Partida Rol por web

Mes 3. Día 19. Hora 02.00 p.m. Acme. Viaje para el astropuerto

 

- Su puta madre... - No solía decir muchas barbaridades Corlett, pero ver venir a aquella criatura no era un futuro muy esperanzador. Tres armas y un ser que tenía una gran resistencia física, eso sin contar con que sus ataques podían llegar a ser letales - Tienes razón Foster, hay que ahorrar munición, porque como venga uno o dos más, ya nos podemos dar por muertas... - Era un hecho, la experiencia se lo decía - Joder, ¿por qué diablos tiene que oler así?...

Becky explicó que los caballos no eran suyos y que, posiblemente, si les silbaba, no irían hacia donde ellas estaban. Baker tenía experiencia con los animales domésticos y de granja, por ello era conocedora de que para que uno de ellos te obedeciese, debía haber sido criado y enseñado para hacer determinado tipo de monerías, de forma inmediata, sin dilación ante la señal de un dueño.

Jim consideró que la oriental podía ser el cebo que necesitaban, así que cogió la linterna y la aseguró a las cuerdas que sujetaban las manos de Ziam, sabiendo que ella, presa de miedo, comenzaría a correr por el bosque, un hecho que hizo ruido y que sin duda, atraería a la bestia.

- Pero, ¿qué has hecho?... - Preguntó Becky mientras miraba a Yum correr despavorida, sintiendo que su propia alma se quebraba de dolor por el hecho de que una compañera suya expusiera su vida ante el skull, y que Foster hubiese actuado de aquella vil manera - ¡Yum espera!... - Baker comenzó a correr hacia la oriental, con claro fin de quitarle la linterna de las manos y ayudarle a que se cubriera.

- Mierda, mierda... - La sargento cogió el arma, se encontraba parapetada detrás de un árbol mientras veía a sus dos reclutas exponiéndose - ¡Parad de correr! ¡Cubriros! - Pero con el grito, había alertado también de su posición. Tres de ellas llamaban claramente la atención del skull, mientras que Vera y Foster aún permanecían calladas, escondidas.

Naomi Corlett no confiaba en Ziam, pero tenía órdenes de llevarla a la Comandancia, y no deseaba que su misión fuese trasladar a trozos el cuerpo reventado de la asiática, así que se asomó del tronco que la cubría y buscó a la criatura de pesadilla que comenzaba a buscar su caza.

Aquel ser se acercó entre rugidos y un cacareo característico que surgía de su garganta. No le fue difícil alcanzar a Yum y darle dos certeros zarpazos. Estaba claro de que la luz había llamado su atención y que, la oriental, era la caza nocturna, posiblemente su cena. Becky se quedó helada y se agachó para coger una piedra, posiblemente, su única arma defensiva. Corlett a la par, disparó, al igual que Vera.

La sargento impactó en el cuerpo de la bestia, provocando que ésta rugiera de dolor, lo que provocó un efecto llamada, escuchándose más ruido en la distancia, el cómo se acercaban más de esas criaturas, indeterminadas e invisibles por la oscuridad. Vera, contra todo pronóstico, erró su tiro. Estaba claro que la escopeta de Margaret estaba desviada, pues Zumbert era de las mejores tiradoras del Domo, su habilidad ahora era muy necesaria y, por no seguir la indicación de Jim, la había fastidiado.

- Vienen más, joder... Acabad con ésta - Dijo la sargento con la voz temblorosa. Hasta el momento Jim había estado invisible y escondida. Era el momento que decidiese qué hacer.

Mes 3. Día 4. Hora 18.00 p.m. Alaska

Dunne se había descolgado por el cable de acero que le conectaba con la superficie del lago, metiéndose en el agua y peleando con ésta para intentar sumergirse, mientras que el traje le daba más de un quebradero de cabeza. Un combatiente no habría tardado tanto en dar un par de giros y dirigirse activamente hasta el fondo, pero ella, poco entrenada, determinó que todo lo que no fuese ir a cuerpo descubierto era una labor titánica. Comenzaba a arrepentirse de su precipitada decisión, algo que en ocasiones, le pasaba a menudo, aunque no lo reconociera públicamente.

Mientras la joven encontraba un giro para poder posicionarse boca abajo, el comunicador se abrió y Andersen se puso en contacto con ella, dando su punto de vista y, a la par, solicitando el suyo.

- No lo sé Einar, no tengo ni idea de si Bleiz está de lado de la Space Force o de los Asterianos - Fue la franca respuesta - Si son soldados, debo decir que yo misma, estando en las avionetas, habría actuado de la misma forma que ellos, pidiendo el alto, el aterrizaje y haciendo arrestos. Luego pasaríamos a los interrogatorios mientras avisaba a mis superiores... - Explicó la fémina, la cual ya estaba sumergiéndose, no sin esfuerzo, se le escuchaba la respiración acelerada - Y si son Asterianos, tienen inferioridad táctica, normal que no hayan abierto fuego, se la juegan a que le devolvamos respuesta en forma de disparo...Pero claro, tampoco sé cómo son los extraterrestres de inteligentes, si todos son iguales o qué buscan concretamente. Podían habernos disparado, aunque fuese a mí, y me han permitido bajar. Eso es un gesto muy humano... ¿No?... - No se arriesgaba a dar una opinión más marcada porque no lo tenía claro, y un error justamente en ese momento podía afectar a las vidas de todo el grupo.

Dunne escuchó la propuesta de Andersen, él creía que aquellas fuerzas armadas eran asterianas y pensó un plan alternativo para salir de aquel entuerto.

- Ir al fondo del lago no será problema - Ya no, pues tenía su cuerpo bien angulado para el descenso - Pero, si avanzamos por el fondo hasta esa zona de playa o menos cubierta... ¿Es seguro de que el hielo se la superficie estará fundido? - Escuchó el resto de la explicación del piloto. Los enemigos no podrían localizarles si el hielo mantenía la cubierta - Pero, ¿cómo diablos vas a fundir el hielo en 20 segundos? Más teniendo en cuenta que debajo estaríamos nosotros, ¿vas a fundir la capa superficial y ya de paso hervirnos? No lo veo Einar... No lo veo... - Inseguridad de la estratega y es que aunque pudieran llegar a las coordenadas previstas, fundir el hielo y extraer a los compañeros implicaba antes hacer caer las avionetas. Y claro, ¿y si no eran asterianos y sí soldados espaciales con familia? ¿Era lícito matarlos cuando aún no habían abierto fuego? Y si lo hacían, ¿podría Einar soportar su conciencia?

Las palabras finales de Andersen determinaron que Grey, más que nunca, estuviese de acuerdo con el doctor McCarthy, no podían jugársela ahora que habían llegado tan lejos.

- Einar, marche directamente a buscar a Thyndall. Tiene las muestras y un médico capaz de traducir lo que porta el código genético. Si lo obtenido hasta ahora se destruye o lo custodian, la humanidad estará perdida, pero si logra escapar de esta gente, habrá opciones para que los humanos sigan estando seguros sin miedo a incursiones extraterrestres - Indicó la fémina respirando con esfuerzo, el mismo que le solicitaba el descenso en la columna de agua - Y si puede, evite disparar. No podemos estar seguros de quién es Bleiz y su gente, prefiero dejar libre a un enemigo que matar a un amigo - Y es que Dunne siempre había tenido en elevada estima la vida de los demás, no soportando equivocarse y que los soldados fuesen dañados, siempre y cuando perteneciesen a la Space Force, algo de lo que no estaban seguros.

Mes 3. Día 4. Hora 18.00 p.m. Alaska

La doctora Heather obedeció de inmediato a Andersen, dirigiéndose a la zona de cabina, tomando asiento en el sillón del copiloto y poniendo el cinturón de seguridad que la anclaba a la nave. La muchacha debía reconocer que no estaba preparada para volar, o al menos no para mantenerse en equilibrio cuando el vehículo aéreo se movía, a pesar de encontrarse en equilibrio estático. Ella estaba acostumbrada al suelo firme, a la seguridad de la Tierra y a la relativa tranquilidad que se podía tener en un hospital de urgencias, comprendiendo de que quizás, el intento de haber pertenecido a la Space Force, en su caso, había sido un error. Algo de lo que más tarde tendría que reflexionar.

Durante unos instantes, Einar estuvo hablando con la sargento, mientras determinaban los pasos a seguir en aquel instante de tanta incertidumbre. La doctora permaneció callada y a la espera, hasta que el piloto le hizo una pregunta directa, de la cual, intuía la respuesta.

- No he pilotado en toda mi vida - Dijo Heather fijándose en los mandos del vehículo - Podría intentarlo, aunque no es nada prudente que sea precisamente ahora que tenemos este... Conflicto, por así llamarlo... - Dijo dudando de lo que pretendía el piloto - ¿Para qué me necesita pilotando si lo que desea es jugar al despiste con las avionetas? Puede usted hacerse cargo de provocar los ascensos, tal y como sugiere, dudo mucho que nos acierten con los rifles. Ni por ángulo, ni por campo de visión, ni por distancia... ¿No? - Era una mujer de ciencias, al menos entendía las leyes físicas de la naturaleza - Lo más recomendable es que usted continúe a los mandos y les dé esquinazo. Yo opino como Duncan y Grey, debemos marcharnos, si no, todo el trabajo de mi compañero terminará siendo una ruina, y eso no debemos permitirlo... Por favor, Andersen, partamos ya a sitio seguro...

Y Mosley no quería abandonar a Duncan, pero había escuchado su petición y era su mejor amiga. Sabía lo que se jugaban. No podían aventurarse a perderlo todo.

Bleis se ponía en contacto con la nave, dándole unas coordenadas para descender. Dependía de Andersen obedecer o no.

Mes 3. Día 4. Hora 18.00 p.m. Alaska

Bintel permanecía tranquila, al menos aparentemente, quizás no llegase a entender el motivo por el que había tanta orden y contra orden pues, para ella, los mandos indicaban lo que debía hacerse y los reclutas ejecutar las indicaciones. Así de sencilla era su existencia. Andersen habían recibido directrices del sargento Grey y de Bleiz, una decía que se marchase, el otro, que aterrizara, y el rubio piloto gestionaba un plan para desobedecer a ambos sargentos, y es que la complejidad humana estaba fuera de toda cuestión.

- Plan B. Me parece correcto... - Dijo la bonita cyborg, atenta a su acompañante - Puedo conectar los propulsores verticales del traje y si nos inclinamos nos moveremos en horizontal sobre pocos metros del fondo... - Indicó la muchacha mientras su cuerpo quedaba sumergido bajo las aguas.

Y así fue como el agua de tono azul oscuro los invadió, encontrándose con la sargento Grey de frente. No había tiempo para saludos ni esparcimiento, debían avanzar por el fondo fangoso y ganar distancia conforme la nave. Ambos, Tessa y Duncan, llevaban un par de picos como herramienta para golpear el hielo, pues en las naves de la Space Force solían haber suministros de tipo variado, por si surgían emergencias.

- He abierto mi sensor óptico, Duncan, y estoy escaneando la zona para ver por dónde podemos ascender y tener posibilidad de escapar. Einar, nos dirigimos al noroeste, 15 º desde el ángulo donde nos hemos hundido - Explicó al piloto para que supiese por dónde se encontraban - ¿Cómo lo llevas Duncan? ¿Puedes seguir mi ritmo?... Sargento Grey, ¿usted también? - La joven iba adelantada con respecto el doctor y la sargento, y las posibilidades de girarse con aquel traje, muy complicada.

- No quiero indicarles una mala estadística pero no comprendo bien el motivo por el que nos alejamos de la zona de la nave. Si las avionetas hacen un barrido en la nieve nos verán, y casi mejor que lo hagan puesto que en esta zona de Alaska no hay sitio alguno donde refugiarse. Si nos atrapan nos darán alimento y ropa para quitarnos el frío. Si nos escapamos de ellos, moriremos congelados y de hambre en este lugar. Por eso la BICOM es un sitio seguro... ¿Quieren que les indique nuestra posición al sargento Bleiz? ¿O prefieren que lleguemos a superficie para que Einar venga a recogernos? En cualquier caso, espero instrucciones... - Determinó la cyborg intentando ser de ayuda.

Mes 3. Día 14. Hora 13.15 a.m. Protect. Exteriores

De todas las cosas esperables por Thompson, ver que Althais quería la muerte de Seok no era algo por lo que inicialmente apostara. Había conocido a Eris, una adolescente problemática pero que, en el fondo, no parecía ser mucho peor que otras muchas jóvenes de su edad. Y luego estaba la inconsciente Maia, una criatura ocurrente pero bastante dulce en carácter, sobre todo con su conejito mochila, el cual llevaba a todas partes consigo. ¿Cómo era posible que la hija mayor de Townhall fuese así de egoísta y malvada? ¿Tanto había fallado el teniente en su educación?

Por otro lado, Seok sabía mucho. Tanto que, realmente, podía ser considerado como muy peligroso para la joven rebelde. Aún así, en su cinismo, Althais había pedido que el oriental no sufriese, a pesar de que estaba ordenando su ejecución. ¿Cómo podía ser tan cruel?

Por otro lado, había algo que a William no se le iba de la cabeza. Su compañera, Min, no había aparecido y eso sólo implicaba que algo malo le había pasado. Althais no planteaba ir a buscarla, nadie parecía acordarse de la oriental, como si su vida no fuera algo particularmente relevante.

Thompson improvisaba, buscando alternativas como para hacer creíble la muerte de Hwan. Instaba al oriental a hacerse heridas para que la sangre hablase por sí misma, a la par debía contener la respiración si Althais le hacía un reconocimiento visual, y eso sin olvidar romper la ropa, generar la imagen de alguien que había entrado en conflicto con otro compañero y había terminado perdiendo la contienda.

La primera petición a Seok fue la de ocuparse de Min. Si aparecía, Billy no quería que se quedara sola, para eso dejaría marcas en el suelo, de manera que pudiese seguir a sus compañeros y reencontrarse con él.

Ahora llegaba el turno de escuchar y lo primero que le revolvía las tripas era que, según el joven tecnólogo, Althais había intentado envenenar a Milena, asegurando que si no hubiera sido por él, en esos instantes, estaría muerta. No había palabras que pudiesen describir cómo el interior de Thompson debía arder, con furia, por aquello.

- Karleen Walsh y yo nos conocimos en Natgrew. Yo estuve allí trabajando en el desarrollo de antenas de comunicación en ese planeta. Ella se dedicaba a destilar raíces locales, elabora unos licores fabulosos - Indicó sonriendo, como si evocara el pasado - En aquella época yo no llevaba una vida demasiado sana y pasaba mucho por la taberna. Ella también se encontraba por allí y pronto comenzamos a hablar y nos hicimos grandes amigos... Antes de entrar en la Space Force hablábamos casi a diario, es la persona en la que más confío... - Indicó el oriental, sonriendo levemente a pesar de las circunstancias.

El resto de las dudas que a William le surgían fueron planteadas, y es que había mucho que sonsacar a Seok, pues parecía muy informado de todo. Aunque claro, también era un tipo inteligente, mucho podía haberlo deducido o averiguado por su cuenta.

- ¿Cómo no voy a proteger a Althais?... Greason tiene a mi hermana pequeña... La "cuida"... - Decidió especificar aún más - No sé cómo se conocieron estos dos, pero estoy obligado a ayudar a Townhall en sus propósitos me guste o no, por el bien de mi hermana. Y además debo de mantener la actitud de que me agrada ayudarla, porque de lo contrario, no sé qué hará con ella... Ha ordenado mi muerte, quizás también la de... Puffff... Tienes que ayudarla, por favor, hazte cargo de que Althais y Green no la dañen... En Natgrew no tengo más conocidos, solo a Karleen...

La charla con Seok había dejado algo frío a Thompson. Por un lado veía al joven forzado, como si no quisiera contar toda la verdad, o como si le costase explicar los sucesos que ahí le habían llevado. Estaba nervioso, incómodo y quizás hasta enfadado, pero claro. ¿No eran reacciones normales ante la situación de que alguien te estuviera mandando directamente a la muerte? Por otro lado, Billy no estaba seguro de la credibilidad de Seok, por un lado todo podía ser verdad, encajaba la historia con los argumentos narrados. Pero claro, ¿no sabía demasiado al respecto? ¿Era listo o sólo se la estaba jugando? Thompson no pondría la mano en el fuego por él. En realidad en ese instante, por ninguno de los dos.

Mes 3. Día 14. Hora 13.20 a.m. Protect. Exteriores

Seok no llevaba nada personal encima, tan solo las armas que la Space Force le había facilitado, y las cuáles fueron entregadas a Althais cuando Thompson salió de la cueva, reconociendo el liderazgo de la mujer.

Townhall indicó que deseaba ver el cadáver de Seok, y Billy le indicó el camino, guiándola, aunque no recomendándole el hacerlo, comprobando finalmente que a la joven, aquel tipo le importaba más bien poco, puesto que dijo una frase que determinaba completa frialdad - Seguro que es duro, pero no tengo tiempo para llorar.... - No sonrió al decirlo, tan solo dejó que un deje de odio emergiera de su ser, como si hubiera deseado aquello durante algún tiempo.

Lo que Althais no esperaba fue lo que Billy le deseaba contar, algo que según él, debería haber dicho antes. Reclamó toda la atención femenina y ella, que iba a entrar en la cueva, se paró para escucharle, sobre todo por la gravedad con la que hablaba el joven cadete.

- ¿Qué?... - La frase sobre la muerte de su padre la dejó helada, petrificada, pálida de piel. Estaba claro que la noticia le había pillado por sorpresa y que sus reacciones eran mucho más humanas de las que cabía esperar, viendo lo visto - No es posible, los PECs son inaccesibles para esos seres. Nunca ha habido una cosa igual. ¿Estás seguro de lo que dices? ¿Viste su cuerpo?... - Sus ojos amenazaban con lágrimas, cataratas reprimidas con firme autocontrol.

Se apoyó en la pared y tomó aire con dificultad, posiblemente intentando calmarse - ¿Y por qué nadie me ha dicho nada? ¿Por qué no me lo han notificado para ir a su entierro? ¿No me estarás mintiendo?... - Le atravesó con la mirada, dedicándole una furia extrema, estaba enojada, dolida y hasta podía ser, desesperada - Me largo de aquí. Esto no tiene sentido... - Y sin ir a comprobar el estado de Seok, puesto que el plan de William había sido brillante, la joven comenzó a caminar en una dirección concreta, siguiendo un rumbo fijo - Quiero que me cuentes todo lo que pasó en ese PEC y el motivo por el que afirmas lo de mi padre... - El trato de la joven hacia William comenzaba a ser de desprecio, su tono de voz y formas medidas habían cambiado a un sentimiento muy profundo de asco y odio por igual.

La tranquilidad de la cyborg era contagiosa, aunque una parte en él dudaba de si era algún defecto en su programación o que realmente no había nada que temer. Aquello era hermoso y mientras todo allí fuera, sobre el hielo, era caos y lucha allí abajo todo era paz. Había hecho todo lo que había podido, estaba en paz consigo mismo, y dar la vida por una causa superior era una manera digna de morir.

Su mente voló en sus compañeros, compañeros que lo habían tachado de traidor por no apoyar la mentira de Billy, compañeros que jamás volverían a confiar en él. Pensó si alguna vez oirían que murió bajo el hielo, que lo hizo salvando las muestras que ayudarían a vencer a los asterianos, y aunque no fue un héroe si que hizo su parte, lo que tenía que hacer, y pudiendo huir no dejó nadie atrás. Tal vez Daya, Eylo, Billy, incluso la díscola Jim llegaran a oír su historia, tal vez alguno lo llorara, tal vez.... Miró a Bintel y le dijo que era la hora del plan B. Duncan asintió y le hizo una señal de OK que reforzó con la voz

- Ese es e an, el ae esa uxo, eso auará a no saí isaado (Ese es el plan, el traje pesa mucho, eso ayudará para no salir disparado.) - Le hizo un gesto con la mano, imitando a supermán, para que se pusiera en esa posición. Sonrió y el agua le cubrió y tras ello consiguieron abrir la puerta para encontrarse con la sargento Grey de frente. No hubo tiempo de bromas, saludos ni chanzas, solo un asentimiento y una sonrisa, de reconocimiento al valor, de agradecimiento por el riesgo corrido. La información que proveía Bintel a Einar le decía que aquel era el mejor camino posible. Moverse era complicado y estaba empezando a sudar dentro del traje pero se esforzó en decir

- iiiio naando, iiiigo naando (siiiigo nadando, siiigo nadando)

Bintel no quería darles malas estadisticas, pero se las estaba dando. No había escapatoria, los trajes espaciales eran de un color vivo para verse en el espacio, habían kilómetros y kilómetros de nieve, no había donde escapar, y mientras salieran a la superficie serían patos de feria, tenían que hacer una cosa, solo una. Abrió un canal con Einar, un canal que pudieran escuchar el sargento Bleiz y sus hombres

- Einá, se ha aaado. ume la isión e la aitana ynel. Aate, as exo o e has oio... Eat - sonrió Duncan - a óxia es e nos eaos aaé ien.... onio en ti...aaa o e yo enesé (Einar, se ha acabado, cumple la misión de la capitana Thyndell. Lárgate, has hecho lo que has podido. Heat la próxima vez que nos vemos hablaré bien)

Asintió a lo dicho por Bintel y dijo por el canal de radio - Aento Eis, soy e euta aaty nos enios - miró a Bintel - ae as oenaas. (Sargento Bleiz, soy el recluta McCarthy nos rendimos, dale las coordenadas)

Miró a Grey, preguntándole con la mirada si estaban haciendo bien aunque sabiendo que las muestras se pondrían a salvo, que los asterianos no las destruirían, y con el audio que había grabado Grey las pistas estaban allí. Habían dado un paso muy importante, él no podía avanzar más, y pasaba el testigo. Noor lo había preparado para eso, había que ser muy fuerte para luchar, pero había que serlo mucho más para saber sacrificarse por una causa mayor.

 

 

Mes 3. Día 19. Hora 02.00 p.m. Acme. Viaje para el astropuerto

 

Si bien la estrategia sobre Yum en un principio había funcionado, pues la oriental había salido corriendo con la linterna como si fuera la antorcha de los JJOO, lo que no había salido igual de bien era el hecho de que Becky hubiera salido corriendo tras ella con la intención de ayudarla. Lo que provocó un aumento del ruido y que la bestia fuera tras ellas, aquello sí que era exponerse. Aún así, si las demás conseguíamos abatirlo, aquella estrategia aunque arriesgada habría merecido la pena, pero no.

El bicho como un dinosaurio a la caza, pasó delante de nosotras, precisamente las que teníamos un arma, sin embargo Vera falló el tiro con la escopeta de Margaret y aunque la sargento había disparado al cuerpo del animal, no consiguió abatirlo. Faltaba yo por disparar, apunté a todo el tarro, con lo feo que era y cuando disparé no vi que le acertara – puta mierda – seguro que era el arma, si hubiera disparado con el rifle le habría acertado de lleno como la última vez. 

De perdidas al río. Tenía un plan, aunque todo pasaba por eliminar al bicho que teníamos delante primero y no lo habíamos conseguido. Aún así, no nos podíamos rendir tan fácilmente. Vale que, por el impacto del disparo de Naomi, la criatura empezó a gritar y que aquel graceo había alertado a más criaturas de la misma especie que seguramente vendrían hacia aquí. Eso nos daba poco tiempo. 

Que el bicho había gritado? Pues yo más. Monos, leones, osos y hasta dinosaurios. La cosa era distraer a las demás bestias. Seguro que en la noche, aquellos sonidos como que no se los esperaban e igual, el comportamiento animal se muestra más cauto al saber que otras criaturas están en la zona. Además de que el bicho que la sargento había conseguido alcanzar se había quejado. Vale, sí. Un disparo, dos y ruidos de todo tipo de animales en la zona. Igual venían con más cautela, igual se lo pensaban. Aunque muy probablemente vendrían de igual modo. La cosa era desarrollar mi plan, ya estábamos muy a la desesperada, así que, la cosa era correr pero con cabeza, y ahí era donde entraba precisamente la cabeza del bicho – vamos a utilizar la piel de esa puta criatura para cubrirnos – nos íbamos a meter en su cuerpo, o al menos colocar al bicho sobre nuestros cuerpos – vamos dejar de oler a humanos y no nos van a poder rastrear – Corlett antes había dado en el clavo, olían fatal. Ese olor a podredumbre mataba cualquier otro olor, así que, igual podía ser nuestra llave de supervivencia – sin rechistar, venga, todas a embadurnarnos con su cuerpo y si podemos meternos entre su cuerpo mejor – era de noche, probablemente aquellas bestias no veían mejor que nosotras, de ahí que hubiera seguido a la antorcha humana – seguramente busquen un rastro y eso les lleve de nuevo hasta el camino, probablemente hacia los caballos – los animales eran bastante instintivos, seguro que daban la vuelta con el carruaje y emprendían la huída. Si todo eso pasaba, o al menos en parte podríamos tener una oportunidad o más.

– ¿Es un plan loco, sí y qué? Sólo tenemos tres armas y hay más skulls – la verdad es que el plan era bastante razonable. Omití el hecho de que igual tenía que imitar a una de esas bestias. Lo bueno es que la primera me había reproducido su sonido de una forma bastante nítida, así que, supuse que sería fácil imitarla, además tampoco había muchas más opciones de salir allí con vida – va a salir bien, ya veréis y sino... un placer haber estado aquí con vosotras.

Otra opción era salir corriendo ¿En la noche? ¿Internándonos en el bosque a ciegas? ¿Persiguiéndonos una manada de skulls que se movían más rápidos y nos olían? ¿A quién llamaban loca? Íbamos a camuflarnos gracias a ellos y quién sabe si hasta podríamos avanzar como si el skull se hubiera convertido en una hormiga o un ciempiés. Cosas más raras se han visto y esos bichos dudo que supieran mucho de biología. Además podían perder todo el tiempo que quisieran buscando animales imaginarios. Porque eso sí, habían escuchado a unos cuantos y entrando en esa mentalidad animal, si habían rugido y gritado en plena noche igual ahora que estaban en silencio era porque cazaban de noche...

 

El piloto estaba inmerso en una actividad frenética frente  a todas aquellas pantallas, mandos, paneles, bones y palancas que no dejaba de comprobar una y otra vez, mientras chequeaba de manera constante la posición de las tres aeronaves, la del punto de naufragio, las comunicaciones, el radar y los propios parámetros de su nave.

Por otro lado, Heather, quien parecía bastante sobrepasada por la situación y por lo cual no podía culparla en absoluto, le confirmaba que no tenía conocimientos de vuelo. No es que la necesitase para operar aquella nave, pero nunca estaba de más tener dos ojos más comprobando datos. Pero para su desgracia no iba a poder ser; y aquello no era más que una pequeña piedrecilla en el camino si la comparaba con el problema al que se enfrentaban sus tres compañeros sumergidos en el lago.

-Tranquila, no necesito que pilotes, simplemente la cabina es la parte más reforzada del fuselaje, por lo que aquí estarás más segura que en la zona de carga-respondió sin perder de vista las pantallas.

Pasó por alto el último comentario de la doctora de forma deliberada. Su parte racional estaba deacuerdo con ella en que lo más sensato era poner a salvo aquella información de vital importancia pero no quería ni plantearse el abandonar a Duncan, Grey y Tessa a su suerte mientras que él se marchaba y temía que si lo manifestaba en voz alta acabase por convencerse.

Contaba con que Grey, una vez más, se sacaría un As de la manga; haría que su precario e improvisado plan cobrase sentido y atase todos los flecos aún abiertos.

Quizá pudiese abrir brecha en el hielo con una ráfaga de lásers antes de que alcanzasen la orilla; era pelirgoso pero podría funcionar. O quizá si ganaba la suficiente distancia con las avionetas tendría tiempo de utilizar los propulsores para derretir el hielo y que pudiesen salir...

- Einar, marche directamente a buscar a Thyndall. Tiene las muestras y un médico capaz de traducir lo que porta el código genético. Si lo obtenido hasta ahora se destruye o lo custodian, la humanidad estará perdida, pero si logra escapar de esta gente, habrá opciones para que los humanos sigan estando seguros sin miedo a incursiones extraterrestres 

Pero no. No había As en la manga esta vez. Escuchar esas palabras provocaron que Einar cerrase el puño con rabia, casi tan fuerte como estaba apretando los dientes, y golpease con el mismo al gruesocristal blindado que tenía en frente con todas sus fuerzas

-¡Joder...!-chilló cerrando los ojos y frunciendo el ceño en una sombría expresión la cual no se permitió más que a penas un segundo, puesto que no había tiempo que perder.

-Recibido...Sargento- respondió en un tono marcial teñido de impotencia y rabia.

-Envíenme todos los archivos de audio, conversaciones, imágenes y cualquier prueba que demuestre la incursión asteriana en la cadena de mando. En cuanto recupere la conectividad enviaré copias a diversas escalas del Cuartel General para evitar que la información quede comprometida en un único destinatario-Dadas las circunstancias, se había rendido a su parte más lógica, la que tan bien trabajaba cuando no la entorpecía con pormenores sentimentales. Y si lo hacía era precísamente porque se lo debía a ellos. Si los iba a dejar allí más valía que se esmerase en que aquello realmente fuese a marcar la diferencia para la Humanidad.

-Sargento..-dudó unos instantes sobre como continuar. No creía oportuno disculparse o compadecerse, por lo que se limitó a decir lo que realmente sentía -Me alegro de haber podido servir bajo su mando en esta misión. Espero que no sea la última-Aquella última coletilla le costó decirla en tono convincente, pero no quería que pareciese una despedida lapidaria.

-En cuanto consiga conectarme lanzaré un Mayday con vuestras coordenadas para que una nave de las nuestras se dirija hacia allí y os saque de esta. Tratad de aguantar mientras- Aquella era una opción a tener en cuenta. A tenor por la falta de medios con la que habían dejado a la fuerza atacante, tendrían difícil alcanzar a los que se encontraban sumergidos bajo el hielo y si Einar lograba enviar el mensaje, cabía la posibilidad de que se llegase a tiempo.

-Doctor, deja a la doctora Heath en mis manos pero tú ocúpate de la Sargento y de Tessa, ¿Quieres?- En ese momento se dio cuenta de lo poco que había hablado con Duncan y lo mucho que lo lamentaba. Visto en perspectiva le parecía el recluta más de fiar, no por nada había sido su elegido cuando se votó para escojer al lider del Domo.

Finalmente, preparando los motores para abandonar la zona de inmediato, volvió a establecer contacto con la avioneta en la que iba e lsupuesto Sargento Bleiz. El mejor escenario al que se enfrentaban era en el que realmente fuese un miembro de la Fuerza Espacial y aquella opción les situaba frente a una insubordinación severa y a posibles cargos por terrorismo con consejo de guerra incluido, por lo que debía tratar de cubrir aquella opción.

- Vindicator Alfa Tango uno uno tres para el Sargento Bleiz. Al habla el piloto Einar Andersen. A bordo ya no se hallan mandos, por lo que según la normas de navegación militar paso a estar al mando de la misma. Contraviniendo las órdenes directas de la Sargento Dune Grey he decidido que no puedo obedecer las órdenes que usted me ha dado, Señor. Por lo que bajo mi entera responsabilidad corto comunicaciones.

Su corazón palitaba a mil por hora. Estaba a punto de tomar una decisión que podía acarrear la muerte a varios de sus amigos de forma directa. Lo de Sarah había sido un accidente y como tl lo había empezado a aceptar, pero accionar los propulsores iba a ser una decisión suya y, pese a que esta vez había muchísimo más en juego que su simple vida y la de un puñado de reclutas, no por ello era más sencillo tomarla.

En cuanto recibiese los archivos por parte de Grey iba a activar los propulsores de salida en dirección a Mesosfera, en búsqueda de una baliza de comunicación segura.

 

William había apostado fuerte. Tenía que seguir la corriente a Althais. Necesitaba, que se sintiera al cargo de la situación y la líder de un grupo de sujetos sin nada que perder que le seguirían como única alternativa viable. Pensándolo bien, eran muchas las razones por las que Seok era una amenaza para ella. Debería haberlo visto venir, un punto más de como su inexperiencia podía afectar a este tipo de misiones, algo en lo que debería estar más atento de cara al futuro. Si algo tenía claro, es que la improvisación podía ser fuente de todo tipo de problemas y errores, aunque en su futuro estaba convencido que iba a tener que recurrir a ese recurso con asiduidad. La ausencia de Min era preocupante, sin embargo estaba claro que Althais no iba a esperar por ella y abandonar la misión para buscarla sería un error. Contaba con que diera con Hwan llegado el momento si acaso no podía darles alcance y que estaría más que bien preparada para poder llegar al menos al Domo, o si no, que tendría algún recurso para la extracción al igual que él. 

La noticia del intento de envenenamiento de Milena por parte de la mayor de las Townhall, hacía que la ira amenazara con desatarse, aunque alguien cerebral como Thompson pudiera controlarlo, desde luego que esta vez le puso al límite, a pesar de no ser una novedad, si no la certificación de una sospecha bien fundada. 

La información obtenida de Seok, podía ser valiosa. Aún así debía ser tratada con cuidado. No tenía claro los sentimientos de aquella persona en relación a la rebelión como para poder actuar abiertamente ante ella. Debía tratar de primeras como si todos y cada uno de los que conociera en aquel planeta, fueran posibles miembros de la rebelión. Era evidente que eso podía hacerle perder cierta información, pero por otro lado, aumentaría enormemente sus posibilidades de salir con vida de aquel embrollo. La siguiente parte de la historia resultó ser todo un bombazo. Así que aquella pareja de terroristas... pues no tenía otro nombre lo que hacían con la hermana de Seok, eran así de sádicos. Le obligaban a ayudar y luego... - ¿Cómo se llama? ¿Cuántos años tiene? ¿Cómo es?... y sobre todo... ¿Por qué me ofrecías ayuda para integrarme con el resto si debías colaborar con ella? - Después de que se sincerara, al menos en parte, había cosas que quedaban dando vueltas en la cabeza de Billy, como si no encajara todo a la perfección - Vamos a ver. Sabes que estás condenado... - Hizo una pausa mirando en dirección a la salida, como si quisiera que prestara su atención a Althais - Y creo que eres suficientemente inteligente, después de ver lo que me arriesgo por salvar tu vida, que la mejor oportunidad de tu hermana para salir con bien de esto... soy yo - Trató de impregnar esa afirmación de toda la seriedad de la que era capaz, que en estos momentos era mucha - Todo. Y digo, todo, lo que me cuentes ahora, sólo puede redundar en tu beneficio y el de ella - le daba la impresión de que Seok se estaba dejando algo en el tintero y aquello no le gustaba demasiado. Lamentaba usar a su hermana como argumento para sonsacarle, aunque eso no quitaba un ápice de verdad a lo que acababa de decir. 

Después de la conversación el regreso con Althais, fue todo lo bien que cabría esperar. Sorprendiendo al joven William en varios aspectos. Por un lado, lo despiadada e inhumana que podía llegar a ser. Por otro lado, hasta se notó sorprendido por que la noticia de la muerte de su padre le hubiera afectado. Casi podía esperar que aunque le afectase, no fuese demasiado. Hasta ahora, se había comportado, como alguien despiadado, frío y calculador. También notó por las reacciones de Althais que la historia de Hwan tenía muchos visos de ser verídica, dejando entrever que Seok era una espina que estaba deseando quitarse desde hace tiempo. Ante el inicio del interrogatorio por parte de la joven y la pregunta sobre si estaba seguro de lo que decía, Thompson asintió con cierto grado de solemnidad - Así es. Todos los que estábamos en el Domo 12 y salímos con vida, fuimos informados de ello - Cuando ella se apoyó en la pared, Billy interpretó su papel de seguidor preocupado haciendo un gesto de acercarse para ayudarle, para que le usara a él como apoyo si así lo deseaba. Las siguientes preguntas eran más que esperables viendo las reacciones hasta ahora y además por lo que suponían - Nos ordenaron bajo cargos de traición que no se podía decir nada de aquello - Continuó con un gesto de disgusto hacia el ejercito - Asumo que no querían que se supiera que los Skulls habían podido destruir un PEC y todo lo que eso suponía. Así que se ha silenciado todo el asunto... - Hizo una pausa al tiempo que la miraba fijamente - Así es. Destruyeron el PEC. Y mucho me temo que la Space Force aún ni sabe como gestionar eso. Los han pillado completamente a contrapié - Aseveró poniendo mucho cuidado en hablar de la Space Force como "ellos" sacándose a si mismo y a los que estaban allí de la ecuación. Aunque tenía claro que no iba a decir nada de los asterianos, pues eso sólo le daría una información que en alguien como ella o como ese tal Green podría ser muy peligrosa. 

Al menos consiguió que se pusiera en camino y dejara atrás al supuesto cadáver de Seok. Aunque le exigió que le contara lo ocurrido, algo que Billy estaba más que dispuesto a hacer, aunque obviando cierta información clave, evidentemente. - Bueno, tampoco sé todo... Yo estaba en el nivel de las celdas - Estaba claro que ahora tenía cierta ventaja por la confusión o alteración que estuviera padeciendo la teórica líder, pero William no estaba dispuesto a abusar de su suerte y contaría la verdad, aunque obviara ciertas cosas y el hecho de decir que estaba en las celdas le venía muy bien - Entonces empezó a sonar la alarma y dieron aviso de que estaban siendo atacados. También, por suerte, al ser reclutas, ordenaron que los reclutas fuéramos evacuados... Por mi parte ayudé a tus hermanas a salir de allí de camino a la que esperaba fuera mi libertad. Los reclutas huíamos por caminos diferentes - Ahora mismo no tenía sentido ocultar aquello, además de porque si todo estaba ocurriendo como él pensaba, Eris estaría en Natgrew, porque le podía granjear algunos puntos positivos con Althais, que parecía le venían bien en aquel momento - Conseguimos llegar a uno de los discos y poco después es cuando nos informaron que el teniente Townhall había muerto en el hangar tratando de evacuar a algunos miembros del PEC... fue destruido por completo... y dudo mucho que ni siquiera se hayan podido recuperar los cuerpos - Afirmó finalmente con seriedad al tiempo que trataba de analizar la reacción de la muchacha. 

Mes 3. Día 14. Hora 13.40 a.m. Protect. Exteriores

Althais se había apoyado contra la pared cuando Thompson le dijo la noticia sobre lo que sucedió con su padre y, aunque se acercó a ella para servirle de apoyo, la joven levantó una mano pidiéndole espacio, como si el contacto con el muchacho no lo precisara. Una suerte para William pues, ¿podría disimular y aceptar tocar a la joven que casi mata a Milena envenenada? Había que tener mucho estómago y sangre fría para eso.

- Los Skulls destruyendo el PEC... No lo entiendo... - Y en realidad, para alguien que había vivido en una estación espacial buena parte de su existencia, todo era difícil de digerir - Por eso no me llamaba... -Parecía estar entendiendo algunas cosas, aunque tampoco explicaba detalladamente su línea de pensamientos - Pero...¿Cómo?... - Y seguía sin entender aquello, bloqueándose durante unos instantes.

Billy le contó que él estaba en la zona de las celdas cuando sonó la alarma, pues estaban siendo víctimas de un ataque. Indicó que los reclutas debían ser evacuados y que sus hermanas fueron ayudadas a salir de allí. Nada más nombrarlas, la joven reaccionó de manera instantánea, abriendo los ojos con auténtico pavor.

- Salieron de allí ilesas, ¿verdad? - Y con aquella duda en su voz dejó claro algo. Eris y Maia le importaban y no precisamente poco.

Cuando Thompson terminó de redactar la historia de cómo acabó el teniente, dejando la vida en el PEC mientras ayudaba a los  soldados a escapar; su hija comenzó a llorar de manera desconsolada, pero no se paró para derrumbarse, como quizás otras jóvenes hubieran hecho. Comenzó a caminar como si el dolor fuese el motor que empujaba su vida, mientras el sonido de su llanto acompañaría los dos primeros kilómetros de trayecto, mientras Lowell, más callado de lo habitual, les seguía por detrás, como si de un centinela silencioso se tratara.

Mes 3. Día 14. Hora 20.30 a.m. Protect. Exteriores

Y recorrieron el camino desierto de la superficie de Protect en la dirección que Althais marcaba, sin que Lowell o Thompson la interrumpiesen de sus pensamientos o le hicieran reproche alguno.

Y allí, en aquel paraje árido y desolador, encontraron una gran explanada de arena donde descansaba una nave espacial de pequeño tamaño, un modelo antiguo que debía contar con demasiados años a sus espaldas y Billy, hermano de un piloto, comprendería que ese transporte era consecuencia de la escasez económica que debían tener los rebeldes, o quizás, que ellos tres, eran prescindibles para la causa pues nada mejor se merecían.

Min, la compañera de William y la muchacha con la que él había perdido la virginidad, no aparecía por ningún lado. Había desaparecido mostrándose como cebo ante las hormigas, pero desde entonces nada más se supo de ella. Quizás hubiera muerto como consecuencia del ataque de los insectos, o puede que se hubiese lesionado. Portar en el alma el abandono de la joven era algo que quizás el muchacho cargase como culpa el resto de su vida, pero si quería seguir la misión, no debía pararla, si no continuar allá donde Althais marcase.

Y así fue como Townhall se acercó hasta el vehículo aéreo, hablaría con el piloto, y ascenderían los tres al interior de la nave, tomándose un tiempo de descanso, comiendo y bebiendo de una nevera lo suficientemente provista para eventualidades. Iban a partir, a alejarse de Protect quizás para siempre, pues su destino Natgrew, prometía albergarles durante meses, o puede que años incluso.

William recordaría entonces los datos que Seok le diera de su familiar. Ariami Hwan era el nombre de la hermana del oriental, una joven de quince años, baja de tamaño respecto a su edad, piel clara y ojos oscuros, como los suyos. Ella era el motivo por lo que Seok decía que obedecía en todo a Althais. Según le explicó el tecnólogo, él le animaba a integrarse en el grupo de cadetes porque no soportaba lo que hacía, traicionar a la Space Force y llevar a más gente a la deriva de Townhall, una mujer que él calificaba como loca y depravada.

Seok le había pedido a Billy que salvase a su hermana, pero para eso, debía hablar con Karleen Walsh, la única persona que tenía los suficientes contactos como para poder cubrir al recluta y a la hermana de Hwan. El tecnólogo no sabía qué más podía contarle, tan solo reiteraba de que Althais era un verdadero problema y que debían ponerle solución.

No estaban las cuestiones claras y Thompson, inteligente como era, tenía la espina de la duda clavada con respecto su compañero oriental, quizás cuando llegase a Natgrew viera todo desde otra perspectiva.

El viaje era largo, nada difícil que el sueño invadiera a Billy y que, por fin, pudiera esconderse en un lugar seguro, su interior, la única ubicación donde podía ser él mismo.

Jamás se habría percatado de lo difícil que era ser espía, nadie le indicó cuál era el camino que debía seguir, ni siquiera, dónde se encontraba la línea que delimitaba el bien del mal. Tan solo sabía el joven que bullía ante los sentimientos encontrados, y que nada estaba claro, ni las informaciones, ni las personas, porque allí quizás todos fueran espías que buscaban sus objetivos, apuntando los puntos débiles de los demás, observándoles desde las esquinas.

William soñaba y sintió cómo el sudor frío recorría su cuerpo. Soñó con Seok y con Althais, ninguno era nítido y, por fin, en la duermevela inquieta comprendió el motivo de sus dudas.

Ninguno de los dos era de fiar

Ahora lo sabía. Estaba solo ante los lobos.

Mes 3. Día 19. Hora 02.00 p.m. Acme. Viaje para el astropuerto

La situación que estaba viviendo aquel grupo femenino de reclutas era desolador. Tenían delante un enemigo que conocían por su ferocidad y efectividad causando muertes y, además de ello, no sabían cuántas criaturas podían estar acechándoles. Apenas existían armas con las que protegerse, ni ayuda en kilómetros a la redonda. Estaban solas, y de aquella guisa debían salir adelante, sin dudar ni un segundo que el más mínimo error podía acabar con su vida.

El escuadrón demostraba su ineficacia disparando, tan sólo acertaba en la primera batida de balas la sargento, mientras que el resto de sus compañeras hacían lo que podían apuntando a la oscuridad.

Jim Foster pasaba desapercibida ante los seres que se acercaban, al menos hasta que se dispuso a hacer ruidos de animales para distraer a los skulls, sonidos que partían todos de un mismo punto. No era algo muy recomendable haber hecho eso, puesto que los extraterrestres eran depredadores naturales, y tenían tendencia a enfrentarse con cualquier ser vivo que pudiese estar en lo que ellos consideraban, su territorio.

- ¿Qué vamos a qué? - Naomi no podía creerse el plan alternativo de Foster, meterse dentro de un skull era lo único que jamás se le podía haber pasado por la cabeza - ¡Joder! ¡para eso debe se estar muerta!...¡Matadla coño!...

La sargento estaba aterrada, siempre había sido la peor disparando de su escuadrón, y ver que ahora sobresalía sobre las demás, le provocaba un malestar profundo de inseguridad.

A pesar del ruido provocado por Jim, el skull siguió atacando a Yum, quien sería su cena aquella noche. La oriental no tuvo posibilidad alguna de defenderse, herida, sangrante y aterrada de miedo sólo tuvo un último recuerdo en su memoria. Su hija secuestrada a la que jamás volvería a ver, mientras su alma partía hacia otro lado posiblemente mejor, pues su vida terrenal había sido desde siempre un verdadero infierno. Y Einar Andersen, lo sabía.

Quizás fuese por el miedo o por el exceso de adrenalina que Becky lanzó la piedra de sus manos con todas sus fuerzas e impactó la misma sobre el cráneo de la criatura, haciendo un ruido que recordaba a un recipiente fracturándose. Se notaba que era una buena moza Natgrewniana, de las que hacían competiciones de tirar piedras al lago para ver quién llegaba más lejos. Lo que ninguna de las presentes podía creerse era que la muchacha sin armas, hubiera podido matar un skull con su improvisada arma, pero ahí estaba la evidencia. Y aún no habían llegado el resto de los skulls, pero se escuchaban cada vez más cerca.

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Corlett miró a todas partes y comprobó que no se veía enemigo alguno, luego el cuerpo putrefacto de aquel ser y le vino la idea de Foster a la cabeza - No cabemos todas, joder... No cabemos... - Eran cuatro, y para cubrirse bien deberían esconderse dos de ellas.

- Jim, tú métete ahí debajo... - Vera tomó la iniciativa, tomando de la mano a su pareja y acercándola al bicho muerto - Me subiré a un árbol y desde ahí intentaré disparar a estas mierdas... - Indicó Vera con la seguridad de quien había acertado en su elección de vida - No salgas bajo ningún concepto ni te muevas. Te quiero... - Le dijo tras depositar un apasionado y rápido beso en los labios femeninos, atrapando el cuerpo del skull con fuerza, dejando un hueco para que Foster se metiese debajo, así como alguien más de las presentes. ¿Quién sería? ¿Corlett o Becky?

- Escóndete Becky... - Dijo la Sargento asumiendo el riesgo que le correspondía por rango - Yo intentaré trepar con Vera hacia uno de los árboles...

Los ruidos se hacían cada vez más cercanos, por lo que Baker optó por meterse rápidamente debajo de la apestosa criatura, mientras que sus compañeras miraban los árboles para trepar sobre éstos.

Tres Skulls más hicieron su aparición. Vera y Corlett apenas tenían tiempo para subirse a los árboles. Quizás fuese por la presión del enemigo o por el propio miedo generado que ambas mujeres, subieron prestas a lo alto de unas elevadas coníferas, posicionándose en las ramas para comenzar a disparar desde las alturas sobre el primero de los skulls que apareció, acertando ambos disparos en el cuerpo de la bestia, la cual caía desplomada mientras otros dos extraterrestres se afanaban por trepar al árbol donde las soldados se encontraban.

Las otras dos bestias comenzaron a subir por la conífera, tiempo que les daría a Naomi y a Vera para emprender otro tiro hacia la más avanzada de las criaturas, impactándole de pleno en el pecho, más aún así, mientras la herida se aferraba al tronco del árbol, uno de aquellos seres ascendería y alargaría su zarpa para dañar a las reclutas, dándole un fuerte golpe a la sargento, provocando una herida no muy profunda que le haría sangrar.

Vera volvió a disparar sobre el skull malherido, no terminando con su vida a pesar de llevar ya tres balas sobre su cuerpo. A Corlett no le daba tiempo a preparar su arma, cuando la bestia atacó de nuevo, centrándose en Vera pues el ruido de la escopeta había recabado su atención, hiriéndola en el pecho, una suerte que sólo atacase con una de sus zarpas pues la segunda estaba aferrada en el árbol para evitar su caída

Zumbert sintió el dolor al serle arañada la piel, momento que Corlett aprovechó para disparar de nuevo sobre una de las criaturas, haciéndola caer al suelo, completamente muerta. Ya solo quedaba un skull intacto que intentaba hacerse con su presa, seleccionando en ese instante a Naomi, dándole un tajo tan poderoso que su sangre comenzó a salir a raudales, mientras la joven se aferraba al árbol. Y así fue cómo la lucha comenzó a alargarse.

La insana criatura atacaba a una y otra mujer, indistintamente a las féminas, siempre acertando su objetivo y, las muchachas, se dejaron casi todas las balas en el cuerpo de la bestia hasta que, finalmente, Corlett muy malherida, destrozó las entrañas del skull, provocando que éste cayese al suelo.

El descenso del árbol fue toda una odisea, Naomi aún así tuvo suerte y no se precipitó en su descenso, pudiendo descolgarse por medio de las ramas, haciéndolo más deprisa y de mejor manera, Vera. Cuando ambas llegaron al suelo, Jim y Becky pudieron salir de debajo del cuerpo de la criatura. Baker no tardó en practicar primeros auxilios sobre ambas. Corlett estaba muy grave y posiblemente, si vivía, le quedasen secuelas de aquel encuentro. Por otra parte Vera, parecía estar bien y podría reponerse de sus heridas.

Lo peor ya había pasado.

El escuadrón femenino se dirigió al carruaje. Todas las mujeres subieron y se acomodaron en su interior, primero las heridas, así como el cuerpo de la fallecida Yum. Posteriormente, lo harían Becky y Jim, ambas apestando a cadáver, un aroma que no abandonarían en semanas.

Se dirigieron hacia el aeropuerto, y de allí Vera y Corlett serían evacuadas por naves civiles, justo lo que Naomi quería evitar, pero lo contrario sería obtener una muerte inmediata de la sargento, algo que ninguna de las presentes desearía, y menos tras observar el cuerpo aún caliente de la oriental, alguien cuya integridad estuvo en tela de juicio.

Fue así cómo Jim y Becky terminarían subiendo en un avión de transporte hacia el astropuerto más próximo y, una vez allí, el ejército se encargó de guiarlas hasta la comandancia, mientras el silencio entre ambas se hacía cada vez más espeso, pues cada cual, iba sumida en sus pensamientos.

Jim, ¿continuaría luchando?

Todo tenía un precio y había descubierto que era la vida

¿Se alinearían los astros para salvarla de su pecado?

Ella puso la linterna sobre Yum y ahora estaba muerta.

Apostó para poder vivir

Había elegido ser el cazador y no la presa.

¿Se arrepentía?

¿O tomaría sus acciones como algo natural?

Mes 3. Día 4. Hora 18.15 p.m. Alaska

Quien iba a volverse loco en la astronave era Einar, controlando todo tipo de dispositivos, así como el movimiento de sus compañeros y los de las avionetas enemigas. Al menos la compañía era grata. Heather se mantenía atenta a los deseos del piloto por si necesitaba que presionara algún que otro botón, mientras en su interior sufría porque no sabía lo que iba a pasar con su mejor amigo, la persona que le había inspirado para que finalmente estuviera allí, en el ejército.

Andersen perdió el control cuando Grey le indicó que debía marcharse y poner las muestras a buen recaudo, golpeando el cristal blindado de la nave, molesto porque en aquella ocasión, el plan no había salido como estimaban. Pero él sabía acatar órdenes y, tras pedir que todos los materiales le fueran enviados, tomó la decisión de mandar las informaciones a la Comandancia, pero a distintos niveles de la cadena de mando de manera que tarde o temprano, todos lo supieran. Los asterianos no debían volver a pasar desapercibidos pues, de lo contrario, la humanidad estaría perdida.

- Recluta Andersen, haber trabajado con usted... - Comenzó a decir Dunne Grey para luego rectificar, incluyendo al equipo completo - Con todos vosotros, ha sido un regalo que me ha hecho la Space Force. Si de mí dependiese, vosotros ya seríais soldados juramentados. Sois valientes, fieles y leales al espíritu del ejército. Sólo espero que nos volvamos a ver y que sea para buenas noticias... Cuídese y recuerde que estoy orgullosa de usted y su decisión - Pues ya estimaba la despedida, iba a acatar las órdenes, Einar era la oportunidad de toda su especie.

El piloto lo tenía claro, la idea era alejarse y conectarse para mandar señales de auxilio, de manera que la Space force mandase naves de apoyo hacia la BICOM, aunque no sabía que la lejanía del astropuerto dificultaría que esa labor pudiese hacerse de forma inmediata. Poco más podía hacer más que tomar la decisión que menos le agradaba. Marcharse.

Duncan, Bintel y Grey nadaron, siguiendo la chanza del médico, el cual se tomaba a broma su destino, el que estimaba no iba a ser demasiado esperanzador. No sabía quién era Bleiz, ni podía asegurar que fueran siquiera tropas humanas quiénes les interceptasen, pero quedaba un consuelo,  los que estaban debajo del lago eran prescindibles, Einar con las muestras biológicas asterianas, no.

Una promesa fue realizada, la próxima vez que viese a Heather podría hablar, y Grey, presente ante aquella solemne promesa, se dijo a sí misma de que ayudaría a cumplir a McCarthy su deseo. Era su amigo y apostaba fuerte por sus posibilidades. Una mirada entre ambos se cruzó y ella asintió conforme. Estaban actuando correctamente, muertos no tenían posibilidades de volver a levantarse, pero cualquier espía sabía que si te atrapaban, siempre podías huir.

Aún no habían salido del agua cuando el médico se entregó al sargento Bleiz, el cual parecía mostrar voz de agrado - Recibido recluta McCarthy, les estamos siguiendo con sensores térmicos, sabemos que se dirigen a uno de los extremos del lago, bajará una avioneta para interceptarlos. Espero que no porten armas y no ofrezcan resistencia. Si hacen lo que les decimos, nadie resultará herido. Si realizan cualquier acción bélica, abriremos fuego a discreción - Esperó el mando a recibir la confirmación por parte de Duncan y, cuando la obtuvo, el comunicador permaneció en un incómodo silencio. Y Einar lo rompió.

El piloto indicó al sargento Bleiz de que no iba a entregarse, puesto que él era el mando de la nave, actuando de manera muy inteligente, retirando la culpa de su decisión sobre Grey pues, si ahora era apresada, podría ser ejecutada por hacer que Andersen se marchase con las muestras, cuando la orden era entregarse.

Y hasta aquí llegaron las decisiones de los reclutas, las cuáles, tendrían repercusiones.

Mes 3. Día 5. Alaska

Y los destinos se bifurcaron.

Duncan, Grey y Tessa pudieron salir del agua, pues los soldados que les esperaban en la orilla habían abierto una oquedad en el hielo por donde salir de su tumba helada. Los querían vivos.

Einar y Heather se elevaron verticalmente con la astronave. Su fin era conseguir una baliza de comunicaciones para ponerse en contacto con una cadena de mando que le indicara lo que debía hacer.

Tic tac.

Pasa el tiempo y todo parece no cobrar sentido.

Los que se quedaron en tierra fueron apresados como delincuentes y, pronto sabrían que tenían un problema, pues varias naves descendieron para recoger al sargento Bleiz y su escuadrón de trabajo. El cuerpo de Zachary Teller fue envuelto y portado con honores, considerándose por el trato como un héroe de guerra. Y todas las personas que servían a la Space Force fueron encadenadas y obligadas a subir a la nave que les llevaría hacia alguna parte. Nadie sabía dónde.

Los que surcaron los cielos buscando ayuda, pudieron avisar a la Comandancia de lo que había sucedido. Fue un General quien instó a Einar a alejarse de la zona de la BICOM y que regresara al Cuartel General, considerando que las pruebas que portaban era un material de valor incalculable. No podían arriesgarse a perderlas, así como tampoco las explicaciones directas de lo acontecido. Si querían eliminar a los enemigos de la humanidad, era necesario información de primera mano.

 

 

Y las siguientes noches que estaban por llegar no les darían tregua.

Pensaban en las personas que habían conocido

Todas diferentes

Muchas se habían ido

Otras se quedaban

Los distintos caminos eran recorridos

Pero el corazón de Einar y Duncan se mantenía agitado

El tiempo se acababa

Y no sabían si eran supervivientes o si finalmente, se habían quedado solos.

Resumen capítulo 3. Nuevos Horizontes.

 

Cabaña del Lago. Algún lugar en el planeta Tierra.

Querido comunicador, te echo de menos. Porque no tenerte supone estar lejos de todo. El universo es infinito pero con uno como tú a mi lado las distancias no existen. Durante los días que estuve en el PEC me llevaste a casa y me llevaste al PEC 15 todos los días que quise pero, desde que te arrebataron de mi muñeca, solo el silencio me acompaña salvo en los momentos en los que hablo con Eylo con confianza, con Billy o en los que paseo con Yum por estos bosques verdes y Einar se decide acompañarnos. Son los únicos con los que hablo sin pensar que son algo más que ellos, porque no concibo que detrás de esas personalidades exista otra naturaleza aparte de la que conozco. Me niego a pensar que ellos esconden a un asteriano en las sombras.

Es extraño estar en este lugar de la Tierra y no poder visitarlo, estar todo el día pensando en que cualquier otro compañero puede quitarse la máscara y eliminarnos. Nadie se preocupaba por Zack y he tenido que hacerlo yo. Aunque sea parte de todo lo que ha pasado, aunque sepa que nos quieren muertos como raza, no puedo verlo atado ahí delante del porche y no llevarle el desayuno. No puedo ponerme a su nivel. Pero él no se mueve del suyo, ni tan siquiera se ha dignado a dirigirme una palabra, lo que me lleva a pensar muchas cosas, ningunas buenas de su grupo pero no así de su civilización. No podemos medir a una civilización al completo por la acción de unos pocos, más cuando ellos mismos nos dijeron que su naturaleza es pacífica. Creo que ni Zack ni Harold ni ningún otro deben ser nuestras guías para las próximas acciones de la Space Force, creo que deberíamos intentar acercarnos a la órbita de Tarvos y propiciar un encuentro con ellos, explicarles lo sucedido y trabajar en conjunto. Algo me dice que no se negarían, aunque puede que me equivoque, al fin y al cabo porque ¿qué experiencia tengo en esto?. Ninguna, pero algo en mi interior me dice que esa sería la dirección a tomar y no la del enfrentamiento directo. En nuestras manos está salvar muchas vidas, humanas y asterianas, parar el comienzo de una guerra. No tenemos que cegarnos con lo sucedido, pero no entiendo por qué estamos aquí aún, quizás esa nave que acaba de amerizar en el lago traiga la respuesta. Eso espero, sinceramente, no soporto ver más tiempo en qué se está convirtiendo nuestro equipo. Un grupo de personas que desconfían las unas de las otras y que cada día que pasa se dividen en grupos más cerrados e incomunicados, mirando por encima del hombro al resto. Esto terminará mal si en esa nave no viene el remedio o las respuestas a nuestras preguntas.

 

****

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 1.  En algún lugar del planeta Tierra.

Todo el Domo 12 se ha esparcido como una lluvia de esporas. La mayoría simplemente ya no están, el resto hemos sido enviados a diferentes misiones. Mejor dicho, se nos ha dado la oportunidad de actuar donde pensamos que podíamos ser útiles.

Milena, Elon y Lesly han sido retirados, sin más explicaciones. Se han ido como llegaron, juntos. Billy ha partido solo hacia Natgrew en busca de la hija mayor de Townhall y Jim, Becky, Vera y Yum, junto con la sargento Naomi Corlett parten juntas hacia un destino que solo conocen ellas. Einar y Duncan van a ir a ese laboratorio especial a analizar las muestras que nos han tomado esperando encontrar algo que nos permita reconocer a los asterianos de los humanos. Alvin y Donner vienen con nosotros, con Eylo y conmigo.

Me ha resultado intrigante que nos dieran a Eylo y a mi todo lo pedimos. Seguimos bajo la sospecha de ser asterianos, siento en mi nuca el escrutinio al que tiene que estar siendo sometida mi familia, mis amigos, por mi culpa. Sé que no encontrarán nada pero la forma en la que le han denegado a Eylo que Yum venga con nosotros… no sé, no me ha dado buena impresión. Espero que, vaya donde vaya ahora mi amiga, esté bien y pueda demostrar que no hay nada en su contra y que está limpia de cualquier sospecha, aunque sigo pensando que hubiera sido la mejor mecánica con la que podíamos abordar esta misión de rescate.

Vamos a volver al PEC en busca de supervivientes y de la caja negra. Ha pasado ya mucho tiempo desde el ataque. Muchos días desde que escapamos en el disco, llegamos a la Comandancia y nos mantuvieron aislados en esa cabaña en la Tierra. A ese tiempo, ahora habrá que sumarle la preparación de esta nave y el viaje hasta allí. Sí queda aún algún superviviente será un milagro, pero eso no nos hace perder la esperanza. En mi caso, intento redimir la sensación de vacío que sentí al sellar la puerta del disco. Debo averiguar si aún queda alguien con vida y traerlo de vuelta a casa.

Hemos viajado una hora en helicóptero desde la cabaña hasta llegar a un astropuerto, al fin y al cabo no estábamos en una zona tan remota del planeta Tierra como pensé. Aquí nos estaba esperando la nave que nos han asignado, la SFF Florence Nightingale. Es una LibertyStar X7, es uno de los últimos modelos fabricado expresamente para la Space Force, con no más de tres o cuatro años de servicio. Una nave hospital totalmente equipada. Cuando pedí algo así no podía pensar si por asomo que dejarían en mis manos una nave como esta.. Es un sueño.

 

 

 

Y, como personal, junto a la nave nos estaba esperando el soldado Matthew Lomber. Es mecánico y conoce a la Nightingale a la perfección, espero que sea un buen sustituto de Yum.

Recibí órdenes de ir a Comandancia a recoger al resto de la tripulación. Pero aquí seguimos, esperando en la estratosfera, con los pilotos automáticos de estabilidad encendidos, el permiso de aterrizaje.

No entiendo por qué tardan tanto…

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 2. Comandancia. 

 

He tenido tiempo de revisar la nave lanzadera y los drones que pedí mientras que recibíamos el permiso de aterrizaje en Comandancia. La lanzadera es un caramelito muy simple pero suficientemente ágil para lo que la necesitamos y los drones son perfectos, nos ayudaran mucho en el trabajo de reconocimiento del interior del PEC.

                        

Si le pasa algo a uno solo de esos drones voy a tener que estar trabajando muchos años en la Space Force para poder pagarlo. Ni me imagino que le pase algo a la lanzadera o a la nave hospital. Desde ayer llevo pensando mucho en esto. Nos han dado demasiado y muy buen material para tener sobre nuestras cabezas la duda de si somos asterianos o no pero, a la misma vez, somos un equipo demasiado pequeño para una operación de rescate real. Quizás solo intentan probarnos realmente, saber que pueden confiar en nosotros, una nueva prueba. No lo sé.

Recibimos permiso para descender casi un día después de llegar a la Comandancia. Permiso de aterrizaje, pero no para descender de la nave, junto con la orden de recoger al resto de la tripulación y despegar conforme estuvieran a bordo. Ha sido una sorpresa la identidad de nuestros dos nuevos compañeros, dos Soldados Espaciales. La cabo Brezos, hermana de vida de Eylo y que este pidió expresamente a Thyndall, y el capitán Frank Kepborn, que se ha propuesto voluntario para dirigir la misión al saber que estaba yo en ella dejando a un lado sus obligaciones con el Domo 15.

                   

Aun no puedo creer que esté a bordo. Después de tantos días sin saber de él, resulta que me ha seguido la pista hasta aquí. Por primera vez tenemos oportunidad de hablar con tranquilidad y solos, alejados de la vista de todos, de conocernos sin tener que quedar a escondidas. Dentro de todo lo malo que nos ha pasado, para mí, saberlo en la misión, es ahora un soplo de aire fresco que me ha dado la vida y me ha abierto unas perspectivas que no había contemplado antes.

Nos esperan quince días de travesía hasta llegar al PEC, en los cuales tenemos que preparar muchas cosas. Tengo que hacerme con la Nightingale y la lanzadera, los drones también van a necesitar mi atención y le he pedido a él que retome conmigo el enseñarme primeros auxilios. El está solo cómo médico pero, si encontramos supervivientes y necesita ayuda, con el personal que llevamos a bordo creo que deberá echar mano de mí y mis escasos conocimientos en la materia. Tengo que organizarme, quince días parecen muchos pero se pasarán muy rápido y tenemos que estar listos para abordar el PEC conforme lleguemos.

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 3. SFF Florence Nightingale.

 

He establecido un plan con todas las cosas que tengo que hacer y revisar durante estos días de travesía hasta las coordenadas de encuentro con la Rust Walker. Me he propuesto conocer la Nightingale como si fuera una extensión de mi propio brazo. Igual con la lanzadera y los drones. ¿Porqué? Porque soy la responsable de ellas y porque mis compañeros necesitaran que pilote de forma segura llegado el momento. El Soldado Lomber me está ayudando con la nave. La conoce como si el diseño inicial fuera de él y es que lleva mucho tiempo asignado a ella. Le he hecho a Frank una lista de cosas que quiero que me explique en la enfermería y, con eso, creo que la parte de responsabilidad técnica quedaría cubierta.

Después me queda la parte personal. La cabo Brezos es complicada, no hemos encajado bien. Es la típica persona con la que, solo con verla, sabes que no vas a encajar ni a la fuerza. Me bastó su saludo ayer, conforme subió a la nave, pidiéndome que si la estrello con ella dentro procurara matarla… La amenaza velada fue evidente. Tengo que ver como trato este asunto, es la hermana de Eylo y él tiene que estar cómodo con nosotras. Tengo que pensar algo.

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 4. SFF Florence Nightingale.

 

Rutina de trabajo con la Nightingale. Controles, capacidad y funcionalidades. Es una nave increíble, se nota que es una nave de último diseño y diseñada específicamente para la Space Force. Ya me pareció a mi una nave grandiosa cuando la vi en Innum evacuando a los soldados que había en el asentamiento después del ataque, pero verla desde dentro es algo totalmente diferente. Poder pilotarla es un lujo del que, quizás, no pueda volver a disponer hasta que pase un buen tiempo después de esta misión. Entiendo que esto es una raya en el agua y que, de una forma u otra, todo volverá a la normalidad cuando la finalicemos, volveremos a nuestro estatus de reclutas y todo volverá a seguir el cauce que Comandancia determine para nosotros.

He invitado a Eugene al puente para intentar limar asperezas. Imposible. Me ha ladrado, literal. Es como si todo lo que yo hiciera o dijera ya partiera del punto de estar mal ante sus ojos. No sé qué le he hecho aunque la he escuchado decirle a Eylo que si me he acostado con él. Genial.

He intentado aprender a usar el desfibrilador del asistente de enfermería, el famoso ASM-2. Es el primer paso para usar ese aparato en todas sus posibilidades. Ha sido imposible. Frank… digamos que no ha terminado la lección. La hemos dejado para mañana.

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 5. SFF Florence Nightingale.

 

Rutina de trabajo con la Nightingale. Sistema de navegación. He llamado a Eylo al puente para que me enseñe cómo calcula y programa las rutas en el espacio. Sigo pensando que quince días son demasiados y que algo he hecho mal al calcular la ruta a seguir hasta las coordenadas de encuentro con la Rust Walker. Hemos pasado mucho rato con ese tema en el puente, hemos hablado de otras muchas cosas en la tranquilidad de esa sala gracias a que Lomber estaba en el hangar, me ha enseñado mucho. Y sí, se hubiera podido mejorar un poco mi trazado, pero ya no se puede hacer nada, solo esperar. Me propongo seguir practicando con el sistema de cartas estelares y proponerle a Eylo que revise mis prácticas, él lleva toda su vida en el espacio, esto lo domina y me pondrá al día.

Eugene me mira peor si cabe, creo que Eylo va a hablar con ella. No quiero hablar de este tema. Me pone nerviosa no saber qué tiene la gente en mi contra si parto de la idea de que no he hecho nada. Creo que Frank tampoco está cómodo con ella por esa misma razón, no le gusta como se dirige a mi, se lo noto.

Hemos instaurando el comer todos juntos, nos vendrá bien como equipo. Nadie conocía a Frank, le tienen respecto como si fuera uno de nuestros antiguos mandos, pero tarde o temprano se darán cuenta de que no es como ellos. Él es diferente.

Después de la cena es nuestro momento. Lejos de las responsabilidades autoimpuestas por todos durante el día, es en ese momento cuando los dos nos dedicamos el tiempo necesario para conocernos. Hablamos, tomamos café, reímos. Es muy curioso, quiere saberlo todo de mi. Yo no soy nada curiosa, me basta con tenerlo conmigo. Pero algo me dice que las prácticas de enfermería no van a ser productivas. Hoy tampoco hemos terminado de ver el desfibrilador.

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 6. SFF Florence Nightingale.

 

Rutina de trabajo con la Nightingale. Sistema de navegación y sistema de defensa. He trabajado hoy con Lomber, hemos revisado los sistemas de defensa internos y externos de la nave. No es una nave de combate, pero va armada como para poder ser autónoma ante cualquier amenaza o peligro externo. Me he dado cuenta de una cosa y, por la cara de Frank que también estaba con nosotros y ha percibido lo mismo, el soldado Lomber no ha debido asearse desde que llegamos. El problema es que yo me había dado cuenta mucho antes por lo que no sé esto viene desde hace mucho más tiempo. Diría que desde antes de reunirnos todos en la nave. Empiezo a creer que, simplemente, no detecta su olor y que sus costumbres higiénicas no son aceptables para relacionarse en un sitio cerrado. Le he comentado con sinceridad y tacto que debería ducharse y tal y, bueno, con una sonrisa educada me ha dicho que lo haría. Creo que no le ha sentado mal... Creo.

Eugene igual. Alvin y Donner más relajados que en la cabaña, poco a poco las cosas se normalizan. Parece ya muy lejos eso de tener asterianos entre nosotros. Eylo también se ha relajado considerablemente. Poco a poco.

Hoy hemos terminado antes de cenar, no veo el momento de retirarme con Frank y pasar un rato con él a solas hablando de nosotros, de nuestros planes de futuro individuales y sí, algo va surgiendo también sobre planes conjuntos. El resto ya se han dado cuenta de lo nuestro, creo, o por lo menos sospechan aunque cuando hay gente a nuestro alrededor intentamos no demostrar nada. Pero entiendo que es evidente en algunas ocasiones. Estoy cómoda con que todos los sepan, salvo con Eugene que tiene a Frank atravesado solo porque es capitán. Pero, en serio, ¿alguien aparte de Eylo le cae bien a esta mujer?

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 7. SFF Florence Nightingale.

 

Rutina de trabajo con la lanzadera. El soldado Lomber, Matt, sigue sin ducharse, ya es un hecho confirmado también después de hablar con otros compañeros. Pero no me importa realmente, solo hay que obviar su olor y sus costumbres un tanto, digamos, poco higiénicas y considerar que es un gran mecánico y de mucha ayuda con la nave. Hoy hemos revisado de cabo a rabo la lanzadera. Es muy parecida a mi antigua Airswamp pero con menos capacidades, es más básica, pero perfecta para un acercamiento al PEC o para pasar por zonas con mucho material a la deriva. Ha sido una gran idea traerla.

Después del almuerzo Eugene ha consentido aceptar mi invitación y visitar la cabina de pilotaje. Sé que lo ha hecho para limar asperezas y porque creo que Eylo ha hablado con ella, pero es un paso. No creo que vayamos a ser amigas, pero mantenernos en equilibrio ayudará a la misión y a la convivencia. No es agradable estar escuchando puyas cada vez que le diriges la palabra. Frank tiene una teoría, cree que está enfadada con el mundo. Yo creo que, simplemente, se hace la dura ante todos. Con Eylo no es así, con él es más dulce, pero entendamos dulce aplicado el término a Eugene… Bien, vale, retiro eso. No puedo aplicarle el adjetivo de dulce. Pero por lo menos Eylo consigue sacarle una sonrisa de vez en cuando.

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 10. SFF Florence Nightingale.

 

Rutina de trabajo con los drones. Son tan sencillos de controlar como recordaba.

Todo perfecto en la nave. Me gusta ver como en las comidas Alvin y Donner ya hablan normalmente, como si estuviéramos aún en el Domo y nada hubiera pasado. Con ellos son con los que paso menos tiempo, pero no se me ha pasado desapercibido el cambio. Cada vez paso más tiempo con Frank que se une por las mañanas a mis repasos de la nave para conocerla en profundidad. Por las tardes estamos en enfermería y después de cenar los ratos que estamos juntos son cada vez más amplios aunque siempre vuelvo a dormir a mi camarote.

Paso todo el tiempo que puedo también con Eylo, pero él se divide también con Eugene, tienen mucho con lo que ponerse al día. Me gusta que él tenga la oportunidad de estar con ella en esta misión, pero creo que le hubiera gustado mucho más que hubiera sido Grey la que estuviese aquí. La echa de menos. Lo sé. Y hay veces que me siento culpable de tener tiempo al lado de Frank y él no poder estar junto a ella. Le he comentado lo mío con Frank. He tenido una impresión extraña, como si él ya lo supiera desde hace mucho tiempo. Pero no como con el resto de la tripulación. No sé, ha sido algo diferente, algo en su expresión que no se definir. Quizás solo sea que me conoce más que el resto y notó los cambios antes en mi conducta. Sí, debe ser eso...

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 16. SFF Florence Nightingale.

 

Acabo de ver que no he dejado nada grabado durante estos seis días… (suspiro).

Estos días han transcurrido con la dinámica que hemos adquirido. Mañanas con trabajo en la Nightingale, tardes en la enfermería, comidas conjuntas y charlas en grupo y, sobre todo, tiempo con Frank. Es curioso, han sido solo quince días como quien dice, pero he visto cambios en las conductas de diferentes miembros de la tripulación. Se nota que estamos aquí encerrados de alguna forma, que no tenemos libertad. El ambiente se tensa de forma particular en algunos momentos. He visto como Donner lanzaba miradas a Eugene. ¡Por favor!. Me ha resultado increíble, pero cierto, se le notaba ese brillo especial en los ojos al mirarla en el gimnasio. Y creo que puedo jurar que he notado sobre mí las miradas de Matt. ¿Cómo se gestiona esto en los viajes de mayor duración?

Mañana alcanzamos las coordenadas de encuentro con la Rust. Si ellos ya han llegado, espero que lleve poco tiempo el que ellos acepten el contrato de cooperación en esta misión  y partamos ambas naves hasta los restos del PEC. Tengo ganas de conocer a la tripulación de esa nave, son la familia de Eylo.

Para mal o para bien, mañana comienza otra etapa en este viaje.

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 17. SFF Florence Nightingale

 

Llegamos a las coordenadas de encuentro con la Rust Walker.

Ellos ya nos estaban esperando y nos han invitado a subir a bordo donde, por fin, he conocido a la familia de Eylo. Me han agradado, se ve una buena tripulación. Con quien más contacto he tenido ha sido con la piloto, Diana, una loca jovencita con muchas ganas y muchos pájaros en la cabeza a quien le ha impactado Frank. He tenido que mantenerle la conversación sobre el capitán mientras que las dos estábamos en la cabina de pilotaje y le pasaba las coordenadas del PEC a la Rust. Ha sido un poco violento, porque no quería decirle a la muchacha que Frank y yo éramos pareja, no quería que se sintiera mal. En cierta forma ha sido divertido hasta que me ha hecho pensar en la sensación que el capitán puede causar a las mujeres a causa de su físico. Yo me he enamorado de él por todo menos eso, de hecho, Diana ha sido la que hoy con sus comentarios me ha hecho darme cuenta de su físico. ¿Cómo será su vida en su Domo? ¿Y en el PEC15? Debe estar rodeado continuamente de Dianas que lo miran de igual forma. Me ha hecho percatarme de algo, preguntarme porque Frank Kepborn no tiene pareja.

Creo que esta noche hablaré con él. Tengo que pedirle también que deje de mediar entre Eugene y yo, no soporta ver como la mujer arremete contra mi a lo más mínimo y creo que debe mantenerse al margen. No lo hace como capitán, lo hace como mi pareja, y debemos dejar ambas cosas bien diferenciadas. Creo que se enfadará, pero espero hacer que se le pase rápido el enfado (risas).

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 18. Lanzadera.

(Mensaje número 1)

 

Grabo este mensaje desde la lanzadera. A primera hora de esta mañana, la Rust Walker y la Florence Nightingale hemos alcanzado las coordenadas del PEC. La visión es abrumadora…

(Un largo silencio).

El PEC está parcialmente destruido, hay restos a la deriva en una gran extensión y uno de los discos aun parece estar anclado a la estructura de la estación espacial. Hemos decidido que puede ser un buen punto de entrada ya que tiene una brecha enorme a la que puedo acercar la lanzadera y penetrar en el con la idea de reconocerlo y, posteriormente, saltar al PEC desde él. Así que, eso hemos hecho.

La lanzadera está ahora mismo anclada al disco a través de una estructura que ha permitido a Alvin, Donner, Eugene, Eylo y Frank acceder al interior. Están armando una estructura para sellar la grieta desde dentro y poder generar atmósfera para poder moverse con más seguridad. Yo me he quedado en la lanzadera pero controlo desde aquí al dron Lira que va con ellos abriendo paso y reconociendo la zona en primer lugar mientras que al dron Vega lo he lanzado a orbitar el disco por si hay algo de interés o recibimos alguna visita indeseada. En la nave hospital se ha quedado el soldado Lomber y la Rust Walker hace rato que empezó a buscar la caja negra del PEC por la cuadrícula de búsqueda definida. Conforme la encuentren, la primera parte del acuerdo al que anoche llegó Frank con ellos en nombre de la Space Force estará cumplido y tendrán vía libre para "limpiar" la zona de todo lo que encuentren y les sea de interés.

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 18. Lanzadera.

(Mensaje número 2)

 

Han llegado a la cabina del disco, los pilotos están muertos dentro. También había cuerpos en la cafetería. Frank los está identificando para que, por lo menos, esas familias tengan la certeza de lo que les ha pasado a sus familiares. No hay energía, Eylo está intentando recuperarla, así como los principales controles del disco. Si lo consigue, todo será más fácil desde este punto ya que podremos ir abriendo puertas sin tener que reventarlas como las de esta cabina.

He reprogramado a Vega para que vaya al PEC. Al resto les he dicho que es por dar una vuelta pero, realmente, estoy intranquila por lo que nos encontremos en su interior. Si hay zonas presurizadas aún, puede haber skulls. Entraron por el hangar, estoy segura, así que espero que Vega vea algo de interés al pasearse por esa zona, alguna nave asteriana, por ejemplo, y también la he programado para que se aproxime al ventanal principal de la cabina de pilotaje. Con suerte, quizás allí tengamos aún a alguien… ¿Soy muy positiva? Puede ser, pero me gustaría que la Nigthingale pudiera volver llena de gente y no de cadáveres.

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 18. Lanzadera.

(Mensaje número 3)

 

Anoche Frank y yo hablamos y... Fue maravilloso... Nunca hubiera pensado que encontraría a alguien como él en la Space Forc

(corte inesperado en la grabación)

 

 

SFF Florence Nightingale. Diario de vuelo. Piloto D.Banerjee.

Mes 3. Día 18. Lanzadera.

(Mensaje número 4)

 

Tenemos visita.

Son tres naves y se acercan a toda prisa directas a mi, no vienen con buenas intenciones. Tengo las comunicaciones intervenidas, no puedo ponerme en contacto con los demás ni con la Nightingale porque una canción desconocida está ocupando todo el canal. No sé si Lomber en la nave hospital se ha dado cuenta de lo que ocurre, o Faith, la mujer que ahora está pilotando la Rust Walker después de que Diana se sintiera indispuesta. La Rust está ahora anclada a la Nightingale haciendo el trasvase de la caja negra que han encontrado hace unos minutos. Y los que están en el interior del disco no tienen visibilidad ninguna de lo que ocurre en el exterior, están ciegos y solo escuchan la misma música que yo. No sé cómo parar esta música y decirles que corran fuera del disco… deben salir de ahí, ahora, ¡ya!. O será demasiado tarde…

 

****

 

Daya terminó de pasar toda la información de su diario de vuelo junto con el resto de información de Vega y lo que había obtenido sobre Faith Delay en su búsqueda de información sobre la autoproclamada corsaria a Eylo para que lo pusiera en Lira y la lanzara en dirección a la Tierra cuanto antes. Ya solo quedaban contados minutos para recibir la orden de aproximación a la nave y dejarían de tener invisibilidad en el lanzamiento de Lira en el momento en el que las tres naves piratas les rodeasen. Eylo debía ser rápido.

Lanzar el dron, acercar la lanzadera a la nave y verse rodeados de piratas ocurrió demasiado lento y demasiado rápido a la vez. Daya tenía sentimientos encontrados con respecto a si la opción tomada era la más correcta o no, pero seguía pensando que la lanzadera no tenía la potencia ni la maniobrabilidad suficiente como para escapar de las tres naves piratas con facilidad, no quería cargar con la muerte de sus compañeros, amigo y pareja. Subir a la nave y entregarse a los piratas parecía en ese momento la única salida factible. Podía haberse ido ella antes, tuvo la oportunidad, pero sabía que era una vía sin sentido para ella. Hubiera sido su muerte en vida, sintiéndose culpable el resto de su vida por abandonarlos allí. Por no haber hecho lo correcto. Eso era algo que Frank le había enseñado conforme la conoció, antes incluso de saber cual era su rango. Y Daya lo había hecho parte de ella y parte de su forma de vida en la Space Force.

Rápidamente percibió el halo que rodeaba a Faith, uno tan diferente a lo que ella buscaba que enseguida la puso sobre aviso sobre la mujer y, aunque le respondió a sus preguntas acerca de sus razones para estar en la Space Force no le quiso hacer partícipe de su lugar de nacimiento. No contestarle hizo que Faith le lanzara una amenaza velada:

Lo dirás o lo averiguaremos, y eso dependerá de cuántas ganas tenga yo de saber cuál es tu planeta origen. Quizás más adelante hablemos y será cuando no puedas evadir la respuesta

En ese momento, Daya supo que lo haría. Que, tarde o temprano, le volvería a preguntar y entonces no tendría otra opción que contestar. No le dio miedo saberlo, sino intuir que la forma de obtener de ella esa información no sería un proceso agradable. Bonitas palabras para amedrentar a alguien que solo intenta dejar a un lado a su familia. Todo aquello hablaba mucho del nivel ético de la pirata, pero Daya no se atrevió a contestarle, solo tomó nota mental de la amenaza y supo que tendría que estar preparada para ese momento porque debía mantener alejada a su familia de aquella mujer. 

Una imagen se había formado poco a poco en su mente. Un yin y un yang. Pirata y Soldado Espacial. Tan diferentes.

La conversación tomó otros derroteros cuando Workensen apareció en escena y, conforme detectó que había una posibilidad de que su pareja saliera perjudicada por sus acciones, decidió lo que nunca pensaba Daya que sucedería. Ordenó matarlos. Y ahí todo se descontroló en segundos. Todo.

****

 

-Permíteme que vaya con vosotros. Tengo una propuesta que haceros.

Había dirigido esa frase a Faith cuando comprendió que la amenaza de acabar con sus vidas era cierta, así como el ser vendidos como esclavos y que Frank fuera a pagar solo por ella. No podía dejar allí al resto, no podía cargar con esa culpa.

Los soldados ya estaban sobre ellos para llevarlos a la bodega y la falta de tiempo marcó la ansiedad de la innumita que escalaba en grados por momentos.

Daya, las negociaciones son cosa mía. Tú eres mi mujer y en esta negociación nada tienes que opinar. Sólo tú tendrás la oportunidad para salir de aquí. Eres la única que me importa-fueron las palabras de Frank en ese instante.

La innumita se volvió hacia él con la sorpresa pintada en su rostro. Nunca se había dirigido a ella en esos términos. Y ahora, más que nunca, la misma pregunta volvía a resonar en su mente. Frank, ¿qué estás haciendo?. Nunca nadie le había hablado en ese tono, nunca. Ni tan siquiera él durante el tiempo que se conocían. Le faltaba el aire. Lo miró sin entender qué pretendía, no podía ser tan simple como lo que proponía. No era justo, no era el trato que ofrecería un capitán por su tripulación, no era propio de Frank.

Daya se sintió turbada, mucho. Aquella ¿orden? la había desarmado, desbaratando las pocas opciones que tenía para ofrecer a los corsarios. Él era su capitán, su pareja, y le acababa de decir que se callara. Literalmente. Miró a Faith y a Workensen, preguntándose si debía o no ofrecer algo de su parte de todas formas, de si debía seguir su intento inicial de obtener un acuerdo, y se dio cuenta de que este último sostenía la mirada de Frank con un ¿gesto de reconocimiento? ¿a qué? ¿a lo que acababa de decirle a ella? ¿a la forma en la que la había callado y le había quitado cualquier potestad para poder generar un trato por su parte?

Se volvió a mirar a Frank de nuevo, incrédula, desubicada, pero siguió sin recibir contacto visual por parte del capitán. Y fue cuando Donner levantó su voz y se ofreció para pasarse al bando pirata dando por perdida cualquier oportunidad para el grupo por su parte. El dolor en el rostro de Alvin al escucharlo fue genuino.

Pasaron dos cosas entonces a la vez. Eylo llamó asteriano a Frank y Eugene saltó hacia él para pegarle cayendo bajo la culata del arma de uno de los piratas antes de un suspiro, haciendo evidente la preparación que aquellos piratas enmascarados tenían. Daya vio caer a Eugene como un saco al suelo, la sangre haciendo un charco cada vez más amplio bajo ella y percibió que Frank, el médico que debía correr a salvar a su paciente, no movía ni un solo músculo a su lado. ¿Por qué? Por todo el universo, ¿por qué? Frank seguía aguantando la mirada de Workensen impasible, pero un médico hubiera corrido a auxiliar a Eugene. ¿Por qué, por todo el Universo, Frank no lo hacía? ¿Asteriano? ¿Por qué había dicho Eylo aquello? Criminal. Eso había dicho Frank.

Preguntas y más preguntas. Daya navegaba a la deriva en un océano de dudas.

En ese momento, el soldado que tenía tras ella la agarró y comenzó a arrastrarla hacia la salida de la sala. Ese contacto la hizo reaccionar-Por favor, Frank, no solo yo… tu, tu, Frank… y Eylo… sabes lo que significáis para mi…no lo dejes...hazlo por mi...-le dijo en un susurro apurado mientras ponía resistencia al pirata, intentando no separarse aun de Frank-No cumplirán lo pactado si te dejas matar… Frank, Frank… mírame, mírame…por favor…-pidió, aunque ya el pirata la separó de él con un empujón dirigiéndola hacia la puerta.

Y era cierto, habían hablado muchas veces de lo que su compañero era para ella, la amistad que los unían, cómo confiaban uno en el otro. En cierta forma, Frank había sentido celos de Eylo durante el viaje, ella le había picado bromeando un día y se dio cuenta del detalle.

Mientras que el pirata la arrastraba hacia Faith, la innumita intentaba encontrar una explicación a lo que estaba pasando por la mente de Frank en esos momentos. No creía que él no estuviera mirando por el grupo realmente, no quería pensar así aunque algo en su más profundo interior luchaba por salir y gritarle que quizás era la única opción que ella tenía por mucho que no quisiera, por mucho que le doliera. Era el crudo mundo real de aquellos jodidos piratas. Pero no entendía las palabras del capitán. Una vez que él pagara, si lo mataban después, ellos seguirían haciendo lo que quisieran pero con los bolsillos llenos. No, no podía pensar en un trato como aquel. Había más. Debía haber más pasando por su cabeza en ese momento.

El hombre la detuvo justo delante de Faith a la que Daya le sostuvo la mirada mientras la escuchaba. Negó, desalentada, a su proposición, bien sabía la mujer que lo que decía era imposible-Sabes que no puedo ofrecer tal cantidad de numerarios… -miró a Workensen un instante recordando cómo cruzaba la mirada con Frank unos instantes atrás-Él capitán, mi… marido-le costó trabajo hablar en aquellos términos-quiere llevar la negociación, que así sea…-Pero no podía permanecer callada, Frank no podía pedirle eso, porque permanecer en silencio era lo mismo que morir interiormente. Tomó su decisión bajo la presión del momento, quizás los instantes más tensos que nunca había vivido sabiendo lo que se estaban jugando- Solo os pido que le respetéis la vida a él también, por la relación que entre ambos os tenéis-miró, primero a Faith y después a Gregory- y con la que podéis identificaros con nosotros. Poneros en nuestro lugar… Por favor, no lo matéis.

Se sintió vomitar al decir aquello, al dejar al resto atrás incluido Eylo si Frank no lograba salvarlo en su negociación. Pero decidió confiar en el capitán. Confiaba en él y él sabía que Eylo era importante para Daya. El debía saber mucho mejor que todos ellos cómo gestionar aquellos temas , porque una cosa era clara. Lira iba camino de la Tierra con toda la información. ¿Quería Frank poner a salvo a quien podía siguiendo una lógica de razonamiento mientras que daba tiempo a Lira a llegar a la Tierra? Si alguien se conseguía salvar y sabía a donde eran dirigidos el resto, siempre quedaba una posibilidad de ir en su busca. Si todos morían o todos acababan en Coltanium, nadie quedaría fuera de aquel círculo para montar una misión de rescate y todos desaparecerían. Sin más. Se perdería su pista y nunca nadie sabría qué sucedió con ellos. Incluso, llegado el caso de que Lira llegara a la Tierra y algún día detuvieran a Faith y a Workensen, ellos no tendrían por qué decir qué habían hecho realmente con los prisioneros, con decir que los habían dejado en una nave para que ellos se buscasen la vida, sería suficiente y ahí se perdería cualquier pista para localizarlos.

Daya pensó todo esto en cuestión de segundos, no tenía más tiempo, y tomó la decisión a la desesperada.

De acuerdo, seguiría a Frank, confiaría en que ese u otro plan similar estaba gestándose en su mente. Si ella tenía que pecar de egoísta de cara a los demás ahora mismo, que así fuera. Ya tendría tiempo de redimirse con sus compañeros, aunque dedicara a eso el resto de su vida si tenía la más mínima oportunidad. Intentaría ir en su busca y devolverles la libertad, costase lo que costase. Y después se encargaría de que aquellos piratas se acordasen de aquel día. Pero lo primero era mantenerse con vida. Sin eso, no tendrían nada.

 

Epílogo - Una cabaña en el bosque

Tras la destrucción del PEC 12 y la muerte de tantos, la moral del Domo 12 se había hundido. ¿Cómo culparles? Eylo sentía ese abatimiento, una carga de responsabilidad que había ido limando con el paso de los días, pero que ahí permanecería recordándole que siempre pudo hacer más. Era un pensamiento engañoso, una ilusión, ya que a veces no se puede hacer más, a veces simplemente te dejas llevar por la corriente y no importan cuantas decisiones tomes, porque tu voluntad no es más fuerte que el curso del río.

En aquel refugio idílico donde los.. ¿escondieron? ¿confinaron? Eylo no se sintió nunca del todo cómodo. El ánimo, la consciente amenaza de que alguno de los presentes podía seguir siendo asteriano y un paisaje que para muchos era idílico, pero para él era alienígena, no eran ingredientes que favorecieran un mejor tránsito. El eridiano decidió volcarse en el grupo, como tantas otras veces, leal a su mentalidad gregaria y la importancia del grupo por encima del individuo. Intentó mantener cierta familiaridad, pero con escasos resultados, ya que incluso él se sentía zarandeado por la animosidad que le generaban algunos de los presentes. Cuando llegó la capitán Thyndall a pedir explicaciones, Eylo sintió un genuino alivio, como si el tiempo volviera a funcionar.

Llegado el momento de contar las cosas a la capitán, Eylo describió con toda la exactitud que se permitía todo lo sucedido. Apuntando a Harold como potencial infiltrado asteriano, cosa que terminó resultando cierta cuando se le descubrió un extraño artefacto poliédrico encima y, una vez destapada su identidad, vomitando su bilis contra la humanidad y contra Narel. Hasta ese momento, Eylo se había mantenido en una calma tensa, acumulando tensión sobre sus espaldas y tratando de actuar con la mayor contención posible. Pero Eylo nunca fue una persona contenida, o al menos no siempre, debajo de él hervía una rabia incandescente que se avivaba ocasionalmente contra los que atacaban las personas que él quería. Para sorpresa de todos, Eylo le arrearía un puñetazo en toda la cara a Harold, o quien coño fuera, descargando toda la frustración y rabia acumuladas hasta ese momento. Esto se ganó una amonestación, que recibió con estoicismo, no se arrepentía para nada en absoluto.

Eylo logró identificar el funcionamiento del aparato poliédrico, que era una suerte de baliza localizadora y estaba emitiendo señales para atraer skullreps a su posición. A veces tenía miedo, la familiaridad que tenía con todo lo asteriano le hacia dudar de su propia identidad. ¿Y si era un agente durmiente? ¿Y si era como Harold, Buck y los demás? Aquella sombra le asaltaba a veces, pero cuando esta caía, se recriminaba recordándose toda su vida. No era asteriano, era humano, era eridiano, y todo lo que había vivido era real. Quizá lo más agradable de esos días fue su encuentro con Grey, con quien compartió un tiempo de intimidad que le sirvió de mucho más que todo aquel paisaje natural. Pero seria poco, pues atendiendo a su petición, la capitán Thyndall mandó a Eylo, cuando este le expresó la posibilidad, Daya, Alvin y a Donner a una operación de rescate a los restos del PEC 12. Las posibilidades eran mínimas, pero ¿y si quedaban supervivientes? Eso era algo que no podían obviar, pero caería la duda, ¿por qué la Comandancia no había actuado antes?

Epílogo - Un viaje en el espacio

A la misión se le añadieron tres personas más. Su vieja amiga Eugene Brezos, ahora cabo de la Space Force, con quien sintió una oleada de familiaridad y cobijo muy necesaria. El capitán Frank Hepborn, que se había unido, bajo el prisma de Eylo, más por Daya que por la operación de rescate en si, y los acontecimientos futuros le darían la razón. Y el soldado Lomber, asignado a la nave-hospital que los llevaría a la zona de los restos: la Florence Nigthingale. En la misión no estarían solos, pues Eylo recurriría a su antigua tripulación, o a su familia, según quien le preguntara, de la Rust Walker. Eran los ideales para los trabajos que les esperaban. Y así se lanzaron al espacio.

Durante el viaje, Eylo siguió intentando descifrar partes del lenguaje asteriano e investigando la Anomalía de Eidolon. Con él iban algunas cosas que Grey había logrado pasar para él: un táser, un violín y un extraño colgante con un cristal, una extraña tríada que Eylo agradeció enormemente. Con el violín lograba templar su crispación, pero alimentaba esa obsesión por saber más de lo que estaba investigando, conocer a lo que estaban enfrentando y descubrir más acerca de lo que sucedía. La obsesión por saber más le arrebató tiempo, pero no se olvidó de socializar con el resto de la tripulación, pero cuando llegaron al encuentro con la Rust Walker a Eylo se le formó un nudo en el estómago. Fue un reencuentro emotivo, se sintió volver a casa y trató de darse tiempo con todos los presentes. Aquella sombra negra que le había acompañado durante tanto tiempo se disipó un poco, pero el encuentro con la nueva miembro de la Rust, su sustituta, Faith Delay, no le sentó nada bien, aunque entendía que hubiera pasado eso.

Eylo trató de ignorar este hecho, centrándose en lo positivo, en el reencuentro y la organización del rescate. De esa guisa, Eylo le preguntó a Gina, con quien se sentía especialmente afín en los temas más espirituales, sobre el cristal. Un cristal del que había empezado a sentir emociones, pulsiones, de los sentimientos de la gente que los rodeaba. Gina le advirtió sobre el cristal, su peligro y le aconsejó ir a ver a una mujer, Hécate, en Celenis. Haciendo caso de su amiga, Eylo se lo quitaría, no sin antes recibir una advertencia de que no confiara en ella. En ella, ¿en quién?

Epílogo - El PEC 12

La operación de rescate empezaría nada más llegar a los restos del PEC 12. Hasta la llegada, Eylo había estado atando cabos respecto a Frank Kepborn. Ese capitán heterodoxo que parecía tener el don de la ubicuidad, y con las nuevas informaciones descubiertas de los asterianos, y su aparición casual previa a ataques o acontecimientos extraños, las sospechas del eridiano fueron creciendo. Quizá era la paranoia, algo razonable, pero había demasiados indicios como para estar seguros de la verdadera identidad del capitán. A eso se sumaban los escasos efectivos enviados a un maldito rescate o salvamento de un PEC, ¿de verdad la Comandancia no había sentido la necesidad de enviar ninguna operación antes? Había muchas piezas inconexas que se acumulaban, pero ya estaban allí, por lo que empezaron el trabajo.

La operación de salvamento no sirvió para nada. Antes de poder hacer nada realmente, Faith se hizo con el control de la Rust Walker de forma inexplicable y se reveló como pirata espacial. De los confines de los sensores aparecieron tres naves más, como una trampa bien ensayada. Eylo no se creía que toda esa operación se hubiera organizado tan simplemente, que se hubiera impuesto a una tripulación veterana como la Rust, por lo que barajó la sospecha, pero que no aceptaba, de que alguien de la Rust estaba en el ajo. Con la imposibilidad de hacer nada, regresaron a la lanzadera de Daya y se sometieron a los piratas. Eylo estaba furioso, frustrado, casi todos los acontecimientos parecían haber sucedido convenientemente para que a la pirata le saliera a pedir de boca.

Antes de que acabaran presos, Daya tuvo una buena idea que Eylo ejecutó, enviando uno de los drones con todo lo sucedido de vuelta a la Tierra. Al menos todo esto no caería en secreto. Y una vez presos en la Nightingale, fueron recibidos por Faith y, luego, por su jefe, Gregory Workensen. Asumiendo que sabían de ellos, ordenó su ejecución, a pesar de que Eylo les había advertido que habían tomado medidas para todo eso se supiera, que si los mataban a los cargos que ya tenían se les sumaría asesinato de oficiales de la Space Force.

No importó demasiado, pero como si fueran los acordes finales de una melodía amarga, Kepborn se reveló, quizá no como asteriano, sino como un agente doble alegando por la supervivencia de Daya. Para Eylo era asteriano, y aun tuvo que soltar fuelle. Donner se decidió a tracionarlos, cosa que a Eylo le dolió, pero a la fin aceptó que siempre había sido un pelele sin personalidad, no debió sorprenderle. En este caso, Eugene sí reaccionó contra Frank, lo cual se solventó con un brutal golpe en la sien de su amiga, su hermana que..

...

—¡Déjala en paz, escoria! —bramó Eylo sin poder frenar una rabia ya alimentada por la incertidumbre de no saber qué había sido de la gente de la Rust. No iba a perder más personas queridas.

El eridiano se levantó abruptamente, dispuesto a lanzarse contra el pirata que estaba noqueando, y a saber qué más, a Eugene. No tenía las de ganar, nunca las tenía, pero no se iba a quedar de brazos cruzados viendo eso. Eylo sacó fuerzas de la adrenalina, con la intención de embestir al pirata y evitar que Eugene siguiera recibiendo castigo.