los pnjs las clases de Duncan y cerraré las conversaciones anteriores.

Para el miércoles que viene (día 6 onrol) subís al PEC en la actualización, lo que quiere decir que el hilo general debe quedar limpio, hasta entonces podéis rolear cuanto queráis sobre la enfermería. (Aquí un post mínimo es obligatorio)

Ya sabéis que para roles personales están las atemporales. El día 5 lo he dejado libre, cada cual piense que hace ese día onrol

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28/07/2021, 23:43
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Gimnasio

No se creía lo que estaba oyendo, incluso el rostro de Eylo mostró una gran consternación por la reacción que recibía de Jim que, supuestamente, no pretendía causar conflicto, pero volvía y volvía arremetiendo fuera de lugar y momento. El ánimo del eridiano para seguir estaba por los suelos, coqueteando con mandar a la mierda sus esfuerzos, pero respiró hondo antes de responder. Antes de hacerlo miró a Jim con clara decepción y agotamiento. Stealer aportó el punto de coherencia y sentido común que refrendó los esfuerzos que estaba haciendo.

Tienes razón, Stealer. Y estoy de acuerdo —asintió —. En la medida que me sea posible lo intentaré —añadió rumiando cómo hacerlo, ya que el Domo era pequeño y eso se antojaba una tarea complicada.

Y cuando obtuvo calma, llegó el proyectil nuclear, Jim tergiversando por completo sus intenciones y envenenando el ambiente aun más. A ello se le unió Anne, quien empezó a soltar aun más veneno, y Eylo mirando fijamente a esa mujer que ahora mismo era como una suerte de gorgona que únicamente era capaz de soltar mierda. Era como contemplar su antítesis frente a un espejo, sacudió a diestro y siniestro, y Eylo se limitó a aguantar hasta el momento que consideró oportuno.

Tienes razón, Kurik no violó a Lizza —y nunca lo dije, abusó de ella, pensaba Eylo para sus adentros, prosiguiendo con seriedad —. Todos sabemos lo que hacia, cómo era y qué dijo hacer. Pero como he dicho, no he venido a juzgar nadie. He venido porque quería saber cómo estabais, y porque sois importantes para el Domo —volvió la mirada a Jim, que había vertido su enésima gota de ponzoña a la charla, pero a su vez le daba una ventana de oportunidad que quizá no iba a gustar a los amigos del ruso fallecido, pero esperaba que a algunos les hiciera pensar un poco —. Quizá se debiera reflexionar porque Kurik recibía todo ese odio, y replantearse la forma de relacionarnos, todos, con todos.

Una vez más Stealer actuó como freno de Durrell, Eylo miraba esa mujer, que era tan inestable y, por momentos, así la veía Eylo, de la calaña de Kurik. Disociar sus sentimientos personales a su convicción se le estaba haciendo muy cuesta arriba, tratar de ser objetivo cuando te están bombardeando a opiniones subjetivas estaba siendo agotador.

Entonces ayudad a vuestros compañeros a mejorar —aseveró ante las múltiples muestras de gallardía de Anne —. Instruidles, enseñadles —en ese aspecto, Eylo ya barajaba ese camino —. Porque el PEC no solo vive de soldados de choque, Anne. ¿Quién os curará en el PEC? ¿Quién mantendrá vuestro equipo? ¿Quién pilotará las nave o velará por la comunicación entre escuadras en medio de un combate? —esto lo extendió a todos los presentes, como si pretendiera meterles en su mollera hipervitaminada de músculos una verdad tan absoluta como dogmática —. Sí, vosotros sois el muro y la espada, pero no sobreviviréis solos a base únicamente de disparos. Pero podéis compartir esa responsabilidad con los demás, ayudándoles a mejorar, a defenderse mejor —con un gesto de refuerzo surigió un gesto a Stealer que, acertadamente, apostaba por el entrenamiento y formarse —. Por ahí se empieza algo importante. Ser un ejemplo para vuestros compañeros, a mi juicio vosotros sois quienes deberíais ser el núcleo y guardianes del Domo, de vuestros compañeros. Y eso, hasta ahora, no ha sido así, y lo sabéis bien. 

Entonces entró en escena Noor, con un discurso calmado, pero sibilino que venía a decir lo mismo que Anne, pero con palabras más bonitas y digeribles. Si bien no le faltaba su punto de razón, la deriva que estaba tomando aquello, y por unos momentos Eylo veía que todo se iba al traste. Dicho todo, Noor parecía tomar la iniciativa, y Eylo no quería alargar más aquella sangrante conversación, pero no dejaría que solo esa idea medrara en la mente de sus, a pesar de todo, compañeros.

Quizá debáis empezar a pensar porque no confiáis los unos en los otros —dijo con calma —. Porque esto es un camino de doble sentido, y hasta que alguien no dé el paso, esa confianza no se va a crear. ¿Quién debe dar el primer paso? Bueno, yo estoy aquí y, a pesar de lo que algunos pretendan creer —lanzó una mirada muy clara a Jim —. Vengo como compañero vuestro, porque creo que vale la pena todo lo que podemos construir si nos lo proponemos.

Respiró hondo, la acusación de Noor el último chispazo, uno que iba acompañado de una amarga ironía. Que no necesitaban a nadie, se dijo

Pero te equivocas conmigo, Noor. Te equivocas absolutamente. Como yo quizá me equivoco contigo. Yo no vengo a poner a los combatientes "de mi parte", ¿de qué he de tener miedo? ¿contra quién he de enfrentarme sino es contra los Skulls? ¿No os dais cuenta de este discurso absurdo de unos contra otros? —respiró hondo, levantó las manos en señal de tregua —. Tomad las decisiones que debáis, solo recordad que no sois una luna en medio del vacío. 

Eylo suspiró triste, apenas se molestó en ocultar esa tristeza por todo lo que eso acarreaba, sentía tristeza por lo que había pasado y lo que estaba pasando, por lo que sentía y recibía. Respiró hondo recuperando un poco la firmeza previa, a duras penas, pero en su mirada había un profundo halo de decepción y tristeza. Miró a sus compañeros y asintió, pero no se permitió ninguna sonrisa agradable, solo corrección.

Nos vemos en la comida, gracias por escucharme —se despidió con sinceridad junto a un asentimiento y abandonó el gimnasio.

Mientras Eylo se marchaba sentía un ferroso sabor a derrota en la garganta, dejó que la tristeza que se le había arraigado se liberara. Eso no estaba bien, no estaba bien, y maldijo al desgraciado de Kurik por haber propiciado todo aquello y, aun más, a los desgraciados que habían tomado la decisión de mantener a un desequilibrado mental como el ruso en el Domo. Respiró hondo, se aferró a las palabras que siempre le acompañaban en esos momentos: Hazlo mejor, aprende.

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29/07/2021, 00:50
René Carracci

Mes 2. Día 3. Hora 11 a.m. Cocinas

Oh, bueno, sí, cualquier miel sirve, supongo... —respondió René a la incertidumbre de Narel sobre la miel—. No sé, yo estoy acostumbrado a la miel de flor de ulmo, es la que usamos todos allí, pero... cualquiera puede servir, imagino. Mi madre... Bueno, ella siempre dice que la miel de ulmo es muy valorada por los que vienen de fuera de Natgrew... Ella, bueno, ella... —Se detuvo un momento un poco tímido. Estaba hablando de su familia, algo que prácticamente no había hecho en ese tiempo que llevaba en Protect. Miró a Narel—. Ella es vendedora en Natgrew. Vende productos autóctonos en el mercado local. No es una gran comerciante, sólo una pequeña vendedora, pero conoce muy bien los productos del planeta.

La joven sacó más bizcocho para todos, pero ella misma no tomó. René tampoco quería comer más. Durante el desayuno, había comido de forma casi automática, si bien había apreciado la nostalgia de comer algo al estilo de su planeta. Ahora, sin embargo, tras la despedida de Sarah, no tenía ganas de comer nada más. Agradeció el gesto de Narel, pero hizo un pequeño ademán con la mano, como para indicar que él estaba bien por el momento.

La chica se preocupó por el estado de su herida. Él se miró la pierna un momento, un poco absorto. Suspiró levemente, por todo lo que esa herida le recordaba. ¿La herida? Eso no era nada. ¿Los recuerdos que le traía? Eso era otro cantar.

No es nada. Se me pasará. Una herida superficial, nada más. —Levantó de nuevo la mirada hacia la eridiana y la miró detenidamente, pudiendo apreciar mejor aún las ojeras que tenía—. Gracias por tu preocupación.

Observó a Zack tomar nota sobre la bebida con mucha atención. Le hizo cierta gracia aquella forma de comportarse, aquella dedicación tan diligente a las bebidas. Posiblemente, de haber estado en otro contexto y en otro momento, Carracci se habría detenido a conversar más tranquilamente, incluso quizá alegremente, con Norris sobre brebajes y hierbas; pero, en aquel momento, no tenía ninguna gana. Todo lo que le dijo fue:

Yo no sé preparar las bebidas, pero conozco bien su sabor. Si consigues Dalerianas y jengibre, te puedo ayudar a ajustar las proporciones a base de prueba y error; ya sabes... —Al decir esto último, René hizo un gesto con el pulgar y el meñique, como simulando una botella de la cual bebía.

Escuchó la estúpida excusa de Carl para justificar sus eructos. «Problema genético y una mierda», pensó el hydriano. Vio como Narel se zafaba del abrazo de Brinstom después de esbozar una sonrisa incómoda. Cuando ella fue a recoger los restos del bizcocho, René le dirigió una mirada enojada a Brinstom. Al hacerlo, vio la mirada con la cual ese imbécil ponía los ojos en Narel. Carracci negó con su cabeza, enojado, mientras suspiraba. No iba a servir de nada decirle nada en ese instante al idiota aquel; era como un muro que no se daba por enterado de nada, así que dejó las aguas correr por el momento, aunque no sería mala idea tenerle un ojo encima para que no atosigara a la muchacha.

Después de decir que él no se iba a chivar de nada, Narel salió en su defensa y a René le alegró escuchar que ella decía que era su amigo. Puede que el muchacho se comportara de modo muy antipático con mucha gente, pero cuando apreciaba a alguien, le encantaba saber que también era apreciado.

Sobre las hierbas lacustres de Hydria, René respondió:

En realidad no, no se usan para guisos, pero... bueno, sí tienen usos medicinales. Quizá por ese lado... Entiendo que quizá no cuela, porque en el Domo debe haber medicinas de última generación y todo eso, pero... Bueno, no sé. Es una idea. —dijo encogiéndose de hombros.

Tras preguntarle maliciosamente a Carl qué demonios aportaba allí, la respuesta de este confirmó lo que Carracci sospechaba: nada. «Alma de equipo». René levantó las cejas y le puso una cara como si le estuviera diciendo: hijo mío, no puedes ser más tonto. Pero Brinstom no parecía muy avispado a la hora de detectar mensajes faciales.

René vio a Ruiz depositar la olla él solito en su lugar. Un fortachón igniano. Un enano fortachón. A René le hizo mucha gracia la escena, pues en su cabeza imaginaba un pato pimpollo, ese animal de su tierra, levantando una olla gigante. Ruiz le guiñó un ojo de forma burlona cuando terminó su proeza, a lo que René —quien tenía una sonrisa burlona en la cara por la imagen del pato que tenía en la cabeza— le respondió a modo de broma:

Ya estás listo para el circo, Ruiz: enanito y fortachón.

Mientras salían de la cocina, escuchó las palabras de Narel. Tenía sentido todo aquello de la comida y la bebida como forma de cohesionar a un grupo. En Natgrew no era tan distinto, pues durante sus festivales comían, bebían y reían mientras hacían comunidad.

Tienes razón... con lo de la comida y la bebida. En Natgrew también valoramos mucho esos momentos. Tenemos muchos festivales en los cuales compartimos momentos alrededor de la comida y la bebida. Y con unas buenas historias. Incluso, bueno... Incluso en los funerales las familias comparten el luto en comidas conjuntas... Supongo... supongo que por eso habéis hecho el bizcocho con Becky —dijo con tristeza—. Pero el Domo... —René agrió un poco el gesto. Una cosa era la comunidad casi familiar que se producía entre los habitantes de Hydria, otra muy distinta la brutal disparidad del Domo. Se daba cuenta del afán que tenía Narel por hacer que todo el mundo estuviera cómodo y contento. ¡Hasta dejaba que Carl le pusiera su brazo encima para no contrariarlo!—. No deberías dejar que Carl te abrace si tú no te sientes cómoda, Narel —le dijo con un cambio de tema que podía parecerle radical a la muchacha, pero que hilvanaba sus propios pensamientos con mucha precisión—. No deberías cargar con el peso de hacer que todos los deseos de todos y cada uno se cumplan, Narel; no es tu responsabilidad, pues a veces esos deseos pueden ir en contra del bienestar de otros o incluso del tuyo. Como... —No, René, cómo se te ocurre, no menciones a Kurik y Lizza, estás loco—. Bueno, ya me entiendes. Es genial que te preocupes por el bienestar de todos, eres muy buena... Pero no dejes que otros se aprovechen de tu bondad. Simplemente eso.

Notas de juego

Se entiende (o así lo entiendo yo, al menos) que la conversación que mantiene René al final con Narel, mientras salen de la cocina, no la escuchan los demás. Lo digo sobre todo por lo que le dice de Carl...

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29/07/2021, 00:56
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

Eylo ignoró por completo la reacción de Anne, que se crecía y crecía, pero cuando Anne se negó a aceptar la petición de Daya de escolta, se frenó en seco. Se volvió hacia Anne. Se había acabado la permisividad, y la frenó antes de que se largara.

Tienes razón, Anne. Se acabaron las tonterías y las gilipolleces de niñatos. Una cosa son las preferencias personales, y otras afectar al funcionamiento del Domo como parte del estamento militar. Si queréis ser Soldados Espaciales, os trataré como a Soldados Espaciales —aunque pluralizaba, esas palabras iban directas a Anne. Eylo no era alguien intimidante en absoluto, el fuerte de su puesta en escena era el tono acerado de su forma de hablar cuando se lo proponía, y se le daba bien, cualquiera diría que estaba imitando a un oficial de verdad y, de hecho, así lo hacia. Había tenido seis años para aprender de uno —. Reclutas Zumbert, Durrell, Trump, Stealer y Joyce, se unirán al equipo de ingeniería para garantizar su seguridad durante las operaciones de reparación, es una orden —entonces dirigió la mirada hacia Noor —. Recluta Joyce, usted estará al mando de la escuadra, cuide de sus compañeros —y por compañeros se refería tanto a los combatientes como a los ingenieros.

La cara de Eylo estaba cuajada de seriedad, por su cabeza se le cruzaron recuerdos de cuando él era quien estaba al otro lado. Y le jodía, le jodía de sobremanera verse en esa tesitura, y más le jodía comprender la perspectiva del hombre que había sido su propio hombre del saco. Después de esto no permitió ninguna replica, por el bien de Anne, ninguna replica, le habían calentado de lo lindo en las últimas horas y había sido muy claro. Hecho esto, volvió junto a los nuevos reclutas.

La ironía venía de la mano de Milena en ese momento, porque precisamente ella había podido reconocer a quien estaba imitando Eylo. Cambió de registro, a uno más afable, pero le estaba costando horrores hacerlo. Antes de cualquier calma, otro golpe de viento, René explotaba para prematuro arrugamiento de la frente del eridiano. En esta ocasión, Daya y Alvin tomaban el relevo, se lo agradeció profundamente ya que Eylo empezaba a mostrar síntomas de fatiga. Ya hablaría con René más tarde, se le acumulaba la faena, pero se fijó en Lesly y cómo trataba con el hydriano, ¿de dónde había salido esa bendición? Por unos momentos, Eylo sintió un alivio que solo podía definirse como un orgasmo mental.

—Me gusta tu forma de pensar —le admitió a Lesly, mirándola con intriga—. ¿Qué es eso de los chakras? —preguntó intrigado, la espiritualidad no le era desconocida a Eylo, pero conocer otras formas era motivo de curiosidad para el eridiano.

Incluso cuando Elon se refirió a si mismo como la bomba generó en el eridiano un buen rollo que le emocionó, después de un día de mierda, algo positivo, algo esperanzador.

Ya, Narel, Buck y Becky nos han salvado de la pasta sintética —sonrió a Elon, una sonrisa que quería dar, que necesitaba dar, cuando el experto en explosivos le preguntó por su rango le dejó un poco descolocado —. Eh.. no.. no.. soy el líder del Domo 12, aun nada de cabo ni soldado de primera, me lo he de ganar, como todos —mostró una sonrisa leve, cansada, pero que se iba recargando de la buena vibra que le daban los nuevos.

La nota amarga la puso la interacción con Jim, desde el gimnasio la australiana no gozaba de la mejor de las opiniones por parte del eridiano y tras la escena con Anne, Eylo estaba especialmente hosco en lo que respecta muestras de afecto de alguien de quien no tenía confianza. Pero como si fuera la guinda de un pastel amargo, Jim mencionó sobre la ausencia de sus abuelos y aunque la australiana enseguida reculó, cosa que era de apreciar, a Eylo le sentó fatal. Quizá en otras circunstancias no se lo hubiera tenido en cuenta, incluso hubiera bromeado, pero tal como estaban las cosas, la reacción de Eylo distaba mucho de tomárselo de esa manera. Todo el buen rollo recogido por los recién llegados sirvió para taponar la presa agrietada de la paciencia del eridiano.

Sí —respondió fríamente mientras miraba a Jim, sintiéndose arropado por Milena quien, sobradamente, conocía el pasado del eridiano —. Jim sabe que mi familia fue asesinada por los lucerianos —dijo esto de forma inconsciente, bebiendo del encabronamiento que tenía encima, sin importarle quien pudiera escuchar, no tenía nada que ocultar al respecto —. A veces habla demasiado rápido sin pararse a pensar en lo que dice, pero no tiene mal fondo —respiró hondo, visiblemente molesto y, a pesar de ello, Eylo antepuso sus filias personales al Domo una vez más —. No pasa nada, Jim. Te perdono. Gracias por estar guiando a los nuevos compañeros.

Probablemente sonara falso a oídos de Jim, o puede que no, pero Eylo estaba siendo sincero. La perdonaba, eso no quería decir que estuviera enfadado o que no agradeciera el esfuerzo que estaba haciendo para agasajar a los recién llegados. Aunque el comentario de Lesly, una vez más, se ganó un pequeño placer culpable en el eridiano. De repente, Milena se puso pálida y el rostro le cambió una vez más, con una preocupación extrema por la joven. La mente de Eylo actuó deprisa, como un resorte.

Jim, ve a por Duncan, rápido —el tono se había vuelto asertivo de golpe, no se acercó comprendiendo cómo podían sentirse los recién llegados, por lo que miró indistintamente a Lesly y a Elon —. ¿Sabéis qué le pasa? —al haber exclamado el varón sobre el bizcocho, intentó sacar alguna conclusión —. ¿Es alérgica a algo?

Eylo miraba a Milena realmente preocupado, era el colofón a todo aquel brete, y, una vez más, la mentalidad de Eylo asumió la responsabilidad última de la situación de la hija de Kawalski. Si le pasaba algo.. eso, eso no se lo iba a perdonar.

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29/07/2021, 02:47
René Carracci

Mes 2. Día 3. Hora 18. Barracones

Tras su explosión verbal y emocional, René escuchó a una de las nuevas reclutas, Lesly Waist, quien le habló con calma y le sugirió que no se olvidara de respirar. Además, le dijo que debía alinear sus... ¿charcas? ¿Qué charcas debía alinear? Él no tenía charcas. En Hydria había muchas charcas, de agua, claro, pero él no tenía charcas. ¿A qué se refería con charcas? Miró con curiosidad y con interés a esa mujer, quien parecía desenvolverse con precaución, pero seguridad. Fueran lo que fueran las charcas, la mujer parecía estar ofreciéndole ayuda para «eliminar esa carga». Le llamó mucho la atención aquella nueva recluta y le hubiera gustado preguntarle más...

Sin embargo, no tuvo tiempo de reaccionar a sus palabras más allá de una mirada de sorpresa e interés, pues Anne se había vuelto hacia él, después de que hubiera llamado a Kurik «cabronazo de mierda». La muchacha se despachó a gusto. De toda la mierda que le dijo esa energúmena, sin embargo, sólo le afectó su última frase: que aprendiera a disparar. Esa frase le traía al natgrewniano todos los recuerdos del día anterior y su inutilidad a la hora de ayudar a Sarah. Esa frase mandó al diablo todas sus «charcas».

René se puso rápidamente de pie con intención de dirigirse hacia ella, pero al incorporarse sintió una punzada en la herida del muslo izquierdo y trastabilló ligeramente, sin llegar a perder el equilibrio. Alvin aprovechó ese momento de debilidad del hydriano para adelantarse y se interpuso entre ellos dos. Sin embargo, eso no impidió que René le respondiera algo a Anne:

Vamos, hija de un camión lleno de putas, empieza ahora, ¿por qué vas a esperar al ring? —le dijo mientras le ofrecía la mejilla y se la golpeaba con la palma de la mano, como marcando donde debía pegarle. Si bien hablaba sin levantar excesivamente la voz, se notaba que tenía los nervios a flor de piel—. Vamos, mierda, vamos. Aquí me tienes. ¿Es que tu novio Malbone no te deja pegar fuera del ring? ¿Le tienes miedo? ¿Ese también te viola, como lo hacía tu amiguito? ¿Te gusta que te violen, pedazo de basura? ¿Es eso? ¿Te molan los violadores, comemierda?

Sin embargo, Alvin lo sacó de allí en volandas.

Mientras su coterráneo lo arrastraba fuera de allí, sin embargo, René llegó a escuchar unas palabras que Anne le dijo a Daya: «tiros por la espalda», «asesino», «disparar a traición». ¿De qué mierda estaba hablando esa hiena? ¿De qué asesino hablaba?

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29/07/2021, 13:05
Jim Foster

El caos no es un foso, es una escalera. El hecho de que hubiera discusión, lejos de considerarla un problema, la tomaba como un camino de resolución de conflictos. Cada cual decía lo que llevaba dentro y por fin, aquello salía a la luz - chicos, chicos... Estamos hablando, Eylo da su valoración, Noor la suya, Anne, John, Donner... hasta yo misma tengo mi perspectiva, ésto es sano, no lo convirtamos en una guerra - con independencia de que Eylo hubiera ido al gimnasio para tantear los ánimos y a su modo "unir" a la gente, allí se estaba dando una clara exposición de formas de ser. Me crucé de brazos y volví a descruzarme, estaba algo inquieta porque allí, en el gimnasio, habían ocurrido tantas cosas que si medíamos mal, podríamos acabar con una bofetada cualquiera. La tensión se palpaba.

- A ver, hace cosa de un mes, yo explicaba mi plan de organización para tratar de buscar la cohesión del domo - ya parecía que había sido hacía una vida. Los acontecimientos del combate habían minimizado cualquier estructura que habíamos intentado crear de cara a superar los exámenes - nos agrupamos, había exámenes, teníamos que superarlos... y todos, intentamos ayudarnos. Y salió bien, todos aprobamos - gente tan asocial como Einar o Emory se habían esforzado en tratar de ayudar al resto. Aquello tal y como sabía Eylo no había dado buen resultado en realidad pero con la ayuda de Grey, Billy, Martin... habíamos logrado un objetivo que, aparentemente parecía imposible. Y tampoco los que lo hicimos posible, es que fuéramos un grupo muy compacto, para nada - y si recordáis, todos hicimos por ayudar a los demás, recuerdo que Kurik entrenó a Narel, Evan ayudó a Yum a estudiar y así todos aportamos nuestro granito de arena por los demás - aquella experiencia había durado poco pero fue real. Me movía de un lado a otro tratando, de integrar cierta tolerancia entre polos opuestos.

No es que jugase a despistar, criticando antes y ahora tratando de lograr un consenso sino que tampoco quería una guerra entre los bandos. Que hubiera variedad de opiniones, de formas de actuar me gustaba, si solo hubiera una única forma sería algo asfixiante, pero si se alimentaban varias soluciones, aquello daba más libertad. Me sentía más a gusto así, poder elegir como en un restaurante diferentes platos y no un menú único cerrado. Una pena que los demás no lo vieran así.

Sabía que tal y como había ido atizando a Eylo a lo largo de la discusión, ahora me sería difícil buscar su aplauso o siquiera su apoyo, pero tampoco lo necesitaba - trabajemos por necesidades, si nosotros nos organizamos bien seremos un referente del domo - aquello me encantó. El hecho de que momentos antes, Anne me hubiera integrado con ellos tras haber hecho un buen combate ahí fuera, me generó una satisfacción interior. Sumaba puntos, me estaba integrando. Hacía unos días había sido Grey y Billy los que habían contado conmigo, ahora el grupo de Anne, la cosa fluía - si mal no recuerdo, es lo que quería Kurik. Él mismo dijo que estaba dispuesto a entrenar a cualquiera que quisiera mejorar y es básicamente lo que acaba de sugerir Eylo - nada nuevo bajo el sol, pero al menos no demonizaba su perspectiva.

El verdadero problema del asunto de Lizza es que no se había tratado bien, a ver, yo sólo había escuchado versiones, y eso, precisamente era lo que se pretendía evitar con el juicio a Billy. En este caso sí que los oficiales se lo habían tomado en serio, mientras que el origen del problema había quedado como subjetivo y relativo. Pero tal y como estaba de caldeada Anne, no me pareció oportuno abrir la boca, aparte que no solucionaría nada.

- ¿Kurik era malo? Era diferente - pero tanto como para afirmar que era un ser malvado que sólo perseguía destruirnos a todos, no me parecía realista - ya sabes que hay gente con la que no me hablo, he tratado de llevarme bien con ellos, lo intenté - me había tragado mi orgullo para hablar con Kalina y René, y salió horrible. Me habían puesto verde por intentarlo y encima en público - pero no salió. Tú mismo lo dijiste que "no me podía llevar bien con todo el mundo" y Kurik no era muy distinto - él tenía otra forma de ser y chocaba con aquellos que no eran afines, igual que yo o Martin, o el propio Eylo, René, Quest, etc - Todo el mundo sabe que yo soy muy sociable, sin embargo apenas traté a Sarah Castle, no la conocía - y cuántos podrían cogiendo ese dato con pinzas montarse una película diciendo que no nos llevábamos bien, que por eso no hablábamos y demás - con Kurik ocurre algo similar, pocos lo conocen de verdad y lo que ha quedado es un estereotipo, y con Vera lo mismo, muchos creéis que fuera de su discurso feminista no hay nada y os equivocáis, es una persona con sus sentimientos pero la mayoría la juzga sin conocerla.

Noor dio su punto de vista y sin estar de acuerdo en todo, me gustó. Además, había dado un paso al frente y era muchísimo más tratable que Anne. Por fin aquel grupo tenía un líder y además mujer, le iba a encantar a Vera - estoy contigo, hermana - además, es que volvía a incluirme, había dicho "los cinco" (Anne, Donner, Sthealer, Noor y yo), aunque aquella cifra podría aumentar fácilmente, Vera sería la siguiente, coincidía en que era especialista en pesadas como los dos chicos, tan sólo había que limar asperezas.

Me pareció que estaba triste aunque tampoco podría afirmarlo, Eylo no era un tipo muy expresivo - venga, nos vemos - era difícil no hacerlo en unas instalaciones tan reducidas, además habían prohibido los paseos al exterior.

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29/07/2021, 14:39
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 3. Hora 21:00 p.m. Comedor

El humor de Eylo apenas había mejorado para la hora de comer, mientras en la mayoría del Domo existía un aura de funesta tristeza, rabia y frustración, en Eylo había anidado un cabreo en constante crecimiento. Un cabreo por los enfrentamientos entre unos y otros, por esa persistente, y estúpida, a juicio de Eylo, idea de que su paso por el Domo era una cuestión de unos contra otros. Eso, para alguien que había mamado desde crío la idea de comunidad e importancia de mantener el grupo unido como una necesidad de supervivencia, le causaba una gran conmoción. No le encontraba ninguna lógica. Cuando todos los del Domo estuvieron reunidos en el comedor, aun con los mandos que estuvieran presentes, Eylo se puso en pie llamando la atención de estos.

Trataré de ser breve —dijo pausadamente —. Hemos fracasado y, si lo preferís, he fracasado. O eso es la sensación que tengo. Pero esto va a cambiar, y cambiará a partir de hoy —sentenció con absoluta convicción, dejando a relucir su frustración —. Y no cambiará porque os vaya a ordenar llevaros bien, ni tampoco cambiará porque vayáis a ver la luz de repente. No, nada de eso. Va a cambiar porque queréis ser Soldados Espaciales. Y si queréis Soldados Espaciales vais a aceptar esta realidad: Ninguno en este Domo va a superar el período de entrenamiento si no es capaz de comprender que nos necesitamos los unos a los otros. Que desde el mismo día que salimos de la Tierra estamos siendo puestos a prueba y, francamente, hemos estado fracasando de forma sistemática creyéndonos que esto es un campamento de verano —su mirada pasó por los rostros de sus compañeros, indistintamente —. Que jamás se ha tratado de disparar mejor, curar mejor, reparar mejor, somos miles de millones de humanos repartidos en más de decena de mundos, ¿de verdad nos creemos mejores que los demás? No. Hay millones de personas que disparan mejor que nosotros, que curan mejor que nosotros, que reparan mejor que nosotros, que pilotan mejor que nosotros.. lo que nos define, lo que nos debe distinguir esos que pueden hacer cosas mejor que nosotros, es nuestra capacidad de sacrificarnos por los demás, de funcionar como una sola entidad, de ser disciplinados ante un enemigo implacable. Eso es ser un Soldado Espacial, porque la humanidad ha prosperado por su capacidad para colaborar y trabajar unida, y eso es lo que debe acabar definiendo este Domo.

Eylo miró entonces a los recién llegados fugazmente.

Me avergüenza admitir que nuestros tres nuevos compañeros, en apenas unas horas, han demostrado más unidad, más solidez y más camaradería que todos nosotros en dos jodidos meses —dijo sin tapujos, de nuevo se le notaba el cabreo —. Así que este es el reto, esta es la prueba. Dejad de ver bandos, dejad de enfrentaros por gilipolleces y empezad a asumir la realidad. La realidad es que TODOS seremos Soldados Espaciales, que yo pienso poner todo de mi para que TODOS mis compañeros lo sean, pero esto no solo depende de mi. Depende de cada uno de vosotros, de interiorizar este hecho, yo no puedo obligaros a cambiar, que debéis ser vosotros.

Dicho esto, y que la brevedad se perdió por el camino, añadió.

Dicho esto. Todos los miembros del Domo 12 deberán pasar por un chequeo por el equipo psicológico del PEC, cuando la oficialidad así lo estime oportuno —lanzó una mirada fugaz al teniente u oficial que estuviera presente, puesto que había implícita la petición —. Cualquier agresión física que no tenga lugar en el ring del Domo, será sancionada. Cualquier insulto, desprecio, humillación o abuso verbal sistemático en público, será sancionado. En la intimidad cagaos en mi y mi estampa con vuestros allegados, seguro que os sirve para echar bilis, pero se acabaron los enfrentamientos públicos. Si no nos sabemos comportar como adultos civilizados, tendremos que tratarnos como adolescentes inmaduros —el eridiano se detuvo, dejó que macerara lo que acababa de decir, añadiendo finalmente —. A la vuelta del PEC, nos vamos a organizar en escuadras de cinco miembros, con un líder por escuadra que será tanto su portavoz como su organizador. Aunque haré breves consultas con vosotros, la organización de estas escuadras las designaré yo mismo, teniendo en cuenta las especialidades de cada uno de vosotros. Cuando sea el momento, concretaré este punto.

Eylo respiró hondo, sentía una tensión sensible en la herida aun cerrándose, un dolor presente que le hizo fruncir un poco el ceño. Dirigió la mirada a William.

Prisionero William, de acuerdo con el Artículo 97, se deben tratar a los prisioneros garantizando su bienestar de acuerdo con los Derechos Humanos —lo miraba fijamente, muy serio —. Comprendo que cualquier miembro del Domo 12 comprende tanto este articulado como el 100 —no aclaró qué decía este titulado, daba por sentado que todos sabrían de lo que hablaba este —, pero dadas las circunstancias extraordinarias y complicadas de su situación. Se le restringe el acceso a las salas del Domo salvo necesidad manifiesta y se le confinará en el aula del Domo 12. Tendrá permiso para entrenar una vez al día, comerá junto a los demás en una mesa apartada junto al celador asignado a ese momento y, si los mandos lo ven posible, dormirá en uno de los camarotes del Starliner separado del resto de reclutas. Si eso no es posible, los que ocupen las camas de las dos últimas filas de los barracones deberán cambiarse, el prisionero dormirá en la última y su celador estará en la contigua.

No, no había sido breve. Una mierda había sido breve, pero no quiso dejarse nada y, aun así, probablemente lo hacia. Al menos las líneas generales estaban puestas, un camino, una guía. Eylo se había comprometido con el Domo, y él pondría todo de si para hacerlo posible, pero al final todo correspondía individualmente a cada persona.

Notas de juego

Rol durante la cena del día 3.

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29/07/2021, 14:52
Daya Banerjee
Sólo para el director

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

Los nuevos le cayeron bien enseguida. A pesar del recibimiento dado por Anne, accedieron a aceptar su invitación para sentarse a su mesa para cenar y no vio ninguna señal de que venían en un plan parecido al de Anne y compañía. No le pasó desapercibida como se movían, como parecían orbitar alrededor de la jovencita. Le recordaba a un par de guardaespaldas, incluso el muchacho había probado primero el bizcocho, como si no se fiara de que fuera comestible, antes de que la chavala lo probara. No eran simplemente tres reclutas que habían sido destinados al Domo 12. Esa selección era por algo y no meramente casual. Lo que no llegaba a intuir eran las razones ni lo que podían estar buscando los mandos.

-De acuerdo, luego os busco para la cena. Estaremos encantados de que nos acompañeis.

Se dirigió a poner un poco de paz con Anne, incluyendo también a René en su intento de que los combatientes accedieran a darles cobertura en el hangar. Se esperaba la reacción de Anne pero, aún así, no pudo dejar de contestarle para dejar las cosas claras.

-No me has preguntado qué pienso sobre lo de Kurik, Anne-le dijo con tranquilidad, aguantando el envite de la muchacha, por lo previsible que era-Nunca hemos hablado de él, ni ahora de lo que ha pasado. Si lo quieres saber, no tengo problema en hablarlo contigo, quizás te sorprendas, pero no creas saber lo que pasa por mi cabeza y dar ciertas cosas por hecho, porque te puedes estar equivocando. De hecho te equivocas conmigo.. Te animo a hablar un día las dos con traquilidad, a solas. Estaré encantada. Ayer fui a ver como estabas, como hice con los demás. Deberías haberte dado cuenta de que no quiero hacer distinciones con nadie... -le recordó cómo se habían encontrado en la puerta del gimnasio y cómo no había dudado en darle una pastilla para dormir por si la necesitaba sabiendo lo mal que se podía encontrar por la pérdida de Kurik.

Ese fue su primer envite, pero quedaba el segundo. Ahí sí que Daya arrugó el ceño, armándose de paciencia al escuchar las palabras de Anne dichas con tanto odio-No os he buscado para usaros, se trata de trabajar en equipo. Solo he buscado a los mejores como pidió el Teniente. Os deberíais sentir orgullosos de que os viéramos así, cuando el Teniente pidió los mejores, no vi a otros que a vosotros. Aunque quizás os hubiera gustado más que hubiera cogido yo misma un rifle y me hubiera postulado para ese puesto no teniéndoos en consideración -miró a Noor, cada minuto que pasaba se sentía más lejos de ella, y aquella sensación le molestaba sobremanera. ¿En qué momento se había separado tanto de ellas?- Tu me conoces desde el primer día, Noor. Sabes cómo pienso y sabes que no quiero diferencias, sabes que cuando hablo voy de frente… tal vez a ti Anne te escuche un poco-le indicó a la muchacha, echando mano de todo el tiempo que habían pasado juntas desde el principio. Quizás ella pudiera ser el puente que faltaba entre dos de los bloques en los que estaba dividido el Domo. Miró también a Donner largamente, recordando el rato que pasaron en la enfermería. Ahí no lo vio tan distante ni tan parecido a Anne, lo vio como un muchacho normal que lo mismo necesitaba incluirse en algún grupo. Lo que sentía era que hubiera elegido el de los combatientes.

Escuchó entonces a sus espaldas la voz de Eylo. Por primera vez en aquel tono, de aquella forma. Su rostro no cambió de expresión pero se quedó expectante a la reacción de todo el grupo a una orden directa del líder del domo, no podían negarse, no debían si realmente querían pertenecer a aquel mundo militar. Eylo había vuelto a dar un paso delante de todos. Se sintió orgullosa de él por haber dado esa orden. Solo esperaba que fueran lo suficientemente listos para acatarla, aunque ella hubiera preferido que hubieran querido ayudar por iniciativa propia, por las buenas. Hubiera generado cierto aura positiva entre dos grupos bien diferenciados en el Domo, pero la ocasión había sido desaprovechada.

En ese momento, René explotó sin previo aviso a su lado. Lo vio claro, tenía que sacarlo de allí como fuera o iba a generar un nuevo enfrentamiento con quien justo no debía y justo en ese momento. Era como si lo estuviera buscando, como si tuviera realmente ganas de llegar a las manos con los combatientes, de que le partieran la cara a toda costa. Y eso lo podía dejar muy mal parado. Le pidió hablar con él en privado para sacarlo de allí… pero René ni siquiera la miró y siguió en sus trece hasta que Alvin se metió en medio, llevándose a René de allí. Lo que faltaba, también Alvin jugándose el cuello con Anne. La miró un instante, deseando que no le tomara la palabra a Alvin antes de seguir a los dos muchachos a la biblioteca.

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29/07/2021, 14:53
Daya Banerjee

Mes 2. Día 3. Hora 18.20 p.m. Biblioteca

Llegó a la biblioteca siguiendo a sus cuatro compañeros que iban delante, Alvin empujando literalmente a René. Entró la última, cerrando la puerta tras ellos.

Entró en silencio y se sentó en una de las mesas, al lado del resto. Cruzó una mirada de preocupación con Narel y con Becky. No le gustaba el cariz que estaba tomando aquello, estaba removiendo demasiadas cosas en Alvin el arrebato de René. El tono con el que hablaba el muchacho deja ver claramente su preocupación y su posición allí en el Domo.

-Le pasa lo mismo que a todos, Alvin…-le contestó a Zemit con su habitual tono de voz, tranquilo y cálido, lleno de entendimiento-Lo que pasa es que cada uno lo exteriorizamos a nuestra forma.

Se sentó cruzándose de piernas sobre la mesa, mirando directamente a René con una mirada tranquila, pensado cada una de sus palabras. No quería que el muchacho echara a correr de nuevo, allí estaba bien, rodeado de gente que lo apreciaba.

-Anoche, cuando todo terminó, después de pasar por la sala de esparcimiento para informaros de cómo estaban los heridos, volví a la enfermería. Necesitaba estar un rato a solas. Lloré, me quise ir de aquí. Hoy hubiera presentado mi dimisión… porque pensé que esto no era para mi, me asustó verme en una camilla como vi a Sarah anoche-mientras hablaba miraba a René-me sentí culpable por no poder haber ayudado más en el combate. Echaba en falta a mi casa, a mi familia, a mis amigos, hubo un momento en que me perdí… solo quería volver, volver a donde sé que antes estaba bien... y me querían. Pero después empecé a verlo todo en perspectiva, la soledad y las lágrimas ayudaron, el abrazo de un compañero que entendió lo que me pasaba me tranquilizó, no me sentí sola y si apreciada aquí. Aunque fuera solo por él. Me hizo ver que no podía tirar por la borda la oportunidad que ahora tengo, no podía defraudar a la gente que dejé en Innum, que me quieren y me apoyan desde la distancia, que entendieron, o no, mi decisión, pero la respetaron por que me quieren y quieren lo mejor para mi. Por que ellos sufrieron cuando tomé la decisión de venir, porque sufren ahora sabiendo que estamos en primera línea frente a los skullreps  y ahora sufrirían de ver que vuelvo dejando atrás mi sueño en el primer envite, que vuelvo con las manos vacías…También le fallaría a la gente que confía en los Soldados Espaciales, en que somos, seremos, quienes velen por su seguridad en el futuro en nuestro caso-su mirada, profunda y oscura, ahora se centró en René. Daya estaba hablando de ella, por supuesto, pero también de él aunque nadie más que ellos dos lo supiera- Creo que estás en ese mismo punto en el que yo estuve ayer, te dormiste… no dejé que me vieras… -le sonrió, que él encajara cuando paso lo que acababa de contar porque fue a pocos metros de él en la enfermería-Delante de ti fui fuerte, porque me tocaba ese papel.

Dejó unos instantes para que él pudiera imaginarse la situación, aunque no sabía si se acordaría o no de lo que sucedió exactamente aunque algo recordaba porque si no, no le hubiera dicho aquella mañana lo que le había soltado después de la reunión con Townhall.

-Yo tuve un abrazo anoche y René está corriendo a que le partan la cara porque no se está dando cuenta de la gente que tiene a su lado y a quienes le importa-miró a los allí presentes. Alvin preocupado por él, lo suficiente como para retar en combate a Anne. Narel agarrándole la mano y mostrando su apoyo, Becky con aquella mirada que podía derretir a un iceberg intentando llegar al interior de René. ¿Por qué no se daba cuenta? ¿Por qué no dejaba que algo de aquel cariño que lo rodeaba lo tocase?

Déjate René… deja que ellos puedan llegar a ti y darte calma… siente la mano de Narel sobre la tuya, la mirada ansiosa de Alvin por saber qué te ocurre. Te está pidiendo ayuda porque quiere saber qué necesitas y ayudarte. ¿Has visto la mirada preocupada de Becky? No ha dicho aún nada porque no puede, con lo alegre que es normalmente que siempre tiene una buena palabra para todos.

-Todos tenemos miedo, René. Ninguno estamos totalmente a gusto aquí porque no es el sitio perfecto que quizás imaginamos. Alvin lo ha dicho antes, Becky lo sufrió al principio-miró a su amiga, acordándose del primer entrenamiento, de lo que hablaron aquel día, de las noches que habían pasado en el exterior y que habían dado poco a poco un cambio en ella-Narel también, más ahora con el tema de Billy. Pero está en nuestra mano hacer que este lugar sea mejor, que todos nos sintamos a gusto. Sé que podemos conseguirlo, solo tenemos que remar en la misma dirección. De hecho ya lo hacemos, pero descoordinados, de forma independiente. Hay muchas cosas por hacer, mucho camino que recorrer, pero juntos lo haremos antes y mejor.

Se levantó de la mesa y caminó hacia René sentándose a su lado, enfrente de Alvin a quien pudo mirar ahora directamente a los ojos-Estamos aquí para hacer algo mejor, estoy contigo Alvin. Luchemos por eso. Deja de correr hacia Anne, corre hacia quien le importas, René. Déjate querer… eres uno más del Domo 12. Es mejor encontrar respuestas al lado de alguien que te estima que al lado de alguien que no te aprecia.

Se refería a Alvin, a Becky a Narel. Ellos tres lo habían apartado allí, preocupados por él. Eso tenía su valor, su importancia. Lo hubiera abrazado, pero sentía que había una pared invisible entre ellos dos. Una pared construida por el propio natgrewiano, no sabía cuando ni cómo pero que para ella era totalmente palpable e insalvable aún, solo él tenía el poder de derrumbarla. Quería que él fuera consciente de ellos, de su preocupación, de la importancia de estar allí en aquel momento y no se dejara llevar por el dolor. No se atrevió a dar ningún paso más para aproximarse, sentía que podía volver a ahuyentarlo de su lado y, por defecto, de Alvin, Becky y Narel ahora, y era lo último que quería en aquel momento.

-René, aparte de todo esto… hay algo que debes saber y es lo que ha pasado durante el combate. Creo que hay cosas que no sabes aún, al llevarte a la enfermería directamente no escuchaste comentarios, no viste...y que deberías saber para situarte, para entender ciertas reacciones como la de Anne con los recién llegados, que tiene su explicación aunque no lo creas. Sí, se que Anne es Anne y que esa contestación estaba fuera de lugar… pero ha perdido a alguien que quería de mano de alguien a quien yo quiero-miró a Narel, sabiendo que ambas compartían ese sentimiento, la había visto abrazar a Billy en el hangar, destrozada-¿Quieres que te lo contemos, con tranquilidad? Debes saberlo.

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29/07/2021, 17:24
Duncan "Duke" McCarthy

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

Duke se permitió una sonrisa escueta para recibir la inusitada seriedad de Sue. Sabía que no le daría nada, aunque fuera una cabra loca y a veces resultara más fácil retener a alguien en una cama ardiendo que a ella en la enfermería. Era una persona en la que confiar, más si un rifle estaba de por medio, así que simplemente asintió y estiró la sonrisa, aunque cuando dijo que se sentía insultada le escribió

- Pero tu empotras mejor, no se puede tener todo....

Fueron de las pocas bromas que escucharía la enfermería aquel día, más después de la traición de Daya y de Frank, que intentaba no lanzarle miraditas, pero es que se le iban los ojos. Por él podían mirarse hasta que se les saliera los ojos, eran tal para cual, aunque tal vez con quien salía Daya era con el brigada, porque también parecía disfrutar mirándola. Daya, la maravillosa y magnífica Daya, que le había pegado una puñalada trapera después de todo. El brigada se tomó con humor la ironía del cable. No pretendía ser gracioso, pretendía sonar cabreado, pero sonar no era su fuerte y menos cabreado, aunque cuando intentó dar órdenes sobre sus pacientes lo consiguió, eso si que le cabreaba de verdad. Dejó las cosas claras y siguió Lee a donde le llevara, era su superior, al menos mientras no renunciara.

No miró atrás. Sabía que sus pacientes estarían bien cuidados con Frank, al menos eso creía.

 

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29/07/2021, 19:24
Duncan "Duke" McCarthy
Sólo para el director

Mes 2. Día 3. Hora 11.20 a.m. Camino del aula

Se hizo el silencio y no era lo que esperaba. En aquel momento hubiera esperado gritos, arengas patrióticas, empujones, tal vez algún insulto salpicado de testosterona, pero no, el brigada se había sumido en el silencio, probablemente porque no tenía la menor idea de que decirle. Él lo sabía sí, perfectamente, pero iba contra el reglamento, pero de haber podido le habría dicho que podía meterse el cable del ordenador por donde no llovía, así de claro. Duke no era una persona que recurriera a palabras gruesas y malsonantes, pero estaba herido, herido y cabreado.

Siguieron caminando hasta que el brigada se arrancó. El discurso no era el esperado, no estaba utilizando un vocabulario duro o áspero, al contrario, parecía más una conversación entre amigos, al menos de hombre a hombre, más concretamente entre adonis y renacuajo. Asintió, el había tenido miedo, pero la rabia había sido más fuerte, rabia y preocupación, pero no había sentido temor por él, si no por los demás, por no llegar a tiempo, por no poder salvarlos a todos. Había perdido gente, en lo suyo era una constante, pero normalmente no tenías que elegir, tenías un solo paciente y allí, en un abrir y cerrar de ojos había tenido 6 o 7. Lo miró en silencio, aguantándole la mirada. Podía ser intimidante pero él era escocés y un escocés no retrocede aunque el otro te pueda partir la columna vertebral en dos. Tampoco esperaba que le contara algo personal sobre él, eso le hizo bajar un poco la guardia al ver que compartían aquello. Sus familias habían muerto a manos de los skulls, probablemente sufriría las mismas pesadillas que él, miembros incisivos penetrando en la carne, segando vidas, el olor dulzón a sangre y las moscas, las moscas que venían poco después. No veía a Lee llorando frente a nadie, pero se le escapó un ligero encogimiento de hombros cuando alabó el papel de los médicos. Negó suavemente cuando dijo que él no era importante y de que podía denunciarlo, se le escapó una sonrisa irónica, como si alguien fuera a creer a un recluta frente a un brigada con testigos. Pidió permiso para hablar sin consecuencias, sin tener que atender a la cortesía y corrección de hablar con un superior. Sonrió cuando le dijo que era libre de decir lo que quisiera y empezó a escribir.

Que se le podía decir a alguien que había perdido su familia? Sabía que era un tema peliagudo que a él no le gustaba que le recordaran y sobre todo odiaba que lo compadecieran. Empezó a teclear a toda velocidad para no hacer esperar al brigada

- Los putos skulls también masacraron a mi familia. Vivía en una granja, no quedó nadie en los alrededores, yo me pude esconder, pero bueno, supongo que sabes de que te hablo. Me alisté al ejército por eso, quería que buenos hombres que luchaban por la humanidad no murieran, quería ser ese médico en el campo de batalla. Allá en la tierra tenía una vida acomodada, era tratado con respeto, tenía dinero, y lo mandé todo a la mierda, todo por estar aquí, convencido que ayudaba a un bien superior, que hacía mi parte. No fue lo que me encontré aquí, no, nos abandonaron el primer día, dejando a gente agresiva acceso a armas de fuego, mirando hacia otro lado cuando ocurrió lo de Kurik. Así hemos llegado a donde hemos llegado, a matarnos los unos a los otros. Puedo aceptar morir en combate, que habrá gente que no podré salvar, pero me mata el ver que hay tanto odio aquí entre nosotros, que los amigos de Kurik harán lo posible para vengarle, y después los amigos de William, y nadie parece hacer nada.... y yo no me alisté para matar personas, me alisté para servir a la humanidad....

Suspiró pesadamente. Aquello era lo que él veía, no sabía si había algo más o no, pero es lo que el veía, que los mandos miraban a otro lado, que los dejaban a sus anchas, sin directrices pero con armas, armas de las que se apoderaban los fuertes, armas que desencadenarían una carnicería de la que él no quería ser responsable ni partícipe.

- Tal vez lo veo todo negro, tal vez haya algo que no nos habéis contado, pero es lo que veo y no tiene nada que ver con luchar contra los skulls. No debe preocuparse brigada, no le voy a denunciar, todavía hay pacientes en la enfermería, son mi responsabilidad y eso al menos si puedo hacerlo.

La verdad es que no esperaba sincerarse con Joe, no parecía dar el tipo para eso, pero allí estaba, explicándole a un tipo duro que era un blandengue, o más que un blandengue, que su opinión sobre los mandos y lo que estaba pasando no era la mejor de todas.

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29/07/2021, 21:49
René Carracci

Mes 2. Día 3. Hora 18:20. Biblioteca

René entró en la biblioteca casi empujado por Alvin. No opuso resistencia, aunque se había quedado con las ganas de llevarse un buen puñetazo en la cara. Por todos los diablos que quería que le partieran la cara; la cara, las piernas, los brazos y el cuerpo entero. Se sentía una mierda y no podía soportar ver su cuerpo entero cuando tenía su espíritu destrozado.

Lo hicieron sentar. Respiraba fuerte. Le temblaba una pierna de los nervios. Escuchó a Alvin con rostro serio: las noticias, los documentales de reclutamiento, le decía. Joder. René tenía ganas de gritarle, ganas de decirle con toda claridad: ¡Todo eso es propaganda sensiblera de la Comandancia! ¡Mentiras para perpetuar su opresión! Mierda. No dijo nada, no podía decir nada, no aquello. No podía. Lo escuchó, nervioso.

Le llamó la atención aquella disculpa que le pidió a Becky. ¿Se había perdido algo? En ese Domo pasaban demasiadas cosas en los últimos días y él parecía ser el único imbécil que no se enteraba de nada.

Cuando escuchó a Alvin criticar a su abuelo... René no podía creer aquello. ¿Cómo podía criticar a su abuelo? Carracci no tenía la menor idea de quién había sido el abuelo de Alvin o qué había hecho, pero aquel vínculo era casi sagrado para un natgrewniano. René había adorado a su nonno*, quien lo había querido y cuidado con todo su enorme y bondadoso corazón. ¿Por qué criticaba Alvin a su abuelo? ¿Qué había pasado? ¿Venían ellos dos realmente del mismo planeta? En su rostro se pudo ver la extrañeza. René ni siquiera se atrevería jamás a criticar a su padre, ni siquiera, a pesar de todo. Por todos los dioses, no sólo no lo criticaría, sino que se moría por el deseo de volver a verlo algún día.

«Porque tengo alma», le había dicho Alvin como respuesta a por qué se había alistado a la Space Force. Joder, eso le dolió. ¿Acaso no tenía él también alma? ¿No la tenían Orestes y Leonora? Apretó los puños y miró al suelo. Alvin le pidió que les contara qué le pasaba.

Alma... ¿Alma? ¿Qué alma han demostrado hasta ahora los oficiales aquí? —Levantó su mirada hacia Alvin—. ¿Qué alma tuvo Grey al mentir y engañar en la Starliner? ¿Qué alma tuvo Malbone al maltratarnos? ¿Qué alma tiene Townhall al permitir abusos sexuales impunemente? ¿Qué alma tuvieron los compañeros que se pusieron en fila para pegarle a Becky? ¿Qué alma tienen los oficiales al exigirnos que olvidemos ya a Sarah? La Space Force no tiene alma. La Space Force es una máquina de destruir almas —concluyó con rabia, bajando su mirada al suelo y recordando aquellas exactas palabras de Leonora acerca de la Space Force. Joder que tenía razón aquella mujer: siempre terminaba teniendo razón. Siempre. ¿Por qué, Leo, por qué?, maldecía en su interior.

Pero entonces notó una mano suave que le tomó la suya y se la acarició. Levantó la mirada y vio a Narel. Volvió a ver las ojeras de la muchacha, su sufrimiento oculto pero a la vez visible en los ojos. Le devolvió una sonrisa triste.

¿Cómo lo haces, Narel? ¿Cómo haces para ser tan fuerte? —le preguntó, como si le estuviera suplicando que le contara su secreto. Casi sin darse cuenta, le apretó sutilmente la mano, como si necesitara aferrarse a aquella mano para no caer.

De pronto, escuchó hablar a Daya. No se había percatado de su presencia hasta ese momento. Se sorprendió. Aquella mujer lo estaba persiguiendo y parecía dispuesta a no rendirse. ¿Por qué insistía? La escuchó. Ella hablaba de su familia, de sus amigos, de ser Soldado Espacial... con esperanza. Esa mujer tenía esperanza. Tenía un propósito, tenía confianza en los Soldados Espaciales y en la Space Force. Era René el que estaba fuera de lugar allí; sin la fe ni la esperanza que tenían todos a su alrededor.

Bajó de nuevo su mirada mientras Daya continuaba hablando. Le hubiera dicho que dejara de insistir con él, que ellos no eran amigos, que no quería hablar con ella de ciertas cosas. Pero entonces se miró la mano que Narel le tenía tomada. Respiró hondo. No dijo nada de aquello.

Le pareció que en las palabras de Daya había algún mensaje oculto sobre lo ocurrido la noche anterior, aunque no llegaba a captarlo del todo. René creyó recordar que había mencionado a Orestes, había mencionado brevemente a su madre, entre otras personas. ¿A Orestes? ¿Qué había dicho de Orestes? Se puso nervioso. Expulsó ese nerviosismo con una seca respuesta a Daya:

Yo no tengo miedo de morir. No me asusta verme muerto en una camilla. Me importa una mierda morir. Preferiría ser yo quien hubiera muerto ayer, antes que Sarah. Yo no tengo miedo. Y no te preocupes, nadie está sufriendo por mí —mintió—, en Hydria nadie me extraña. Allí no queda nada —volvió a mentir. Al decir esta mentira, notó una punzada en el corazón, como si se hubiera hecho realidad al decir aquello en voz alta y realmente nadie se preocupara por él.

Entonces, Daya se le sentó al lado mientras seguía hablándole y le decía que se dejara querer, que se olvidara de Anne. René no la miraba mientras le hablaba a su lado, como si la ignorara, aunque en realidad estaba escuchando cada palabra que decía. Cuando ella le dijo que se dejara querer, que había gente a su lado a quien le importaba, él volvió a apretar la mano de Narel, de nuevo como si necesitara aferrarse a algo, aunque sus ojos seguían clavados en el suelo.

En un momento dado, le pareció que Daya quería abrazarlo y se puso un poco tenso. Por suerte, eso no pasó y volvió a relajarse.

Finalmente, Daya cambió de tema. Fue indirecta, era difícil saber a qué se refería, algo sobre el combate, sobre Anne, sobre cosas que él no sabía. Recordó la reunión con Townhall de la mañana, cuando Daya le hizo un gesto para indicarle que le pondría al día de lo ocurrido. La miró de nuevo, confuso:

¿El qué? ¿Qué es lo que pasa?

Notas de juego

*Nonno: «abuelo» en italiano.

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29/07/2021, 21:35
Duncan "Duke" McCarthy

Mes 2. Día 4. Hora 10.00 a.m. Enfermería

Duncan había esperado librarse de dar esa formación y que se encargara el siguiente médico pero Townhall lo había ordenado y así lo haría. Tal vez sería lo último que les podría dejar antes de su marcha, una especie de legado, uno que con suerte les salvaría la vida.  En cuanto supo que tendría que dar la formación dejó el desayuno en la mesa y se dirigió hacia la enfermería. Recordaba cuando había comentado la presentación con Daya, cuando las cosas estaban bien entre ellos, y tenía que cambiar las diapositivas, no podía aparecer en una presentación haciendo el tonto para hacerles reír porque las cosas no estaban para tonterías en aquel momento, no había necesidad de apelar a la neurona del elefante rosa porque había otras cosas que garantizaban el aprendizaje, como el miedo, miedo de ser el siguiente.

Abrió el ordenador y empezó a borrar diapositivas. Él en medio de un charco de sangre, él fingiendo ahogarse, fotos de spaguettis en su tripa a modo de intestinos, demasiado, tendría que explicarlo a la vieja usanza y confiar que el miedo hiciera el resto. Los más madrugadores fueron entrando y Duncan los recibió a todos con una sonrisa e indicándoles que tomaran asiento. Empezó a escribir, con el volumen del comunicador más alto de lo habitual.

- Poneos en parejas, habrán algunos ejercicios prácticos, y os tendréis que tocar, así que juntaos con quien tengáis confianza, y no os preocupéis el boca a boca vendrá en sesiones posteriores....

Duncan no parecía tener la energía de siempre y no estaba tan dicharachero. Parecía estar durmiendo poco y últimamente había cambiado sus carreras matinales con Noor con entrenamiento en el gimnasio. No parecía interesado en aprender algo en concreto, solo se pasaba las horas golpeando al saco sin mucho estilo. Se ajustó el comunicador y esperó con paciencia a que todos entraran en la sala y cuando hubo pasado un tiempo prudencial se puso en pie y escribió

- Hola, bienvenidos a primeros auxilios para dummies, para los nuevos soy Duncan McCarthy, médico del 12, y os voy a enseñar un montón de trucos aplicables en situaciones reales. En esta clase no hay preguntas tontas. La única pregunta tonta es la que no se hace, y nadie se burla de nadie por ninguna pregunta. El que lo haga saldrá de esta clase y se preparará por su cuenta, de acuerdo? - Duncan esperó que aquello calara y que nadie hiciera de las clases algo más duro de lo que tenían que ser. Asintió y siguió escribiendo - Sé que estamos todos muy sensibles, que hemos perdido a gente querida, que esto puede ser duro, por eso me gustaría guardar unos instantes de silencio a la memoria de Mikhail Kurik y Sarah Castle. - Duncan se cayó y bajó la cabeza de modo respetuoso antes de encender el ordenador y mostrar una única diapositiva con números. La diapositiva rezaba reglas de Duke para seguir vivos

2 - 3 - 4  - 7  - 30

Los escuchó elucubrar sobre el significado de los números y empezó a escribir

- Quien pierde 2 litros de sangre muere. 3 minutos sin respirar. 4 días sin dormir. 7 días sin beber. 30 días sin comer. Son valores promedio, hay quien aguanta 4 minutos sin respirar, o 6 días sin dormir, pero vuestra vida correrá peligro si excedéis estos números correréis gran peligro, si os mantenéis dentro de estos números viviréis. En estas clases os explicaré técnicas para que no lleguéis a sobrepasar esos números independientemente de si estáis heridos. Estas clases compran tiempo, tiempo para que el puto médico aparezca cuando hieran a algún amigo, a algún compañero. Hay preguntas?

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30/07/2021, 01:18
Daya Banerjee

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

-Si, hablaba de eso, pero dicho así suena… poco romántico y…

¿Romántica Sue? ¿Sensible y delicada? Daya no iba bien por ese camino, enseguida se dio cuenta. Sue era tan diferente a ella que iba a barrerla con realidades como puños. Lo supo y lo escuchó casi al mismo tiempo. Lo que no esperó es que fuera tan directa con lo que ella había recibido o no y de qué formas lo había recibido para disfrutar más.

-Pues… ¡joder, Sue, no preguntes esas cosas! -le hizo una señal indicando que Duncan estaba junto a ellas. Lo miró de reojo y vio la cara con la que la miraba después de escuchar el comentario de Sue. Daya sabía lo que estaba pasando por su cabeza, lo veía, lo intuía, porque después de lo dicho por Sue ¿qué otra cosa se podía estar visualizando en ese momento? ¡Si hasta ella lo estaba visualizando!

Un tío cachas empotrándome… moviéndose con brío… ¡maldita Sue!

Dejó de mirar a Duncan, no quería seguir viendo aquella expresión en su cara. Por que si Sue era temible, como se le uniera Duncan las llevaba claras. Capaz era de volverle a dar la caja que Daya le devolvió y recetarle que la gastara a una o dos tomas diarias, si era con brío, mejor.

Solo de pensar en eso, soltó una carcajada-¡Madre mía, Sue! ¿No te he dicho que tengo muy buena imaginación?

Pero Sue no había terminado ahí, tuvo que contar aquella anécdota con los dos chicos que quería presentarle. Se sentó en la cama de la muchacha, porque de otra forma era capaz de caerse de la risa al suelo-Ya, cargado de amor… ¿Ahora eres tú la que hablas como yo? ¿Ves? Todo lo malo se pega. Ten cuidado… vayamos a que se te peguen otras cosas de mi y tus amigos se enfaden conmigo… y dejen de quedar contigo....-se volvió a mirar a Duncan por encima de su hombro. Aquella conversación de chicas estaba tomando un cariz demasiado serio para hablarlo delante de un hombre que, por cierto, le había pedido que se casara con ella en broma-Oye, iré contigo a visitar Ignis, por supuesto, pero no necesito que me presentes a nadie. Me las puedo apañar sola, créeme-le dijo con una sonrisa traviesa, intentando que Sue se quedara tranquila respecto a sus quehaceres sexuales y no la metiera en un lio a la primera de cambio, que la creía muy capaz. Y, sobre todo, que no siguiera preguntando y preocupándose por ella.

Rio con su compañera cuando les contó las razones para alistarse y ahí es cuando Daya tomó el relevo y atacó-Y, ¿qué tal va por ahora la experiencia? Aparte de Evan…¿alguien más?-le susurró intentando que Duncan no las escuchase hablar.

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30/07/2021, 03:08
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 4. Hora 10.00 a.m. Enfermería

Después de una jornada anterior bastante agotadora, Eylo acudió a la enfermería presto a atender a la formación. El eridiano conocía lo básico en cuanto a primeros auxilios, pero nunca estaba de más seguir aprendiendo. Ver como Duncan seguía enfurruñado causó una visible resignación en él, el día anterior arrastraba un cabreo bastante patente, hoy parecía haber digerido todas esas emociones y se mostraba casi como siempre. Pero ver a Duncan así solo le provocaba decepción, suspiró y paseó la mirada entre los presentes asegurándose de que estuvieran todos. Realizó el minuto de silencio con solemnidad, empapándose de las sensaciones que le proyectaban los demás.

Había solicitado al teniente una escolta el especial para William, para que todos pudieran asistir a la formación. Pensaba que el teniente mantendría a William en el aula, pero allí estaba, junto a su escolta soldado espacial*. Tardó un poco en ponerse en marcha, viendo a Becky y Alvin pasar junto a él para prepararse las prácticas.

¿Qué tal habéis dormido? —alternó la mirada entre la pareja recién revelada —. Gracias por el desayuno, Becky —agradeció con una sonrisa sincera, luego la mirada pasó a Alvin —. Alvin, gracias actuar ayer con René —le asintió con firmeza, reconociéndole el gesto que tuvo. Ojalá muchos se parecieran a él, pensaba Eylo para sus adentros.

Milena —se resistía a llamarla Lena, pero el trato inconsciente que tenía con la recién llegada era bastante más cercano del que uno pudiera asegurar con alguien acabado de llegar, estaba absolutamente claro que se conocían previamente —. ¿Cómo te encuentras? ¿Estás mejor? —preguntó preocupado.

Cuando finalmente vio a Grey como si estuviera en tierra hostil, Eylo suspiró un poco y se decidió a ponerse junto a ella. Acercarse a la exsargento, aun en esa peculiar situación, generó en el eridiano una necesaria comodidad que hasta le permitió bromear de nuevo.

¿Está sola en este baile, señorita? —le preguntó mientras daba a entender que iba a ser su pareja en las prácticas —. Va a tener que ser suave conmigo, aun llevo un parche en el costado —sonrió un poco para descongestionar el feo asunto de su herida y, una vez cerca de ella, le susurró —. Te echo de menos —y es que con toda la locura de esos días, no había tenido ningún momento genuino de intimidad con ella, pero con esas palabras y una sutil cercanía el eridiano sintió un fugaz placebo a esa necesidad.

Relájate. ¿O es que esperas un ataque? —alzó una ceja al verla tan tensa.

Notas de juego

*A discreción de la decisión de la jefa.