Partida Rol por web

Y no quedó ninguno: Diez Negritos

6. Almuerzo

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24/02/2011, 02:07
Karen Walker

-Me alegra que haya propuesto tal cosa, reverendo. Yo estaba a punto de proponer lo mismo, aunque no me atrevía a hacerlo, ciertamente, he de excusar mi timidez.

La verdad es que sentí alivio al ver que había sido otro quien lo había propuesto. Iba a hacerlo yo, pero la verdad es que llevaba unos minutitos aguardando a ver si alguien lo hacía en mi lugar. He de admitir que me cuesta desenvolverme en una actitud dominante, y eso que llevo muchas celebraciones con gente importante a mis espaldas. Pero no logro acostumbrarme al mundillo de las celebridades.

-El menú que comentaron antes tenía aspecto de ser sublime. Admito que hace un rato que mi boca comenzó a salivar ante la mención de tan desenfadada pero suculenta comida.

¿Y por qué no? Rompamos un poco el hielo hablando de cosas triviales.

-Pese a mi delgadez, la verdad es que no puedo negar que no soy una auténtica señorita a la mesa.

Una tímida risa para adornar mis palabras.

-No puedo negar que disfruto de un buen plato como el que más. Lo de comer como un pajarillo se hizo para auténticas damas, no para mí.

Sonrío a los presentes mientras tomo un pequeño trago de mi copa.

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24/02/2011, 12:20
William fox

-Si yo tambien creo que deberiamos comenzar a almorzar. Señor Calvincott, ¿nos va sirviendo el primer plato? ¡Oh, un momento! Quizás el reverendo quiera honrarnos bendiciendo la mesa antes de comenzar. No se si todos ustedes seran o no creyentes, pero yo si lo soy y agradeceria ese gesto de buena voluntad.

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24/02/2011, 16:20
Charles Hawthorne

Procuré que la sorpresa no se reflejase en mi rostro cuando el señor Fox alzó su petición de bendecir la mesa. Le miré con una amplia sonrisa.

Por supuesto, señor Fox. Sería para mí un gran placer. No me atrevía a plantear esa cuestión por si alguno de los presentes se sentía incómodo por ello, pero ya que usted ha expresado su deseo, creo que a nadie le importará que diga una breve oración antes de que el señor Calvincott sirva los platos. Aquellos que lo deseen, si son tan amables, junten sus manos y cierren los ojos, por favor. Alcé un vistazo general a los presentes a modo de excusa para todos aquellos que no tuviesen por costumbre bendecir la mesa. Será solo un momento. Después uní mis manos bajo mi rostro y cerré los ojos. Dado que no era una reunión corriente y no conocía las inclinaciones religiosas de los presentes, decidí que una versión breve y tradicional de la bendición sería la más apropiada.

Bendícenos, Señor, y bendice estos alimentos que de Ti vamos a recibir. Haz que usemos de ellos con sobriedad y templanza conforme a Tu santa voluntad. Amén.

Separé mis manos y abrí los ojos.

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27/02/2011, 01:57
Director


By camember at 2010-12-17

Preciosa sala hogareña y cálida gracias al fuego de la chimenea. Además de confortables sillones e infinidad de cuadros altamente decorativos, al fondo de la sala hay una magnífica mesa de comedor que podría acoger a aproximadamente una docena de comensales. También hay una pequeña mesa de té con alguna que otra silla. Justo a la entrada hay un inmenso armario que contiene la vajilla completa.

Mientras los invitados, todos ya presentes, aguardan la llegada de Stephen Bartok, van tomando asiento en la mesa de forma algo desordenada. Como los anfitriones no están, nadie toma asiento en los extremos de la mesa, nadie la preside. Los siete invitados se sientan unos frente a otros, de la siguiente manera:

A este lado:            William     Myst       Scarlett    Asiento libre (para Stephen)

Frente a ellos:        Karen      Charles   Faustin     Bernard    

Tras dudar durante unos minutos de la conveniencia de solicitar que la comida les fuera servida pese a la ausencia de un comensal, al final parecía que habían optado por comenzar. Ningún plato había sido servido aún, pero el cura acababa de bendecir la mesa cuando ambos entrasteis en la estancia.

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27/02/2011, 02:02
Director

Según acaba la plegaria de Hawthorne, escucháis unos animados pasos. La criada acaba de entrar en la sala, y tras ella viene, más pausadamente, el veterano actor.

Notas de juego

Bien, ya estáis todos juntos en la estancia. Podéis hacerle partícipe de vuestros pensamientos.

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27/02/2011, 02:04
Violet Morrigan

Saco la carta y releo lo que me dijeron los Owen que tenia que hacer cuando la comida. Algo decian de poner musica asi que me acerco a la gramola. Me tiembla el pulso. Tengo panico a que se me caiga algun plato de las manos. ¿Y si se me cae comida sobre algun pez gordo? Entonces los Owen me despediran fijo y yo perdere este trabajo. No quiero perder esta oportunidad. Buff. Espero no meter la pata porque si lo hago no se yo donde voy a encontrar un empleo tan estupendo como este.

¿Estara Calbincott sirviendo ya el primer plato? Espero que lo haga el que parece muy pancho. Yo es que estoy aterrada pensando en que voy a hacer algo mal y que voy a pifiar en mi periodo de prueba.

Hay un disco en su funda sobre la gramola. Lo cojo y lo miro.

Notas de juego

Master este disco que me dices ¿tiene alguna pegatina o una caratula o algo?

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27/02/2011, 16:56
Stephen Bartok

Disculpen las molestias, pero el detalle de el poema hizo volar mi imaginación, me recordo una función que hice hace mucho tiempo.... Y hay que reconocer que el ambiente de esta casa, tan aislado, empuja a la imaginación hacia rincones oscuros.

Se disulpó animádamente mientras se dirigía hacia la silla libre y sonreía a los presentes, de forma conciliadora.

Confío en que hallan empezado sin mi, detestaría haber sido la más mínima molestia.

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27/02/2011, 19:13
Myst

Al parecer no era la única que pensaba que debíamos de olvidarnos de esperar al último invitado para sentarnos por la velocidad con la que me siguieron. Al parecer solo era necesario que uno empezara para que el resto les siguiera. Al parecer tan solo aquella mujer que había venido con nosotros en el tren había superado la vergüenza inicial de estar rodeado de un grupo de desconocidos. Parecía incluso acostumbrada a ello, incluso casi se podría decir que disfrutaba de ello.

Pero lo más surrealista estaba aún por llegar. Uno de los invitados le pidió al cura que bendijera la mesa, a lo cual este accedió. Contemple la escena con una sonrisa socarrona, sin hacer caso a las peticiones del cura,  mientras este rezaba. Nada más acabar apareció la criada con él último de los invitados.

Lance una mirada de soslayo al último de los invitados, el cual se estaba disculpando con una de las excusas más extrañas que había escuchado. Luego volví a centrar mi mirada en el cura. Vaya, con que estos alimentos los hemos recibido de dios. No sabía yo que fuese cazador. ¿O acaso ha bajado a la tierra como vendedor de alimentos? le pregunto nada más acaba de orar, mirándole directamente a los ojos.

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28/02/2011, 20:25
Charles Hawthorne

Por fin el último invitado había hecho su aparición. Venía acompañado de la doncella que, por algún motivo, parecía batante nerviosa. El hombre tomó asiento mientras se disculpaba por la tardanza.

Vaya, por fin se digna a aparecer. Al menos podía haber buscado una buena excusa para justificar su retraso porque el quedarse obnubilado por un poema no me parece justificación para llegar tarde... por mucho que se pertenezca al mundo del arte.

Entonces la mujer que dedicaba su vida a estafar a la gente haciendo creer a los desesperados que posee poderes sobrenaturales comenzó a proferir unos comentarios sarcásticos acerca de la oración que acababa de proferir. Era de esperar algo así en una mujer como ella. A fin de cuentas, es lo que es... Su comentario denotaba o bien un intento de imponer un poco de humor a la escena, o una falta de respeto a las creencias de los demás proveniente de alguien que solo sabe valorar sus propios pensamientos, o una gran ignorancia. Teniendo en cuenta lo complicado que resulta ser capaz de vivir a base de engañar continuamente a la gente, la impresióon general que la mujer me había causado en cuanto a su inteligencia, y que discutir acerca de religión con un sacerdote no es fácil si no eres un amplio conocedor del tema, decidí que lo que la bruja más bien pretendía era divertirse un poco utilizando a los demás presentes para ello. Y, claro está, no hay nada tan sencillo que bromear sobre alguien que es muy distinto a uno mismo. Siempre hay más donde agarrarse para ridiculizar o hacer comentarios punzantes (aunque no tienen por qué ser hirientes) si nos atenemos a algo que no compartimos. Era probable que, al mismo tiempo que reírse un poco, la bruja estuviese tratando de ofenderme, pues sé lo gracioso que resulta a mucha gente el enfadar a un creyente. Las reacciones suelen ser de auténtica ira y exaltación. Puedo comprenderlo, nunca es agradable que se burlen de uno por aquello en lo que cree, más aún si en ello ha basado su vida. No obstantem dada mi arraigada experiencia, estaba acostumbrado a tratar con ateos de todo tipo y con herejes o creyentes en otras religiones. Desde gente que a pesar de tener creencias distintas te respeta y te discute desde el más grande respeto, hasta personas que toman por amenaza tus opiniones y te insulta solo por poseerlas aunque no las hayas manifestado. Por tanto, fuese cual fuese la intención de la adivina, no pensaba enfadarme. Si algo se adquiere con los años es la virtud de la templanza y la paciencia, virtudes que hay que cultivar continuamente pues son duras de adquirir y muy fáciles de perder.

Decidí divertirme aquel fin de semana, por lo que, al igual que previamente con la señorita Sommers, no pensaba dejar que la señorita Myst me importunase. Por otro lado, los tonos de una y otra mujer eran totalmente diferentes. Mientras que en la señorita Sommers se podía percibir claramente el desdén y la ausencia de cortesía, en la adivina parecía más bien un intento de simpatizar con los demás invitados a través del humor. No iba a negar que su comentario, de un ateísmo exageradamente notable, me molestó un poco, pero como era algo evidente en ella desde el primero momento que la vi, tampoco me cogió desprevenido. Por tanto, decidñi relajarme y pasarlo bien. Sonreí cuando ella terminó de hablar, y me acomodé dejando caer los brazos sobre la mesa.

Bien, señor Bartok, parece que su irrupción ha conseguido aligerar un poco el ambiente. Señorita Myst, los alimentos proceden de Dios, como todo lo que hay en el mundo. Así me lo enseñaron de niño y así lo he creído siempre. ¡Mal sacerdote sería si no lo creyese así! ¿No cree? Sonreía con total naturalidad. Me resultaba increíble, pero a pesar de provenir de un mundo completamente distinto al mío, hablar con aquella muejr era sorprendentemente sencillo, incluso divertido. Además, siempre resulta agradable mantener una conversación con trasfondo teológico, sea cual sea el tono o índole de la discusión. Había oído muchos chistes e interpretaciones jocosas acerca de las oraciones, pero debo admitir que la suya ha sido la mejor que he oído. Tiene usted una buena imaginación, señorita Myst. Imaginar a Dios corriendo por los montes detrás de los animales daría a más de uno un buen tema para pasarse una buena temporada plasmando la escena en distintos lienzos. Sería una obra tremendamente interesante... y sin duda ayudaría a que más de uno se echase unas buenas risas gracias a ella.

Al mencionar la pintura vinieron a mi mente las palabras del señor Bartok acerca del poema. Me giré hacia él y proseguí hablando. Me hallaba de un humor excelente, cosa que no esperaba, desde luego. Y al mismo tiempo, la mención al poema me dejó totalmente intrigado. Señor Bartok, disculpe. Ha mencionado hace un instante que se había entretenido con un poema que encontró en su cuarto. En mi habitación también había uno, en la pared. Si no recuerdo mal trataba de diez negritos que morían de distintas formas. En realidad, más que un poema me pareció una canción infantil, ya que me recordó enormemente a la típica cancioncilla que los niños cantan en los viajes sobre cien botellas sobre un muro, de las cuales una cae y quedan 99... y así sucesivamente. Claro que, dados mis escasos conocimientos acerca de poesía, es muy probable que mi comentario sobre dicho poema sea erróneo. ¿Puedo preguntarle si el que usted tiene en su cuarto es el mismo que el mío, y de paso si los demás invitados también contaban con uno en su pared?

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01/03/2011, 23:21
Stephen Bartok

Aún no había tocado los cubiertos cuando el sacerdote le dirigió la palabra, así que retiró sus manos de ellos dejándolos en el sitio, inmóviles.

Si, he encontrado un poema parecido, lo mas siniestro del poema fue el final. "Un Negrito se encontraba solo.  Y se ahorcó, y no quedó ¡ninguno!" si mal no recuerdo. Dijo mientras su tono de voz se apagaba premeditadamente para crear ambiente a su siguiente pregunta. ¿ Por casualidad no seremos 10 invitados verdad?
 

 

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01/03/2011, 23:27
Stephen Bartok
Sólo para el director
- Tiradas (1)

Tirada: 1d100
Motivo: charlatanería
Dificultad: 65-
Resultado: 48 (Exito)

Notas de juego

¿ que puedo tirar para acojonar al personal?  ya que soy actor quiero echarle cuento, miro y lo mas parecido seria charlatanería ya q no hay nada de interpretar o algo asi, te hago una tirada, para causar el efecto luego tu aplicas la habilidad q te parezca oportuna, por ahorrar tiempo

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02/03/2011, 15:22
Director

Notas de juego

Realmente no hay que hacer tiradas, por aquello de que es meramente narrativa (las haría yo, vamos, en privado, por petición de los jugadores. Tengo una escena privada para ello que será pública cuando acabe la partida, para que se pueda comprobar la imparcialidad de las decisiones que tomé etc). Pero como ya me has ahorrado el trabajo, pues voy a comentarles uno por uno que se sienten incómodos y algo inquietos por tus palabras :)

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02/03/2011, 15:23
Director

Todos los presentes, al escuchar la mención de Bartok de que sois 10 personas en la casa y 10 negritos los de la canción infantil, no podéis dejar de sentiros incómodos. Es un pensamiento fugaz, nada más, pero el tono con el que Bartok lo dijo logró poneros ligeramente nerviosos.

Notas de juego

No, no tiene carátula ni nada, Violet :)

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02/03/2011, 19:28
Scarlett Sommers

Scarlett se había mantenido en un discreto segundo plano. Sin decir una sola palabra en los últimos minutos. Sus ojos viajaban de un invitado a otro. Solo quería que la cosa se animara, y se había animado.

El hombre de Fe, era cuanto menos, un imbécil. Se molestaba por todo, pero hacia lo humanamente posible por no demostrarlo. Lo mejor era ser fiel a sí mismo. Si algo te sacaba de quicio, era mejor mostrar ese desagrado antes que comportarse como si no importara.

Si no, mas tarde, no tendría oportunidad de ser justo cuando la situación requiriera decir que le era a uno un tema en concreto molesto.

Pero no era el único. Parecía que los invitados, cada uno con su propia historia, no habían venido con ánimo de hacer amigos y pasar un particular fin de semana. No, todo lo contrario, estaban contrariados por verse en aquel fantástico lugar rodeados de desconocidos, que poco agrado les procuraban.

La artista del pincel era un joven descuidada, que gracias a su juventud y su belleza no había recibido una réplica mordaz e idealista de ninguno de los presentes. Sin embargo callaba más que hablaba, seguramente porque era una cría sin nada que decir.

Las cabezas llenas de nubes era fáciles de vender como arte, pero servían para poco más. No dudaba que ella misma estuviera siendo tratada por puta entre los hombres que tenía a su alrededor. Pero prefería que ellos fueran sinceros con sus actos, si querían que fuera una mejer de la calle era lo que se encontrarían.

El poeta tenia ojos de loco, y bajo de la planta superior excusándose como solo lo haría un majara. No debía de ser bueno en su trabajo, o por contra era excepcional, no podía estar segura. Sin embargo, recordó el poema al que hacía referencia y noto que sumándose a los criados en aquella sala había diez personas.

Diez personas que bien podrían tratarse de diez negritos. Aquel poema era estúpido y sórdido. Pero no era más que eso, un poema. Así que a pesar de querer seguir en un segundo plano lanzo nuevamente leña a la hoguera.

Parece que tiene un verdadero don para crear tensión señor Bartok. Es usted un hombre extraño, imagine que llegando en último lugar, podría querer entretenernos con algo de su obra, y no con.... bueno, ustedes ya me entienden.

La madame, se arrugo al tiempo que fingía, con facilidad, un escalofrió que recorría de manera imaginaria su espalda, dejándola incomoda.

No había manera de hacer que aquellas personas resultaran interesantes, no había un tema de conversación, nada parecía interesarles, excepto quizás, que aparecieran los anfitriones. Y dudaba de que fueran a verlos en breve. Así que no le quedaba más remedio que jugar con ellos.

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06/03/2011, 14:47
Faustin Collins

Faustin, pensativo, se abstuvo de hablar. En un principio había pensado que lo de los diez negritos había sido alguna clase de broma racista de mal gusto por parte del estirado mayordomo, pero descubrir que ese poema de los diez negritos muertos de formas diferentes era algo común a todas las habitaciones le ponía mucho más nervioso. Después de todo el era el único negro en esa reunión y no tenía muy claras las intenciones de la señora Owen.

Tragó saliva y deslizó la mirada furtivamente de un invitado a otro. No tenían pinta de pelotón de linchamiento. Respiró más tranquilo aunque algo incómodo por la extraña situación. 

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06/03/2011, 15:09
Stephen Bartok

Mi buena señora, lamento no poder complacer sus inquietudes respecto de mi trabajo ahora mismo, pero si lo desea podemos hablar más tarde. -- dijo con una sonrisa canalla en los labios -- En cuanto al poema me ha parecido muy interesante, y más señalando el hecho de que no conocemos aún a nuestro anfitrión o anfitriones, se podría decir que nos quieren asustar.

¿ Consiguen su objetivo?

Sostuvo la mirada a la tal Scarlett, esperando su respuesta.

 

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06/03/2011, 21:46
Scarlett Sommers

Las palabras tienen muchos efectos, pero no las de asustarme. Aunque su mirada resulta inquietante, quizás debería replantearse la rama del arte a la que se dedica, podría ser un excelente actor.

Le sostuvo la mirada mientras hablaba, no dejaba escapar ningún matiz, y hacía tiempo que esperaba algún comentario como aquel.

Las palabras, se las llevaba el viento, ella quería acciones, y siempre era interesante ver cuán valientes eran los hombres de aquella reunión.

 

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06/03/2011, 23:56
Director

La comida iba ya por su segundo plato, entre piques de algunos de los invitados y el silencio de los más tímidos. El ambiente estaba resultando algo tirante, pero se suavizó ligeramente cuando Violet, la preciosa doncella, colocó en la gramola el disco que los anfitriones le habían solicitado en la carta que pusiera. Sonó una agradable melodía que ayudó a hacer el ambiente más distendido. La música y la comida, que era deliciosa, hicieron a los ocho invitados y a los dos criados creer, aunque fuera por un par de minutos, que aquel fin de semana podría ser realmente agradable al final.

No obstante, de pronto la música cesó con un desagradable chasquido, y fue interrumpida por la voz de un hombre que, en la grabación, sonaba realmente siniestra, haciendo que a más de uno se le pusieran los pelos de punta cuando comenzó a hablar:

LA GRABACIÓN:

Señoras y caballeros. Silencio por favor.

Yo, U.N.Owen, les acuso de los siguientes hechos:

>> Karen Walker, usted causó la muerte de François Sartre el 14 de Marzo de 1918.

>>William Fox, es responsable de la muerte de Jonas Smith el 5 de Noviembre de 1910.

>> Scarlett Sommers, es usted el causante de la muerte de Suzanne Winston el 10 de Octubre de 1912.

>> Charles Hawthorne, el 17 de Agosto de 1903 mató usted a William Wilkinson.

>> Bernard Marsh, en el mes de Febrero de 1919 es culpable de la muerte de de Roger Foreman.

>> Isabel Jiménez, usted asesinó deliberadamente a los amantes de decenas de muchachas desde Enero de 1900.

>> Faustin Collins, el 14 de Noviembre último fue el culpable de la muerte de Katherine Spark-Fox.

>> Stephen Bartok, el 6 de Mayo de 1901 orquestó el asesinato de Christopher Green.

>> Robert Calvincott, el 11 de Agosto de 1913 fue el causante de la muerte de Mortimer Vick.

>> Violet Morrigan, usted asesinó a Fred Talbott el 10 de Junio de 1919.

>>Acusados, ¿tienen que alegar algo en su defensa?

Acto seguido el sonido del disco se detuvo, dejando a los presentes sumidos en la más absoluta confusión y desasosiego.

 

 

 

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07/03/2011, 01:17
Director

Robert: ante la mención de tu pasado crimen, sientes una sensación de desasosiego que te hace sentirte ciertamente nervioso. Eres capaz de mantener el aplomo necesario para que apenas se te note, pero la grabación te ha impresionado profundamente.

Cargando editor
07/03/2011, 01:19
Director
Sólo para el director

Bernard: ante la mención de tu pasado crimen, sientes una sensación de desasosiego que te hace sentirte ciertamente nervioso. Eres capaz de mantener el aplomo necesario para que apenas se te note, pero la grabación te ha impresionado profundamente.