Partida Rol por web

Mes 3. Día 14. Hora 13.00 a.m. Protect. Exteriores

Llegó la noche y Min no había regresado. Althais se cansó de esperar e hizo un gesto de disgusto con el rostro, pues se quedaban sin tiempo, así se lo hizo saber a Lowell y Thompson, indicando que en una hora debían partir. 

Thompson aprovechó para ir dentro de la caverna, no era complicado que en algún momento se separasen, puesto que Althais, en aquel contexto, estaba más pendiente de lo que pasaba fuera de las cuevas que dentro. Fue así como se reunió con Seok, con la firme intención de tener una charla para ponerle en preaviso de lo que iba a suceder.

- ¿Hablar en profundidad? - El oriental no parecía entender demasiado a su compañero. No obstante, no era un chico de acción, así que no fue complicado atender sus comentarios para comprender el motivo de esa charla - ¿Os vais? ¿Cómo que os vais? - El rostro de Seok se transformó en sorpresa y más aún si cabía cuando William le explicó de que Althais pretendía matarle - ¿Quiere...?.... ¿Me quiere muerto?.... - Aquello era difícil de digerir. Aún así permaneció callado y expectante mientras le explicaba de que iba a disimular su muerte -...Si ella quiere matarme, entonces estoy muerto porque vendrá a comprobar mi cadáver... Es muy retorcida... No te haces ni una idea de cuánto.. - Le advirtió Hwan profundamente preocupado - ¿Cómo piensas simular mi muerte?... - Le preguntó con interés mientras le miraba a los ojos denotando una clara preocupación por su bienestar físico.

Billy le dio su reloj y le explicó que presionándolo, podría tener apoyo logístico, a la par le indicó que debía esperar un tiempo prudencial de espera. 

- Sólo puedo hablar con él... - Repitió sin entender claramente quien era "él" - Eres de inteligencia, ¿verdad? - Estaba claro de que así debía ser, de lo contrario nada de lo que sucedía podía ordenarse en la mente del oriental - Le tengo que decir que vaya al punto de encuentro designado... De acuerdo... Lo haré... - Asintió el hombre mientras asimilaba las informaciones que Thompson le estaba transmitiendo.

Billy dejó un par de huevo de hormiga en el suelo, a buen recaudo, para que su compañero no tuviera que pasar más necesidad, demostrando su lado más humano. Finalmente, pidió información sobre Althais Thompson, la que sería una gran enemiga a tener en cuenta si se percataba de que William le había traicionado.

- En nuestro Domo anterior hubo mucho caos. Althais se relacionaba con todos los chicos, tres de ellos discutieron por sus atenciones y creó conflicto también entre las mujeres... - Miró al suelo, no estaba orgulloso de lo que estaba contando - Allí su misión era desestabilizar el Domo y conseguir que los reclutas fueran mandados a casa, pero los mandos no parecían dispuestos a expulsar a gente, así que ella tocó a Kawalski donde más le dolía... Intentó envenenar a la hija del alto mando. Fue ella quien lo hizo... Solo ella... Y no murió porque yo le quité el veneno que iba a darle, lo diluí y gracias a eso, vivió...- Miró a los ojos a Thompson - Sé que quien está generando la rebelión en Natgrew es su pareja sentimental. Un hombre que tiene pocos puntos flacos y que es admirado en la región. Su nombre es Herman Greason, aunque se hace llamar "Green", como el movimiento que genera... Poco más sé. Aunque puedo darte un consejo para cuando vayas a Natgrew. Ve a hablar con Karleen Walsh, la destiladora. Dile que vas de mi parte y que te ponga un agua en copa. Ella sabrá qué decirte y hacer.

La conversación parecía llegar a su fin. Cuando eso sucediera, Thompson saldría de la cueva tras haber efectuado algún que otro disparo. La mirada de Althais recorrió al joven y dudó.

- Voy a comprobar que esté bien muerto... - Dijo ella, como si le sorprendiese de que eso hubiera sido tan sumamente fácil. Sus razones tendría 

Mes 3. Día 4. Hora 17.45 p.m. Alaska

Y allí, bajo el húmedo fondo de aquel lago, mar, o lo que demonios fuese, estaban Bintel y Duncan preparándose para emerger, mientras que la sargento Grey se descolgaba de la astronave, dispuesta a ser la intermediaria en aquel salvamento, el cual no se estimaba tan complicado como parecía que iba a terminar siendo.

Bajo las aguas Tessa sonreía a Duncan, pues sus palabras habían denotado que la consideraba como alguien viva, una humana y no una máquina. Una frase que no sólo pareció gustarle, la reconfortaba moralmente.

Y frente a esas premisas la cyborg dejó que el agua entrase en el interior de la nave, mientras que el médico y la asistente, con el traje espacial puesto, dejaban que el agua fuera elevándose cada vez más. Quizás la primera vez en la vida que alguien deseara tener el agua hasta el cuello.

Las avionetas se aproximaron y la voz de un sargento dio las órdenes oportunas, indicando a Einar de que debía aterrizar la nave. Duncan no tardó en ponerse en contacto con el piloto, recordándole cuáles eran sus obligaciones como posibles soldados espaciales, y es que las muestras biológicas que portaban debían llegar hasta los altos mandos de la Comandancia, o como mínimo, ante un consejo médico que analizaran las sutiles diferencias entre asterianos y humanos. Por otro lado, McCarthy habló con el sargento Bleiz, explicándole su misión, siendo ésta motivo de desobediencia.

Duncan lo tenía claro, él iba a ser atrapado, instando a Bintel el poder huir. Como respuestas ella hizo un único gesto, le dio la mano. No hicieron falta palabras para que su mirada transmitiese una idea: "No voy a abandonarte". Aquel hermoso rostro era excesivamente humano, y su corazón noble como el de la mejor persona.

Mes 3. Día 4. Hora 17.45 p.m. Alaska

Grey debía haberse situado al lado de la compuerta y no haber descendido por la esclusa, colgándose de la cuerda para salvar la distancia que le separaba  del agua, con el fin de recuperar a sus compañeros.

- Duncan. Hazme el favor y ve saliendo de la nave, que para criticarte en persona debes de estar vivo... - Dijo con cierto toque de humor, una diversión que no sentía, pero de alguna manera deseaba quitar seriedad a lo que estaba sucediendo - En breve estaré nadando hacia el fondo, así que fijaros en la superficie - Para Dunne era como si el sargento Bleiz nunca hubiera aparecido en sus vidas.

Entonces escuchó el alarido de Andersen confirmando que había descendido - Claro que sí, comandante Einar. No esperaría que me quedase sentada esperando, ¿verdad? - Y este era el motivo por el que Townhall solía enojarse con ella, pues a pesar de ser muy buena compañera y una soldado con gran humanidad, era completamente caótica y desobediente. Y además de eso, contestona, como si todo se lo tomara a broma. Ni siquiera Malbone había podido enderezarla, posiblemente para sus compañeros acabara siendo un caso perdido.

El descenso lo llevaba a la mitad cuando un sargento de otra unidad les dio el alto. Mal momento para que hubiera un enfrentamiento, pues a Dunne las alturas nunca terminaban de hacerle gracia, aunque claro, las prácticas de tirolina eran obligatorias en el ejército.

- Sargento Bleiz. Soy la sargento Dunne Grey, permítame llegar al agua. Si me dejo caer desde esta altura puede que me mate - Pidió la fémina, consciente de que en la respuesta de su interlocutor, podría intuirse si era o no asteriano. Aunque a veces las apariencias engañaban.

Mes 3. Día 4. Hora 18.15 p.m. Alaska

- Tiene el permiso concedido, sargento Grey - Fue la respuesta de Bleiz mientras Andersen se dedicaba a blindar la nave con los escudos protectores.

Hubo un silencio incómodo hasta que Einar se presentó, explicando el reciente ataque a la BICOM, dando motivos por los que no iba a aterrizar ni a entregarse, tal y como le solicitaban.

- Recluta Einar. Repetiré mis exigencias. Aterrice la nave en una superficie segura o le tomaremos como un delincuente, puesto que ha robado un transporte que pertenece a la Space Force, sin orden ni permiso de ningún mando superior.. - Explicó el sargento, siendo interrumpido por Grey en esos instantes.

- En realidad la orden se la di yo... - ¿Se intuía una sonrisa? A Dunne le encantaba llevar la contraria - ...Y tenemos el mismo rango así, que el piloto no ha hecho nada inadecuado...

- Sargento Grey. No tiene usted autoridad para ceder una nave que no se encuentra a su cuidado. Ese vehículo que han sacado del hangar está a nombre del teniente Teller y el siguiente al mando soy yo. Lo que han dicho sobre el doctor deberá ser estudiado e investigado. Si es verdad su información, no tienen nada que temer, yo mismo les llevaría a la Comandancia, pero para eso deben entregar la nave... - Insistió - Recluta Andersen. La Space Force y sus representantes no negocian con terroristas, ni tampoco con extorsionadores. Si abren fuego contra nosotros, aseguren de ser certeros, de lo contrario, serán ejecutados como prisioneros de guerra in situ. Pero si se entregan, podremos hablar sobre lo que ha sucedido, y esclarecer la cuestión que les preocupa.

Y dicho esto finalizó la conversación, dejando un tiempo prudencial a que Andersen tomara una decisión, mientras tanto Dunne llegó al agua y se dispuso a bucear para el fondo, a pesar de lo complicado que era moverse en aquel fluido con un traje espacial. Grey tardaría un tiempo, pero en su descenso llegaría a la nave donde estaban sus compañeros, manteniendo el cable que les sujetaba a la superficie.

- ¿Y bien? ¿Aterrizan para poder hablar sobre lo sucedido en la BICOM? La sargento Grey ya ha descendido. No es necesario abrir fuego, pero sinceramente, no temo a morir si debo de enfrentarme a la propia nave que hasta aquí me ha traído - Explicó Bleiz con valentía. Aún esperaba su última respuesta. Tras esto, habrían repercusiones.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

Daya servía de consuelo a Lomber, el cual se torturaba por la mala elección de haberle abierto la puerta al enemigo. El mecánico no esperaba una jugada así, y en el fondo, se iba a lamentar durante el resto de su vida, sobre todo si alguien salía herido de aquella situación. Era un buen soldado y sobre todo, una gran persona con firme moral. No se merecía aquello.

La psicología de la piloto analizó no sólo a los guardias que les custodiaban, también hizo un recorrido visual por sus compañeros, determinando quiénes serían los que la liasen en caso de conflicto, no equivocándose en su parecer, pues Eugene estaba tensa y Donner podría seguirla si se levantaba, pero parecía que Brezos podía tener paciencia para esperar las oportunidades, eso sí, su mirada afilada no perdonaba la vida de Delay.

- ¿No os apetece el té? - Los vasos habían sido servidos pero todos compartían el mismo pensamiento de Banerjee, no tocar o beber aquel líquido, pues podía contener cualquier tipo de sustancia en su interior -  Venga ya, si os quiero drogar os pincharía cualquier mierda, tengo jeringas... No actuaría con vosotros como lo hice con la gente de la Rust... - Miró a Eylo, acababa de decir qué les había pasado a sus compañeros, mientras que él había hecho una clara amenaza que a la mujer no le hizo ni pestañear - Siguen vivos, lo cual es un beneplácito que no siempre dura. No me enfades, cielo - Le respondió con la mejor de sus sonrisas, ladina, peligrosa - No me fue muy complicado ganarme la confianza de ellos, tomaban siempre el té que les preparaba, solo que esta vez tenía un aderezo... - En realidad tuvo algún que otro inconveniente, pero lo pudo solventar rápido, algo que tampoco especificó.

Eylo se negaba abiertamente a narrar las motivaciones que le habían llevado hasta allí, algo que provocó que la Dama elevase una ceja, incrédula. Iba a abrir la boca, pero Daya tomó la palabra para explicar quién era. Frank la miró nervioso e iba a decir algo, pero al ver a Delay tan centrada en la piloto, entendió que era momento para callar.

- Empieza, bonita. Al menos tienes más cerebro que el señor "palo en el trasero" - Guiñó el ojo a Yilmaz, una clara provocación. Los guardias estaban atentos por si debían intervenir - ¿De dónde eres, Daya? - Si la conversación intentaba evitar la procedencia de la innumita, la corsaria no iba a dejar pasar aquel dato, era relevante saber lo básico de cada cual para poder atar cabos mentalmente - Entonces estás en el ejército por el dinero, no porque realmente crees que la Space Force es la única fuerza capaz de contener a los alienígenas... - Sonrió - Linda, si querías numerarios deberías haberte hecho corsaria, no soldado... - Estaba claro quien cobraba más de los presentes.

Banerjee había explicado que había posiblemente gente dentro del disco, que podían estar vivos, y Delay puso un gesto de interés, pero no añadió palabras que pudieran dejar intuir a los demás el hilo de sus pensamientos. Tampoco hubo mucho más tiempo para que indagara en el resto de las historias, puesto que la visita de Big Bang se hizo inminente.

- Una nave hospital puede tunearse. Ésta es perfecta para traslado de mercancías, por ejemplo... Cuando le metamos mano no parecerá la misma, podremos pasar incluso delante de las narices de la Space Force... - En realidad eso era una vil mentira con el único fin de picarles, puesto que no era un transporte homologado, y cualquier soldado les daría el alto estando por el espacio, eso si no les abrían fuego sin preguntar.

Faith rompió su silencio ante las preguntas de la piloto para aclararle algunas cuestiones - Daya, quiero que comprendas que esto no es personal. Tú has elegido un tipo de trabajo y yo me gano la vida de otra manera. El destino nos ha puesto en bandos contrarios. Yo no juzgo tus actuaciones ni las de tu gente en negativo. Por supuesto, si alguien de los míos quedase atrás yo volvería por ellos. Y no sería la primera vez que lo hago... - Tuvo conexión visual con el soldado que tenía a su lado protegiéndola, estaba claro que por el silencio y la cadencia de sus palabras, lo dicho era verdad, debía existir alguna norma no escrita en aquel particular mundo, pero una cosa era intuirlo y otra diferente vivirlo desde dentro.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

La llegada de Gregory había sido como el inicio de la temporada de una serie, se creaba un gran acontecimiento que dejaba a los presentes con ganas de saber más información sobre lo que estaban viviendo. El hombre parecía disgustado o como bien pensaba Banerjee, quizás hasta asustado.

Dama Sombría, sin embargo, parecía dominar la situación, no había agachado la mirada y tampoco se molestaba en esconder los propósitos en aquella discusión. Los guardias no parecían inmutarse tampoco, estaban acostumbrados a aquellas escenas, los presentes podían estar seguros de eso.

- Maldita sea, Dama. Te han visto el rostro... Ahora ya no puedes esconderte. ¿Qué necesidad tenías? - Era curioso, él no temía a enseñar la cara, como si diera ya por hecho de que era un delincuente reconocido. Ser condenado por tráfico o secuestro ya de nada importaba, el problema era el tamaño del enemigo que te buscabas. Se podía deducir algo que comenzaría a ser obvio, Big Bang estaba preocupado por ella - Hablaremos seriamente sobre tu desobediencia más tarde... - Su forma de decirlo podía dar miedo a cualquier persona, pero Delay debía conocerle muy bien, pues asintió sonriendo, como si esa opción encima le gustase. Había cierta tensión sexual en el ambiente, y esto para los soldados implicaba que la causa podía estar perdida.

Eylo tomó la palabra, intentado azuzar el desencuentro, consiguiendo que Gregory se girase hacia Yilmaz y le dijese en un frío tono la más dura de las respuestas - Los muertos no hablan y tampoco predican en el desierto. El nombre de Faith Delay no estará asociado jamás a la Nightingale. Puedes apostar por ello - Y dicho esto, el hombre dio una orden a los guardias - Matadlos.

Y es que a veces, en algunas ocasiones, saber callar podía ser sinónimo de vida.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

- ¡No lo hagáis! ¡Podemos hacer un trato! Tengo muchos recursos que puedo desviar a vuestras cuentas si ella vive. Daya, la piloto... - Frank rompió su silencio haciendo un acto que a todos los demás los dejaría completamente extrañados. Un capitán no velaba por la seguridad de un recluta, si no de todo el escuadrón. Pronto comprenderían el porqué - No soy estrictamente militar y no creo en el ejército de la Space Force... - Cuando miró a los presentes pudo notar un intenso silencio, hasta en los guardias enmascarados se podía intuir unos ojos desorbitados.

- Soy, por así decirlo, una persona que se hace pasar por otra. Un criminal para el ejército... - Dijo el doctor sin mirar a Banerjee - Si me permitís contactar con mi gente, os podré conseguir varios millones de numerarios. Sólo dame el número de cuenta y de un día para otro, os podré hacer ricos... Os juro que así será... - Anunció Kepborn, repitiendo lo único que pedía a cambio - Dejadla vivir, es lo único que os pido...

La mirada fría de Alvin y Eugene traspasaron a Frank, mientras que Donner aún no había asimilado la información que el doctor había soltado. Aquello resultaba del todo increíble.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

Faith se cruzó de brazos ante la nueva situación. Estaba claro de que los astros estaban de su parte - Bien, Greg, está claro de que hoy es nuestro día de suerte. Posiblemente podamos jubilarnos con todos los lujos antes de tiempo - Sonrisa amplia, como quien recibe regalos navideños - Muertos no sirven de nada. Empieza a sumar propiedades, la nave Nightingale con su lanzadera, la nave Rust Walker, los millones de numerarios que este tipo dice que puede darnos, y eso sin contar con que todos los rehenes pueden ser vendidos en Coltanium. ¿No habías tenido en cuenta esa posibilidad? Son trece en total, Andros está buscando esclavos para las minas y para los talleres. No es necesario matarlos. Vamos piénsalo, son miles de numerarios extra. Cielo, lo hemos conseguido. Nuestro sueño se ha cumplido. La gente que nos sigue puede rehacer sus vidas con este golpe. Debemos convocar al gremio y tener una reunión para decidir qué hacer. Tenemos el futuro con el que siempre soñamos.

Y tras esas palabras el rostro de Workensen mudó su expresión. No esperaba algo como aquello, así que mientras pensaba las posibilidades Faith acató algunas órdenes que en ese instante, eran necesarias.

- Llevad a los prisioneros a la bodega, dejadles atados de pies y manos, que no tengan opción o vía de escape. Cuatro soldados de custodia activa - Señaló a Kepborn - A él llevadlo a mi camarote, tengo muchas cosas que comentarle en privado. Si alguno da problemas, se le mata y punto

Miró a los reclutas espaciales con interés - Podéis salir vivos de esta. Cualquier disturbio mínimo será vuestro final - Se fijó en Yilmaz con mayor intensidad - Espero que haya quedado claro.

Mes 3. Día 19. Hora 01.45 p.m. Acme. Viaje para el astropuerto

Foster no estaba en el mejor de los escenarios. Todas las reclutas lo sabían. El ruido, el olor, lo único que podían hacer en ese momento era, o bien avanzar mientras rezaban a todos los santos para no tener encuentro alguno, o bien parapetarse en medio de la carretera esperando a un enemigo invisible. La primera opción les daba la oportunidad de huir, por eso fue la elegida por la sargento. Quizás hasta tuvieran suerte.

Sabia elección fue la de Jim, cuando decidió no hacer ruido pues recrear el sonido de un Skull podía implicar, quizás, hasta deseos de la criatura de aparearse, y eso nunca era algo recomendable, teniendo en cuenta las diferentes dimensiones entre ambas especies.

- Maldita sea... Ahí hay uno... - Dijo Naomi Corlett haciendo un gesto a Jim para que parase el carruaje, señalando en la lejanía a un Skull cuyo perfil se difuminaba con las sombras y troncos de árboles. Era complicado verlo, una suerte la agudeza visual de la sargento. Esa habilidad podía haberles salvado la vida.

Si hubiera seguido avanzando, posiblemente se lo hubieran encontrando tan cerca, que el ataque les habría llegado incluso a sorprender, pero a esa distancia, tenían tiempo de maniobra y capacidad para alejarse del sitio, buscando una vía alternativa, la que implicaba meterse en el bosque y perder un valioso tiempo desviándose de ruta, pero eso sí, debían ir por el lado izquierdo de la calzada, el derecho estaba con al menos una de esas criaturas.

- Vamos chicas, debemos bajar y continuar a pie... - Fueron las indicaciones de Corlett.

- Desde esta distancia puedo acertarle... - Dijo Vera con total seguridad. Curioso pues inicialmente no había visto al descomunal ser.

- No debemos tentar la suerte. Tenemos pocas armas y apenas munición, a esto hay que sumarle que una de las escopetas a veces se encasquilla. Y no tenemos ni idea de cuántos Skulls son... Vera, yo quiero vivir un día más, aunque odies a esas criaturas, debemos movernos.... - Comentó la sargento de forma asertiva, sin imponerse a la recluta, haciéndole razonar. Aunque como siempre, Zumbert miró a Foster, su palabra sería su decisión final.

Y si nadie se oponía, las cinco mujeres comenzarían su caminar por el bosque, intentando no perder de vista la línea marcada por la carretera. Iban excesivamente lentas, puesto que la noche no tenía apenas luna, y la luz no podían encenderla, mucho menos cuando calcularon que los skulls debían estar presumiblemente cerca. Jamás pudieron sentir el miedo a morir tan de cerca como esa noche y es que su existencia dependía, sobre todo, del sigilo que tuvieran al caminar sobre el ramaje.

Las reclutas caminaron por el bosque, pero la dificultad para ver el suelo implicó que varias ramas fueron rotas por el equipo que avanzaba. La más sigilosa era Yum, que apenas se escuchaba por donde pasaba. La criatura se acercaba, la escuchasteis a la distancia, la olisteis y por fin, pudisteis verla. Se encaminaba hacia vosotros con la seguridad de una mala bestia. Solo quedaba tomar la determinación, enfrentarse a ella o morir.

Ziam lo tuvo claro, manos atadas y sin arma, la oriental comenzó a correr, alejándose de sus compañeras y de aquel ser, aunque con aquella oscuridad, no podría ir demasiado lejos.

Einar Bufó primero ante la sarcástica respuesta de Grey y luego ante la contestación obtenida por su intercomuncador. Confiaba poco en que simples palabras les fuesen a salvar de aquella incómoda situación, pero había albergado cierto grado de esperanza y acababa de toparse de frente con el muro.

-Doctora Heather, le recomiendo que venga a sentarse a la cabina y se abroche el cinturón-dijo a viva voz evitando el comunicador.

Aquel tal Sargento Bleiz manifestaba haber acudido con aquel transporte al BICOM lo que le situaba en el ojo del huracán. Había infindad de incógnitas respecto a todo aquello, pero las pocas evidencias de las que disponían parecían condenarle. Por un lado tenían la certeza de que las fuerzas que habían asaltado la instalación secreta lo habían hecho a sangre y fuego, habiendo matado a varios por el camino. Su intención demostrada de plantar el complejo de bombas termonucleares y de dejar allí a sus moradores tampoco era algo que le dejase en demasiado buen lugar. Einar se había planteado que realmente se tratase de una auténtica escuadra de la Fuerza Espacial comandada por un traidor asteriano. Pero la forma de actuar contra una instalación científica no armada no podía obedecer a justificación alguna. Por otro lado habían sido testigos de la capacidad del enemigo para colarse entre sus filas y mantener su mentira hasta el final de manera convincente.

En base a todo aquello, el simple hecho de plantearse obedecer las órdenes recibidas era poco menos que un suicidio para él y para el resto, puesto que lo más probable era que en cuanto estuviesen a tiro fácil, fuesen acribillados sin más.

Y pese a su aparente precaria sutuación y gracias a la nave con la que habían logrado hacerse, si se para a analizarla se encontraban aún en una aparente ventaja táctica que permitía plantear un plan de rescate factible para sus compañeros caidos antes de abandonar el lugar, siempre teniendo claro que todo podía torcerse en cualquier momento, debiendo adoptarse un cambio de estrategia inmediata enfocada en poner a salvo la información por encima de todo. Pero aquello quedaba a la cola de las opciones, puesto que no estaba dispuesto a dejar a nadie atrás mientras hubiese probabilidades realistas de evitarlo.

Aprovechando la tregua temporal ofrecida por el enemigo para que la Sargento alcanzase el agua con seguridad, aprovechó para teclear frenéticamente en el ordenador de abordo, desplegando el mapa holográfico de la zona, buscando una zona que recogiese ciertas características concretas. Una vez localizada abrió comunicación con la Sargento Grey.

-Sargento, bajo mi punto de vista existen demasiadas probabilidades de que esta fuerza armada al completo forme parte o bien actue para los asterianos como para plantearnos el dialogar. En cambio, creo que aún existe una posibilidad de que pueda sacarlos de aquí.

Si se dirigen por el fondo del lago dirección Noroeste desde su posición, no muy lejos,  en las coordenadas  69 grados 63 minutos Norte y 153 grados 19 minutos Este se encuentra una zona de pendiente poco pronunciada, con una anteplaya  y de dificil acceso desde tierra, alejada de zonas factibles de aterrizaje convencional para aeroplanos analógicos. Si lograsen llegar hasta ese punto podría extraerles en menos de 20 segundos. De mientras yo trataría de mantener alejados de ustedes las fuerzas hostiles. Por suerte el hielo superficial del lago impediría que les localizasen con termógrafos.

Mientras hablaba activó los avisos de proximidad supraorbitales así como los rádares disponibles para poder localizar cualquier incursión en la zona con cuanta más antelación mejor.

-Por supuesto si considero que perdemos la superioridad aérea por la incursión de nuevas fuerzas, abandonaré la zonapara poner a buen recaudo a la Doctora Heather junto con las muestras y... bueno, ya veríamos como volvería a por vosotros-

A tenor de sus palabras, Einar no parecía dispuesto a darles por perdidos a merced de los soldados y no era por que no tuviese motivos para tratar de ponerse a cubierto puesto que tenía una importante promesa que cumplir para con otra persona, pero empezaba a sentirse realmente como un soldado más de la Fuerza Espacial y, como tal, se debía su férreo código moral.

Mientras esperaba respuesta a su propuesta, dirigió su atención en la que iba a ser su nueva copiloto accidental o que, como mínimo, iba a ocupar ese asiento.

-Bien, Doctora, ¿Algún conocimiento de pilotaje del que deba estar al tanto?-preguntó sin demasiadas esperanzas.

-La idea es alejar las avionetas de la zona de extracción aprovechándonos de nuestra supremacía técnica. Nuestra capacidad de vuelo vertical y nuestra velocidad punta superior nos permite mantener una posición de seguridad temporal mientras jugamos al gato y al ratón con esas avionetas. Su única opción para atacarnos es disparar desde las ventanillas, por lo que únicamente podrán abrir fuego perpendicular. Eso limita mucho su capacidad ofensiva en nuestro favor-explicó para que estuviese preparada

Para ganar algo de tiempo, respondió al mensaje de radio

-Recibido, procediendo a asegurar al hombre desplegado y recogiendo el cable. ¿Zona de aterrizaje?

Mes 3. Día 4. Hora 17.45 p.m. Alaska

El agua se acercaba al pecho y quedaba poco tiempo para que les cubriera. Sonrió a Bintel y se encogió de hombros, nadie le hacía ni caso, pero para algo era un recluta. Le hizo una señal positiva, deseando que todo saliera bien. No quería morir, pero morir mirando a ese rostro perfecto no era de las peores muertes que podía imaginarse. Desde arriba le llegó la voz de Dunne que le sacó una carcajada. Era consciente de la situación, era consciente de que estaba muerto al 95%, pero si le quedaban unos segundos de vida no los iba a desperdiciar llorando o lamentándose

- Aoa salo aento, esá a unto e iuaáse a esión (Ahora salgo sargento, está a punto de igualarse la presión) - e oio aento, ista a a uerisie (Le copio sargento, vista a la superfice)

Las noticias que llegaban de superficie eran inquietantes. Einar amenazaba con abrir fuego, los soldados espaciales amenazaban con abrir fuego y aquello se podía convertir rápidamente en una carnicería. Por lo que decía Dunne no estaba en el agua y tampoco estaba en la nave. Debía estar colgada como una sobrasada, un blanco fácil. Contuvo la respiración hasta que el sargento Bleiz la autorizó a bajar a salvo. Einar y el sargento se enzarzaban en ver quien los tenía más gordos, discutiendo por temas de jurisdicciones y que órdenes pesaban más. Grey asumía la responsabilidad de la orden, pero parecía que para Bleiz no era suficiente motivo. No iba a poder convencer a Bleiz, pero tal vez al botarate de Andersen. Se llevó el comunicador a la boca y dijo con su lengua de trapo

- Euta Anesen, tiene onenes e a aitán thynall, ete, aate e una uta es ya (Recluta Andersen, tiene órdenes de la capitán Thyndall, vete, largate de una puta vez ya). A inestiasión es ás ioante e yo, no oeos iannos. Ete, al a a eate (La investigación es más importante que yo, salva a Heather)

Les pedían aterrizar y Einar había decidido hacerlo. Lo mataría, lo mataría con sus propias manos desnudas, y cuando estuviera muerto le haría RCP para traerlo de vuelta y volverlo a matar. Miró a Bintel y le dijo

- An é - Escribiendo una B en su traje. El plan B era encender los motores en horizontal y tratar llegar a una zona menos profunda. Si conseguía llegar a una zona a menos de 5 o 6 metros de la superficie podría subir sin peligro. El agua ya les llegaba al cuello y tomó aire inconscientemente. Cogió una botella de oxígeno, por si el suministro de su traje se acababa y buscó cualquier cosa que pudiera servirle para picar el hielo desde abajo en caso de que la capa de hielo se hubiera solidificado. Cuando el agua estuvo a punto de taparle contuvo el aliento inconscientemente y empezó a contar, el suministro de oxígeno era finito, y no podían desaprovecharlo. Hizo señales a Bintel para que fuera hacia la puerta y cuando finalmente toda la nave se llenó de agua tiró de la palanca de emergencia para abrir la compuerta de salida. 

La vista quitaba el aliento. El azul más puro que hubiera visto en su vida lo rodeaba y una extraña sensación de calma le envolvió. Podían ser sus últimos momentos entre los vivos, pero su vida era prestada, desde el momento en que sobrevivió al ataque skullrep en su granja. Había hecho todo lo posible por derrotar a los asterianos, pero el maldito Einar y su palo en el culo se había empeñado en joderlo todo. Le iba a volver a fallar a Noor, y eso le jodía más. Miró a Bintel, le hizo un gesto para ir en horizontal hacia un lugar donde parecía haber un ascenso en el lecho marino y activó el propulsor del traje al 10%, subiéndolo hasta que el movimiento fuera fluido sin ser excesivamente rápido, si es que se movía.

Solo esperaba que ese lago no tuviera monstruo, y si lo tenía que no comiera médicos.
 

El silencio de Lowell, aunque supiera que supondría un posible escollo, era de agradecer en aquel momento. Lo que más le interesaba a William era el silencio pues le estaba costando mucho seguir las marcas a pesar de que en un principio su colocación fuera evidente. La frialdad de Althais, dejó helado a Thompson. Ya se había ido percatando que buscaba sus intereses por encima de los de los demás, pero aquella absoluta falta de empatía le dejaba atisbar algo diferente y mucho, mucho más peligroso. Al menos, con lo que dijo Thownhall, dejaba ver una cosa. Seok sabía mucho, lo cual quería decir entre otras cosas que era una valiosa fuente de información. Por eso le importaba tanto dejarlo muerto. Sería más peligroso, pero también era un premio mucho mayor para ganar. Asintió con firmeza ante el comentario de Althais sobre que no sufriera, aunque no necesitaba ser un lince para comprender que sólo era un acto de manipulación. Mostraba la cara que quería mostrar, pero bien podía suponer que le era indiferente el sufrimiento de Hwan mientras se cumplieran sus planes. 

La no aparición de Min, preocupaba mucho a Billy. Era su compañera y además, había probado ya ciertos aspectos más duros del trabajo que debían desempeñar y era brutalmente consciente de la necesidad de desahogo emocional que podría necesitar. Alguien con quien poder ser él mismo, aunque fuera en contadas ocasiones. Seok demostró ser inteligente, aunque de primeras no entendía de que iba el tema, lo entendió rápidamente como esperaba William. Ante su pregunta sobre la simulación de la muerte, Thompson decidió usar sus leves conocimientos de primeros auxilios, aunque más confiado en que no hubiera un examen en profundidad que en otra cosa - Cuando venga, deberás contener la respiración y usaremos parte de tu sangre y de la mía. también haremos un par de agujeros en tu ropa donde se verá la sangre... Por desgracia tendrá que ser suficiente como para que de el pego... Sólo espero que la medicina no sea una de las especialidades de "nuestra amiga" - Hwan seguía con algunas preguntas, algo bastante evidente. Ante la afirmación de que era de inteligencia simplemente afirmó con seriedad. Aunque no sabía si sería cierto o no, pues en cierto modo aún se consideraba un recluta. 

Después de afirmar estar dispuesto a seguir las indicaciones le dejó una más - Por cierto. Min aún no ha regresado. Si vuelve, no te preocupes por que te vea. Le dejaré unas señales para que nos pueda seguir. Explícale todo y por lo demás continua con el plan - Sólo faltaba que Seok contara lo que sabía y para sorpresa de Billy era mucho. Estaba demasiado al tanto de todo como para ser completamente de fiar, aunque también podía ser un idiota confiado. Además, ahora tenía la certeza de que Althais había sido quien trató de envenenar a Lena, algo que hacía que sus entrañas clamaran venganza. Sin embargo, debía dejar eso de lado por ahora, debía usar la cabeza por encima de las vísceras, pues había demasiado en juego. De todos modos, el interrogatorio no iba a terminar tan rápido. Estaba claro que sabía mucho - ¿Como y de qué conoces a esa tal Karleen Walsh? ¿Por qué protegías a Althais sabiendo todo esto? ¿Cómo se conocieron Greason y Althais? - 

Una vez resueltas las dudas y preparado a Seok. Entre otras cosas le había quitado las pertenencias que llevara para entregárselas a Althais. Así tendría la sensación de ser la líder aceptada por todos, algo que a ella le interesaría mucho. Cuando afirmó querer comprobar que Seok estaba vivo, algo que William ya esperaba, simplemente se encogió de hombros y caminó hacia el lugar para guiarla, yendo él delante, una muestra de absoluta confianza que quería que fuera percibida - Yo no lo recomendaría... He visto cadáveres ya... y cuando es alguien que aprecias... es duro - Dijo torciendo la boca en un gesto de emociones encontradas. Avanzó a la cueva con Althais a solas, aunque la detuvo antes de entrar - Hay algo que debo contarte - Señaló en dirección a la cueva con el rostro compungido, como si hubiera hecho algo malo - Cuando me ofreciste una salida... admito que sólo pensaba en mi beneficio. Y "ahora" - dijo con un tono de firmeza en referencia a ese "ahora" - Qué no hay marcha atrás, hay algo que debería haberte contado antes... - Hizo un gesto de abatimiento con los hombros al tiempo que bajaba un poco la mirada, algo que tenía doble intención. Tenía que medirlo todo mucho, pues comprendía que tenía delante a una gran manipuladora y aprovechada - Mi juicio se postergó porque el PEC 12 fue atacado por Skulls... Tu padre murió - Era una información que había decidido no usar, por si acaso. Pero considerando todas las variables, este era el momento en el que más valor podía sacarle a esa información. Impedir que la cabeza de Althais estuviera por completo en comprobar las constantes de Hwan, pues sería sin duda, su mejor oportunidad para lograr que no comprendiera el engaño. A continuación puso su mejor rostro cariacontecido y procedió a disculparse rápidamente - No es que quisiera mentirte. Pero necesitaba una salida y tu te habías desvelado como mi mejor oportunidad de dejar atrás todo esto - No sólo conseguiría (esperaba), descentrarla. Si no que se mostraría como alguien capaz de muchas cosas, con tal de abandonar la Space Force. O sea, alguien que a ella le debía interesar mucho. 

Tragando los nervios y algo tenso, preparado para cualquier tipo de reacción, siguió a Althais a la cueva, donde esperaba que hubiera un vistazo breve. Consideraba que si ella estaba tan dispuesta a dejar en manos de él la vida de Seok, no debería ser alguien de su confianza en realidad... 

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

Daya miró el vaso que le habían puesto delante con el té y no contestó, pero tenía claro que no pensaba beber ni una gota de nada que Faith y su gente pudieran darles. La corsaria se dio cuenta de que nadie tomaba nada y eso sirvió para que les revelase lo sucedido en la Rust y que la tripulación seguía con vida. Por lo menos, aquel interrogante ya estaba resuelto.

Suspiró un poco más confiada, quizás podían tener una remota posibilidad de salir bien de aquella madriguera. Pero la mirada que la corsaria le lanzó a Eylo tras su negativa a contarle sobre él, hizo retroceder de nuevo el marcador de la confianza. Faith estaba jugando, pero la innumita comenzaba a vislumbrar lo que anidaba realmente en el interior de aquella mujer. Y lo que veía era oscuro y siniestro.

La conversación con Faith derivó en lo que no quería, comentar cual era su planeta de origen. No iba a poner en riesgo a ninguno de los suyos aunque temía que pudiera averiguarlo de cualquier otra forma-No importa de dónde soy, la situación es la misma independientemente de mi origen-intentó vadear el tema centrándose en lo que parecía que le llamaba más la atención a Faith-Y sí, creo que es la única fuerza que puede luchar contra ellos, pero llegué a la Space Force empujada por lo que te he contado, tenía la vida resuelta, nunca me había planteado alistarme, nunca pensé que diera el perfil realmente-¿Qué se hubiera hecho corsaria? ¿Le tenía que contar ella a aquella mujer todo lo que hacían los corsarios por robar una nave, por desvalijarla? ¿El daño que causaban a las personas y a las familias? Daya se mordió la lengua para no contestar. Prefería ganar menos y ayudar que ganar más y hacer daño a otras personas.

Es cuestión de principios… bonita pensó, refiriéndose a ella con la misma palabra que Faith había usado instantes antes.

Workensen llegó y conversaron ambos piratas como si ellos no estuvieran delante. Sentía las esposas apretando más en sus muñecas y supuso que, a aquellas alturas, las de Eugene y las de Donner estarían haciendo sangre ya por no poder tirarse al cuello de ambos individuos. Pero ella intentó mantener la compostura, mantenerse fría buscando respuestas a su situación. Hasta que escuchó a Eylo a su lado dirigirse a Workensen. Se volvió hacia él, acababa de lanzar un órdago, algo que no se esperaba Daya que hiciera hasta que la conversación estuviera un poco más definida. No necesitó escuchar las palabras de Workensen en respuesta a Eylo, su mirada fría y afilada, carente de cualquier emoción, se anticipó a su respuesta.

Pero no se esperaba en absoluto la orden que el corsario le dio a sus soldados.

Daya sintió que le faltaba el aire a su alrededor, que el tiempo indeterminado que tenían desde que los piratas aparecieron, acababa de terminar. Sintió a los soldados moverse en la sala a cámara lenta, preparados para cumplir la orden. El tiempo se había ralentizado a su alrededor ante la incredulidad de saber que había ordenado matarles a todos. Sin más preámbulos, sin más preguntas. ¿Cómo existía gente como esa? ¿Con tanta sangre fría?

Y entonces fue cuando Frank habló a su lado.

Pero no estaba preparada para lo que iba a escuchar.

¿Ella? ¿Yo? ¿Qué estás haciendo, Frank? Giró su cabeza para encarar al capitán sentado a su lado y poder cerciorarse de que estaba diciendo lo que estaba escuchando ¿Qué no crees… en la Space Force?

Fue consciente entonces de dos cosas. En la sala se había instaurado un pesado e incómodo silencio provocado por las palabras de capitán, todo el mundo miraba a Frank. Y él le devolvía la mirada a todos, menos a ella.

Criminal… ¿Criminal? Daya sintió un golpe en el pecho casi físico cuando escuchó aquello. Millones de numerarios…

Hiló una conversación anterior con él que tuvo lugar en otra vida casi, según percibía la innumita en aquel momento. Estuvieron hablando justo de que él podía ayudarla económicamente y ella se negó a recibir dicha ayuda porque no quería implicarlo en sus obligaciones. Y Frank le hacía un juramento a Faith y a Workensen ahora justo prometiendo hacerles ricos. Ella sabía que cuando Frank juraba, siempre cumplía. Sintió vértigo al darse cuenta de que era independiente que estuviera diciendo o no la verdad en cuanto a su relación con la Space Force, estaba acordando que ella saliera con vida de allí, ya había dado por condenados a los demás. Estaba pagando para salvarla, a ella. Todo estaba pasando demasiado rápido, se sentía incapaz de reaccionar.

-Frank… ¿qué… que estás haciendo?... No, no, no… vinimos todos de mutuo acuerdo… busquemos una opción para todos… -susurró con un hilo de voz, incapaz de mirar a sus compañeros. No era justo para ellos. Sentía sus miradas en su espalda, no quería volverse, no quería perder de vista el rostro de Frank. No podía creerse que estuviera pasando aquello. No los iban a matar, no, era solo una pesadilla, solo habían venido a ayudar, no podían terminar así todos. Era un farol de Faith y Workensen. Debía serlo.

O todos morirían, incluso él. Le había dicho que se salvara sabiendo que no podría cargar en su conciencia con su muerte y él le había prometido que haría lo que estuviera en su mano por salvarla. Pero ahora, además de la de él, estaba proponiendo un trato que le echaría encima las vidas de todo su equipo. Incluida la de Eylo. ¿Desde cuándo estaba pensando en la posibilidad de comprar su vida?

Criminal… Es imposible, él salva vidas, es capitán, cirujano de la Space Force, me había dicho que vino aquí por hacer cosas buenas,  por ayudar… ¿Por qué dice eso? No puede ser verdad… él no… por todo el universo.. No… no puede ser… solo lo está diciendo para que acepten su trato… solo es por eso…

Y el recuerdo de aquel comentario que le hizo la noche de antes volvió claro a su mente. Y se ancló en él tanto que dejó de ver al capitán delante de ella para volver a visualizar aquel momento.

Pase lo que pase, recuerda que te quiero. Tenía esas palabras grabadas a fuego ahora mismo. En su momento solo pensó que era una promesa, algo que le preocupaba y que le impulsó a hacerle ese comentario, pero nunca se hubiera imaginado algo así.

No… no… no… no podía referirse a esto… ¿Cómo puede ser un criminal como es él? ¡imposible! Criminales son Faith y Workensen pero no él… 

-No van a dejarme ir, que pagues no cambia nada. Ya lo has escuchado, sabemos quiénes son… -Daya adelantó sus manos y agarró las del capitán mientras le susurraba todo lo bajo que podía-…siempre tendrán miedo de lo que yo pueda o no decir cuando salga de aquí. Hay que buscar otra salida…

¿Esclavos? Faith se estaba planteando venderlos como esclavos. ¿Sucedían aquellas cosas en serio? ¿Había esclavos en Coltanium? Aquella posibilidad era demasiado grande como para abarcarla ahora, se notaba lenta pensando, embotada, era un manojo de nervios y sabía que no estaba organizando bien sus pensamientos, que no estaba asimilando muchas cosas que pasaban a su alrededor ni las implicaciones que tenían para todos. Solo sabía que no había tiempo.

El movimiento de los soldados a su espalda la sobresaltó, haciéndola volver al presente junto con la voz de Faith. A ella fue a la que se volvió, imposible de ocultar el temblor en su voz cuando habló-Permíteme que vaya con vosotros. Tengo una propuesta que haceros-No quería dejar a Frank solo pues ya sabía sus planes, tenía que intentar modificar ese trato, tenía que intentar salvar al resto del equipo. Aunque fuera a Frank y a Eylo, aunque solo fuera a ellos dos.

Mes 3. Día 19. Hora 01.45 p.m. Acme. Viaje para el astropuerto

En principio la idea había sido avanzar lo más rápido posible azuzando los caballos, sin embargo la sargento había conseguido identificar a uno de los bichos más adelante y me mandó detener el carruaje. Nos dimos cuenta todas de que en efecto había uno más adelante, si hubiéramos continuado nos lo hubiéramos comido y vete a saber si nos habría liquidado a todas de una manera tan suicida como estúpida.

No había opción a dar la vuelta al carruaje por la estrechez de la carretera, así que, abandonamos el vehículo para internarnos en el bosque por la orilla opuesta adonde estaba la criatura. Y avanzamos lentamente por allí, sin internarnos mucho en el bosque no fuéramos a perdernos. Pretendíamos pasar desapercibidas pero en contraste con la Luna vimos a la bestia venir hacia nosotras – o os ha oído o nos huele – indiqué para que nos preparásemos para afrontar aquel ataque – sólo es uno y viene hacia aquí – Podía haber más, claro. Pero tenía su lógica que sólo hubiera uno porque como no aterrizaban en una nave sino que lanzaban cápsulas desde el espacio, pues lo lógico es que allí sólo presenciásemos uno.

Teníamos tres armas, la escopeta de Margaret en manos de Vera, dos armas de la SF, una corta y otra larga que teníamos tanto la sargento como yo – hay que esperar a que se acerque más, no podemos tirar munición, puede haber más – había que ahorrar munición y tratar de ser certeras cuando disparásemos, así que, le hicimos saber a Vera que era una mala opción dispararle desde lejos, había que asegurar el tiro.

Necesitábamos una distracción, algo para que el bicho nos presentara su mejor cara para dispararle y poder provocarle el máximo daño. Le estaba comentando a Becky que silbara a los caballos para que éstos se movieran y su ruido provocase en el bicho que se detuviera bien para cambiar de dirección o bien que se girara y así mostrándose de perfil pudiéramos dispararle con mayor facilidad, acertando de lleno. La idea se la dije a la Naomi y creo que fue ésta quien se lo trató de decir, mientras fui hasta Yum para liberarle las manos, pero vi que la oriental pretendía alejarse por su propia iniciativa así que, consideré que aquella era la oportunidad que teníamos para que alguien hiciera de cebo, se sacrificara por el resto exponiéndose y facilitando que las demás pudiéramos disparar a la bestia con mayor facilidad. Fue sencillo, tan sólo le puse la linterna ajustada a la cuerda y la encendí. Como si fuera un yihadista con su cinturón de explosivos, la oriental se puso en pie y salió corriendo – corre Forest, corre – Mejor no lo hubiera podido hacer y eso que no se lo había dicho, pero verla correr sin ver que era una baliza porque llevaba la linterna encendida fue lo máximo. Ahora sólo había que ponerse a cubierto de algún árbol, apuntar y esperar que la bestia ofreciera un buen flanco.

Si la cosa no funcionaba igual me daba por imitar ruidos de monos, osos, pájaros, leones y otros animales salvajes... todo servía para desorientar al bicho. Además como en la oscuridad no se veía pero se oía, podía representar allí a todos los animales del arca de Noe con facilidad, otra cosa es que sirviera para algo.

– A la cabeza si lo tenéis muy claro, al cuerpo si hay que asegurar – si Yum no paraba de correr con la linterna encendida y aunque se detuviera, el llevar la linterna encendida propiciaba que la bestia la siguiera. Supuse que sería más fácil dada la oscuridad reinante. Si sobrevivíamos a aquella noche y conseguíamos llegar sanas al astropuerto habría que condonar a Yum todos sus males por aquel gesto heroico, aunque fuera una inocente de la vida que no supiera a lo que se estaba exponiendo.

La cosa era dispararle a la bestia y si se volvía o no funcionaba la estrategia del cebo luminoso, procurar esquivar el ataque y disparar. Que fuera el disparo antes o la esquiva, iba a depender de la posición del bicho. Ahora que, también el movimiento de pretender tener un árbol que nos protegiera la espalda tenía otra finalidad, en caso de ataque y que pudiéramos esquivarlo, muy probablemente esos arpones que tenía en sus extremidades se quedasen clavadas en los árboles, propiciando que pudiéramos dispararle a traición.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

La respuesta de Gregory fue encajada por Eylo como si tratara como un idiota al que tenía que deletrearle las cosas. No podía culparle, jugar al despiste era un arte al cual el eridiano no era, en absoluto, un maestro. Lo que había dicho era un hecho, y si hacia falta se lo iba a deletrear al Big Bang y a la Dama Sombría, nombres de marras de cobardes que se adjudicaban pretensiones y derechos como si fueran los únicos con ellos. Eylo aborrecía esa clase de personas, y si Faith quería una razón por la que se había enrolado en la Space Force, era para acabar con cánceres como esos.

Gregory ordenó ejecutarlos, y Eylo estaba dispuesto a replicar cuando intervino Frank revelándose como.. ¿qué? ¿un asteriano? ¿un espía de otro grupo? Odiaba tener que admitir que había estado en lo cierto, que sus sospechas estaban bien fundamentadas y sintió una punzada de rabia por haber tenido razón. Miró de soslayo a Daya, sintiéndolo por su compañera, pero ahora resultaba que el presunto capitán tenía el poder suficiente como para sacar a Daya de allí, por quien abogaba solamente.

—Vamos, que eres escoria asteriana.. —espetó con acidez casi escupiendo las palabras. Quizá no era así, pero Eylo tenía que salir por algún lado o se lo iban a llevar los demonios.

Luego, entró en acción Daya, quien intervenía para suavizar el hipotético trato. Eylo negaba con la cabeza, ¿qué había pasado con el dron y la información? ¿Se habían olvidado de eso o qué estaba pasando allí? Se amonestaba internamente el eridiano. Estuvo a punto de decirlo él mismo, que todos sus juegos de secretos estaban al descubierto pasara lo que pasara, y ahora les quedaba recoger cable. Era la opción más viable para no ser ejecutados o vete a saber el qué, pero tenían que confiar en ¿qué? ¿En un traidor que solo pensaba con la polla y se declaraba un traidor de mierda? ¿En Daya? Eylo confiaba en ella, pero ahora mismo todo lo sentía opaco, estéril e inútil.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

Y nadie bebería el té que muy amablemente les habían ofrecido, algo esperable en la situación en la que se encontraba el equipo de soldados y reclutas que habían ido a investigar los restos del desaparecido PEC 12. Las conversaciones llegaban a su fin, apenas había nada que pudiesen decir y menos tras los comentarios de Yilmaz, el cual había bloqueado toda posibilidad de acceso a Gregory o Faith, actuando de manera visceral. Suerte tuvo de que no le pegasen un tiro.

Banerjee no quiso desvelar su origen, algo en lo que Faith no insistió, tampoco era tan importante ahora que sabía que podía lucrarse de otra manera. Aquel día había tenido un golpe de suerte, quizás la jornada más rentable de cuántas hubiera obtenido en toda su vida. No obstante, recordó algo a la piloto - Lo dirás o lo averiguaremos, y eso dependerá de cuántas ganas tenga yo de saber cuál es tu planeta origen. Quizás más adelante hablemos y será cuando no puedas evadir la respuesta - Indicando a la innumita que, al final, quien mandaba era Delay

Quizás la cuestión que se barajaba partía de la moral de cada uno, o pudiera ser que las vivencias de los presentes hubieran sido tan distintas que, posiblemente, nunca hubiese un entendimiento entre ellos. Pero lo cierto era que Faith y Gregory, de entrada, a pesar de hacer lo que hacían, no actuaban de manera cruel con los prisioneros y, comprobarían de primera mano, que no todo el mundo era igual de considerado. Los había peores.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

Frank se mantuvo serio, tras el repullo inicial de saber que tenían todo perdido, incluso quizás sus vidas. El intelecto del médico se puso en funcionamiento y dijo las palabras exactas para evitar la ejecución que Yilmaz había podido provocar tras decirle a Gregory, o más bien regodearle, de que la Space Force les perseguiría, y que Faith sería considerada delincuente al igual que él mismo, algo que Big Bang quería evitar a toda costa, pues ella le importaba y lo suyo era ya un caso perdido, ya que estaba en las listas de los delincuentes en busca y captura. Workensen jamás les hubiera dañado si no hubiesen mentado a Faith, y es que si debía protegerla a ella, le importaba más bien poco el resto de la humanidad. Podría dormir por las noches aún con las manos manchadas de sangre.

Kepborn no se atrevió a mirar a Daya en ningún momento. Sus ojos tras haber realizado una evaluación al resto de sus compañeros, se posaron en Workensen, fijos y pendientes de su reacción.

- Millones de numerarios. Pensadlo. Rápido y limpio. Yo a cambio quiero que ella esté en lugar seguro. Si dudáis de mi palabra, sólo tenéis que pegarme un tiro y aquí termina el trato  - Elevó la cabeza con seguridad, manteniendo la actitud seria, la de un hombre que generaba confianza.

Escuchó de fondo las palabras de la innumita y temió que estropeara el acuerdo, como bien Yilmaz podría haberlo hecho, así que dijo algo poco común en él, se impuso como macho dominante, algo que a Gregory le hizo gracia, estaba claro de que en su caso, no iba a conseguir los mismos resultados con Faith.

- Daya, las negociaciones son cosa mía. Tú eres mi mujer y en esta negociación nada tienes que opinar. Sólo tú tendrás la oportunidad para salir de aquí. Eres la única que me importa - No se molestó en susurrarlo y, por los gestos de Big Bang, parecía que empatizaba con él. Al fin y al cabo no eran tan distintos en algunas cuestiones, y a la par, un mundo les separaba, nunca mejor dicho.

El insulto de Eylo no se hizo esperar, así como tampoco la reacción de Eugene que, desprovista de paciencia, se levantó con el firme propósito de golpear al doctor, aunque había distancia de por medio. La reacción de uno de los guardias no tardó en evidenciarse, golpeando con la culata de su arma a la polémica Brezos, precisó un par de golpes más para ser abatida, dejando que su cabeza chorrease sangre al caer inconsciente. 

Frank a pesar de ser médico, no movió ni un dedo por ella.

Mes 3. Día 18. Nightingale. Sala de reuniones

Lo que nadie esperaría fue la reacción de Donner. El combatiente en todo momento se había mantenido callado, dudando de cómo iba a terminar aquel secuestro, comprendiendo tras las palabras de Frank, de que todo estaba perdido y, muy probablemente, nadie apostase un duro por él - ¿Necesitáis buenos combatientes entre vuestras filas? Sinceramente, yo me metí en el ejército para tener una buena calidad de vida. No sabía que siendo pirata espacial se ganaba tanto dinero y... Joder... Vivir en el Domo 12 ha sido un puto infierno...- Mantuvo evidenciando que no tenía inconveniente en cambiarse de camisa.

- Si... Si fuera posible... Me gustaría de que me pusieseis a prueba. Soy fiel con mis amigos. A ninguno de los presentes puedo calificarlo como tal... - Indicó el hombre con cierta rabia - Mi mejor amiga está muerta gracias a la Space Force... Noor, Noor Joyse se llamaba... Muerta por tener una mierda de mandos que anteponen sus propios deseos al de formar correctamente a los reclutas... Ponedme a prueba, comprobad mi lealtad. Os juro que a vuestro lado, ninguna queja tendréis de mí.

Alvin miró dolido a su compañero, y le cogió por la pechera de la camisa con fuerza, a pesar de tener las esposas en las muñecas. No tardó en ser separado de Trump, otro de los guardias hizo su función. Aquel grupo que parecía compacto, se disgregaba.

- Bueno, esto se torna cada vez más divertido... - Dijo Delay con la mejor de sus sonrisas - Greg, hablamos en privado en un rato y tomamos decisiones conjuntas antes de reunirnos con el gremio, así planteamos con claridad las posibilidades que se nos ponen delante. No debemos dejar pasar esta oportunidad. Si hablamos con el teniente en privado y conseguimos los numerarios, podemos hacer lo que ya habíamos soñado. Seríamos imparables, cielo... Nuestro límite será el universo... - Comentó tentadora, cual Eva acercándose a Adán, convenciéndole de que comiera de la manzana

Delay tenía planes para todos ellos pero debían dar pasos muy concretos. Primero hablar en privado con Frank y Donner, aclarar puntos con ellos. Luego charlar con su pareja para determinar qué situación le interesaba o no. Y finalmente, ponerse ante el gremio para realizar votaciones. Los resultados de toda aquella labor sería el futuro de los soldados espaciales y los aspirantes a la Space Force.

- No querida, no vendrás con nosotros, a no ser que tengas más numerarios que ofrecer que tu esposo. Si es así, serás invitada. Si no, habla ahora tu propuesta y la estudiaremos. Nada más te puedo prometer - Dijo Faith con respeto hacia la innumita. Comprendía que su situación era incómoda y no se vanagloriaba ahora de su poder, pues se sabía ganadora. En cierto modo, la última decisión, convertirlos en esclavos, había sido una idea precipitada, pero al final, mucho mejor que la muerte. Y es que no podía fiarse de que guardaran silencio, al igual que su gente no podía permitirse, tener a todo el ejército a sus espaldas.

Y en ese instante Daya debería hablar o callar para siempre.

Delay hizo una señal a los guardias para que procedieran a llevar a los prisioneros a la bodega de la nave, donde serían inmovilizados de manos y pies. El destino parecía estar escrito para ellos, un final nada alentador donde iba a estar comprometida su libertad. Pero el teniente Frank Kepborn iba a negociar en privado por la libertad de Daya, su pareja, la que dijo, era la única persona que le importaba. Antes de ser separados de sus compañeros el doctor miró con fijeza el colgante que Eylo portaba al cuello, y sin decir nada, solo sonrió.

Ante ellos se abrían Nuevos Horizontes. Era un buen momento para recordar una canción que sonaba últimamente mucho en la cadena "Las 40 Galaxias", y es que, a veces, el sentir de las vivencias podían ser expresadas mejor con las voces de otros cantautores. 

Y el cristal de Eylo comenzó a vibrar con más intensidad que nunca transmitiéndole una imagen mental, los ojos de Frank, la sonrisa de Grey y la voz de "ella".

"Quien sabe amar, tiene alma"