Partida Rol por web

- No sé si quiere fornicar con él o volver a pelear... Aunque algo me dice que una cosa les llevaría a la otra... Pero, no sé en qué orden... ¿Apuestas?

Primero pelean... mucho que vengar... respondo de nuevo en germánico entre risas.

Centrando su atención en el doctore y la romana, interesado y entre risas añado un comentario mas en el idioma de Soenya.

-​​​​​​-La humillación de la arena...

Dijo con una sonrisa mientras seguía observando

La gemana parecía de humor al estar hablando en su lengua, se reía con el Nórdico y miraba curiosa la discusión entre el doctore y la romana.

Continuó hablando en su lengua con el nórdico, parecía sentirse cómoda.

- ¿De dónde eres, nórdico? Mi tribu son los manimios... 

Mi tribu son los suiones, creo que así los conocerás mejor. ¿Como has acabado en este ludus?, parece que te defiendes bastante bien para acabar en un lugar así. Pregunto en nuestro idioma interesado en saber como un guerrero así ha caído en manos romanas.

La romana había seguido la conversación casi con el mismo interés con que habría seguido la pelea de dos hormigas pero entonces el Doctore le habló directamente a ella y se toma su tiempo para responder, tomando un par de uvas directamente del racimo utilizando su lengua y sus dientes de manera sensual y calmada:

...así que...eso era...

-Vaya...¿acaso vivimos en el Imperio Galo? ¿Se llama Pierre nuestro emperador? - pregunta con altísimas dosis de malicioso sarcasmo en la voz- ¿Desde cuando un galo puede tomarse el privilegio de juzgar la valía o no de un romano?

Se incorpora de manera que ahora, en lugar de estar sentada en el banco, se haya sentada en la mesa, aun Diulius esta muy por encima de ella pero no se deja intimidar por el físico del doctore, a quien no ha dejado de mirar a los ojos en todo momento. Esos grandes ojos azules, chispeantes de inteligencia y carisma:

-Mas si todo cuanto queréis es yacer con esta romana...siempre podéis probar a decirlo...- susurra, no para que no se le oiga sino para teñir sus palabras de un tono sensual e íntimo.

- Llevamos años en guerra con Roma... Quieren tomar nuestras tierras a la fuerza y nuestras tribus se unieron hartas de que violaran a nuestras mujeres, quemaran nuestros campos, esclavizaran a nuestros guerreros y guerreras... Pero vino un ¿Centurión? que nos destrozó... Terminé aquí para demostrar a mi pueblo que hasta los lideres pueden terminar bajo su yugo... Tras matar a unos cuanto guardias al final el Centurión decidió que serviría mejor como esclava, para dar un mejor ejemplo... Así pues, aquí estoy... Aunque prefiero haber terminado con una espada que una polla entre mis piernas... 

Se notaba un odio bastante evidente cuando hablaba de ese Centurión y realmente no tendría mucho más de unos 24 años de edad. 

Le dio un codazo cómplice al nórdico mientras reía y le indicaba que prestara atención a la conversación que estaba teniendo lugar entre el doctore y la romana.

- Te lo dije... 

Interesante... respondo a Soenya con una sonrisa ante el duelo del doctore y la romana.

Una líder tribal.... piensa que pocos romanos se salvan. Mientras tanto tenemos que seguir luchando para que los dioses nos sigan dando sus bendiciones, ¿tienes mucha confianza con la romana?, veo que la romana y mi hermano puede acabar muy mal o muy bien...

Los comentarios salvajes de la Livia no toman al Doctore por sorpresa, lo había previsto y no le molestaba que lo dijera, habiendo ignorado lo de "Imperio Galo" porqué Galia ya había quedado muy atrás para él. 

-¿Desde cuándo un romano no está dispuesto a mostrar su valía?¿No eres una mujer romana entonces?-

Verla pasar de sentarse en la silla al borde de la mesa, la mirada desafiante era especialmente cautivadora para el galo, atractiva e indomable realmente una mujer a considerar.

-Hablas de probar a un hombre de verdad, más no creo que aguantes un segundo conmigo, si eres romana, no haz de temer a hacer tu conquista, pero si retrocede ahora, sabré que eres una simple esclava-

Musitó acercándose un poco a Livia, miró a su alrededor, habiendo notado que había pocos espectadores, el calor no amainaba y todavía faltaban algunas horas para que él entrenamiento se reanudara. 

-Acompáñame-

Ordenó a la mujer, si era una romana, no importaba, en estos momentos estaba en un estado de esclavitud, y el había obtenido la rudis, siendo liberado de los grilletes, tal vez sea eso lo que fastidia a la mujer, o tal vez su discriminación natural por los celtas, no importaba ahora. 

Suavizó el rostro en espera de una respuesta, sin haber pasado por alto aquél tono sensual de su persona. 

Miró la escena, miró al nórdico y se mordió el labio esperando la respuesta de la romana. La verdad es que era un juego de lo más entretenido...

- Vamos Livia, aprovecha... Ya luego me cuentas qué tal cómo hombre es... Y de paso ya te cuento yo si el nórdico sigue siendo un nórdico de los que ya he conocido... 

- La confianza que te da pasar encerrada y encadenada horas con ella... Pero si, puedo decirte que me fío más de ella que de la griega y mucho más que de la egipcia... Si, veremos si es muy mal o muy bien... - Lo miró algo desafiante - Y tu... ¿Eres del que cumple con su palabra pues?

-​​​​​​-Un romano elige con quién mostrar su valía, y lo hace cuando quiere, no cuando se lo ordena un extranjero.- rebate, tanto para el Doctore como para la germana, ahora perdiendo un tanto el tono de jugueteo, sobretodo cuando vino el susurro y luego la orden- ¿Quién ha dicho que yo desee conquistarte? Me parece que ya lo he hecho aún sin querer. ¿Y qué pasa si me niego a acompañarte? ¿Traerás cadenas para obligarme?- pregunta, acomodándose más en la mesa, sin ninguna intención de levantarse. Si el galo quería que se moviera tendría que emplear algo más que palabras, con las consecuencias que ello pudiera acarrear.

​​​​​

Sin poder evitar reír abiertamente atraigo a Soenya hacía mi para susurrar algo en su oído tras ver el desafío de la romana a mi hermano, tras decirle algo a la rubia miro a mi hermano, ¿a que esperas?, he visto a niños de mi tribu mas valientes que tu doctore...

¿Antes o después de la pelea de ellos...?, ¿prefieres que nos marchemos y les dejemos o quieres esperar?. Pregunto divertido.

La mujer es tozuda, terca y muy lengua suelta, a la vez que atractiva, pero el Doctore estaba perdiendo la paciencia, miró a Nórdico para que se callara, o iba a pasarla mal en el entrenamiento vespertino.

Este endureció el rostro del Doctore, haciéndole sonreír con malicia, la esclava tiene todas las de perder.

-Tu palabras son una farsa, voy a enseñarte cual es tu lugar esclava-

Curiosamente la germana dejó que el nórdico la atrajera hacia él y le susurrara algo al oído haciendo que riera y asintiendo a sus palabras.

Parecía que el hablar en su lengua la había calmado e incluso se dignaba a sonreír, lo que mostraba a una muchacha joven y bastante atractiva, aunque seguía teniendo esa mirada y ese aspecto intimidante de alguien que no tiene reparos en romper más de un mentón con una sola caricia...