Partida Rol por web

Valar Morghulis (+18)

Sunspear (Dorne) (Lewyn)

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04/05/2023, 18:09
Lewyn Martell

Finalmente habían llegado. Desembarco del Rey, la joya de la corona. La populosa y sobrepoblada alcantarilla llena de crimen y relajación moral, que albergaba los grandes septos y estructuras de las que se vanagloriaban los ándalos.

Sin duda era monumental. Pero a él, precisamente, no le parecía demasiado bella, ni señorial. Era una ciudad de piedra rojiza con un castillo desproporcionado. De sobras sabía que para muchos targaryen, era preferible habitar Rocadragón que aquel lugar, que simplemente había quedado marcado como punto de inicio para la conquista de Poniente hacía generaciones.

Corría algo de viento, como era usual en aquella época del año. Sus acompañantes, poco viajados, podían sentir algo de frío, al menos comparado con el otoño dorniense. Por su parte, había viajado lo suficiente para conocer otros climas, y sabía como vestirse apropiadamente para cada uno de ellos. El lino y la seda daban paso a los brocados, los forros de lana y el anascote.

La comitiva de Lanza del Rey se había vestido acorde para el desembarco, con un cierto despliegue de música y colorido. La guardia amarilla formó un pequeño muro en el embarcadero. Hombres armados con lanzas y arcos recurvos hechos con poderosos tendones de gacela, que se dispusieron junto a los portaestandartes, palafreneros, danzantes, eunucos, mucamas y demás criados del séquito principesco. La hechicera Dorilea Orlenior desembarcó antes que Lewyn y sus hermanas, y su extravagante aspecto arrancó alguna mirada incrédula entre los ándalos.

La banda de música tocó las trompetas, tambores y los instrumentos dornienses, que resultaban poco conocidos en aquellas latitudes: estandartes de crin de caballo con platillos, címbalos, timbales y cevgen. La enigmática guardia personal del príncipe, los derviches, formaron un pasillo para que el soberano de Dorne bajara del buque.

Vestía "sencillo" y con reminiscencias norteñas, prescindiendo del turbante y con uno de esos abrigos que tanto gustaban en la capital (con la diferencia de la que peletería del suyo era digna de un rey). Y lo más importante: lucía la mejor de sus sonrisas.

Detrás de él bajaron sus hermanas Emberlei, Senelle y Leylan, escoltadas por un apuestísimo y gallardo Vorian, al que acompañaba su madre con una dignidad y prestancia propias de una emperatriz. Hubo un intercambio de cortesías y reverencias, sobre todo por parte de sus hermanas. Él, sin embargo, se acercó a la princesa casi de tú a tú. En realidad, su rango era teóricamente el mismo. La miró un momento y por primera vez. Sin duda era una belleza targaryen. No delicada, pero si guerrera, de rostro bien proporcionado y afilado. Su espalda recta y su ademán señorial, altivo e impaciente demostraban que era una mujer de armas tomar.

En el sur acostumbraban a saludar a las mujeres con dos besos en la mejilla, especialmente a las de la familia. Él sin embargo tomó la mano de la princesa y depositó un beso en su dorso, siguiendo los protocolos de los targaryen.

-Ruego me excuséis, pero creo que si nos tenemos que tratar de "alteza" todo el rato, pueda resultar farragoso además de tedioso. Llamadme como gustéis, aunque para mí Lewyn estaría bien... princesa Cesaelyss.

Tully era un personaje bien conocido, aún en Dorne. El consejero de la moneda era toda una institución, y se carteaba frecuentemente con todos los señores y feudatarios del reino en busca de los impuestos que pertenecían a la corona, además de perseguir préstamos y otras derramas.

-Perded cuidado, señor Tully. No es la primera vez que visito el norte. De hecho, una vez estuve en las tierras de los Karstark, cerca del muro. Mis hermanas y séquitos sabrán adaptarse enseguida, pues las noches en el desierto son tan frías que en ocasiones se forma una gruesa capa de escarcha.

Volvió a mirar a la princesa con un suave parpadeo. El objetivo era, obviamente, generar una primera buena impresión. Y desde ahí, ir construyendo cierta relación de confianza, cortesía... y quizá y solo quizá, atracción.

-Para nosotros es un placer, simplemente, que nos hayáis recibido. Así puedo comprobar que lo que había escuchado se quedaba bastante corto. Permitidme que os presente a mis hermanas. Leylan, la más brava de Lanza del Sol -ella se inclinó brevemente- Senelle, que convendréis conmigo posee una belleza espectacular -su hermana sonrió y se inclinó- Y mi joven hermanita Emberlei, que desea entrar a vuestro servicio en la corte, si se lo permitís -la joven ejecutó una graciosa y profunda reverencia- Además de mi hermanastro Vorian, un consumado jinete y guerrero que espera con ansia participar en el torneo -él se llevó la mano al pecho y se inclinó sin dejar de mirarla- Y su madre, Wylla Yronwood, mi sabia consejera y antigua preferida de mi padre, que en paz descanse...

La "reina zorra" se acercó a la princesa y, ella sí, le dio un beso en la mejilla, seguida de una sonrisa.

-Alteza, no lo recordaréis, pero estuve presente en vuestra presentación en sociedad, a los catorce años. Entonces os vi hermosa y valiente, y ahora os encuentro convertida en una mujer fuerte y decidida. Y eso me regocija.

Su tía estaba allí, entre los cortesanos que habían acudido para recibirles. Ardía en deseos de saludarla, pero el protocolo mandaba. Y él pensaba aprovechar en lo posible los momentos en los que pudiera estar cerca de la princesa y heredera.

-Si no es molestia, me gustaría presentar mis respetos a vuestro padre. Hace años que no lo veo, y tengo un regalo para él. Además de otro para vos, que espero me perdonéis, os presentaré en su momento, para no convertir esto en algo demasiado protocolario -sonrió, despacio- Para no molestar a vuestro padre con mi numeroso séquito, hemos dispuesto a través de mi tío, lord Tyrell, un palacete en la ciudad para poder aposentarnos. Espero que no os moleste, pero imagino que con motivo de los fastos, serán muchas las familias nobles que habitarán ahora mismo la Fortaleza Roja.

Parpadeó, pensativo. Comenzaron a andar por el embarcadero en dirección a la ciudad.

-Decidme, mi señora. ¿Qué os apasiona?, ¿La caza, la danza?, ¿El ejercicio de las armas? Me gustaría compartir con vos alguna de estas actividades. Para conocernos mejor, si os parece bien.

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04/05/2023, 20:31
Cesaelyss Targaryen

Tenía que reconocer que los Martell tenían un sentido del protocolo muy distinto a ellos, de hecho la habían sorprendido porque había mucho más música, ritmo y color en toda su comitiva que en la de ellos en la que sólo había estandartes, guardias, el señor de la moneda y ella recibiendo entre trompetas a todos ellos. El desfile no se hizo esperar. Dorilea hizo que la princesa la observara quizás más segundos de los que normalmente habría ocupado y pensó que quizás podría echar mano de ella, aunque en secreto, pues no estaría bien visto entre los suyos. Lewyn vestía muy bien, de hecho se veía muy apuesto y dejaba claro que no se rendía ante nadie. Cesaelyss sonrió mientras lo escuchaba y asintió mientras él besaba su mano.

-Entonces será Lewyn... Al menos por ahora. Os agradezco vuestras palabras, la belleza es algo que me fue concedido, sólo tuve suerte-la rubia sonrió con cierta complicidad y prosiguió, aún cuando Lewyn se había referido a lord Tully, ella contestó.-No me queda duda que sabéis vestir muy bien y estoy segura que tendréis algunas historias interesantes que contar de Karstark y yo quiero escucharlas.

La verdad no era que le interesaran mucho esas historias, pero inicialmente le interesaba escucharlo hablar. La presentación sirvió para ello, ella sabía que debía aprenderse los nombres de todos ellos como una cortesía. Fue saludando uno por uno con el nombre que Lewyn los presentaba. Claramente dedicó un halago a la hermosa hermana de Lewyn y le resultó bastante interesante que los hermanos fueran buenos mozos, quizás su prima por fin se casaría pero no dijo nada hasta que la madre del hermanastro y consejera de Lewyn le saludó de aquella manera. La habría rechazado de ser otra la situación pero en cambio lo permitió.

-La verdad no lo recuerdo mucho pero OS lo agradezco tanto... Digamos que he tenido tiempo de madurar y cambiar para bien, mi lady. Será un placer conocerlos un poco más ahora que soy más mujer que niña...

Echó una mirada a Vorian y dejó que el más joven de los Martell besara su mano. Luego volvió a poner atención en Lewyn.

-Es una comitiva estupenda, extraordinaria... Bienvenidos-la sonríes era sincera o eso parecía.-Hagamos lo siguiente, os llevaré hasta el palacete de vuestro tío y una vez que dejemos a todos instalados, iremos a ver a padre. Lord Tully, lo veremos en el castillo.

El señor de la moneda se retiró con algunos hombres luego de despedirse de los recién llegados y quedar a sus órdenes. El resto tomó el camino al palacete que no estaba lejos de allí por suerte. Cesaelyss entonces decidió responder a Lewyn.

-Me apasionan muchas cosas, no sé si podría enumerarlas...-ahí estaba esa sonrisa maliciosa otra vez.-Pero si hablamos de las cosas que se pueden decir: me gusta la caza y no os negaría un buen duelo de espadas... Claro que tendría que ser un secreto o el Rey Padre no lo permitirá. ¿Y a vos que os apasiona?

Sabía que Lewyn debía tener una mujer, la fama de los dornienses no era poco y había rumores que podían llegar incluso a los oídos de una princesa en la Fortaleza Roja. Mientras esperaba su respuesta, la rubia levantó la mirada y se encontró con el palacete de los Tyrell.

-Bueno... Si deseáis acomodar a vuestra comitiva y ordenar un par de caballos, podríamos volver cabalgando a la Fortaleza.

No lo miraba a los ojos, miraba el palacete. ¿Jugaba? Parecía pero nadie podía estar seguro, no en ese momento al menos.

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14/05/2023, 18:50
Lewyn Martell

Intercambiaron cumplidos y cumplieron cumplidamente con lo que el protocolo exigía. Le habló de algunas vivencias, concentrándose sobre todo en curiosidades. A través de ellas, uno podía tomar mejor la medida acerca de los intereses del interlocutor. También calibraba su personalidad, a través de las respuestas, de las reacciones o de cómo modulaba la voz.

Llegaron finalmente al palacete donde su comitiva se iba a aposentar. Y efectivamente dejó que lo hicieran, comenzando a trasladar personas y equipajes, ocupando las estancias y procurando las vituallas. Por su parte, él tenía una visita que realizar.

-Una magnífica idea. No hagamos esperar a vuestro padre -mandó, pues, que trajeran a los caballos.

La respuesta a la pregunta le satisfizo. Tal y como parecía, estaba delante de una mujer de armas tomar, de las que disfrutaban más de lo prohibido y de la actividad física. Si era adrenalina lo que buscaba, él podría proporcionarle aquella clase de experiencias.

-Dos pasiones que comparto, y no es ningún secreto. Supongo que podríamos compartir impresiones sobre las diferencias entre la danza del agua y la esgrima ándala -sonrió, despacio- No os preocupéis, en esta misma casa podremos realizar esa actividad. O donde gustéis, fuera de ojos indiscretos. En cuanto a la caza, posiblemente mi tío o algún noble afecto nos permita usar su coto.

Cuando les trajeron los caballos, el suyo tenía el estribo corto y la silla con los borrenes bajos, al estilo de monta que gustaba en Dorne. Un magnífico ejemplar tordo y de pura sangre, que montó de un ágil salto. Imaginaba que ella no apreciaría a un adulador que la ayudase a montar, ni estaría necesitada de aquella gentileza.

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16/05/2023, 15:01
Cesaelyss Targaryen

La princesa esperó con paciencia, su padre le había prometido algo si se comportaba y ella había aceptado. Además, la compañía de Lewyn no era desagradable, lo cuál le sorprendió bastante porque no era un tipo burdo sino todo lo contrario. Cuando volvió y se montó en su caballo, ella se acercó al caballo donde ya estaba montado Lewyn y acarició al animal desde la crin pasando por el cuello y dando un par de palmadas en el muslo.

-Es una hermosa montura esa...

La rubia sonrió, echó una mirada a Lewyn y luego con agilidad se montó en su caballo. Ciertamente no necesitaba ayuda, tampoco la hubiera querido porque había cosas que prefería hacer sola.

-Estoy segura que padre tiene mucha paciencia...-sonrió, ella solía sacarlo de su juicio bastante pero eso no lo dijo.-Me parece una gran idea, nunca ha sido más interesante esconderse que para intercambiar unos golpes.

Comenzaron a andar rumbo al palacio, a buen paso pero aún lo bastante cerca como para que ella le respondiera.

-Como veréis no soy una persona fuerte, soy más bien ágil... La danza del agua es algo que me ha sido enseñada desde niña, os podría sorprender. Nada como una espada ligera para mí.

Cesaelyss lo miró de nuevo, con cierta seriedad y un toque de desafío que no podía evitar sentir como una ligera emoción.

-¿No te vas a aburrir cazando conmigo?-directamente lo tuteó olvidando el protocolo.

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18/05/2023, 19:25
Lewyn Martell

Una targaryen que practicaba la danza de los braavosi, tenía que ser una personalidad digna de conocer. Y era cierto que a cada momento que pasaba su interés por la princesa crecía. Había esperado una anodina chica criada entre algodones pero lo que veía le sorprendía por momentos. Él no tenía ningún problema en amoldarse a mujeres de armas tomar, porque estaba rodeada de ellas. Sus propias hermanas tenían aquel carácter, por otra parte tan común en Dorne.

-Interesante. Tendréis que decirme entonces quien fue o es vuestro maestro de armas -sonrió, afable- Y por supuesto, medirnos en cuanto tengamos ocasión. En secreto, por supuesto.

Disfrutaba viendo como algunas partes de la ciudad eran exactamente iguales a como las recordaba, y como otras se habían transformado o desaparecido. Sin duda aquella la gran capital de los Siete Reinos, y el bullicio de sus calles lo demostraba.

-¿Aburrir? No creo. Tendríais que sorprenderme con alguna clase de manía aborrecible, de la que no os creo capaz. ¿Qué os gusta más, la caza menor o la mayor? -la pregunta iba con segundas.

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21/05/2023, 17:54
Cesaelyss Targaryen

Cesaelyss se quedó sería durante unos segundos.

-Mi maestro murió, era viejo y tuvo un accidente o...hizo un alto para mirar a su acompañante mientras seguían avanzando.O eso me dijeron, no se suponía que estuviera aquí para enseñarme pero lo hizo y mi padre no lo tomó muy bien. Digamos que tiene recelos con algunos, si no, la mayoría de los que me me rodean.

Ella no sonrió, ella miró dijo a Lewyn; debía ser maravilloso crecer en una cultura donde les era permitido aprender como a los hombres de su familia pero no dijo nada al respecto, ella era lo que era precisamente por no ser como los hombres de su casa y quizás también porque al ser hija única, sus caprichos casi siempre era concedidos o al menos eso quería su padre que creyese. Ella adelantó un poco su montura, invitando al dorniense a poner un poco más de velocidad y dejándolo ver sus espaldas por unos segundos, luego volvió y lo rodeó con su caballo mientras le sonreía.

-¿Os parece que tengo cara de cazar conejitos y zorros? La caza mayor es mucho más emocionante, príncipe-seguía rodeándolo y hablando con cuidado de no molestar la montura del príncipe.-¿Y a vos? ¿Corremos hasta el castillo y el que pierde le da un premio al otro?

Dejó de girar alrededor del él, disfrutaba salir del castillo, tenían un séquito detrás pero estaban en tierras seguras y no había mucho más por lo que preocuparse o eso creía la princesa.

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23/05/2023, 05:49
Lewyn Martell

Había tocado un tema delicado. La muerte de un maestro era siempre sentida, a veces incluso más que el de un familiar. Después de todo, muchos maestros de armas eran al mismo tiempo auténticos maestros sobre la vida, capaces de dar lecciones que un familiar, incapacitado por el arraigo y la sobreprotección, no podía o sabía dar.

-Lamento esa pérdida.

Comenzó a rodearle con el caballo. Ella no lo sabía, pero en los picaderos principescos de sus establos, aquella ceremonia se hacía durante las cubriciones de los sementales a las hembras, para que ambos pudieran verse y olerse bien. El gesto le hizo sonreír, pensando en si su objetivo era similar.

-¿Una carrera? -sonrió ante la idea- Solo puedo decir una cosa y es...

Picó espuelas sin previo aviso, iniciándola. Conocía el camino hacia la Fortaleza Roja, al menos a través de las grandes avenidas.

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24/05/2023, 14:45
Cesaelyss Targaryen

Cesaelyss acepto el pésame asintiendo con la cabeza, no quería decir más porque en realidad era un dolor que casi no compartía con nadie. Con Aenys alguna vez pero ellos eran muy cercanos, casi se habían casado y no había sucedido más porque el padre de él los había descubierto. Demasiados recuerdos dolorosos en una sola frase así que intentó despejar su mente, Lewyn ayudaba bastante, no era un ser burdo, viejo y desagradable, por el contrario, Dorne estaba muy bien representado con aquel hombre que había enviado a Desembarco.

-¡Hey! Eso no...

La tomó por sorpresa, claro, que sí y eso la hizo sonreír. Tendría que dejarlo ganar porque él era el invitado pero no se lo pondría fácil porque evidentemente esas cosas no le gustaban a Lewyn, en realidad a ningún hombre que se preciara de serlo. Lo siguió a galope, las calles se tornaban angostas por momentos, la gente se giraba a mirar a la pareja, seguramente serían la comidilla del día pero poco importaba. Después de varios minutos en los que por momentos ella tomó la delantera, finalmente las puertas de la fortaleza se abrieron para Lewyn primero. La princesa bajó de un salto de su caballo y enseguida un mozo vino por él, ella se acercó hasta donde estaba Lewyn y mirando hacia arriba lo felicitó.

-Felicidades por la victoria. Voy a querer una revancha, pronta...

Había un desafío en los ojos de la rubia, algo implícito, esas cosas que hacían las mujeres sin dejar todo a la vista, un indicio apenas. Acarició al caballo y lo tranquilizó mientras él se apeaba.

-¿Listo para ver a mi padre? Creo que le gustarás... Puedo quedarme o dejarlos a solas, vos decidís.

Ella jugaba un poco.

Notas de juego

Un post tuyo más y vemos al viejo.

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24/05/2023, 18:57
Lewyn Martell

La carrera estuvo reñida, pero no le cupo duda de que le habían dejado ganar. No es algo que le molestara, pero realmente quería trabajar para que ella se sintiera apreciada, valorada e incluso enaltecida cuando las circunstancias lo requirieran. Pero para acometer esa empresa, debería acercarse más a ella. Como primera aproximación, la experiencia estaba resultando agradable.

Sonrió ampliamente, bajando del caballo a las puertas del castillo. Un criado se apresuraba a tomarle las riendas.

-Cuando queráis. Soy todo vuestro, a ese respecto.

Y a otros. Pero no de momento lo quiso dejar ahí. La pregunta le hizo levantar la mirada. No tenía problema. Obviamente no iba a tratar con su padre ningún asunto concerniente a ella. No en la primera visita, y no de forma pública. En esta cuestión, si es que procedía, obraría con la elegancia que le caracterizaba.

-Por supuesto. Venid. No esperaba menos.

Se acercó y le ofreció la mano para ayudarla a bajar. No hacía falta, pero era un gesto caballeroso. Además, quería experimentar la sensación de tocarla, aunque fuera brevemente. Sin resultar pesado, ni forzar la situación.