Partida Rol por web

PEC 12: Space Force

Capítulo 3. Nuevos horizontes

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31/10/2021, 20:06
Ambientación

Mes 3. Día 1. Hora 10.00 a.m. Cabaña del lago

Hacía frío. A pesar de que despuntaban algunos rayos de sol era aún demasiado temprano, como para disfrutar del verde espacio que les rodeaba sin llegar al pensamiento recurrente de que necesitaban ropa de abrigo. Algunos estaban en la cama; otros ya desayunaban tras aromatizar el paraje natural con un intenso olor a café y los demás, dividían sus actividades entre pasear, pescar o buscar un espacio personal donde meditar. En aquel sitio se respiraba paz y tranquilidad, lejos del mundanal ruido.

Recordar la experiencia vivida tras el ataque al PEC no era de buen grado, pero aunque nadie hiciera comentario alguno en voz alta, todos en algún instante, rememoraban escenas de aquel fatídico día y las actuaciones posteriores. Procedimientos que no habían llegado a comprender del todo.

El día 12 huyeron en una nave que les llevó directamente hacia la Comandancia. Fue un trayecto que les llevaría siete días, conviviendo en un espacio muy reducido, con racionamiento de agua y sin posibilidad de aseo personal. La irascibilidad se palpaba en el ambiente y quizás por eso, muchos de los soldados optaron por no comunicarse demasiado con sus compañeros, aunque siempre existían excepciones. Eran momentos de luto y dolor, incertidumbre y miedo.

El día 19 fueron recibidos en la Comandancia por un amplio dispositivo militar. Se les facilitó material de higiene personal, así como ropa de cambio. Pudieron comer caliente, pero no tuvieron tiempo para descansar, pues casi a continuación una nave de transporte les estaba esperando para trasladarles a otra región. Nadie les preguntó nada, solo les facilitaron una mochila que contenía una ropa de muda, un machete, una linterna y un botiquín de primeros auxilios.

El día 20 fue cuando la nave aterrizó en el claro de un bosque. Si hubieran observado bien el paraje por la ventanilla, sabrían que se encontraban en una región donde no había facilidades en las comunicaciones, apenas se veía una carretera rural y éstas parecían dirigirse hacia ninguna parte, pues las edificaciones estaban tan separadas y eran tan pequeñas desde su altura que, seguramente, no albergaban a muchas personas en su interior. Lo que sí sabían a ciencia cierta era que estaban en la Tierra, y por el frío posiblemente en la zona norte, siempre y cuando supieran algo de geografía.

Diez días fueron los que pasaron los reclutas en aquel remanso de paz. Sin comunicadores de tipo alguno. Aislados en ese lugar donde sólo podían disfrutar de la compañía de unos y otros, descansar y reorganizar ideas. Nadie habló con ellos, era como si aquel movimiento militar previsto por la Comandancia, fuera una estrategia más para ponerles a prueba.

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01/11/2021, 18:22
Ambientación

Diez días. Tiempo suficiente como para que los reclutas crearan sus rutinas y se movieran en grupos, según afinidades de carácter. Había más silencio de lo normal y eso podía deberse a la desconfianza que entre unos y otros se había generado, una brecha que los asterianos habían llegado a provocar con su presencia. Un éxito extraterrestre.

Por un lado Alvin y Becky se habían vuelto inseparables, solían salir a pasear por los alrededores del asentamiento, con el fin de recolectar bayas y raíces, aunque también aprovechaban la ocasión para tener intimidad. Narel, buena amiga de ambos hasta ese momento, cada día permanecía más alejada de todos. La joven eridiana ya no cocinaba para el resto de sus compañeros, se había vuelto esquiva, e incluso en más de una ocasión había optado por salir a dormir fuera de la cabaña, apartándose de los demás. Era consciente de que su presencia generaba desconfianza y no deseaba estar próxima a nadie, poniendo espacio de por medio.

Donner dedicaba buena parte de su ocio a cortar leña, justo en la puerta de la vivienda, mientras vigilaba a Zack, el cual permanecía esposado a una argolla que estaba sujeta en una estructura de madera, siempre a la vista de todos. La última orden con respecto a él fue: "Evitad que escape y ante todo, que siga vivo". Y poco más tuvieron que argumentar los mandos cuando les abandonaron en aquella región. Varios de los reclutas intentaron hablar con él, sacarle información, pero no decía nada que fuese medianamente útil, al menos por el momento.

Harold se había unido a Carl, Jean y Emory. Aquel particular grupo se movía siempre de un sitio a otro, principalmente recorriendo el perímetro de la región, como si estuvieran cartografiando la zona. Aquella unión ya era una constante, y a pesar de todo lo vivido, parecía que de alguna manera el cuarteto se entendía.

Lesly, Elon y Milena volvieron a ser un núcleo sólido e inseparable. Estaba claro que la confianza en los demás había mermado, y quizás el único que realmente tenía potencialidad de no tensarles era William, por su relación, ya por todos conocidos, con Kawalski. Respetaban a todos los compañeros, pero cuando dos de ellos dormían, uno siempre estaba de guardia.

Keira y Sue eran ya completamente inseparables. Ambas mujeres con quien más cómodas se encontraban era con Duncan, acompañándole siempre y cuando él deseara no encontrarse solo. La rubia no deseaba relacionarse con nadie más del Domo, apenas deparando en la presencia del resto de los cadetes, mientras que Sue, por el contrario, sonreía sin maldad a cualquiera de ellos, como si en el fondo confiase en la bondad de las personas. A pesar de todo.

Vera cada día estaba más fría y huraña. Solo le importaba una única persona y lo hacía constar en cada movimiento. Jim Foster era su mundo, y el resto de las estrellas del firmamento podrían estallar que poco le importaba si a la conductora no le salpicaba.

Yum Ziam, siempre callada, mantenía su actitud cauta ante los demás reclutas, manteniendo el trato agradable cuando alguien tenía la iniciativa de abordarla. Era la compañera infatigable de Einar, con quien se sabía, tenía más afinidad, dedicando el resto de su tiempo a Daya, alguien que le transmitía mucha tranquilidad.

Los sucesos del PEC habían generado brechas, y nadie parecía querer tomar la iniciativa de provocar acercamientos. No eran amigos. Eran personas que debían estar juntos para alcanzar un objetivo y que ya ni siquiera parecía ser común. Estar en el 12 o en el 20 ya no era tan relevante, porque existía la sensación de desconfianza constante.

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01/11/2021, 19:55
Capitán Adara Thyndall

Mes 3. Día 1. Hora 10.15 a.m. Cabaña del lago

Los recuerdos y ensoñaciones de los días anteriores finalizaron, cuando el sonido de una nave irrumpió en los ciclos naturales de aquella región donde residían. El lugar de aterrizaje se antojaba un tanto extraño, pues el sitio donde la aeronave decidió descender fue precisamente en medio del lago, demostrando el vehículo que tenía potencialidad para no hundirse, siendo un modelo mucho más pequeño que una starliner, manejable y dinámico para espacios con presencia de mucha vegetación. Seguramente en Innum sería un medio de transporte muy útil.

Las olas que provocó la nave llegaron hasta la orilla, el mismo sitio hacia donde se dirigía el armatoste de metal, parando su recorrido a una distancia prudencial para poder sacar una pasarela que conectase con tierra firme. Una vez el proceso fue efectivo se abrió la puerta del vehículo, saliendo de su interior seis personas. La primera de ellas una mujer madura por edad, que caminaba con seguridad y determinación. Sus cabellos caoba se agitaron por el viento mientras ella los apartaba del rostro. Todos la conocían de vista. Era la mujer que leía un libro en el disco el mismo día que fueron a reunirse con la capitán Heiss, la misma que asumió el mando en el trayecto de vuelta a la Tierra. La capitán Adara Thyndall.

- Reclutas del Domo 12. Cuádrense - Dijo con voz suave, llegando hasta la posición donde los cadetes se encontraban. Una vez cumplida la orden señaló el interior de la cabaña - Descansen. Es buena hora para mantener una charla que ha quedado pendiente entre ustedes y la Comandancia - Ya sabían al menos de parte de quien venían

La mujer de ojos verde azulados se encaminó hacia la vivienda, entrando en la misma mientras que el resto de sus acompañantes la seguían, cada cual tomando su tiempo.

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01/11/2021, 20:26
Sargento Naomi Corlett

La segunda en bajar del vehículo fue Dunne Grey, seguida por una muchacha que dio muestras de jovialidad en el disco del Domo, la cual se paseó en ropa interior por delante del resto de los cadetes, con más desvergüenza que pudor. En esos instantes no parecía la misma, entre otras cosas porque estaba debidamente uniformada, y mantenía un gesto de seriedad mientras observaba la estructura de madera que era la cabaña donde los reclutas se habían cobijado.

- Grey, haría falta reforzar los cimientos de esta construcción. Los materiales base serían tablones de madera, clavos y el barniz protector. Preciso dos mecánicos y yo misma me postulo como ingeniera. Si me consigues los pertrechos para la semana que viene, en dos días dejamos esto como nuevo... - Dijo tras poner ojo clínico en la vivienda.

El tono de voz que empleaba con Dunne era afable, no imperativo. Parecía preocupada porque todo lo que de base perteneciera a la Space Force estuviera bien cuidado para su utilización. Muy profesional en formas, a pesar de que pudiera haber dado otra sensación el día en que la encontraron por primera vez.

- Son bastantes cadetes, capitán Thyndall - Apreció tras percatarse de que había almas en aquella parte del mundo y no solo la cabaña de madera, fijándose de repente en los reclutas - Deberían volver al Domo 12 y seguir su instrucción con normalidad... - Por lo visto esta era una continuación de una conversación pendiente entre los mandos - No vamos a poder levantarnos de este golpe si no retomamos la vida con normalidad. Necesitamos completar las vacantes que han quedado... Ahora son demasiadas... - Por sus palabras parecía dar a entender de que la formación en el Domo 12 tocaba a su fin, una realidad que quizás no todos habían supuesto. Y ella, en el fondo, estaba preocupada por eso.

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01/11/2021, 20:38
Cabo Moad Wulftang

El joven atlético que había cogido a la sargento Corlett en brazos, en presencia de todos ellos cuando estaban en el disco, bajaba de la nave a continuación de la que se suponía, era su pareja. El hombre también mostraba la formalidad propia de un soldado de uniforme, en el pasado quedaron las risas y los juegos. Allí solo había realismo y determinación, las que se tomarían desde ese preciso instante.

- Sargento Corlett, con todo el respeto, las indicaciones de Comandancia han sido muy claras para los reclutas de esta unidad. Deben seguir el proceso por la vía alternativa, dadas las circunstancias - Parecía recordarle con sus palabras de que no debía extralimitarse con sus propias opiniones, quizás algo que era tendencia natural en la muchacha, una mujer demasiado joven como para ostentar el cargo que portaba. Debía ser muy buena en su campo de especialidad.

Naomi se giró hacia Moad y suspiró. No le rebatió, sabía que lo que decía era la manera adecuada de proceder, pero ella no terminaba de estar de acuerdo con ello, así que simplemente decidió seguir a la capitán hasta el interior de la vivienda, mientras que su pareja o amante, los límites no parecían estar claros, continuaba una ardua labor.

- Teniente West, ayúdeme con esto - Varias cajas de gran tamaño fueron desembarcadas, y el cabo, a pesar de demostrar que tenía una gran fortaleza, tendría que dar varias vueltas para llevar aquellos materiales hasta la orilla, atreviéndose a solicitar la ayuda de alguien con un rango muy superior al suyo.

 

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01/11/2021, 21:00
Teniente Lionel West

Los dos últimos en salir fueron el teniente West, el joven que se estaba haciendo un café en la barra del Disco, y Raven Sharmon, la callada mujer que había acompañado a los reclutas durante parte del interrogatorio con la abogada. El primero parecía ser un hombre dispuesto a colaborar, cogiendo una de aquellas cajas a pesar de su rango, como si no le importase lo más mínimo mancharse las manos. La segunda ayudó también, sin emitir palabra o sonido alguno, al menos hasta que el teniente le dio otra indicación.

- Soldado de primera Sharmon, sería muy agradable poder tomar un café. ¿Por qué no va a la cabaña y nos prepara uno bien cargado? - No usó un tono exigente, parecía más bien que quisiera evitar que la muchacha cargara con aquel armamento que estaban desembarcando. Sus motivos tendría. - Recluta Trump, McHillgraw, Demarco. Ayuden con esto antes de entrar en la cabaña, hagan el favor - El hecho de haber señalado a Sue como una posible ayuda eliminaba la idea de que el tipo fuera sexista, e indicaba algo, ya se conocía el nombre de todos los presentes y posiblemente, también sus especialidades. 

- Grey, es su momento, haga lo que ha venido a hacer - Le indicó a Dunne, la cual estaba a cierta distancia mirando la estructura de madera de la cabaña junto con Corlett - Por todos los astros, ¿por qué a mí nunca me mandaron a un sitio como este? Es impresionante... - Miró a su alrededor y respiró con profundidad el aire puro del bosque, parecía plantearse tomar unas vacaciones - ¿Alguna vez ha pescado Sharmon?... A mí me enseñó mi abuelo... Tengo un recuerdo bonito de él, aunque también la imagen mental cayéndome al lago... Ya sabes, la curiosidad natural de los niños...

Raven hizo un leve gesto de sonrisa, un milagro para quien la conociera bien, pues la mujer muy raras veces se dejaba llevar por sus emociones. West y Sharmon eran como la noche y el día, él dicharachero y alegre, ella seria e introvertida, dos formas de ser que encajaban perfectamente en el mismo escuadrón sin que hubiera conflicto.

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01/11/2021, 21:12
Sargento Dunne Grey

La bonita mujer de ojos verdes se giró hacia el teniente y afirmó con la cabeza, dando muestras de conformidad. Se acercó a Eylo, habían estado todo ese tiempo separados, a distancia y sin ningún medio de comunicación. Conociendo Yilmaz a Dunne sabría que no había tenido forma de mandarle mensaje alguno. Y teniendo éste conocimientos sobre vuelo, tendría claro que poca civilización había en aquella zona.

- En la caja número seis hay una cosa para ti - Le susurró cerca del oído, aprovechando para mantener cierta proximidad, pero era raro, no le había abrazado ni besado, manteniendo la compostura más que nunca, como si en aquel contexto le hubieran llamado al orden para actuar de distinta manera - Va a haber muchos cambios. La situación es grave. Es posible que estemos un tiempo sin vernos, ni hablar siquiera - La mirada de la mujer estaba ensombrecida pero no dudó en dar unas coordenadas - 128-45 en Protect. Tendrás que decidir si merece la pena. Te prohibirán ir allí, si lo usas puede que te echen. Si decides no usarlo, yo te esperaré. Tuya es la elección - Como siempre, todo lo que rodeaba a Dunne Grey era un jeroglífico, pero es que en aquel momento, no podía ser más clarificadora.

Tras haber dicho esas palabras Grey entró en la cabaña, donde la capitán Thyndall ya se había acomodado. La mujer de mayor rango se acomodó en una de las sillas individuales, situándola de manera que no le diera la espalda a nadie, permanecía callada, a la espera, mientras que Sharmon, callada como siempre, preparaba una cafetera, a pesar de que no hacía mucho tiempo más de la mitad de los reclutas habían desayunado.

- Reclutas, ella es la capitán Adara Thyndall - Presentó Dunne Grey cuando la pelirroja le dedicó una mirada significativa - Les he hablado de lo que sucedió en el interior del PEC, sobre todo en el nivel 9. Va a grabar vuestras declaraciones sobre lo vivido. Es el momento adecuado para hacer peticiones y preguntar dudas sobre vuestro futuro... Habrán cambios... - No indicó si a mejor o peor, pero por su rostro, tenía claro que a Grey personalmente, no le habían beneficiado.

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03/11/2021, 14:37
Eylo Yilmaz

Esos días en la cabaña del lago..

La dura experiencia en el PEC 12 había sido la inseparable compañera de todos y cada uno de los reclutas. Para Eylo había causado una disrupción enorme, el descubrimiento de los asterianos había provocado en el eridiano un oxímoron de sentimientos que competían entre el miedo y la excitación. Una parte de él se sentía exultante por descubrir que sus teorías acerca de la Anomalía de Eidolón eran ciertas, otra maldecía ese hecho precisamente. Pero, vencido ante la evidencia, asumió que pelearse con esas sensaciones no le iba a beneficiar en nada, había que mirar hacia adelante, seguir trabajando en esa dirección. En el interminable periplo por el vacío hasta la Tierra, Eylo estudió con obsesión el libro de cartografía que le cedió Quest, buscando encontrar algo en esos libros que pudiera sacar. La situación no le era ajena a Eylo, en hacinamiento y racionamiento no le eran desconocidos, pero quizá fuera la situación general la que le impidió concentrarse del todo en los planes de descubrir más sobre los asterianos. Pero todos sus planes, proyectos e intereses se frenaron en seco cuando les despojaron de los comunicadores y los confinaron en aquel lugar remoto de la Tierra.

Eylo obedeció sin quejarse, aunque por dentro estaba rugiendo de inconformidad. Temía que verse desposeído de una herramienta con la que distraerse le obligara a enfrentarse a la propia, y traumática, experiencia que había compartido con sus compañeros. No le faltaba razón. El estrés acumulado durante todo el mes anterior lo habían cargado como una pila, se sentía irascible y arisco, tornando al habitualmente afable eridiano en alguien seco y asertivo al trato. El conflicto interno de seguir tirando adelante o mandar a la mierda unos cuantos eran ideas que coqueteaban con él, ofreciéndose como vías para liberarse de toda la presión que había tenido que soportar a sus espaldas. No dormía bien, no descansaba bien y, para colmo, tenía la nociva sensación que todos sus esfuerzos por mantener a la gente del Domo unida o, al menos, con unos mínimos de cooperación, no habían servido para nada.

El eridiano se sentía en un pozo, sin salida, y que solo su terquedad parecía afianzar la idea de salir de él. Pero dejó a un lado esa empresa por ahora, incluso todos sus proyectos futuros, por uno más inmediato e importante. La opción de mandar a la mierda a unos cuantos perdió fuelle, se imponía su mentalidad gregaria por delante de la individualista. Quizá era arrogante creer que sus compañeros seguían confiando en él, que debía ser algo así como la argamasa de la destartalada unión del Domo, y puede que se justificara eso para no sentirse completamente inútil. Afrontar aquello le iba a costar, no un mundo, sino sistemas estelares enteros. Estaba agrietado, echaba de menos a los suyos y, para colmo, el sentimiento de culpa al que había sido resiliente hasta ese momento empezó a asomarse: ¿y si John y Anne habían muerto por su culpa? ¿y si hubiera sido capaz de adivinar las intenciones de Buck, Zack y Benedict antes? ¿Por qué no se dio cuenta de lo que había realmente debajo de Benedict? Preguntas, culpas sin respuesta que le asfixiaban cuando se atrevía a estar a solas.

Aquel paraje idílico le era absolutamente alienígena a Eylo. Había visto películas o documentales de lugares así, pero para un eridiano aquel mundo era casi irreal. Para alguien criado y madurado en la industria y el espacio, la cabaña del lago era una experiencia alienante. La verdad es que a Eylo le costó asociarse mentalmente a aquel lugar tan apacible, tan imposiblemente bucólico.

En un inicio Eylo intentó que todo el mundo se organizara en algo, más como una iniciativa para no verse atrapados por una apatía que por jerarquía militar. Propuso ciertas rutinas, pero pronto desistió y decidió predicar con el ejemplo, a pesar de esa responsabilidad que le pesaba, necesitaba un poco de libertad personal. Ejerció de líder del Domo cuando se le requirió, dio unas escasas instrucciones para que no se olvidaran que, a pesar de todo, seguían siendo reclutas de la Space Force y trató de instaurar un régimen de horarios para, al menos, seguir desayunando, almorzando y cenando juntos. En lo único que fue serio e inflexible, fue en las guardias de Zack, repartiendo este trabajo entre todos, menos en Harold y siempre en parejas. No iba a dar ninguna ventana de oportunidad para que huyera. Al margen de esto, evitó cualquier nivel conflictividad, pero tampoco se dejó avasallar por ninguna actitud que considerase inaceptable.

Se relacionó con mayor o menos frecuencia con la mayoría, sin casarse con ningún grupo en particular, teniendo charlas esporádicas con Alvin y Becky, mostrando preocupación por Narel. Y es que si en alguien se centró especialmente fue en ella, el recuerdo de lo acontecido con Lizza aun pesaba en él, y no iba a dejar sola a su amiga. Le hacia compañía a menudo, aunque solo fuera en largos silencios, trataba de arrancarle alguna sonrisa y le sacaba conversación de temas dispares para distraerla de sus fantasmas. Dado que no pudo disuadir a Narel de que durmiera apartada, él la acompañó en las noches que decidió hacerlo, no iba a dejarla sola, aunque también le procuraba tiempo para ella, no quería convertirse en una figura asfixiante para su coterránea. Las pocas ocasiones que pudiera verse a un Eylo más hosco era si llegaba a percibir algún comentario negativo hacia Narel, ya no tanto como una respuesta virulenta, sino que si tenían algo que decir contra ella que tuvieran el coraje de decírselo a la cara tanto a ella como a él. Podía soportar lo que pudieran echarle a él, pero hacia Narel no iba a ser tan displicente.

Tuvo tiempo para Donner, quien, en contexto, era quien había perdido más en poco tiempo. Se sentía impotente con él, puesto que creía saber el carrusel de sentimientos que podía estar atravesando el hombre. Charlaba con él, ofreciendo distracción y, ante la inevitable salida a colación del incierto destino de John y Anne, Eylo sentía un nudo en la garganta que casi le atoraba. Su inconsciente le exigía evitar hablar con Donner, pues era con él cuando sentía esa culpa con mayor fiereza, pero no podía dejarle solo ni tampoco desentenderse. Él había ordenado a John y a Anne que ayudaran a Joe, cosa que hicieron sin dudar, y aunque es cierto, un Soldado Espacial debe estar listo para morir, ¿cuándo tratan aquello de digerir el hecho de haber enviado a alguien a una posible muerte? Charlaba con Donner y, en alguna de esas charlas, prometió que en poder hacerlo.. trataría de saber más de Anne y John, que conocía a gente que podía viajar a los restos del PEC 12 y busca supervivientes. Quizá era una empresa peregrina, estéril, pero esa frágil esperanza aliviaba a Eylo y, quizá, también a Donner.

Sentía un poco de pena la ruptura provocada con la tríada que eran Lesly, Elon y Milena, pero lo comprendía. Los trató con cercanía, especialmente a Milena, ignorando las posibles actitudes suspicaces de los otros dos. Sabía que Lesly, y muy probablemente Elon, podrían triturarlo de proponérselo. Pero Eylo simplemente dedicó una cuota de mayor naturalidad a su trato, pues con el paso de los días su compromiso en tratar de, ya no de aparentar normalidad, sino de mantenerse como un puntal de racionalidad se iba fortaleciendo. Puede que, al final, la tranquilidad de aquel lugar le ayudara a centrarse después de todo. Quizá quien ayudara más a esa normalidad era Sue, con quien charlaba con mayor frecuencia que antes. Su personalidad era un bálsamo, lo había sido siempre, pero agradecía a alguien que tratara de afrontar todo aquello con aquel tempo. Imaginó que la procesión de la pelirroja iba por dentro, pero no se atrevía a preguntarle más, simplemente aceptó lo que le ofrecía y lo atesoraba. Si bien intentó conversar con Keira en alguna ocasión, respetó sus silencios, aunque intentó siempre que se sintiera cómoda esforzándose por endulzar su actitud hosca que parecía no querer despegarse de él.

No confiaba en Harold, y odiaba verse presa de esa desconfianza. Pero aun estaba candente el hecho de que, de acuerdo con el polígrafo, había mentido. El tecnólogo no se había mostrado sospechoso, desde luego, más incluso al contrario, pero dadas las circunstancias aquello no demostraba nada. Ni para bien, ni para mal. No acosó a Harold, pero no bajó la guardia con él. De hecho, no volvió a mencionar la hipotética identidad asteriana del tecnólogo más, quizá para alentar cierta normalidad entre todos y evitar un brote de paranoia en aquel lugar remoto. De esa guisa, con Zack intentó conversar en varias ocasiones, y aunque al principio le cuestionó más acerca de las razones por las que los asterianos odiaban tanto a los humanos y preguntó más acerca de ese supuesto crimen contra su princesa, pues intuía que buena parte de la animadversión asteriana nacía de allí. También preguntó acerca de la Anomalía y su naturaleza, y aunque tenía infinidad de preguntas, finalmente cesó esa empresa viendo que Zack no se mostraba cooperador. Las conversaciones derivaron a temas más mundanos, y aunque Zack respondiera en silencios o desdén, Eylo seguía dándole conversación aparentemente intrascendente, como si con ello pretendiera buscar algo en el prisionero.

No era demasiado discreto el hecho de que Eylo había roto su relación con Duncan. Se mostraba educado y asertivo con él, pero poco más. No confiaba en él, pero no por el hecho de que sospechara que fuera asteriano, sino por todo lo demostrado en los días anteriores. Ni buscó hablar con él y, en el caso que él lo hiciera, se limitó a tocar temas técnicos y de funcionalidad del grupo, si hubiera intención de más le dijo que en ese momento no le apetecía hablar de más. Que ni estaba con el ánimo, ni estaba con las ganas de hacerlo. Eylo tenía demasiada turbulencia dentro de él como para tratar de limar asperezas con alguien que, al fin y al cabo, no le caía bien. La relación con Jim tampoco era la mejor posible, la manera en cómo había reaccionado en todo el episodio del PEC y cómo había acusado de asesinos a tantos sin miramientos, y cómo se había lanzado al cuello de Narel pesaban demasiado en él. Esos días tampoco le dio ningún camino a reconciliarse con él, y es que aquel sendero lo había dinamitado sistemáticamente a ojos del eridiano.

Si hubo alguien que pudo ser un sostén para Eylo esos días, esa fue Daya. Se entendía con la innumita, y la presencia de esta le hacia sentirse menos solo. Hizo de la confianza en ella un baluarte, una suerte de faro en el que animaba a otros compañeros a inspirarse, a unirse, esperaba que la personalidad de Daya, más cercana que la suya al parecer, fuera un pegamento más sólido que el que podía ofrecer él mismo. Aunque trataba con normalidad a William, era consciente que aun pesaba la acusación de asesinato sobre él y que algunos, seguramente, lo seguirían viendo con malos ojos. Pero a esas alturas de la película quien quisiera ver al joven como un implacable asesino a sangre fría o peor, pues a Eylo le importaba una mierda. William se había arriesgado para salvar la vida de las hijas de Townhall, era un buen chico que actuó para proteger a alguien que quería, algo que hubiera hecho cualquiera de los presentes en su situación, y quien dijera lo contrario.. o bien mentía.. o bien era un cobarde. Las medias tintas en ese asunto habían cambiado para Eylo, y los garantes de la moral impoluta podían, bajo su punto de vista, irse al carajo. Nadie estaba libre de culpa, errores o faltas, y si William debía recibir un castigo, lo acabaría recibiendo, pero Eylo no lo iba a instigar. Estaba cansado de eso.

Con el paso de los días, Eylo intentó instaurar un par de iniciativas. La primera.. y posiblemente la más peligrosa.. hacerse cargo de la cocina, a falta de algo que le distrajera del silencio y los ratos muertos, aquello era beneficioso. Tomó el relevo de Narel, y aunque intentó en alguna ocasión animarla a unirse a él en la cocina, no le insistió de más. Eylo cocinaba para todos, y quien quisiera comer de su puchero de mezcla de batalla, era bienvenido sin distinción. El eridiano no era buen cocinero, tampoco era terrible, era funcional. Su guiso era de combate, sin más, gachas eridianas, y quizá aquello era una táctica para invitar a alguien más apto en la cocina a que le sacara de allí para salvar los paladares del Domo 12.

La segunda, se reunía en el exterior de la cabaña tras la cena. Allí encendía una hoguera en la que contemplar las estrellas y contaba historias y leyendas eridianas. Invitaba a quien quisiera, sin distinción, a unirse en aquel pequeño aquelarre de cuentacuentos y experiencias compartidas. Había muchas leyendas e historias misteriosas en Eridani, pero también sentía curiosidad por otras que pudieran contarle. En alguna ocasión apremiaba a Becky para que cantara y, con el tiempo, él también se animó revelando que Eylo tenia también buena voz para el canto, pero no la tenía entrenada. Esas pequeñas reuniones buscaban encontrar un hueco en concordia y hermandad, que tuvieran éxito o no era otra cosa, pero las repetía sistemáticamente cada noche. A veces cerca de Zack, como si con ello pretendiera apelar a su ignota empatía que hubiera podido desarrollar hacia los demás durante el tiempo que fingió ser uno más.

Al décimo día, una vez más, el aparente abandono terminó.

 Mes 3. Día 1. Hora 10.15 a.m. Cabaña del lago

La llegada de los mandos causó bastante incertidumbre en Eylo. Estaba un poco cansado de fabular acerca de si les habían estado poniendo a prueba o no, pero antes de que les mandara poner firmes, Eylo ya se había preocupado de hacer llamar a todos sus compañeros para recibir la visita. Ver a Grey, y con el rango recuperado al parecer, provocó en el eridiano confusión, alivio e inseguridad. Había pensado a menudo en ella, pero cuando estos pensamientos se hacían asfixiantes enseguida buscaba algo en lo que distraerse. A menudo era ella quien corría hacia él, ahora era él quien tenía el impulso de hacer eso, y no hacerlo le exigió mucho. Se mantuvo firme, pero su mirada viajó invariablemente a la de Grey, verla le reveló cuánto le había echado de menos.

Siguió con la mirada la conversación de los mandos, fijándose en los detalles que trascendían e interpretando lo que podía estar por llegar. La relación que mostraban los recién llegados generó en Eylo una sensación de calma leve, no percibir la rigidez marcial habitual del brigada Joe, aunque pensar en él hizo que, sorprendentemente, se dijera que ojalá estuviera allí. Amagó un suspiro y vio, con cierta sorpresa, como Grey se acercaba a él.

Lo entiendo. Bien.. —no supo que más decir, aturdido por la interacción y por lo que decía. Asintió, su mirada decía infinitamente más de lo que sus palabras dejaron relucir. Ese abismo físico, a pesar de la cercanía, hería, hería profundamente. Eylo apretó los puños, tensó toda la musculatura, y solo adivinó a decirle con los ojos que la había echado de menos. Pensó en lo que debería haber en la caja seis para él, pero eso debería esperar, debían tratar con la capitán Thyndall.

Señora, recluta Yilmaz —se presentó tomando la iniciativa de ser el primero en hablar, aunque imaginaba que sabía de sobras quien era —. Después de la reunión con la abogada del recluta Thompson y pasar el resto del día a la espera, fuimos despertados de madrugada para ser informados del asesinato de.. —mencionar el nombre de Noor después de tanto tiempo le otorgó una nueva dimensión al golpe que suponía su muerte. No le caía bien Noor, pero tampoco le deseaba la muerte, recordarlo era un elemento más en el océano de contradicciones en el que debía navegar el eridiano —.. la recluta Joyce.

Pedimos margen para investigarlo, ya que todo el Domo 12 era sospechoso. El recluta Caracci —René, pensó Eylo, fuiste un estúpido, pero tampoco te merecías eso. Un sentimiento de rabia y pena eran preponderantes en su imagen de René, a veces más rabia, a veces más pena —...se autoinculpó, aunque posteriormente confesaría que lo había hecho para dar tiempo a la investigación y que, al menos, el peso de la culpa recayera sobre él y no sobre el Domo 12.

Las investigaciones terminaron en el momento en que se transmitió por comunicador la irrupción de la recluta Foster y la sargento Grey al camarote de.. —¿cómo llamarlo? —.. Buck. En ese momento fueron apresados los tres y enviados al nivel 9, donde pedí que todos los reclutas se reunieron para poner en común lo descubierto. Tras poner en común lo descubierto, había indicios que Buck estaba implicado en el asesinato de Joyce —se ahorró detalles sobre la investigación en si en aquel momento, ya deberían tenerlos y creía que, a esas alturas, los pormenores eran irrelevantes, si alguien quería apuntillarlo, bienvenido era —. Se realizaron pruebas toxicológicas, huellas de pelea y me ofrecí para tratar de hacer un seguimiento de los movimientos de Buck a falta de cámaras de vigilancia. Hubo problemas en comunicaciones, la.. Anomalía de Eidolón estaba afectando los sistemas del PEC 12. Su señal había invadido las comunicaciones, interfería los aparatos y los inutilizaba. Colaboré con el capitán al cargo de seguridad tecnológica del PEC y su equipo para aislar la señal, pero su intensidad se fue reduciendo gradualmente hasta desaparecer.

Tenía mucho más que decir de la Anomalía, sus sospechas y sus hipótesis, pero eso quedaría para la siguiente parte del asunto.

Se realizó la prueba de polígrafo en los sospechosos que apuntaban las pruebas: Buck, Benedict, Zack y.. —apretó los labios, incluso ahora le costaba decirlo, evitó mirarle al mencionarlo —.. Harold. En todas las preguntas realizadas mintieron, lo cual les señalaba como principales sospechosos. Cuando les enfrentamos, los tres primeros se revelaron como agentes encubiertos de los asterianos, una raza alienígena desconocida, que se habían infiltrado con el fin de dinamitar la confianza entre nosotros y atentar contra la humanidad, demostrando un claro desdén y odio por nosotros —mencionarlos le hizo recordar —. Afirmaron actuar en nombre de su imperio, pero.. había mucho más soterrado en lo que decían. Parecían ser un grupo rebelde, se autodenominaron Fuerza de Resistencia Asteriana, por lo que entiendo que no nos enfrentamos a la totalidad de su raza, sino a este grupo dirigido por el que llamaron general.. —hizo memoria, eran muchos nombres, pero tenía buen seso y era una de las cosas que había estado dándole vueltas desde el PEC —..general Harel Dionn. Según dijeron su imperio pecaba de excesivamente pacífico, y por eso parece ser que este grupo extremista actúa al margen de su autoridad principal. Aunque solo son conjeturas.

Eylo se detuvo para tomar aire, serio, se notaba que el eridiano le había estado dado vueltas a ese asunto. Si querían información, la tendrían y, de poder investigarlo, más aún.

Buck se identificó como su capitán, llamándose realmente Dekeverz, creyendo que no íbamos a sobrevivir habló de más —o era eso, o era una treta más, pero era cuanto tenían —. Que si queríamos respuestas debíamos ir a la Órbita de Tarvos, ubicación que no he podido cotejar en un mapa estelar aun. Que sus motivaciones eran por.. amor y venganza, afirmaron que su princesa imperial había sido usada.. —dudó unos instantes, miró a la capitana pensando en el hecho de que sabían mucho, quizá secretos de la misma Comandancia —.. para experimentos e investigación científica en laboratorios humanos. Habló de hace siglos, o al menos que habían estado preparando esta hasta poder tener posibilidades de atacarnos, que lo que definieron como Áster nos perdonaba, pero su facción fanática y extremista no —respiró hondo, tocaba la gran revelación, como si fuera una, de todo aquel trasunto bélico intergaláctico —. Señora, estos asterianos están detrás de los skullreps. No sé si por alianza, porque son creaciones suyas, pero los skullreps son su herramienta para atacarnos.

Expuestas las intenciones de los asterianos y la conversación que tuvieron con ellos, el eridiano se mojó los labios para proseguir con su exposición.

Cuando el PEC fue atacado, el brigada Joe se disponía a ejecutar a Buck, pero una sacudida impidió que lo hiciera. Buck.. Dekeverz se lanzó contra él —apretó los labios —. Mandé a varios de los reclutas a que le ayudaran y retuvieran a los otros dos. Pudimos encerrar a Benedict y.. —la exposición de Eylo solía ser sin fisuras, pero afloró un poco de duda y culpa en lo que dijo, el fruto de una autoexigencia desaforada —. Y ordené a la recluta Waist que retuviera a Zack.. el cabo Roslet según entendí.. para llevárnoslo con nosotros. De nada iba a servir salir vivos del PEC sin poder tener pruebas físicas de lo sucedido. Terminamos separados en cuatro grupos. Por un lado el cabo Malbone, la soldado de primera Sharmon y los reclutas Foster, McCarthy, Ziam y Andersen, que se dirigieron a recuperar la computadora de McCarthy ya que contenía distintas pruebas médicas de todos los miembros del Domo 12. El recluta Thompson y la sargento Grey —se resistió a mirarla una vez más, aunque su interior bramaba en hacerlo —se separaron para buscar a las hijas de Townhall. El brigada Joe y los reclutas.. Stealer y.. Durrel se quedaron atrás reteniendo a Buck.. —de nuevo un latigazo de culpa —. El resto ascendimos junto a la sargento Quest hacia el nivel de evacuación. Cuando abandonamos el PEC, llegué a ver una flota de pequeñas naves.. ¿una treintena conté? Quizá más.. Luego.. abandonamos la zona. No vi más.

Recordar aquel episodio causó en Eylo cierta satisfacción, un oasis positivo en el que todos salieron de una pieza, que todo funcionó como debería funcionar. Se mantuvo en su discurso aséptico, marcial, ante la capitana.

Recogimos armas en la armería del siguiente nivel, pero fuimos atrapados dentro por una compuerta en fallida. Por fortuna no nos retrasó, pudimos manipular la compuerta para salir de allí y seguir adelante —prosiguió obviando el hecho que fuera él quien logró abrir la puerta, para Eylo no era un hecho remarcable como ya le dijo a Quest en su momento, era su papel, tan importante como el de sus compañeros manejando los subfusiles derribando skulls —. En el nivel 6 enfrentamos a un grupo de skulls en un restaurante. No sabíamos cómo habían accedido, pero asumiendo que no podíamos retroceder, decidimos avanzar rápidamente hasta la salida. Pero.. Zack.. dijo algo en su lengua —en su mente reverberaron esas palabras, grabadas a fuego en su mente y.. extrañamente.. casi familiares para él —. Ordenó a los skulls que nos atacaran. Todos.. —en esta ocasión, su mirada sí recabó en sus compañeros, los que estuvieron allí, luchando juntos —.. lucharon con habilidad y coraje, a pesar del miedo, incluso algunos de nosotros se lanzaron al cuerpo a cuerpo para acabar con los alienígenas. Salimos ilesos para seguir adelante hasta llegar al disco. No hubo más incidentes, señora.

Esperaba hacer sido claro en lo expuesto, lo más importante creía haberlo contado, otros compañeros completarían esa información, pero también lo que pretendía añadir a continuación.

Señora, hice una grabación de todo el episodio del restaurante. Tanto de los skulls como de las palabras de.. Zack.. Roslet —no sabía cómo llamarle aun, respiró hondo, pero ante de proseguir había algo que quería saber y le era imperativo —. ¿Se ha sabido del Anne? ¿De John? ¿Del brigada? Señora, yo.. ordené a Anne y a John que apoyaran al brigada, pero.. —se descompuso apenas un segundo, y se recuperó al instante, fatigado mentalmente por toda esa presión. Debía aprender a gestionarlo si quería seguir con el camino marcado —. Cumplieron con su deber, señora. Como Soldados Espaciales, pero si no hay confirmación de su muerte.. o de muchos otros, quizá estén allí.. en algún lugar.

No quiso dejarse vencer por el abatimiento, seguir adelante. Si la fatalidad los había alcanzado, rendirse y claudicar no era una buena forma de hacerles memoria. Alzó la mirada hacia la capitán, presto a seguir adelante.

He estado la mayor parte de mi vida estudiando la Anomalía de Eidolón. Mis padres.. —un latigazo de pena —.. vivían en la estación Políxene, que la monitorizaba hasta su.. destrucción. Yo también he seguido indagando en ella, pero siempre sospeché que se trataba de una transmisión alienígena desconocida. Creo que es una especie de inhibidor, puede que mucho más, una especie de encriptado para mensajes de todo tipo —hablar de algo que le apasionaba era un tanto paradójico para la gravedad del asunto, la mención de Políxene no era baladí, quizá la Comandancia poseía información clasificada de las investigaciones de la estación —. La Anomalía fue detectada antes del ataque skullrep del Domo 12, también antes del ataque al PEC 12, en palabras de Benedict la generaron ellos con tecnología humana, así que es posible recrearla de alguna manera. También parece que es la que precede a los ataques skulls, quizá inutilizando los sistemas de sensores, pero esto ya son conjeturas. Necesitaría tiempo para cotejar datos. Quiero seguir investigándolo, señora.

Obvió mencionar más detalles del asunto, como el de las apariciones, pero siguió centrado en su objetivo. Mantener la mente ocupada era un analgésico para Eylo.

La sargento Quest recuperó libros cartográficos del camarote de Buck, Benedict afirmó que había datos en lengua gunpe y asteriana en ellos. Dijeron que contenía una guía estelar para llegar a unas coordenadas espaciales, quizá la ubicación de Tarvos u otro enclave asteriano, quizá hasta el propio Eidolón oculta uno —fabuló, eran muchas cosas, y era consciente de que no iba a poder abarcarlo todo de golpe —. Señora, sé que soy un recluta.. somos reclutas, pero dejadnos ayudar. Aunque sea aislados aquí, facilítenos la información. Mi grabación del comunicador, aparatos de medición, una copia del libro para investigarlo. Esta todo conectado.. los skullreps, los asterianos, la Anomalía, las coordenadas, Tarvos, lo que sucedió con esa princesa asteriana hace siglos.. puede que incluso podamos llegar a contactar con los asterianos opuestos a la facción de ese general, buscar una camino para terminar con esta guerra —el discurso de Eylo empezó a tomar tintes apasionados, en creciente, no ocultaba que todo aquello, incluso en medio de la desolación y compungimiento general, era algo que le tocaba muy de cerca casi de forma vocacional —. Nuestros enemigos nos han subestimado, ahora tenemos una ventaja, una oportunidad para reubicarnos en esta guerra. Dejar de estar a la defensiva, tomar la iniciativa en todo esto.

Tomó aire en ese momento, no era consciente de cuánto había hablado, quizá demasiado. Entonces cayó en el funesto recuerdo de lo que aun pendía, miró a Harold unos instantes, apretó los labios, no podían arriesgarse más. Volvió la mirada hacia la capitán.

Señora, sé que todos somos sospechosos de ser asterianos encubiertos —era una evidencia, negarlo seria estúpido —. El recluta Cook pasó por la prueba del polígrafo, mintió cuando se le preguntó si había perdido las pastillas que se usaron para envenenar a la recluta Joyce, y también mintió cuando negó conocer a los implicados en su asesinato. También se corroboró que para afectar a los sistemas de seguridad del PEC, una persona no era suficiente, y Harold.. —le daba rabia, una rabia infinita, que los dos miembros de su equipo, aquellos con quien había estado colaborando día a día, fueran.. —. Harold es un experto en tecnología como lo era Benedict. No hay más pruebas que esas, pero a tenor del hecho que el resto de asterianos eran vulnerables a las pruebas del polígrafo, no hay razón para pensar que errara con Harold. No hay más pruebas, señora. Pero.. las que hay.. son importantes. Es cierto que se lanzó a combatir a los skulls en el PEC12, pero dado que parecen haber sido diseñados, creados o utilizados por los asterianos, quizá podía lanzarse contra ellos con la seguridad de que no iba a ser atacado. No lo sé, son pruebas al respecto, e importantes. Creo que debería saberlo.

No quiso ser especialmente incisivo con Harold, expuso lo que había y eran dudas, pruebas, razonables y sólidas. Negar esa evidencia seria faltar a la verdad, no se trataba de una acusación a ciegas, era una exposición de hechos. Huelga decir que estuvo pendiente a las reacciones de Harold desde ese momento, analizar cómo reaccionaba ante eso, no creía que fuera aceptar la evidencia de que era un asteriano, si realmente lo acababa siendo, por lo que se preparó para un contraataque dialéctico por parte del tecnólogo.

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04/11/2021, 09:58
William P. Thompson

La situación en el PEC 12 había acabado explotando y nunca mejor dicho. Se había perdido uno de los baluartes de la humanidad en la guerra permanente en la que se había instaurado la sociedad. Habían participado en su primera gran confrontación y habían perdido un sentimiento que se palpaba ya en el propio anillo que les debía llevar a la Tierra. Como unidad nunca habían tenido un buen desempeño, cada uno tratando de hacer la guerra por su cuenta y finalmente la realidad les había golpeado con toda su crudeza. No es que hubieran podido hacer nada para cambiar las tornas, lo máximo a lo que podían haber aspirado era a obtener pequeñas victorias que pudieran aplacar el sentimiento de derrota que en ese momento les llenaba por completo. 

La llegada a la comandancia no les había aportado ninguna respuesta a lo sucedido, simplemente les habían embarcado de nuevo con un destino incierto, al que llegaron el día 20. Los ánimos estaban bajos, eso estaba claro. Eran un grupo de reclutas que cada mes perdían más miembros. Poco a poco, el número de reclutas iniciales se había ido reduciendo a pesar de los refuerzos recibidos tras las primeras muertes. Y los que quedaban, no se mostraban demasiado unidos. Recordando la primera reunión que tuvo con Townhall, William decidió poner de su parte para fomentar la unidad del grupo, incluso aunque tenía aún grandes y fundadas dudas respecto de Harold. Sin embargo, ya había comprobado de primera mano que él no era capaz de movilizar al resto. Se acercó en alguna ocasión a Becky y Alvin. Con ella siempre se había llevado bien y él le caía muy bien, aunque no se hubieran relacionado tanto como quisiera, pero el tiempo al final se convertía en un enemigo imparable contra el que no había nada que hacer. Entendía esa necesidad de estar juntos y sentirse seguros el uno con el otro. Pero si esa seguridad se limitaba a ellos dos nada podría salir bien, incluso les pidió que se acercaran más a Narel. Pues estaba totalmente seguro de que ella era inocente y el engaño que había sufrido le incitaría a apartarse cada vez más, ella era su amiga y ahora es cuando más les necesitaba. Esperaba que con su ayuda, pudiera cambiar la deriva a la que se adentraba peligrosamente. 

Alguna mañana acompañó a Donner en el corte de leña, demostrando que las capacidades físicas no eran desde luego el punto fuerte de Thompson, optando por mantener buena voluntad para tener hidratado a su compañero y tratar de mantener una charla sin tratar nada concreto, simplemente quería mantener la mente del otro recluta ocupada y mostrarle que tenía gente con quien hablar. Con Keira y Sue decidió practicar durante una tarde. Estaba dispuesto a cumplir con lo hablado en la enfermería, practicando tiro con Sue e infiltración con Keira. Las distancias se hacían cada vez más patentes dentro del grupo que deberían ser y que parecía imposible que fueran. Además, con Sue era tan fácil llevarse bien. Había incentivado la creación de una especie de campo de tiro, en el que colocarían unos objetivos con forma humana y distintas dianas con puntuaciones. Era importante mantenerse ocupados. Una vez terminados los objetivos, llegó el momento de establecer las puntuaciones. 1 punto para las extremidades, 3 puntos en el abdomen, 5 puntos en la cabeza y 10 puntos en la entrepierna. Posiblemente no fuera muy practico ese sistema de puntuaciones, pero si conseguía obtener al menos una sonrisa de alguien sería un gran punto en lo que a la moral se refería. 

Las mañanas las dedicaba a pasar tiempo con Milena y Lesly, a quien le había pedido aprender lucha cuerpo a cuerpo. Era algo en lo que se veía profundamente torpe y la lucha que habían llevado a sus puertas le gritaba silenciosamente la necesidad de aprender a luchar en el cuerpo a cuerpo, algo que como bien había comprobado estaba muy lejos de sus aptitudes. Por lo demás, todas las mañanas sacaba tiempo para compartir con Kawalski. Ya fuera paseando por los alrededores, o practicando exploración con Elon y Lesly. Resultaba que Billy no lo hacía nada mal moviéndose por el bosque. No tan bien como lo hubiera hecho en un edificio conocido, pero resultó que algún día incluso trajo algo de caza para tratar de animar las comidas que desde que Narel había dejado de cocinar, habían bajado el nivel de forma alarmante. También sacó tiempo para charlar con Narel. Quería mostrarle su confianza plena, hacerle ver que aunque en su momento alguien pudiera haber sospechado de ella, no era el caso de la mayoría y que desde luego ahora mismo nadie podría sospechar de ella. Dotter había sido una víctima, igual que los demás, sólo que ella de manera más personal y dolorosa. No cejaría en su empeño hasta que al menos tuviera la sensación de que su discurso sobre la necesidad de que volviera a integrarse empezara a calar, asegurándose de ser testigo de los primeros pasos en la vuelta al grupo. Ante una posible duda sobre la confianza que pudieran tener, William le mostraría su confianza en ella, girando 180º sin previo aviso, cerrando los ojos y dejándose caer de espaldas para que le sujetara. - Confió en ti, con los ojos cerrados - Terminaría diciendo.

Uno de los días, para tratar de rebajar la tensión incluso se atrevió a preparar la comida, haciendo un plato que él llamaba "Macarrones al bicarbonato". Como bien especificó, no es que llevasen bicarbonato, sino que era preciso tener bicarbonato a mano después de comerlos. Había un problema enorme en el grupo de reclutas, uno al que nadie parecía hacer frente y era la moral. La moral estaba muy baja, no sólo por los distanciamientos internos, si no por la primera derrota sufrida, una derrota total y dolorosa. Decidió empezar aquel estropicio de comida con una especie de discurso, algo que llevaba varios días pensando y que finalmente había decidido compartir, tomando un cariz serio y profundo. - Soy consciente de que hemos perdido. Todos y mucho. Pero si algo nos representa como humanidad es la capacidad de levantarnos para seguir luchando por algo mejor. Esta ha sido una batalla... una dura batalla. Pero la guerra sigue, puede seguir con nosotros, o sin nosotros. Después de lo visto, no puedo dejar que siga sin mi. No por el ejercito, no por los asterianos, ni siquiera por los Skulls. Es por todos los demás, por todas las familias que existen y que existirán. Por todos aquellos que dependen de gente como nosotros para poder llegar a vivir en paz y a salvo... Simplemente creo que es importante, especialmente en momentos así recordar porque hacemos lo que hacemos... Y sobre todo... - Pequeña pausa para levantar el vaso de bebida - Debemos recordar que lo más valioso que tenemos para enfrentar a nuestro enemigo somos los que estamos aquí sentados. Lo más importante no son las armas, o la tecnología... si no nuestros compañeros... Distanciarnos y separarnos sólo consigue ponérselo más fácil a nuestro rival - Después de lo cual bebió un largo trago y se dispuso a comer, tras señalar el bicarbonato encima de la mesa, se propuso relajar el ambiente tratando temas más distendidos y ligeros durante la comida. 

Un par de noches, decidió ofrecer a sus compañeros algunos números de magia, con Milena como ayudante, la cual sabía algunos de sus números. Esto también pretendía que sirviera para acercar a todos, incluso a ellos tres con el resto. Estaba claro que Lesly, Elon y Milena, se habían mostrado como un ejemplo de lo que debería ser un soldado y el hecho de que se aislaran del resto podía minar también la voluntad de unión. Era importante que estuvieran todos juntos, aunque sin quitar el ojo de encima a Harold en ningún momento. Dedicó tiempo a estar también con Eylo y Daya. Esperaba que el primero entendiera porque hizo en el Pec lo que había hecho. Además el saber que estaban a salvo, era como un bálsamo para él. Sentía que a pesar de la derrota, había tenido su pequeña victoria. Salvar a las pequeñas, era lo que le daba ánimo y fuerzas para sentir que estaba en el camino correcto. Aprovechó para ponerse al día con Banerjee, que al final los días en el PEC, les habían llevado por caminos bastante diferentes y quitando aquella cena esporádica no habían podido compartir mucho tiempo. 

Habían sido unos días bastante ajetreados, disfrutando de aquel remanso de paz, aunque sin dejar de lado el trabajo en el mayor punto débil, a ojos de Thompson, que suponía su debilidad como grupo, su falta de unión. Esos días habían terminado. La aparición de una aeronave fue la bandera que marcaba el fin de ese tiempo apartados. La capitán Adara Thyndall, fue la primera en bajar del transporte, solicitando más que ordenando que se cuadraran, aunque viniendo de alguien con su cargo, cualquier solicitud bien podría ser una orden. Billy se cuadró como dictaba el protocolo. La siguiente que bajó ofreció una perspectiva que daba pie a intuir bastantes cosas, una de ellas y bastante relevante era que su instrucción había, de alguna manera, finalizado. El siguiente en hablar, habló de una vía alternativa, que parece ser, es la que iban a seguir ellos. La curiosidad natural del joven William le impelía a preguntar, aunque decidió mostrarse cauto, pues estaba claro que era algo que descubriría más pronto que tarde. Después salieron Sharmon y otro hombre que parecía ser teniente. Su manera de comportarse, tan amable podía esconder muchas cosas, así que por ahora, William quedaría a la expectativa. Por mucho que la soldado de primera, dijera que lo que se hablara en aquella sala cuando se reunieron con la abogada y se quedaron hablando quedaría en absoluto secreto, no dudaba que había compartido lo que allí pasó con sus mandos inmediatos, sobre todo dada la situación actual. Temía que fuera algo que no hablara muy en positivo del grupo. Una leve mirada hacia el resto, le llevó a la conclusión de que estaban prácticamente condenados. Llamarlos grupo sería excesivo, demasiado individualismo junto. Parecía imposible que llegaran a trabajar como un grupo unido. Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, pero ya le quedaba tan poca. Observó a Milena, sintiéndose algo confuso por estar agradecido de haberse vuelto a encontrar con ella, pero pesaroso por que hubiera dado con un grupo así. Ella hubiera sobresalido en cualquier grupo unido, lo cual iría en favor de su supervivencia. Pero en este, todo podía resultar más complicado. 

En cuanto se sentaron en la cabaña, llegó el porqué de la situación. Les preguntaban sobre lo ocurrido, preguntándose a si mismo Thompson, cuanto habría de remontarse. Esperó pacientemente, pues en realidad no era un momento en el que quisiera llamar la atención, no sabía que iba a ocurrir con el juicio pendiente sobre él, aunque tenía sus dudas sobre sacar el tema a colación. Por un lado, consideraba que si se debía realizar cuanto antes mejor, por otro lado, si podía evitarlo pensaba que sería lo mejor. Escuchó con atención lo que decía Eylo, anotando mentalmente todo el asunto de la anomalía de Eydolon, algo sobre lo que le preguntaría más adelante y en profundidad, pues parecía estar íntimamente relacionado con el asunto de los asterianos. Decidió intervenir con un par de apuntes que le parecían importantes y también para remarcar algo relevante que había dicho Yilmaz, pero a lo que quería aportar un cariz más significativo, pues puede que toda la raza humana estuviera en juego en este aspecto. - Señora. Si me permite - Hizo un gesto como para levantar la mano, aunque se detuvo a medio camino sin tener bien claro el método correcto de proceder - Me parece relevante, el hecho de que ellos mismos pertenezcan a una facción o un movimiento separado de su propia rama de gobierno u organización. Como bien apunta Eylo, estaban descontentos con la actitud pacifista de su propia sociedad ante lo que fuera que ocurriera en la órbita de Tarvos, sobre todo al considerarnos tecnológicamente inferiores a ellos. Sería fácil sospechar que una de sus múltiples intenciones, fueran provocar un sentimiento de animadversión entre nuestras razas, para que llegado el momento, nuestra respuesta hacia ellos fuera siempre belicosa y así forzar a su propia raza a actuar con violencia - Había meditado mucho al respecto y estaba casi seguro de que esa era la principal razón por la que habían actuado así - Estoy convencido, de que las naves que atacaron, pueden llegar a ser identificadas y sin tener esto en cuenta, llegado el momento, cualquier nave asteriana fuera tomada como enemiga, declarando una guerra que tiene claro, este movimiento, que no podemos ganar - Había otros temas anteriores a tener en cuenta, asuntos sobre los que Billy había meditado durante estos días de relativa paz - También quiero hacer una especie de llamamiento a la calma, creo que su infiltración es más limitada de lo que las incalculables perdidas, tanto en vidas como en seguridad nos quieren hacer sentir. Posiblemente este golpe, estuviera más destinado a minar nuestra moral y esa sensación de seguridad y control para que el alarmismo y la desconfianza fuera sembrada de manera indiscriminada en la Space Force, llegando a convertirnos prácticamente en un enemigo más a nosotros mismos. Si echamos la vista un poco más atrás, nuestro Domo fue atacado, pero también porque teníamos infiltrados con libre acceso a las telecomunicaciones, permitiéndoles transmitir las coordenadas de ataque. Además que justo, Zack llegó tarde el día del ataque. Eso podría responder una de las grandes preguntas que he tenido desde que sufrimos aquel ataque... ¿Cómo viajan por el espacio los Skulls? Habiendo comprobado, que son una especie principalmente básica, carente de una sociedad evolucionada y una estrategia básica, cualquiera podría pensar que el hecho de viajar por el espacio es una característica totalmente fuera de su alcance, por ello requieren ayuda. Igual que el ataque, fue posible por la infiltración de miembros con acceso a las coordenadas y a un medio de transmitirlas. Posiblemente hayan tratado de dar su golpe maestro, invirtiendo gran parte de sus recursos, pues no dejan de ser un movimiento dentro de su sociedad y no disponen de todos los recursos de la misma. Su capacidad de actuación se ve limitada - Aunque hablaba, el tono parecía casi que fuera más para si mismo, como si estuviera rememorando sus propias preguntas más para si mismo que para los demás - Hasta ahora, han creado un enemigo. Los skulls. parecería factible que con sus limitados recursos, hubieran decidido buscar una especie agresiva con un elevado índice de reproducción para que les sirva de amenaza permanente, convirtiéndose ellos en meros taxistas espaciales, llevando el peligro allí donde considerasen necesario - En el momento de decir, lo de taxistas espaciales en forma despectiva se fijó en varios de sus compañeros tratando de ver sus reacciones, principalmente en Harold y en el grupo con el que se juntaba. - No pretendo decir que no haya peligro, pero si, que su capacidad de infiltración quizás no sea tan profunda como nuestra propia sensación de inseguridad tras lo ocurrido nos querría hacer ver. Pero posiblemente si otros Domos no han tenido ataques de este estilo sea porque no tenían infiltrados, aunque es bien posible que tengan otras misiones... Supongo que lo más importante sería encontrar un modo de identificar a los infiltrados... - Llegaba el momento de las preguntas. Eylo ya había preguntado por John, Anne y el brigada, al menos eso le quitaba una de las muchas preguntas que pensaba realizar - Además de la situación de Stealer, Durrel y el brigada... Mi hermano y mi padre iban a viajar al PEC 12. Querría saber si estaban en el PEC durante el ataque y en caso de estar, si han sobrevivido - Su voz se quebró ligeramente al terminar la frase, como si la idea de que hubieran caído fuera algo que no pudiera digerir en aquel momento. - También querría saber la situación de Gleason y las hijas de Townhall... - Luego continuó después de mirar durante un momento a West y suponer que ahora estaban al mando de ese teniente, temiendo la respuesta, junto con la frase que recibió Quest una vez desenganchados del PEC, le daban pie a esperar lo peor - ...así como el estado del teniente Townhall - 

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Tirada oculta

Motivo: Advertir, palabras Grey a Eylo

Dificultad: 0

Habilidad: 15

Tirada: 4 4 6

Total: 4 +15 = 19 Éxito

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04/11/2021, 22:30
Duncan "Duke" McCarthy

Se habían salvado, de todas las buenas personas, personas útiles para la causa humana, soldados con gran experiencia, de todos esos se habían salvado ellos, unos desarrapados que parecía que en lo único que se ponían de acuerdo era en discrepar. Debería sentirse eufórico tras haber escapado a una muerte casi segura, después de haber creado un puente que probablemente había salvado vidas, después de haber recuperado algo que podía marcar la diferencia y detectar a los asterianos, no solo entre la gente del domo 12 sino para toda la space force. Debería, pero se sentía vacío, y lo único que llenaba ese vacío era la culpa, culpa por seguir vivo, culpa por no haber protegido al domo, culpa por haber volado los puentes que le unían al domo.

Fue una semana de trabajo en el platillo, y cuando no trabajaba se recluía en sus silencios. El otrora sonriente y dicharachero doctor parecía una caricatura triste del que era ahora, curiosamente mudo ahora que parecía estar recuperando su voz. Solo algunas conversaciones breves con Sue o Keira le sacaban del mutismo.

La llegada a la tierra no aliviaron su pesar pero si la nariz. Nunca había apestado tanto, ni estando en el orfanato, y la ducha le proporcionó un alivio momentáneo. Pensó en quitarse la barba pero decidió dejársela crecer, no le gustaba ver la tristeza en sus ojos en el espejo así que decidió que puestos a no gustarse podía dejarse barba. Pidió el acceso a un ordenador, a un centro de genética, libros y libros para poder hacer su investigación y en lugar de eso lo enviaron a una casa en medio de ningún sitio, rodeado de gente que no querían que estuviera allí. El ejército tenía sus formas de hacer las cosas, y que le asparan si él las entendía.

Su rutina fue lo único que le mantuvo a flote. A las cinco de la mañana se despertaba y salía a correr, intentaba hacerlo por tres horas como hacía Noor pero su cuerpo no aguantaba y solía volver como muy tarde dos horas después. Siendo tan temprano cogía uno de los botes y salía a pescar hasta mediodía, no porque le gustara realmente pescar ni fuera bueno pero para quitarse de en medio. Sentía que el domo funcionaría mejor si él no estuviera y eso era lo único que podía hacer, apartarse, y en los días que había suerte llevar algún pez para la cena.

Las pocas conversaciones largas que tuvo las tuvo con Keira. Básicamente le decía lo que creía, que ya no la dejarían renunciar a la Space Force porque había sido testigo de algo que un civil no debería saber. Le insistió en que no lo hiciera y que no hablara de eso con su familia, que si lo hacía estaría poniendo en peligro su vida y la de su familia, que la Space Force debía tener más de una persona como Lee Joe de los que disparaban primero y luego dormían a pierna suelta por la noche. Era un parco consuelo pero le dijo que él estaría allí para ella, aunque le pedía que no se cerrara, que sonriera, que no se dejara arrastrar por la melancolía y que saliera y se relacionara, que ellos la iban a necesitar, que su sonrisa era algo tan importante en el domo como el aire, y que hacían falta muchas sonrisas para que el domo pudiera volver a la normalidad. No sabía si le haría caso pero para él era importante recuperar a Keira, quería pensar que no la iba a arrastrar con él al ostracismo y la soledad, ella no se lo merecía, solo necesitaba una mano para salir del bache.

En cuanto a las sonrisas, las pocas que salieron de sus labios se las sacó Sue, la buena de Sue siempre con una animalada lista para soltar. Si no era por sus necesidades sexuales era por otro tipo de necesidades, pero Sue hablaba y luego si acaso pensaba en lo que acababa de soltar, aunque tal vez por eso parecía ser como un bálsamo para el domo, siempre con una broma o una sonrisa, sin importar a quien. Duncan le intentó convencer un par de veces que sería mejor para ella si se alejara de él. No le contestó, bueno, a su manera, le dijo que necesitaba un revolcón y que ella se lo podía proporcionar, y que tenía que quitar la cara de acelga que así no se follaba ni con receta médica. El resto del tiempo lo empleó en estudiar sobre genética. No era su tema, no tuvo mucho tiempo en proveerse de material, pero sí se pudo descargar un par de libros con los que llenar el tedio. La soledad era un poco menos si hacía algo útil y aquello que hacía era útil. Con el resto se relacionó lo justo, si Eylo le preguntó algo respondió de forma marcial, llamándole señor, sin entrar en cualquier otro comentario que se notaba que no era deseado. Si alguien le pedía ayuda se la daba, si alguien pedía que hiciera una tarea la hacía y el resto del tiempo intentaba ser invisible, algo que parecía que había aprendido por pasar tiempo junto a Keira.

La quietud la rompió la llegada de la capitana rompió la rutina. Se cuadró cuando le fue requerido y se fijó que casi todos los mandos eran los que habían conocido en el disco, cuando todo era más fácil y Noor seguía viva. Se quedó en firmes mientras los mandos repartían tareas y reaparecía la sargento Grey, que volvía a comportarse como tal así que supuso que la habían reinstaurado en el mando. Se sonrió, Grey era competente, si obviabas que había jugado con la carrera de Duncan para conseguir sus materiales para trapicheos se podía decir que le caía bien. Le vendría bien al domo tenerla cerca, aunque los intereses del domo pudieran ser distintos de los suyos.

Les informaron que iban a grabar sus palabras  y que era el momento de peticiones y dudas, que su futuro estaba en el aire. Eylo hizo un resumen bastante acertado de la situación general y Willian dio un pequeño discurso apelando a la calma, aparte de preguntar por varios de los que no estaban allí, John, Anne, Townhall. No tenía mucho más que decir, podía hablar de lo que habían hecho ellos, como habían rescatado su comunicador, como habían creado un puente y como Sue había despachado al skullrep en silencio mientras el resto despistaban a la bestia. Todo eso estaría en los informes oficiales y si no Jim lo contaría, a ella le gustaba que le prestaran atención y él tenía pocas ganas de hablar pero había que pedir, así que lo hizo, tecleando lo más largo que había tecleado en esos días

- Con el debido respeto señora - dijo dirigiéndose a la capitana - Necesitaría un secuenciador de ADN, un ordenador y un laboratorio de análisis. Cuanto más tiempo pasemos sin encontrar una manera de encontrar a los asterianos mayor será la brecha en el domo, así que necesito ponerme a trabajar, si no nos habremos jugado la vida por nada.... Porque puede ser que no haya ninguno más aquí, pero no es descartable que haya en otros domos, por ejemplo el envenenamiento de Kawalski podría ser un ejemplo. Kawalski es una chica dulce y buena, nadie en su sano juicio la envenenaría si no fuera con otras intenciones.... Me gustaría poder empezar a trabajar...- Suspiró - Puede que me lleve años pero si no empezamos a dar pasos nunca llegaremos al fin del camino.

Tenía ciertas ideas interesantes de donde podía buscar. Teniendo en cuenta el aspecto de los asterianos debían tener un gran porcentaje de ADN común con los humanos, así que cogería varias muestras que supiera seguro que eran humanos, haría la intersección de las muestras para sacar lo que se podría considerar común para un ser humano y a partir de ahí lo compararía con la muestra de Zack, con suerte encontraría algo. Necesitaba trabajar, sentirse útil. El dolor por la pérdida siempre era más soportable cuando tenías trabajo por delante.

 

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05/11/2021, 10:23
Jim Foster

Día 20 y ss en la cabaña del bosque

Después de lograr la evacuación del PEC 12, nos llevaron hasta la oficina central de reclutamiento de la SF, allí tras pasar un reconocimiento y pertrecharnos con equipo ligero nos transportaron nuevamente hasta una ubicación en medio de la nada. Al menos estaba en mi planeta pensé, aunque el paisaje y el clima eran tan distintos a Australia que supuse se traba de alguna región del norte. Si bien mis primeras sensaciones fueron un tanto extrañas, no entendía muy bien que nos hubieran dejado en una zona boscosa sin ningún rastro de civilización cercana, sin mandos y con Zack.

Por suerte en las inmediaciones había una cabaña, un lago con varias barcas y sobretodo tranquilidad. En otras circunstancias igual me hubiera desquiciado pero viendo de dónde veníamos, aquello sonaba a vacaciones. Y no era para menos, aquel lugar era de portada de cualquier revista de viajes: Una cabaña junto al lago. Por supuesto, no todo el mundo compartía mi valoración, de hecho, por las caras y la actitud generalizada, se veía que no sólo les había pasado factura la destrucción del PEC sino que aquel lugar no iba con ellos. Les faltaba empatía, vaya. Yo había pasado página cuando voló por los aires todo, claro que había estado triste varios días, más o menos el tiempo que duró el viaje hasta el planeta Tierra, pero ya me encontraba recuperada. 

Cierto que eché de menos a René, seguro que le habría encantado el paraje natural al que nos habían enviado. De haber sobrevivido estaría cazando algún animal exótico, o rastreando cualquier huella que encontrara, fijo. Pero no había sido así, René Carracci estaba muerto y ya no volvería a cantar ni a cazar, ni siquiera a guiar turistas por el bosque; se había ido.

Por supuesto que entré a inspeccionar todas las habitaciones de la cabaña, y todos los cajones de los armarios, cómodas, así como puertas, cajas y demás. Y me hubiera adueñado de todo lo interesante si sólo estuviéramos Vera y yo, pero por desgracia había más gente. Nuevamente, al igual que en el domo 12, habría que intentar convivir con el resto. En el PEC habíamos disfrutado de habitaciones individuales pero aquel lujo había desaparecido; volvíamos a las incomodidades de soportar al resto. Aunque por suerte, la mayoría prefería alejarse de la vida en común y soportar en solitario la carga en que se habían convertido.

No me gustó que Vera se uniera al clan de los tristes y huraños aunque conmigo se portaba bien, aún con todo dado mi habitual estado de buen ánimo y recordando los buenos frutos que nos había reportado el trabajo en equipo junto al cabo Mabolne y Sharmon para escapar del PEC, decidí organizar un poco el campamento, sobretodo tras explorar un poco la zona aprovechando la compañía de Alvin y Becky que tardaron poco en salir a recolectar bayas y frutos silvestres. La cantidad de ruidos y sonidos que tenía el bosque me maravilló, así como escuchar los trinos de multitud de pájaros y gruñidos de otros animales; no hice otra cosa que plagiar aquellos sonidos para mimetizarme con el entorno. Con el paso de los días aquello me ayudaría a trazar amistad con algunos pajaritos que me servirían de cebo para intentar sacar a Narel de su ostracismo. Aunque no iba a ser fácil, estaba tan ensimismada en "lo suyo" que no era receptiva, aún así insistí tratando de alegrarla un poco, le enseñé los pajaritos que me solían visitar y hasta le presenté a lobito, una especie de huskin salvaje que merodeaba la cabaña, pero ella seguía más o menos igual.

Convivir con algunos se había vuelto una actividad de riesgo. No lo decía sólo por el intento de asesinato que llevaron a cabo Eylo primero y Billy después cuando consideraron que sería una buena idea cocinar y por poco queman la casa, aparte de envenenarnos con aquel pastiche que hacía de la comida de Gleason un manjar. Sobretodo la actitud, en concreto Eylo ni siquiera me miraba, como si le ofendiera que hubiera sobrevivido; lo mismo ocurría con Duke. Sin duda tenían un problema.

La gente estaba bastante depre, así que, como yo no compartía esos sentimientos decidí hacer algo de provecho. Gracias a la colaboración de Donner que con el hacha se había vuelto un excelente leñador, Vera y yo trabajamos para dotar a la cabaña de un campo de entrenamiento. Fue algo rudimentario y espartano, pero en tres días ya teníamos una especie de potro (o plinton), una liana para desplazarse de un árbol a otro como Tarzán, varias escaleras artesanales para subirse a los árboles y hasta un tronco para hacer equilibrio. Fue una suerte que Sue se mostrase colaboradora, gracias a ella hicimos también una especie de galería de tiro, podando vegetación a conveniencia y situando estratégicamente ramas y troncos simulando enemigos y cobertura. Habría sido una suerte contar con Keira para unas clases de sigilo sobre hojas secas, pero la cadete no se despegaba de Duke y tampoco estaba muy sociable.

El tridente de Milena, Elon y Lesly hacia vida por aparte, se habían vuelto bastante herméticos y era difícil socializar; aún así logré hablar varias veces con Lesly y tratar de convencerla para que fuera mi Shifu, o al menos para continuar el entrenamiento. Hablando de entrenamiento, sin duda Noor le había inculcado buenas costumbres a Duke, salía todos los días a correr y luego a hacer remo en el lago. Lo espié varias veces sin que se diera cuenta. Esa era otra: El bosque me encantaba, hablaba con los diferentes animales (reproduciendo todo tipo de sonidos), jugaba al escondite y hasta me camuflaba con facilidad. Además convencí a Donner, nuevamente, para que nos echara una mano con los troncos y construir una especie de refugio, bueno no, mas bien un puesto de vigilancia. La idea se la había escuchado a Alvin y me pareció muy buena, no sólo para vigilar sino también para interactuar con los pájaros, además era brutal para contemplar las estrellas, aunque un poco peligroso para ver los rayos en una tormenta. En su construcción contamos con la ayuda de Yum, no por su fuerza bruta sino por su capacidad de ingenio para generar una polea y otras herramientas que nos facilitara la labor de subir las ramas. Carl, Jean, Emory y Harold también colaboraron en su construcción, seguramente les venía bien como referencia para cartografiar el área. Además era trabajo en común y daba pie a hablar con los demás y ver cómo estaban porque en el interior de la cabaña predominaba el silencio. 

Vera era una persona activa, todas las actividades y dinámicas que improvisé le mejoraban la actitud, seguramente a otros también, de ahí que insistiera con un perfil proactivo cada vez que tuviera oportunidad. Aparte que también daba sus frutos por la noche y es que había que buscar formas de combatir el frío^^

Intenté sacarle a Zack el famoso lenguaje secreto con el que se comunicaba con los skulls pero me ignoró completamente. Aunque yo sabía que no me hablaba por miedo a que plagiase aquella comunicación y fuera capaz de dominar su código. Tampoco fui capaz de convencerle para que me revelase la fórmula de las bebidas y otras sustancias que había fabricado en el domo, y eso que le prometí que lo comercializaría respetando su autoría "Asterian Beer/drugs", pero no cedió. Lo intenté todo, incluso con aquellas bayas que había encontrado Alvin y resultaron ser laxantes, pero nada, no quería colaborar.

Llevábamos nueve días en aquel lugar y ya teníamos un campo de entrenamiento, una torre de vigilancia, un tobogán para el lago, una escalera, un puesto de observación, un lugar para honrar a los muertos y hasta habíamos empezado a diseñar cómo se podría construir una catapulta. La verdad es que matábamos el tiempo desarrollando todo tipo de ideas.

Dos día antes de que recibiéramos la visita de los mandos de la SF había sido domingo, Martin y yo organizamos eventos varios para tratar de reanimar la moral de la tropa. La actividad principal consistió en "la caza del cerdo", gracias a la cartografía del área por Carl, Emory, Jean y Harold logramos hacer un circuito y aunque fue una actividad guiada se vieron las destrezas que los demás tenían en el bosque, así como sus deficiencias. También realizamos un torneo de pesca en la que Sue se alzó con el premio. Pero quizás lo más destacable fue escuchar cantar a Eylo y que no lloviera. Donner nos demostró su puntería lanzando hachas, Sue contando chistes verdes y hasta Billy participó tratando de engañarnos a todos con trucos de magia. También organizamos una carrera de obstáculos en la que volvió a ganar Martin. Fue un gran domingo, la gran comida que nos pegamos tras asar al animal ayudó mucho a suavizar el ambiente. Pese a que muchos se divirtieron, a la mañana siguiente volví a ver gestos apesadumbrados y tristes en el desayuno.

 

Mes 3, día 1, hora 10 y algo

Desde la torre de vigilancia se dio el aviso de que una nave se aproximaba. Una especie de aeroplano aterrizó sobre el lago, saliendo de ella varios soldados de la SF, tal y como se identificaron luego. La gente se animó bastante cuando asumieron que no nos habían abandonado, aunque aquella visita suponía también el fin de las vacaciones. 

Nos organizamos para un recibimiento marcial, presentándonos en bloque y demostrando que aunque la unidad tuviera fama de anárquica, sabíamos comportarnos. La misma capitana que había dirigido el anillo desde el PEC hasta el planeta Tierra era quien estaba allí, acompañada de otros soldados que habíamos visto en unas estancias anteriores a la sala donde la abogada de William nos tomaría declaración. Me acordaba de las circunstancias así como los detalles, parecían buena gente. Vi como transportaban con cierta dificultad una serie de cajones grandes desde la nave a tierra firme, miré a Donner, estaba claro que íbamos a necesitar un embarcadero o al menos algo que facilitara el acceso a las naves.

Los pajaritos se concentraron en un árbol cercano y me desconcentré un poco pero seguro que Vera había prestado atención. Al final me enteré que nos iban a interrogar sobre lo acontecido en el PEC y la verdad estaba genial porque había colaborado en resolver el caso y estaba orgullosa de cómo se habían desarrollado los acontecimientos. Sin embargo, Eylo en su exposición ni siquiera me citó, yo que había sido la gran Sherlock Holmes del caso y aquel imbécil ni siquiera me había mencionado, como si todo hubiera surgido como por arte de magia, además le había concedido el mérito de haber encontrado el libro de los códigos a la sargento Quest, cuando yo había sido quien señaló la pista, ella no había recuperado los libros, simplemente la habían ordenado que fuera a la habitación de Buck a buscarlos. Pero Eylo lo contó así, estaba claro que me envidiaba, no se podía entender de otra manera. Yo había sido quien señaló a Buck, nadie más que yo con la ayuda de Grey. 

También noté que se comportaba raro a la hora de exponer las cosas, igual le pesaba la culpa por haber dejado atrás a Stealer y Anne Durrell, aunque luego presumiera de gestión. Siguió hablando y mencionó aquello de Eidolón para destacar, era increíble ocultaba los méritos del resto pero se destacaba cuando podía. Menudo ingrato, con razón lo tenía cruzado Noor. Hubo un comentario en su declaración que me ofendió bastante y es que se atrevió a decir "que todos somos sospechosos de ser asterianos encubiertos" ¿Cómo, qué, WTF!!? Lo que faltaba, aquello me indignaba, no sólo se había callado en relación a mis méritos sino que encima aquel impresentable que teníamos por jefe me inculpaba como si haber descubierto a la célula terrorista fuera un acto de colaboración. Era increíble. Inaudito. Eylo seguía hablando de Eidolón, estaba obsesionado con aquello ¿Anomalía de Eidolón? Estaba él bueno para hablar de anomalías, ja.

La situación me hizo pensar en René sobretodo cuando lo citó para describir la situación en la que nos encontrábamos en el PEC tras el asesinato de Noor Joyse. Carracci era otro anómalo, el domo 12 estaba lleno de ellos, ya Kurik había trazado un camino que otros recorrieron, esperaba que no hubiera muchos más. Sin duda el algoritmo encargado de la selección de personal habría de ser revisado. Aunque por lo que contaron en su día Elon y Lesly sobre el envenenamiento de Milena, parecía que las anomalías eran lo habitual en la SF.

Después tomó la palabra Billy, su intervención coincidió con la aparición de lobito que había venido a investigar qué eran aquellos ruidos, traté de comunicarme con él de manera sigilosa para evitar que acabase como el cerdo que nos habíamos zampado hacía dos noches. Por lo que saqué en claro de Billy había soltado un discurso moralista con multitud de hipótesis acerca de las intenciones y planes que habían organizado los terroristas. 

A continuación Duke que había estado bastante callado estos días, habló. Creí que iba a soltar críticas a diestro y siniestro pero ya vi que había pasado página con respecto a Noor, las carreras por el bosque huyendo de un animal ficticio habían dado su fruto. Había sido divertido, me había reído un montón pero al final había acertado Sue con aquel comentario sobre Duncan en lo que necesitaba era una distracción para volverse a centrar en lo suyo. Totalmente cierto. Se había limitado a pedir más material para tratar de identificar las diferencias de los asterianos con respecto a los humanos.

Quizás por la fuerza del bosque y los bioritmos de los chakras, evité hablar y ampliar las versiones de Eylo y Billy o simplemente dar mis puntos de vista, ya sabía que se iban a malinterpretado y total para qué? Yo estaba bien, había disfrutado de mi momento de gloria al identificar a Buck delante de todos, Grey había reconocido mi labor y Vera me había organizado una fiesta ¿Qué más se podía pedir? Quizás una placa, un reconocimiento oficial, una medalla al mérito, una condecoración, una distinción, un trofeo... Se me ocurrían muchas cosas, pero me encontraba satisfecha con mi gente y por eso de ser la más empática del campamento ya me vi recompensada. Había logrado superar el reto que me había planteado el psicólogo del PEC y estaba orgullosa. Además estaba lobito y los pájaros, tendría que ser un ejemplo para ellos.

También porque vi a los puros de Einar y Dayaa comportarse de una manera tan perfecta y profesional que me dio cierta envidia. Si quería hacer las cosas bien, no sólo tendría que hacerlas bien sino aparentar que todo es perfecto. Y aquellos dos cumplían a la perfección con aquella imagen. Aunque era puro teatro, pero les salía y eso había que reconocerlo.

De todos modos algo había que decir, así que, ya que la capitana se había desplazado para tomarnos declaración y aún sabiendo que aquella conversación iba a ser grabada, rescaté del olvido cierto proyecto que había desarrollado con el teniente Townhall - Permiso para hablar, señora. Cadete Foster. El teniente Townhall sabe que puedo reproducir cualquier sonido, en el domo 12 existía la intención de organizar un grupo formado por varios reclutas (Becky, Kalina y yo) para descifrar el código de comunicación que utilizan los skulls, habiendo hecho prisionero a un asturiano que ha dado muestras de comunicarse con los skullreps... si Zack pudiera hablar, yo podría copiar y reproducir su código, si somos capaces de controlar a los skulls mediante esa técnica, nos daría cierta ventaja de cara al próximo encuentro - utilizar las armas del enemigo contra ellos, de manera sorpresiva podría ser una baza increíble. Había escogido aportar en vez de criticar, más por seguir acrecentando mi fama que por enquistarla. Aparte estaba contenta de que se hiciera algo, las iniciativas en las que había participado servían para unos días, pero estaba claro que no eran suficientes ni tenían como fin ganar una guerra, aunque sí prepararse para ella.

Permanecí en silencio hasta que me tocase hablar o tuviera que explicar algo.

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05/11/2021, 17:51
Daya Banerjee

El tiempo no es fijo. Se estira y se reduce según el ánimo de la persona que piensa en él. O que lo siente.

Porque eso era lo que sentía Daya. Los segundos, los minutos, las horas…

La ansiedad que había sentido al entrar al disco huyendo de los skullreps y que se había incrementado mientras corría por los pasillos abarrotados de gente pensando en que no llegaría a tiempo de ayudar no había desaparecido al alejarse del PEC. Se había incrementado. Cada día un poco más. Los segundos se volvieron eternos y fueron durando cada vez más durante el tiempo que estuvieron en ruta hacia la Tierra, haciendo que el viaje de siete días pareciera durar una eternidad.

La consideraron para hacer turnos en cabina, ayudando a un piloto titular en cada turno y dejando más tiempo de descanso al resto, aunque sus turnos no eran igual de largos ni con tanta responsabilidad, otro par de ojos allí controlando ciertas variables daba margen para hacer un vuelo más tranquilo. Pero el tiempo en cabina no fue el que ella quizás hubiera soñado con tener en su primera experiencia en una nave como aquella. Durante todo el tiempo que pasó allí no intercambió demasiadas palabras con ninguno de los pilotos, salvo las indicaciones a seguir. Nadie hablaba, nadie comentaba, nadie tenía ánimos para nada después de lo vivido. Pero, aún a pesar de todo, el tiempo que pasó allí la ayudó. La ayudaba a dejar por unos momentos atrás la aglomeración de los pasillos en los que estaban viviendo, el ver los rostros abatidos y destrozados de muchas personas, la ayudaba a olvidar la sed y el hambre que sentía. Allí, en aquella sala con las luces atenuadas, en silencio y acompañada más por el espacio exterior que podía observar a través del enorme ventanal que por los pilotos, podía pensar con tranquilidad. Valoraba aquel silencio. Un silencio respetuoso cargado de paz y tristeza que le insuflaba energía para enfrentarse al murmullo eterno que nunca descansaba fuera de aquella sala. Nunca había estado en un lugar con tanta gente tan apiñada, sintiendo el posible peligro que podían llegar consigo o que podía estar ahí fuera. Anhelaba respirar aire fresco, mucho más que beber o comer. Era la primera vez que estando en una nave que podía haber sido su sueño quería salir de ella lo más rápidamente posible. Por ella, por todos los que allí subsistían.

Cuando su turno en cabina terminaba, volvía al lado de su grupo y les transmitía las últimas novedades. Quizás no eran muchas, pero siempre había que comentar cuanto quedaba por llegar a la Tierra, si habían recibido alguna señal de radio extraña o aparecido algo en el radar que después había desaparecido rápidamente, les contaba cómo era la cabina y qué le permitían hacer. Quizás no era interesante para muchos, pero intentaba distraer un poco a quien quisiera escuchar.

Fueron unos días complicados, intensos y que la estaban marcando personalmente más de lo que podía imaginar en ese momento. Lidiaba con el presente allí, en el interior del disco pero también lidiaba con el presente de otras personas muy lejos de allí. Pensaba en su familia. Sabía que tarde o temprano las noticias del ataque llegarían a la población civil y, entonces, intentarían ponerse en contacto con ella si no lo habían hecho miles de veces ya a aquellas alturas. No recibir contestación ni información alguna iba a ser muy duro porque solo cabría que pensasen en una posibilidad, su muerte. Pensaba en los que no habían podido llegar al disco, los cadáveres que ahora serían polvo de estrellas o vagarían eternamente por el espacio. Pensaba en Frank a quien no llegó a decirle que estaba en el disco porque el comunicador dejó de funcionar en algún momento antes de que se lo retiraran, a ella y al resto. En la cabina estuvo tentada de pedir que le permitieran hacer una llamada, pero no lo consideró justo ni profesional. Solo debía tener paciencia. Descontaba los días a llegar a la Tierra como si fueran los días que le quedaban para terminar una larga condena.

Y la condena llegó a su fin, el día cero. Pudo ver la Tierra, ese planeta azul tachonado de blanco, desde cabina. Era la segunda vez que veía aquel planeta desde aquella perspectiva pero ahora lo veía con otros ojos, como lo que era, la meta, la libertad de todos los que iban en aquella nave. Le hubiera gustado que toda la gente hubiera podido ver aquella vista, sabía que hubiera infundido ánimos y alegría, sobre todo en aquellos que tenían a ese planeta dentro de su corazón como su patria natal.

Pero no fue eso lo que percibió al descender de la nave. No hubo alegría sino urgencia, premura. Se sintió como un objeto no como una persona, sintió desconfianza y distancia impuesta, impersonalidad y, cuando se vio en otro transporte con destino desconocido y con aquella pequeña mochila entre sus manos, presintió que algo no iba bien para ellos. Nada bien. Había esperado preguntas al menos, pero no recibieron ninguna, nada. El más absoluto silencio.

Las vistas desde la ventana junto a la que se había sentado en la nave de transporte cambiaron el cemento y el metal de la ciudad por un paisaje que le recordó a Natgrew, aún sin haber estado allí. No pudo evitar pensar en René y en que le hubiera gustado ver aquello. Árboles y más árboles, un mar infinito de ellos, tejiendo bajo el fuselaje de la nave un manto verde que parecía no tener fin. Cuando salió al exterior el aire frio de aquel día la golpeó sin piedad al recibirla y sintió como traspasaba el uniforme que llevaba puesto. En Innum no tenían nunca tanto frio, era un planeta cálido con temperaturas que no sufrían demasiadas variaciones por norma general y solamente cuando se formaba un ciclón la temperatura bajaba por debajo de la media, momento que era todo un acontecimiento para la población autóctona. La temperatura fue lo primero que sintió, lo segundo fue el olor. Ese olor a ¿árboles?, ¿a bosque?, que le resultó especialmente intenso porque era algo nuevo para ella, totalmente desconocido. Se imaginó a Innum dentro de muchas eras ¿llegaría a ser como aquello? ¿Evolucionarían sus plantas hasta aquel nivel y cubrirían la mayor parte del planeta? Habían recurrido mucha distancia y no había visto ninguna extensión de agua. En su planeta un viaje de aquella duración hubiera sido totalmente diferente, lo extraño hubiera sido ver tierra firme…. Y seca.  Se fijó en la tierra sobre la que había aterrizado el transporte y toda la que se desplegaba delante de su vista. !Qué extraño le parecía! ¡Cuantas diferencias entre ambos planetas a simple vista en aquel lugar!

Pero mucho más que el frio ambiente fue el que se instauró en su estómago cuando vio despegar al transporte sin que saliera a recibirlos ningún mando, sin ninguna otra orden aparte de mantener vivo a Zack. Abrazó la mochila, ahora entendía lo que había en su interior y valoraba que les hubieran dado aquel petate. No había visto casi nada de aquel lugar, pero aquello no era una zona de formación, ni de entrenamiento, era otra cosa. Se quedó mirando la cabaña mientras los demás andaban hacia ella, intentando buscar la palabra exacta que definiera lo que sentía en aquel momento.

Es una cárcel… Sí, a su forma lo es.

Hizo rápidamente los cálculos. Un día de vuelo a la velocidad que habían mantenido eran muchos días de andar a pie sin ropa adecuada, sin alimentos, sin agua. Cogió aire, lo soltó lentamente. Estaban demasiado lejos de ningún lugar. Los habían llevado allí para mantenerlos alejados y sin posibilidad de hablar con nadie. Volvió a coger aire. Ni tan siquiera les habían dado la posibilidad de tranquilizar a los familiares,a  los amigos y, ahora, los dejaban allí. Dejó escapar el aire lentamente, aunque con dificultad.

No hay opción.

Siguió a sus compañeros al interior de aquella cabaña, se acomodaron eligiendo cama, investigaron lo que tenían allí, cada uno a su forma, con mayor o menor interés, pero rodeados de ese silencio que les acompañaba desde el PEC. Parecían, eran, un grupo de totales desconocidos casi. Las relaciones que se habían labrado en el domo se habían reducido a la mínima expresión, se respiraba la desconfianza, el distanciamiento, el miedo. Eylo ofreció algo que todos necesitaban allí cuando vieron que lo único que podían hacer inicialmente era dejar que el tiempo pasara igual que hicieron en el Domo los primeros días, tareas, organización, pero con mucha menos energía que lo normal contagiado seguramente por el ambiente que se respiraba. Daya estaba preocupado por él, por todos. Pero la situación era muy complicada. Ella misma no podía dejar de pensar si alguien más aparte de los que todos sospechaban eran asterianos y no le costaba trabajo detectar miradas fugaces que le indicaban que otros de sus compañeros se estaban planteando lo mismo sobre su persona. Era normal, era la consecuencia de lo sucedido, los asterianos habían ganado doblemente. Habían destruido el PEC y habían destruido la confianza. Un sentimiento sobre el que se cimentaba lo que se debía construir en un escuadrón. Estaban gravemente heridos como grupo, Daya solo confiaba en que no fuera una herida de muerte. Porque si lo era…

Siguiendo las instrucciones de Eylo decidió encargarse del desayuno ya que no le costaba trabajo madrugar y lo prefería así, no quería romper la costumbre que había adquirido solo por no tener obligaciones. Descubrió en la despensa café, leche en polvo y lo suficiente para intentar hacer el único bizcocho que sabía hacer. No era buena cocinando, no le salió demasiado bien el primer día, pero cuando vio que Narel esquivaba la cocina, se esmeró en los siguientes intentando corregir sus errores para que el bizcocho caliente y recién hecho nunca faltase, aunque no fuera maravilloso, cuando sus compañeros se despertaran. Si se mojaba en el café caliente tampoco estaba tan malo. Eylo se hizo cargo de los almuerzos. Gachas eridianas. Le reconoció que era la segunda receta que iba a aprender a hacer, lo único que sabía cocinar era el bizcocho. Y al hacerle aquella confesión, sonrió por primera vez desde que habían llegado a aquella isla verde.

Desde el primer día, Daya se encargó de llevarle desayuno, almuerzo y cena a Zack, junto con un cubo para aseo personal después del desayuno. También le llevó una manta para abrigarse por la noche. El primer día no pudo dirigirle ninguna palabra pero, incluso sabiendo lo que habían hecho y el dolor que habían y estaban causando, podía con ella verlo allí atado a la misma vez que sabía que era lo más seguro para todos. Era un querer y no poder que la traía de cabeza. Era Zack, era alguien que tenía sentimientos, que tendría familia en algún sitio, que tenía unas razones para hacer lo que habían hecho, aunque fueras equivocadas y hubieran causado tanto daño. Tenía suficiente sobre su alma pensando que había cerrado la compuerta del disco dejando atrás a tres de los suyos, cuatro si contaba a Benedict, muchos más que ni tan siquiera conocía, como para ignorar al asteriano. Los asterianos no podían ser insensibles, quería pensar que no lo eran y que todo aquello se podía arreglar. Poco a poco intentó hablar con él sin entrar en temas espinosos. Intentó preguntarle sobre su planeta, sus costumbres, sus creencias o leyendas, pero no recibía contestaciones concretas muchas veces y otras solo miradas, algunas de ellas que no fue capaz de intuir que dejaban traslucir.

Descubrió que ver amanecer entre aquellos árboles, le gustaba. El sonido del bosque al despertar era algo nuevo para ella y le resultó atrayente. El canto de los pájaros, el zumbar de los insectos, sonidos que iban amentando con los primeros rayos del sol, fueron su compañía para volver a retomar su costumbre de nuevo perdida durante el viaje hacia la Tierra. Meditar. Tenía que encontrar el equilibrio de nuevo, la tranquilidad en su alma. Y la encontraba frente al lago. El primer día fue sola pero al volver invitó a todo el mundo que quisiera unirse a ella a que la acompañaran al día siguiente, ella les enseñaría y les guiaría, era muy sencillo. Y descubrió también que, aunque allí no hubiera vilseos, la fogata en la noche que instauró Eylo era muy parecida a las que ella hacía en Innum. No faltó a ninguna, no dejó de escuchar las historias que se contaban aunque cuando todos se retiraban ella también lo hacía. No sentía la seguridad necesaria para quedarse sola a mirar las estrellas aún y eso era algo que la estaba corroyendo por dentro. Nunca había tenido miedo de quedarse a solas en la oscuridad de la noche pero ahora todo era diferente.

Eso la corroía, sí, pero también ver como se comportaban los que habían sido sus compañeros, los grupos que se habían formado y que se esquivaban unos a otros, estableciendo límites y diferencias durante el día y la noche. Desconfianza que se cortaba con cuchillo, tensión mal disimulada en aquel espacio reducido a su forma. Soledad. Aquellos sentimientos podían con ella. Incertidumbre. ¿Y si alguien más era asteriano y alguna noche decidía hacer algo? Tenía que reconocer que su sueño se había vuelto ligero, cualquier mínimo ruido la despertaba cuando ella era de dormir profundo. Tenía que hacer algo para remediar aquello. Intentó dejar a un lado la posibilidad de un ataque sobre su persona o sobre las personas a las que quería porque llegó a la conclusión de que no tenía sentido realmente, decidió ser la innumita que era dejando a un lado sus recelos. Las estrellas decidirían su suerte hiciera ella lo que hiciera.

Así que procuró hacer algo que no había hecho durante su estancia en el domo, relacionarse con sus compañeros todo lo que le permitieran cada uno de ellos dadas las circunstancias porque ahora tenía algo que no tenía allí. Tiempo. Y quería dedicárselo a ellos si querían compartirlo con ella.

Después del desayuno siempre requería voluntarios para recoger la cocina y, quien se quedaba con ella, siempre tenía conversación de su parte. Participó en todas las actividades que unos y otros fueron proponiendo dentro de las posibilidades de cada uno de ayudar a relajar el ambiente. Si alguien secundaba la idea, alguien más siempre se animaba a participar. Y después de ese generalmente venía a un tercero...

Se puso al día con Billy, ahora que contaban con todo el tiempo del mundo para hablar y compartir sentimientos y opiniones. Hablaron de mil cosas, se contaron sus miedos y sus esperanzas. Era una de las pocas personas en las que confiaba totalmente y no lo ocultaba. Le preguntó por Milena y su relación que le había pillado por sorpresa y le felicitó por ello porque la muchacha le caía muy bien y, a sus ojos, hacían muy buena pareja. Habló con Lesly,  a quien pidió que siguiera con las clases que habían empezado en el Domo y que tanto le habían servido. Necesitaba aprender algo de defensa personal más que de ataque y, la forma en la que había visto actuar a la muchacha la animaba a querer aprender más de su técnica que se acercaba más a su carácter que los golpes directos que tanto le gustaban a los combatientes. Con ella se sinceró, sabiendo que Elon, Milena y ella habían cerrado su círculo alejándose de los demás, diciéndole que entendía aquel movimiento pero que por el bien de todos debían seguir adelante. Le gustaba el carácter de la muchacha y sabía que podía ayudar al grupo aunque eso no implicaba que dejara a Milena y a Elon a un lado.

Intentó hablar con Keira, mantener aquella conversación que tenían pendientes e intentar averiguar si sus sospechas eran ciertas, no podía negarlo. Pero topó con un muro demasiado alto para poder rebasarlo. La rubia se había encerrado en ella misma y solo consentía en hablar con Sue y Duncan,  quedando lejos los días en los que ambas tenían confianza y hablaban junto a las demás tras las cenas. Y aquel comportamiento, aquel interés en estar alejada de todos, hacía pensar a Daya que no estaba muy equivocada en sus suposiciones. Pero después veía el grupo formado por Harold, Carl, Jean y Emory y veía que no cuadraba Keira en aquello. Observaba la relación de la chica con Harold, con Zack, buscando alguna señal que la hiciera salir de dudas, tanto para un lado como para otro. Pero no llegó a ver que se acercara a ellos ningún día.

Veía con recelo el grupo formado por los cuatro chicos, sus salidas continuas, no sabía que pensar. ¿No se habían dado cuenta de que Harold había mentido? ¿Estaban dejando a un lado lo evidente para relacionarse con él? ¿Eran amigos o compañeros en aquella búsqueda de venganza asteriana? Aquello y el ver que Billy trajo un día un conejo le dio una idea, la idea que le faltaba para acercarse a aquel grupo. Una tarde habló con Jean y le preguntó si sabía hacer trampas para cazar conejos. Jean asintió y le enseñó a confeccionar unas muy sencillas pero que fueron muy eficaces y que les procuraron una ración especial de carne fresca para acompañar el guiso de Eylo algunos días. Mientras hacían las trampas, estuvieron hablando, de cosas sin transcendencia sí, pero era la primera vez que hablaba con él. Sutilmente le preguntaba por lo que había en los alrededores, lo que veían en sus salidas y denegó su sugerencia de acompañarles una mañana alegando que los retrasaría seguro, su condición física no era como la de ellos. Pero la realidad era que no confiaba. Tratar con Jean era una cosa, irse con los cuatro eran palabras mayores en aquel momento. La prudencia mandaba con ellos cuatro. Y la fuerza y el aplomo de Donner fue su salvación con los conejos cazados, ella no era capaz de matarlos. Le encantaban aquellas cosas pequeñas y peludas, pero nunca venía mal un poquito de carne de vez en cuando para acompañar las gachas de Eylo.

Con quien sí disfrutaba su tiempo sin ningún tipo de filtro fue con Yum. Ya fuera solamente estar juntas sentadas bajo un árbol, acompañar a Alvin y Becky algún día a recolectar bayas, disfrutar de los juegos de magia de Billy o hablar de temas más íntimos a solas, cualquier cosa era sencilla con ella. Einar se unía a ellas de vez en cuando, pero Daya sabía que cuando él aparecía Yum prefería quedarse a solas con él así que, tras un tiempo prudencial, siempre buscaba una excusa para dejarles solos. Se alegraba por ambos aunque no había querido preguntarle directamente a Yum sobre su relación, quería que fuera su amiga quien le hablara de ello por decisión propia. Einar le caía muy bien, se sentía a gusto con él aunque era reservado casi al mismo nivel que Yum, pero haber estado ambos en la cabina de vuelo del disco, haber compartido el primer vuelo en la Starliner y los vuelos de chequeo de las Eagles les hacía tener mucho de lo que hablar y compartir.

No le pasó desapercibida la relación que parecía haberse formado entre Sue y Duncan. Nunca se hubiera imaginado que llegaran a tener tanta confianza, pero imaginó que quizás una personalidad como la de Sue le viniera bien al médico. Observaba a Duncan tan distante y serio, sumido en algo que estaba estudiando que solo hablaría con él en las comidas y si él quería algo por su parte. Sue aprovechaba cualquier oportunidad en la conversación para recordarle que tenían pendiente un viaje a su Ignis natal y sacarle los colores delante de todos. Era uno de sus deportes favoritos y Daya la aceptaba como era, aunque evitaría ese viaje por todos los medios si tenía algún día la posibilidad de realizarlo.

Jim, Vera. Una extraña dualidad que no entendía. Entendía que ambas estuvieran a gusto, pero no que Vera hiciera de Jim su único mundo y que ella no lo evitara. Todo lo que había intentado con Vera había quedado ya en el olvido y cada día aumentaba la cara de pocos amigos de Vera y aumentaba la distancia con el resto. No se sentía con fuerzas de hablar con ella ni de poder igual a Jim en aquel jardín. Una Jim que sorprendía. Era la única que parecía estar disfrutando aquellos días allí, que parecía haber olvidado lo sucedido, que había pasado página tan solo unos días después. Derrochaba energía y muchas veces no se daba cuenta apenas de que el resto no tenían tantas ganas de charlar o reír como ella. Pero Daya lo observaba todo a la distancia sin querer intervenir, sin energías para hacerlo realmente.

Pero entre todo aquel maremagnum de sentimientos y distancias autoimpuestas había alguien a quien Daya siempre buscaba, del que siempre estaba pendiente porque sabía leer las sutiles señales que trasmitía, intuyendo que portaba un gran peso en su interior que no quería dejar entrever. Eylo. Hablaron mucho aquellos días, intercambiaron pensamientos y planes de futuro, muchos de ellos muy similares. Si Yum y Billy tenían su total confianza, Eylo era el paso siguiente, él era el faro a seguir. Con él no tenía ninguna duda y le insuflaba el ánimo y la esperanza que muchas veces le faltaba, cuando estaba cansada, cuando dudaba, cuando quería encontrarle sentido a algunas cosas pero no lo encontraba ni debajo de las piedras. Si el Domo 12 ya no existía, si el escuadrón tampoco, esperaba que la amistad que los unía no la rompiera la distancia que impondría el Sistema Eridani entre ambos. Era lo que más temía perder ahora que sabía casi perdido el Domo 12, la amistad con Eylo, con Billy y con Yum. No llegó a hablar con él de ese miedo ni del miedo de que ya no tuvieran cabida en la Space Force como siempre habían pensado e imaginado, no quería añadir una preocupación más en el alma de eridiano, pero esos pensamientos la mantenían en vela hasta bien entrada la noche hasta que, el canto de lo que le dijeron que se llamaban grillos, hacía que se dejara vencer por el sueño.

Un día, tras la meditación, algunos de los que asistieron se quedaron un rato más mirando al cielo. Bandadas de pájaros pasaban siempre en la misma dirección buscando tierras más cálidas para pasar el invierno, era curioso verlos. Sin saber cómo alguien comentó algo sobre lo sucedido en el PEC, quizás fue simplemente el nombre de uno de los que habían quedado atrás. El silencio se hizo pesado y amargo. Hablar de lo sucedido era como un tema tabú por norma general. Daya rompió el silencio contando como se sintió al haber sellado la compuerta que unía el disco al PEC. Echó en falta a Anne y a Stealer en voz alta, al brigada también, pesaba sobre ella el no saber si los había dejado atrás o ya era demasiado tarde para ellos en el momento en el que pulsó el botón. Alguien bufó respecto al brigada pero recordó también a René y a Noor. Alguien comentó lo que sintió al ver cara a cara a un skullrep de nuevo…. Después de aquel día, se instauró esos momentos de charla entre los que se quedaran después de la meditación. Era el único sitio en el que se hablaba de lo sucedido, donde empezaron a surgir preguntas, dudas, el peso que cada uno llevaba dentro y quería compartir con los demás. Allí, cerca del lago y sobre la hierba, mirando al cielo, donde nadie miraba cara a cara a nadie, donde solo importaba hablar y liberar los corazones. Bajo el sol en el momento en el que más calentaba pero que no evitaba que tuvieran una manta bajo ellos y otra cubriéndolos para mantener una temperatura agradable allí en el exterior. Daya sonreía al escucharlos hablar. Quizás, solo quizás, aquello podría servir para algo y volver a acercarles de nuevo, un poquito más al menos.

 

Mes 3. Día 1. Hora 10.15 a.m. Cabaña del lago

Aquella mañana, mientras arreglaba la cocina tras el desayuno con la ayuda de Yum, lo escuchó. Salieron ambas al exterior a tiempo de ver como aterrizaba sobre la superficie del lago un transporte aéreo. Su estómago se tensó. Habían venido a por ellos, no se habían olvidado. Cruzó con su amiga una mirada que lo decía todo y ambas se acercaron a recibir a los recién llegados.

Solo con ver su pelo, de aquel color tan bonito, supo quién era. Tras ella bajaron más personas y fue reconociéndoles a todos. Miembros del 12. Quizás había esperanza aún para ellos como reclutas después de todo. Se cuadró ante la capitán cuando lo ordenó con aquella voz suya tan característica, pero no pudo dejar de mirar a la joven mando de la que aún no sabía el nombre pero sí el color de su ropa interior, atraída por sus palabras como polilla a la luz y después se volvió a su compañero cuando le contestó.

La vía alternativa, ¿qué quería decir con eso? Fuera como fuese aquellas palabras le indicaron que sí, que seguían estando en la Space Force. Sintió una alegría incipiente a la altura de su estómago y ganas de escuchar lo que tenían que decirles.

Grey estaba allí también, pero su gesto era ahora serio y distante. Su mirada voló a Eylo y estuvo tentada de advertirle de algo, pero no había oportunidad. Confiaba en él. Se maldijo por no haber hablado con él de un tema en concreto, un tema que ahora mismo le quemaba por dentro, pero solamente podía morderse el labio y confiar en el criterio y en el buen hacer de su líder.

Una orden dada hizo que dejara de mirar a ambos y se volviera a mirar a la recluta Sharmon no sin antes reconocer al último mando que acababa de descender de la nave-Soldado de primera Sharmon, con su permiso-se cuadró delante de ella-le ayudaré con el café-se ofreció en vista de que fuera no se la reclamaba para nada. Entraron y la llevó hasta la cocina, donde le indicó donde encontrar el café y el azúcar, mientras ella cogía tazas para todos y las distribuía por la mesa central del salón. Justo cuando la capitana entró y tomó asiento, Sharmon le ordenó que fuera a sentarse con el resto, cosa que hizo dejando que terminara ella con el café.

Las cartas se pusieron rápidamente boca arriba por la capitana que les invitó a hablar y Eylo tomó la palabra haciendo un brillante resumen de todo lo sucedido. Billy tomó la palabra tras él, haciendo hincapié en sus sentimientos y suposiciones sobre los eridianos y el ataque al PEC. Duncan intervino entonces pidiendo material y tiempo para buscar la forma de detectar a los asterianos y Jim se ofreció para intentar aprender el idioma de Zack para controlar a los skullreps.

Era su turno.

-Con su permiso, capitán-tomó la palabra dirigiéndose a la mujer-Recluta Banerjee. El resumen realizado por el cadete Yilmaz creo que recoge al detalle lo sucedido y no tengo más que añadir al respecto en ese sentido. Tampoco puedo aportar demasiado respecto a los asterianos, no me he planteado demasiado salvo que quizás la respuesta no esté en lo que podamos averiguar aquí sino en Tarvos. Si es una sociedad pacifista no habrá problemas por contactar con ellos, explicarles lo sucedido e intentar un acercamiento amistoso, trabajar conjuntamente, antes de que lo sucedido en el PEC siembre la discordia y genere una guerra sin cuartel. Si quienes nos atacaron son una especie de grupo terrorista defendiendo sus ideales, no tienen por qué ser el reflejo de una sociedad completa y decidir el destino de ella y de la humana por un solo ataque. Sé que hemos tenido muchas bajas, pero pienso en todas las que pueden ser en el futuro si no atajamos esto de raíz. La vía diplomática debería ser una opción a considerar y sé que la estarán teniendo en cuenta, solo es mi opinión-no sabía si ella podía o no hacer aquel tipo de comentarios.

Continuó por el siguiente tema que le preocupaba-Pero, le tengo que ser sincera. Hablar ahora mismo de lo que puede o no suceder a tantos años luz de distancia o en un futuro más o menos próximo relativo a los asterianos es para mi ahora mismo algo demasiado amplio en lo que poder pensar. Estoy preocupada por nosotros, por todos los reclutas que estamos aquí-incidió con un tono diferente en el todos, incorporando a Zack y al resto de sospechosos de ser asterianos- Como bien ha dicho el cadete Yilmaz entiendo que desconfíen ahora mismo de todos nosotros y por eso tengo varias preguntas-Daya iba a ser concisa, no quería medias tintas en aquel momento. Llevaba diez días dándole vueltas a la cabeza y ahora que le daban la oportunidad de preguntar, no iba a desaprovechar el momento. Además, los comentarios de los dos mandos que le resultaban más jóvenes, le indicaban que había cierto plan de acción con todos ellos-¿Qué va a pasar con nosotros a partir de ahora? Entiendo que de una forma u otra querrán saber quien es confiable o no, quiero pensar que no se van a arriesgar a que suceda algo parecido de nuevo. Entiendo que estos días en esta cabaña, alejados de todo y todos, han sido por mantenernos apartados y sin posibilidad de movimiento ni reacción mientras se organizaba la Comandancia, que ahora han venido a ver qué paso en el PEC, qué sabemos de lo ocurrido, a saber por donde pueden seguir viniendo problemas. A buscar culpables… Pero la mayoría de los que estamos aquí somos los mismos reclutas que fuimos aceptados para ser formados como miembros de la Space Force, eso no ha cambiado para nosotros, quizás se ha afianzado más ese sentimiento después de lo ocurrido, después de estos días pasados en el disco hasta llegar a la Tierra. ¿Seguiremos nuestra formación como reclutas o se nos considera fuera de la Space Force a partir de ahora por no ser confiables? Entiendo que quizás tengamos que pasar algún examen médico, quizás pasar todos por el polígrafo que ya demostró que puede detectar mentiras en quienes son asterianos al igual que en humanos… Esperar a que Duncan u otros médicos e investigadores de la Space Force obtengan algo en firme puede significar tiempo, quizás bastante, y no creo que nos quieran tener aquí aislados hasta entonces-hablaba tranquilamente, exponiendo todas sus dudas y preguntas. Aquella mujer le generaba confianza, esperaba no estar equivocada- Además, como grupo, necesitamos poder confiar en quien tenemos al lado de nuevo. Es algo vital y que se perdió en el PEC, eso nos está carcomiendo por dentro. Estos días aquí han sido completamente diferentes a lo que hemos vivido en el Domo como equipo. Y, créame, no han sido unas vacaciones realmente para muchos de nosotros…

No, no lo habían sido. En las vacaciones uno se reía, se divertía, no tenía preocupaciones. Pero la mayoría de los rostros allí reunidos habían sonreído poco sumidos en sus pensamientos o en sus propias pesadillas.

-Y…tendría una petición directa. ¿Sería posible que quien quisiera pudiera mandar un mensaje a sus allegados? El ataque al PEC ya será público y después de diez días incomunicados, nuestras familias y conocidos solamente podrán pensar que no salimos vivos del PEC. Entiendo que no quieran que nada salga de aquí ahora mismo, es más, sabiendo lo que ahora sabemos sobre los asterianos y el control que tienen sobre los skullreps no sería seguro. Pero quizás no encuentren inconveniente en permitir que quien quiera grabe un mensaje y después puedan ustedes emitirlo desde otra posición que no sea esta.

Su mirada quedó fija en los ojos de la mujer que había escuchado atentamente-Creo que eso es todo por mi parte. Gracias... Bueno, si me permite... solo una última cosa, ¿qué va a pasar con Zack?

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05/11/2021, 23:01
Einar Andersen

-Velocidad de crucero aumentada dentro de parámetros. Sistemas comprobados y funcionando. Derivando un 1,6% de combustible reservado hacia los ramjets dos y cuatro... Se confirma el aumento de la eficiencia en más de dos puntos, Señor.

Einar podía no ser una persona con una fuerza destacable o una agilidad digna de ser mencionada, pero a la hora de racionalizar eventos, tratar analizarlos y buscar las respuestas más óptimas a estos había pocos que pudiesen hacerle sombra. Era por eso que teniendo en cuenta la situación o, al menos, lo que creía saber de ella, había decidido centrarse por completo en la tarea de colaborar en el pilotaje del disco, reservando los momentos en los que quedaba liberado de semejante responsabilidad para limitarse a sentarse con la espalda apoyada a una de las paredes de la estancia común y cerrar los ojos para dormitar y tratar así de recuperar tanto como pudiese de sus facultades para cuando debiese volver a sentarse en la cabina. Las únicas interacciones que mantuvo en las pausas de descanso fueron intercambios de miradas frugales con la recluta Ziam y alguna sonrisa cansada cuando se cruzaba con Daya, acompañada normalmente de una palmada de ánimo en el hombro.

Durante sus turnos a los mandos secundarios había actuado con una aparente tranquilidad que parecía absolútamente fuera de lugar dada la situación, pero precísamente por esa situación consideró que lo que se requería de él era profesionalidad. Y un piloto profesional era aquel que era capaz de mantenerse calmado a los mandos de una nave bajo cualquier circunstancia. Eso era lo que se esperaba de él y, al menos eso, podía hacerlo.

La larga y tensa travesía machacó su cuerpo. Pese a su "apodo de guerra" siempre había sido un muchacho espigado y delgado y aún así perdió algunos kilos más debido al estres más que a la falta de alimento, pero aquello era algo que se solucionaría con algo de descanso y comida. Peor era la muerte, ¿no...?

Llegó a la Tierra casi como había llegado al PEC 12: Terriblemente agotado por la travesía y sin saber que demonios había ocurrido con sus compañeros. Pero hacer preguntas y recibir respuestas no había ocupado un lugar excesivamente alto en su escala de necesidades inmediatas a tenor de que había tenido que lidiar primero con abandonar de una estación espacial que estaba siendo asaltada y a punto de implosionar en el vacío del espacio, posteriormente una improvisada misión de recuperación que aparentemente revestía una importancia tal que podía afectar a toda su especie y finalmente con una travesía de evacuación de lo que pudo salvarse del que unos días atrás había sido una de las construcciones aeroespaciales más majestuosas de la historia de la humanidad. Ya habría tiempo de hacer esas preguntas pendientes.

Y el momento oportuno pareció llegar cuando, tras un breve paso por la Comandancia, los miembros que seguían vivos del Domo 12 fueron desembarcados en una zona aislada y boscosa del hemisferio norte del planeta Tierra. Los dos primeros días se concentró en tratar de recuperar todo lo perdido en la travesía a nivel físico. Su cuerpo necesitaba comida y descanso y a eso se dedicó.

Al tercer día fue cuando dió inicio a su nueva rutina, la cual había aprovechado para planificar con detenimiento los dos días anteriores. Sus prioridades eran principalmente tres:

Por un lado, hacer lo que estuviese en su mano para tratar de mejorar su lamentable estado físico, por lo que de forma inexcusable salía a correr diariamente junto con Yum durante dos horas por la mañana y otras dos horas por la tarde, tratando de forzar su cuerpo tanto como podía si bien la recluta oriental se mostraba excesivamente condescendiente con él, bajando disimuladamente su ritmo al de él a las primeras de cambio pese a las contínuas insistencias del piloto.

Otra de sus prioridades era la de averiguar que diablos había ocurrido en su ausencia. Principalmente saciaba este cometido haciendo uso de las reclutas Banerjee y Ziam, con las que sin lugar a dudas mantenía una mayor confianza y a las cuales solía preguntar sin paños calientes sobre lo acontecido. Pero no se limitaba a ellas, puesto que, en un esfuerzo por tratar de socializar y de completar el relato que intentaba formar en su cabeza, abordó a otros reclutas de formas menos directas. Trató de hablar por separado con Eylo, haciendo uso del conducto más marcial, no pudiendo evitar que sus preguntas fuesen formuladas con el respeto debido a un superior jerárquico, no propasándose con las mismas. Con William fue algo menos rígido a la hora de sacar el tema las pocas veces que lo buscó para hablar o cuando se cruzaron en alguna de las actividades. El muchacho le caía bien, pero no dejaba de ser una parte aparentemente importante en lo sucedido y no quería formarse juicios de valor antes de tener claros lor hechos. Trató de forma más superficial el tema con el resto, si bien evitó por completo el tema con Jim, Vera, Keira y Sue, cada cual por sus propios motivos.

La última de sus prioridades fue la de tratar de comprender qué estaba ocurriendo en la cabeza del resto, si bien en su intentona de ello hizo gala de su ya evidente falta de empatía social, puesto que pareció incapaz de ver los intentos de McCarthy por buscar la soledad, siendo este su elección para tratar de mantener charlas relacionadas con aquella inquietud.

En sus ratos muertos a veces buscaba al médico y, quizás por considerarle lo másparecido a un psicólogo o quizá porque simplemente lo consideraba una persona digna de confianza- no en vano había sido su elección como lider en la votación realizada en el Domo- y trataba de entablar conversación con él, mostrando preocupación por el estado de Keira, Narel o Becky.

Más allá de esos queaceres que él mismo se había impuesto, los ratos de recreo solía acabar junto a Daya o a Yum, donde trataba de ayudarlas en lo que fuese necesario, dándose cuenta de que con ellas dos es con quien se sentía realmente cómodo.

Durante el tiempo que duró el aislamiento de los reclutas del Domo 12 en aquel bosque, Einar pudo formarse un relato más o menos concreto de lo que había ocurrido en el PEC, si bien era consicente de que algunas partes se sostenían en conjeturas o narraciones sesgadas. Pero el ser consciente de ello era suficiente como para sentirse satisfecho por el momento.

Con respecto al prisionero, Einar se mostró cauteloso y evitó cualquier tipo de interacción en los ratos que le tocó custodiarlo. El régimen disciplinario de la comandancia era absolutamente claro al respecto de su situación.

Pertenecer activamente a una organización contraria a la Comandancia era una falta Sumaria. Y las sanciones a aplicar en esos casos comprendían desde el castigo físico con resultado de incapacitación física permanente a la ejecución por fusilamiento.

 

Mes 3. Día 1. Hora 10.15 a.m.

Y llegó el día en el que la Space Force quiso demostrar que, para bien o para mal, tenía en mente a los reclutas del 12, apareciendo a bordo de una aeronave con capacidades anfibias la cual se posó majestuosamente sobre el lago, permitiendo desembarcar a sus ocupantes directamente a la orilla, donde Einar se había afanado a dirigirse con presteza para cuadrarse antes de que nadie se lo requiriese y recibir así a los mandos de la forma debida.

Se mantuvo firme como una estaca y con al vista perdida en el horizonte mientras los mandos desfilaban delante de ellos. Atendió a las indicaciones de estos y esperó pacientemente, escuchando lo que sus compañeros tenían que decir al respecto, puesto que él, realmente, era el que menos tenía que aportar, puesto que no había estado presente más que en la evacuación.

Escuchó a Eylo en su discurso, y no pudo evitar asentir apretando los labios ante la petición de este de que a los reclutas del 12 se les permitiese colaborar en el conflicto en ciernes.Estaba absolútamente deacurdo en esa parte.

Cuando Daya se expresó mostrando preocupación por la civilización asteriana sintió un pinchazo en el pecho. ¿Realmente estaba la bonita piloto hecha para el ejército? Una desasosegante sensación de compasión por ella se hizo presa del piloto. Daya era demasiado pura, demasiado buena. ¿Estaría realmente preparada para afrontar un conflicto total y todas las decisones de dificil moralidad que ello comportaba? ¿Habría estado dispuesta a pilotar aquellos Avro Lancaster que asolaron Dresde para acabar con la parte occidental de la Segunda Guerra Mundial? ¿Habría apretado el botón para liberar la Bomba de neutrinos que borró de la faz de la tierra una de las Islas mediterráneas de la unión federal germánica en la guerra Euroasiátca por la Cuarta Gran Pandemia de 2091? Pensar en todo aquello le provocó trsiteza para con su camarada.

Una vez sus compañeros hubieron hablado, decidió tomar la palabra para expresarse, puesto que ese parecía ser la razón de todo aquello.

-¡Recluta Andersen, Señora!-gritó adoptando la posición de "descansen"

-Durante los acontecimientos acaecidos en la instalaciones del PEC 12 relatados por mis compañeros, me encontraba en misión pararlela de transporte asignada por el Teniente Townhall, por lo que no me encontraba presente. El día 10 atraqué  en el espaciopuerto asigando por los controladores del PEC 12 y aproximádamente 20 minutos después localicé al Cabo Malbone en el interior de las instalaciones y, de forma simultánea, se iniciaron los avisos de evacuación.

Tras reunirnos con el resto de mis compañeros se me asignó la misión, junto al mismo teniente, la soldado de primera Sharmon, y los reclutas MacCarthy, Foster, Zumbert, Ziam, Latrem y McHillgraw, de recuperar una pieza de inteligencia antes de proceder a la evacuación.

Una vez asegurado el paquete, se procedió a la evacuación de la estación. Por todo esto y debido a que no he tenido la oportunidad de redactar y comunicar un informe relativo a ello, expongo formalmente el desempeño sobresaliente de mis superiores y compañeros durante el cometio, por si procede algún reconocimiento al repecto hacia ellos.

Aquello hubiera preferido hacerlo de forma discreta y  en los cauces oportunos, como solía hacerlo todo, pero dada la situación, prefería aquel método que dejarlo correr.

-Y con respecto a cualquier medida disciplinaria que pudiese decretarse sobre el domo 12 por los hechos ocurridos previo a la destrucción de la estación, pese a que yo no estaba presente me considero un miembro activo del grupo y quería solicitar formar parte de los mismos, Señora.

Y pese a lo que pudiese parecer, todo aquello no era una suerte de fachada si no más bien una absolúta convicción hacia los valores del ejército y de que aquello era lo que debía hacerse y lo que se esperaba de él.

 

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06/11/2021, 09:48
Capitán Adara Thyndall

Cuando los reclutas entraron en el interior de la cabaña fueron presentados formalmente ante la capitán Thyndall. La mujer pelirroja estaba sentada en una de las sillas de madera, y con un gesto invitó a los presentes a hacer lo propio e imitarla, mientras que Raven Sharmon preparaba un multitudinario café.

Una de las primeras personas en narrar lo ocurrido, o al menos su particular historia, pues ésta no comenzaba y terminaba en el PEC 12 propiamente dicho, fue la de Einar. El joven piloto había detallado su vivencia, solicitando finalmente formar parte del castigo por destruir la estación, algo que llamó la atención de la capitán.

- No hay pena que se les vaya a ser impuesta hasta que no se conozca la verdad. No son delincuentes ni se les ha tratado como tal. Comprendo que son conscientes de que todos los soldados llegados en el disco han sido aislados del resto, con el fin de interrogarles y reconstruir los hechos sucedidos lo más fielmente posible - Comentó de buen grado, recibiendo en sus manos el café que Raven le había preparado - No porque creamos que ustedes tengan tanta capacidad destructora... - Llevó la taza a los labios antes de hacer otra indicación - Le agradezco, piloto Andersen que se sienta miembro activo del grupo, no me cabe la menor duda de que sus compañeros lo agradecerán.

Eylo Yilmaz se presentó entonces y comenzó a explicar lo que habían vivido en el PEC antes de que la estación fuera presa del caos. Contó cómo fueron despertados por la mañana para ser informados del asesinato de Noor Joyse, así como la investigación que ellos mismos debieron cursar, y la confesión de un recluta que posteriormente se supo, era inocente. Las informaciones sobre Carracci provocaron que Adara mirase al teniente West por unos instantes, con un rictus de seriedad marcado. No le gustaba lo que oía.

- Ese cadete fue, según las declaraciones de otros mandos, quien perdió la vida en manos del brigada Lee Joe - Esperó confirmaciones de cabeza antes de continuar sumergida en la historia que le narraban. Otra mirada significativa hacia el teniente West, había un doble fondo en ese asunto que no le terminaba de gustar a la mujer, y que se intuía por su conducta gestual - Me temo que ha habido muy poco respeto por la vida entre los mandos del 12. Eso va a cambiar a partir de ahora - Miró a los reclutas con aquellos ojos que denotaban un saber profundo - Somos soldados espaciales. No matones a sueldo. Tenemos margen y libertad para actuar en condiciones extremas, pero fuera de esas situaciones, no estaría de más contener el dedo que presiona el gatillo. La muerte no es un proceso reversible, y la toma de decisiones en caliente puede llevar a crasos errores. La humanidad no debe temer a la humanidad. Es inaceptable - Estaba claro que si ella estaba al mando, cada acción debería ser claramente justificada, sobre todo la muerte de una persona. Ahora podían entender que lo realizado por Lee Joe a ella no le había gustado

Yilmaz siguió narrando cómo fueron apresados Foster, Grey y Smith, así como el traslado al nivel 9 y el conocimiento de que Buck había estado implicado en el asesinato de Joyse. Se hablaron de pruebas y algo que la mujer no parecía llegar a comprender - ¿La anomalía de Eidolon? - Su interés iba in crescendo, sobre todo cuando se nombró al capitán del PEC, alguien con quien no había podido hablar - El capitán no llegó a salir del PEC, intentó restablecer las comunicaciones hasta el último momento - Comentó la mujer con un rictus de seriedad - Recluta Yilmaz, más adelante me reuniré con algunos mandos expertos en tecnología. Me gustaría que el día que eso suceda, usted me acompañara y nos asesorara con sus conocimientos respecto ese tema. No voy a dejar ningún fleco sin investigar - Estaba claro que Thyndall no era alguien que dejase pasar las cosas y que estaba muy interesada en saber todos los porqués.

Fue éste el momento que aprovechó Foster para tomar la palabra y explicar que ella tenía la habilidad de reproducir cualquier sonido. En el Domo 12 se había formado un grupo para intentar comunicarse con los skulls y ahora que tenían un extraterrestre recluido, podía ser útil su habilidad para buscar vías de entendimiento - Es interesante eso que comenta, la tendremos en cuenta para cuando busquemos formas de proceder contra los asterianos - La corrigió, puesto que Jim había dicho Asturianos, un insulto para aquella región de España que se les confundiera con esa raza tan belicosa - Cuando se hagan pruebas con los dispositivos tecnológicos usted también vendrá a apoyar a Yilmaz. Nos vendrá bien estudiar este problema desde todos los puntos de vista.

Las informaciones sobre el polígrafo fueron contundentes para la capitán, la cual miró a Harold de manera directa - Cadete Cook, queda usted detenido hasta que pueda probarse su inocencia. El cadete Norris también será recluido. Ambos irán a la prisión Ny Anstalt - El sitio nombrado era una prisión de alta seguridad situada en Groenlandia que, irónicamente, era una de las cárceles más lujosas del planeta Tierra. Era una decisión en cierto modo acertada. Si se probaba de que eran culpables, habrían sido firmemente retenidos, pero si terminaban siendo inocentes, la calidad de vida en aquella institución penitenciaria habría sido en cualquier caso, digna - Cabo Wulftang, proceda a la detención de los reclutas y sáquelos de la sala, no quiero que tengan más información de la precisa. Custódielos en la astronave - La última duda de Banerjee ya había sido resuelta

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06/11/2021, 09:48
Harold Cook

- No puedo creer lo que estás haciendo - Miró a Eylo completamente disgustado - Cuando me pediste ayuda en el Domo te la di, y ahora... ¿Me haces esto? - Comentó el tecnólogo con claro enfado - ¿No serás tú el asteriano? ¿O quizás Gerald Target?... El polígrafo mentía - Mantuvo el hombre mientras el cabo se acercaba hasta su posición, más Cook no oponía resistencia. De hecho, habría sido absurdo siquiera intentar pelear contra Moad, pues le doblaba en envergadura.

- ¿Acaso he demostrado odio contra vosotros en algún momento? ¿Lo he hecho? - Creaba una duda razonable, y Carl Brinstom lo miraba con cierto grado de pesar. Era su amigo - Buck era amigo de Narel, no mío, yo solo me relacionaba con Zack, Carl y Mott. ¿Por qué nadie sospecha de ellos? ¿O de Harris?... Capitán Thyndall, yo de usted no confiaría en ninguno de ellos, comenzando por el propio Yilmaz. Ninguno del Domo 12 somos de fiar, no han sido sometidos al polígrafo y, siendo sincero, yo mismo no estoy conforme con los resultados obtenidos. Es un método anticuado que tiene cierta probabilidad de error. No es fiable al 100%.

Y todo aquello lo había dicho mientras que Wulftang se acercaba hasta el cadete, cogiéndolo del brazo con determinación y esposándole, en calidad de detenido. El cabo era un hombre fuerte, pero no parecía abusar de su condición pues Cook no se revolvía ni rebelaba, como si fuera completamente inútil emplear la fuerza para contra atacar a un hombre que sabía, le era superior en el cuerpo a cuerpo.

- Señora, meteré a ambos detenidos en el transporte y los custodiaré para evitar su huida - Al hombre se le ocurrió cachear al sospechoso y encontró un objeto extraño, poliédrico, un dispositivo que nadie de los presentes podría saber qué era ni para qué se usaba. Un elemento metálico que desde luego, no parecía de manufactura humana.

- Blanco y en botella - Mostró lo que era y el cabo no tuvo mucha más dura al respecto. Harold Cook era un asteriano y por más que lo negase, ya nadie le creería.

- Vuestra civilización es patética... - Amplia sonrisa por parte del tecnólogo - Todos vosotros lo sois - Miró a Narel - Quizás tú no, querida. Tranquila, vendrán a por ti y podrás hacer una nueva vida de cero, llevas en tu interior sangre asteriana. Nada más y nada menos que el hijo del capitán Dekenverz. Y puede que no seas la única - Le guiñó el ojo, provocador, sabiendo que acababa de hacer muchísimo daño.

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06/11/2021, 09:49
Teniente Lionel West

- Señora, quizás no sea muy desacertado lo que dice el recluta Yilmaz - Comentó el teniente siendo bastante asertivo en el trato, al menos inicialmente - Y aunque es cierto que el polígrafo siempre contempla un relativo margen de error, lo normal es que alguien entrenado en mentir pueda superarlo y no al contrario, que alguien diga la verdad y falle... - Dudaba de la intervención de Harold, algo que se demostró cuando el poliedro fue encontrado en los bolsillos del tecnólogo y Cook hizo las afirmaciones que realizó, dejando a Narel completamente muda y creando un impacto desagradable en los presentes - Cabo Wulftang llévese a este ser de aquí. Custodie a ambos con su propia vida... Trump, Waist, Demarco, acompáñenle - Fue una orden grave, contundente, palabras que intentaban dar sensación de control ante la tensión de la cabaña. Ya nadie tomaría café. Cuatro asterianos eran en total, dos allí localizados y Narel posiblemente embarazada - Recluta Dotter, usted va a tener todas las facilidades que el ejército pueda suministrarle, en caso de que ese comentario sea cierto El tono de voz del hombre había bajado, ganado suavidad y comprensión cuando se dirigió a la eridiana, como si le preocupasen mucho sus emociones. El teniente West tenía una calidad humana que se dejaba mostrar, y más en esos momentos en los que Narel se veía impactada y hundida, sentándose en una zona apartada de la sala mientras con las manos se mesaba los cabellos

- Alguien de confianza que la atienda - Miró a los reclutas, esa información se le escapaba, pero daba a entender que la mujer necesitaba apoyo y era de recibo que sus compañeros más próximos se lo ofrecieran. Becky no tardó en posicionarse al lado de la joven, la cual respiraba con auténtica tensión, quizás con ansiedad.

El teniente continuó entonces la conversación que estaban llevando a cabo, no deseaba dejar cuestiones en el tintero si querían avanzar en las investigaciones -  ¿La Órbita de Tarvos? ¿Princesa Imperial?... Áster... - El teniente arrugó un poco la nariz mientras tomaba anotaciones en una tableta, dispuesto a saber más sobre aquello que se había argumentado - Si esa civilización asteriana está enfadada con nuestra especie tendremos que saber el motivo, y ya de paso intentar negociar el cese de las hostilidades. Eso podría suponer el fin de una guerra con resolución pacífica... - Miró a Banerjee, pues ella había plasmado primeramente los pensamientos que parecía compartir con él mismo, determinando que ambos veía un futuro muy similar, con más acercamientos a la variedad que represalias, a pesar de lo que estaba sucediendo - Tenemos a dos atrapados, el problema es saber si alguno de nosotros también lo es. Necesitamos ganar confianza entre nosotros. Tener la capacidad de hablar con libertad - Daya subrayaba de nuevo que se preocupaba por los reclutas presentes en la cabaña, ganando una mirada aprobadora del teniente West, que miró a la capitán buscando algún tipo de autorización - Esta cuestión bien llevada minimizaría bajas. Los cadetes de este Domo según los informes son un desastre en muchas cuestiones, pero está claro que han descubierto cosas que les ha pasado de largo a sus propios mandos. Yo apostaría con la reconstrucción del 12, señora. Bajo mi mando y siempre con su supervisión. La sargento Corlett me ayudaría, el cabo Wulftang también. Pueden ser buenos soldados, apuesto por ellos - Y ahí había una cuestión relevante en el aire, ¿acaso iban a disolver el 12?

Las preguntas de Daya quedaron en el aire mientras que Eylo continuaba narrando la historia, y cómo el Domo 12 se separó en cuatro grupos, una información que los mandos parecían conocer, puesto que las versiones dadas por Grey, Quest, Malbone y Sharmon convergían con exactitud, algo parecido a las narraciones que explicaban cómo el asteriano Zack indicaba con órdenes al skull que atacase.

- ¿Tiene grabaciones sobre lo sucedido, Yilmaz? Sería interesante verlas - Indicó el teniente, tomando finalmente la iniciativa y añadiendo una información que parecía preocuparle en exceso - No sabemos nada del brigada Lee Joe, ni tenemos constancia de dónde se encuentran los reclutas Durrell y Stealer - Silencio. El peor enemigo ante la incertidumbre. La lógica indicaba que nada bueno había pasado con ellos.

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06/11/2021, 12:54
Capitán Adara Thyndall

La pelirroja mujer se mantuvo callada durante las interrupciones, la primera ejercida por Harold Cook, alguien a quien no pensaba dejar ya en estado de libertad, y menos tras haber dicho de manera abierta que pertenecía a esa facción asteiana que ansiaba destruir la humanidad. Por otro lado, los comentarios sobre la Anomalía y sus asociación con los ataques Skullreps, así como con la nueva civilización, era algo que no podía ser ignorado.

- Tomaremos cartas en el asunto - Aseguró Thyndall mirando a Yilmaz con interés. Le había agradado su petición de ayudar en aquellas investigaciones, así como el hecho de que deseara tomar la iniciativa- Necesita tiempo para cotejar datos, cadete, es algo que puedo proporcionarle, así como el hecho de que pueda estudiar el libro cartográfico. Pero tenemos un problema que está por encima de mis posibilidades.... - Y aquí comenzaban las preguntas de Banerjee.

- Ustedes están en período de formación y para ser soldados espaciales deben seguir su instrucción. Más allá de eso también ha dicho una gran verdad, ahora mismo todos ustedes son sospechosos como asterianos y no puedo arriesgarme a darles más posibilidades de comunicación, ni armas, tampoco documentación sensible, al menos hasta que haya forma alguna de probar vuestra inocencia - Y demostró que era una mujer capacitada para el cargo - Por ello voy a asignar un escuadrón de investigación para que obtenga todo dato sobre vuestro pasado, independientemente de lo que pongan los ordenadores de la Comandancia. Se hablará con vuestras familias y conocidos, seguiremos el hilo conductor que os ha traído hasta aquí y corroboraremos así vuestra humanidad... - Era una mujer brillante, aquella idea implicaba obtener datos sobre cada uno de los presentes. Quien no tuviera pasado sería sospechoso - Eso nos llevará algún tiempo. Cuando tengamos claro que sois de fiar nos reuniremos para trabajar juntos. No antes. Lo siento pero la vida de cada uno de ustedes es muy valiosa... - Miró a Daya con interés - Tenemos órdenes iniciales de disolver el Domo 12 - Era justo lo que West y Corlett deseaban impedir - Los generales nos han pedido distribuiros en otros reclutamientos, 15 y 19 principalmente. Pero tras lo que estáis contando y las últimas novedades, hay base para luchar por nuestra identidad del 12. Aunque quizás no sea algo inmediato...

Adara Thyndall negó con la cabeza ante la petición de Daya - Lamento decirle, cadete Banerjee que cualquier mensaje puede transmitir alguna idea encriptada. Viendo lo visto lo ideal es no hacerlo para no arriesgarnos a ser localizados o que los asterianos puedan mover ficha. Pero no se preocupen, no somos insensibles. Cualquier familiar que desee conocer el estado de alguien, puede preguntar, eso sí se diría. Poco más.... - Lamentaba no dar ese consuelo a los reclutas, pero la capitán tenía las vistas en un bien mayor, el de la supervivencia como especie.

Tomaba la palabra el cadete Thompson, explicando que los asterianos que atacaban no era el conjunto de su sociedad, sino una facción descontenta que parecía malmeter entre ambas razas, lo cual, si se sacaba de contexto, se podía generar mucho daño y violencia innecesaria. Además incorporaba el muchacho una reflexión muy interesante, puesto que los recursos de los atacantes podía haberse visto mermada tras tantas agresiones y que los skulls fuesen una especie que ellos trasladaban para poder mantener la tensión constante en la raza humana.

Las dudas de Billy también fuero atendidas, y no solo sus suposiciones. Thyndall le dio respuesta al cadete, tal y como había dicho hacía unos instantes. Los soldados no eran insensibles ante el miedo a la pérdida de un ser querido, así que le dijo a Thompson lo que sabía de su familia.

- Su hermano y su padre están bien, recluta Thompson - Anunció Adara mirando fijamente al joven - Su hermano fue uno de los que avisó a la Comandancia de los ataques, y su padre se encuentra actualmente en el PEC 15. Por cierto, ha sido sugerencia de él que algunos de los reclutas del Domo 12 continúen su formación en el Domo 15, mientras los mandos del 12 nos reubicamos para asumir la siguiente misión. Además debo decirle que el juicio que tiene usted pendiente ha sido anulado hasta nueva orden. Hay prioridades actualmente con respecto al ataque. El alto mando no quiere prescindir de un solo hombre o mujer que pueda portar armas.

Las preguntas sobre Townhall y sus hijas hizo que la mujer pelirroja se tomara un instante, entrelazara las manos y buscara las mejores palabras para explicar lo que había pasado.

- El teniente Townhall murió en el ataque al PEC. Su cuerpo fue visto por varios soldados que estaban en los hangares. Y sus hijas fueron mandadas a un orfanato militar. Su madre está de misión y desde que la hemos intentado comunicar, no da señales de vida - Apretó la mandíbula, sabía algo más que diría tras tomarse un tiempo - Eris Townhall lleva dos días desaparecida del orfanato, parece ser que se ha ido de allí. Está en paradero desconocido... - Una de las peores consecuencias que Billy podía haber deducido.

Y ahora venía un momento un tanto incómodo, pues debía hacer una pregunta a los que estaban allí presentes - El alto mando es consciente de que vuestra situación ha sido muy atípica dentro de la formación que se suele dar a los reclutas y es posible de que algunos de ustedes no deseen continuar en el ejército. Si así fuera, cuando se compruebe vuestra humanidad, podrán regresar a sus planetas origen, pero no sería necesario que fuesen incorporados a Domo alguno en este momento - Observó a los congregados, les estaba dando a elegir sobre su destino - Si alguien quiere dejar su formación ahora, solo debe decirlo y cuando comprobemos que es de nuestra raza, podrá volver a casa.

En cierto modo se esperaba. Keira levantó la mano, determinando que no deseaba seguir así de mal, necesitaba dar un giro en su vida cuanto antes. Carl Brinstom sorprendió tirando la toalla, Jean Harris y Emory Mott le secundaron. Finalmente, Narel Dotter se puso en pie, quizás dejando helados a dos de los presentes, los que durante esos días le habían cuidado y atendido, los mejores amigos que había podido descubrir en esa parte del mundo - Yo no deseo continuar, señora - La eridiana había dicho una última palabra y la capitán asintió con la cabeza, recibiendo cinco inesperadas bajas.

- Vayan a la nave. Les llevaremos a la cárcel de alta seguridad hasta que puedan volver a casa. Les prometo dignidad de trato, ciudadanos - Daba por aceptada aquellas peticiones, quitándoles la etiqueta de reclutas, sus palabras eran ya un contrato verbal.

Otra novedad venía de la mano de Duncan, puesto que el doctor tomó la palabra por medio de su comunicador, solicitando un laboratorio, así como materiales para poder trabajar en la identificación de los extraterrestres. ¿Quién no decía que el envenenamiento de Milena no se debía a una acción asteriana?

- Dígame algo, doctor McCarthy. ¿Es posible que investigue en el Domo 15 si le facilito el material? ¿O precisa ir a un laboratorio de alta tecnología? Si pide lo primero, le dotaremos de los recursos que precise, si es lo segundo. Elija tres personas más que le acompañen y serán trasladados a un lugar específico donde podrán trabajar con total tranquilidad. Confío en su criterio y profesionalidad - Estaba claro que Thyndall sabía poco de medicina, así que no le quedaba más remedio que fiarse de la experiencia de Duncan.

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06/11/2021, 18:26
Ambientación

Y en aquella región perdida en el norte del planeta Tierra, en un lugar indeterminado, el recluta McCarthy debería elegir dónde deseaba investigar para discernir entre genética humana y asteriana, para ello debía seleccionar a tres acompañantes que le asistirían, subir a la nave y proyectar su destino a millones de años luz de allí.

Los demás reclutas deberían quedarse a la espera en aquel paraje natural unos días más, al menos hasta que llegase el transporte que debía trasladarles a Protect, concretamente al Domo 15 o al 19. No sabían quiénes irían destinados a uno u otro lado, quizás pudiera ser algo a tratar ahora que tenían toda una cadena de mando delante, posiblemente las personas que en un futuro no muy lejano les dirigiesen y valorasen sus esfuerzos dentro del ejército.

La historia estaba aún por escribirse. De los cadetes dependía su propio destino.

Notas de juego

En vuestro post podéis tener conversación con 2 pnjs de vuestra elección, ya sea en un post o dos post (Si lo queréis privado). También podéis hablar entre vosotros.

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07/11/2021, 15:07
Eylo Yilmaz

Eylo se mantuvo en silencio escuchando las intervenciones de sus compañeros, intrigado levemente acerca de lo que llegaron a hacer o deshacer aquellos que habían tomado otros caminos. Llegó a mirar con extrañeza la iniciativa de Einar para ser castigado en conjunto a sus compañeros si llegaba ese punto, un gesto que el eridiano reconoció con un tono de la mirada y un leve asentimiento, pero no dijo nada ya que la capitán Thyndall pronto resolvió que no había ninguna intención en esa línea, salvo la amenaza de la disolución del Domo 12.

Por ahí estaba la cuestión, escuchar a Thyndall animó a Eylo, las perspectivas y formas que la capitán proponía anidaron en el eridiano una febril esperanza. Una que se fue reforzando a medida que atendía a lo que decía, su forma de dirigir y entender la Space Force, algo que se iba alineando con sus motivaciones y objetivos personales. La mención de la ejecución de René causó cierta aspereza, pero no le faltaba razón. René no merecía morir de ese modo, pero tampoco fue consciente de la situación a la que se enfrentaba. ¿Entraría en esos caso de situaciones extremas que mencionaba Thyndall? Puede ser, pero aunque admiraba la determinación del brigada Joe, tenía muy claro que no comulgaba en su forma de afrontar los problemas.

Estoy a su disposición, señora —aseveró al escuchar los planes de la capitán, añadiendo —. Quizá en la estación Arecibo del sistema Eridani tengan más información al respecto. Es el puesto de la Comandancia en el sistema.

Que añadiera a Jim en esa empresa provocó un sentimiento de resignación en Eylo, pero no dijo nada manteniéndose atento a la capitán. No sabía cuánto pudiera dominar de esos temas Jim, salvo el de lanzar ideas a un ritmo endiablado. Las ideas podían estar bien, llevarlas a cabo era otro.

La reacción de la capitán y la posterior de Harold, fue encajada por Eylo con firmeza. Miró al que había sido compañero tecnólogo a los ojos, sin titubeos, pues cuando se puso a lanzar acusaciones que pronto perdieron fuelle al descubrir que también era un asteriano provocó en el eridiano un profundo sentimiento de abatimiento. Otro más, había estado colaborando con Harold y Benedict durante todo ese tiempo, burlado y engatusado, abusando de su confianza. Podía soportar eso, pero cuando se dirigió a Narel burlándose de ella y asegurando que estaba preñada de Buck, la furia volcánica del eridiano que siempre había estado allí, pero apagada por años de autocontrol se fue al garete. Habían dañado a su amiga e, incluso ahora, seguían haciéndolo.

Eylo dio un resuelto paso hacia él, y juntando toda esa rabia y frustración monumental le soltó un puñetazo en toda la cara a Harold, imprimió toda la fuerza que podía darle el cuerpo y la mente con el objetivo de hacerle daño, aun a costa de su propia mano. Apenas unos segundos antes la capitán había asegurado que la Space Force no eran matones, que debían contenerse, pero él llevaba conteniéndose semanas y semanas, tratando de dar lo mejor de si. Todo el mundo tiene un límite, y a falta de mejores opciones para poder liberarse del estrés, ese funcionaría aunque fuera un placebo.

Por ahora el patético eres tú.. —siseó agitando la mano dolorida, echó paso atrás y miró a la capitán, se puso firmes, aunque miró a Narel preocupado por un instante —. Lo siento, señora. Debía hacerlo. Tiene razón, la Space Force debe ser un faro de esperanza para la humanidad y de ejemplo de lo mejor que puede dar. Aceptaré el castigo acorde a mis actos, pero no voy a arrepentirme por haber golpeado a un desgraciado que ha hecho tanto daño a tantos, empezando por mis compañeros.

Quizá habrían consecuencias, pero en el fondo le había sentado de puta madre hacerlo. Fue liberador, lo primero que había podido hacer desde que todo empezó a irse a la mierda. Había una parte de él que siempre estaría, el del pendenciero que había buscado peleas imposibles por todos los bares de Eridani. Pero en esta ocasión no era por culpabilidad, sino porque habían tocado algo importante para él y, para postre, se regodeaban en ello. Se fijó en el artefacto finalmente, sustituyendo la rabia por la intriga, preguntó peregrino.

¿Podría echarle un vistazo, señora? —dijo mientras teorizaba sobre lo que podía ser aquello. Benedict había dicho que habían tenido que usar materiales y tecnología humanas para recrear la suya, pero eso no aparentaba ser de origen humano. Eylo quería ser cauto, por lo que sabía de los asterianos, podía ser hasta una bomba, pero si Harold no la había activado nada más ser descubierto, quizá se trataba de otra cosa menos.. peligrosa.

Se permitió acercase a Narel, quien ya era atendida por Becky. Eylo agradeció a esta que se prestara a acompañarla, pero el eridiano hizo lo mismo, la cogió de la mano sintiendo la ansiedad que iba adueñándose de ella. Quería abrazarla, pero los acontecimientos seguían sucediéndose, y después de su numerito de la hostia a Harold, quizá había provocado la desaprobación general de los mandos. Atendió entonces al teniente, quien demostró tener una iniciativa y claridad saludables, a juego con la capitán Thyndall. Eylo le escuchó, asintiendo esperanzado por el voto de confianza que le estaba demostrando, una ventana de oportunidad a la que aferrarse y seguir adelante.

Desde nuestro encuentro con los skullreps del restaurante, sí. Tenía la teoría de que quizá la Anomalía podía tener frecuencias que atrajeran a los skulls, pero por ahora nada comprobable —no amplió demasiado esto, ya que la capitán ya había expresado su intención de que se uniera al grupo de expertos en esa investigación —. También grabó la orden de Zack a los skulls, todo está en el comunicador que me cedieron en el PEC, estará en manos de la Comandancia ahora. Esperemos que no haya sido formateado.

Escuchar sobre el incierto destino del Joe, Durrell y Stealer hizo que apretara los labios, pero su mente centelleó mirando al teniente y, luego, a la capitán.

Señora, señor. Hay pocas posibilidades, pero.. trabajé durante seis años en salvamento espacial —dijo sin poder evitar cierta conmoción al tener que recurrir a los suyos, a su familia, en una situación así —. Póngase en contacto con la Rust Walker, el capitán Cade Kimball y su tripulación, son expertos en operaciones de salvamento. Quizá puedan encontrar algo en los restos del PEC12. Supervivientes, material importante.. Entiendo que quizá no me pueda poner en contacto con ellos, pero señor, si hay una mínima oportunidad de salvarles a ellos o a más gente, el tiempo corre —el tono de Eylo se fue tornando en una súplica casi —. La Rust y la tripulación está sobradamente capacitada para estas operaciones, y sé que el capitán Kimball tiene relación con la Space Force, todo lo que pueda encontrarse sabrá tratarlo con la discreción necesaria —nunca había sabido si Kimball había pertenecido a la Space Force, nunca le preguntó y nunca hablaba de ello, pero sabía que era alguien leal a la humanidad y a la Comandancia —. Incluso puede ponerse en contacto con otras tripulaciones eridianas competentes para acercarse si es necesario..

Era un disparo al aire, la razón de le decía que tras tanto tiempo.. probablemente estaban muertos, pero al menos había que recuperarlos. No era justo, no era tolerable que tuvieran ese funesto destino, ni ellos, ni nadie del PEC 12, víctimas de una afrenta anterior al nacimiento de nadie vivo en la actualidad. A ellos siguieron las amargas revelaciones del destino de Townhall, de quien sintió su pérdida y encendieron un poco más las llamas de la rabia. Pero cuando escuchó el destino que iban a tener Eris y Maia se le quebró algo, instintivamente miró a William casi intuyendo por dónde iba a salir.

Señora, William hizo un esfuerzo enorme por esas niñas. Ir a salvarlas, cuando a mi, el teniente Townhall, me había puesto al cargo de ellas como tutor en su ausencia —admitió apretando los labios —. Creí que iban a ser evacuadas junto al resto, me equivoqué. Están vivas por él y por la sargento Grey —respiró hondo —. Si puedo ayudar, hacer algo, por localizar a Eris.. cuenten conmigo. Son parte de mi responsabilidad —de nuevo esa palabra sonaba clavos en un ataúd para Eylo. No había estado a la altura, o había entendido mal la situación, cuando el PEC 12 se hundía priorizó a los que tenía al lado y aun tuvo ciertas aspereza al ver a William actuar de ese modo llevándose a Grey. Lo aceptó con el tiempo, pero en ese momento la tensión le hizo ver aquello como una traición, una idea absurda, pero quizá se atribuía más responsabilidad de que merecía o debía. Townhall había confiado en él por falta de opciones, y sentía que no había estado a la altura, y aunque Eris parecía tener claro el destino que iba a tomar, pensaba en Maia.. porque sabía perfectamente lo que era terminar en un lugar como ese. No, no podía dejarla esta vez sola, no podía volver a fallar como parecía que lo iba haciendo de forma sistemática.

La renuncia de varios miembros del Domo 12 fue la guinda de la consternación de Eylo. Comprendía esas decisiones, las aceptaba con amargura y resignación. El eridiano se acercó a cada uno de ellos, y les tendió la mano.

Gracias por todo, nos volveremos a ver —quizá tenia una relación dispar con cada uno de ellos, y aunque se despidió personalmente de cada uno de ellos, sentía que con Keira, Carl, Emory y Jean se iba parte de lo que habían sido. Nunca había dudado de que cada uno había aportado su parte en todo aquello, que habían sido importantes en su mayor o menor medida. Finalizó la despedida con un saludo militar, con honores, como había aprendido en el orfanato, habían sido su compañeros y, en cierto modo, lo seguirían siendo siempre —. Que las estrellas sigan brillando para mostraros vuestro camino.

La despedida más amarga era, en parte, la menos inesperada para Eylo. Se resistió ante la evidencia de un hecho que enseguida cobró forma en el momento que Thyndall les comunicó la posibilidad de apearse de la vida castrense. Apretó los labios, miró a Narel comprendiendo que ella, ahora, debía afrontar otra clase de guerra. Se apartó un poco de los demás para hablar con ella, mantuvo el contacto con la mano, y trató de buscar unas palabras adecuadas.

Te admiro, Narel. Has sido fuerte, comprometida, buena. Lo sigues siendo, a pesar de que quizá ahora no lo creas —respiró hondo, apretó los labios como si con ello evitara que los ojos pudieran trascender cualquier clase de lágrima —. También has sido testaruda —acuñó con humor, pero con la voz quebrada —. Pero.. le dijo el conector al difusor, ¿verdad? —soltó una risa sardónica —. Eres mi amiga. Y no voy a dejar que afrontes todo esto sola.. y sé que ahora no voy a poder estar a tu lado, ¿sabes? Pero debo seguir adelante, luchar contra todo esto.. lograr que lo que sea en lo que estemos metidos acabe y no siga haciendo daño a la gente. Siempre que pueda te llamaré, iré a verte, ¿de acuerdo? Quiero que me enseñes Kuiper desde tus ojos —era tan amargo todo, tan duro e hiriente, no podía ni siquiera decir que sabía cómo se sentía, porque estaría mintiendo —. Te quiero, Narel.

Abrazó profundamente a su amiga, quebrándose un poco más por dentro, peleando con el naciente odio que germinaba dentro de él contra los asterianos. Le estaban arrebatando cosas importantes para él y, caprichosa que era la mente, recordó a los lucerianos atacar Políxene, enloquecidos adoradores de inteligencias alienígenas de otros lugares. ¿Y si ya estaban allí los asterianos? ¿Y si realmente ellos..? Cortó ese caudal de teorías en el acto, mantuvo y el abrazo, besó la frente de Narel, y se mantendría a su lado hasta su despedida definitiva.

Escuchó las instrucciones de Thyndall acerca de la misión que le encomendaba Duncan, era bueno no dejar abierta ninguna opción. Seguía pensando que había sido una temeridad separarse para ir a por la computadora si luego podía repetir las pruebas con los supervivientes, pero no restó determinación a ese acto. No creía que el médico le fuera a llamar para ese cometido, ya que él no sabía un comino de genéticas o estudios biológicos. Por lo que se mantuvo cerca de Narel, pendiente de ella, con los mandos presentes podía sentirse un poco libre de la responsabilidad de ser el líder de.. ¿qué? De nada ya, de los restos de algo que parecía ya un sueño lejano.

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07/11/2021, 21:01
Duncan "Duke" McCarthy

 Duncan miró a Einar y negó con la cabeza cuando reclamó participar en el castigo. Solo conseguiría sacrificar su carrera cuando él no tenía nada que ver, no había tenido nada que ver en lo de los asterianos, ni en lo del juicio y si había allí alguien inocente era él, por mucho que se pudiera castigar por la muerte de Sarah. Había tratado de hablar con él en alguna ocasión, explicarle que las heridas de Castle ya eran mortales, pero no lo había conseguido, era algo con lo que tendría que vivir y aprender a perdonarse, poco más podía hacer salvo recomendarle a un buen psicólogo, uno que le ayudara a superar el duelo de la mejor forma posible.

 La capitán Thyndell les informó que no iba a haber pena contra ellos, al menos hasta que se supiera lo que había pasado y por ello le estaba pidiendo reconstruir los hechos, algo que tanto Eylo como Billy y Einar habían hecho con suficiencia. Entonces la capitana volvió a tomar la palabra y tocó el tema de la muerte de René. Duncan frunció los labios pensando en la brutalidad del brigada y entonces abrió mucho los ojos, totalmente sorprendido. Si la capitana hubiera hablado en el idioma de los skullrep no le habría sorprendido más y es que, sorprendentemente la capitana estaba a favor de la vida y clamaba que la humanidad no debería temerles, que no eran matones espaciales, que no todo valía. Se descubrió asintiendo, mientras una pequeña sonrisa se le dibujaba en el rostro. Eso se parecía más a lo que pensaba que debía ser la space force, aunque tampoco quería echar las campanas al vuelo, solo eran palabras, aunque eran palabras cargadas de razón, de lógica. Se apoyaría en Eylo para lo técnico, explotaría el talento de Jim con los sonidos y detuvo de forma expeditiva a Harold, enviándolo sin embardo a una prisión con barrotes de oro, lo que indicaba su inteligencia, intentando que el conflicto asteriano no creciera por malos tratos a los prisioneros.

Harold empezó a hacer lo que mejor se le daba, meter mierda, intentando culpabilizar a todos, como había hecho con Lizza, negando que hubiera sido abusada. Todo estaba mal, el polígrafo mentía, Eylo era asteriano, todo mal, hasta que fue cacheado y un artefacto extraño le fue descubierto, entonces ya confesó, pero no dejó de tirar mierda, esta vez tirando con bala hacia Narel, burlándose ante la posibilidad de haberse quedado embarazada. Empezó a moverse hacia la muchacha cuando pidieron que alguien la atendiera, un puro reflejo, pero luego recordó que igual su presencia lo haría todo peor, suspiró y lanzó una mirada implorante a Becky, una mirada que rogaba que le llamara si lo necesitaba. Eylo optó por saltarse todo el discurso de la capitana, aunque siendo estricto los asterianos no eran humanos y no podía negarse que no se lo mereciera, ni siquiera se preocupó por el golpe recibido aunque si miró los nudillos del líder del domo por si se le hinchaba la mano.

Se comentó sobre la órbita de Tarvos, la princesa imperial, facciones rebeldes y sobre soluciones diplomáticas. Aquello sonaba bien, la mejor guerra era la que no se libraba, pero si los asterianos tenían que ver con los skullreps, si eran sus creadores, como iba a poder haber una solución pacífica? Acaso los muertos de tantos ataques skullreps no valía para nada? Él estaba dispuesto a renunciar, a perdonar, pero podrían todos? Podrían olvidar que los asterianos habían matado a sus familias por una ofensa contra una princesa de la que nada conocían? Dudaba, pero era mejor escuchar aquello que una soflama militarista, para los misiles y los láseres siempre había tiempo, la paz salvaba vidas. No fue la única sorpresa, el hecho que se plantearan desmantelar el domo hizo que tuviera sentimientos encontrados. No podía negar que se merecían cualquier medida que tomaran contra ellos, no podía negar que se sintiera apegado al domo 12, pero creía que muchos compañeros no lo merecían. Los mandos apostaban por ellos, por reconstruir el 12, pero seguían siendo sospechosos e incompletos, debían formarse, pero para ello debía haber confianza, así que se iba a abrir investigación y comprobar los datos personales de cada uno, algo muy inteligente teniendo en cuenta que las pruebas para detectar asterianos si las descubrían podrían tardar mucho más.

No habría mensajes, los familiares de Billy estaban bien, pero la noticia de la muerte de Townhall y la desaparición de una de las niñas le cayó como una losa. Cerró los ojos, musitando una oración entre dientes. Asintió cuando dijeron que el juicio de Thompson no se iba a celebrar y cuando la capitán dijo que quien no quisiera podría irse. Duncan miró de reojo a Keira, negó casi imperceptiblemente, pero Keira no le hizo mucho caso. Suspiró, se acercó a ella y la abrazó fuerte, preguntándose si la volvería a ver. Le besó la mejilla y le sonrió antes que decirle
- Iene eé u aio, iene. (Siempre seré tu amigo, siempre)
No fue la única, hasta cinco más se marchaban, incluida Narel, justificando su distanciamiento de todos. Se iban, pero antes de que se fueran le dijo a Keira -Os Saaé ono, no esansae hasa enonaos (Os sacaré pronto, no descansaré hasta encontrarlos)

Al ser interpelado por la capitán sobre cual sería la mejor manera de llevar su investigación Duncan empezó a mirar entre sus compañeros. Hacer el estudio en el 15 tenía la ventaja de poder seguir formándose, pero esa no era su preocupación. Si no fuera por todos los muertos que habían habido en el PEC, si los asterianos no hubieran actuado debajo de sus narices, si Noor no hubiera muerto... No podía marcharse, no podía mirar a otro lado, era su responsabilidad. Miró a Daya, había trabajado bien con él bajo presión, Milena y Becky que iban a ser su equipo, pero no parecía bastante, la investigación más importante de la humanidad no podía quedar en manos de aprendices, ni siquiera sus manos eran lo suficientemente competentes para encargarse. Suspiró, el ego debía quedar atrás, la humanidad era más importante, debía conseguir el mejor equipo posible, y si se quitaba de en medio sería otro factor más para que los restos del domo se uniera, un problema menos. Empezó a escribir en su comunicador

- Capitana, no puedo decir a priori si el material del Domo 15 sería suficiente para la investigación. Hay que tener en cuenta que los asterianos han pasado controles médicos y han pasado inadvertidos, así que podría ser que la diferencia fuera tan sutil que solo pudiera ser detectada por equipamiento de alta tecnología. - Se encogió de hombros - así que es mejor no escatimar en medios materiales, podría ser que con una bioquímica sencilla se vieran resultados pero seguramente habrá que aplicar secuenciación de genoma, comparación entre genoma de varios homínidos y los asterianos, así que una instalación con un buen computador será vital. - Asintió cuando dijo que eligiera a 3 personas y miró a su alrededor. Pensó que era mejor que no relacionaran a nadie con él, porque acabaría en el ostracismo, y aunque su corazón le dolía no se llevaría a Sue. Daya era una buena opción, pero, y si era asteriana? No podía llevarse a nadie del 12, no podía llevarse a ningún recluta. Los mandos eran seguros, los mandos y los civiles, pero del resto poco se podía decir salvo el tener una corazonada en un sentido u otro y las corazonadas suelen equivocarse. Él se había equivocado con Narel, Eylo con sus compañeros en telecomunicaciones, Keira con Einar... carraspeó y le escribió a la capitana - Dado que no podemos estar seguros que nadie del 12 esté comprometido creo que es importante que no sepan donde me llevan. Solicito la presencia del mejor genetista que el ejército me pueda proporcionar. No conozco ninguno, pero si se plantean civiles les puedo recomendar a Oscar Schmidt de la universidad de Oxford. Yo soy un buen cirujano, pero la genética no es mi especialidad y necesitamos al mejor, además, todo estudio médico debe seguir el método de doble ciego, así que son necesarios dos médicos para poder validar los resultados sin que haya interferencia.

Siguió repasando sus necesidades y escribió - Necesito un informático, uno que sea de confianza, para poder analizar las copias de seguridad de mi comunicador. Si los asterianos modificaron el contenido de las copias necesitaré a alguien capaz de averiguar que tocaron. Si descubrimos que se modificó podremos adelantar mucho trabajo, además de que un informático será de extrema utilidad para los trabajos de secuenciación y simulación para aislar cadenas de ADN. - miró de reojo hacia un lugar de la habitación y concluyó - La tercera persona me gustaría que fuera la sargento Grey, puede servir de enlace con usted para averiguar los avances y realizar tareas de contrainteligencia. Además es bastante observadora y estoy seguro que resultará de gran utilidad en el trabajo, siempre que lo apruebe mi capitana. - Había pedido la carta a los reyes magos, y esperaba algún tipo de reticencia pero creía que aquello necesitaba a los mejores.

Había tirado el ego al suelo y le daba igual que lo pisotearan, le daba igual no sacar rédito para su carrera o tener que trabajar con alguien que le robaría de nuevo en cuanto se diera la vuelta, pero creía que podría hacer bien el trabajo, y eso era lo que importaba, el trabajo, poder volver a confiar, sacar de prisión a cinco personas. Había más cosas que pedir, cosas que serían difíciles o que causarían rechazo pero que creía necesarias.

- Por último capitana, me gustaría solicitar que se me autorizara a tomar muestras de saliva y sangre a los asterianos y a todos los reclutas del domo 12, y una vez que los asterianos estén en prisión se les practiquen radiografías y TACs para detectar cualquier anomalía en su anatomía. No tengo equipo para tomar muestras de forma regular, pero un bastoncillo para las orejas servirá para la saliva, y una gasa manchada con dos o tres gotas de sangre para el ADN. Estas pruebas también deberían hacerse a las personas que han abandonado la Space Force para garantizar que son quienes dicen ser.