Partida Rol por web

El turno finaliza el 1/12/2020.

PRIMERA ESTACIÓN

La sociedad drow tenía sus peculiaridades, y Triel (quien al fin y al cabo ya había causado la caída de una matrona) las conocía bien. Quizá, por eso, nunca estaba claro donde se iba a reunir el pequeño consejo de cuatro que, con el permiso de la matrona y siempre bajo sus deseos e instrucciones, se reunía cada cierto tiempo para tomar decisiones sobre el futuro de la casa.

Siempre era, más o menos, igual. Había una docena de posibles localizaciones, y la reunión siempre se decidía con apenas doce horas de antelación, pero incluso entonces solo la hora. El lugar aparecía en la mente de los otros tres poco antes de que la reunión tuviera lugar. Y eso, que en cualquier otra sociedad hubiera sido un signo de paranoia para los drow era sencillamente lo natural. 

Curiosamente, y a pesar del evidente gusto de Triel por sus "pequeñas mascotas" y por el hedonismo y lujo, en esas reuniones solía acudir sin demasiado servicio, ni esclavos. Era evidente que para ella (como probablemente para todos) era importante. Tampoco había en ella mandos menores, al menos hasta el momento. Tan solo los cuatro: su hermana, la sacerdotisa inquisidora Elyndra, el mago de la casa Leithan y la comandante de los ejércitos Yasidl.

- Saludos a todos. Como siempre un placer verte, hermana- está sentada a la mesa, cuando llegáis y os hace un gesto para que la acompañéis- Creo que es necesario determinar cuales, al margen de arreglar el problemilla que la matrona nos ha indicado, va a ser nuestra actividad esta estación. Por mi parte he estado revisando mis notas y creo que hay algunas propiedades, algunos pequeños terrenos¹, que podría llegar a adquirir. Y a eso pienso dedicar mis esfuerzos. ¿Y vosotros, qué habéis pensado hacer?

PRIMERA ESTACIÓN

Las tres hembras que acompañan al mago son criaturas letales, dignas hijas de Alynira, poco importa si salieron o no de su vientre, son su sangre porque ella así lo dispuso, al igual que ahora lo era él. Leithan guarda silencio mientras la heredera abre el encuentro con una idea que capta su atención, y una pregunta que no es el momento de responder, simplemente porque no es el lugar de un macho el hacerlo antes de las hijas de la Matrona. Lolth era una diosa demente, al igual que sus seguidoras, y bastaba un detalle, el más mínimo, para desatar una ira irracional sobre el infortunado que hubiese cometido el error, eso era algo que el flamante Mago de la Casa sabía muy bien, de otro modo no hubiese sobrevivido dos siglos en medio de esas ponzoñosas arañas, por eso decide intervenir sólo lo justo e indispensable, y dejar el protagonismo a las tres elfas oscuras.

Con un tono adulador toma la palabra - Cuán sabio es tu juicio, Triel, no en vano nuestra señora madre puso en tus manos los recursos de su casa. Estaré encantado de colaborar contigo en lo que pueda serte útil, este anciano ha pasado años entre los nobles de la ciudad y se de varios terrenos que podrían interesarte - luego asiente con un movimiento delicado de su cabeza y retoma una pose receptiva, omitiendo responder la pregunta de la heredera, dando lugar a que sus nuevas hermanas lo hiciesen antes.

PRIMERA ESTACIÓN

Allí estaban reunidos de nuevo los cuatro gracias a Triel, la heredera, para tomar decisiones sobre qué hacer.

Cuando hizo la pregunta sobre qué pensábamos hacer y su propuesta, esperó que respondiera Elyndra tras ella pero sin embargo en esta ocasión fue Leithan el que habló diciendo que le ayudaría en la tarea a la heredera. Espero un instante más por si Elyndra hablaba pero ese instante se le hizo largo, esperó no ofenderla al adelantarse a ella quería compartir su propuesta quizás ella estaba esperando a que ella hablara también, así que se lanzó mi intención es saber que tropas que tienen acantonadas la Casa 19ª Baenate, tienen la mayor flota y podríamos hacernos con ellas si la vencemos en tierra, así que por mi parte si estáis de acuerdo esa será mi acción durante esta estación. Si pensáis que debo dedicarme a observar otra casa y otra cosa que no sean las tropas o con otra intención soy toda oídos, soy buena observando es por ello que creo que eso es lo que debería hacer ahora.

PRIMERA ESTACIÓN.

Acción de Triel. 

En Curso

<Tras la reunión Leithan tenía mucho que hacer, pero se había comprometido a ayudar a su hermana, por lo que en su despacho en lo alto del negocio familiar se afanaba en rellenar una lista de personas, lugares y utilidad relativa que podían aportar a la empresa de Triel. La débil huella de las luces faéricas de tonos morados y azules apagados que servían de adorno al edificio le eran suficientes para la empresa de caligrafiar en el pergamino, y la lista de nombres se componía a una velocidad sólo limitada por lo que tardaba su afilada mente en rememorar y catalogar su amplia red de contactos. No es que los agentes inmobiliarios fueran su especializad, en buena parte porque entre los drow no había nada parecido a ese trabajo. Uno vivía allí donde más le gustase, siempre y cuando tuviera la fuerza para tomar el lugar.>

La reunión había acabado y la sacerdotisa había vuelto a sus aposentos, en su oficina trataba de revisar cómo podía hacerse con las tierras. La sociedad drow era caos, pero también pragmatismo. Cosas como los títulos de propiedad tenían sólo el valor de la fuerza con la que pudieras reclamarle, pero una vez tenías la fuerza, eso u otro derecho equivalente, se hacía necesario para que otros con la misma fuerza no se te opusieran.

Estudiaba con cuidado un mapa de los alrededores de la ciudad, buscando unos túneles apropiados, cuando su valida llamó a la puerta esperando permiso para entrar. Era difícil educar a alguien para entender los mecanismos del servicio, pero cuando lo conseguías funcionaban tan bien como lagartos amaestrados.

Leithan esperaba audiencia. Por suerte tenía tan pocas ganas de hacerle perder el tiempo como ella de perderlo, las las imprescindibles plesanterías de rigor para mostrar el respeto y el propio decoro de la nobleza le pasó una lista de contactos y lugares que podrían ayudarle a localizar las mejores tierras que reclamar en propiedad o, al menos, conseguir de ellos los favores. Aquella lista sería de ayuda.

Tras marcharse su hermano adoptivo, pudo terminar de trazar su plan estudiando la lista de gentes y qué podían ofrecer. Sólo quedaba ponerlo en marcha.

PRIMERA ESTACIÓN.

Acción de Yasidl. 

En Curso

Por suerte para Yasidl la ubicación de las Casas Nobles era pública, todo el mundo debía saber que existías y desde dónde ejercías tu poder si querías que se te reconociera el mismo, por lo que Yasidl sabía el lugar que debería frecuentar en las próximas semanas.

Salir sola por la ciudad no era algo que pudiera hacer habitualmente, ahora que era una noble. Sería un objetivo muy apetitoso para cualquier rival, ahora que era alguien importante. Un golpe para su Casa, algo que la mitad de la ciudad que pertenecía a otra, estaría encantada de conseguir.

Pero la suerte de Lolth favorecía a los audaces y a los atrevidos. Pero sólo si acompañaban esa con astucia e inteligencia. Así que, preparó su disfraz, lista para pasar mucho tiempo simulando ser quien no era mientras observaba las idas y venidas.

Dejo pendiente la resolución de Yasidl, porque no tiene Discreción 3D, de modo que necesita poder marcar su acción como Principal de la Casa (es decir que tanto Elyndra como Leithan hagan acciones para las que cumplan los requisitos y no decidan fastidiar a Yasidl sus ideas)

Para ser una drow, Triel sabía que trabajaba demasiado. Ese trabajo le distraía del hedonismo al que ansiaba dedicarse pero, a pesar de todo, no se arrepentía.

El trabajo bien hecho era tan letal como una espada. Así por ejemplo... uno tomaba los documentos y contactos que Leithan había facilitado. Buscaba entre ellos a alguien del que supiera su debilidad, su flaqueza. Y cuyos terrenos fueran de fácil acceso para la casa, e interesantes. Contactaba luego con un tercero que le odiara, que precisara destruirlo por un motivo perentorio. Movía unos rumores en uno y otro lado, siempre por terceros, siempre sin implicarse directamente, como quien azuza a dos gladiadores al combate. Y esperaba. 

Era luego cuando ambos contendientes estaban enfrentándose, cuando hacía su movimiento, apoderándose de los terrenos a cambio de bagatelas: una información aquí, un derecho de paso allá, unos bienes traidos de la superficie, unos esclavos goblins u orcos para las batallas... Algo mucho más barato que el terreno pero que, con el conflicto creado hacía unos momentos, se había convertido en esencial.

En este caso, el plan había salido especialmente bien. El conflicto entre las drows se había extendido, como la pólvora, a las dos casas menores, la Baenate y la Kilzinge. Eso permitía que la Casa estuviera en las mejores condiciones para adquirir nuevas tierras en las próximas estaciones*. 

De cualquiera de ambas, pronto, y por muy poco dinero. Y eso era bueno. Muy bueno. Dio un suspiro y miró sus papeles. Si no fuera tan divertido verlos matarse por unos papeles, odiaría el trabajo que le quitaba de la diversión. ¿Quizás una pelea entre esclavas? ¿una enana de las profundidades contra una mediana armadas ambas con cuchillos de cocina sin filo?

Podía ser divertido.

PRIMERA ESTACIÓN

Elyndra acudió a la reunión acompañada por su séquito de sacerdotisas menores, pero como era habitual, las dejó fuera esperando. Cuando le había tocado a ella seguir a otra sacerdotisa durante sus años de iniciada se había sentido indingnada. Se permitió unos segundos para recordar el gran placer que había sentido al torturar a aquella plebeya en cuanto tuvo el status suficiente como para poder vengarse sin consecuencias demasiado graves.

-Aunque hemos eliminado a la mayoría de ratas de la casa, estoy segura de que queda algúna que o bien no nos respeta lo suficiente o que está esperando el momento de huir. Me aseguraré de que los nuestros sepan que van a servirnos bien o a morir, irse a otra casa no es una opción.

-También he hablado con una de las hijas de la casa Arken'Urd  para hacer negocios, puede que les interese comprarnos las sobras de la doma de esclavos y algunos vivos, estoy seguro de que debe ser deprimente estar rodeados siempre de muertos.

PRIMERA ESTACIÓN

Acción Principal Leithan (parte 1)

Recién cuando todas las hembras responden, el mago considera responder a la heredera. Las visiones de las dos que hablaron son muy diferentes pese a que ambas ponen sus ojos en las otras casas, la Hija mira hacia las casas mayores y la hija hacia las menores. Leithan admira secretamente la prudencia y astucia de Elyndra, su intención de acercar las posiciones con la casa que los precede en importancia le parece una estrategia vital para la supervivencia de la familia, los Arken'Urd  son un antro de nigromantes que es mejor tener de aliados o destruir definitivamente, pero de ningún modo es posible ignorarlos. Yasidl se muestra menos ambiciosa, pero su meta es demasiado humilde para el orgullo del mago, poner la mirada en una casa menor es atinado pero hacerlo en una de las últimas es algo que no llama la atención del archimago. 

Como una postura intermedia, Leithan comienza a hablar de la casa menor más cercana a los Ply'uss fuer'yon Serisen, y por tanto, la amenaza más próxima para la familia - Además de los Arken'Urd, nuestros primos más cercanos son los Rilynduis , una casa sin futuro pero ciertamente molesta, no sólo nos pisa los talones sino que sus negocios de esclavos interfieren con los nuestros. Hay quienes los respetan por las poderosas barreras mágicas que su Mago mantiene a modo de protección, pero esas artes no pueden detenerme, así que procuraré traerles un informe completo y una propuesta eficaz para acabar con ellos cuanto antes y quedarnos con sus negocios y sus clientes, si lo logramos Alynira estará complacida y el nombre de nuestra casa estará en boca de todos - el mago desvía luego su mirada hacia la Maestra de Armas - No quiero demorar tus objetivos, pero si a mis ojos se suman los tuyos, conseguiremos mucho más en menos tiempo. Que sea como juzgues oportuno - sus palabras no suenan como un pedido, ni siquiera una sugerencia, no pasa más de un simple comentario.¹ 

El territorio de la Casa Rilynduis ya le conocían por encima, como todos los que albergaban una de las fortalezas familiares, pues eran de dominio público.

En éste caso se trataba de un territorio en la plataforma central, aunque bastante lejos del suyo. Estaba en el punto dónde la plataforma se unía a la pared de la caverna de la ciudad, muy cerca del mercado de esclavos que tanta competencia hacía a sus propios puestos de venta integrados entre los tenderetes y las tiendecillas que vendían el resto de los productos que traían de sus expediciones.

El lugar constaba de un palacio residencial, con una alta espira dónde residía su mago. El edificio estaba rodeado de una gran muralla de naturaleza mágica que llegaba casi hasta el techo y mantenía alejadas las muchas residencias y pequeños comercios que la rodeaban, cuántas de ellas pertenecían a la Casa no lo sabían. El palacio tenía anexo un edificio más sobrio, los barracones para las tropas.

Pero eso eran los detalles obvios, visibles simplemente con haber pasado una vez por delante, que bien podía ser todo lo que había hecho Leithan.

Pero él quería saber detalles más jugosos de esa muralla que les protegía. Era una defensa impresionante, desde un punto de vista objetivo, pero no tanto para él ahora que pertenecía a la 11ª Casa de la ciudad, su propia fortaleza semisecreta en la estalactita resultaba más difícil de atacar que aquella, aunque siempre era mejor saber más que saber menos.

La magia de ilusión le ayudaría a pasar desapercibido mientras hacía sus averiguaciones y la de adivinación sería de gran ayuda, sin duda, para poder observar los lugares de más difícil acceso, aunque muchos estarían salvaguardados por la magia de los Rilynduis, naturalmente, seguiría siendo de gran ayuda.

Por supuesto también podía recurrir al encantamiento, con los sirvientes sería muy sencillo, aunque de efectividad limitada, pero las seguras represalias serían más pequeñas puesto que, seguramente, ni se molestasen en averiguar quien era exactamente. O ir a por todas, tratar de conseguir reunirse con una noble de la Casa - sus nobles eran sólo sacerdotisas y el Mago de la Casa, un archimago muy viejo y reclusivo - y hechizarla a ella, la información que compartiera sería muy valiosa, si conseguía superar sus defensas, aunque saliera bien o mal, sería una declaración de guerra formal. Con tan poca información a cerca de los Rilynduis y sus capacidades parecía un movimiento casi suicida, pero la fortuna favorece a los audaces, dicen.

PRIMERA ESTACIÓN

Acción Principal Leithan (parte 2)

Los sirvientes de Leithan lo ponen al tanto de los artículos a la venta en cada uno de los comercios alrededor de la muralla mágica que custodia la residencia de los Rilynduis, con esa información el mago decide ir personalmente hacia el mercado de esclavos de esa casa y recorrer la zona. Para ello cambia su apariencia para parecer un nigromante con el símbolo de la casa Arken'Urd, con ese aspecto recorre los puestos de esclavos una y otra vez. Pregunta precios, razas, entrenamiento y calidad de los humanoides que están a la venta y con esa excusa se acerca mucho más que antes a la zona.

La presencia de un nigromante siempre genera incomodidad, en especial en los esclavos que pueden intuir cuál será su destino si fuesen vendidos a este comprador. Los comerciantes en cambio ven en él un cliente potencial, no es la primera vez que los que practican esas artes oscuras acuden a esclavistas en lugar de raptar personas de otras casas, con los riesgos que ello implica. La fachada le sirve para recorrer la zona y observar en detalle lo que hay en ella, soltando la lengua de los vendedores e intimidando a la vez a los esclavos.

Finalmente, recorre las tiendas cerca de la muralla, esta vez como un noble menor con el símbolo de la casa Ousservs, sus joyas alcanzan para ser bien recibido en todas ellas e intenta reconocer cuales son de la casa Rilynduis y cuales no. Entre local y local desvía su trayecto levemente hacia el campo mágico que protege el palacio, estudiando desde distintos ángulos el tipo de magia arcana, sus efectos, sus fortalezas y debilidades, hasta hacerse una idea de lo que el anciano mago de esa casa ha creado.

La tarea lleva días pero ese valioso tiempo no está perdido, sino invertido en una de las empresas más redituables para Alynira, y el beneplácito de su nueva madre es sin dudas el bien más preciado al que puede aspirar.

PRIMERA ESTACIÓN (2ª parte)

Pese a lo que había dicho que tenía por intención hacer, todos en la familia sabían que Elyndra no era especialmente centrada y que se dejaba llevar por su instinto y sus pasiones, dejando a veces incluso cosas importantes de lado.

Así fué también esta vez, su plan de hacer negocios con la casa Arken'Urd, fué mutando desde una pequeña muestra y encuentro casual hasta un evento social al que había enviado invitaciones a practicamente todas las casas de la ciudad.

Era el primer evento que la casa preparaba desde que habían tenido que purgarla, por lo que se esforzó especialmente, sacando sus esclavos de lujo y usando sus contactos para que mercaderes y artesanos especializados vinieran a ofrecer sus productos.

No sabía demasiado de administración, pero sí que solía hacer apuestas un tanto arriesgadas para ir ascendiendo posiciones dentro de la inquisición, y normalmente le salían bien, por lo que no veía motivo para parar, sólo por que esta vez fuera invirtiendo el dinero de la casa.

Se había movido bastante entre las casas para preparar aquel evento, por lo que había tenido tiempo de hablar con mucha gente y ver quienes podían ser aliados y quien enemigos.

También insistió en estar presente cuando su hermana mayor y heredera fuera a negociar la compra de aquellos terrenos. No es que no se fiara de ella, más bien todo lo contrario. Sabía que era buena con el papeleo, y Elyndra tendría que aprender la jerga y los precios que había en la ciudad, había entrado en las grandes ligas y necesitaba conocimientos en los que nunca había mostrado interes alguno.

PRIMERA ESTACIÓN (segunda parte)

La heredera no se inmutó cuando, tras la reunión celebrada, le llegaron oidas del cambio de opinión de su hermana menor, Elyndra. Tampoco lo había hecho cuando la misma había decidido acompañarla para la compra de los nuevos terrenos de la casa. Era bueno que la inquisidora se implicara en sus planes públicamente, y casi era mejor que lo hiciera apoyándolos.

Por supuesto, no se fiaba de ella. Pero, por ahora, a ambas les convenía el prestigio y mejora de la casa. Cuando así no fuera, salvo que aceptara su puesto secundario, habría que eliminarla.

Obviamente.

Aunque, sinceramente, preferiría con mucho que los tres miembros del consejo privado de la familia se mantuvieran razonablemente leales. Tenía grandes planes para la familia, y serían mucho mejores si los cuatro actuaban unidos. El caos, al fin y al cabo, era mucho mejor si se realizaba en compañía y, con tantos objetivos que destruir...

Triel se sonrió a sí misma. Era obvio que sus pensamientos se basaban, en buena medida, en que ella era la heredera. Pero, fuera como fuese, eran sinceros.

- Así que mi querida hermana ha cambiado de opinión. Qué extraño... - susurró divertida mientras tomaba buena cuenta de su exquisito plato de hongos, setas y cangrejo y daba un ligero sorbo a una bebida de superficie que una de las caravanas le había proporcionado y que casaba especialmente bien con la exquisitez que estaba degustando.

Sí, era verdad que por un instante había meditado dejarla que se estrellara sola. Pero Elyndra no solo era caóticamente impredecible. También era de la familia y su plan, aunque arrebatado, no era malo. Peor: podía tener éxito sin ella.

Con lo que se movió apoyando a su hermana, de forma poco discreta. Avisó a sus conocidos, y a conocidos de conocidos. Intervino usando su influencia y reputación, su exquisita etiqueta, para que todos los nobles supieran del evento y se sintieran compelidos a acudir. Interesados. Intrigados. Al fin y al cabo, ¿no acababan de terminar su purga? ¿y hay algo que sea más excitante que estar en el lugar donde ha habido una matanza y reunirse con los bendecidos por la sagrada Lloth con la victoria?

Cuanto más las conozco más me doy cuenta lo peligrosas que son. Ese pensamiento ocupa la cabeza del Archimago por varios días, tras el anuncio de Elyndra acerca del evento comercial. La vara es más alta para las Hijas que para el resto de los miembros de la casa, pero el mago no ve necesaria una muestra de ostentación y despilfarro de dinero para lograr ese objetivos, para un hombre discreto como él, todo aquello resulta demencial. Llamar demasiado la atención es un mal signo y un evento puede convertirse en la ocasión ideal para que sus rivales los espíen o saboteen sus edificios, sin embargo guarda para sí sus sospechas, sería suicida oponerse a la implacable y caótica voluntad de una Alta Inquisidora.

Las dos Hijas de Alynira parecen competir entre sí para ganarse el favor de su madre, bajo la fachada de la mutua ayuda, ambas se las ingenian para ser el centro de la casa e incluso de la ciudad. Es su fiesta, su momento, y si Leithan osase intervenir lo único que lograría sería una venganza silenciosa de las dos por restarle protagonismo, eso es algo que el mago entiende muy bien. Sin embargo apoya la iniciativa de Elyndra para comerciar con los Arken'Urd, ellos necesitan esclavos para sacrificar en sus conjuros y los Ply'uss fuer'yon Serisen necesitan no ser atacados por un ejército de muertos vivientes, de ese evento podría surgir una tregua necesaria para la supervivencia de ambas casas.

Leithan toma un perfil bajo durante el festival, lo cuál le permite ausentarse para atender otros asuntos sin llamar demasiado la atención. Aprovecha la distracción en la ciudad para infiltrarse con más comodidad en la casa Rilynduis, que arde de envidia al ver el evento multitudinario que organiza su principal competidor esclavista. El único aporte significativo del mago al evento es dialogar con los nobles de la casa de nigromantes para alentarlos a adquirir los humanoides más inútiles a bajos precios con los que experimentar nuevos conjuros, incluso intercambian ideas sobre modos efectivos para someter la voluntad de los muertos.

PRIMERA ESTACIÓN.

Acción de Leithan. 

Resolución.

Leithan pasó varios días estudiando lugares, averiguando. Pronto se dio cuenta que desde el mercado de esclavos hasta la mansión Rilynduis había mucho terreno, con demasiadas propiedades e intereses cruzados para ser un único territorio. Pero tampoco tardó mucho en asegurarse de que, efectivamente, el mercado de esclavos estaba tan sólidamente controlado por ellos como el de su estalactita lo estaba por su propia Casa. Poca sorpresa, considerando que el templo que había que la cueva de al lado era, públicamente, Rilynduis. Tal y como había imaginado su mente inquisitiva, aquellas cuevas de la pared más cercana a la Casa Rilynduis eran de ellas también.

Se apuntó como posible objetivo de futuras acciones de observación y espionaje ese territorio. Siempre era más fácil y seguro dañar los territorios menores que el principal, aunque igualmente provocaban represalias costosas.

Pero su objetivo principal era otro. Quería saber con qué defensas contaba exactamente la Casa. Aquello resultó más difícil.

La muralla era realmente formidable como se podía esperar de una Casa drow, pero en un principio había valorado la Casa Ply'uss fuer'yon Serisen como notablemente más defendible. La realidad resultó ser que la muralla era más sólida y robusta de lo que había previsto en un primer momento. Seguía siendo mejor la suya, pero el "notablemente" se lo tenía que guardar.

Además, había pensado que sería un simple conjuro que, tal vez, pudiera disipar. Aunque ahora que se había tenido que enfrentar a las defensas mágicas del mago de la Casa Rilynduis, no calificaría de simple ningún conjuro que tejiera aquel mago. Con una punzada de algo que, ni bajo tortura calificaría de aprensión, recordó su época estudiando en la Baut'waelan d'Faer, la escuela de magia de la ciudad. Su libro de Necromancia del segundo de los tres ciclos, el intermedio, estaba escrito por un Rilynduis... pero aquel tipo debía estar muerto ya a estas alturas, es decir, debía tener, al menos, siglo y medio más que él. Así que quizás no.

Por desgracia, ni siquiera era un conjuro de aquel tipo que le rivalizaba en poder. Se trataba de algún tipo de artefacto místico mayor. Un elemento inmóvil que, tal vez, se podría debilitar un poco en el momento adecuado, pero destruirlo sería sólo un poco más fácil que echar abajo su propia estalactita. A menos que se pudiera crear una zona de magia muerta del tamaño de la Casa - una hazaña más allá de la habilidad incluso del Consejo -, debían contar con asaltar la muralla por la fuerza si pretendían tomar la Casa.

PRIMERA ESTACIÓN.

Acción de Triel. 

Resuelta

La presencia de Elyndra fue de ayuda, aunque no lo suficiente para suponer una diferencia significativa. Ciertamente su presencia ponía nerviosa a la gente, los vendedores estaban intranquilos y lo pasaban mal, pero no eran gente simple ni podían dañarles impunemente, por lo que no dejaban que sus nervios o temores afectaran a los negocios.

Al menos verles pasarlo mal hacía más soportable aquella tarea monótona, tediosa y sin glamour.

PRIMERA ESTACIÓN.

Acción de Elyndra. 

En Curso

El día del evento resultó un poco decepcionante para lo que había en las cabezas de Elyndra y Triel, en las que había un día espectacular con todas las Casas de la ciudad acudiendo a comprar en su bazar. Pero lo cierto es que para eso, quizás deberían haber invertido más, en espectáculos, en regalos para las Matronas y descuentos más agresivos, además de invitar a otros cárteles comerciales de fuera de la ciudad o independientes a montar negocios temporales en sus espacios vacíos.

Algunas casas, sobre todo menores, habían enviado nobles o nobles menores a comprar, y todos sus asociados habían traído el mejor género. El vulgo había acudido en mayor cantidad que cualquier otro día en el mercado, pero no era la marabunta que habían llegado a imaginar. Pero los que habían venido, lo habían hecho a comprar y vender.

El día no se podía calificar de día de mercado normal, ni de lejos, era un día especial, propio de una fiesta. Y el ajetreo en el mercado también se traducía en la posada, dónde los cuartos, tanto de descanso, como de relax, como de lenocinio bullían de actividad y rozaban el lleno.

Al final del día, tenían que dar bueno el resultado. Se habían gastado miles de monedas de oro. Una decena de miles, de hecho, en seguridad extra, descuentos agresivos para sus asociados que pudieran transmitir a los visitantes, adquirir mercancía extra y descontar la propia y algunos espectáculos con los que animar. Pero cientos de miles habían de monedas cambiado de manos, en forma de oro o mercancía, y una parte había acabado en sus cofres para que Triel las contara.

No era el evento que había imaginado Elyndra cuando se dedicó a mandar cartas a todas las Casas, mayores, menores y hasta del consejo. Pero les había servido de experiencia. Ahora sabían que podían hacerlo, que podían organizar un evento del que se hablase en la ciudad durante un año o más. Sólo necesitaban ser más arriesgadas con la inversión y pensar a lo grande no sólo en el alcance, si no también en la inversión.