Partida Rol por web

El sujeto miro centrado a la germana mientras ella se acomodaba, escuchando de costado a la mujer. "Una ciudadana romana? Seras una liberta en todo caso." le dijo volviendose a ella, corrigiendole rapido. "Quieres ayudar al imperio? Mira que eso me lo espero de los galos pero no sabia que los tuyos estaban igual de domesticados."

Nego con la cabeza. "No sera odiada por ello. Sino por como es. Creeme que yo la conocos y lo unico que merece es odio." comento el hombre pareciendo ignorar tus ultimas palabras de forma clara. Pero parecia dispuesto a marcharse mirando a los guardias cercano de tal manera que se pararon firmes. "De cualquier forma como dije esto no es una pelea, ella ya perdio."

La germana sonrío pues le gustaba verle tan confiado, estaba logrando su objetivo y dentro de muy poco se bañaría en la sangre de aquel demonio... De momento, había que dejar que siguiera creyendo que la conocía, que era la misma mujer a la que había quebrado y hundido para que así la guerrera que realmente era lo mirara a los ojos para que su rostro de satisfacción fuera lo último que él viera. 

Miró ahora a Brinda, negando con la cabeza para indicarle que lo dejara estar, que no merecía la pena. Aunque también se preguntaba dónde estaban Livia y Alina, y si éstas estarían bien.

Una vez veo que el jefe de guardias se aleja, me acerco a la germana y le pongo la mano en el hombro. No hubiera dejado que te hiciera daño, pero tenía que intentarlo primero con la palabra. Sino las consecuencias podrían haber sido distintas. Perdona por no haber hecho más.

Parece que tenéis algo vosotros dos, y no precisamente agradable. ¿Entonces él era uno de los que dirigieron los ejércitos romanos que atacaron vuestro país?

El centurion se alejo de ella y fue con los guardias. Parecio decirles algo para ellos antes de marcharse de ahi dejandolas estar.

Miró a Brinda y negó con la cabeza.

- Dudo mucho que realmente me hubiera hecho algo... No me quiere muerta, de haberlo querido podría haberme matado hace tiempo... Me quiere sumisa, rota y quebrada... No soporta que no le tenga miedo ya...

Sonríe ligeramente

- Gracias, hiciste bien en no hacer nada. Es lo que buscaba, una escusa para poder castigarme... Pues es con eso con lo que disfruta. Es un demonio sádico, despiadado y cruel.

Suspira y cierra los ojos ligeramente para después abrirlo.

- Él fue el general que lideró la batalla en la que participé... No, no era mi país... Fuimos a ayudar a unos viejos rivales que se convirtieron en aliados para luchar contra Roma... Él fue el que me apresó y me vendió al mercader de esclavos... 

El mundo es una mierda y nosotros los escarabajos peloteros dice un dicho. Nunca lo entendí hasta ahora; por muy grande que nos parezca algo en realidad es muy pequeño comparado con la Madre Tierra. Por muy grande que parezca el Imperio Romano, al final resulta no serlo tanto, si el general de esa batalla ahora es jefe de guardias del ludus dónde terminó su presa.

Aunque no se me escapa que a mí podría haberme pasado algo parecido: apostaría a que el que lideró el ataque a mi aldea utilizó el dinero para comprar unas cuantas esclavas para su harén.

Entonces intenta no darle motivos para hacerte daño. Que se confíe, que piense que eres sumisa. Y en el momento menos pensado... huy, un accidente susurro. Luego le palmeo un poco la espalda. ¿Seguimos entrenando? Miro su cuello con disimulo, para comprobar que no hay nada permanente. Animal

Su cuello estaba ligeramente marcado por unas zonas más blanquecinas y otras más rojizas, quizás se quedaran ligeras marcas amoratadas allí en donde el jefe de la guardia había apretado con más saña. 

- Eso es lo que estoy intentando, no darle motivos para ello pero como has visto, tiene el poder para hacerlo cuando le plazca... Es curioso, lo que no le gusta es que sea sumisa... 

Suspiró y luego asintió.

- Si, vamos, continuemos. Te enseñaré algunas de las técnicas de gladiadoras. Te harán falta cuando tengas que pelear por tu marca.

Le guiñó un ojo cómplice mientras se acercaba a las armas para coger un par de espadas y estirar un poco antes, aunque se llevó una de sus manos al cuello pues aún seguía algo dolorida. 

Cojo yo también una espada. Aunque se nota con mucho que soy mejor con la lanza, con la espada me defiendo bastante bien. Aunque suelo realuzar movimientos que funcionarían mejor con un arma corta.

Voy practicando los movimientos que me enseña, pero vigilando las marcas.

-Supongo que el doctore debería estar con nosotras, pero no está. Tampoco le he visto en los alrededores de la arena, deduzco que debe tratarse de un asunto importante para habernos dejado en la arena sin más vigilancia que los guardias. Supongo que debe tener mucha confianza en Soenya a la hora de mantener el orden entre nosotras.-  se apresura a responder Livia, con ánimo de exculpar al galo, aunque en verdad no podía mentir al domine.

-Nunca lo había visto así, domine, pido disculpas por mi error, siempre pensé que la norma era como yo la interpretaba...temo que he causado un malentendido y he ofendido al jefe de la guardia...Gracias por explicármelo con tanta claridad, domine, no volveré a equivocarme.- su arrepentimiento por la confusión parece sincero, hay un tono recriminatorio hacia sí misma por haber errado tanto en su interpretación, temiendo haber causado algo malo por ello.

Alina estaba confundida, pues no conocía las normas del ludus y temía que fueran a castigarlas a ambas por violarlas. Creyó que lo mejor era permanecer en silencio, para no empeorar las cosas.

"Asi que un trabajo mas importante que entrenarlas a ustedes..." comento el domine no muy contento. "Ya hablare con èl mas tarde sobre esto. De cualquier forma ustedes deberian saber donde esta o donde se va por si yo o la domina preguntan." expreso pareciendo no aceptar que este no tuviera cierta culpa por lo que pasaba.

Asintio "Lo importante es que lo entendiste y tal vez tu compañera tambien si es que piensa hablar para decirlo." dice mirando Alina por unos segundos antes de ir mas rapido hacia el frente.

Finalmente llego la supuesta ayuda. El domine Gallio salio para la arena acompañado de Livia y de Alina, parecia apurado revisando todo. Aunque no se encontro con el jefe de guardias solo con las gladiadoras que habian quedado entrenando y con los prisioneros amarrados pero dejado en paz. Entonces dio una nueva mirada a los alrededores antes de acercarse a las que practicaban.

"A mi me parece que no hay problema aqui o se arreglo solo por suerte." comento con una sonrisa facil. "Bien que entrenen, sigan asi." les dijo a las otras dos sin acercarse mucho por cuidado a los golpes.

Aunque pronto su rostro se agrieto un poco. "Que es ese olor?" pregunto buscando el aroma y las recien llegadas tambien lo notaban. No les costo demasiado saber que era ya que en las jaulas de esclavas era un olor que se repetia mucho. El de orina. Tampoco les costo buscar a la responsable que termino siendo la germana, aunque Gallio aun no se daba cuenta.

Viendo que se acercaba gente, entre dicha gente Livia, Alina y el Dómine la germana dejó las armas y miró a Brinda para que hiciera lo propio.

No se acercó demasiado pero aún así podían verse claramente las marcas en el cuello de la rubia, marcas rojizas que marcaban los dedos de una mano grande, no había que ser demasiado perspicaz para ver los signos de un intento de estrangulamiento.

Desde donde estaba la germana miró al dómine - Dómine, ¿permiso para ir a asearme?

No parecía querer explicar lo sucedido en estos momentos, sino que parecía querer ir a un lugar en donde poder limpiar su cuerpo y después poder hablar con calma con los dómines. 

- Después, si no es molestia, quisiera comentarle unas cosas, Dómine.

Dijo mientras agachaba ligeramente la cabeza en un signo de respeto. 

Dejo las armas de entrenamiento y me acerco junto a Soenya. Permanezco callada, pero en mi rostro se dibuja un gesto de preocupación por la germana. Sin embargo no digo nada, ya que eso le corresponde a la rubia. Así pues simplemente agacho la cabeza en señal de respeto y me quedo un poco atrás mientras habla.

Alina ve aparecer a Soenya y siente que algo está fuera de lugar. Algo ha cambiado en el porte orgulloso de la gladiadora, que ahora parecía más cabizbaja. Además tenía una marca en el cuello. ¿Alguien había intentando hacerle daño? 

Alina se puso muy nerviosa. Sabía que no podría aguantar que alguien decidiera tratarla de esa manera. Pero, al mismo tiempo, sentía una sensación de ira, creciendo en su pecho. Algo poco común en ella. Por alguna razón, le molestaba mucho que alguien dañase a Soenya.

Imitó a Brinda y dejó las armas de entrenamiento, mientras miraba con gesto de preocupación a Soenya. 

La romana palidece ligeramente al notar lo que allí había ocurrido y maldice para sus adentros por haberse ido. Lleva ambas manos a la espalda y las entrelaza lejos de la mirada de Gallio para calmar su ira y su frustración. No deja de mirar alrededor buscando obtener más información de su entorno.

-Siento haberle distraído de sus funciones, domine, le agradezco que haya venido.- responde Livia tras las palabras de la germana, forzándose a poner una expresión tranquila para ahorrarle la humillación a Soenya. Lo que menos necesitaba la rubia en este momento era sentir su lástima, cosa que no sentía, pero no deseaba para nada dar esa impresión.

Gallio miro a la germana y parecio darse cuenta finalmente de donde salia el olor. "Por supuesto. Seria lo mejor." comento sin pensarlo mucho asintiendo un par de veces. Alejandose de ella, tal vez sin ver su cuello o simplemente ignorandolo.

"En privado o junto a tus hermanas?" pregunto mirandolas a las demas. "En privado tal vez sea lo mejor. Si es asi hablaremos mas tarde en el dia."

Nego. "No hay nada que disculparse. Si hay algun problema es mejor que yo o mi prometida nos encarguemos." dijo conuna sonrisa que parecia mas calida de lo que debia. Dicho eso se fue separando un poco mas de las guerreras. "Si alguna quiere hablar conmigo tambien puede hacerlo como la germana." ofrece

Si no le importa, domine, a mí me gustaría hablar con usted, después de Soenya. Si es que no está ocupado. Tras decir eso vuelvo a mi actitud sumisa esperando su respuesta.

- Si alguna desea acompañarme no tendré problema, aunque si usted lo desea será en privado, Dómine. En cuanto salga del baño acudiré, si no es molestia.

Hizo una ligera reverencia con la cabeza antes de marcharse.

- Ahora, si me disculpa, marcho al baño a asearme. 

La voz de la germana parecía fría y contenida, como si estuviera luchando contra su propia bestia para marcharse de allí y así poder relajarse.

Antes de marcharse miró a Livia y asintió con calma con la cabeza en un gesto que bien podría interpretarse como un gesto de agradecimiento. 

Livia recibe la mirada de agradecimiento de su hermana pero eso no alivia su gesto de rabia. Esto no tendría que haber pasado y tal vez si no se hubiera ido...ya no tenía sentido castigarse por ello, pero igual debían hablar de lo ocurrido para estar prevenidas.

La romana asiente con la cabeza en dirección a Soenya y hace una leve inclinación al domine.

-Me hago cargo, ve tranquila por mi parte, germana.- dice pues sabe que a falta de el doctore y de la líder alguien tendría que ser responsable.