Partida Rol por web

Saint Seiya: La Doncella del Inframundo

10D. Protegiendo el Santuario

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11/03/2010, 01:54
Mu

Notas de juego

Es que como entrenamiento especial, Saga nos desveló el secreto para irnos a "otra dimension", y claro eso de meterse unos tripis como felpudos pasa factura...

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12/03/2010, 15:39
Saga

Saga estaba absorto en sus pensamientos cuando de pronto algo le despertó. Fue como un estallido en su cosmos, como una voz que le llamaba. Miró al techo y una gota de sudor resbalaba por su frente. Algo acababa de pasar en el Ágora...

¿Lo habrán sentido los demás? Tengo que hacer algo.

Elevó su cosmos, inundando toda la sala. Aunque los enemigos pudiesen percibirlo, era necesario pues debía comunicarse con Shaina y Geki. Entonces, tratando de parecer lo más tranquilo posible, habló:

Shaina, Geki, algo ha sucedido. Id a la entrada sur inmediatamente, hay que reforzar la guardia. Nuestros enemigos han penetrado en el Santuario.

Caballeros de Oro, manteneos en vuestros puestos y permaneced alerta.

Caminó hacia el trono y se sentó. Había llegado la hora de asumir totalmente el lugar del Patriarca.

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12/03/2010, 23:31
Aldebaran

Me encontraba haciendo guardia en la casa de Tauro, dando cortos paseos para poder resguardar todas las partes del templo, cuando sentí el cosmos de Saga aumentar bruscamente. No había duda de lo que eso significaba. El enemigo ya estaba en el Santuario.

Me dirigí en silencio a la entrada del templo, y me plante allí, con los brazos cruzados sobre el pecho, esperando al enemigo, listo para la inminente batalla. Puede que sean dioses, pero los humanos ya hemos demostrado que poseemos el poder para enfrentarnos a los dioses, el poder de los milagros. Y usando ese poder, volveremos a triunfa, ya que pese a que tengamos a los dioses del Olimpo en contra, tenemos a la justicia a nuestro favor, y ella nos llevara en volandas hacia la victoria.

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13/03/2010, 02:57
Geki

A pesar de la situacion mis ordenes eran claras. Seguir las de Shaina como hasta el momento. Y eso hice. Estuve donde ella me mando, por la periferia del Santuario, para evitar cualquier intromision. Pero de alguna manera algo o alguien se nos escapo. De un momento a otro el terrible Cosmos de Saga resono en todo el Santuario. Y para mi sorpresa y terror, se manisfestaba particularmente a la Cabellero de Oficuo y a mi.

El enemigo habia penetrado por el sur. Alli nos solicitaba ir el Santo de Gueminis. Alli iba a toda velocidad junto con mis compañeros, para luchar hasta el fin.

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13/03/2010, 13:15
Director

-Geki, vamos inmediatamente a reforzar la entrada su...

Shaina no terminó de hablar con su compañero de guardias, cuando al momento un estallido de cosmos impresionante fue percibido en todo el santuario. Una sola palabra resonó en todas vuestras mentes al unísono, justo antes de percibir un par de cosmos incrementarse hasta el paroxismo, para luego desaparecer...

-¡¡¡EXCALIBUUUUUUUURRRRRR!!!

No había duda posible. Shura dde Capricornio había utilizado su técnica más poderosa, incrementada al máximo. Alguien desconocido había hecho lo mismo, y ahora...

Ahora los dos cosmos se habían dejado de sentir.

-¡Vamos, Geki! ¡Vayamos a proteger la entrada!- exclamó Shaina, fuera de sí, incapaz de pensar en otra cosa, incapaz de no escuchar cómo le martilleaba en la cabeza la última palabra de Shura. Porque estaba segura, había sido la última...

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13/03/2010, 13:19
Director

Percibes indudablemente que un par de guerreros se están acercando al templo de Mu...

Son bastante poderosos...

Y son dos...

Y Mu está solo...

 Te llegan retazos de lo que dicen:

-Caballero, hazte a un lado, y déjanos pasar a por nuestra Doncella- exige una voz de mujer.

-Hazle caso, caballero, y ahórrate muchos problemas- ahora es una voz varonil la que escuchas- Apártate a un lado, o Dagona de Cocito y Amilo de Estigia acabaremos contigo sin pestañear siquiera.

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13/03/2010, 13:21
Cerbero

Cuando Shaina y Geki llegan a la entrada sur, corriendo como nunca lo habían hecho hasta entonces, ven el cadáver de sus compañeros de guardia, como desgraciadamente se esperaban.

A su vez, descubren el cuerpo sin vida de Shura de Capricornio, junto a lo que queda del mutilado cuerpo de uno de los asaltantes. Era una mujer, físicamente bastante parecida a Menthe de Ker, solo que morena.

-¡Malditos seaaaaannnnn!!!!!- exclama Shaina, furiosa, agitando el puño al aire, con más ira de la que había sentido nunca- ¡Pagarán por ello! ¡Lo harán, malditos todos!

A vuestra espalda, percibís el sonido de unos pasos.

-Entregadme a mi Doncella- os dice una voz masculina. Os dais la vuelta y veis una figura encapuchada- Dadme a Perséfone.

El hombre se quita la toga. Es un caballero del inframundo, de eso no cabe duda, uno de los de la guardia de Perséfone.

-Soy Cerbero, perro de Hades, y ahora, siervo de mi Doncella. ¿Dónde se encuentra? Nos consta que la tenéis recluida en el Santuario. Entregádnosla.

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13/03/2010, 13:25
Mu

Mu se levantó bruscamente al sentir la explosión de cosmos de Shura. El aviso de Saga no le había cogido muy de sorpresa, sabía que iba a pasar y llevaba desde que llegó al Templo del Carnero vaciando su mente, buscando en los rincones más recónditos de su ser toda la serenidad y la calma que necesitaría para afrontar la batalla sin desesperar ni cometer errores. Era el primer eslabón de la cadena de oro, y de su resistencia y tesón podía depender que muchos de sus compañeros vivieran o no.

Por eso le cogió tan de sorpresa. Eso había sido en el Templo de la Cabra, muy cerca de las habitaciones del Patriarca. ¿Sus emeigos habían llegado tan lejos? ¿Habían atravesado ya casi todo el Santuario, y nadie se había dado cuenta?

Mu bajo el cuerpo, listo para echar a correr. Se detuvo.

No, no podían empezar a correr cada uno por su lado como habían hecho el día anterior. Un ejército sin orden es un ejército ya vencido. Las defensas están montadas por un motivo, y si ahora empiezan a cambiarse de sitio y a correr sin coordinación entre ellos los cazarán como a moscas. Mu aprieta los dientes, lleno de frustración y rabia.

Mi primer fallo... alguien ha pasado junto a mi, y Shura ha muerto por culpa de mi ineptitud. Maldita sea, no he hecho más que meter la pata desde ayer. ¿Es esta mi verdadera capacidad? ¿Es esto todo lo útil que soy en batalla? Empiezo a pensar que después de todo, no estoy hecho para ser un Caballero de Oro...

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13/03/2010, 13:33
Director

Como era de esperar...

No podía ser de otra manera...

¿Por dónde iban a comenzar su ascenso al Partenón, buscando a Perséfone, si no era por tu templo?

Allí te encontrabas, a la puerta de la casa del Carnero, aguardando, temeroso de que apareciesen por allí, porque sabías que tarde o temprano lo harían.

Y no te han defraudado, no. Los tenías delante. Dos figuras encapuchadas se aproximaban a ti. Justo al llegar ante tu templo, se retiraron las togas, dejando ver a dos caballeros que nunca antes habías visto... Y a quien te da la impresión de que bien podrías haber pasado sin conocer.

Además, la escena te trae recuerdos. Es inevitable no pensar en Afrodita y Máscara de Muerte, vestidos de la misma forma, aproximándose a tu templo. ¿Cómo olvidarlo? ¿Cómo olvidar que tuviste que levantar la mano contra quienes habían sido tus amigos? Pero... ¡Maldita sea! ¡Ahora no eran amigos a quienes tenías delante!

No sabían a quién se iban a enfrentar...

-Caballero, hazte a un lado, y déjanos pasar a por nuestra Doncella- exige una voz de mujer.


By camember at 2010-01-22

Muy bonita, sí... La verdad es que te recordaba a Shaina, solo que bajo toda la hostilidad del Ofiuco se percibía un corazón de oro, no como con la joven que se encontraba ante ti, con una mirada tan vacía que hasta helaba el alma.

-Hazle caso, caballero, y ahórrate muchos problemas- al joven caballero que la acompañaba tampoco lo conocías, aunque no tardó mucho en presentarse- Apártate a un lado, o Dagona de Cocito y Amilo de Estigia acabaremos contigo sin pestañear siquiera.

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13/03/2010, 13:49
Director

Notas de juego

Saga, tirada de Percepción para averiguar lo que ocurre en el Santuario.

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13/03/2010, 14:06
Mu

Bien. Al menos a éstos si les había oído llegar. Mu observó a los recién llegados desde cierta distancia a medida que se aproximaban, sin ningún signo de preocupación, a su templo. No les podía culpar de ello. Ratificados por un decreto del propio Padre Zeus,  la pareja debía sentirse invencible. Marcharían con la cabeza bien alta, convencidos de su causa, y hasta se pelearían por ser los primeros en tener el honor de cumplir con los mandatos de Zeus y abrirse camino hasta las estancias de Saori.

Bueno, pensó con sombría determinación. Estos no pasarán. Ya tuvo Shura que hacer mi trabajo una vez, esta vez seré yo quien lo haga, y quien lo haga bien.

Mu se levantó y su cosmos empezó a arremonilarse en torno a él, listo para estallar. Era un caballero dorado y estaba en su Casa, su presencia allí era, lo sabía bien, aterradora para quien no tuviese un cosmos potente. Aunque los dos extraños parecieron ni inumtarse. El hombre se limitó a hacer una mueca, como anotando mentalmente algo, y la mujer ni siquiera se inmutó. No parecía que había nada que la inmutase, sus ojos no tenían vida ni sentimientos. Mu decidió de inmediato que iría primero a por ella. Con el hombre aún se podría razonar, aunque dudaba que fuese a sacar nada de ello. La mujer... con esos ojos de marioneta, estaba claro que cualquier palabra caería en saco roto.

Mu escucho en silencio las presentaciones. Su mente sólo era marginalmente consciente de las figuras frente a él. Dentro de sí, su corazón y su alma eran un vació blanco, como el mar de niebla que se alzaba de las rocas de su Jamir natal, mientras el Caballero de Aries aceptaba su destino, acepaba que al fin la batalla comenzaba, y como siempre que lo hacía, ponía su alma a los pies de su diosa, y dejaba su mente vacía y en paz, llena solo con el susurro de la niebla sobre las piedras, libre de emoción y lista para reaccionar al instante. Ahora, en el altar de su mente no había una mujer joven empuñando a Niké, sino una niña pequeña de ojos sabios y tristes, pero poco cambiaba. Mientras un hombre tuviese una buena razón por la que morir, podría enfrentarse a ello sin miedo. Su voz es tranquila y pausada cuando habla:

No es vuestra Doncella, al menos aún. Es una niña inocente condenada a un destino pérfido por la ambición de una diosa indigna y la debilidad de un dios complaciente. Puede que Zeus no tenga la valentía necesaria para condenar esta infamia, pero yo si la tengo. Si queréis a vuestra Doncella, esperad por ella en el Hades. Os doy la oportunidad de que lo hagáis mientras aún vivís, daros la vuelta y marchad, y conservaréis la vida. De lo contrario, tendréis que esperar a vuestra doncella a las puertas del Tribunal de los Muertos.

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13/03/2010, 15:19
Saga
Sólo para el director

Saga se levantó rápidamente.

¡SHURA!

La voz del Caballero de Capricornio había resonado por todo el Santuario. Su cosmos había llegado a todos los rincones, a todas las Casas.

¿Cómo es posible? Nuestros enemigos no han podido llegar hasta el décimo Templo, ¡no puede ser! Shura... ¿qué ha pasado?

Las gotas de sudor resbalaban por su frente y todo su cuerpo temblaba bajo el metal de su Armadura. Sintió el impulso de ir corriendo hasta la Casa de Capricornio, pero sabía que no debía hacerlo. No podía volver a caer presa del pánico. Tendría que esperar.

Shura...¡RESISTE!

 

 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+4)
Motivo: Percepción
Resultado: 1(+4)=5

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13/03/2010, 21:58
Aldebaran

Al notar la explosión de cosmos provenientes de la casa de Capricornio, vuelvo en cuello en esa dirección. Al parecer Shura, al que siempre había respetado por su firme creencia en la justicia, había sido el primero en enfrentarse al enemigo. Y desgraciadamente, también había sido el primero en caer en la defensa del Santuario. Me muerdo el labio inferior, presa de la impotencia por no haber podido hacer nada. Tu sacrificio no será en vano caballero de Capricornio. La justicia por la que siempre has luchado con todo tu corazón triunfara, puedes estar seguro de ello. A partir de ahora la constelación de Capricornio brillara aun con más fuerza. Adiós amigo mío.

El asalto al Santuario finalmente había comenzado. Percibí un par de poderosos cosmos dirigiéndose hacia la casa de Aries, guardada únicamente por Mu. Eche a correr en dirección al primer templo, sin parame a pensar si en esta situación era la mejor opción. Lo único en lo que pensaba era en que si Shura había tenido que sacrificarse para poder vencer a uno de ellos, Mu no tenía ninguna posibilidad de victoria contra dos de ellos, y no podía dejar a mi mejor amigo solo ante una muerte segura. Resiste mi buen amigo, la ayuda llegara enseguida. Ha llegado el momento de pasar a la acción, y que el Hades me lleve si dejo que un solo caballero más pierda su valiosa vida sin que yo haga nada.

Notas de juego

Editado por la guardiana: Cuidado con a quién marcáis.

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15/03/2010, 16:29
Geki

Ante la repentina orden del Cosmos de Saga, el Santo de Oro junto a su Superior, Shaina, ya se encontraban en carrera hacia la parte sur del Santuario. De repente, una Cosmoeneria agresiva y la propia del Caballero de Capricornio, Shura, llegaron a su maximo poder, para luego explotar sin mas. Al sentir aquello, Geki se detuvo en seco, para ser rapidamente regañado por la Caballero. Continuaron un poco mas, rogando porque no haya ocurrido lo que creian, para encontrarse no solo a Shura sino a tantos otros de sus compañeros, ya derrotados. Pero el agresor, que tambien habia sido de baja, no estaba solo. Un nuevo guerrero del Inframundo aparecio frente a ellos. Cerbero.

Apretando el puño, el Santo del Oso, se sentia impotente y furioso. El recien llegado, reclamaba por la niña. Al menos, esa parte del plan habia funcionado. Lo importante era salvar a la pequeña. Y si el debia hacerlo, sacrificando su vida en la pelea, lo haria con honra.

"Cerbero. Yo soy Geki del Oso. Estas en tierras hostiles para ti, no eres bienvenido. Retirate o nosotros mismos te devolveremos al Inframundo".

El propio Geki se sorprendia a si mismo de dirijirse de esa forma a una enemigo de tal magnitud, pero era hora, era momento de finalmente hacer uso de su poder para defender la justicia.

Notas de juego

Editado por la guardiana: Cuidado con a quién marcaís (destinatarios del post).

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02/04/2010, 02:12
Director

Mientras aguardas, tratando de comprender qué demonios sucede en el Santuario, te concentras, tratando de alcanzar el cosmos de tus caballeros, averiguando dónde están, y si se encuentran combatiendo, si están vivos o muertos, si necesitan de tu ayuda...

Pero eres completamente incapaz de encontrar cosmos alguno. Es como si alguien o algo estuviese bloqueando ese contacto. Te sientes solo, aislado del resto, sin conocer nada de lo que sucede a tu alrededor.

De pronto, sientes una voz en tu interior.

-Saga... Saga... Vales mucho más que eso.

Una voz femenina asalta tu mente.

-Saga... Tú eres un Dios.

Empiezas a incomodarte, te recuerda a cuando tu mente malvada te martilleaba en el pasado, cuando intentaba tomar el control de tu cuerpo...

-Saga... Únete a mí. Tú vales más que todos ellos. Únete a mí... Eres un Dios entre insectos...

¿Quién estaba intentando tentarte?

Saga, Saga, Saga, Saga, Saga...

La voz femenina susurraba en tu cerebro, intentando confundirte...

Saga... ¡Únete a mí!

 

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02/04/2010, 02:21
Director

Justo cuando Mu se dispone a prepararse para el inminente combate, siente unos pasos apresurados que llegan a través de la puerta trasera de su templo. A los pocos segundos, una inmensa mole llega corriendo como alma que lleva el diablo, y se detiene junto al caballero del Carnero. Es Aldebarán de Tauro, que ha sentido los cosmos de los atacantes, y no ha dudado ni por un segundo en descender a ayudar a su amigo Mu.

Ambos encaran a los dos guerreros que acababan de hacer acto de presencia en el Santuario**.

Dagona os mira con desprecio.

-Seais dos o seais veinte, os vamos a machacar. ¿Dónde se encuentra la Doncella? La vamos a llevar al Inframundo, y la protegeremos de seres ridículos como vosotros. ¿Dónde está? Si confesáis en qué parte del Santuario se encuentra, si es que sigue aquí, os perdonaremos la vida.

Amilo asiente a las palabras de Dagona, y añade:

-Tenemos sospechas de que la habéis sacado del Santuario. Removeremos cielo y tierra para encontrar a nuestra reina. Si nos lo decís, el Santuario seguirá en pie, y sino... Todo lo que os rodea acabará convertido en cenizas. En vuestras manos está el conservar esta tierra que es sagrada para vosotros o el verla reducida a polvo- se pone en guardia, juntando las manos, como formando una copa- Tenéis un minuto para echaros a un lado.

Notas de juego

**

Como Aldebarán no estaba, pongo las imágenes de los caballeros para que los vea:


By camember at 2010-03-13

Amilo de Estigia


By camember at 2010-01-22

Dagona de Cocito

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02/04/2010, 02:43
Director

-A ver, caballero, no te enfurezcas. Y tú, hermosa guerrero enmascarada- dice, dirigiéndose a Shaina- No tengo la menor intención de manchar mis manos con sangre si puedo evitarlo. He venido a averiguar si Perséfone sigue aquí, ya que tenemos sospechas de que ha sido trasladada a otro lugar. Apartaos a un lado, dejadme inspeccionar este lugar, y me iré sin derramar sangre. No es mi estilo ir repartiendo mamporros a diestro y siniestro, como sí lo era el estilo de mi compañera, que aquñi yace muerta- se agacha por un instante, y le acaricia el pelo, para luego cerrarle los inertes ojos antes de incorporarse.

A priori parece sincero, ya que no se pone en guardia, y aguarda vuestra respuesta tranquilamente, sin inmutarse.

-¿Dónde se esconde la doncella? Decidme si está en el Santuario, y no levantaré mi mano contra vosotros.

Shaina hace oídos sordos a sus peticiones.

-Nosotros no traicionamos. Puede que de donde tú vengas, sea lo más común, pero los caballeros de Atenea preferimos morir que traicionar a un amigo, a un hermano.

Cerbero se encoge de hombros.

-¿Tú opinas lo mismo, gigante? Pareces de buen corazón. No gusto de matar almas puras, es más, lo odio. Sólo he venido a por mi Doncella. Si me la entregas, me iré sin haceros daño.

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02/04/2010, 17:34
Aldebaran

Al parecer he llegado a tiempo. Ahora que las fuerzas están equilibradas, tenemos posibilidades de ganar. Sea como sea, hemos de vencer, o al menos ganar algo de tiempo por la paz y la justicia pienso mientras estudio a nuestros dos oponentes, cuyo agresivo cosmos resulta casi aplastante. Pero cuanto más poderoso es el cosmos del enemigo, mas grande es la determinación de un caballero de Atenea.

 Me temo que no vamos a poder cumplir ninguna de vuestras peticiones respondo a sus palabras mientras yo también me pongo en guardia cruzando mis poderosos brazos sobre mi pecho pero si puedo aseguraros que no os dejare pasar de la casa de Aries mientras me quede un soplo de vida en el cuerpo. Así habla Aldebarán de Tauro.

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02/04/2010, 19:01
Mu

Os dimos una oportunidad- replica Mu, con un leve asentimiento de cabeza hacia su compañero y una mirada críptica, oculta por su sonrisa. Llevan años siendo amigos, y Mu no necesita más que eso para decir todo lo que quiere decir.

No deberías haber venido. Pero gracias por hacerlo.

Supongo que es inútil pretender que un espectro que solo vive para gloria de un dios obsesionado con la muerte aprecie la vida, ni la suya ni mucho menos las que intenta aplastar.  Pero no se dría jamás de un caballero de Atenea que alzó sus puños contra alguien sin haber dado una opotunidad a la paz. Podéis pensar en ello mientras vuestras almas vuelven a Hades, porque no nos habéis dejado más alternativa.No puede haber paz para monstruos sin compasión como vosotros. Preparáos a morir.

Mu planta ambos pies en el suelo, y con un último recuerdo de la forma pequeña y triste de Verité, su justa ira inflama su cosmos, que empieza a arder como un huracán de oro en torno suyo...

 

- Tiradas (1)

Tirada: 1d10(+3)
Motivo: Iniciativa
Resultado: 6(+3)=9

Notas de juego

Voy tirando iniciativa pa aligerar, total esta claro que va a haber toñas...

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02/04/2010, 19:24
Saga
Sólo para el director

Saga trataba de comunicarse con sus compañeros a través de su cosmos. Necesitaba saber qué estaba ocurriendo en el Santuario, pero no lo conseguía. Sorprendido ante el hecho de no ser capaz de tan sencilla tarea, volvió a concentrarse. Cerró los ojos y apretó los puños con fuerza, y entonces la oyó. Una hermosa voz de mujer resonaba. Le hablaba a él. Saga se giró, buscando a la poseedora de aquella voz, pero en la sala no había nadie. Y de nuevo la escuchó. Era una melodiosa voz, pero entonces, impresionado, se dio cuenta de que no provenía del exterior, sino de él mismo. Fuera quien fuese, le estaba hablando diréctamente a través de su cosmos. Las gotas de sudor comenzaban a resbalar sobre su frente; dio unos pasos apresurados hasta el centro de la sala y, mirando al techo, gritó:

¿QUIÉN ERES? ¿QUÉ ES LO QUE QUIERES?

Acto seguido obtuvo su respuesta. ¿Unirme a ti? ¿Por qué habría de hacerlo? La rabia se estaba apoderando de él, indignado ante tal proposición. Sabía que aquella mujer debía estar a las órdenes de Zeus, tenía que sacarla de su mente. Pero entonces, la voz volvió a repetir "eres un Dios".

¡BASTA! Saga se tapaba los oídos con fuerza, pero las palabras seguían resonando en su interior. Insistía, no le dejaría en paz... Cayó de rodillas, temblando. A cada palabra que pronunciaba la mujer, los recuerdos de su oscuro pasado llenaban su mente, como si ella los hiciese resurgir. Imágenes y sentimientos que tanto le había costado enterrar volvían a aflorar. El trono, los súbditos, el dominio, el poder... ¡El poder! La voz repetía su nombre una y otra vez, llamándole, tentándole. Entonces, un nuevo intruso había penetrado en su mente, pero ahora era una voz oscura, tétrica, fuerte y malévola la que le hablaba. Saga conocía bien aquella voz, pues ya le había hablado en otra ocasión...

¿Y por qué no? Vamos, tú sabes que lo necesitas, sabes que lo deseas. ¿Crees que el Caballero de Libra te dejará al cargo del Santuario cuando todo esto termine? ¿O que Shaka se someterá a tu voluntad? El trono es tu lugar y solo podrás conseguirlo quitando de enmedio a los demás. Atenea nunca llegó a confiar en ti, todos te verán siempre como un traidor, tu nombre permanecerá manchado hasta el fin de los tiempos... a menos que hagas algo. Eres el más fuerte, Saga, el más poderoso, el más grande Caballero que jamás haya existido. ¡Eres un Dios! ¡UN DIOS!

Las manos de Saga se apoyaron en el suelo mientras su respiración se calmaba. Ya no oía nada. Se levantó y miró a su alrededor con los ojos enrojecidos. Un mechón de su largo cabello caía sobre su rostro, que sonreía. Su pelo era oscuro, como su mirada. Dejó escapar una maléfica risa.

Soy un Dios.

Bien, señora. ¿Qué queréis que haga?