Partida Rol por web

El orgullo del exiliado de Dindavara se siente herido al oir las palabras de Asceltis.
¿Otra persona para completar un trabajo? ¡Él no necesita a nadie que le ayude!

Sin embargo, los ojos de la mujer y la promesa del "cielo" hacen que el estallido de indignación de Yi Fan no pase de un relampagueo reflejado en sus ojos, así que respira tranquilo, toma un sorbo de té (está asqueroso, como siempre) y responde a su interlocutora:

Sabes que aceptaré. Te escucho...

Abres la puerta de la taberna y notas el ambiente cargado por el humo. El lugar es bastante oscuro y la clientela no pertenece precisamente a la crema y nata de la sociedad de Uldnacht. Prostitutas, matones, borrachos... todos se mezclan en el local con los pocos parroquianos que tienen una apariencia más decente.

El tabernero te lleva tu cerveza, mientras empuja a la camarera hacia la cocina, regañándola por salir de ella a estas horas. Su reprimenda tiene el tono preocupado de un padre velando por su hija.

La cerveza está algo aguada y tiene un gusto ácido que no logras identificar, pero no has venido a este local por su bebida. Te giras hacia el salón y, apoyado en la barra, buscas alguien que te resulte peculiar y que pueda encajar con tu imagen de Asceltis. No tienes que buscar mucho, en una de las esquinas hay una mesa que la gente parece evitar. Un hombre alto y delgado se sienta en la esquina, vestido con unos amplios ropajes de cuero y seda, con la funda de un koto apoyada contra la pared. Sus ojos no pierden detalle de lo que ocurre en el salón, pese a que parece enfrascado en una conversación con una figura encapuchada que se sienta frente a él, de espaldas al bullicio del local. Su mirada se eleva por encima de su interlocutor y clava los ojos en ti, como si te estuviese evaluando.

Asceltis asiente ante tus palabras y se mueve ligeramente en su asiento, apoyándo los brazos sobre la mesa e inclinándose levemente hacia ella.

- Sé que trabajas solo y que normalmente no necesitas ayuda, pero esta misión es diferente. No quiero que acabes con nadie, sólo que le reduzcas y le lleves a un determinado lugar. Y hay otra complicación adicional... es un mago.

Se endereza de nuevo en su silla, - y aquí llega tu compañero... El hombre de la cota de mallas que se apoya en la barra - dice contestando tu mirada inquisitiva.

Levantas la mirada y te fijas de nuevo en el salón. Se ha llenado con la clientela de mala vida que te has acostumbrado a ver el local. Junto a la barra te fijas en un hombre alto que nunca antes habías visto por aquí, ancho de espaldas, vestido con armadura completa y armado con una espada bastarda en el cinto y varias dagas arrojadizas sobre el torso. Pasea su mirada por el local, hinchando el pecho en un gesto de prepotencia, hasta que su mirada se cruza con la tuya.

Gracias, buen hombre!

Puaj... Vaya mierda de cerveza! Si no fuera por el un, dos, un dos... -mirando al culo de la chica- Joder...¿Quien soy yo para reprender a los guardias?! Pero es que la moza va... Por favor, Areth, céntrate! Esto es importante.

Hecho un vistazo a lo largo de la sala, y entre los matones y las damas de lealtad negociable encuentro lo que yo buscaba.

bingo-Susurro, mientras de forma ruidosa y apurada termino la cerveza.

Me acerco a la esquina, al tiempo que me limpio la boca con la manga. Cojo una silla, y poniéndola del revés me siento de forma no muy educada en la mesa, diciendo:

No molesto, ¿verdad? Me gustaría que fuesemos al grano si no estoy haciendo el ridículo con un grupo de desconocidos.

Un mago...

La palabra deja un regusto amargo en el paladar de Yi Fan. La magia extranjera y la forma en que la utilizaban naciones como Uldholm desagradaba a cualquier noble de Dindavara. Eso no era luchar, no había nada de honor en ello, y llevar ese poder al campo de batalla, a la guerra, era una táctica ruin y miserable.

Por eso, los guerreros de su patria se habían especializado a lo largo de los siglos en usar el sigilo y el subterfugio para asesinar magos antes de que pudiesen usar sus trucos de feria. Si le cortas la cabeza a un mago, muere como cualquier otro hombre, y Yi Fan no tiene ningún reparo en atacar por sorpresa a una víbora hechicera, aunque hubiera preferido matarla directamente, sería mucho más fácil.

En ese momento Asceltis le hace notar al que va a ser su compañero en este encargo. Yi Fan lo examina con atención. No le parece la clase de mercenario adecuado para dar caza a un mago: se hace notar, su armadura y sus armas le hacen lento, ruidoso, y su expresión de prepotencia indica una sobreconfianza peligrosa...

... sin embargo será un cebo excelente para el mago...

El exiliado sostiene la mirada del guerrero mientras espera que Asceltis los presente.

Me acerco a la esquina, al tiempo que me limpio la boca con la manga. Cojo una silla, y poniéndola del revés me siento de forma no muy educada en la mesa, diciendo:

No molesto, ¿verdad? Me gustaría que fuesemos al grano si no estoy haciendo el ridículo con un grupo de desconocidos.

- Llegas tarde - dice la figura encapuchada.

La voz de Aceltis os sorprende a ambos. Su tono seco contrasta con la conversación que estaba manteniendo con Yi Fan, y Areth no había esperado la voz de una mujer.

- Tenías que haber llegado hace horas. ¿Te perdiste por el camino? - su rostro se vuelve hacia el recién llegado, observándolo con unos ojos castaños de mirada fría. El resto de la cara queda tapado por varias capas de tela. Su mirada te recorre de arriba a abajo, deteniéndose por un momento en la espada bastarda que cuelga de tu cinturón.

- Yi Fan, este es Areth Dhalbach. Te acompañará en tu próximo trabajo. No te dejes engañar por su aspecto burdo, si mis referencias son correctas, y siempre lo son, es un guerrero más que aceptable que te será de ayuda.

Miro furioso a la mujer, y contesto en un tono de voz violento, al tiempo que pego un fuerte puñetazo sobre la mesa.

¿Esto es algún tipo de broma?! ¿Me envías una puta carta para que venga desde saben los truenos donde y no piensas darme ninguna explicación? 

le apunto con el dedo y agitándolo de manera acusadora digo:

no, no, no... Las cosas no van así. Quiero saber donde está, y quiero saberlo ahora.

Los clientes miran sobresaltados hacia vosotros. Los que estaban sentados más cerca se levantan rápidamente, dejando el pago por sus bebidas sobre la mesa, y se dirigen rápidamente hacia la puerta, sin esperar que el posadero se cobre y les de la vuelta. Un instante después todo parece volver a la normalidad, salvo que el espacio vacío detrás de Asceltis es mayor que antes.

Areth siente de nuevo la mirada de la encapuchada, que sube lentamente desde la punta de su dedo amenazador hasta clavarse en sus ojos.

- ¡Tch, tch! Me decepcionas, Areth. Ese no es modo de tratar a una señorita - dice chasqueando la lengua. - Te he hecho llamar porque quieres... necesitas, cierta información de la que yo dispongo. ¿Quieres conocerla? Entonces vas a tener que hacer un pequeño trabajo para mi. ASÍ son las cosas. Si te gustan, bien; si no... bueno, supongo que tendrás que esperar otros veinte años para volver a tener la oportunidad de encontrar a tu hermana.

Areth suelta un gran bufido.

 Si, haríais bien en salir de aquí...

Miro a la chica con una mirada inquisitorial y pregunto de forma lacónica:

-Dame la información y terminemos con esto. Más vale que sea verdad. Soy lo suficientemente imbécil como para obcecarme con facilidad.
 

Asceltis mira a Yi Fan, y agita la cabeza en una suave negación, para luego volver a girar la cabeza hacia Areth. - Parece que sigue sin entenderlo, señor Dhalbach. Le daré la información que busca cuando termine de trabajar para mi. Ahora, si están de acuerdo, vamos a hablar de negocios.

Reclinándose contra el respaldo de la silla, comienza a hablar.

- Como le decía al señor Yi Fan, necesito que busquen a una persona, un mago, y le... "acompañen" un determinado lugar, el sótano de una casa en los Barrios Medios. Llegará a Uldnacht mañana, aunque dudo que tengais ninguna oportunidad de encontrarle antes del anochecer. Es un hechicero alado de las Palabras, aunque estará algo debilitado, así que no cabe la posibilidad de que huya volando. A partir de última hora de la tarde viajará desde el Gremio de Hechiceros a un lugar por determinar en los barrios medios. Mañana contactaré con ustedes para darles más información. Hasta entonces les recomiendo que se conozcan y se vayan organizando para su misión... Caballeros. - añade levantándose de la silla.

En silencio, Yi Fan toma un sorbo de su té con tranquilidad, alzando por primera vez la mirada hacia Asceltis, que se levanta de su asiento para irse, mientras continúa indiferente a la atención que ha causado en el público del Grifo Ardiente el estallido de ira del guerrero llamado Areth Dhalbach.

El nativo de Dindavara espera para ver si el rudo mercenario permite que Asceltis se vaya o por el contrario insiste en sus amenazas.

Esa mujer no se amedrentará. Susurra en voz suficientemente alta como para que sólo Areth lo escuche. Su acento extranjero es evidente en su habla.

Si miras sus ojos, verás una voluntad tan fuerte como el acero de mi patria...

Miro con cierto escepticismo a la mujer, rumiando un:

Me refería a los datos del trabajo... poco sutil para alguien con la cara tapada.

Escucho atentamente el acento extranjero de Yi Fan, y sus palabras. Una vez Asceltis se haya ido respondo:

-Por supuesto que no se amedrentará! Pero hay que poner las cartas sobre la mesa si no quieres que te manipulen como un títere. Ella marca sus límites, y yo también. Tienes que ser nuevo por aquí, porque su voluntad es tan maleable como las de cualquier Uld. Pon un saco de monedas sobre la mesa, o un asiento de terciopelo vitalicio y veremos si sigue siendo una zorra fría y siniestra.

Suspiro y dejo hablar al compañero.

¿tu como has terminado trabajando para ella? No creo que un tipo como tú con ese aire de "honor" y "justicia" lo haga también por voluntad propia.

Cita:

Yi Fan saca del interior de los pliegues de su amplia camisa una reluciente moneda, mostrándosela a Areth.

¿Honor? ¿Justicia? Ambos pueden ser comprados en este pais, si posees suficientes monedas.
No te confundas. Hago lo que hago por dinero.

Con un rápido movimiento, lanza la moneda hacia el posadero para que les siga sirviendo comida y bebida. Yi Fan sólo pide té.

Mientras les sirven, el nativo de Dindavara extrae de un alargado estuche de madera que mantiene a su lado un extraño instrumento musical de cuerda, con la forma de una tabla de casi dos metros de longitud. Yi Fan se dedica a ajustar las trece cuerdas de lo que él llama koto.

Una vez el posadero les ha atendido y la atención del resto de la gente del Grifo Ardiente ya no está dirigida a ellos, Yi Fan vuelve a tomar la palabra en voz baja mirando con atención la cantidad de armas que porta Areth.

Sin duda estás pensando, como yo, que asesinar a un mago es mucho más sencillo que "reducirlo". Tendremos que actuar rápido y sin fallos.
De él no sabemos nada, sólo que a última hora de la tarde saldrá del Gremio de Hechiceros. Tendremos que esperar hasta entonces para actuar. Necesitamos familiarizarnos con las calles anexas al Gremio y planificar los lugares más adecuados para tender nuestra emboscada.

Yi Fan toma un sorbo de té y pulsa un par de notas del koto para comprobar su sonido.

Hay que conseguir cuerda y mordaza para dejarlo inmovilizado. Necesitaremos un lugar donde ocultarlo si para cuando actuemos todavía no se ha puesto el Sol, y también pensar un modo en el que transportar el cuerpo sin levantar demasiadas sospechas.

Dime guerrero ¿serás capaz de abatir a un mago sin matarlo?

Me reclino en la silla, y con un grito digo:

¡camarero! Sangría con ron y una pata de cordero asado, si es tan ambable.

Miro a Yi fan y sonrío

-Permíteme que abuse de tu amabilidad, pero tengo un hambre que podría tumbar una torre.

me pongo más serio y digo:

Ahora las cartas sobre la mesa, vale? Acabemos con esto lo más rápido posible... Mi método ideal para matar a alguien sería acechar y partirlo en dos, pero a lo mejor el mago resistiría... Aunque sería tremendamente arriesgado... Podríamos aprovechar las alcantarillas...

Deberíamos inspeccionar bien la zona, además de las alcantarillas. Sería el método perefcto para moverse sin ser vistos a lo largo de la ciudad, aunque dudo seriamente que el sistema llegue hasta la periferia.

Lo mejor será abalanzarnos sobre él. Podríamos cortarle el paso. Bueno, será mejor primero investigar las calles y luego decidirlo, no crees? Yo puedo arrojarle un par de cuchillos, pero lo que más me convence sin duda es darle un buen golpe con la espada y recojer lo que quede de él. Sería muy manejable... ¿Serías capaz de curarle con algo de equipo médico si se me va un poco la mano?

Yi Fan escucha la estrategia que el mercenario propone con la sorpresa de descubrir que al contrario de lo que suponía en un principio, este hombre tiene algo más que aire en la cabeza.

El exiliado baja los ojos mientras saborea su té, reafirmándose en sus convicciones de usar a Areth como cebo mientras que él será quien abata al mago usando la técnica del filo invertido...

Cita:

El Filo de mi Corazón arrebata vidas... no las devuelve. Responde Yi Fan apretando con firmeza una de las clavijas de su koto.

Pero podríamos contratar a un sanador del Gremio de Físicos en el caso de tu puntería con esos cuchillos no sea lo suficientemente buena.

¿Lo es?

Charlais durante un rato, mientras avanza la noche. El local sigue lleno, pero los pocos parroquianos decentes que lo frecuentan hace tiempo que se fueron a sus casas. Las mesas a vuestro alrededor se han llenado desde que se fue Asceltis y el posadero apenas da a basto para servir a todos los clientes.

Mientras discutís la mejor forma de abatir a un mago, sigue pasando el tiempo. La gente, poco a poco empieza a irse a su casa y llega el momento de tomar una decisión. ¿Exploraréis ahora los alrededores del gremio o esperaréis a recibir más información de Asceltis e iréis a primera hora de la mañana? De cualquier forma, el posadero está a punto de cerrar la taberna, y veis cómo os mira de reojo a ver si os decidís a levantaros mientras él termina de sacar a los borrachos que están tirados por los rincones.