Partida Rol por web

Eric asiente con la cabeza.

- Tienes razón, Diana. Olvidaba que tú has pasado toda la mañana en prisión después de viajar desde la frontera. - El gesto adusto de su rostro no transmite ninguna sensación al decir esas palabras. - Esta noche dos hechiceros han sido atacados. Uno de ellos, Rhenar sufrió graves heridas en la cabeza y está en el hospital. Jezzabel, la otra hechicera, ha desaparecido.

Se vuelve hacia Biza.

- Lo que no sé es qué tiene que ver en todo esto un hombre con una quemadura en la cabeza. Nadie me ha explicado nada sobre ello. Tal vez Biza nos pueda poner más al día a ambos, puesto que supongo que Ilsa le habrá dicho algo más.

-Llevas razón Ilsa.- comentó con desgana -Me temo que estoy agotada. Ni siquiera tengo apetito.- miró la comida que Irina había servido y aunque parecía apetitosa no quiso probar bocado.

-Voy a retirarme a mi casa a descansar algunas horas.- dijo secamente levantandose de inmediato. Biza parecía enojada o al menos incomoda por alguna razón.

Al levantarse de la mesa Biza dirige una mirada de reproche a Ilsa por haber comentado el tema de la quemadura. Algo que le confesó en la más estricta confidencialidad y que ahora veía como lo revelaba abiertamente dejandola en evidencia. Hubo algo de decepción y en cierta forma se sintió defraudada por Ilsa.

Los pasos de Ilsa resuenan en el pasillo y no tarda en entrar de nuevo en la salita, diciendo.

 - Y bien Eric, ¿vamos? ¿Y vos Biza, preferís descansar aquí?

En ese momento, Biza se levanta anunciando que irá a descansar a su casa mientras dirige una significativa mirada cargada de reproche a Ilsa.

Eric mira sorprendido a Biza cuanto esta se levanta, diciendo.

 - Biza, ¿te encuentras mal? ¿Quieres que te acompañe a casa? Estoy seguro de que a Ilsa no le importará ir sola al gremio de físicos - añade mirando a la alada hechicera con gesto de incomprensión.

Diana, interrumpida la conversación por el regreso de su anfitriona, mira a los presentes con gesto de sorpresa.

Ilsa observa la reacción de ambos con mirada analítica y ligera reprobación, pero la equina (con perdón) presencia de Diana la distrae de Eric y Biza.

-Claro Eric, acompañadla. Enviaré a buscaros cuando Rowan salga del Consejo. Respecto a vos, dama Diana... Os aseguro que regresaré cuanto antes. Quedáis a los cuidados de Irina. No los hay mejores, creedme.

Y sin más sale de la casa hacia la sede del gremio de los físicos. Depende de la distancia va en carruaje, andando, o volando, aunque esta es siempre la última opción.

Biza y Eric se retiran hablando y la anfitriona de la casa sale a toda prisa un momento después, dejándote a solas con la sirvienta.

- Bueno, parece que nos hemos quedado solas. Aunque espero que Rowan y Stepjan no tarden en llegar. - Te mira intentando obligarse a sonreir, aunque no consigue hacerlo de forma muy convincente. - En fin, hemos empezado con mal pie... o casco... o - titubea mientras mira tus extremidades - pero, dime querida, ¿cómo es ser un centauro? Creía que erais best... seres míticos y me ha sorprendido encontrarme con una de verdad.

Su torpe intento de conversación parece una descarada forma de dejar pasar el tiempo.

Sales rápidamente de tu casa y caminas para llegar al Gremio de Físicos, pues no se encuentra demasiado lejos de tu casa. Junto al inmenso edificio del gremio se alza otra construcción no menos impresionante, el Hospital. El hospital es utilizado por los médicos para enseñar a los jóvenes aprendices y en él se trata a gran número de enfermos de Uldnacht y alrededores. Por supuesto, si el paciente tiene dinero o su Gremio se hace cargo de su tratamiento, recibirá la atención de los miembros de más alto rango del Gremio, si no es así... Bueno, se puede considerar afortunado si le permiten el acceso al edificio.

Eric sale de la mansión Svetlan acompañando a Biza. Al pincipio camina en silencio junto a ella, pero luego no puede evitar preguntar...

- Biza, ¿estás bien? Últimamente te noto un poco rara. ¿Es por Kiba? Estáis discutiendo muy a menudo, pero ya no sois unas niñas que no puedan resolver sus diferencias hablando.

Mientras te mira, se fija en tu expresión de sorpresa ante sus palabras.

- ¿No es eso? - pregunta. - Entonces... ¿Qué ocurre? Es un momento importante para Uldnacht... para toda la nación y tengo la impresión de que tenemos un papel crítico que hacer en todo esto, así que si tienes algún problema será mejor arreglarlo para que puedas centrarte en las cosas que importan.

Sus palabras suenan sinceras y parece dispuesto a ayudarte con cualquier problema que le puedas contar.

-No es Kiba.- le respondió algo nerviosa y es que parecía que todo el embrollo parecía sacar de quicio a Biza. - Quizás no esté preparada para todo esto.- mostró una rendija de sinceridad con la idea de aclarar que su hermana no tenía nada que ver en su estado de ánimo o por lo menos que no lo reconocería al propio marido de ésta. - No entiendo porque tenemos nosostros un papel decisivo en el destino de la nación.-

-Despues de todo ¿Que hemos averiguado?. Rhenar fue atacado anoche y no sabemos por quien y si realmente tiene que ver en el asunto. Además están esa centauro y su desaparecido compañero en la frontera. Sus testimonios solo confirman lo que sospechabamos pero no ofrecen una solución.-

-Estoy cansada de Rhenar, de Gorgonae, de los Tuil...Puede que simplemente necesite descansar un poco.- dijo finalmente

La centaura sonrie enigmaticamente al oir las preguntas de Irina sobre su forma equina.

-En realidad, nunca hemos sido bestias mitologicas. O al menos, lo de mitologicas. Hemos vivido durante miles de años escondidas, hasta...-Diana se acerca a Irina, como si fuera a contarle algo secreto.

-Que conquistemos el mundo.-susurra. Dicho esto, se levanta y empieza a realizar el conjuro. Como habia supuesto, falla y sonrie maliciosamente.

-Tras este ritual, todos los centauros vendran aqui, y lucharan hasta que la rebelion de los centauros haya acabado.

Diana ha estado moviendose hasta la puerta mientras hablaba, por lo que no tenia escapatoria la sierva a no ser que pasara por alli.

-¿Sabes porque te cuento esto?.-vuelve a sonreir enigmaticamente.-Porque me gusta ver con miedo a mis proximas victimas.-enseña los dientes, en un intento de intimidarla.-Y no se si lo sabras, pero... los centauros son carnivoros.-ahora rie de forma cruel, intentando incrementar el miedo de la criada.

Mi objetivo es saber si Balder está allí. De lo contrario, me propongo localizar algún individuo al que pueda manipular para que me proporcione información. Ilsa lógicamente no puede esconder lo que es, así que tendremos que recurrir a nuestra capacidad de engatusamiento!

Recordando las palabras de Eric cuando le habló a Biza sobre Balder, te diriges al hospital. Los guardias mercenarios de la puerta apenas se molestan en mirarte y siguen charlando entre ellos cuando pasas a su lado.

Cuando entras en el hospital, un aprendiz del gremio de los médicos te pregunta qué deseas y te indica la localización de la habitación de Rhenar, pues supones que Balder debería estar por allí cerca.

Sigues las indicaciones y no te cuesta encontrar el lugar, pues es la única sala en el pasillo vigilada por un guardia en la puerta. Pocos metros más allá, ves a un hombre uniformado hablando con una menuda doctora. No puedes evitar escuchar parte de la conversación.

- ...pero, ¿es necesario que haya un guardia dentro de la habitación?

- Sí, doctora Margaret. Lamento las molestias que pueda causarle, pero la protección del hechicero es ahora mismo tan prioritaria como sus cuidados médicos.

Ilsa se detiene de inmediato y se acerca a la pareja después de un ligero carraspeo:

-Disculpen, no he podido evitar escucharles. Soy Ilsa Svletana, representante del Gremio de Hechiceros. -agita ligeramente sus alas, como para confirmar con las evidencias esa información.- Rhenar y yo somos íntimos amigos, y he venido para preguntar por su estado. Sois vos la doctora que lo cuida, Margaret, ¿no es cierto?, -dice dirigiéndose a la mujer compungida- dígame, por favor, ¿cómo se encuentra?, ¿vivirá? -sus ojos muestran una preocupación más sincera de lo que quisiera reconocer-  ¿Y vos, señor? Os encargáis de la seguridad de mi compañero? Creo que no nos conocemos -comenta tendiéndole la mano lángidamente al soldado. -No saben cuánto agradecemos su dedicación...