Partida Rol por web

Al llegar Adama, Bester se encontraba mirando fijamente a los dos guardias de la puerta, en absoluto silencio, esperando una respuesta por cualquiera de los dos. La intervención de Adama hace que el agente aparte la mirada de ellos, y se gire hacia el Comandante. - Me gustaría que la próxima vez me deje hacer mi trabajo detenidamente, Comandante. - No se podía chasquear los dedos y arrancar la información de un sujeto así porque sí. Se necesitaba tiempo, trabajo y constancia para llegar a los objetivos, sobre todo con las tácticas no convencionales.

- Aun así, en última instancia lo importante es la consecución de nuestros objetivos. - Tras estas palabras, ponen rumbo al puente para informar al resto de la tripulación, y posiblemente, seguir aquella conversación más... pacientemente.

Al llegar al puente, Bester ocupó aquel puesto en las penumbras, la parte más alejada y oscura del puente, como si rehusara encontrarse en primera plana. Llevó las manos a la espalda, observando el discurso de Adama para la tripulación y aunque no mostró variación alguna en su rostro, si había un deje de preocupación en su mente y una pregunta que le rondaba.

- ¿Dejará entonces libre a Riddick? -

Asiento lentamente ante la pregunta de Bester -Eso es lo que me ha hecho perder el control durante unos instantes, señor Bester. Pensé que Riddick solo era una fuente de información y que, una vez obtenida de él, podríamos criogenizarlo hasta el fin de la misión. Sin embargo Smith lo ha traído aquí para que use sus contactos, para que viaje junto a mis marines a tierra y les ayude a encontrar información. No pienso probar a dejar suelto a Riddick en una misión arriesgada, en terreno ajeno y con los míos... sin comprobar de antemano cuál es su nivel de cooperación y su actitud frente al resto. Por ello prefiero dejarlo en libertad en la nave para observar su comportamiento y, si no resulta adecuado, tener pruebas y hechos con los que evitar que Smith sacrifique a mis hombres. Creo que he conseguido la total colaboración del reo pero estoy seguro de que, si no es así, podremos descubrirlo antes de que tengamos que hacer uso de él, de sus contactos y de su habilidad.

Observo al comandante y le agradezco su disculpa con un gesto de cabeza. No es necesario, ya que después de todo, está en su nave, pero es un gesto que le honra.

- Así es, comandante - corroboro cuando nos dice que Smith piensa dejar que Riddick baje con nosotros a Marte. - Al menos, es lo que yo entendí en la prisión. Ese es el motivo por el que creo que deberíamos conocer los planes y los contactos de Riddick antes de llegar hasta allí. - Creo que es algo tan obvio que ni siquiera me ha preocupado preguntárselo directamente al prisionero. - Salvo que haya cambiado de opinión y se haya decidido a compartir esa información con ustedes, creo que tendré que recurrir a Smith para buscar datos sobre ellos y Suther - añado concluyendo también mi conversación anterior con Bester.

Frunzo el ceño ligeramente. No me gusta la idea de dejar libre a Riddick en la nave; como tampoco me hace mucha gracia que venga a Marte con nosotros.

- Señor, estoy bastante convencido de que Riddick puede fingir ser el invitado modelo y apuñalar por la espalda con un vaso metálico a cualquiera con la misma facilidad. Desgraciadamente, me temo que analizar su comportamiento en la nave será tan fútil como esperar que nos ayude incondicionalmente. En el mejor de los casos se comportará esperando obtener algo a cambio; en el peor... bueno Smith se encargó de dejar claro que era imprescindible para esta misión, así que puede actuar sin miedo a represalias.

Guardo silencio un instante, dejando que los dos hombres lo piensen un momento. No pretendo que el comandante cambie de opinión, de hecho es probable que con Riddick eso fuese algo completamente contraproducente, pero sí que entiendan mi punto de vista.

- De cualquier forma, Comandante, asumo que a partir del momento en que se desactiven los grilletes magnéticos de Riddick, me convertiré en su sombra, ¿no es así? - El asesino ya me desprecia bastante, así que un poco más no va a importar demasiado.

El rubiales y el agente de la ONUG seguían hablando con profusión del asunto, incluso cuando el comandante salió de la sala. Greer desconectó mentalmente -al fin y al cabo la política no iba a servirle de nada cuando tuviese que pasarle la pensión a la zorra de su exmujer- hasta que el brigada Rogers les preguntó tanto a él como a Aghaton sobre el servicio en Marte. Y luego estaba Bester, mirándoles fijamente como si esperara que se uniesen a la conversación.

—Eh… —se tambaleó de un pie a otro, aunque por algún extraño motivo el movimiento fue de lo más pausado y ostensivo—, creo que Ochoa estuvo en Marte —intercambió una rápida mirada con Karl—. Sí, era Ochoa.

Esperaba que pasándole la pelota a su compañero se librase de aquel escrutinio tan molesto. A veces lo mejor era pasar desapercibido. 

El mayor Tigh contesta con tono seco, parece algo disgustado pero no sabríais definir con qué exactamente:

- El soldado David Tilford Ochoa forma parte de la escuadra del Sargento Pentecost - informa - Supongo que si no está de servicio en estos momentos, podrá encontrarlo en el comedor común de la tropa... no hay muchos más sitios donde puedan meterse los muchachos, teniendo en cuenta que sacrificaron el gimnasio para instalar ese enorme laboratorio.

El comandante Adama regresa al puente y se dirige directamente para hablar algo en privado con Rogers y Bester.

Pero entretanto da una orden al Oficial de Comunicaciones:

- Avise al cuerpo científico para que acuda al puente a presentar el informe situacional que han preparado - enarca las cejas de un modo bastante expresivo y añade - Y me temo que tendremos que hacer esto extensivo también a los directivos corporativos y su gente.

Adama se dirige en privado hacia los que parecen haberse convertido en sus asesores de confianza, Bester y Rogers:

- El prisionero me ha transmitido algunos datos acerca de sus colaboradores, de momento algo puramente simbólico, pero me temo que deberá actuar sobre el terreno, en Marte, para que podamos sacar un mayor provecho de él. Ustedes saben que, si por mi fuera, ese hombre no estaría en mi nave. Sin embargo, dadas las circunstancias, prefiero ser yo el que haga tratos con él y juzgue su actitud. No voy a dejar algo tan esencial en manos de Smith - parece tener muy claro ese aspecto - Y usted, Rogers, le acompañará practicamente todo el día. Creo que puedo fiarme de que Riddick mantendrá una actitud conveniente a bordo, pero no arriesgaré la vida de los tripulantes de esta nave. Hablaremos con más detenimiento una vez se haya expuesto el informe.

Una vez más el teniente Gaeta transmite las órdenes del comandante por el sistema de megafonía de la nave:

- Se solicita la presencia del cuerpo científico en el puente de mando para presentar el informe situacional que les fue solicitado. También deben personarse Mr. Smith y la consejera Wray.

La megafonía de la nave resuena de nuevo con la voz del teniente Gaeta:

- Se solicita la presencia del cuerpo científico en el puente de mando para presentar el informe situacional que les fue solicitado. También deben personarse Mr. Smith y la consejera Wray.

Lucy observa todo lo que acontece por el puente de mando con curiosidad. El comandante Adama parece bastante ajetreado intentando mantener reuniones privadas con varios grupos, y afortunadamente, ella no está en la lista. Sin embargo, debe permanecer junto a su mentor hasta que este no le diga lo contrario, y además, está deseando ver cúal será el siguiente movimiento de Adama respecto a Riddick.

Es por ello que todavía no ha abandonado el puente.

Cuando escucho el mensaje por megafonia, me detengo en mi camino por los pasillos. Mi presencia al lado de la Consejera Wray estaría mas que justificada, por lo que me encaminé al puente de mando para poder escuchar el informe científico y saber qué habían averiguado.

-¿Me pregunto si a esta reunión traerán al recluso? Un preso que el Comandante Adama aseguro que tendría perfectamente controlado. Aunque el perfecto control nunca existe. Por que si algo quiere la persona que esta controlada, es romper esa situación a toda costa. Y yo de eso sabia bastante.

Smith se presenta raudo en el puente de mando tras oír el aviso por megafonía...

Y como siempre, le acompaña su secretaria personal, siempre callada y en segundo plano... aunque en esta ocasión podéis ver como se separa discretamente de Smith y cruza unas palabras en privado, todo susurros, con el comandante Adama y el reducido grupo con el que conversaba en este momento.

¿Qué ha sucedido ahora? Se pregunta el doctor Baltar mientras entra a al puente de mando. Parece que ya ha llegado una buena parte de la dotación de la nave al centro neurálgico de la misma, así que, silencioso, se hace a un lado y observa pacientemente el desarrollo de los acontecimientos.

La secretaria del hombre de la Weyland-Yutani se os aproxima para deciros en privado:

- Mr. Smith me ha entregado el mando de los grilletes magnéticos del preso de Himalia -ni siquiera se refiere a Riddick por su nombre, no fuera a humanizarle lo más mínimo- Así que si desean traerlo al puente de mando para que asista a la inminente reunión, por si su punto de vista puede aportar algo a lo que se exponga, estaré encantada de acompañarles... pero Rogers debe estar presente en todo momento para controlarle.

Observo como poco a poco el puente de mando se llena con la gente necesaria para aclarar el siguiente paso de nuestra misión. Cuando la secretaria de Smith se acerca a mí confirmándome la posibilidad de traer al reo noto que, poco a poco, todo empieza a encajar, aunque la actuación de Riddick en el puente será decisiva para saber lo que podemos esperar de él.

- En ese caso vamos a por él -respondo en voz baja, acercándome a Rogers a continuación -Brigada, acompáñeme.

Tras la orden salgo del puesto de mando acompañado por la rubia y el especialista.

Nada más salir y, sin detener la marcha, doy las órdenes pertinentes en voz baja a Roger -Vamos a traer a Riddick a la reunión con el fin de que pueda aportarnos información si es necesario. No quiero que el resto vea en él una amenaza inminente, razón por la que vendrá con nosotros libre de grilletes, pero no quiero que se despegue de él ni un instante. Está autorizado a retener y detener al reo de la forma que estime conveniente si la situación se complica -mis órdenes son claras y decididas, propias de un comandante. Sin embargo, no se me olvida quién es el hombre con el que hablo y cómo empatizo con su forma de pensar -Gracias por todo Rogers.

Mientras llegan al puente de mando para presentar su informe, los doctores Kavanagh y Kern se cruzan con el comandante Adama, ese soldado especialista que parece un superatleta y la secretaria personal del hombre de la Weyland-Yutani (sí, esa que comparte camarote con él) que salen en este momento comentando cosas entre ellos privadamente, en voz baja.

Los dos científicos por el contrario venían conversando animadamente, aunque se echa en falta a al Dr. McKay, que por ende es el jefe de su departamento y debería ser quién presente oficialmente el informe que han redactado.

Y es que los divos se hacen esperar.