Partida Rol por web

Soenya cambió para colocarse frente a Livia y enfrentarse ahora a la romana, a la que dedicó una sonrisa y un asentimiento de cabeza para indicarle que estaba lista.

Antes miró a Adonia.

- Buen combate Adonia. 

Luego miró a Livia.

- Vamos romana... 

Livia chasquea la lengua al ver que ha fallado su maniobra, quizás estaba intentando ir demasiado deprisa sin haber recordado a manejar de forma básica:

-La lanza es mi especialidad, este palo se parece un poco pero no es igual. He entrenado con todo tipo de espadas y escudos, pero sin duda prefiero esto. Puedes preguntar a mi marido.- añade guiñándole un ojo.- venga, prepárate.

Le avisa y la romana exhala aire, jadea y siente algo de dolor en la pierna y también en el hombro de cuando le golpeó el galo. No se había dado cuenta de lo mucho que dolía hasta ahora y se notaba un ligero cojear al moverse, pero no tenía ninguna intención de rendirse aún.

Entonces llegó la orden del Doctore y se encogió de hombros sonriendo a la egipcia.

-Buena pelea, nos vemos luego.- dijo despidiéndose con un gesto de la lanza y se plantó ahora frente a la germana, intentando que no se note la cojera de su pierna derecha.

-Vamos, germana, a ver qué sabes hacer...- la reta con las palabras y la mirada, esgrimiendo la lanza en el aire con unas esbeltas vueltas.

La domina seguia mirando curiosa el combate, sin duda luego hablaria con una par de ellas. Al doctore le daria una recomendacion mas tarde, pero por ahora era el primer dia asi que como otras veces el Doctore y las esclavas tendrian un dia mas simple. Al menos tanto como lo piense el Doctore.

Antes de que acabara el combate con la romana y una vez me comentó que le dolía el golpe que había recibido tras enfrentarse al Doctore - tengo práctica de tratar heridas y contusiones, si quieres luego... te puedo rebajar esos dolores - no hacía magia pero se me daba bien - en otra vida llevaba a cabo curaciones - en otra vida lejos de Roma.

El cambio de pareja, por suerte, no me emparejó con la salvaje así que quedé encuadrada con la loca de Grecia - Adonia La Ruin, veamos de qué eres capaz - me daba la sensación de que de las 4 era la más débil o quizás la menos bruta, en todo caso con un arma en las manos tampoco se podía ser débil.

La griega se come el golpe y durante unos segundos esta con una rodilla en la arena tomando aire. Luego levanta la cabeza moviendo su pelo negro al viento y se pone en pie.

Justo en ese momento el Doctore indica cambio de compañera y cuando ve alejarse a la germana lanza un gritito de frustración.

Tras tomar aire dos veces ve llegar a la leona. La mira, de arriba a abajo, se para más tiempo del debido en algunas zonas, y luego sonríe.

Dos golpes en su escudo indican que esta lista. Da medio paso adelante y lanza la mano con el escudo a por la cabeza de su compañera y al tiempo gira el cuerpo con al inercia de ese golpe, para girar sobre si misma y lanzar la espada a las piernas de la egipcia. Estaba claro que el escudo no era el ataque y espera a ver si bloquea el verdadero golpe. 

Ya había estado probando las cosas como más o menos parecían hacerlas por allí, quizás iba siendo hora de comenzar a usar las viejas tácticas que tanto tiempo les habían mantenido lejos de los romanos, al menos hasta la llegada de aquel desgraciado...

Su mano se aferraba a la espada con soltura, aunque se notaba que el escudo no le resultaba del todo cómodo y aún así seguía manteniéndolo y no había pedido otra espada.

El cuerpo de la bárbara tenía ya ese tono brillante del sudor perlado que hacia que la arena se pegara a su piel, sus cabellos rubios brillaban con la luz del sol y sus ojos grises parecían ir acostumbrándose al brillo del sol.

- Adelante romana... Estoy lista...

Golpeó el escudo preparada para recibir el primer ataque de su actual compañera. 

La loca venía a por mí, tras haberla visto varias veces con aquellos comportamientos extraños no me confié, podía hacer cualquier cosa, y así fue como su ataque que en principio parecía venir contra mí a la altura del brazo y que yo me cubría con aquel escudo sin embargo, deslizó el arma hacia abajo tratando de golpearme las piernas. Salté desplazándome hacia atrás con bastante agilidad - ¡maldita seas Adonia! - mi maniobra había resultado perfecta, incluso me adorné aterrizando sobre las dos piernas sin ningún titubeo y me sacudí un poco el polvo.

Livia, a pesar de la cojera, se percibía más ágil y rápida que la germana, aunque tenía claro que si un solo de los tremendos golpes de Soenya la alcanzaba, se acabaría la tarde para ella. Se dedica un instante más a observarla y entonces, cuando cree ver un punto frágil en su defensa, se lanza, pareciendo que va a golpearla en la cara con la vara, pero en realidad su intención estaba en derribarla interponiendo su arma entre las rodillas de la bárbara para luego hacer "palanca" con el palo y obligar a la germana a besar el suelo.

La griega silvo con el movimiento de la egipcia, había sido una buena manera de esquivar. 

Dio un paso atrás y toco dos veces el escudo. Como con la germana, le cedía golpear, si querían entrenar, todas tenían poder atacar y defender. 

Soenya ya había visto esas técnicas en los romanos, así que ni siquiera le extrañó el cambio en la formación de Livia y cuando adivinó cual iba a ser su movimiento se dejó hacer, dejando que la romana la derribara para así poder comenzar a jugar a su juego, al fin...

El rostro de la bárbara mostraba una sonrisa que hasta resultaba bastante desafiante e intimidante, casi parecía estar esperando por algo así para hacer algo, pero... ¿el qué?

Allí, en el suelo la rubia sonrío y aprovecho que se encontraba en un terreno que conocía y que no le importaba pisar para realizar un giro rápido de piernas que pudiera parecer que iba a resultar en un salto para ponerse en pie terminó siendo una especie de remolino de arena que fue lanzado directamente al rostro de la romana y aprovechando el propio movimiento para golpear las piernas de Livia desde el suelo en una sucia maniobra que no tenía nada de elegante o disciplinada, sino que era una maniobra pensada para desestabilizar y golpear a su rival con lo que tenía a mano, la arena del lugar... 

El daño de la caída había sido mínimo, una simple contusión. 

Realmente, Livia no se ve venir esa sucia maniobra y, para cuando quiere reaccionar, aunque sólo sea para maldecir, recibe un buen golpe en la parte trasera de las rodillas y cae al suelo de espaldas, con las manos en la cara luchando por quitarse la arena de los ojos y la boca mientras sostiene aún su arma, aunque a duras penas. Intenta abrir los ojos pero realmente apenas ve, por lo que termina rodando a un lado varias veces tras la caida para alejarse de la germana, temiendo un nuevo ataque traicionero ahora que estaba vulnerable.

-Maldita...- masculla entre dientes, se incorpora con cierta dificultad, no por el dolor sino por que sigue barriendose la arena de la cara con el brazo.-  eso estuvo poco bonito, germana, buen trabajo.- dice, con una mezcla de molestia, sorpresa y algo de satisfacción por la excelente maniobra de su compañera.

El látigo vuelve a sonar una vez más, anticipando la voz del instructor.

-SUFICIENTE - 

Deteniendo las peleas que ya estaban subiendo que estaban caldeandose, demostraban pasión y habilidad, les había costado poder iniciar, pero había quedado satisfecho con lo que había visto. 

-Saben empuñar las armas, pero apenas si explotan la funcionalidad de estas... El oponente siempre anuncia su ataque primero moviendo los hombros, pero deben leer en la mirada, cómo este reaccionará-

Las miró, estaban sucias otra vez y se las veía golpeadas. 

-Descansen un poco, beban agua, y continuaremos cargando los palum en sus hombros-

Dijo a las mujeres, indicando donde estaba el jarrón con el agua, y algunos vasos de barro. 

Se levantó del suelo ofreciéndole la mano a Livia para ayudarla a hacerlo.

- ¿Me permites? - Dijo acercándose a ella para echarle una mano y elevarla del suelo - Aparta un poco el pelo del rostro y no restriegues tus ojos... Coge un poco de agua y lávate la cara, no ha sido demasiada arena y no te dará problemas... Por cierto, muy buen golpe... El suelo está duro, ¿eh?

Dijo dándole un ligero toque en el hombro a la romana y animándola a aceptar su ayuda. 

Si ésta aceptaba la acompañaría hasta el lugar en donde estaban indicándole, tomaría un poco de agua y se echaría una poca por el rostro y el cabello, recogiéndoselo de nuevo trenzándolo con las cuerdas para que no le molestase de nuevo al comenzar. 

Adonia gruño tras oír el latigazo del Doctore.
No quería parar, quería seguir, y seguir. Pero tras engarrotarse unos segundos, dejo caer el escudo y la espada en la arena y se fue a refrescar.

Se tiro más agua por la cara y el pecho que la que bebió, y luego busco una sombra.

Tras esto su cara volvía a ser mas “normal”. Si es que esa palabra se podía aplicar a ella. 

Se notaba que nunca le habían hecho algo como aquello, se estaba frotando los ojos de la manera menos adecuada para quitar el polvo, pero se dejó acompañar por la germana, aunque no necesitaba apoyo al caminar, agradeció la ayuda con el pelo y el agua:

-Algo duro si que está habría que hablar con el doctore a ver si nos pone algo de paja o mantas para entrenar.- dice con un evidente tono de broma- para golpe bueno el tuyo...no esperaba esa salida, ahora entiendo porque he visto gladiadores con yelmos en los combates- comenta mientras toma asiento y deja que la germana limpie su rostro y arregle un poco su pelo- pero ha estado bien, desde luego prefiero que hayas sido tu la primera en echarme arena a los ojos en lugar de alguien que quiera matarme.

-¿Todo bien Adonia? ¿Sekhmet?- les pregunta a las chicas volviendo la vista a ellas. Quizás fuera solo cosa suya pero tenía la sensación de haber sido la más magullada en la mañana.

La griega sonrió y levantó los brazos.

- Esta siendo genial. Me estoy divirtiendo de lo lindo.-

Y eso que empezaba a ponérsele el costado morado de cuando Soenya le dio con la espada. Pero parecía terriblemente feliz.

- Pero quiero más. A ver si dura poco esta pausa.-

Dijo con aire ciertamente infantil, como si la hubieran castigado y quisiera seguir jugando.