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Rifts 20: Rifts Warriors Legacy.

Viaje a Tolkeen (4 de 4).

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04/02/2017, 01:21
RIFTS.

VIAJE A TOLKEEN (4 DE 4):

Notas de juego

- Escena narrativa tipo Viñeta.

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06/02/2017, 12:36
CRONÓGRAFO.

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

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06/02/2017, 12:37
RIFTS.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

- Estáis entrando en un cañón de piedra gris de aspecto alienígena, aunque sin duda de origen terrestre.

- Todo está mortalmente silencioso, exceptuando el viento, que arrastra muros de arenisca que oscurecen la visión incluso para los sensores más sofisticados.

- El Battlebringer ha experimentado alguna dificultad técnica que perjudica a su rendimiento. Tal vez piedrecitas incrustradas a docenas en la transmisión o en partes del motor.

- Todos vuestros vehículos levantan una tremenda columna de polvo al avanzar.

- Alexa siente una punzada en el pecho. Emil siente un fuerte dolor de cabeza.

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15/02/2017, 21:53
Halberd Hammerstaff.

COMBATE CONTRA UN ESCUADRÓN DE BÚSQUEDA Y DESTRUCCIÓN COALICIONISTA:

ASALTO 1:

Halberd hubiese querido seguir la orden inicial de Daeron, pero vió como el capó del coche funerario echaba humo delante suyo y Equilibrium tuvo que detenerlo. También vió a Alexa y a Vicky caer de sus caballos. Sería un suicidio dar la espalda a sus enemigos en este momento. Tendrían que aguantar allí mismo y darse apoyo unos a otros. Sabía que la mitad de los Rifts morirían allí mismo pero la huída le parecía imposible. 

Después de haberse declarado pacifista tantas veces, después de haber pasado miedo al ver morir a otros Rifts Warriors como recientemente a Jack Mournfolk, se descubrió pensando que, como en las leyendas que le contaban sus abuelos, la muerte nunca es mala para un enano si muere luchando junto a otro enano. No sólo Raxus estaba a su lado sino que en ese momento todos los Rifts eran como hermanos.

Era el momento de luchar y probablemente de morir. Halberd se sorprendió al darse cuenta de que estaba cantando:

 "Por el navío costero,
sube con corazón de acero,
fría la espuma del mar,
y tu muerte va a llegar,
las doncellas conocen tu valía,
todos morimos un día"

 

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16/02/2017, 19:13
Raxus.

COMBATE CONTRA UN ESCUADRÓN DE BÚSQUEDA Y DESTRUCCIÓN COALICIONISTA:

ASALTO 1:



Cuando la voz de alarma inunda la radio, el sonido arranca a Raxus de el apacible sopor en el que estaba. Un golpetazo que hace vibrar la carrocería lo acaba de despejar mientras echa mano al Eyector de Plasma que reposaba descuidadamente a su lado.

Después de unos cuantos juramentos, el formidable Enano consigue hurtar medio cuerpo por el agujero que tiene el hovercoche fúnebre y tras dedicar unos instantes a observar lo que le rodea y la dirección del fuego de sus compañeros, decide hacer blanco sobre una Abolisher cercano.

No tiene mucho tiempo para apuntar, y un bandazo del "Equilibrium" manda el haz de plasma bien lejos de su blanco original. Raxus masculla entre dientes, mientras observa de nuevo la dirección de los disparos de los Rifts Warriors, intentando buscar un blanco común.

- ¡Disparemos todos al mismo! - Expresa por radio en un exabrupto, con poco tiempo aún para pensar nada mejor.

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18/02/2017, 12:33
[RIP] Quick Silver.

No lo vió venir, esa es la verdad, ¿dolió? Tampoco.

A veces sólo duele el hecho de darse cuenta de que ha llegado el final. Como cuando regresando a casa recuerdas uña conversación del bar y un chiste que hubiera ido perfecto para aquel momento, pero ya es tarde, la conversación ha pasado y del chiste sólo te ríes tú, por el camino que te devuelve a casa.

Ser consumido en un gran bola de fuego no retiene nada, ni pasa tu vida en diapositivas, eso es una gilipollez.

Despierta Kevin. Una voz femenina le sacó de ese momento. Espabila que tienes que ir al colegio. Sin duda era su madre.

No me encuentro bien, no quiero ir. Dijo con a voz de trapo de un niño de siete años. A Quick Silver le ha pasado algo, algo malo.

Ais que niño, siempre con tus fantasías de aventuras, de héroes del futuro. Anda, quédate 10 minutos y ahora vengo.Voy a despertar a tu hermana.

Se giró, y pudo ver su habitación, los juguetes, aún por el suelo, mostraban la emboscada que la coalición había preparado a los Rifts en aquella travesía, la columna de vehículos en hilera, y todas aquellas máquinas de guerra acosándoles desde unos montes hechos con cómics.

El ataque al hovertaller había sido definitivo. Sin duda Quick no pudo esquivar eso, ni con sus reflejos mejorados.

Se dió la vuelta y regresó al sueño, o a la realidad desde el punto de vista de un Quick Flex, que deslumbrado por un fogonazo sonrió en el último instante.

Polvo en el viento, todos somos polvo en el viento. No te aferres, nada dura para siempre salvo la tierra y el cielo.

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02/03/2017, 22:48
Halberd Hammerstaff.

HALBERD HAMMERSTAFF

Viaje a Tolkeen (4 de 4) Conclusión.

La conducción por el pedregoso terreno del desfiladero reclamaba toda su atención sustrayéndole de los pensamientos sobre la amenaza coalicionista. Casi al anochecer, la luz del ocaso arrancó un destello en sus perseguidores que le deslumbró por un momento a través del retrovisor. - ¿Qué curioso?- murmuró Halberd reduciendo la velocidad y centrándose en el retrovisor. Un segundo destello despejó cualquier duda. -Oooh, No, no, no... Para cuando cogió la radio, varios de los Rifts se habian dado cuenta y se avisaban unos a otros.

-¡Emboscada!

La mononía del viaje dió paso al bullicio de los avisos y un instante después estos se vieron ahogados por la tremebunda explosión de los primeros misiles de plasma disparados por los enforcer.

Daeron ordenó a Halberd orillarse hacia la derecha, pero cuando iniciaba la maniobra, el capó del destartalado coche fúnebre que avanzaba delante suya comenzó a echar humo como si de una vieja cafetera se tratara dando al traste con cualquier opción de estrategia. Equilibrium lo detuvo como pudo uno metros más adelante y Halberd posicionó el mercedes justo al lado para formar una precaria barricada.

Halberd no tenía armas capaces de dañar a las fuerzas de la coalición, pero podía proteger a Raxus y Equilibrium para que estos hiciesen gala de toda su potencia de fuego sin preocuparse por el fuego enemigo. Para cuando bajó del mercedes, las SAMAS zumbaban en torno a ellos y los vehículos de los Rifts estallaban uno tras otro como palomitas de maíz, haciendo llover sobre ellos tierra, escombros y diminutos fragmentos de carrocería de los vehículos destruidos que repiqueteaban contra su armadura Crusader.

El primer campo de energía que levantó sobre el coche fúnebre colapsó casi al instante bajo el fuego de múltiples ráfagas de Rail Gun. Apenas lo restableció, se centró en la fuente de los misiles. Quizá si levantaba un campo de energía en la trayectoria de los misiles, los haría estallar antes de que los alcanzasen. Pero tenía que hacerlo en el momento preciso ya que si lo levantaba antes de tiempo, los misiles inteligentes lo eludirían.

Entrecerró los ojos y se concentró en el enforcer que tenía delante y que presumiblemente convertiría a Halberd y sus acompañantes en su próximo objetivo. Cargó al límite las espiras condensadoras de su armadura preparado para "disparar" su campo como en un duelo del viejo oeste. Abstraído de la batalla que sucedía a su alrededor, para él solo existía el enforcer con sus múltiples sensores, aperturas de tubos de misiles y demás dispositivos, pues tenía que anticiparse a la secuencia de movimientos que precedía al disparo de los misiles.

Y entonces el enforcer se desconectó. Sin más.

Halberd abrió los ojos como platos y vió como las SAMAS se replegaban tras los enforcer alejándose a toda velocidad.

Fue consciente entonces del fuerte viento y los torbelllinos de polvo que se empezaban a levantar, olió en el aire el ozono que comenzaba a generarse en grandes cantidades y notó como se le erizaba el vello debido a la electricidad estática antes de escuchar desgarrarse atronadoramente el tejido dimensional detrás suya.

Vio a Muxu junto a él, agachada tras la cobertura, con sudor corriendo por su frente y una momentanea sonrisa de alivio y satisfacción iluminada por el fantasmagórico fulgor blanquiazulado procedente de la grieta. No necesitó girarse a ver la grieta para saber que Muxu lo había hecho. Muxu les había salvado.

Sin perder tiempo saltó sobre el capó del mercedes y ocupó su lugar de conductor. Era un vehículo de alta gama y aunque era inviable que la electrónica pudiera funcionar junto a la grieta, estaba preparado para ese tipo de situaciones de modo que el motor arrancó sin problemas controlado por los sistemas auxiliares al tiempo que Raxus entraba empujando con él a Muxu.

En algún momento Halberd había esperado escuchar el motor revolucionarse ruidosamente y sentir fuertemente las vibraciones y la irregularidad del terreno al acelerar, pero no fue así como ocurrió. No sólo el confort de alto nivel estaba en el ADN del diseño sino que además estaba modificado mediante una tecnomagia cuyo poder se amplificaba junto a la Ley Line. Las ventanas estaban insonorizadas por lo que, tan pronto Raxus cerró la puerta, el estruendo de la batalla se amortiguó hasta parecer un murmullo. El hechizo de limpieza se activó ante el sudor, la tierra y la sangre de los arañazos que traían, eliminando la suciedad y conjurando un olor a tapicería recién salida de fábrica combinada con fragancia de ambientador. El sistema de amortiguación último modelo mitigó en gran medida las irregularidades del terreno.

Mientras Halberd exprimía a todo correr sus conocimientos de matemáticas e ingenería concentrado en calcular como llegar a la grieta sin arrollar a los demás Rifts que corrían hacia ella, inexplicablemente se activó el equipo de música para hacer sonar una melodía ambiente confortable, siendo la elegida "Such a perfect day", del histórico Lou Red.

-No fastidies. Protestó al oir los primeros acordes de la canción mientras, por otro lado, veía la dificultad de seguir la única trayectoria "permitida". El equipo de música pareció aceptar la crítica y comenzó a sonar "Raiders of the Storm" de los míticos The Doors. Halberd levantó una ceja, sin duda, era un tema más apropiado.

Levantó el pie del embrague y pisó a fondo el acelerador saliendo disparado hacia una plancha metálica arrancada del hovertaller que usó a modo de trampolín haciendo saltar el vehículo por encima de los otros Rifts, describiendo una parábola hacia el centro de la grieta.

El hechizo de limpieza, potenciado por la presencia de la grieta, devolvía en ese momento el lustre a la carrocería dándole un brillo como nunca antes había tenido. El cromado de los embellecedores plateados relucía nítido como un espejo. El intenso rojo de la carrocería adquirió una tonalidad metálica anaranjada que, iluminada por el azul relampagueante de la grieta, lo hizo refulgir como una llamarada mientras el mercedes se precipitaba a su interior.  

 

En la oscuridad de la grieta, mientras se tranquilizaba y deceleraba su pulso, sintió la necesidad de disculparse.
-Lo siento, esta temeridad al volante no es algo propio de mí.

Notas de juego

Sacando un 20 en el dado para conducir y entrar a la grieta, quería narrar algo con un toque de espectacularidad.

 

Perfect Day

Riders On The Storm

 

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06/03/2017, 10:30
James T. Shidi.

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE.

Él también estaba cansado pero eso no quitara que casi se llevara las manos a la cabeza, soltando el volante del hoverfurgón, cuando dos vehículos del convoy, conducido por sus compañeros, casi se le echan encima.

- Agárrate.- Le dijo a Daeron para que el mago estuviera prevenido pues seguidamente pisó el acelerador y con gran maestría se colocó en posición de cabeza.

- Conducen de puta pena.-Resopló ya más tranquilo mientras hacía un rápido barrido de sensores. Su cuerpo obvió entonces todo el cansancio de horas conduciendo para dejar paso a la adrenalina que lo activaba. Seis objetivos había detectado. SAMAS. Y, además, otras cuatro máquinas de guerra coalicionistas por detrás. Estaban jodidos. Iba a avisar a Daeron cuando vio reflejado en su rostro que él también había detectado la emboscada. Dejó que su copiloto avisara por radio a los demás mientras él se centraba en la conducción del hoverfurgón que bajo su experimentado mando iba como la seda.

Como buen ex-soldado viró bruscamente cuando Daeron dio la orden de separarse para echarse a un lado del cañón y así poder evitar ser un blanco tan fácil. Pero las cosas no salían como querían. A pesar de haber compartido más tiempo juntos los Rift Warriors aún estaban muy lejos de volver a ser la máquina perfectamente engrasada que habían sido antaño.

Dentro del desastre encontró algo de sosiego al notar el contacto protector de la magia de Daeron. No podía poenrse en medio de la batalla a colocarse su armadura como le hubiera gustado así que cualquier ayuda era bienvenida. Se lo agradeció de forma escueta, sólo con la mirada, mientras maniobró de nuevo de forma magistral para reunirse con sus compañeros que tenían problemas.

Evaluado la situación Shidi no creía que tuvieran muchas oportunidades. Sin embargo, ir acompañados de múltiples usuarios de la magia dejaba abiertas posibilidades que se le escapaban al ex-coalicionista. Por eso se limitó a pilotar el hoverfurgón para que Daeron pudiera emplearse a fondo. Al parecer Muxu podía sacarlos de allí así que Shidi condujo lo mejor que pudo y, cuando comprobó que con sus armas poco podría hacer, no dudó en lanzar el hoverfurgón a toda velocidad por la grieta abierta en la Ley Line . No había tiempo que perder, ya habían caído demasiados. Otra vez. Sobrevivir a la batalla, aunque estuviera perdida, significaba poder seguir dando la guerra.

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07/03/2017, 18:46
Thomas Covenant.

Había delegado sus funciones de explorador del grupo y se había adentrado en el Battlebringer para descansar. Cuando entraron en el cañón sus ojos estaban cerrados y su mente divagaba por otros mundos, los mundos que para él eran ciertos y reales, no como el lugar en el que su maltrecho cuerpo se encontraba. No supo que habían entrado a un cañón, tampoco se preocupó por ello, no hubiera cambiado nada que estuviera despierto, eso se diría después de la emboscada.

El ruido del combate comenzó y los gritos de sus compañeros le despertaron, no tardó mucho en percatarse de la situación y de lo que ocurría. Les estaban atacando a traición y no estaban en condiciones de defenderse. Como pudo, el Ley Line Walker caminó hacia una de las ventanillas del vehículo en el que se encontraba y desenfundó su arma, para apuntar a los enemigos. Sintió la garganta seca y su lengua pesada cuando la chasqueó por el fastidio. No llegaba, su arma no llegaría jamás a impactar a sus enemigos desde aquella distancia y acercarse más era casi un suicidio, no podía pedir a sus compañeros que le dejaran acercarse. Sabía que Alexa estaba en la parte trasera del convoy y gracias a ella estaba vivo.

Los disparos se sucedían y él era inútil en aquello, no podía hacer nada para interferir directamente en el combate sin realizar una locura. Usando sus conocimientos arcanos se imbuyó de un escudo protector para aumentar sus posibilidades de sobrevivir. Las explosiones se sucedieron a su espalda y pudo identificar como varios de los Rifts Warriors caían. Les estaban cazando y no tenían el equipo necesario como para repeler el ataque. Aquello estaba siendo una locura. La locura le había estado acompañando mucho tiempo, Thomas Covenant el Incrédulo, el Sin Cara, el Loco. Todos esos habían sido sus apodos aunque el último lo habían susurrado a escondidas, era consciente de su imagen, de lo que la gente pensaba de él e incluso había llegado a pensar que quizás estuvieran en lo cierto, que él estaba loco pues únicamente un loco haría lo que él iba a hacer.

Notaba el poder de las Grietas y la Ley Line explotaba dentro de él, Muxu había creado una Grieta, pero era una grieta controlada, lo que hubiera sido útil y lógico si ellos tuvieran controlada la situación. Pero ese no era el caso, necesitaban descontrol y él iba a provocarlo. Thomas se bajó del vehículo en el que estaba, desafiando toda lógica posible, y apoyó la palma de su mano en el suelo. Drenó sus energías mágicas para turbar la Grieta. Sentía en el interior de su cuerpo fluir el poder y el cansancio que esto le aparejaba. Pero funcionó aquella locura que nadie más pensó, funcionó, los aparatos electrónicos se colapsaron. Ahora tenían una ligera oportunidad de escapar. Se puso en pie con dificultad y dejó que la Ley Line lo transportara al interior de la Grieta, sintiéndose parte de ella. Su plan había funcionado aquella locura había resultado ser útil aunque estaba seguro de que nunca le llamarían Thomas Covenant el Útil.

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08/03/2017, 12:22
Emil el Corsario.

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

PRIMERAS HORAS DE LA TARDE. CONCLUSIÓN.


Las nubes de polvo les traicionaron. Eso, y la maldita presencia de las tropas derivadas de una guerra que no tenía nada que ver con ellos. Aún así, Emil siempre pensaría, tras ese día, que hubo mala suerte. ¿No hubiera podido ser al revés? ¿no hubieran podido ser ellos quienes localizaran a los colicionistas en vez de al revés? Tenían exploradores, estaban haciéndolo bien.

Los dioses, el hado, o la mala fortuna. Y quizás, también, había tomado alguna decisión estratégicamente errónea.

Las nubes de polvo. Ese maldito cañón estrechándose, con esas formas entre terrestres y alienígenas, como el mismo Emil, estrechándose como una invitación a la muerte. Y su sexto sentido, gritando, avisando del peligro.

Luego, claro, todo empezó de forma anárquica, caótica, imprevisible. Mientras todo estallaba a su alrededor, Emil trató, con todas sus fuerzas, de observar lo que ocurría, como reaccionaba su gente, y como reaccionaban sus enemigos. Si la emboscada hubiera sido al revés, quizás, hubieran ganado. Pero a pesar que su aviso había evitado que la emboscada fuera un éxito, a pesar que se habían evitado un primer ataque demoledor, la posición en la que se encontraban les perjudicaba, y no poco.

Cerró los ojos un instante cuando vio como aquellas terribles andanadas de misiles impactaban contra su Titán. Había tratado de dirigir, había tratado que Noa reaccionara. Supo que era el fin de su compañía. Probablemente de su vida. Había que joderse. Ni siquiera tenía público cerca para poder reírse mirando a la muerte. Había creído, hacia unos instantes, ver como el vehículo de Quick estallaba en pedazos.

El Titán estalló, delante de él, y sólo a duras penas pudo evitar la muerte y la de su fiel mascota a la que protegió con su cuerpo, ahora ya malherido. Notó las corrientes de ira ascender desde Glo-Glu, y también él sintió esa punzante rabia mezclada con pena. Noa, pobre Noa, siempre tan atormentada. Había querido que...

Negó con la cabeza, aún estaban en peligro. Si hubieran estado en otro lugar, y sólos, todos serían masacrados, y los inocentes que estuvieran cerca. Estaban haciendo lo correcto. Lloraría a Noa en otro lugar.

Miró detrás suya, un instante, y sintió como el corazón se le comprimía en el pecho. Quick Silver había sido un fiel amigo desde que le había pillado intentado seguirle cuando Vicky...

- Concéntrate pedazo de cabrón- musitó con rabia escupiendo sangre mientras usaba sus poderes para volver a invocar campos de fuerza de protección y, al ver como sus compañeros creaban la grieta, ordenaba a todos meterse en ella. Era una locura, pero la locura era marca de la casa, y eran Rift Warriors. Y quedarse era la muerte segura.

Ni siquiera notó como el parche del ojo se había quemado con el fuego, dejando ver sus dos ojos, perfectamente sanos, y que relucían con un profundo color rojo.

- ¡Tenemos que escapar!.

Se quedó el tiempo que pudo. Pero no podía salvar a sus compañeros muertos. Tampoco a Jack, cuya muerte vio casi cuando ya desaparecía por el portal. Tres muertos. Y eran culpa suya.

Alguien iba a pagar por esto. No sabía cuando. Pero alguien iba a pagar.

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08/03/2017, 17:50
Daeron Drognan.

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

ÚLTIMAS HORAS DE LA TARDE. CONCLUSIÓN.

Daeron se sacudió hacia los lados, fruto de los diversos desniveles y accidentes del terreno que el furgón recorría. A pesar de eso no se despertó. Sentado, con los brazos cruzados y la cabeza gacha con la barbilla en el pecho, los bruscos movimientos del vehículo no parecían ser capaces de sacarle de su aparente sueño. Repentinamente abrió los ojos y levantó la cabeza, sobresaltado y sobresaltando a Shidi, junto a él. Si el excoalicionista iba a comentar alguna palabra jocosa sobre bellas durmientes, el magus le cortó en seco.

- He notado una perturbación en la línea de energía sobre la que estamos. Como si hubiera algo distinto al convoy y que en las cercanías se acaba de incorporar a ella - dijo súbitamente antes de girarse y mirar a su compañero fijamente -. Están aquí.

De inmediato miró por el retrovisor, aguzando la vista y creyó ver una polvareda lejana, externa al grupo de vehículos Rift. Bajó la ventanilla y sacó medio cuerpo fuera, oteando con mayor atención el fondo de la retaguardia y percibiendo con claridad los vehículos enemigos. Unidades de combate de la coalición.

Están lejos, pensó por un momento antes de darse cuenta con estupor que ellos también lo estaban de los vehículos del convoy más atrasados ¿Cómo demonios nos hemos podido separarse tanto? Inconcebible, se dijo el magus, que entendió que se había cometido otro error garrafal en el grupo, uno más de entre muchos, al no haber tenido en cuenta con el nuevo grupo algo a lo que estaba acostumbrado a que se diera permanentemente en el antiguo: la coherencia de distancias y orden de los vehículos en los viajes. En suma, error suyo.

- ¡Atención Rift Warriors!  ¡Máquinas de la coalición por detrás! - exclamó por radio Daeron al resto del convoy. Calló durante unos instantes, esperando que alguien diese una serie de instrucciones pertinentes de cómo actuar. Al no ocurrir, el magus pensó que tal vez le esperaban a él: después de todo el era el oficial táctico. Con rapidez improvisó.

- ¡Nos separamos en dos grupos! ¡Llevad los vehículos a cada lado del cañón, y allí nos detenemos a hacerles frente! ¡Shidi, Emil, Equilibrium y Alexa : IZQUIERDA! - bramó -. ¡Halberd, Briaeros, Tanreack y Vicky: DERECHA! - terminó diciendo -. ¡Alinead los vehículos y cubríos tras ellos!

Dadas las indicaciones para que el grupo realizase una formación defensiva con los vehículos y planten cara al enemigo, ya fuera por problemas mecánicos o pura indisciplina, casi nadie cumplió para desesperación del arcano. Y con temor comenzó a ver como todo se podía desmoronar. De nuevo.

¡Da media vuelta, Shidi! - apremió a su amigo para que retornase con el resto, sin echarle en cara el error de no haber conducido al mismo ritmo que los demás, sin refrenarse un poco para esperar a los más lentos. Sabía que el excomando no tenía la culpa: ellos eran la vanguardia y era normal que estuvieran algo adelantados ante posibles peligros frontales. El error era suyo, solo suyo.

¡Por los Tres! ¡Casi un kilómetro de diferencia con los últimos!. Esto no debería haber ocurrido, se lamentó para sí. Se había relajado demasiado al no estar pendiente de que todos mantendrían una formación adecuada.

Conjuró hechizos defensivos para Shidi y él mismo durante el largo trayecto de regreso, mientras observaba al fondo como vehículos y Rifts warriors saltaban por los aires, despedazados por los misiles enemigos. La historia de Angstville se volvía a repetir, solo que entonces eran un grupo ordenado y cohesionado, y ahora...

Entoces Muxu dijo algo desesperado: crear una grieta para huir.

Una grieta inestable puede resultar mortal. Sencillamente demencial... aunque tal vez menos letal que quedarse, caviló reconociendo el hecho de que, después de un rato de bombardeo enemigo a penas la gente había logrado siquiera ponerse a cubierto o levantar defensas o barreras mágicas.

Sin pensárselo, la gente comenzó a entrar por la caótica e inestable grieta creada por la maga que solo los Tres sabrían a donde los conduciría... si no los mataba antes el proceso, desintegrándolos. Cuando llega el furgón los Rifts ya se batían en retirada a través del portal... y a ellos les toca hacer lo propio. Con un fuerte volantazo, Shidi realizó un brusco giro y dirigió el hoverfurgón hacia la grieta.

- Shidi, agárrate fuerte... y reza lo que sepas - dijo con tensión contenida instantes antes de introducirse en aquel portal

Conforme se adentraron, la energía disforme de la grieta comenzó a lanzar descargas sobre el furgón. Este se puso a temblar bruscamente y pronto comenzó a despedazarse, pieza a pieza, amenazando con hacer lo mismo a sus ocupantes. Mientras eran lanzados a una velocidad vertiginosa por un tunel de energía pura, el magus solo pudo esperar que los conjuros defensivos lanzados previamente aguantaran lo suficiente hasta que llegasen al otro lado... o de lo contrario terminarían desintegrándose junto al vehículo.

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08/03/2017, 18:47
Briaeros Hekatonkiros.

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

ÚLTIMAS HORAS DE LA TARDE. CONCLUSIÓN.

Briaeros conducía con calma, aún a pesar de la avería que parecía empezar a afectar al Battlebringer, sin duda fruto de una de las veces en las que los guías habían decidido meterles por terreno inadecuado. Sin embargo, aquella máquina aún tiraba razonablemente, y aquello tendría que valer por el momento. Y así habría sido, si no fuera porque la Coalición hizo acto de presencia. Llegaron las señales de alarma de varios miembros del grupo, aunque él mismo los vio con sus propios "ojos". Había que correr. 

Sin embargo, pronto empezó el caos de órdenes. Después había que pararse y luchar, y Briaeros hizo lo propio, aunque el brusco viraje para evitar el vehículo averiado hizo que no parara donde debía. Bajándose, echó mano de su rail gun y acertó a una de las SAMAS a una distancia ciertamente impresionante. Paro nada más ocurrir eso, había que correr hacia Muxu. 

El borg masculló algo por lo bajo, probablemente una pequeña maldición o retahíla de insultos en alemán ante aquel continuo cambiar de acciones que no les permitía funcionar como grupo, pero él sabía que, en soledad, sería abatido por los coalicionistas, así que debía obedecer. Los disparos y la muerte volaron, quedando el Battlebringer severamente dañado, mientras la grieta que conjuró Muxu se abría ante ellos, ofreciendo, quizás, salvación. Al borg no le hacía ninguna gracia meterse en aquel lugar, y desde luego el camión no estaba para muchos trotes. 

Pero Briaeros no estaba dispuesto a tirar la toalla, y la máquina que conducía tampoco. Apretó el pedal del acelerador a fondo mientras maniobraba con maestría, casi como un maníaco, logrando que la enorme mole del Battlebringer atravesara la grieta. 

"Ahora reza porque no nos destruya a todos esta magia... Y por que tus compañeros sepan lo que hacen..."

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08/03/2017, 19:03
Equilibrium.

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

ÚLTIMAS HORAS DE LA TARDE. CONCLUSIÓN.

El polvo del camino deseaba entrar en el hovercoche pero no se lo permitiré. Cambio los controles de la ventilación, cerrando la entrada desde el exterior, por lo que solo se agrupa en las ventanas, reclamando que no le dejo entrar y ensuciarnos de pies a cabeza. Sé que no es la manera más educada de tratar al polvo del camino y que merece más respeto. ¡Por Dios! ¡Es una celebridad pues cientos de canciones lo mencionan! Pero no puedo ser tan permisivo pues esta vez no tiene buenas intenciones hacia nuestra ropa.

Lamentablemente, con eso, comienza a hacer mucho calor. No sé si es el desierto, la falta de ventilación o directamente el potente sol que nos da de frente, el punto es que comienzo a sudar como nunca antes. Lo más triste no son las gotas que comienzan a caer por mi frente, sino el humo que empieza a salir del motor del hovercoche.

Los indicadores me dicen que debo detener el vehículo de inmediato si no quiero que se funda el motor, por lo que detengo la marcha y apago los sistemas. Miro alrededor y veo que estamos en medio de un cañón de gran tamaño. Miro las rocas y entiendo que no es un buen lugar para permanecer si alguien nos atacase.

De pronto, veo unas figuras que se mueven a la distancia y distingo de inmediato a las fuerzas de búsqueda y destrucción de la Coalición. Voy a dar aviso cuando escucho que el resto ya lo ha hecho: Todos saben que los enemigos están acá y es hora de luchar.

Comienzo a sacar mis pistolas mientras me preparo para lo que se viene. Me oculto en el vehículo y salgo lo más sigiloso que puedo para que no me detecten y me hagan objetivo. Sé que intentarán volar el vehículo y no planeo estar dentro cuando eso suceda. Raxus se pone a disparar con su eyector de plasma mientras que muchos de nuestros compañeros intentan responder al fuego.

De pronto, una salva de misiles impacta en el hovertaller de Jack y este vuela en pedazos, incendiando a Quick Silver en su interior, que se consume rápidamente, como si de pasto seco en una hoguera se tratase. Veo con mi vista aumentada como el D-Bee se calcina y luego desintegra a gran velocidad. Mis ojos abiertos quedan pasmados con una expresión de estúpido.

Pero es el momento de la ira y levanto ambas pistolas para dispararle al Samas cercano, dándole con uno de mis disparos de iones. No le hace mucho daño pero veo que su blindaje sufre daños que aportarán en destruirlo cuando llegue el momento. Halberd levanta un escudo mágico (o tecnomágico como le gusta a él denominarlo), lo que me brinda un poco más de seguridad pues no sé si sea capaz de sobrevivir a los brutales ataques de los enemigos.

Entonces ocurre lo peor: El mismo Samas al que disparo se mueve rápidamente y dispara contra el Titán, volándolo en pedazos con Noa dentro, quien muere instantáneamente. Emil sale despedido pero sobrevive. El grito ahogado de Noa resuena en mi cabeza y me atormenta pues era una joven sana y muy amable. No merecía eso.

Sigo disparando contra el Samas, dándole dos veces y causándole una buena cantidad de quemaduras pero estas máquinas están mucho mejor hechas de lo que pensaba y noto que le queda mucho más antes de destruirse.

Muchos impactos dan en el escudo que Halberd levantó y que rápidamente tiene que levantar otra vez. Iba a dispararle al Samas pero se aleja rápidamente, por lo que le disparo al Abolisher más cercano y veo que mis dos disparos le dan. Entonces, cae como desactivado. No sé qué le ha pasado, pero estoy seguro de que mis disparos tuvieron algo que ver.

Entonces escucho que nos gritan para que nos retiremos. Hay una grieta dimensional que algunos de nuestros compañeros abrieron y es el único camino que tenemos para no terminar de morir a manos de los Coalicionistas. Sin perder un segundo, comienzo a correr a toda la velocidad que puedo hacia la grieta. Raxus se ha subido a un vehículo, así que me despreocupo de eso y utilizo toda mi velocidad superhumana en llegar a la salida.

Una luz me ciega pero sigo corriendo. De pronto, siento que algo me levanta y arroja al interior de la grieta, donde siento que fuerzas que no entiendo me mueven bruscamente y me desarman, para luego armarme. No sé qué sucederá conmigo, esto es casi más arriesgado que quedarme ahí. Solo sé, que nada puedo hacer ahora y que mi destino ya no está en mis manos.

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12/03/2017, 02:44
Vicky Morrisona.

VIÑETA IV DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

ÚLTIMAS HORAS DE LA TARDE. CONCLUSIÓN.

No. Definitivamente ya no quería seguir acá. El viaje se estaba convirtiendo para mi en un infierno en la tierra y no tenía porque seguir aguantándolo. Los recuerdos me atormentaban y la melancolía apuñalaba con violencia, haciéndome entender que prefiero volver a casa y asentarme como quise un día en vez de huir como un forajido. Ya no era feliz y si no hubiese sido exiliada por el consejo de DarkGate ahora mismo daría la vuelta.

Iba sumida en mis pensamientos mientras cabalgaba en el caballo robot cuando sentí un ruido estruendoso, muy fuerte para ignorarlo. Miré hacia las afueras y percibí aquello de lo que estábamos huyendo. A pesar de sentir un miedo normal, estaba esperando esto, la oportunidad de enfrentarnos con las fuerzas de la Coalición y demostrarles que no eramos unas simples hormigas que pudieran pisotear. Lamentablemente, lo noté muy tarde y caí en medio de la emboscada, totalmente sorprendida.

Pasaron unos segundos y ya estábamos bajo fuego enemigo. Alargué mi brazo para tomar uno de mis rifles, el apropiado para esta ocasión, uno de manufactura de la Coalición. Me presté a apuntar desde mi posición sobre el caballo robot. No temblaba, estaba ansiosa de apretar el gatillo y que mis ojos se iluminaran con la destrucción de las fuerzas opresoras. Tomé aire y me apresté a disparar.

Lamentablemente, muchos disparos impactaron sobre mi caballo y sobre mí antes de que pudiera comenzar el fuego, desmontándome y devastando mi armadura. Mi caballo robot tenía tantos daños que ya no era buena idea montarlo nuevamente. Lo mejor era quedarme desde el suelo, aprovechando que me hacía un blanco más difícil pues, sin armadura, moriría en un tiro más. Desde esa posición, comencé a dispararle al Abolisher más cercano, pues parecía ser el robot más peligroso de las cercanías y era importante deshabilitarlo lo antes posible.

Mientras la adrenalina de la batalla me invadía, oí un grito y mi mirada no pudo evitar moverse del objetivo: Uno de los nuestros había caído. Quick. Eran los problemas que traían consigo las batallas, eran tan espectaculares como crueles. No tuve tiempo de lamentar nuestra pérdida, pues uno de los vehículos enemigos venía a mi posición y estaba tardando demasiado en derrotarlo.

No estaba contando la munición que usaba, pero intuía que no quedaría demasiado para los próximos minutos pues escupía energía a todo lo que puedo. Mientras usaba un cargador completo sentí otra explosión, no era un enemigo que había caído sino el vehículo en el cual se movía la pequeña Noa. Mi corazón empezó a palpitar mas lento mientras observaba como los componentes metálicos llovían por todos lados. De repente mis ganas de seguir disparando se anularon.

El Abolisher se acercaba cada vez mas y el rifle estaba dejando de responder. Activé el medallón mágico para protegerme pues, sin armadura, no duraré mucho. Recargué el rifle con uno de los últimos cargadores que me quedaban, sabiendo que no podré disparar mucho más. Además, el rifle ya no generaba el zumbido habitual y entonces supe que estaba frito. Entonces noté la tormenta y la grieta que habían abierto.

Lancé una maldición y dejé mi arma en el suelo. La voz de Emil se sentía a lo lejos mientras daba la orden de retirarse a la grieta. Me quedé dudando si sacar otro rifle y continuar los disparos o si huir por la grieta para salvarme junto con el resto. Los segundos pasaron mientras dudaba pero finalmente me puse de pie y corrí hacia la grieta, pero la distancia que me separaba de ella era muy grande y no lo lograría a pie, a pesar de que el medallón me seguía salvando de unos disparos que me llegaron por la espalda con gran violencia.

Rápidamente me giré hacia el caballo robot de Alexa para escapar de una derrota inminente. Estaba deshabilitado para no fundirse con las energías de la grieta, por lo cual lo reactivé y me subí en él con gran presura. Corrí con él a toda velocidad hacia la grieta por la que todos mis camaradas habían ya desaparecido. Esperaba sobrevivir para luchar otra vez aunque realmente apenas creyera que podríamos conseguir algo. Veníamos en el mejor estado que hemos tenido en mucho tiempo y no fuimos capaces de nada. Simplemente, no somos capaces de vencer y quizás jamás lo seamos.

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12/03/2017, 16:23
Xavier Callahan.

VIÑETA IV DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

ÚLTIMAS HORAS DE LA TARDE. CONCLUSIÓN.

Nada hacia presuponer que el Apocalipsis fuera a caer sobre sus cabezas. Ni siquiera el paisaje más propio de otro mundo que de este, ni el silencio sepulcral que casi ahogaba el de los motores de sus vehículos blindados. Xavier cabeceaba en el asiento delantero mientras Briareos, sumido en su habitual mutismo, conducía. 

Aquel sopor impidió que se percatara, siquiera de forma meridiana, de lo que fuera estaba gestándose, una emboscada en toda regla. Frenazos, juramentos, el sonido de algo volando devolvieron a Xavier al mundo de los mortales. Aunque quizá fuera por poco tiempo. Una rápida aunque tardía ojeada le permitió darse cuenta de lo que estaba por ocurrir y las cercanas explosiones buscando destruirlos despejó totalmente su mente. Corrió, saltando sobre el asiento, a la parte trasera de su blindado, buscando su exoarmadura. Un simple tecleo y se deslizó a su interior con rapidez. Las explosiones en el exterior seguían sucediéndose y el Battlebringer seguía moviéndose tras un inicial parón. Activando todos los mecanismos, Xavier se dispuso a salir al exterior aunque no estaba preparado para ver lo que vio.

Algunos de sus vehículos habían sido destruidos y un ominoso cráter hablaba de la mas que posible muerte de algunos de ellos. El aire entero parecía crepitar, el cielo había cambiado de color y sus enemigos tenían las de ganar. Pero por encima de todo aquel caos se impuso la vieja disciplina militar y consiguió disparar de forma efectiva contra el enemigo. Pero no parecía a que aquel fuera a ser su destino. Un campo de fuerza lo rodeaba y sentía que la alteración de las líneas comenzaba a afectar a su armadura. Seria una simple cuestión de tiempo que acabara frito en su interior. 

Fue entonces cuando por encima de todo el bullicio provocado por los disparos y explosiones y por la propia tierra lamentándose, cuando escuchó el grito de que se zambulleran e aquel agujero negro convocado o invocado por los magos. Tras ver cómo algunos de ellos se ponían a salvo y sabedor de que solo disponía de una ocasión, aceleró al máximo de su potencia para recorrer la distancia que supondría vivir un día más. 

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12/03/2017, 16:59
[RIP] Noa Luna.

Un instante.

Eso es lo que tarda en cambiarte la vida.

Ahora estas bien y un instante después ya no lo estás.

La exclamación de Emil a su lado, conduciendo el vehículo, fue el comienzo de ese instante. Una exclamación de alerta, de sorpresa, inesperada por completo, pero que hizo que Noa levantara la vista y la fijara en su compañero. No era propio de él aquella mirada concentrada y perdida. Realmente no venía a cuento, no tenía razón. ¿O sí? Algo se disparó en su interior, un engranaje que hacía tiempo que no se activaba. Al sentirlo sintió que la había echado de menos pero que se había olvidado que podía sentir eso, que la adrenalina aún circulaba por sus venas, que en su interior, alerta, aún existía algo.

Su mano se agarró fuertemente del asiento mientras su mirada se clavaba en el retrovisor esperando ver algo. Durante un instante no vio nada, y casi respiró aliviada de que así fuera. Pero un segundo después vio como el vehículo que les seguía hacia un movimiento extraño y después... después los gritos de sus amigos rompieron el silencio al estallar la radio con sus advertencias.

No estaban solos, la Coalición les pisaba los talones. No, los tenían justo detrás. ¿Como no se habían dado cuenta? Los gritos se sucedían sin parar, nublando el entendimiento de Noa. No estaba preparada para un combate, ni mental ni físicamente, no se había preparado pero... ¿Realmente podía defenderse de aquello? ¿Sería capaz realmente de volver a usar un arma contra alguien?

Se volvió a mirar a Emil, sus miradas se cruzaron un instante antes de que él diera un volantazo y fijara su mirada en el carril que seguían para no cometer ningún error. Noa hizo lo mismo, fijó su mirada sobre la arena, pero cerró los ojos fuertemente. Necesitaba saber, necesitaba una guia en aquel momento. Las palmas de sus manos cubrieron sus oidos, intentando buscar un poco de silencio.

Quizás no es la Coalición...quizás no va a pasar nada... quizás...

Un estruendo junto a ella, un volantazo de Emil, un frenazo desesperado. Y gritos y más gritos. Emil estaba a su lado y, un instante después, ya no lo estaba.

Un instante, un maldito instante de nuevo.

Lo buscó con la mirada y lo vio, delante del Titán, agachado y en guardia, preparado para la lucha. Pero ella estaría segura allí dentro. El Titán era un vehículo inmenso y poderoso. Estaba lejos de las balas que comenzaban a silbar a su alrededor.

Cerró sus ojos, se encomendó a su Dios, buscando su guia. No quería volver a matar, no quería hacerlo...

Una luz enormemente blanca iluminó su alrededor, la vio, la sintió, incluso con sus ojos cerrados. Abrió sus ojos lentamente, esperando verse deslumbrada por aquel resplandor, pero no sucedió nada parecido. Se fueron acostumbrando poco a poco a la luz y pudo ver sin ningún problema. Ya no estaba dentro del Titán.

A su lado, su Dios observaba lo que sucedía más abajo. Bajó su mirada y vio una escena suspendida en el tiempo. Distinguió al Titán, convertido en una bola de fuego. Emil empujado por la onda expansiva, estaba suspendido en el aire. Vio a otros de sus compañeros tomando posiciones, vio a los vehículos de la Coalición pisándole los talones al grupo y vomitando fuego por todas sus armas. Era una fotografía, un instante.

-Quería que lo vieras antes de irnos.

-No he sentido nada, ha sido todo muy rápido. Quería saber lo que...

-Lo sé, pero no ha habido lugar. No importa. Tenemos que irnos a no ser que quieras despedirte.

Noa asintió. Un instante después estaba junto a la figura estática de Emil saltando por los aires. Le dio un beso en la mejilla, y las gracias por haber contado con ella. Y, sobre todo, por haber confiado a pesar de todo.

Le siguieron el resto de sus compañeros, congelados en aquel instante qu ele había sido concedido.

Vicky, la gran Vicky. Su única amiga, la iba a echar mucho de menos. Le acarició su mejilla con dulzura, y la dejó atrás sintiendo que le debía algo que nunca podría pagarle.
Alexa...aún a pesar de todo.
Briaeros, Daeron, Halberd, Jack, James, Muxu, Quick, Thomas y los recién llegados Equilibrium, Xavier y... se detuvo un instante más junto a Raxus.

-Lo vais a conseguir, intentaré ayudar todo lo posible desde el otro lado si me lo permiten-le dijo al oído. Lo miró un instante y posó sus labios sobre los del enano, besándole un segundo-Mucha suerte, Raxus. Gracias, por todo.

Y un instante después, ya no estaba junto a él.

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12/03/2017, 19:37
Raxus.

VIÑETA IV DE IV, VIAJE A TOLKEEN "EN BUSCA DE UN NUEVO HOGAR"

CASI UN DÍA DE VIAJE AL NOROESTE DE DUNSTON.

ÚLTIMAS HORAS DE LA TARDE. CONCLUSIÓN.



Raxus disfrutaba de un agradable duermevela. Se había recostado en la parte de atrás del hovercoche fúnebre que había pertenecido a Cuchillo Rojo. Había dedicado días a acoplar el asiento trasero a la mole de su cuerpo, y la tapicería se amoldaba a su pesada figura de manera acogedora. Habían sido horas de agotadora tensión conduciendo en la oscuridad, forzando su visión enana, en orden de despistar a posibles perseguidores Coalicionistas. Por fortuna habían retomado la normalidad en el viaje, y el “Equilibrium” volvía a tener los mandos del coche, cosa que Raxus agradecía.

Así podía dedicar su mente a navegar en una agradable ola de drogas que su computadora le suministraba, lo cual le hacía rumiar los diferentes acontecimientos que había ido sucediéndose a lo largo de los últimos días. Había encontrado unos excelentes compañeros de viajes, que pronto se habían convertido en verdaderos compañeros de armas y hermanos de sangre desde que vertieron la misma en una lucha común.

Unidos por un objetivo común, habían hallado a los Rift Warriors, siendo aceptados a prueba en sus filas. No habían llegado en el mejor momento no obstante, ya que el grupo de aventureros pasaba por horas bajas después de una serie de desafortunados acontecimientos que les habían puesto en el ojo del huracán de fuerzas que recorrían los territorios de Norteamérica. Pero eso no los había disuadido, era un acicate aún mayor para dar lo mejor de si mismos en orden de ser aceptados.

El formidable Enano había encontrado un reto en su propia aceptación al grupo. Empezando por su actual líder, un Elfo. ¡Santas Piedras! No se le ocurría un peor comienzo. Además toda una caterva de Magos, Brujas, y Hechiceros que como pajarracos de mal agüero componían un nutrido porcentaje del grupo, lo cual hacía que a Raxus le rechinaran los dientes debido a su natural animadversión hacia las formas de Magia decadente que usaban los humanoides de poco seso.

Pero aunque no lo reconocería ni bajo la tortura más atroz, las pesadas piedras que componían el esquema mental del tozudo Enano se habían visto sutilmente afectadas por el comportamiento directo y la capacidad de liderazgo de Emil. El Elfo había tratado a Raxus con una sobriedad y un práctico sentido directo que habían calado hondo en el Enano, tanto que interiormente ya lo había aceptado como líder, algo realmente insólito en una relación entre las normalmente tan dispares y desconfiadas razas.

El resto de los Rift Warriors habían acogido de manera cálida a los recién llegados, y entre ellos Raxus había descubierto a la joven Noa. Se había acercado inconscientemente a ella, quizás avivado el rescoldo del instinto protector que aún quedaba en su interior latente tras los meses transcurridos de su pérdida. Una chica tan joven, aparentemente sin las capacidades ofensivas que caracterizaban a un grupo de guerreros. La cercanía llevó al diálogo, y el diálogo a la sorpresa. ¡Una Sacerdotisa nada menos! Ese concepto era desconocido prácticamente para Raxus, y aún reverberaban en su mente ciertas palabras compartidas sobre la vida, la muerte, y los poderes deíficos. Tenía que indagar más en ese sentido. Y desde luego disfrutaba de la compañía de la chica, siendo una brisa de aire puro el hablar con la dulce joven. La sensación que sentía el sediento al beber un agua dulce y fresca era la que notaba, una que conseguía amortiguar su dolor permanente, aunque fuera por breves minutos.

Otra veta que había observado pero no atacado aún, era a la mujer llamada Vicky Morrisona. La única miembro actual de los Rifts Warrior que había hollado ese “Infierno” en el que había perdido aquello que más quería en este mundo. La única que podría relatarle de primera mano qué tierra pisó y que aire respiró en último termino su… Aún no podía pensar en ello, y el tratar de vocalizarlo probablemente le dejara paralizado balbuceando, así que mientras soñaba despierto, trataba de preparar su mente para ese momento.

Las señales eran claras, ese sonido de turbinas en el aire lejano, ese vello erizado en los brazos… pero Raxus soñaba arropado por el paquete de drogas administrado y no lo vio venir. En medio de su ensoñación, la súbita aparición de un rostro demoníaco que lo alejaba de una Grieta lo sacó de su estupor, dándole tiempo para reaccionar a medias al ataque de la Coalición.

A pesar de todos sus esfuerzos por despistarlos, los cerdos habían dado con ellos. Una secreta alegría recorría las venas de Raxus mientras su enorme corazón empezaba a bombear de una manera frenética, ayudado por una nueva infusión de sustancias que la computadora le suministraba al advertir el programa de reconocimiento que se avecinaba un combate mortal. – Vais a desear no habernos encontrado, bastardos… –. El eyector de plasma se puso en marcha con un sonido ominoso, mientras una bandada atacantes caía sobre la valiente banda como metálicos cuervos.

La lucha se había sucedido y la Coalición estaba ganando, la sangre de los Rift Warriors teñía el suelo. El pequeño Quick fue el primero en caer, y el Enano sintió como una lanza de hielo le punzaba el corazón. Apretó los dientes y comenzó a proyectar haces de plasma con más furia aún, dañando la torre de sensores del enorme Abolisher que les amenazaba. Le siguió la pobre Noa en una explosión de cegadora luz. No podía ser, ella no. Tan joven y con tantas cosas que hacer, una pequeña parte de Raxus murió con ella en ese momento. Sus ojos se nublaron, y Raxus juraría hasta el resto de sus días que había sentido el cercano olor a flores y hierba recién cortada que rodeaba siempre a la chiquilla. Incluso sintió una caricia leve, como un pájaro aleteante en forma de caricia, como una despedida.

El momento pasó y Raxus rugió mientras vaciaba el resto de su cargador sobre la masa del Abolisher, haciendo que se tambaleara y paralizando su enorme tonelaje metálico que emitió un chirrido de derrota. Una nube de humo emanaba del titánico engendro de muerte, que parecía incapaz de moverse.

Ese momento eligió para estallar una tormenta en forma de Grieta, una que amenazaba con consumir todo lo que la rodeaba en una pulsante y furiosa ráfaga electromagnética.

Emil dio la orden de atravesar la Grieta, y aunque Raxus quedó preocupado por los compañeros dispersos por el campo de batalla, la mecánica y asombrosa precisión al volante del Halberd les llevó a cruzar la Grieta con una velocidad y precisión dignas de un conductor profesional. Raxus vio cómo se abalanzaban contra la Grieta, y el Enano sólo pudo sentir alegría mientras trasponía el mágico portal, con la secreta esperanza de que quizás le llevara al lugar donde había perdido aquello que más quería, quizás…

La luz los engulló y una vorágine energética y resplandeciente recorrió sus cuerpos. Y luego el silencio.

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12/03/2017, 23:54
Muxu Meidall.

Aquel día no habría carta alguna. No habría texto que recordara lo que Muxu nunca olvidaría. No podía comenzar nada con un “estimado” destinado a nadie cuando la palabra que mejor describía lo ocurrido era “odio”. Odio a lo diferente, odio a lo extraño, odio a todo… Y cómo el odio podía acabar de un plumazo con lo amado, lo querido y apreciado. La esperanza hecha pedazos por la muerte de un amigo. Y a pesar de todo se suponía que debían estar agradecidos de seguir vivos.

Pobre consuelo era aquel cuando el dolor por el que se iba se quedaba dentro. Un dolor que reabría viejas heridas que una vez más sangraban y por las que una no podía evitar preguntarse de nuevo cuándo se cerrarían y si algún día sería posible hacer que aquel dolor desapareciera. Unas veces se respondía que sí, que todo pasaba y que el tiempo lo solucionaba, y otras la respuesta era un no rotundo. Un no por esperanzas quebradas, un no de desconsuelo, un no nunca más, que ya había sido repetido y que se repetiría de nuevo.

Porque ellos tres no habían sido los primeros ni serían los últimos. Porque estaban en una guerra que no podían ganar. Cada vez quedaban menos para llorar, cada vez menos podrían ser llorados. Y al final, cuando la nación que hacía llorar sangre a pueblos enteros venciera,  nadie quedaría para llorar al último de los Rift Warriors. Porque el tiempo quizá lo curase todo, pero sí de alguien era aliado era de aquellos que disponían de recursos ilimitados, de soldados a los que mandar a la muerte hasta que abrumados o cansados los Rift Warriors se terminaran rindiendo.

Aquel día habían tenido suerte. Solo había sido eso. Había dado la casualidad de que estaban sobre una grieta, una grieta que si era sobrecargada podía ser atravesada por todos. Por casualidad Muxu se había dado cuenta y la había abierto esperando salvarlos. Y a pesar de todas esas casualidades, a pesar de haber combatido bien y haber aguantado, a pesar de haber tenido a la suerte de su lado, tres de ellos habían muerto. Tres.

Qué sería de ellos el día que no hubiera una grieta, el momento en el que las casualidades les dieran de lado, el instante en el que la suerte cambiara de bando. No serían nada. Ni un recuerdo quedaría de ellos, borrados todos por el tiempo de la memoria de los que podían recordarlos. Pero qué opción quedaba más allá de seguir caminando. Quedarse quietos y perecer no era posible por más que estuvieran cansados. La cruel naturaleza les proveía de ese instinto de supervivencia que hace que uno siga andando aunque no quiera. Así pues seguirían andando hasta que temblorosas las piernas se rindieran. Seguirían llorando hasta que las mismas lágrimas perecieran. Y un día todo se terminaría acabando…

Pero hasta entonces seguirían siendo los Rift Warriors. Seguirían recordando a todos los caídos, seguirían honrándolos. Seguirían juntos porque juntos todo parece más posible, porque cuando se está acompañado el consuelo no tarda en llegar del que se tiene al lado. Juntos las esperanzas no tardan en recuperarse y las sonrisas que un día se creen imposibles vuelven a florecer en los rostros de aquellos que a pesar de las penurias permanecen unidos. Porque no tendrían nada más, pero se tenían los unos a los otros, y aunque aquello no durase mucho, mientras lo hiciera merecería la pena.

Así que Muxu lloró. Lloró mucho y desconsoladamente. Lloró sin parar. Pero mientras lo hacía sabía que si lloraba era porque había merecido la pena compartir su vida con aquellos que ya no estaban. Y también con aquellos que quedaban, los que a su lado sufrían, los que la consolaban y los que intentaban sacarle una sonrisa.

Y al final la Alcaldesa terminó sonriendo y dando las gracias. Porque todo terminaría acabando… Hasta la tristeza y el llanto.