Partida Rol por web

La miró con calma - Tus dioses no me importan romana... Jamás pienso seguirles o adorarlos... Los míos están aquí, ocultos a vuestros ojos y sé que siempre estarán a mi lado mientras siga creyendo en ellos... Y quien sabe, quizás estén más cerca de lo que creamos... - Le guiñó un ojo ofreciéndole una jarra de agua. 

En un primer momento, Livia alargó la mano para tomar la jarra que le ofrecía la germana, pero, quizás la experiencia o quizás una corazonada la hicieron dudar y retiró su mano sin acercarse más a por el recipiente:

-¿Cómo era eso que decías? "nunca confíes en tu rival"-  imita burdamente el fuerte acento de la germana cuando le dio ese mismo consejo hacía escasos minutos.

Dejó la jarra de agua en el suelo y miró a la romana - También es bueno saber diferencias cuando alguien es tu enemigo y cuando es tu aliada... No sé cómo son las peleas en la arena pero yo he luchado contra otros líderes un día para el día siguiente luchar codo con codo contra tu gente... Quizás, algún día tengamos que combatir la una contra la otra como rivales pero quizás otro día luchemos unidas contra otros rivales... También es bueno saber diferenciar esas cosas... 

-Si...pero no es fácil. No se cómo te imaginas la vida de un patricio en Roma pero tampoco estas rodeado de amistades. Tal vez algunos tengan amigos de verdad pero...no era mi caso. Ni el de muchos a los que yo conocí. Aquí no te puedes fiar de nadie, todos quieren lo que tu tienes o lo que creen que tienes...por ese lado creo que he salido ganando. -reflexiona con una expresión de sorpresa- tal vez ahora que no tengo nada pueda tener amistades de verdad ¿no crees? Aunque un día debamos matarnos en la arena...al menos sabré que lo haces por tu libertad y no porque me odies.- por algún motivo este pensamiento parece consolar a la romana.

- ¿Patricio? ¿Qué es eso? Conozco algunas palabras pero no todas... Así que no puedes fiarte de ningún romano... Bueno es saberlo, gracias. - Volvió a mirarla con curiosidad - Dijiste que tenías siervas, pero... ¿No querrías decir, esclavas? ¿Cómo es ser ahora una de aquellas mujeres que te servían? ¿Cómo las tratabas? 

Volvió a mirarla ahora con una sonrisa en su rostro - Espero que eso no suceda... Si pertenecemos al mismo ¿lodos? No - Negó con la cabeza - Lu-dus. No deberían hacernos pelear a muerte, ¿no? Terminaría perdiendo dinero y también a una gran guerrera y una aprendiz de guerrera - Dijo para después reír y darle un codazo amistoso a la romana.

Niega con la cabeza pero se queda pensativa unos instantes antes de responder:

-Yo tenia sirvientas en la casa...es verdad que había esclavos para el trabajo duro y también en los negocios de mi marido, que le hacían algunas tareas de contabilidad y e incluso llevaban a cabo compras y ventas en las lonjas del puerto en su nombre. La esclavitud tiene muchas caras.- resume recolocándose la coleta-  no es lo mismo un sirviente que un esclavo...Verina es una sirvienta, por ejemplo. Ella no puede ser torturada como castigo, por ejemplo. Los siervos cobran un salario, a menos de que la servidumbre se establezca por ejemplo, para pagar una deuda, entonces el salario sirve para ir condonando esa deuda. Un siervo puede contraer matrimonio, con permiso del amo y no pueden ser vendidos y comprados...digamos que ser siervo es un trabajo, uno que no todo el mundo quiere hacer pero lo es. Ser esclavo es ser un prisionero del estado.

-Como siervas que eran, por tanto, yo las respetaba como personas, hacían su trabajo lo mejor que podían y cuando no era así, las regañaba, de la misma manera que regañaría a un carpintero o a un panadero si su producto no es bueno.-  Livia explica despacio, primero porque es consciente de que está introduciendo muchas palabras probablemente desconocidas para la germana y segundo porque es un tema que podría no ser entendido bien por alguien de otra cultura.- Patricio es un ciudadano romano con derecho políticos y sobre propiedades. Todo el que no es siervo, extranjero o esclavo, es un patricio. 

Se centra con aspecto reflexivo en la ultima parte de sus preguntas y se encoge de hombros:

-En principio, tienes razón, no tendría sentido, salvo que el ludus necesite ingresar dinero y ahorrarse el mantenimiento de gladiadores. Las luchas entre gladiadores de un mismo ludus no son muy habituales, por lo que tu dices, pero creo que atraerían mucha atención precisamente por lo raro. El domine del ludus puede buscar vender más caras esas entradas al tiempo que se ahorra una comida y engrandece a uno de sus gladiadores sobre otro. También podría hacerlo como castigo a los gladiadores por un intento de huida o cualquier otro asunto grave.

Empezaba a dolerle la cabeza con todas aquellas explicaciones que daba la romana, su mente intentaba quedarse con tantas palabras pero eran demasiadas palabras y demasiados conceptos... 

Livia podía notar como la germana había perdido parte del hilo de la conversación y que llegó un momento en que simplemente la miraba fijamente intentando descifrar qué decía, pues no estaba entendiendo nada.

- Livia... Me he perdido... Muchas palabras... - Se encogió de hombros como disculpándose con la romana - Lo siento, aún no entiendo bien del todo. Es complicado. 

-Vaya...em...lo siento...bueno dejémoslo en que un sirviente tiene derechos...y un esclavo no. Yo tenia sirvientas.- aclara, resumiendo muy escuetamente con una sonrisa- y yo creo que trataba bien a mis sirvientas. Bien como lo hace casi todo el mundo...no se maltrata a los sirvientes, puedes echarles y ya está. A los esclavos, bueno es otro tema.

La mira aún más extrañada - ¿Drechos? - Realmente se notaba que desconocía por completo aquella palabra - ¿Qué es eso? - Mira a su alrededor - ¿Cómo se trata a esclavos aquí? 

-Ajam...si Derechos...es como...las cosas que uno puede hacer. Por ejemplo...la domina tiene derecho a comprarnos y a vendernos ¿vale? Hay muchos derechos, pero los esclavos no tienen ninguno, los patricios tienen todos, incluido participar en política. O al menos intentarlo.- comenta con gesto de "si pueden", dando la impresión de que quizás este punto era mas complicado.

-Los esclavos...pues como perros.- resume encogiéndose de hombros- Son propiedades, ni más ni menos...nadie puede obligarte a darles de comer, ni a educarles ni a cuidarles...por eso no me canso de repetir que hemos tenido mucha suerte de acabar aquí.

- En mi tierra yo podía hacer lo que quisiera... Siempre que no perjudicar a mi pueblo... - Suspira - Para nosotros los perros son animales nobles que caminan junto a quienes han decidido seguir... Son animales ¿sagrados? - Dice intentando usar una de sus palabras - Pues Garm el guardián de las puertas del Hellheim, es un perro...

Mira a la romana - Sois muy raros... E incluso salvajes para ciertas cosas... Pero después, mi pueblo son los bárbaros... 

-Los perros...¿Sagrados? Bueno son útiles pero de ahí a compararlos con dioses o templos... -​​​​​​-empieza con gesto dudoso- en cualquier caso...si no puedo comparar el esclavo con un perro...imagínate que el esclavo es como un mueble. De hecho quizás sea más acertado eso pues muchos amos ni consideran que los esclavos sientan ni tengan una mente como la suya. - se encoge de hombros- aunque probablemente esto sólo es una forma de no sentirse mal por maltratar a otra persona. Por cierto...¿Sabes lo que significa bárbaro? ¿En mi lengua?

- ¿No tenéis animales sagrados? - Volvió a suspirar - Así que solamente somos muebles... - La mira con frialdad - ¿También son muebles las mujeres violadas tras arrasar sus aldeas? O los niños arrebatados de los brazos de sus madres muertas para ser vendidos como esclavos... - La miró sin parecer importarle el efecto que pudiera tener en ella - Si Livia, eso ha hecho tu gente en mis tierras... Violar a las madres, matarlas... Y no precisamente en ese orden... Y arrebatarle sus hijos para después venderlos como esclavos... Si la madre estaba muerta no había problema, pero seguro que tu mejor que nadie entendería el dolor de una madre cuando le arrebatan a su hijo de sus brazos... - Se encogió de hombros - No lo sé. 

Livia suspira escuchado su discurso sobre la guerra y la muerte. Realmente lo sentía, no podía imaginar lo que había sido la invasión para los pueblos y las aldeas...pero ella poco podía hacer para compensar el dolor de Soenya:

-Puedes seguir odiandome por lo que soy y por lo que represento para ti. Puedo imaginar lo que ves cuando me miras...cuando miras a esos guardias, cuando miras a cualquiera que haya nacido aquí. Pero la realidad es que no puedo cambiar el rumbo del Imperio...no puedo devolverte tu pueblo ni calmar tu dolor. -le dice realmente apesadumbrada, se incorpora para acercarse a la germana y sentarse más cerca de ella para mirarla a los ojos- Pero puedo decirte que al Imperio le da igual tu destino y tu rabia...así que en cuanto puedas...aléjate de sus fronteras todo lo posible. Vuelve a tu tierra, planta un árbol...ten un hijo...pero vive lejos de Roma. Sólo así podrás olvidar tu ira...o te consumirá. 

Mira como se sienta y se queda en calma, cuando la escucha niega con la cabeza - No tengo motivos para odiar a ti. - Miró a los guardias y la romana pudo notar otro tipo de odio - A los guardias romanos... 

Volvió a cerrar los puños con rabia mientras negaba con la cabeza y casi parecía que de sus ojos fueran a brotar lágrimas - Soy un mueble o un perro, ¿recuerdas? No puedo regresar, hasta no ser libre... Y quizás, si lo hago... Tu pueblo haya arruinado todo... 

La miró con determinación - Ah no, mi ira será mi fuerza... Y ella me llevará a la libertad... 

-A eso me refería con "cuando puedas"...perdona, no quería sugerir otra cosa.- Livia suspira, empatizando sin poder evitarlo con la mujer rubia, tal vez porque ella encarnaba todo lo que la romana hubiera deseado ser, alguien fuerte que no pudiera ser mangoneado, con rabia suficiente como para fabricarse su destino.- Ojala tuviera la mitad de tu fuerza, Soenya...ojala que tengas una tierra a la que regresar...ojala te reúnas con tu hermano. Pero...si no es así...aunque no sea así...nunca dejes de luchar...- le dice y sin saber muy bien porqué, tiene la necesidad de tomar un mechón de cabello rubio de la mujer y colocárselo detrás de la oreja, en un gesto...¿afectuoso? ¿solo eso?

- La tenes Livia, la tenes... Solo debes sacarla, descubrirla... - Suspira - Ojalá... Pero antes, tengo algo que hacer... Un alma que entregar a Hela... 

Miró a la romana y sonrió cuando puso el mechón de pelo tras su oreja.

- Jamás... Debo ganar mi lugar en el Valhalla o en Fólkvangr... - Le guiña un ojo cómplice - Lastima que tu pueblo no tenga un lugar para las almas de las guerreras... No podremos reunirnos y beber hidromiel... 

-¿Hidro...miel? Eso suena extraño y poco agradable...¿quién bebe agua con miel? Tal vez sea un buen remedio para las afecciones de garganta... ¿pero beberlo por gusto?-  era evidente que Livia no entendía a que se refería la germana, pero se sonrojó con sus palabras sobre que ella también tenía su fuerza- Gracias...por creer eso. Esperemos que tengas razón.

- Es la bebida de los dioses... Es una jäsning... - Intenta buscar una palabra o frase que ella pueda traducir y la romana entender - Fre... Fremen... ¿frementación? ¡Eso! Frementación de agua y miel. Más dulce que la cerveza y el vino. Se bebe en cuerno o en jarra. Deberías probarla...  Como diosas de la arena que seremos...

Le guiñó un ojo a la romana mientras la miraba con una sonrisa - Sabes que la tengo y lo descubriremos pronto... Ya verás. 

Livia pareció algo más convencida cuando encontraste la palabra adecuada:

-Ah...claro...igual que se fermenta el azúcar en la uva para hacer el vino...vosotros fermentáis miel con agua. Visto así debe ser un sabor agradable. Igual no es difícil conseguir esa bebida, hay muchos germanos que viven en Roma...- se esfuerza en pasar de puntillas por el tema de las condiciones en que muchos norteños vivían en el imperio- que seguramente hayan traído sus productos o incluso los elaboren aquí. Tal vez sea del gusto de muchos patricios y se comercialice, podríamos pedirle a Verina a ver si encuentra en el mercado ¿eso te gustaría?