Solo para el Master
Isil, yo estoy esperando a que declares que pasa la noche para contarte lo que hago al dia siguiente.
El resto de esta noche lo paso cazando... tu diras si tengo que hacer alguna tirada.
Ok, doy por hecho que cazas por sigilo y utilizando ofuscación (manipulación+subterfugio), que es donde tienes más dados: 6. Sin embargo, como solo tienes 4 puntos de sangre, ese es el máximo de dados que puedes tirar. Como dedicas bastante tiempo (aproximadamente 4 horas, que después irías hacia tu refugio, porque amanece poco después), añadimos dos dados más. Tiras entonces 6 dados a dificultad 8, que a esas horas apenas hay ya gente por las calles.
Te toca deambular un buen rato, hasta que en una de las callejuelas al sur de la Catedral un par de mendigos parecen dormir plácidamente bajo unos soportales. Sin mucho problema, te acercas y comienzas a beber del primero... el mendigo, tras un momentáneo forcejeo al despertarse, no opone resistencia. Tomas dos puntos de sangre de él y le dejas para ir a buscar al otro, de quien tomas otros tres.
Así que ahora tienes 9 puntos de sangre. Y luego te vas a tu refugio, que ya va a amanecer.
Tirada oculta
Tirada: Caza
Resultados: 9,5,2,2,7,3
Resultado final: 1
Tirada oculta
Tirada: Caza
Resultados: 5,10,7,6,2,10
Resultado final: 2
Son las 5 de la mañana. Amanece en Toledo. Día 3: Lunes.
Poco después del amanecer, un muchacho llega a la Catedral. Llama a la puerta y espera un poco. Al no obtener respuesta, empuja el portón con esfuerzo y entra. Poco después, sale de la Catedral y se dirige a las calles del mercado.
Poco después del amanecer, un muchacho llega a la Catedral. Llama a la puerta y espera un poco. Al no obtener respuesta, empuja el portón con esfuerzo y entra. Dentro, el sacristán está ocupado limpiando el suelo.
Sacristán: ¿si?, ¿qué se le ofrece?
Pablo: buenos días. Traigo una misiva urgente para el abad de la catedral, de parte del señor De Castro.
Sacristán: Ummm, trae aquí, yo se la daré. ¿Espera respuesta?
Pablo: ... No lo sé. Imagino que sí. Vendré por ella al mediodía.
Sacristán: De acuerdo. Buenos días.
Pablo: Buenos días.
Pablo sale de la Catedral y se dirige a trabajar en la herrería del mercado.
El sacristán encuentra al abad atendiendo sus propios asuntos y le hace entrega de la misiva, que éste lee con interés. Toma asiento en su escritorio y en un legajo limpio comienza a escribir con esmerados caracteres:
Apreciado Señor De Castro,
Agradeciendo sus palabras y su cristiana devoción por la Santa Iglesia de nuestro Señor, y en particular por nuestra amada Catedral, no puedo por menos que aceptar su invitación para discutir tan piadoso asunto. Usted dirá en qué momento podremos reunirnos, siempre claro, que ello no interfiera con mis labores.
Referente a su preocupación acerca de la cristiandad de Fray Esteban de Mesanza, Director de la Escuela de Traductores puede usted estar tranquilo, pues Fray Esteban siempre ha cumplido con sus deberes cristianos, además de los académicos, y pese al deseo incansable de adquirir conocimientos del señor De Cremona, no me consta que Don Gerardo, erudito de renombre, fuera pecador en vida. Tal es la fama que le precede que por lo que veo alguien ha querido gastarle una broma invitando a cenar a su cadáver. Sobre las relaciones con otros mecenas de la cultura, y disculpe que continúe el chiste, no hemos de olvidar la gran labor que la Escuela de Traductores lleva haciendo durante años, ya desde los tiempos de su primer Director, Don Domingo Gundisalvo, Dios le conserve muchos años. En cuanto al señor Levinki, como usted bien dice, es conocido por frecuentar tabernas y nadie tiene claro cuáles son sus negocios, aunque tampoco tengo noticias de que sea pecador.
Esperando que su conciencia y sus humores queden tranquilos con estas informaciones, le saluda atentamente,
Don Federico de Morcuera, abad de Santa María, por la gracia de Dios y la Santa Iglesia.
Carta que se le entrega al abad:
Su Eminencia (nombre del abad)
Llega por estas fechas a mi cristiana consciencia la habitual necesidad de efectuar una humilde ayuda en oro al encarecido esfuerzo que la santa iglesia y en especial su eminencia ponen cada dia de nuestro señor en guiar, bendecir y cristianizar esta tierra de Dios, la que pronto veremos libre de sacrilegos sin duda, por la suma de vuestros denodados esfuerzos. Asi pues me gustaria invitaros a esta vuestra casa, donde discutiriamos la cantidad a aportar. Y en estos dias me veo ademas en la obligacion de preguntaros sin animo de que parezca comentario de lengua facil, diretes o rumores de mentidero, sobre monseñor Fray Esteban de Mesanza, y su colega Gerardo de Cremona. Eruditos de gran renombre con los que compartire mesa la noche de mañana, y por tanto me gustaria saber de ellos si son buenos cristianos, los lazos que los unen, y cualquier relacion que tengan con otros mecenas de la cultura. En especial el señor Levinki, conocido mercader de tabernas y alternes. Si vuestra eminencia pudiese hacerme llegar esta informacion o cualquier que su inspiracion crea debo conocer antes de la caida de la noche, le estaria aun mas en deuda si cabe. El apellido de Castro siempre se ha preciado de una rectitus cristiana impecable, por lo que entendera que quiera saber con quien comparto mi pan. Espero con avidez su siempre esperada visita y me pongo humildemente a su servicio por la gracia de Dios.
Siempre suyo, Anton Sevarus de Castro.
Al mediodía, después de terminar la misa, un muchacho con ropas de trabajo y las manos ennegrecidas se acerca a la catedral. Deja salir respetuosamente a los fieles y se descubre antes de entrar en el templo. Pocos minutos después, sale de la Catedral con un sobre lacrado entre las manos y se dirige de nuevo al mercado.
Son las 20 de la tarde, anochece en Toledo. Noche 3: Lunes.
Durante todo el día y ahora también por la noche, se puede ver una cuadrilla de la Santa Hermandad patrullando los alrededores de la Catedral.
Tras los últimos acontecimientos ocurridos en la plaza del mercado (ver escena "El mercado"), todo Toledo es un hervidero de corrillos donde se comenta lo acontecido.
Anochece en Toledo. Noche 4: Martes.