Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Capítulo 2. En honor a la verdad

Cargando editor
24/07/2021, 21:43
Daya Banerjee

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

 

Abrió la puerta de la enfermería con cuidado y entró, sin saber a quien encontraría dentro ni en qué circunstancias. Había supuesto que Kepborn y Joe habían llegado antes que ella, así que era posible que molestase si estaban en alguna reunión médica o similar. Pero todo parecía tranquilo y Duncan estaba en ese momento con Keira y Sue y no había ni rastro de los dos mandos. Se acercó al médico y a las dos pacientes que, en aquel momento estaban despiertas, con una enorme sonrisa de alegría. La primera de aquel día, la primera razón que tenía para estar alegre.

-Buenos días dormilonas…¿Qué tal estáis? -les preguntó acercándose, pero mirando a Duncan a ver la expresión de su cara porque era el que realmente podía saber cómo estaban.

Dejó sobre una de las mesitas lo que traía e informó a Duncan-He traído bizcocho y café por si quieren desayunar… -Duncan no llegó a contestarle a ella, sino directamente a Keira y al escucharlo fue cuando cayó en la cuenta que la gravedad y la profundidad de las heridas de Keira eran incompatibles con la comida. Cerró los ojos, suspirando largamente y siguiendo a Duncan que la llamó a reunión de emergencia para explicarle porqué Keira tenía que estar a suero. Ella ya se había dado cuenta pero aún así aceptó de buena gana el comentario del doctor, tenía mucho que aprender y debía agradecer que no la hubiera largado de allí nada mas llegar con comida y que le estuviera explicando todo aquello-Entendido. De todas formas, no les hubiera dado nada hasta hablar contigo… No tenía claro que pudieran comer, aunque pensaba que sí podrían tomar los líquidos las dos.

Iba acelerado, demasiado. No lo vio bien. Así que lo dejó terminar de explicarle lo que tenía que hacer con los sueros y solo lo detuvo cuando le dio una palmadita en la espalda despachándola. Ella se volvió y le agarró la mano, deteniéndolo.

-Cambio los sueros con una condición… Ven… -tiró de él y lo llevó a su mesa, sentándolo, y haciéndole una señal para que no se moviera. Se acercó a donde había dejado el café y el bizcocho y le guiñó el ojo a las chicas-No tardo en venir con vosotras…-antes de dirigirse junto a Duncan de nuevo y dejar delante de él las dos cosas-¿Sabes? No debería haberme ido anoche…-se acercó a uno de los muebles y cogió un vaso de papel que llenó con el café caliente del termo-…No has dormido, no has ido a desayunar esta mañana, has aguantado toda la ceremonia en firmes y has vuelto aquí a seguir-Se apoyó en su mismo lado de la mesa, junto a él, alargándole el vaso con el café y preparándole un trozo de bizcocho-Es de Narel, lo hizo ayer y esta noche ayudó a bajar unas cuantas pastillas de las que me diste. Desayuna con tranquilidad, baja el ritmo… aunque solo sea media hora. Ellas te necesitan para que las cures y yo para que me enseñes, si te pasa algo…toda la cadena se romperá. Déjame a mi con los sueros y tu desayuna. Y después deberías irte a dormir un buen rato.

Lo miró fijamente y asintió-Sí, eso vas a hacer. Y no quiero que me digas que no. Llévate el comunicador, ponlo debajo de la almohada y si pasa algo te llamo. Tienes esto controlado, déjame a mi. No le daré nada a nadie sin tu permiso, te lo prometo-levantó la mano y le sonrió, animándolo a desayunar-Mientras que no empieces no cambio sueros así que… -le indicó con el dedo índice el café y se cruzó de brazos, expectante a la reacción de Duncan pero, tras unos segundos, le dio espacio. Lo veía agotado y en parte sabía que podía haberlo ayudado más-Explícame también lo que te pueda ayudar con el papeleo… esas cosas entre dos se terminan más rápido… para la siguiente… ¿vale? Voy con los sueros…y a darle el desayuno a Sue.

Se separó de él, poniéndole la mano en el hombro y ejerciendo un poco de presión, dispuesta a dirigirse al almacén para recoger dos bolsas de suero. Fue entonces cuando se fijó en la pantalla del ordenador y, sin poder evitarlo, leyó lo que estaba allí escrito. Se quedó un instante quieta, intentando entender lo que acababa de leer. Miró a Duncan profundamente-No lo mandes hasta que no duermas bien y estés totalmente descansado y con la mente despejada. Date un tiempo y, si quieres, lo comentamos juntos antes. Anoche, cuando me pillaste llorando en el almacén, estaba pensando hacer lo mismo… pero sigo aquí. Date un tiempo, no hay prisa para enviarlo…-dejó que su mano abandonara lentamente el hombro de Duncan, antes de proseguir su camino al almacén.

Se imaginaba como se podía sentir porque ella lo había sentido la noche anterior. El valía para estar allí, el Domo 12 y toda la Space Force perderían a un miembro muy valioso si el decidía dejarlos. Pero era su decisión. Daya solo esperaba que se diera el tiempo necesario para pensarlo y no tomar una decisión en caliente.

Con las dos bolsas de suero, un nuevo vaso de papel lleno de café y el resto del bizcocho, se dirigió hacia las chicas armándose de buen humor para animarlas-¡Ya estoy aquí! Con el menú del día, dos magníficas bolsas de suero. El doctor ha estado a punto de despedirme en mi segundo día de trabajo por culpa de un bizcocho… mal asunto… ¿Cómo estáis? -miró a una y a otra, dejando el desayuno en una bandeja que había sobre la mesita de Sue-Ahora si quieres te ayudo…-mientras cortaba los sueros y desconectaba las bolsas-Solo Sue puede comer, ya has oído a Duncan, Keira.

En ese momento, entraron en la sala el capitán y el brigada. Los saludó a ambos como las reglas mandaban y siguió cambiando las bolsas en silencio aventurando que se le acababa de terminar a Duncan el desayuno y quizás el irse a la cama.

Cargando editor
24/07/2021, 21:57
Ambientación

Mes 2. Día 3. Hora 10.00 a.m. Hangares

Fin de escena

El homenaje a los caídos fue una hora de reflexión, donde el halo de silencio imperaba y, hasta las personas más dinámicas del Domo como Jim, entendían que debían ser instantes donde la calma diera paso a la profundidad de las palabras de recuerdo, las que siempre se daban como despedida en ese tipo de actos

El féretro del ruso iba a ser llevado por Anne, Donner, Stealer y Noor, sumándose a ellos Foster, la bonita muchacha no había dudado en dar un paso hacia adelante, y prestar sus manos a pesar de no tener una relación de amistad profunda con Kurik, algo que aportaba mucho valor a su integridad moral.

Las palabras que la joven había destinado como despedida, implicaba a ambos combatientes, resaltando sus habilidades y recalcando que siempre iban a estar con ellos, que no debían defraudarles y seguir luchando. Unas afirmaciones que el teniente festejó con un asentimiento de cabeza, realmente aquel hombre era un idealista que pensaba, todos en el Domo o al menos su mayor parte, compartían la opinión de Foster, aunque una gran mayoría sentiría repelús si fuera real la posibilidad de que Kurik pudiera estar siempre con ellos.

El recluta Carracci tenía nieblas de irrealidad rondando aún por su cabeza, como si todos los sucesos acontecidos no fueran más que la consecuencia de una noche con exceso de licor de flores. El dolor se mantenía vigente pero estabilizado, constante y provocando que su alma estuviera tan cansada, que ni su cuerpo reaccionase.

René aún no tenía claro qué había sucedido, como si el polvo cósmico de las nebulosas le hicieran pensar lo lógico, que los skullreps habían matado al ruso y sin imaginar siquiera que Lizza había sido atacada tras efectuarse disparos cruzados entre los dos cadetes. Él en ese momento estaba con su mente centrada en Sarah, quería dar un paso para llevar su féretro, pero su cuerpo se negaba a obedecer, haciendo Eylo un gesto hacia Carracci, le empujó suavemente animándole a que avanzase. Las miradas de ambos compañeros se cruzaron, había entendimiento, pero René no podía tomar la determinación, estaba bloqueado, sintiéndose indigno de ese privilegio mientras su silenciosa despedida venía acompañada de palabras aterciopeladas, la Elegía Hydriana.

William estaba hundido y no era para menos, aunque ese sentimiento de malestar se debía más a la pérdida de Sarah y el daño sobre Lizza, que por el hecho de haber arrebatado una vida.

El joven Thompson, a pesar de las circunstancias, no iba a permitir aquel día que la gran Castle se marchara para siempre de Protect sin darle un último adiós. Así que le dedicó unas palabras hermosas y con esencia, recordándola como un faro que les guiaba, como el camino que todos los presentes debían seguir para alcanzar elevados valores, los que la Space Force debía potenciar y extender, siendo su máxima representación. Y qué gran verdad decía, pues Sarah Castle, aunque nadie lo supiera, era hija de soldados espaciales, huérfana desde joven y educada siempre bajo el amparo de la legislación del ejército. Si sus valores eran legítimos, la institución tenía esperanzas.

Tras besar el féretro, Thompson se posicionó para portar a Sarah hasta la nave. Fue entonces cuando Narel salió de la formación, y aunque no dijo palabra alguna, pues ella siempre que estaba en público prefería estar en un segundo plano, se situó detrás de William, teniendo un gesto cálido con él, acariciando su antebrazo con la dulzura que le caracterizaba.

La cabeza de Eylo había estado aquella mañana tan desordenada como los sueños televisivos que tenía. Aunque el subconsciente del líder del Domo tenía claro que el mensaje final, de aquel espectáculo propio de Bollywood, era que todos formaban parte de ese festival en el que participaban, la Space Force. Había un deseo implícito en la canción, que hubiera trabajo coordinado de grupo donde cada uno aportase acorde a sus posibilidades. Deberían trabajar en ello.

Era el momento de despedirse de los muertos e interesarse por los vivos. Yilmaz buscó a Grey con la mirada, y ella se la sostuvo más tiempo del preciso, como si quisiera asegurarse de que Eylo se encontraba bien. Dunne como siempre, tenía su máscara puesta, tan solo la mirada verde e intensa le denotaba al recluta que más la conocía, que estaba preocupada.

Y así fue como el líder del Domo hizo un gesto hermoso como homenaje de despedida a los dos recién nombrados soldados espaciales, arrodillándose ante los féretros, mandando un deseo hacia las estrellas y posicionándose para portar a Kurik, que a pesar de no ser su amigo, merecía que alguien ocupase la vacante para portarlo. No habrían muchos más voluntarios.

Daya se concentraba en mantener la compostura. La bonita piloto intentaba con todas sus fuerzas mantener la mente en blanco, siendo su pensamiento recurrente una vivencia que tuvo la noche antes del ataque. Necesitaba aferrarse a buenos pensamientos, pues entre el cansancio y la pérdida, el dolor clamaba por salir, y ella deseaba tener un férreo control emocional con el que dar ejemplo.

Banerjee antes de estar en formación había besado los cabellos de su amiga Yum, para animarla con los destrozos que habían sufrido los Eagles. Estaba claro que si una vez funcionaron volverían a hacerlo, solo debían invertir tiempo en ello. Ahora eso sí, no pudo evitar pensar que los  Skullreps habían hecho un trabajo magistral, casi como si supieran que aquellas máquinas eran importantes para los humanos. Una reflexión profunda que quizás debiera replantear posteriormente, pues, ¿qué sabían realmente de esas criaturas?

La piloto consiguió su propósito de no llorar, aunque una lágrima furtiva se deslizó, incauta, por el bonito rostro de la joven, perdiéndose en los confines de la evaporación. Una metáfora más de cuan frágil es la vida, tanto como el polvo de estrellas que por el universo fluía, creando y destruyendo la realidad existencial humana.

Daya se dirigió lentamente hacia el ataúd de Sarah y se colocó delante de Billy, rozando discretamente su mano al pasar junto a él. Un leve gesto de apoyo para transmitirle que no estaba solo, que podía contar con ella pasara lo que pasase.

Duncan había dormido muy poco debido al papeleo de los informes y el cuidado de los pacientes. Pero era momento para preocuparse por los vivos, así como de que las acciones de unos y otros no acabara en la muerte de nadie más por ajusticiamiento.

Posiblemente el doctor no comprendiera qué pasaba por la cabeza de sus compañeros en esos instantes, porque los actos de sus compañeros estaban resultando inquietantes, y más si pensaba en el día anterior, cómo habían llamado al "puto médico", palabras que en el fondo de su alma le habían herido, y que le hacían dudar de si de haber cambiado el orden de las acciones, hubiese dado la vida a algunos de los que ya no estaban con ellos.

A McCarthy el discurso de Townhall no le había gustado, pues al igual que William pensaba que no se debía comparar a Sarah con Mikhail. En el proceder de ambos reclutas había años luz de distancia, bien era cierto, pero el teniente no iba a hacer distinciones en un acto de homenaje, pudiendo hacer pensar a algunos que había mucha hipocresía por delante. Y sí, quizás la hubiera. O no, pudiera ser justo lo contrario. Muchas personas, todas distintas de pensamiento y con informaciones sesgadas sobre lo sucedido. Definitivamente, el conocimiento era poder... Y sufrimiento.

Duncan despidió a ambos caídos con unas palabras concretas para cada uno. Las que merecían. Uniéndose finalmente a la comitiva de Sarah y acompañarla hasta el final.

Martín, al igual que varios de sus compañeros, también se movía dentro de un estado de irrealidad. El igniano había estado bebiendo para pasar mejor la noche y, aunque estaba acostumbrado a ello, el dolor de cabeza le recordaba que debía ser algo más moderado. Los recuerdos de Sarah acribillaban a Ruiz, él se había fijado en lo coqueta que era Castle, pues siempre se miraba en el espejo tras la ducha e incluso antes de ésta, detalles que la hacían realmente única, tanto en los pequeños gestos como en el trato que daba a los demás, y por eso su honra tenía una mayor validez que la de Kurik. Sarah había sido una joya en el Domo, mientras que Kurik, una bombona de butano en mal estado.

Ruiz se posicionó para portar el féretro de Sarah, momento que aprovechó Kalina para también acompañar a la gran Castle en su último adiós. El igniano, con lágrimas en los ojos demostró su dolor, un sentimiento puro, compartido, que nadie jamás se atrevería burlar. Siguió con unas palabras que indicaban su pena por no haber podido pasar más tiempo con ella, con la mujer que aún le debía una pelea, y que seguramente, habría sido un buen momento de intercambio de conocimientos sobre lucha, pues Sarah, siempre humilde, enseñaba y a la par, aprendía.

Quizás sorprendiera el último comentario de Martín a sus compañeros, quería ceder su sitio a quien fuera más merecedor de portarla, pues él se veía poco para lo que ella era, invitando al resto de los cadetes a acompañarla en aquel momento final de despedida.

El teniente miró a los reclutas y reafirmó las palabras de René - Nadie merece más que usted, Ruiz, el llevarla, los ojos son el espejo del alma - Hacía referencia a las lágrimas vertidas. Nadie mejor que el igniano para terminar de llevar los restos de Castle - Pueden romper formación si lo desean. Ya es la hora.

Y así fue cómo los cadetes se fueron acercando y posicionando cerca de los féretros. Algunos destinaron palabras, otros entregaron despedidas, muchos vertieron lágrimas. Más por Castle que por Kurik, Ruiz había marcado una visual diferencia en aquel homenaje, y lógico era, pues como alguien dijo una vez, lo que se siembra se cosecha, y en aquel adiós definitivo, había una dualidad, el amor y el odio se iban juntos de Protect para no volver jamás. Era un viaje de retorno hacia las estrellas.

Fin de escena

Cargando editor
24/07/2021, 21:58
Anne Durrell

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Gimnasio

Los combatientes del Domo estaban hablando en una zona discreta de la sala de esparcimiento. Claramente deseaban pasar desapercibidos para tratar temas privados, donde el nombre de Thompson saldría a relucir tarde o temprano. Así que para mantener la conversación que, se suponía, ya habían comenzado a tener, decidieron moverse hasta el gimnasio, con el fin de preservar su intimidad y discreción.

Jim Foster había escuchado el inicio de la verborrea de Anne, unas palabras que indicaban claramente que se la tenía jugada a Billy - Deberíamos hacer algo, ya escuchasteis lo que dijo Carl, lo vio todo, el cabrón de Thompson ha matado a Kurik a sangre fría. Esto no puede quedar así, era nuestro amigo y le han quitado la vida

Fue entonces cuando Noor pidió discreción y el particular grupo se marchaba en dirección al gimnasio, un sitio que había constituido el fuerte amurallado de los combatientes. Jim y Eylo avanzaron por los pasillos, como verdaderos intrusos, en un territorio que estaba claramente marcado, algo que hizo constar Durrell cuando llegaron hasta la altura del ring.

- ¿Qué cojones hacéis vosotros aquí? - La mirada de Anne era muy dura, elevó el mentón a modo de enfrentamiento, mientras que Noor dio un par de pasos hacia atrás, se apoyó contra la pared y observó el espectáculo que iba a comenzar a producirse, o al menos, así estimaba.

Donner se cruzó de brazos, tomando la palabra John Stealer - Para un momento, Anne... - Sugirió antes de mirar a Jim y escuchar sus comentarios sobre la ausencia de Kurik - Silencio... Sí... - Acarició uno de los sacos de boxeo, en pose reflexiva, calma y asintió con la cabeza el varón - Es lo peor que puede pasar, que salgas a luchar contra los alienígenas y que alguien te arrebate la vida... Es una mierda....

- Tienen que pagarlo, John. Es justo que lo paguen - Anne había vuelto a tomar la palabra mientras que Donner asentía con la cabeza - ¿Y si el próximo fueras tú? ¿O yo?... Lo de William no ha sido un accidente, es un jodido asesinato - Reiteraba la mujer con clara molestia.

Jim parecía no haberse enterado del todo de como había sido aquello, pero la interrupción de Yilmaz provocó que la muchacha se fijara en el líder del grupo.

- ¿Cómo vamos a estar? Jodidos... - Dijo Anne, la que junto con Noor tenía más relación con el ruso, mientras que Donner suspiraba poniendo la mano en el hombro de Eylo, como indicando que comprendía lo que quería decir. Stealer permaneció callado durante unos instantes en los que Durrell continuó con su charla - Claro que no debió pasar nunca, Lizza ha atacado a alguien por la espalda cuando estábamos siendo atacados por skulls, es una puta traidora que se merece quedar tetrapléjica para el resto de su puta vida - Destilaban odio sus palabras

— Anne, joder... — El comentario hecho por su compañera pareció incomodar a Stealer, el cual parecía tener una manera de pensar que difería del de la muchacha, o al menos eso parecía inicialmente.

Lo que ha pasado es que Lizza disparó por la espalda a Kurik, él se giró y le dio un tiro en la cabeza a Jacobs, y por eso Thompson le pegó un tiro a Mikhail — Explicó Noor Joyse tomando la palabra sobre sus compañeros — Carl Brinstom jura que lo ha visto todo y aunque es un poco fantasma, me cuesta pensar que se ha inventado esa historia, lo que me lleva a deducir que es verdad... Y si lo es... — Miró al resto de sus compañeros — Tendríamos que asegurarnos de que William no vuelva a hacerlo nunca más.

— Le podríamos pegar un tiro para que viera lo que se siente — Anne tomaba de nuevo la palabra.

— Yo no me he alistado en la Space Force para matar a nadie. No soy un asesino, ni voy a dañar a persona alguna de manera gratuita — Stealer se mostraba muy tajante en sus aseveraciones. Donner era ahora quien callaba.

— Es suficiente con que testifiquemos todos contra Thompson — Joyse estaba muy convencida de sus palabras — Hay que buscar justicia, callarse o mirar hacia otro lado es un acto de cobardía. Ya va siendo hora que nos movamos. No quiero a gente como Thompson al lado, no merece ser soldado espacial — Miró a Yilmaz y Foster — ¿Estáis con nosotros? ¿No creéis que debemos hacer algo para que esto no vuelva a repetirse?

 

Notas de juego

No actualicé relaciones pero Anne y Noor tendrían un +3 por Kurik; Donner un +2 y Stealer un +1

 

Cargando editor
24/07/2021, 22:49
Narel Dotter

Mes 2. Día 3. Hora 11 a.m. Cocinas

La confusión de René había sido su máxima desde que se levantó por la mañana, percatándose, siempre tarde, de estar en una ubicación distinta del Domo. Así había acabado en la sala de esparcimiento, percatándose de un detalle que no le había gustado demasiado, que Brinstom se tomara una libertades con Narel que no parecían ser del gusto de la muchacha. Aún así ambos caminaron juntos hacia las cocinas, mientras que unas risas de fondo eran los aplausos de Zack y Harold, elementos que decidieron seguir a los que ya se retiraban.

Aquel mismo hecho había sido también captado por Martín y ciertamente, también le dio mala espina las acciones que se estaban desarrollando. Ruiz caminó rápidamente hasta Carracci, interceptándole e instándole a que guardara silencio, puesto que así podrían percatarse de lo que iban a hacer aquellos tipos con Narel en las cocinas.

No habían llegado a entrar en la estancia cuando escucharon una conversación que bien podía haber dejado frío a cualquiera de los reclutas, y es que el recuerdo de las vivencias de Lizza estaban aún en el aire.

- Sujétala fuerte - Dijo Harold con cierta inquietud - Joder, ¡ten cuidado que se te escapa!

- No se me va, vale mucho esta preciosidad como para eso... - Comentó Carl con un deje de satisfacción en la voz, parecía disfrutar el momento.

- Pues hasta que no la matemos, no tendremos otra. ¿Crees que la encontrarán donde hemos pensado esconderla - Zack parecía nervioso.

- ¡Mierda! - Exclamó uno de los tres, cuando la voz asustada de la muchacha clamó con malestar - ¡Ayuda!

Quizás Carracci y Ruiz tuvieran que darse prisa para entrar en las cocinas y visualizar la escena que ante sí se desarrollaba. Carl, Zack y Narel estaban sujetando una olla de aspecto gigante, mientras que Harold sostenía un cucharón y miraba preocupado a sus compañeros.

- ¡Ayuda! ¡Se me cae!.... - Narel pidió de nuevo mientras Harold no parecía reaccionar, era como si quisiera ayudar pero no tenía ni la más mínima idea de por dónde coger la colosal olla.

- ¡Dejadla en el suelo! ¡Joder! - Exclamó Zack por unos instantes, orden que pareció una estupenda idea, depositando el recipiente sobre el piso.

El saludo de René sorprendió a los muchachos allí congregados, estaba claro que no esperaban visita. Narel, aún habiéndose sorprendido por la presencia del Natgrewniano, sonrió, acercándose a él después de mirarse las manos, las había marcado con el asa de la olla y le dolían.

- ¡René! - La joven se aproximó a él, con aquella expresión agradable en el rostro, aunque éste estaba marcado por el dolor y pérdida de Sarah - Y... Martín, qué bien que hayáis venido, venid, tenéis que probar esto... - Comentó quitándole a Zack el cucharón de las manos, mientras Carl no se daba por aludido por la mirada fruncida de Carracci, como si no se percatara de que no le agradaba su presencia  - ¿Te gustó el bizcocho? Me alegro mucho, es una receta de la abuela de Becky... Yo jamás había elaborado uno así en mi vida, la comida eridiana es algo menos dulce, me sorprendió cuando lo probé y debo decir que me encanta. Y ya he aprendido a hacerla, tengo la receta justo aquí - Se tocó la sien sin dejar de sonreír, remarcando su simpatía natural.

Narel se aproximó hasta la olla, quitó la tapa y metió el cucharón, sacando un líquido anaranjado de dentro, con un aroma a cítrico que llamaba bastante la atención. ¿No era acaso un licor de naranja de Natgrew? Para Ruiz el mejunje no se parecía en nada al licor igniano, una bebida muy fuerte, áspera y asociada, a veces erróneamente, a hombres rudos.

- Becky nos dijo que hay una bebida de su planeta que es como un licor de naranja. Zack ha estado haciendo bastantes pruebas hasta obtener este resultado y pufff... me parece buenísimo - Indicó la joven bastante emocionada - Podríamos intentar comercializarlo si conseguimos los recipientes adecuados para distribuirlos o quizás hacer intercambios con otros Domos, y así obtener productos que pudieran ofertar.. - Lo que proponía la joven no era legal, no había sometido el producto a ninguna prueba de calidad, y era más, a pesar de estar bueno el brebaje, no tenía nada que ver con los mejores destilados del planeta Natgrew*, le faltaba mejora y solo un paladar como el de Carracci podía indicarlo.

Carl por su parte se aprovechó de nuevo de la situación y tomó a Narel por el hombro, echándole el brazo. Estaba claro su interés hacia la joven, buscando más proximidad de la necesaria.

- ¿A qué formamos un gran equipo, preciosa? - Cogió el cucharón de donde René y Martín habían bebido, y tomó un gran sorbo con su posterior eructo. Así era Brinstom, todo un conquistador.

- Ey Carracci, Ruiz... Esto es un secreto que no puede ser contado por ahí, o nos jugamos el tipo - Dijo Harold con actitud seria - Deberíamos guardar la olla en la esquina donde estaba, este licor está prohibido por su exceso de graduación según dijo Mott. Esperemos que Gleason no aterrice por aquí cerca en un tiempo, al menos hasta que matemos el contenido... - Puso la tapa en su sitio

- Carracci, Ruiz, uno de los dos... ¿Ayudáis a poner la olla en esa esquina de allí?... Narel me deja mucho peso descargado y me está reventando el brazo - Comentó Carl, el cual no era muy fuerte, estando él y ella a un lado mientras que Zack, hacía lo propio en el otro lado, mal sufriendo también

- Deberíamos comprar un destilador profesional, con eso la producción aumentaría - Harold pensaba en el negocio y prácticamente parecía el jefe de ese grupo de tres, mientras que Dotter, era como comercial, una simple intermediaria.

Notas de juego

En España se dice : "mátala" cuando te queda el resto de una bebida en el vaso, es un sinónimo de "acabar de beber" en jerga sureña....XD

* En tirada de dados la calidad del producto es un 19. Es bastante bueno, pero no se puede considerar de los mejores (20) o excepcional (25)

Cargando editor
24/07/2021, 23:07
Ambientación

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

Daya había preparado un termo de café y bizcocho para sus compañeras que estaban en la enfermería, entrando en la estancia donde Duncan se encontraba tomando las constantes vitales de las dos pacientes.

Keira estaba pálida, muy desmejorada, y con el rostro serio, triste, demacrado, no parecía la joven feliz que se animaba cada vez que veía a Einar pasar, quizás fuera por efecto de la fiebre, o puede que lo vivido le afectada de manera más profunda. Fuera como fuese, no era la misma de siempre.

Sue, por el contrario, siempre sonreía ante cualquier novedad. Cierto era que sus heridas curaban bien, y que su estado no tenía ni punto de comparación con el de la rubia, algo que se evidenció cuando se le iluminó la mirada  al ver el bizcocho, dulce que McCarthy acababa de prohibir.

— Por el amor de los astros, Duncan... Mírala, si está demacrada, ¿no podría sentarle bien? —La pelirroja miró el pastel y a Keira, sintiendo lástima por ella, así que contra todo pronóstico dijo algo que realmente no quería decir, pues ella sí podía tomar alimentos sólidos — Gracias Daya, pero la rubia y yo estamos a dieta. Vamos a tener un tipito este verano que ni las pilotos de los Starliner - Le guiñó un ojo divertida, siempre mostrando ese carácter afable que le caracterizaba — Rubia, el doctor manda y creo que antes te dijo que sonrieras... Anda, que no recuerdo el color de tus dientes...

Sue se esforzaba mucho en mantener el ánimo de Lartrem, demostrando que ante todo, su fortaleza no era solo externa, había una fuerza en su espíritu capaz de cargar con cualquiera de sus compañeros si hacía falta.

Daya se había tomado muy bien los comentarios del doctor, atendiendo las explicaciones del porqué no podía tomar Keira alimentos ni bebidas, así como especificaba los pasos a efectuar para cambiar las bolsas de suero sin dañar al paciente. Banerjee quiso hacer un trato entonces, mostrando su clara preocupación por Duncan, no comía, estaba cansado y no podría continuar ese ritmo frenético por mucho más tiempo. Era el momento en que el doctor se retirase mientras ella le cubría, ya no solo por su propio bien, si no por el de todos.

Lo que no podía estimar McCarthy era que la joven leyese su renuncia en el ordenador, y le pidiera lo que toda buena amiga habría hecho, que se lo pensara. Algunas decisiones no eran para tomarlas en el momento de moral más baja, justo cuando habían vivido y sentido una pérdida humana, la cual calaba en el alma de todos ellos. Ocasión tampoco oportuna por el inexistente descanso que además, arrastraba. Banerjee le entendía, ¿cómo no hacerlo si la noche anterior ella misma estaba sintiendo exactamente lo mismo?

Daya se marchó hacia el almacén para conseguir las bolsas de suero y en su regreso regaló su simpatía característica a quienes eran sus amigas.

- Yo estoy de maravilla, en serio... Me va a quedar una cicatriz de la que voy a poder alardear el resto de mi vida - Aquel carácter desenfadado de Sue parecía hacer pensar que ni sentía ni padecía, ¿acaso no se lamentaba por la pérdida de Sarah? Varias veces se les había visto juntas y se llevaban bastante bien, o eso parecía - ¿Sabes que en Ignis las soldados espaciales son objeto de deseo sexual? Y si encima tienen marcas, mejor que mejor, eso implica que son tías duras, de las que puedes empotrar sin miedo a que se quejen... - Y allí estaba la pelirroja, tan bruta como siempre, y con poco ápice de maldad, quizás era el remedio perfecto para la desmejorada rubia.

- Quiero descansar... - Keira no parecía dispuesta a hablar, había cerrado los ojos, aquellos que en algún momento brillaban esperanzados.

En ese momento, entraron en la sala el capitán Kepborn y el brigada Joe para pedir novedades. Daya hizo el saludo oficial hacia ambos, mientras que Duncan les informaba del estado físico de ambas reclutas, estimando fechas de recuperación. El brigada asintió con la cabeza en aquel instante.

- En tres días ha dicho el teniente que estaremos en el PEC, ¿podrá aguantar un par de días más entre nosotros, capitán? - Cuestionó Lee Joe a sus superior.

- Sí, dos días y no debo ausentarme más... - La mirada se desvió instintivamente hacia Daya, detalle que pareció ser percibido por Joe - Es probable que en mi Domo hayan existido también conflictos tras las últimas órdenes que recibieron, y mañana tienen la práctica de supervivencia, de ahí voy a tener a más de uno con las heridas características de las escolopendras... Dos días es más que adecuado ahora que Jacobs ha sido trasladada - Confirmó el doctor suspirando y acercándose al ordenador donde Duncan tenía su renuncia, inevitable que el médico mirase el documento que redactaba su colega, al fin y al cabo se preocupaba por cómo llevaba el papeleo que debía rellenar, siempre el horror de todo facultativo.

Lo siguiente que sucedió era difícil de esperar, pero sucedió. Kepborn le hizo una señal a Joe para que se acercase y el brigada, curioso, hizo caso al capitán, el cual no tenía mando absoluto en aquel Domo, no más que él. Los ojos oscuros de Lee Joe se entornaron tras leer el mensaje que Duncan había escrito, su carta de renuncia, tras eso cogió el cable del ordenador y tiró de él, haciendo que el monitor se apagara.

- Qué mala suerte, se ha ido la luz - Dijo con su tono serio habitual, mirando a Daya fijamente - ¿A qué sí, recluta?

Y apenas dando tiempo para respuestas se dedicó a impartir órdenes - Capitán, ocúpese de los pacientes con su enfermera, piloto, lianta... O lo que sea...  - Miró al médico - Y usted venga conmigo, va a explicarme detalladamente lo que NO he leído NUNCA en su ordenador. Vamos de camino al aula y me cuenta qué diablos le pasa. Después de la charla de Townhall se va a ir a dormir no le quiero ver ni a la hora del almuerzo - Y por su tono, estaba claro que eran órdenes - Vaya hablando, le escucho...

Y así fue como Lee Joe se llevó consigo a Duncan, mientras que Kepborn quedaba en la enfermería con Daya, Keira y Sue, suspirando el doctor antes de acercarse a la piloto y comprobar que el trabajo que hacía era adecuado.

- ¿Todo.... bien?.... - Pregunta genérica, aunque por sus miradas, estaba claro a quien iba destinada la cuestión.

Cargando editor
25/07/2021, 00:47
Sargento Dunne Grey

Mes 2. Día 3. Hora 11.00. Biblioteca

 

William había aceptado ir con Grey hacia la biblioteca, indicando que no tenía pensado huir, aquella declaración de intenciones parecía alegrar a Dunne, la cual pensaba que esa era la peor de las opciones. No obstante, en su libertad estaba la posibilidad de actuar de una u otra manera, y si ella en algún momento iba a considerarse su amiga, tenía el deber moral de ofrecerle todas las opciones que se le ocurrieran y fueran viables.

- Que huyas no sería un problema para Townhall directamente. Yo me encargaría que sobre él no cayeran las culpas, pero sí habría alguien que pagase los platos rotos. Podría ser Anne, Carl, Narel... - Negó con la cabeza y le sonrió levemente - Es broma, ya sé que te llevas muy bien con ella. Y esperaba hasta que pudieras estrangularme por sugerirlo... - Mantenía la calma la ex sargento y más ahora que la única opción era precisamente la de dar la cara y presumiblemente, mentir.

William volvió a tomar la palabra confirmando algo que Dunne ya sabía sobre él, no era nada fan de las normas, pero creía en la ética y la justicia - Si crees en la ética vamos bien, pero si vas a dejar tu vida en manos de la justicia, estás muerto, Billy. Cuida bien qué vas a decir y cómo, vamos a ser prácticos, en el cementerio hay muchas buenas personas y éstas quizás hayan errado una vez en su vida, la vez que no debían confiar en que la sociedad tenía razón... - Tomó aire, iba a explicarse algo mejor - Mira Billy, para bien o para mal Kurik ya está muerto. Se te fue la olla, deseabas hacerlo o te equivocaste... Todo eso ya da igual... La realidad es que está muerto y tú vivo... Él será recordado por sus padres y olvidado por el resto del mundo, pero tú puedes cambiar el mundo... Si no vives porque crees que lo merezcas, vive con la firme promesa de cambiar la vida de una persona cada año, al menos así habrás hecho cosas buenas por gente antes de morirte, que ese sea tu castigo, esforzarte por los demás. No busques otra pena en la Space Force, porque o bien te fusilarán o te mandarán al frente, esa es una muy jodida realidad a la que ahora mismo estás expuesto.

El razonamiento de Thompson era muy acertado, decir que no vio lo de Lizza era sencillo de mantener y ella, aunque sabía la verdad, mentiría vilmente para reforzar esa versión de los hechos.

- Nunca viste lo de Lizza, recuérdalo porque yo voy a decir lo mismo, estaba cerca de ti, me giré para controlar los flancos, tú apuntaste a un skull que estaba a tu izquierda, pero bastante lejos, te tembló el brazo y erraste. Y si te preguntan, dirás que cada noche que te despiertas, te arrepientes de lo que pasó, que ojalá no hubiera sucedido nunca... - Levantó un dedo porque ya estimaba su negativa - Hazme caso, Billy, hazlo fácil... Hay peores personas que tú y yo por el mundo portando insignias, no cometas la estupidez de equivocarte...

Grey denotaba preocupación genuina, se estaba involucrando sentimentalmente en ayudarle, su tono de voz y su caída de máscara hablaban por sí solas. Miraba hacia la puerta con recelo y miedo de que alguien pudiera sorprenderles y arruinar aquel plan que debían pactar, por si más tarde no pudiesen volver a coincidir.

- Somos humanos y la justicia siempre es subjetiva... Si alguien daña a Eylo, yo querría su muerte, esa es mi justicia - Le miró a los ojos, informándole de algo, el líder del Domo le importaba y mucho - Pero un tribunal me castigaría por mis acciones. ¿Quieres saber si lo que has hecho era justo? Yo te diré que sí, ya tienes a alguien que considera que lo que has hecho es correcto. Confórmate conmigo, ¿o acaso me harás tener que traerte a dos compañeros más?... No me fastidies, Billy, que no hay tiempo... - Lo que sí pilló desprevenida a Dunne era que William quisiera conocer la opinión del teniente del escuadrón, algo que la joven, no esperaba.

- Harry puede empatizar contigo y con lo que has hecho, aunque él no lo comparta.... Es... - Suspiró, le conocía muy bien - Es un hombre muy tierno de corazón...  Yo he gestionado para él todo lo que sabía, no iba a ser capaz de hacer, tengo muchos pecados a cuesta, Billy, y cada día es un castigo que debo de asumir... Aunque debo decirte algo, Eylo me hizo ver que por el mal que haya hecho, seguro otras muchas cosas buenas he realizado. Y eso ni yo misma puedo negarlo... Tú eres como yo, te lo dije hace días en la sala de esparcimiento. La gente como nosotros debemos apoyarnos en la ética cósmica, porque la justicia humana es muy deficiente...

Le cogió de la barbilla con suavidad y le obligó a mirarla con un gesto suave, pero firme. Los ojos verdes de Grey eran realmente preciosos, muy vivos y denotaban mucha trayectoria de vida.

- Acepta la ayuda, Billy... Declárate inocente. Nunca viste lo de Lizza. Todo fue un error del que te arrepientes. Tendrás la libertad, volverás a casa, con nosotros... Townhall no te guardará rencor y tu castigo será para el resto de tu vida, servir a los demás, ser parte del cambio que la Space Force debe proporcionar al ciudadano... Te quiero en mi bando... Por favor, acéptalo... - Dijo la fémina sin apartar su mirada, preocupada casi como una madre que veía errar a su hijo, sufriendo la espera de su respuesta, aunque en el fondo sabía, debía aceptarla, fuera cual fuese.

Cargando editor
25/07/2021, 01:29
Teniente Harry Townhall

Mes 2. Día 3. Hora 12.00 a.m. Aula

Fin de escena

El teniente, tras explicar la situación en la que se encontraban, y las instrucciones a tener en cuenta para los próximos días, permitió que los reclutas, allí presentes, pudiesen formular sus dudas para que no hubiera un pensamiento equívoco, sobre el proceder conjunto que se avenía.

Jim fue la primera en tomar la palabra, pidiendo permiso y planteando si podían arreglar los daños en el hangar. Yum miró con aprecio a la conductora puesto que ella misma se planteaba exactamente lo mismo. Townhall torció el gesto, no le agradaba la idea demasiado, mostró cierta dosis de inseguridad antes de dar una resolución definitiva.

— Si los mecánicos conseguís que cinco buenos tiradores os cubran, no tengo inconveniente de que podáis salir a arreglar los vehículos. Eso sí, solo durante horas de luz, y cualquiera de ustedes bajo las órdenes específicas de los soldados espaciales que se encuentran en el área. No podéis alejaros más allá del hangar. Quien desobedezca esta orden sin duda regresará a su planeta de procedencia — Comentó recuperando el vigor del mando, negando ante la segunda propuesta, la del monolito — El homenaje público a los caídos ya se ha celebrado, ahora solo queda sobrellevar el luto personal que cada uno considere, ha de llevar. Dejar un recuerdo en Protect de muerte puede minar la moral para los nuevos reclutas que se alisten. Las pérdidas ya han sido lloradas, ahora debemos seguir adelante, y que cada familia o amigo busque el consuelo en sus propios recuerdos...

El teniente visualizó al resto de los reclutas, el que parecía algo desconcertado era Carracci, aunque el Natgrewniano no planteó cuestionamiento alguno, así que Townhall supuso, aún estaba afectado por la despedida oficial que había tenido lugar en la mañana, pensando no muy erróneamente, al menos de manera parcial, que lazos de afecto le unía con los caídos en combate.

La mirada del teniente hacia William remarcaba que la situación en la que se encontraban no le gustaba, primando el factor humano, pues más allá de las pérdidas materiales, el balance que tenía Harry en la cabeza era la de dos fallecidos, un herido grave y un detenido. Personas que tenían familiares y amigos que sufrirían por ellos, al igual que él. No les conocía personalmente pero eran parte de su tropa, el equipo elegido para conseguir triunfos, no dolor.

Daya pensaba posibilidades, una de ella la de acercarse a William para hablar en su momento de guardia, una ocasión perfecta para que ambos jóvenes pudieran hablar y así poder liberar el peso que les oprimía. La bonita Banerjee permaneció callada durante el resto del tiempo, pues pocas preguntas iba a formular y la respuesta más relevante que iba a producirse ya había sido formulada, y era precisamente qué sucedería con los Eagles. Arreglarlos en tan poco tiempo y rodeada de guardias no iba a ser algo cómodo, pero estaba claro que primaba la seguridad de las personas al material militar y eso de alguna manera, definía el carácter de Townhall

El estado físico de Duncan determinaba que el doctor estaba agotado, había llegado tarde, pero más que una mirada inquisitiva de Quest, no había recibido reprimenda alguna. Se frotó los ojos alguna vez y escuchó en silencio las noticias que el teniente transmitía, sintiendo incredulidad ante lo que captaban sus oídos, quizás pensara que todo eso era la continuidad de una broma de mal gusto. Una que se había extendido lo suficiente como para que acabase. Y si no, siempre él podría darle fin, su renuncia estaba aún por terminar, pero lo difícil ya lo había hecho, tener la iniciativa de comenzar a redactarla.

La mente de Eylo navegaba en mares de ideas previas que tenía pensado desarrollar, como acotar el perímetro del Domo con el fin de defenderlo. Era momento para recordar que, en las noches, varios reclutas disfrutaban de tiempo libre, cuando lo normal sería hacer turnos de guardia en los exteriores. Quizás no tan buena idea permitir que los brebajes de Zack fueran degustados a cualquier hora, y alterasen el estado anímico de sus compañeros. Protect había demostrado no ser un lugar excesivamente seguro, deberían cambiar algunas costumbres si no querían que algo similar volviera a suceder.

Aceptación. Ninguno de los cadetes tenían nada más que preguntar ni decir, así que el teniente terminó por lanzar su última granada de mano, la que aún le quedaba pendiente para finiquitar aquella guerra.

— Esta tarde se presentarán tres reclutas nuevos que vienen del Domo 3. No dudo de que les darán una bienvenida adecuada, como corresponde — Dijo Townhall sin percatarse de las miradas de felicidad y complicidad de Carl y Zack, para ellos la afirmación parecía significar « hay fiesta» — Pueden retirarse

Ante la orden del mando Quest abrió la puerta y permitió que los reclutas salieran del aula, dejándoles libertad para el resto del día, si alguien quería arreglar un Eagle, tendría que contar con suficientes guardianes para poder hacer el trabajo. Mientras Lee Joe perseguiría a Duncan por el camino, asegurándose de que cumpliera su orden y se fuera a descansar.

Fin de escena

Cargando editor
25/07/2021, 01:32
Ambientación

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

 

Eran las seis de la tarde y las predicciones del teniente se habían cumplido. El sonido de un vehículo terrestre rugió en los exteriores del Domo 12, mientras el sonido de un par de Eagles aterrizaban en la zona. Mucho movimiento para la llegada de tres nuevos reclutas, pero así estaban las cosas, quizás fuera una prevención por los ataques producidos el día anterior, o pudiera ser por otros motivos que se tomasen tantas molestias.

La soldado espacial que hacía de guardiana en la puerta dejó pasar a los recién llegados. Dos chicas y un chico, que parecía equilibrar las ausencias de Kurik, Sarah y Lizza, lo que se podía interpretar como una clara sustitución, algo que quizás no le sentara bien a muchos de los presentes, aunque claro, si se hacían las preguntas pertinentes, pudiera ser que existieran otros motivos para la novedad que disfrutaban en aquel instante en el Domo 12.

El primero que entró en el edificio fue el muchacho, el cual miró a su alrededor a los reclutas que estuvieran cerca de la zona de entrada, como si evaluara la situación. Sonrió levemente, quizás como un gesto de agrado hacia sus compañeros más cercanos.

La segunda que pisó el domo fue una muchacha muy sonriente y jovencita, casi podía haber pasado por menor de edad si no fuera porque se sabía, era recluta seleccionada. Parecía jovial y agradable. Saludó a Carl, el cual estaba situado como un friki fan a la espera de la llegada de los "novatos", o así es como los llamaba junto con Zack.

La última muchacha cerraba el paso. Era una mujer seria, cuya mirada se centraba en la jovencita que tenía delante. Su caminar se mostraba firme, medido, como si fuese un felino que intentaba no hacer ruido al moverse por el suelo. Tenía un cuerpo muy bien definido y esculpido. No cabía duda de sus cualidades físicas.

- Hola a todos, mi nombre es Milena Kawalski - La joven rompió el silencio cuando llegó a la sala de esparcimiento, intentando romper el hielo con quienes estuviesen allí pasando el tiempo - Ellos son Elon Demarco y Lesly Waist... Nos han contado lo que ha pasado aquí... Lo siento mucho... Siento vuestra pérdida... - Dijo la joven intentando ser amable y correcta, recibiendo una respuesta no esperada por una de sus nuevas compañeras.

- ¿Por qué no te vas a la mierda, niñata? - Anne Durrell con un taco de billar entre las manos, dando un paso adelante - ¡Qué lo sientes! Y un cojón... Si no sabes de qué hablar métete la lengua por el culo...

La matona de barrio ya había hecho su aparición estelar, provocando una clara incomodidad en Milena, la cual se sentía bastante avergonzada, mientras que sus acompañantes se tensaban. Lesly no hizo gesto alguno con su rostro, pero la mirada fija de la fémina era muy seria y a tener en cuenta. No le habían gustado ni sus palabras ni su tono de voz. El que rompió el silencio era Elon, no mordiéndose la lengua en lo que iba a decir.

- ¿Ir a la mierda?... Está claro que ya estamos en ella... - Enfrentó su mirada a Durrell y por extensión a todos los demás, no iba a consentir ese trato hacia sus compañeras ni para él mismo - Ahorraros la bienvenida, ya compraremos confeti en otro momento...-Miró a sus compañeras-  Vamos a dejar las cosas en los barracones, aquí poco se puede hacer...

Llamaría la atención que los tres se moverían juntos en cualquier instante, no separándose los unos de los otros a no ser causa de fuerza mayor, y en cualquier caso, la que nunca estaría sola sería Milena.

Cargando editor
25/07/2021, 02:38
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Gimnasio

El recibimiento en el gimnasio no le fue inesperado a Eylo por parte de Anne o, incluso, de los demás. No se sintió intimidado ni fuera de lugar, el eridiano caminaba con entereza, aun consciente de que la imprevisibilidad de la situación. Miró a Anne con calma, manteniéndole la mirada.

Vengo a ver cómo os encontráis —repitió sin fisuras en su respuesta —. Habéis perdido a un amigo, y por mucho que no me creas, me preocupáis.

Respiró hondo, aliviado, al ver que había cierta contención en el grupo o, como mínimo, parecía imperar cierto sentido común generalizado. Dedicó unos instantes a observarlos, como si maniobrara en medio de un campo de asteroides. Asintió a Stealer, comprendiendo cómo se sentía, comprendiéndolo muy bien.

Asumir que puedes morir a manos de los skulls es una cosa, pero.. —apretó los labios negando con la cabeza —.. hacerlo de ese modo. No, no tiene razón de ser ni justificación —Eylo eligió cuidadosamente sus palabras, no porque no las creyera ciertas, sino porque su visión de las cosas trascendía al acontecimiento del día anterior. No era blanco y negro, era de un gris sucio, denso y alquitranado, pero en ese momento solo imperaban los colores opuestos. Pero Anne se lanzó a degüello, cosa que hizo que Eylo se mostrara más serio y contundente.

Y pagarán si la justicia del PEC así lo juzga —dijo muy claro, mirando fíjamente a Anne, y luego a Donner al ver que asentía —. Huelga decirlo, pero espero que nadie haga ninguna tontería. Hemos tenido tres pérdidas en el Domo, no quiero ninguna más porque alguno se deje llevar por las entrañas —el habitual tono manso, pero firme de Eylo ascendió unos niveles, a una severidad que no escondía ninguna duda al respecto de lo que decía o transmitía —. Nadie va a ser el siguiente. Nadie, si nos empezamos a meter en la puta sesera que todo el Domo es un equipo y todos nos necesitamos los unos a los otros, y que esto no es una jodida competición para ver quien es el mejor. No nos engañemos, Anne, las venganzas no surgen porque uno se despierta con ganas de dar por culo, y el caso de Lizza no es distinto —acuñó serio, muy serio, sabía que tocaba fibra sensible y que, probablemente, incriminaba directamente a Kurik, pero si bien el asunto del abuso sexual quedó en tela de juicio, la paliza del ruso a Lizza lo confesó él mismo delante de todos y no era ningún secreto que se dedicaba a agredir prácticamente sin provocación —. Entiendo que estás cabreada, y me conozco muy bien ese sentimiento. He estado en tu lugar, Anne. Quieres arrancarle la cabeza a William y cagarte en él mientras lo haces. Pero te lo diré con franqueza, no me sale de los cojones perder a una luchadora como tú porque se la lleven los demonios y cometa una estupidez.

Eylo suspiró apelando a la templanza, tenía el corazón un poco acelerado, adherirse al ritmo de esa conversación le provocaba que estuviera muy pendiente de lo que sucedía a su alrededor, ya no tanto por sentirse en peligro real o imaginario, sino porque consideraba importante esa conversación. La descripción de los hechos fue clara y concisa, la había escuchado atenuada, asintió lentamente mientras escuchaba lo que decía Noor. No había dudas de lo acontecido, y Eylo no iba a negar la evidencia que apuntaban todos. De nuevo la peregrina idea de Anne salió a la palestra, pero en esta ocasión intervino Stealer dejando muy claro el qué, el eridiano sintió verdadero alivio al escuchar al combatiente.

Sed sinceros en el juicio, con lo que visteis —aconsejó Eylo con sencillez, pero cuando Noor habló de justicia, callar o mirar a otro lado, hizo que el eridiano la mirara con bastante fijeza —. Eso espero que pase, Noor. A partir de ahora. Que nadie mire a otro lado, que nadie se calle, y que se busque justicia. Por encima de las filias o afinidades personales —en las palabras de Eylo había adherido un mensaje muy nítido que trascendía el acontecimiento del día anterior, sino que se extendía a la injusticia que había sufrido Lizza. Cuando la joven miró a Eylo buscando su apoyo —. Estoy con la justicia, Noor. Y William ha matado a un compañero, a Kurik, y Lizza intentó matarlo y, por respeto a vuestra pérdida, no reincidiré en más injusticias que se han dado en este Domo y han quedado impunes. No me cabe duda, pagarán las consecuencias que estime necesaria la Corte Marcial, pero te tomo la palabra —se acarició el entrecejo respirando lentamente —. Quiero que este Domo mejore, se supere, que seamos un equipo. No tengo una venda en los ojos, sé que será difícil, pero por algo se empieza. No pretendo que todos nos llevemos bien con todos, pero va siendo hora que asumamos que estamos en el mismo jodido barco. Podéis, y sois, un ejemplo de unidad hacia el resto del Domo, y, en cierto modo, sois nuestros guardianes, nuestros protectores. Ya visteis en la escaramuza.. a mi me queda mucho para aprender a ser tan bueno combatiendo como vosotros.. doy gracias que estuvierais a mi lado ayer —suspiró recordando con cierta aprensión a los dos skullreps que le cayeron encima y, como si fuera un resorte, sintió el dolor de su herida aun reciente —. Y no está de más.. gracias.. a todos —y, en ese agradecimiento, lo extendió a Jim que estaba presente dado que había hecho un gran papel en el combate. Murieron amigos, pero también sobrevivieron muchos también, y eso no lo tenéis que olvidar.

Cargando editor
25/07/2021, 13:57
René Carracci

Mes 2. Día 3. Hora 11 a.m. Cocinas.

Antes de entrar en la cocina, René sintió un contacto en el brazo. Se dio vuelta y vio a Ruiz. «El puto enano», pensó con visible cara de fastidio. Aun así, hizo caso de lo que dijo y guardó silencio para vigilar en qué andaban esos tres... hasta que escuchó a Narel pedir ayuda.

Entraron rápidamente en la cocina para ayudar a la muchacha, pero aquello, por suerte, no era más que una grotesca escena gastronómica. René respiró tranquilo.

Se habría marchado por donde había entrado, de no ser porque allí estaba Narel, quien se les acercó y los saludó mientras le contaba a René acerca del bizcocho que él había elogiado. Todavía algo confundido por la curiosa escena, René respondió a Narel un poco distraído:

Eh... Sí, la miel... La clave es la miel... Digo, para los bizcochos natgrewnianos y su dulzura... Miel de flor de ulmo... Es un árbol que se extinguió en la Tierra hace siglos, pero que se ha conservado en Natgrew... Muy aromática su miel. —¿Por qué estaba contando todo aquello? Si le hablaban de su planeta, no paraba.

Se fijó en el rostro de Narel y se dio cuenta de que tenía un sutil toque de tristeza, pero la muchacha parecía encontrar en sus planes de comercio una forma de distraer su mente de los sucesos lúgubres que los rodeaban. Ella, en particular, debía estar apesadumbrada por los distintos destinos de sus dos amigas: Sarah y Lizza. Cocinar bizcochos o pensar en comerciar licores debía ser su forma de olvidar la pena. Era una mujer fuerte.

René se aproximó a la olla en silencio, cojeando apenas por la herida de la pierna. Avanzaba con cierto estupor: a la confusión que tenía esa mañana se le sumaba haber encontrado esta especie de destilería de espirituosos ilegales. Cuando Narel abrió la tapa de la olla, René miró hacia dentro. Notó el perfumado olor a azahar saliendo de la olla. Licor de naranja con receta natgrewniana. Levantó las cejas sorprendido y miró a Narel en silencio con cara de sorpresa. No podía creerlo.

Tomó el cucharón que ella le ofrecía y lo probó. Puso gesto de aprobación y cierta sorpresa:

Hum, muy rico. Sorprendentemente parecido al original, aunque... Si me permitís decirlo... Le falta algo... No lleva naranjas Dalerianas, ¿verdad? Son naranjas que sólo crecen en Dalerium, una región específica de Natgrew. Algunos lo hacen con cualquier tipo de naranja, pero... nada como la Daleriana. Esa es la diferencia entre el licor de naranjas bueno y el excelente. Y jengibre. Noto que le falta jengibre. No todo el mundo le pone, pero... —El natgrewniano hizo un gesto con los labios mientras movía la cabeza, como dando a entender que no era lo mismo si no se usaba una buena cantidad de jengibre.

Se notaba que el muchacho conocía bien la productos de su planeta. Él no tenía ninguna habilidad para el comercio, pero su madre era vendedora de productos locales en Natgrew, así que conocía muy bien todas esas mercancías. Además, claro está, de que todo natgrewniano en condiciones sabe apreciar la buena comida y bebida.

Era evidente que hablar de su planeta hacía que René saliera de su mutismo habitual. Eso y haber probado un sorbo de aquel dulce licor pareció ser como un truco de magia que consiguió despertarlo, disipar algunas de las nieblas que lo rodeaban esa mañana.

René miró con cierta ternura la emoción de Narel al explicar sus planes de contrabando de licor. Lo que no le gustó nada fue ver de nuevo a Brinstom pasando su brazo por encima de Narel. No entendía por qué ella lo permitía.

Oye, tío, no seas cerdo, le has eructado en la oreja a Narel —le dijo molesto al imbécil de Brinstom después de que eructara junto a la muchacha—. Y sácale el brazo de encima, no seas pegajoso.

René miró a Harold cuando les pidió discreción.

¿Y a mí me lo dices? ¿Cuántos secretos me has escuchado contar? Yo soy una tumba, no hablo con nadie. Y no soy ningún chivato. Es más, si necesitáis ayuda para catar más licores de Natgrew, podéis contar conmigo. Deberíais hacer licor de hierbas lacustres de Hydria: ese licor es lo máximo, pero hacen falta unas hierbas muy específicas que sólo crecen en el llagu... digo, en el lago de Hydria. No creo que lleguen hasta este planeta de mierda.

Aquellos tres payasos no le caían nada bien, pero todo fuera por probar licores natgrewnianos y por ayudar a Narel, que parecía entusiasmada con el proyecto. Miró a los tres payasos con algo de desconcierto, hasta que se decidió a preguntar:

Hay algo que no entiendo en este equipo que habéis formado. Tú —dijo señalando a Zack— obviamente preparas los destilados. Tú —dijo mirando a Harold— eres algo así como el cabecilla de estos dos, Norris y Brinstom. Lógicamente, Narel pone el ingenio comercial... Pero tú, Brinstom, ¿qué aportas además de eructos en la oreja de las mujeres? —preguntó con cierta malicia.

Después, cuando pidieron ayuda para transportar la olla, René se excusó:

A mí el médico me ha dicho que no haga esfuerzos, por la herida, así que, ya sabes, cosa tuya, Ruiz —le dijo al enano dándole una irónica y fuerte palmada en la espalda.

Después de que hubieran guardado la olla y mientras salían de la cocina, René caminó junto a Narel. La miró con una sonrisa cómplice y le dijo con un tono divertido:

Nos vas a hacer millonarios a todos con tus negocios. Qué suerte tenemos de contar contigo en este domo.

Notas de juego

Muy divertida la escena, máster. Bien jugado XD

Cargando editor
25/07/2021, 15:40
Jim Foster

Mes 2. Día 3. Hora 12.00 a.m. Aula

Fin de escena

Después de haberle preguntado al teniente sobre la reparación de los vehículos, acepto de buen grado que conceda la opción de repararlos siempre bajo la atenta vigilancia de cinco tiradores. Así que, supuse que otros y yo vigilaríamos mientras Yum y los demás mecánicos acercaban los vehículos al hangar para repararlos. 

Y en cuanto a la construcción del monolito, me convenció la explicación que dio para rechazar mi propuesta - ¿Minar la moral de los compañeros? Uhmm Podía ser, no se me había ocurrido - de todas maneras siempre podía tratar de hablar con René para que hiciera un par de figuritas de madera como la del pájaro que tenía y así recordarlos. Igual cuando vinieran las hijas del teniente podíamos hacer un grupo de plástica para recrear muñequitos que representaran a todos los compañeros del domo, sería divertido.

- ¿Tres reclutas del domo tres? - Miré a los más animados del domo, entre ellos: Zack, Martin y Carl. Esperaba que pensaran lo mismo que yo: había que organizar el recibimiento, quizás una fiesta no encajase muy bien, quizás no era oportuno pero, algo se podría hacer - Vaya, qué casualidad... tres y del tres. 

 

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

El ambiente estaba enrarecido, quizás los compañeros del domo necesitasen más tiempo para asumir todo lo que había pasado. Sin embargo, no nos lo concedieron y por allí aparecieron tres reclutas que venían a sustituir las bajas que recientemente habíamos tenido. Eran dos chicas y un chico, como un intercambio de cromos, aunque el chico no se parecía a Kurik ni en el color de la piel.

La primera interacción que tuvieron fue francamente mejorable, Anne les había salido al paso con aquel mal humor que se traía últimamente, también estaba el carroñero de Carl apostado en la puerta vigilando a las nuevas reclutas. Me acerqué a ellos para presentarme y hacer de interlocutora, tras realizar un saludo marcial pasé rápidamente al trato coloquial - ¡¡Hola, bienvenidos al Domo 12!! Soy Jim Foster aunque podéis llamarme "Jim", os voy a presentar a la gente - tal y como nos había anunciado el oficial Townhall de que se incorporarían varios reclutas a cubrir las bajas, le había pedido a Narel un presente para hacerles más cómodo el recibimiento - Ah, sí, primero de todo, ésto es un regalo de bienvenida. Mis compañeros Narel y Buck que se encargan de la cocina, os han preparado estos pastelillos - traté de restar importancia a las palabras de Anne, la chica era así - vamos, vamos... ellos no tienen culpa de nada, An - tampoco esperé a que me contestara Durrell, los llevé para presentarlos al resto - somos un grupo diverso, seguro que en un par de días ya nos conocéis a todos - señalé al grupo de Zack, Harold y a todos los demás que había por allí identificándolos por sus nombres, algunos me devolvían el saludo y otros simplemente seguían a lo suyo - ah, sí, las camas... tenemos un par de compañeras aún en enfermería pero hay tres libres - identifiqué las vacías y les aclaré quién tenían de compañeros. También les comenté los horarios y poco menos que les hice una visita guiada de todas las instalaciones que componían el domo doce - sentiros como en casa.

Acepté de buen grado aquellas palabras amables sobre los caídos - sí, una gran pérdida - el hecho de que les pusieran al tanto de lo sucedido facilitaba las cosas - esperamos que con el tiempo esas heridas cicatricen, pero bueno, habéis venido y... contadnos un poco de vosotros, ya nos habéis dicho vuestros nombres... ¿Qué se os da bien, en qué sois especialistas? ¿De dónde sois? - tampoco pretendía aburrirles pero unos datos de procedencia y sobre ellos no venían nada mal para romper el hielo.

Cargando editor
25/07/2021, 18:22
Daya Banerjee

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

Mientras retiraba las bolsas de suero, Daya escuchaba a Sue sorprendida del carácter de su compañera aún a pesar de todo lo que había pasado-¿En serio en Ignis se piensa así? No creo que sea requisito imprescindible tener una buena cicatriz para ser capaz de aguantar el cariño de un hombre -sonrió maliciosamente, buscando la respuesta de Sue en su siguiente pregunta-Aunque me da que el cariño que se prodiga en Ignis es un poco más enérgico que al que estoy acostumbrada en Innum-sonrió, casi tímidamente, imaginando las diferencias en gustos y costumbres que ellas dos podían tener en la intimidad-¿Y que hay de los soldados espaciales? ¿Cómo los veis las chicas? No me digas que también les contáis las cicatrices para que suban o bajen en el ranking de más deseados. En Innum no son tan especiales, es decir… -se quedó pensativa un momento porque, ahora que reparaba en ello, no tenía una visión clara del conjunto-No he tenido mucho contacto con ellos, estaban generalmente en el puerto, cuidando de la llegaba y la partida de las naves con suministros especialmente cuando algún gran carguero llegaba a órbita o cuando alguien importante venía a los asentamientos y lo escoltaban… Realmente ahora que lo pienso no se que decirte, yo nunca había reparado especialmente en ellos, ¡no tenía tiempo para perder en ensoñaciones que no iban a ningún sitio! -le sonrió a Sue, sabiendo que estaba dando pie a que se metiera con ella.

Rio divertida ante la expresión de su compañera pero la queja de Keira la hizo mirarla con preocupación y un punto de culpabilidad al estar allí riendo e intentando animarlas cuando, estaba quedando claro, su amiga no quería ese tipo de atención en ese momento. Miró a Sue y le lanzó una mirada llena de preocupación.

En ese momento fue cuando entraron los mandos.

Mientras que Daya terminaba de cambiar el suero de Keira para que esta pudiera descansar tranquila, escuchó la conversación de los mandos sobre las dos pacientes. La pregunta del brigada Joe al capitán del Domo 15 hizo que no pudiera evitar buscar la mirada del Frank al contestar. Mirada que encontró sin problema y que la llenó de alegría al saber que tenía dos días más cuando pensaba que él se había marchado durante la noche. Pero al lado de Frank vio como el brigada Joe desviaba también su mirada siguiendo la trayectoria de la del capitán y terminando en ella igualmente. Maldijo la forma de ser de ese hombre, parecía que no había nada que se le escapase a su atención y su mirada acechante.

Se esforzó en que su rostro no evidenciara lo que sentía por dentro y devolvió su atención rápidamente, disimulando, a la bolsa de suero de Keira por unos instantes, pero sin retirar la atención de los dos hombres por completo. Por eso se percató del movimiento de Frank, de su gesto hacia Joe para que se acercara a leer lo que había en la pantalla del ordenador de Duncan. No pudo evitar mirar a los dos hombres de frente y ver cómo leían con atención, olvidado el suero de Keira en su mano. Expectante, esperó la reacción de ambos, por temor a lo que sucedería después. ¿Y si el brigada Joe aceptaba esa carta de despido? ¿Y si no le daba tiempo a Duncan de pensar con tranquilidad cuando tuviera la mente despejada y todo lo sucedido hubiera quedado un poco atrás? Fue a dar un paso hacia ellos, pedirles que le dieran tiempo a su compañero, que no había dormido durante horas y que estaba agotado completamente, cuando vio la reacción de Joe, sus intenciones con aquel movimiento rápido y conciso, el chasquido que emitió el cable al ser desconectado. Y su mirada se encontró de nuevo con la del brigada que buscaba en su afirmación y en su pregunta la complicidad que necesitaba para que aquello no saliera de la habitación, para que ese escrito nunca hubiera existido. Daya sintió como le quitaban un peso de encima y, por primera vez, mirando a los ojos del brigada no sintió intimidación aunque su tono de voz era el mismo de siempre-Sí, brigada, soy testigo-contestó directamente, formando parte de aquello, dándole a Duncan la oportunidad de replantearse su futuro sin prisas. No pudo evitar sonreírle con agradecimiento por lo que acababa de hacer aunque él no llegase a imaginar que ella sabía lo que había escrito en la pantalla. Le guiñó un ojo a Duncan.

Con tranquilidad.... pareció decirle sin palabras  Date una oportunidad, te la mereces...

Joe no dio opción a ninguna réplica más y comenzó a organizar la enfermería. La sonrisa se le borró de su rostro a Daya cuando escuchó la forma en la que se refirió a ella hablando con Frank. Su mirada se tornó dolida, apretó los labios para guardarse su respuesta porque sabría cual sería la reacción de Joe, pero eso no evitó que lo sintiera menos. Ella no era así y no quería que nadie tuviera esa visión de ella, mucho menos uno de sus mandos y, por descontado, Frank. No se sentía identificada con parte de las palabras del brigada y así lo decía claramente su mirada que se cruzó con la de el hombre antes de que abandonara con Duncan la enfermería. Quizás también su piel, un tono más pálido de lo normal, hablaba de lo que sentía en su interior ante la calificación recibida.
 

Cargando editor
25/07/2021, 18:41
Duncan "Duke" McCarthy

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

La irrupción de Daya era justo lo que necesitaba la enfermería, un cascabel en medio de la tristeza generalizada por la pérdida. La pregunta muda de Daya fue respondida con un ligero asentimiento del médico y un amago de sonrisa. Siempre las cosas se podían complicar, las operaciones no habían sido sencillas, pero se sentía moderadamente optimista. Saldrían de aquella, pero había cosas que le preocupaban más que las secuelas físicas, había heridas que eran más profundas de las de la carne. Daya había traído bizcocho y café, y rápidamente el médico se opuso a que una de las enfermeras comiera, explicándole con paciencia a la piloto porque no era buena idea y las complicaciones que podía haber en caso de que comiera. Suspiró, sonrió débilmente y asintió. Daya lo cogía todo muy rápido y parecía no poner en duda sus palabras, eso lo facilitaba todo mucho, porque conocía a enfermeras y doctores que no tenían esa capacidad de escuchar, escuchar y aprender, dejarse guiar por quien sabía más, y con eso había tenido suerte, además, Daya siempre tenía una sonrisa, una palabra amable y era guapa, algo muy útil cuando había un hombre herido en la enfermería, donde una sonrisa bonita mitigaba más que una dosis de morfina.

Las palabras de Sue hicieron que Duke bufara, Sue, se lo iba a poner difícil y más valía ponerle las cosas claras. Levantó un dedo admonitorio, aunque no podía evitar sonreírle, tenía algo que le hacía sonreír y por lo que le tenía tanto cariño, esa espontaneidad, esas ganas de vivir, sin complejos, sin pensar demasiado. Empezó a escribirle para que tuviera claro

- Sue McHillgraw, por todos los astros, es que no me vas a dar un respiro?. Está demacrada, sí, pero es normal, tiene algo de fiebre, habitual después de una operación y le duele - según el comunicador hablaba se acercó a Keira - pero pronto estará mejor, solo necesita un poco de tiempo para sanar, verdad, preciosa? - Le acarició un par de veces la cabeza con una sonrisa tierna - No puede comer, y si le das algo o me das problema te juro que te ataré a la cama y te amordazaré, y no, no será nada en plan sexual y morboso, antes de que te emociones Sue. Dios, eres la segunda enferma más difícil que he tenido en toda mi carrera. - Sonrió cuando la pelirroja negó a comer tarta y le apoyaba en lo de la sonrisa, asintió, y le regaló a Keira una mirada dulce y preocupada y una sonrisa segura, a pesar del cansancio y su desesperación en aquellas circunstancias siempre afloraba el médico, y el médico siempre iba por delante del hombre.

Dio orden a Daya para que cambiara los sueros y cuando ella dijo que lo haría con una condición fruncio el ceño. No lo había visto venir, hasta el momento siempre había cumplido sus indicaciones sin pestañear y ahora, le pedía condiciones. Suspiró, no iba a pelear, si no lo hacía ella lo haría él, no había condiciones en el cuidado de los enfermos, imposible, pero aun así la siguió a ver que quería. Se lo llevó a una mesa y le hizo sentarse para iniciar su negociación mientras les decía a las chicas que ahora vendría. Parecía que Daya quería algo de charla y hacerle desayunar, iba a decirle que no pero sus tripas le traicionaron y rugieron. Era gracioso, no sentía hambre, pero su estómago no estaba de acuerdo, no era la primera vez, cuando operaba y una operación no salía bien se le cerraba el estómago. Hizo una media mueca, sin llegar a sonreír y comenzó a escribir

- Claro que debías descansar. Me estás echando una mano, y yo te lo agradezco, pero eres piloto, y si necesitan volar un eagle debes estar fresca. - El origen del desayuno era el esperado y del uso de las pastillas poco podía decir. Se sirvió un café y cortó en dos el trozo de bizcocho que le había dado, una clara señal de que no tenía intención de comer mucho. Le dio un mordisco sin mucha convicción y fingió una sonrisa mientras se encogía de hombros y seguía escribiendo - Narel merece un ascenso. La verdad es que ahora solo hay que controlar que nada se estropee, dar el relevo al capitán Kepborn cuando venga y entonces sí que intentaré descansar algo, aunque no sé si podré, le tendré que pedir a Becky que me cante una nana - sonrió forzando una broma que no sentía - Hay otro médico, probablemente más acostumbrado a este tipo de ataques, así que no tienes que preocuparte. Todo va ir bien. Cambia los sueros y veremos que sorpresas tenemos, en medicina las cosas que van bien se estropean rápidamente. Ya veremos....

Pero Daya no iba a contestarse con un ya veremos, así que apretó el acelerador, empezó a darle motivos para marcharse, y lo miraba con esos ojos tan oscuros y esa sonrisa.... maldita innumita, aquello no era justo, no valía jugar la carta de los encantos femeninos cuando uno llevaba una noche sin apenas dormir, pero Daya no iba a ser justa. Le escribió con una pequeña sonrisa

- Veremos que pasa cuando llegue Frank, aunque... no será que quieres que os deje solos?. - Sonrió en plan, tú tranquila, que si es por eso yo me voy a la cama.  Le enseñó que estaba royendo el bizcocho sin ganas para que se pusiera en marcha en el cambio de sueros. La verdad es que estaba muy graciosa y sonrió al saber que alguien como Kepborn tendría suerte, o Vera, aun no lo tenía claro, pero sí que la persona que le robara el corazón sería afortunada. Todo iba bien hasta que habló del papeleo. Eso rompió el embrujo y Duncan hizo el amago de levantarse y negó con la cabeza. Aquello estaba fuera de su conocimiento, hacer el papeleo era importante, si le pasaba algo alguien debía saber como se quedaba todo, que medicación, que técnicas había empleado en la operación, todo. El doctor le escribió para que lo supiera

- El papeleo no es algo sencillo o en lo que me puedas ayudar. Explicar la operación de Lizza me ha costado 40 folios.... todos llenos de nombrecitos, técnicas.... nada de papeleo. No te preocupes, estás haciendo mucho más de lo que deberías.... - Daya se alejó a ocuparse de sus enfermas cuando reparó en el ordenador. Al principio Duke se quedó mirándola con una sonrisa curiosa, que estaría viendo para poner esa cara? que le había llamado el interés? Pero cuando separó los ojos del ordenador y le miró y dijo que no lo mandara sabía que era, suspiró, miró de reojo a las pacientes y escribió

- No es el lugar ni el momento, pero sí, me pensaré eso de enviar a la comandancia mi enérgica protesta por el material quirúrgico de este domo. Tienes razón - La mirada de Duke era un poema, no quería ni que Keira ni que Sue se preocuparan con sus cosas, ellas tenían que sanar y no preocuparse por él. Era una de las ventajas del comunicador, no era fácil detectar las mentiras cuando no había inflexión y se guardó mucho de que la mirada que le ofrecía a Daya no fuera vista por las enfermas. Puso su mano sobre la de Daya poco antes de que abandonara su hombro y la dejó irse al almacén. Volvió de él llena de energía, con su sentido del humor intacto, haciendo lo que tantas veces había hecho él. Sonrió, se le daba bien. No sabía como volaría pero había nacido para ello, estaba seguro, de haberlo elegido habría sido una excelente doctora, pero volar, volar debía haber sido demasiado seductor para ella. Sonrió al ver como interaccionaba Sue con Daya, su despreocupación, y su inevitable referencia a cualquier cosa sexual. Chasqueó la garganta al recordar a Evan, pobre, habría pasado de la nada al todo con Sue, y estaba seguro que la chica le había cuidado en ese aspecto. En cambio Keira parecía hundida, algo que solo podría sanar Einar. Dejó a Daya que se encargara de aquello, tenía mucha más maña, y hay cosas que las mujeres solo hablan entre ellas, además, en ese momento no quería hablar con ella, no quería que su renuncia volviera a salir a colación, aunque de todos modos la entrada de los mandos hizo que tuviera otra cosa que atender más prioritaria. Les informó de como habían ido las cosas en la enfermería y se enteró de que el capitán se iba a quedar allí durante un par de días más. Frunció el ceño cuando escuchó la presencia de conflictos en otros domos y se anotó mentalmente el preguntar a Kailna que demonios era una escolopendra. El movimiento de Kepborn no despertó sus sospechas, demasiado cansado como para mantener la alerta, solo cuando llamó al brigada supo que es lo que había leído. Suspiró, aquello lo haría todo más fácil, ya lo sabían y eso lo facilitaría con Townhall, lo que no podía imaginar es que el brigada apagaría el ordenador de aquella manera. La cara de Duke mostró horror, es que el muy boniato no sabía que los ordenadores no se podían apagar así?, que se lo podía haber cargado? Solo esperaba que la base de datos de expedientes médicos no se hubiera corrompido. Estúpido mico...estúpido, lo peor de todo es que estaba involucrando a Daya en aquella mentira, que Kepborn se había chivado, sin mostrar el menor tipo de cortesía profesional y que en lugar de hablar con él le dejaba en manos de ese mico hormonado. Miró a Daya, seguro que lo defendería, pero cuando vio que no lo hizo se le abrió la boca de incredulidad y escribió mostrando una sonrisa cínica

- Que suerte que no se haya caído al tropezar con el cable, señor.... - y entonces Lee se puso a dar órdenes en la enfermería, su enfermería y eso ya le sacó de quicio. Gritó

- EEEEEEEEE

y empezó a escribir

- Brigada, mientras esté en mi enfermería las órdenes relativas a lo médico las daré yo. Capitán, todo está en el ordenador, si es que la acción del brigada no lo ha roto, si es así tengo una copia de seguridad de todo en mi comunicador, avíseme para restaurarla. Los informes están en la carpeta de informes, por día y por paciente, la próxima medicación a suministrar son los analgésicos para ambas pacientes, en 2 horas, 1 cc, intravenoso. Y ahora señor, una vez hecho el relevo le acompañaré atendiendo a su mayor graduación.

Le lanzó una última mirada a Kepborn, una de pocos amigos. Tenía sus derechos, podía renunciar cuando quisiera y que Daya le hubiera vendido de aquella manera le dolía. Acompañó al brigada cumpliendo las órdenes y salió de la enfermería, cansado, enfadado, triste.

Notas de juego

Kepborn, Lee y Daya -1

Cargando editor
25/07/2021, 18:48
Duncan "Duke" McCarthy
Sólo para el director

Mes 2. Día 3. Hora 11.20 a.m. Camino del aula

No tenía mucho que decirle a aquel hombre. Era su superior pero no había mucho que decir, si hablaba sería malo, a no ser que utilizara la fórmula empleada desde hacía tiempo inmemorial cuando uno tiene algo que decir a un mando que no le va a gustar. Escribió mientras caminaba.

- Permiso para hablar con libertad, señor.

Había pensado en trolearle, en hablarle en lenguaje de signos o con su propia voz, para que no pudiera entenderle, pero entendía que no era el momento de hacerse el listillo. Si se hacía el listillo solo lo haría peor, y una cosa era tener derecho a renunciar, otra cosa era que mientras se hacía firme la renuncia no pasara el resto de tiempo arrestado, y, visto lo visto, ya no se podía confiar plenamente en nadie, ni siquiera en Daya.

Cargando editor
25/07/2021, 18:54
Duncan "Duke" McCarthy

Mes 2. Día 3. Hora 12.00 a.m. Aula

En cuanto se acabaron las órdenes del teniente Duncan se levantó y se dirigió camino a la enfermería, aunque no llegó muy lejos pues el brigada Joe le recordó "amablemente" que debía irse a dormir. No rechistó, se dirigió directamente a su cama y se derrumbó. No se quitó ni la ropa ni las botas, y aunque no quería se quedó profundamente dormido en apenas unos minutos. No fue un sueño reparador, no podía serlo teniendo en cuenta lo vivido. Durmió unas cuatro horas, salpicadas de despertares sobresaltados mientras en sus sueños intentaba una y otra vez salvar a Sarah, operar mejor a Lizza, denunciar a Kurik, decirle a Heather que se volviera a la tierra....

Se despertó y se dio una larga ducha fría mientras se ponía algo limpio y pasaba por la cocina a ver que podía comer. Siempre sobraba algo o había algo hecho para la cena, aunque fuera pan o la papilla de Gleason, y Narel que estaba ya trabajando para la cena le improvisó algo rápido. La eridiana debió notar algo raro y no le dio demasiada conversación, algo que el doctor agradeció, y poco antes de las 17.00 ya iba camino de la enfermería, ajeno de las tres nuevas incorporaciones que iba a recibir el domo 12.

Cargando editor
25/07/2021, 19:27
Eylo Yilmaz

Mes 2. Día 3. Hora 18.00 p.m. Barracones

Eylo había organizado las guardias de William tal como había ordenado el teniente Townhall, después de Grey, las siguientes cuatro horas se las asignó a Buck primero y, luego, a Benedict, quien le tocaba el turno de tarde en la sala de comunicaciones. Después de la charla con el teniente en el aula, Eylo fue breve y conciso dando instrucciones acerca de este punto, fue muy asertivo, con un tono que no admitía discusión en cuanto quién se iba a tener que encargar de la vigilancia del reo.

Para cuando llegaron los nuevos reclutas, Eylo estaba conversando con Harold acerca de asuntos técnicos de la sala de telecomunicaciones.

Vamos a probar de triangular la señal con Dracma-8, me gustaría que hagamos estas comprobaciones con todas las frecuencias de las que dispongamos —aseveró mientras asentía —. Lo he hablado con Ben, ahora está con D-6 y D-7, el ocho es el que me preocupa, quizá sea problema de la antena.

Al saber de la llegada inminente de los nuevos reclutas, Eylo se preocupó de recibirles, conduciendo la conversación con Harold hacia la sala de esparcimiento. Al llegar miró a los tres recién llegados con detenimiento sin detenerse especialmente en ninguno, aunque sí lo hizo vagamente con la primera chica, como si le resultara familiar. No tardó mucho en resolver esa duda, el eridiano abrió sensiblemente los ojos al escuchar su presentación, y luego alzó la ceja un poco más. No tuvo mucho tiempo para asombrarse, Anne cargó en primera línea, y eso enojó bastante a Eylo, ya que parecía que había estado hablando con una puta pared apenas hacia unas horas atrás.

Anne, ¿por qué no te metes la lengua tú en el culo en lugar de meterte con nuestros nuevos compañeros? —el argot de Eylo era bastante chocante, pero, a pesar de las apariencias, no era la intención de atacar a Anne. En cierto modo, había usado el propio lenguaje de Anne para decirle "no insultes a tus compañeros". A Eylo se le había acabado la paciencia con las faltas de respeto gratuitas, y estaba claro que no las iba a tolerar más. ¿Arribista dada su condición? Es posible, pero el eridiano había tomado la determinación de que en el Domo debía empezar a funcionar como un grupo unido, quien se llenara la boca de respetar la forma de ser ajena se encontraría con un "pues empieza respetando tú a los demás".

Antes de proseguir, Jim ya los estaba atendiendo con el ritmo de un huracán, dejó que la australiana limara asperezas para que, al menos, se encontraran con una cara de moneda distinta. Eylo se acercó finalmente, aunque su mirada estaba bastante pendiente de la más joven del grupo, como si no terminara de creerse quien era.

Me llamo Eylo, encantado, Milena, Elon, Lesly.. bienvenidos al Domo 12 —sonrió agradable tendiéndoles la mano a cada uno individualmente. Cuando ofreció su mano a Milena la miró con más detenimiento, y sí, sin duda era ella, y al ser ella no sabía exactamente cómo interactuar con la joven, por lo que recurrió al lance más manido de la historia —. Milena.. ha pasado mucho tiempo. Yo, me alegra verte —era una sonrisa sincera y, realmente, se alegraba de ver una cara amiga, pero tenía sentimientos encontrados. Era como reconocer un rostro familiar de una vida anterior.

Acompañaría a los tres recién llegados dejando que Jim llevara la voz cantante, se le daba infinitamente mejor romper el hielo que él, pero antes de abandonar la sala de esparcimiento, Eylo se volvió hacia el resto.

Zack, tómale el relevo a Ben en la sala de telecomunicaciones para la guardia de William, por favor —el tono de voz de Eylo volvió a ser asertivo, pero no huérfano de amabilidad, a continuación volvió la mirada al resto de los presentes —. Y los demás. Y comentádselo al resto, después de cenar quiero hablar con todos.

Buscó con la mirada a Grey en ese momento, pero no estaba en ese momento en la sala de esparcimiento o no la veía, suspiró un poco sintiendo un poco de añoranza, estaba siendo un día muy exigente para él. Se deshizo de aquel sentimiento y devolvió su atención a los recién llegados, interesado en las respuestas que le fueran a dar a Jim.

Cargando editor
25/07/2021, 19:29
Daya Banerjee

Mes 2. Día 3. Hora 11.10 a.m. Enfermería

Daya le sonrió tristemente-Tranquilo por esa parte, no hay Eagles que volar... y no creo que nos vayan a dejar una Starliner hasta que alguien se olvidé de lo que pasó y aprobemos el examen como cualquier otro de este Domo. De todas formas, no he dormido bien, me costó mucho conciliar el sueño...

Y se lo quedó mirando largamente cuando le pinchó con Frank. Pero al igual que la primera vez que le preguntó por él ella puso cara de póker y esquivó la pregunta, aquella vez le contestó sin pensar, expresando lo que ella sentía-Nunca sobrarás de ningún sitio en lo que a mi se refiere. Cuando se está a gusto con alguien, nunca se quiere que se vaya. Así que no, no quiero que te vayas porque venga alguien, ni el capitán Kepborn ni el Teniente Townhall. Quiero que te vayas a descansar porque es lo necesitas y te lo digo por que me importas, Duncan. Y si no puedo ayudar con el papeleo, de acuerdo, no podré, pero ve enseñándome otras cosas... Los Eagles tardarán en volar. Ahora requerirán de los mecánicos más que otra cosa, así que tendré que echarles una mano también, pero también estaré aquí contigo, me comprometí y cumpliré. Aunque sea hacer el turno de noche para que puedas dormir como una persona normal... ya dejaré que me cubras el resto del día-le dijo con una sonrisa cómplice al levantarse para ir al almacén y ver lo que había escrito en el ordenador.

Mirándolo sabía que no renunciaría, le gustaba demasiado su profesión aunque entendía que lo de Lizza había sido demasiada presión para él. Hablarían con tranquilidad, le contaría lo que había pasado por su mente la noche de antes cuando todo terminó, porque quería que viera que no estaba solo en eso, que más gente también tenía sus propios miedos y pesadillas.

Pero no podía preveer lo que pasaría a continuación, lo que la presencia y los actos del brigada podían desencadenar. Aunque estaba aprendiendo algo, lentamente, no era del todo consciente aún. Por muy pequeño que pareciera un comentario, una acción, un olvido... podían generar grandes cambios, grandes cosas, no siempre buenas.

Cuando Duncan reaccionó a la invasión de su territorio por el brigada, vio sus ojos brillar con algo que no había visto antes desde que lo conocía y, con ese brillo, barrió a Frank, al propio brigada y ella antes de abandonar la habitación. Daya supo lo que había pasado. Cerró los ojos y suspiró. Solamente esperaba que después del descanso obligado al que tendría que someterse siguiendo las ordenes del brigada, lo viera todo desde otra perspectiva.

 

Cargando editor
25/07/2021, 19:31
Daya Banerjee

Mes 2. Día 3. Hora 11.20 a.m. Enfermería

¿En serio?...¿lianta?...¿O lo que sea?

¿En qué está pensando? O lo que sea...

Suspiró interiormente, deseando olvidar esos comentarios sin éxito. Le parecían demasiado... demasiado... no encontraba ni tan siquiera la palabra para definirlos. O lo que sea. Aquello era peor que lo de lianta. Y encima, esa mirada de Duncan al abandonar la enfermería. ¿Era capaz de hacer algo bien? Ahora mismo solo encontraba una respuesta.... No. Por mucho interes que pusiera, por mucho que lo intentara, estaba teniendo mala suerte y no conseguía acertar.

Devolvió su atención a los sueros conectando el nuevo de Keira, girando el sistema de apertura como le había indicado el doctor y golpeándolo hasta que vio salir la primera gota. Contó hasta cinco esperando ver la segunda y esperando que se le pasara la mala sensación que le había supuesto escuchar como se refería a ella un Joe que segundos antes le había demostrado que sabía lo que hacia y la importancia de Duncan en el equipo. En segundos, en su mente, Duncan había ocupado el puesto que le correspondía arriba en la escala y ella había descendido a las profundidades de la estima de Joe. Más aún si era posible después de la escena de la comida. No le gustaba esa sensación, pero con el brigada parecía que todo lo que hacía era erróneo y él lo contaba el doble. Y disfrutaba sabiendo que ella era consciente.

Y la mirada dolida de Duncan... mejor no pensar en ello. Justo Duncan.

Sintió una presencia junto a ella y se volvió para descubrir a Frank. Ni siquiera lo había escuchado acercase tan ensimismada estaba pensando en Joe. Su expresión se relajó y sonrió de forma instintiva, automática, era el efecto que causaba el capitán en ella y ella lo aceptaba con gusto-Todo...bien, sí-asintió, entendiendo por quien preguntaba pero sabiendo que tenían a un lado a Keira y al otro a una Sue que no era tonta ni mucho menos y estaba con sus facultades a todo gas aunque estuviera tendida en esa camilla- Mucho mejor ahora… sabiendo que le tenemos con nosotros dos días más….-su mirada indicaba que no se refería exactamente a sus obligaciones en la enfermería esos dos días- Duncan se lo agradecerá. Yo estoy aprendiendo, no soy enfermera titulada ni mucho menos, no se fiará completamente de dejarme sola cuidando de las pacientes y él necesita descansar. Me indicó que cambiara los sueros. Este está cambiado ya, queda el de Sue. Si lo quiere comprobar para ver que esta todo correcto… -le habló educadamente, como se debía hablar a un superior. Se volvió hacia la bolsa de suero de Sue y comenzó a cambiarla igualmente.

Miró el café y el bizcocho en la mesita de su compañera. No se lo iba a retirar. Si quería comérselo aun a pesar de lo dicho cuando Keira estuviera dormida, que tuviera la oportunidad de hacerlo. Cuando terminó, avisó al doctor para que lo revisara igualmente-Este también está cambiado ya…

Miró un instante a Frank y le lanzó una mirada de esas que bastan por si solas para seguir a alguien-Cuando termine, me gustaría preguntarle algo respecto a cómo curar las heridas. Estoy en el almacén preparando el material…

Retiró las dos bolsas de suero gastadas y se encaminó al almacén, no sin antes colocarle las sábanas bien a Sue y a Keira que parecía haberse quedado dormida ya.

 

Cuando Frank entró en el almacén, Daya estaba organizando en una estantería el material que creía que podía necesitar aunque, inicialmente, no tenía previsto ser ella en esa mañana quien procediera a la cura, tampoco lo pretendía sin la presencia de Duncan o Frank. Pero eso no quitaba que aprendiera. Gasas limpias, desinfectante, guantes y vendas nuevas habían sido seleccionadas, esperaba no equivocarse demasiado.

Se volvió hacia él con una sonrisa brillante, totalmente sincera, movida solo por los sentimientos que la mera presencia del capitán movía en su interior-Esta mañana por poco haces que se me caiga el café cuando has entrado en el comedor con el resto de mandos. Pensaba que no estarías aquí, que habrías partido hacia tu domo después de reunirte con el Teniente cuando todo se tranquilizó anoche…-caminó hacia él, comprobando que desde las camas de las chicas no podían verlos allí dentro, aunque eso no evitaba que no pudieran levantar mucho la voz-Después de todo lo que pasó ayer, poder tenerte aquí y hablar contigo… es un regalo inesperado...aunque me preocupa que tengas problemas en tu Domo y no los atiendas por estar aquí ¿También habéis recibido órdenes que han creado problemas? Por qué todo es tan difícil algunas veces...-se detuvo a un paso solo de él, mirándolo con detenimiento, algo que pensó que hoy ya no podría hacer salvo en su mente. Tenerlo allí la llenaba de felicidad solo con verlo, no necesitaba mucho más. Aún así, se puso de puntillas para acortar la distancia entre ambos y lo besó lentamente en los labios. Necesita cerciorarse de que lo sucedido dos noches atrás había sido real, de que seguía siendo real. Al mirarlo a los ojos lo detectó enseguida. El cansancio de la noche anterior había hecho mella en él, no había dormido al igual que Duncan. Le habló dulcemente, sin querer que sus palabras sonaran a reprimenda pero haciéndole saber que era importante que también cuidara de él mismo-No has dormido, ni tan siquiera un momento... habéis estado toda la noche en vela, ¿verdad?... Deberías descansar tu también. Vendré después de la reunión con el Teniente y me ocuparé de Keira y Sue mientras descansas... y no aceptaré un no por respuesta, capitán Kepborn.

Se retiró lentamente sin dejar de mirarlo. Iba a pedirle algo, algo que quizás no debiera, pero que sentía que debía-¿Cómo están las dos? Keira sobre todo, sus heridas son peores. Sue con el carácter que tiene no tardará en salir de esa cama, estoy segura…-hizo una pequeña pausa antes de preguntar por quien más temía-¿Y Lizza? ¿Qué va a pasar con ella? No se si estas cosas se suelen hacer pero, ¿sabremos como le va? ¿tendremos noticias de ella o simplemente ya ha salido de nuestras vidas? Os escuché al brigada y a ti hablar de ella en la sala, cuando nos cruzamos hace un rato… Ella, no se merecía lo que le ha pasado. Aunque entiendo que después de lo que supuestamente le hizo Kurik ella decidiera atacarlo, sin medir las consecuencias de esa decisión. Tampoco creo que Kurik se mereciera morir ni que Billy se merezca ese juicio…¡Esto es de locos!-exclamó al hacer el pequeño resumen de lo que sentía. Nadie se merecía nada de lo ocurrido, pero la realidad era la que era y nada podía maquillar el dolor causado-¿Te han contado lo de Lizza y Kurik, ¿verdad? -le surgió la duda de que él supiera lo sucedido realmente. Quizás se había procurado mantener en secreto la agresión de puertas afuera del Domo 12-Habéis hablado con las familias, ¿verdad? ¿Con la de William también? -preguntó con el miedo flotando en su voz. El era quien le preocupaba ahora. Habían tenido tres muertos, no quería ver uno más aunque ese muerto fuera en vida. Al hablar se notaba el cariño que le tenía que traspasaba la mera amistad entre cadetes-Su padre y él no... no se llevan bien... Con su hermano sí, es el piloto del Starliner pero ayer el Teniente no lo dejó que se acercara-recordaba perfectamente como el muchacho quiso alcanzar a Billy que, en ese momento, estaba llorando en sus brazos, pero el Teniente lo había sujetado obligándolo a volver al interior de la nave.

Cargando editor
25/07/2021, 21:50
René Carracci

Mes 2. Día 3. Entre las 12:30 y las 18 horas

Al salir del aula tras la reunión con Townhall, René buscó a Daya con cierta cara de urgencia. Se aproximó a ella. No le interesaba la historia de por qué Thompson estaba esposado e iría a juicio; no en ese momento, al menos. Tenía otras preocupaciones que comentar brevemente a Daya:

Daya, escucha... Anoche... —Hizo una muy breve pausa, buscando las palabras adecuadas, pero no las encontró y simplemente soltó de sopetón, con cierta brusquedad—: Mira, no recuerdo bien qué dije, pero olvídalo. Todo. Olvida todo lo que dije, ¿vale? No dije nada. Nada. Simplemente olvídalo. Eso. Nada más. Sólo que lo olvides. Todo. Olvida todo. Fue todo culpa del sedante.

Y después de decir eso, se dio rápidamente media vuelta, tratando de no dar a la muchacha una oportunidad de respuesta. Se podía ver en su gesto que estaba pasando vergüenza sólo de pensar qué podría haber dicho, pero prefería no saberlo.

Se fue rápidamente hacia las duchas, aunque tratar de irse tan rápido hizo que la herida de la pierna le punzara y se alejó cojeando un poco.

*****

Antes del almuerzo, René se dio una ducha, una larga ducha. No había tenido la oportunidad de hacerlo desde la mañana del día anterior y todavía le quedaban restos de sangre en algunas partes de su cuerpo. Las buscó todas, con paciencia, y las rascó despacio, una a una, sabiendo que algunas de esas manchas eran de su sangre, pero otras eran de Sarah. Se las sacó despacio, con una cara que no denotaba expresión alguna.

Mientras el agua corría por su cuerpo, se miró la herida de la pierna, con sus costuras. Dejó la mente en blanco mientras la miraba. Miró después la enorme cicatriz de su otra pierna, la vieja cicatriz del minotauro. «Estas heridas cierran rápido, estas sí, estas sí», se dijo tranquilo, con los arroyos de agua caliente bañando su piel. «Estas sí».

Dejó que el agua lo purificara, que limpiara su cuerpo y relajara su ánimo. Empezó a darse cuenta de que la cosa iba a ser así a partir de ese momento, aprender a vivir como si nada hubiera pasado. El muerto al hoyo y el vivo al bollo. Ya lo había dicho Townhall: fin del luto oficial, nada de monolitos ni recordatorios. Malditas bestias bastardas de la Space Force. ¿Quieres un recordatorio de muerte? Joder, Protect es un gran monumento a la puta muerte, un gigantesco monolito esférico orbitando en el espacio con seis letras mayúsculas inscritas: MUERTE. La Space Force es un puto recordatorio de destrucción, de bestialidad, de opresión. De muerte. Mierda.

René mantuvo sus ojos cerrados mientras el chorro de agua le caía encima y pensaba en todo esto. Había descubierto que la ducha le proporcionaba una protección, una muralla que evitaba que el resto se le acercara. En la desnudez y la abierta exposición de las duchas era, irónicamente, donde más oculto en sus ensimismamientos podía permanecer. Y, por eso, a veces incluso se daba varias largas duchas en un solo día: impedido de salir al exterior, ese se había convertido en su rincón de pensar, su desnudo rincón de pensar, paradójicamente a la vista de todos.

*****

La ducha consiguió refrescarlo, aunque aún tenía en su cabeza una palpitación sorda, como si tuviera una resaca que no se le pasara del todo.

En el almuerzo, se sentó junto a Alvin. Le hizo un silencioso saludo con la cabeza, acompañado de una sonrisa melancólica. Escuchó que Alvin hablaba con alguien más que estaba en la mesa. Esa situación le hizo recordar el día que salió de Natgrew, cuando casualmente se había sentado al lado de Alvin en el transbordador, pero había evitado conversar con él y él había conversado con otra muchacha que estaba junto a él: Becky Baker.

¿Hace sólo un mes de eso? ¿Es posible? —le preguntó de sopetón a Alvin, posiblemente interrumpiendo la conversación que su coterráneo tenía en ese momento. La cuchara de comida había quedado a medio camino de la boca, suspendida de la mano de René—. ¿Hace sólo un mes que nos metimos en el transbordador que nos sacó de Natgrew, Alvin? ¿Por qué te subiste? ¿Por qué abandonar Natgrew? ¿Por qué quieres tú, Alvin Zemit, ser un soldado de la Space Force?

En la cabeza de René parecía haber desaparecido algún filtro y soltó esas preguntas a quemarropa. Se quedó mirando a Alvin, esperando muy seriamente una respuesta. Nadie en su sano juicio podía abandonar Natgrew para ir a caer al agujero de Protect. Estaban todos locos, eran unos jodidos desequilibrados.

¿Es que estamos locos?

*****

Tras la comida, René se escondió en la biblioteca. Había escuchado la propuesta que Townhall le había hecho a los mecánicos: podían buscar tiradores para custodiarlos. Con Kurik muerto y Sue en la enfermería, René era ahora mismo el único especialista entre los reclutas, aunque ya se había dado cuenta de que había excelentes tiradores entre el resto y además ahora tenían soldados de la Space Force allí fuera.

En cualquier caso, después de lo sucedido el día anterior, no quería agarrar un rifle de nuevo. No aún. Los recientes recuerdos eran demasiado dolorosos. Además, él todavía tenía una herida que cuidar. Por eso, evitó a los mecánicos durante el día, para impedir que le pidieran su ayuda, si es que se les ocurría.

Se encerró en la biblioteca e hizo como que leía, aunque obviamente lo único que hizo fue pasar su mirada por encima de algunos libros que iba agarrando de forma totalmente aleatoria, deteniéndose en una página sólo si tenía fotos: «Demasiado texto», pensaba al ver un libro sin fotos. En la biblioteca estaba Thompson arrestado (¿Por qué estaba arrestado? Aún no lo sabía), pero René se mantuvo lo más alejado de él que pudo, en un rincón de la sala.

Unos minutos antes de las seis de la tarde, salió de la biblioteca para el recibimiento de los nuevos reclutas. Por qué no. Seguramente tampoco hablaría mucho con ellos, igual que no hablaba mucho con el resto. Pero qué demonios.


Mes 2. Día 3. Hora 18:00. Barracones

Llegó a la sala de esparcimiento y se sentó en un rincón, cerca de la mesa de billar, donde vio a Anne y su grupo jugando. Los observó en silencio. Los amigos de Mikhail, de ese hijo de una hiena. Bien muerto estaba. Ojalá existiera el infierno para que gente como él tuvieran un lugar para arder por toda la eternidad.

René vio desde ese lugar como entraban los tres nuevos reclutas y presenció el conato de discusión entre Anne y el nuevo, ese tal Demarco. Eylo intervino rápidamente con unas palabras bastante afiladas contra Anne. Sorprendentemente afiladas.

Algo pasó en el interior de René, quien siempre se mantenía en un segundo plano en las reuniones del domo. Algún filtro se le había roto y se lanzó a hablar como difícilmente era imaginable en él:

Bienvenidos al infierno —dijo en voz alta, con ironía, sin levantarse de su sillón—. Y sí, Demarco, bien dicho: ya estamos en la mierda, este puto planeta ES la mierda. Oh, por cierto, esa recluta con la que estás discutiendo perdió ayer a un amigo. Si me preguntas a mí, el tipo era un cabronazo de mierda, pero eh, era su amigo y ahora está muerto. Digo, para que lo tengas en cuenta, no sé —dijo encogiéndose de hombros. Miró a Eylo con seriedad al decir las siguientes palabras, que no dijo con acritud, sino más bien con cierta amargura y tristeza—: Quizá es mucho esperar que poco más de 24 horas después de lo ocurrido ayer todos tengamos que hacer como que no ha pasado nada, no sé. Al teniente seguro que le encantaría que pasemos a otra cosa rápidamente, que tengamos tiempo para cuidar de sus hijas, por ejemplo, yo qué sé, que hagamos como que todo está bien, pero no jodamos, nada está bien. Está todo muy jodido. No sé vosotros —dijo mirando en general a su alrededor—, pero yo tengo una puta resaca aquí —se puso el dedo índice en la sien al decir esto— que no me la voy a sacar tan rápido. Todavía tengo un puto pitido en los tímpanos, joder, y ya no sé si son los disparos, los rugidos de los bichos de mierda esos, los gritos de los heridos o mi puñetera cabeza diciéndome que la cagué ayer, que la cagué a lo grande. Joder, vi morir a Sarah, mierda, la vi morir en mis manos. ¿En serio tenemos que hacer como que eso ya pasó? ¿Cómo ha dicho Townhall? «Ahora debemos seguir adelante, blablabla». Vamos, hombre, a tomar por culo ya.

Después de esa explosión, guardó silencio. Posiblemente, habría sido mejor que se hubiera quedado callado, porque con esas palabras seguramente había conseguido ganarse la reprobación de todos al mismo tiempo: Anne, Eylo, Demarco y a saber de quién más. Joder, había criticado al teniente delante del resto de reclutas. Un genio para hacer amigos, damas y caballeros: René Carracci...

Notas de juego

«Demasiado texto» XD

Cargando editor
25/07/2021, 23:29
Jim Foster

Mes 2. Día 3. Hora 11.00 a.m. Gimnasio

Qué malas pulgas se gastaba Anne, yo que les había acompañado hasta el gimnasio con la mejor de las intenciones y aquella rata de dos patas no hacía otra cosa que recriminarme que estuviera allí - Mikh también era compañero mío, así que, vengo porque quiero - también Eylo se había apuntado y mucho más comedido había venido a decir lo mismo que yo.

Por los comentarios que soltaba la loca de Durrell estaba más que dolida pero por suerte aquellos sentimientos tan duros no eran compartidos por los demás o al menos, no de la forma en que aquella tía los soltaba - a ver, frena el carro. Tranquilízate, no nos ayudas con esa tensión - recordaba el suceso de Evan, la chica perdía los nervios con excesiva facilidad y esperaba que no se desarbolara, pero de seguir así, todo era posible.

- Cabeza fría, en caliente siempre se toman decisiones equivocadas - Donner parecía estar interesado en calmar la situación y Sthealer otro tanto, aunque coincidían en el fondo con Anne, para nada en los medios. Allí había tensión, aunque Eylo estaba tratando de conducir el conflicto a que se resolviera todo mediante el procedimiento judicial. Y parecía que Noor también apuntaba a ese mismo camino, según ella, bastaba con que se mantuvieran las declaraciones que calificaban a Billy de asesino para lograr una sentencia condenatoria y hacer justicia.

Eylo pretendía imponer orden y sobretodo respeto por los pasos que se estaban dando, seguro que todo venía en el código que habíamos estudiado y del que apenas me acordaba ya - por cierto, ¿Aislarás a Billy, no? Creo que Townhall te ha encomendado la vigilancia y bueno, el domo es pequeño ¿Va a dormir en el mismo barracón que el resto? - iba a ser difícil que alguien que está acusado de asesinato se moviera por el domo como si estuviera libre de toda sospecha, pero dudaba que Anne si lo veía en cualquier lugar no saltase a por él, en cierto modo, que estuviera en cualquier lugar podría parecer una provocación.

- Así que Carl Bristom jura que lo ha visto todo... - el tipo no era muy fiable, así que, si todo dependía de aquel recluta, igual un abogado avispado lo dejaba fuera de juego. Aunque si había más testigos, la cosa sería más complicada. De hecho, yo mismo había visto parte de los acontecimientos - yo vi a Billy disparar a Kurik - me había sorprendido el hecho en sí, no me creía que un soldado pudiera disparar a otro - He oído que Lizza disparó a Kurik por el asunto que tenían pendiente - analizado fríamente se podría hasta disculpar a Kurik pues en su caso sí que habría disparado contra Lizza por una cuestión de defensa, supervivencia pero en ese supuesto no estaba Thompson, él no estaba siendo atacado y sin embargo sí que atacó, además Kurik ya había disparado a Lizza, así que, no había defensa posible de su compañera - Kurik se defendió y fue Billy quien lo mató, a sangre fría - lo bueno de no hacer nada y esperar que el tribunal hiciera su trabajo es que descargada cualquier tipo de acción de venganza o castigo - Anne, no digas eso, no podemos empeorar la situación - como si las circunstancias no nos estuvieran enseñando que responder con odio a una situación conflictiva resolviera las cosas - aparte que si hacemos algo, nos echarán - no estaba sólo el hacer algo perjudicial sino también arrastrar las consecuencias.

- Mucho confiáis en la justicia, no? - de primeras te decían que había que creer en la honorabilidad de los miembros del tribunal pero no dejaba de ser un juicio humano, con sus aciertos y sus errores. Miro extrañada a Eylo tras soltar aquel comentario de que "él iba con la justicia" - ¿Y qué justicia es ésa, Eylo? ¿Acaso existe la neutralidad? Billy disparó a un compañero y lo mató, Lizza disparó a un compañero e intentó matarlo - Si éso era lo que se iba a juzgar, el veredicto parecía claro pero había oído que el padre de Billy era miembro de la Space Force como también lo era el padre de Kurik, estaba claro que iban a tratar de incidir en el proceso - La neutralidad es una quimera, no somos máquinas, tenemos sentimientos - No se necesitaba un juicio cuando las cosas estaban muy claras, salvo que... no lo estuvieran, apostaría porque salía el tema de la violación, la motivación de porqué había actuado así Lizza - pero sí, tienes razón... ésto es la Space Force, hay que seguir el procedimiento establecido, las normas - a veces se me olvidaba que había una estantería llena con códigos legislativos.

- Eylo, no pongas esa cara de póker, sabes tan bien como yo que, aquí hay dos bandos - incluso dirá tres, los que van con Billy y Lizza, con Kurik y los que se mantienen al margen - y para lograr esa pretendida unidad familiar de la que tanto hablas vas a tener que hacer algo más que confiar en que todo salga bien - que visto así, parecía que lo jugaba todo a una intervención divina.

Notas de juego

Eylo puedes si quieres contestar antes de la actualización