Partida Rol por web

Desperté sintiendo aun el dolor en la cabeza después de los sucedido. Alexander y Angela ya no estaban entre nosotros y yo me encontraba en los brazos de Sumire que parecía estar terminando de sanar mis heridas. Como pude, tomé una de sus manos -Tu si que vales oro, Sumire. Es la segunda vez en el día que dependo de ti- Lo cierto era que este día iba a dejar cicatrices que iban a durar bastante.

Finalmente, una vez llegamos al centro del cementerio, pude ver que no eramos los únicos que se estaban congregando en aquel lugar y por sobre todo... sentí miedo al ver las alas de aquella mujer. Las mismas alas del tipo que casi me había prendido fuego por completo.

Fuera de ese Angel Caído, estaba la otra mujer con esa mirada perdida y un montón de gente rara. -Que es esto, Gabriel?-

Alexander fue el primero que hablo al ver la nueva situación. Observó cómo aparentemente había otros seres sobrenaturales, no podía reconcomer que eran, pero si no eran ángeles caídos y se veían tan heridos, deberían de ser demonios, vinieron a limpiar pensó, y observando la escena, señaló al mausoleo;

-¡Crees que escondiéndote no te veremos! –

Dijo, y ante eso, salió de las sombras una mujer vestida de negro, que se parecía mucho a la mujer de los zombies. Al menos en la sensación que la rodeaba. Alexander miró de reojo a Angela que estaba muy bien escondida. Luego miró a su alrededor y le dijo a la ángel caído;

-¡Suelta a la humana y entrégate, serás devuelta a los ángeles caídos por la ley de la Iglesia, si no tendré otra opción que matarte! –

Dijo, con voz dura.

Mientras Max recuperaba sus sentidos y se iba levantando poco a poco, Edmun desenvainó su espada, observando a Duncan y a Hitsagaya, ante la pregunta de este último, y la señalización de uno de los recién llegados de otro enemigo le dijo;

-Parecen ser Inquisidores…no sé si todos pues andan de manera distinta…si ellos vienen a acabar con quién invocó las sombras esto nos beneficia, pero tenemos que terminar esto rápido…no me gustaría que después se les ocurriera matarnos a nosotros. –

Dijo con mucha seriedad.  Las cosas parecían estarse poniendo peligrosas…no habían enfrentado con anterioridad a zombies de ese estilo, y ellos se veían mucho más heridos que los Inquisidores, por lo que si efectivamente combatían podrían llegar a morir si no se cuidaban.

Gabriel miraba la escena con seriedad, tenían suerte que Alexander, a pesar de haber golpeado con anterioridad a Jake hubiera descubierto otro enemigo. Sumire se ocupó de revisar las lesiones de la cabeza de Jake, incluso tuvo que usar un fuerte sedante para mantener a Jake en buen estado, probablemente después debería de ir al hospital, al menos para un chequeo. Escuchó la pregunta de Jake y le dijo;

-Intenten rodear y posicionarse…tenemos probablemente dos nigromantes más y el ángel caído parece ser especialista en armas pues está usando un estoque…este será el primer ángel caído que enfrentamos así…no sabemos que tan fuerte es, pero tendremos que tener mucho cuidado. Intenten tomar una buena posición y atacar con armas de fuego. –

Dijo, y observando a su alrededor comenzó a notar quienes eran los que estaban allí participando…demonios. Sabía tanto él como Erika que los demonios no eran necesariamente maléficos, pero no sabían que podrían llegar a hacer los Inquisidores…Gabriel sabía que estaban en paz, pero no sabía que podían a llegar siendo como eran. Se preparó y le dijo a la humana que había al centro;

-Por los crímenes de personas inocentes pagaras con tu vida, nigromante. –

Dijo con ira en su voz apuntándole a ella.

Erika tomó posición cerca de Gabriel, cubriéndose detrás de una lápida, miro a su alrededor observando las posiciones de sus enemigos, y decidió aguardar en la oscuridad, preparada para atacar con el mayor sigilo a sus enemigos. Les hizo una seña a Jake y Sumire para que se cubrieran y se prepararan.

El ángel caído que volaba alrededor rio a carcajadas, y mirando a los recién llegados dijo;

-¡Oh, pero si ha llegado más gente a jugar! ¿Un solo Inquisidor? ¿Cazadores de Brujas? ¡No me importa, todos morirán, y el ritual terminará esta noche! –

Dijo, mientras un aura negruzca comenzaba a rodear el arma de la ángel caído, y el combate comenzaba.

Entendí que lo mejor que podía hacer ahora era hacer caso de las palabras de Gabriel y mantenerme a cubierto. Busque un buen lugar al lado de alguna sepultura que pareciera resistente y llevé a Sumire conmigo -Ven, vamos a tener mas cuidado esta vez-.  Tomó la pistola con la balas que Erika había fabricado y se preparó para lo que iba a suceder.

Si es que en verdad estaba preparado...

-Bien, Gabriel... poco me importan los inquisidores o estos imbeciles con alas negras. Pero vamos a terminar esto rápido así podemos irnos a casa- Sonrio a Gabriel y sostengo el arma con las dos manos, la apoyo sobre una estructura sólida para conseguir mejor punteria y me concentro en el blanco que tengo en frente. Quería con todas mis ganas terminar lo mas pronto posible.

- ¡Por fin! - Dije al estar seguro de que la ceguera y la sordera se habian ido por completo, entonces mire a la persona a mi lado que efectivamente era Edmun y sonrei aliviado...

Pero eso no duro mucho mi sonrisa pronto se torno en una expresion seria al notar que habian nuevas figuras desconocidas en el cementerio para mi lo cual hizo que mirara a Edmun extrañado mientras decia: 

- Su aura... es extraña no parecen simples humanos, ¿Acaso estos son los Inquisidores de los que nos hablastes antes? - 

Mis ojos pronto se desplazaron de los extraños y se desplazaron hacia el unico enemigo confirmado, al notar que esta esta pronto iba a atacar me aleje un poco en direccion contraria y trate de acumular energia justo como habia hecho antes del incidente...

Estábamos débiles y cansados, un ataque frontal solo sería suicidio, empecé a caminar rodeando al ángel para estar en su punto ciego y darle un golpe que nos de ventaja.

-Prepárense, estoy muy débil para usar mi sacred gear pero creo que les puedo dar una buena distracción para que ataquen, procuren no fallar.-

Confiaba que estando preparados y ayudándoles podríamos acabar esto rápido sin ningún problema, o herida colateral,

Me dejé llevar por Jake y nos escondimos de los demás, todo lo que podíamos en aquella situación. Asentí a mi compañero y tomé el cuchillo en la mano. El ángel caído sería un problema para mi. Ya no tenía la pistola por lo que tendría que arreglármelas con lo que tenía. 

Miré al ángel caído. Lanzarle la daga no sería de gran ayuda, no estaba muy segura de poder acertarle. Luego, observé a la mujer que estaba en el suelo. Tenía aspecto peligroso, pero era la mejor opción. No quería quedarme quieta sin hacer nada.

- Voy a hacerle una visita a la tipa de allí mientras os ocupáis del ángel caído - les dijo a mis compañeros. Sin esperar nada más y aprovechando que todavía tenía el Sacred Gear activo, salí de mi escondite para lanzarme contra la mujer, con el arma en alto. Había la posibilidad de que el resto de los que andaban por allí me atacaran a mi para defenderla, pero valía la pena correr el riesgo.

"Teniendo en cuenta cómo estamos, no sería tan raro...", respondo al comentario de Edmun, dejando claro las pocas ganas que tenía de seguir aquí.

No es que me quedasen muchas energías que digamos pero por lo menos tenía que intentar invocar mi sacred gear. Eso y ponerme a cubierto.

Angela avanzó en silencio, tenía su espada desenvainada y planeaba atacar directamente a la mujer de los zombies. Estaba en silencio, y mirándola desde su escondite se quedó a la espera, apuntándole en la espesura. Erika por su parte comenzó a apuntar a su oponente aéreo, sabía que la mujer del estoque se veía mucho más fuerte y más ágil, por lo que le costaba un poco, pero sabía que podía sacar un buen tiro del lugar donde estaba.

Gabriel por su parte se preparó con su cuchillo de combate, en posición para recibir a cualquiera de los monstruos. Como sabía mucho de combate, sabía cómo enfrentarse a un enemigo grande, por lo que los esperaba con expectación. Alexander por su parte levantó su pistola y comenzó a apuntar a sus enemigos, sabía que los zombies irían primero, por lo que estaba preparando un ataque contra ellos, solo quedaba esperar y ver los movimientos de los enemigos.

Max se recuperó y tras esto vio la extraña situación que lo rodeaba, le habló a Edmun a lo que este le respondió;

-Así es…por ahora concentrémonos en nuestro objetivo. –

Dijo, con la katana en mano, preparado para el combate. Max empezó a sentir las energías acumulándose a su alrededor, y a pesar de estar cansado y herido, se sentía capaz de concentrarse. Edmun por su parte se alejó un poco de sus protegidos, observando a todos los enemigos de la escena, preparándose para cualquier ataque con su espada.

Por otra parte, los grandes zombies, con su gran cantidad de brazos y bocas rugieron de forma espantosa, y se lanzaron directamente contra sus oponentes, uno fue en picada contra Max, mientras que el otro fue en picada contra Jake.

Rimmon, observando como la mayoría de los que están allí, los nuevos tienen armas de fuego, decide comenzar a conjurar. Gesticulando con rapidez símbolos arcanos termina diciendo;

Ventus celeritate ut me confortat

Y un aura de color azulada la cubre totalmente, haciéndola parecer mucho más rápida de lo que se ve a primera vista. Duncan por su parte logra invocar su espada…pero se siente cansado, y se da cuenta de que probablemente no logre mantener su sacred gear mucho tiempo, tendría que usar el cuchillo que había traído.

Sumire salió corriendo se su posición contra la mujer que había hecho las sombras y quién parecía ser la que había iniciado todo esto. Usó su cuchillo en alto dirigiéndolo directamente a su pecho, para justo, al hacerlo, este chocar contra un símbolo mágico que hizo que la mujer le sonriera burlonamente.

Jake por su parte tomó aire, sintiendo el dolor en los pulmones por las quemaduras y heridas, y aun así, logró alcanzar la tranquilidad de una forma extremadamente rápida, y antes de darse cuenta, ya tenía a todos sus enemigos en la mira.

La mujer sonrió a Sumire, y esta última, sabiendo lo que iba a pasar, escuchó como la mujer levantó su brazo y comenzó a decir;

" flamelance, tueri me, eorum, qui circum me occidere, et coquamus eos damnat lux vestra’’

Y luego, una gran llamarada de fuego salió disparada como si se tratara de un lanzallamas directamente sobre Sumire.

Hitsagaya por su parte comenzó a rodear el lugar, buscando la mejor posición para participar del combate, pero cuando iba a medio camino tropezó y se pegó un tremendo cabezazo contra una lápida, y de paso, rompiéndola con su cabeza. Skadhi por su parte observa atentamente el combate, intentando ver todo el combate para pensar la mejor forma de actuar en él.

Pensé que manteniendome lejos del combate estaría al menos un poco más tranquilo pero no... el peligro parecía seguirme a donde fuera y para colmo, Sumire corría cual berserker contra las llamas.

Uno de los zombies se lanzó contra mi y me obligó a preocuparme por si mismo una vez más. Con las fuerzas qe tenía di un salto al costado, rodando para esquivar su ataque y aprovechando el flanco del Zombie comencé a disparar. -Tenías que venir a joderme a mi, hijo de puta?!- Tantas personas por ahí... inclusive Alexander, pero no... el maldito Zombie tenía que venir donde yo estaba!

Si el infeliz inquisidor no me hubiera golpeado, no estaría tan lastimado.

Empecé a rodear la zona, creí que por las criptas podría encontrar como atacar sin que me vean, pero cuando creí por fin encontrar una ruta sentí un golpe en la cabeza, confundido y algo mareado vi que había chocado contra algo.

-¿¡Enserio!? Debido a las heridas que tenía quería hacer las cosas con más cabeza y ¿¡asi es como termino!?- empecé a sentirme frustrado, después molesto, quería lanzarme a la pelea inmediatamente y sentir huesos crujir bajo mis puños.

El ángel tenía un escudo o una protección si la atacaba solo podría debilitar el escudo y la otra mujer no sabía si era enemigo o solo estaba cautiva, aproveche que uno ya había empezado a cargar para ir en su contra y aprovechar su tamaño en su contra trepándome a su espalda.

Escuche la respuesta de Edmun y me enoje un poco, ahora tendriamos a mas personas de las cuales cuidarnos la espalda... Aunque en este momento solo importaba concentrarnos en nuestro objetivo.

Me senti agradecido una al ver que el cansancio y el dolor no me impedian reunir mis energias aunque no fueron tantas como queria, pero poco duro mi alegria al ver a que una de las "abominaciones" se dirijia hacia mi por lo que grite:

- ¡Edmun! dame una mano con esto. - Y al terminar de decir esto salte hacia un costado para esquivar e intentar reunir mas energias para empezar a atacar.

Apenas me dio tiempo de reaccionar cuando vi a la mujer conjurando el hechizo. Por suerte, era largo y me dio tiempo justo de esquivarlo. Su sonrisa me había sacado un poco de mis casilla, odia a la gente engreída. Dispuesta a quitarle la sonrisa sarcástica de la cara, me dispuse a atacar de nuevo cuando me di cuenta de que estaban atacando a Jake.

Maldije mi incompetencia. Jake estaba herido y lo había dejado sólo. Lanzando una mirada de odio a la mujer, me di la vuelta y eché a correr hacia mi compañero con la intención de ayudarle. Levanté la daga y de un giro de muñeca, intenté seccionarle la mano al zombie que le estaba atacando.

Max, al ver como venía una bestia directamente contra él se lanzó a un lado, justo para ver como esta bestia hecha de cuerpos descompuestos arrasaba con varias tumbas. Luego de eso sintió como las energías dentro de sí mismo seguían aumentando, haciéndose mucho más fuertes. Edmun por su parte siguió avanzando, mientras se acercaba pacientemente al centro del combate. Tenía a todos sus enemigos en la mira, y nada le quitaba de la cabeza que el mayor enemigo por ahora era el ángel caído. Él podía sentir la gran fuerza emanar de aquella mujer, y quería asegurarse de que no caería en un enfrentamiento contra ella.

Por otro lado, Jake había conseguido esquivar al zombie de la misma manera que lo había hecho el desconocido que había al frente. Ese zombie se lanzó nuevamente con rabia contra Jake. Por otro lado, el que había esquivado Max, desorientado, se lanzó contra la primera persona que vio, y esta vez, fue a por Sumire. El que se lanzó contra Jake veía su destino bastante equivocado, mientras que el que iba a por Sumire parecía que la arrollaría sin problemas.

Rimmon, envuelta en el aura, observó a todos quienes estaban allí, y fijó su vista en Duncan, quién tenía la extraña espada de color negruzco entre sus manos. Y lanzándose a toda velocidad, lo atacó en el aire con su estoque. Erika justo vio este punto como su oportunidad para acabar con la mujer, por lo que salió de su escondite y lanzó uno de sus cuchillos a velocidad tremenda. Este atravesó una cantidad de símbolos mágicos que aparecieron en la espalda de la mujer, escuchándose como se rompía vidrio y le llegó directamente al costado, a lo que ella rugió de dolor, observando a Erika.

Alexander por su parte, ya que había apuntado, solamente le bastó disparar a la mujer que manejaba los zombies, y le dio justo en el pecho, haciendo que de este estallara la sangre, mientras sus ojos se volvían blancos, y caía al piso, muerta. Por más que aparecieron símbolos mágicos en su cuerpo, no la pudo proteger de la bala del Inquisidor.

Duncan por su parte ve venir el ataque de Rimmon, y usando su sacred gear, bloqueó su ataque completamente. Sintió como su sacred gear se iba a desvanecer, pero concentrándose, logró hacer suficiente fortaleza para hacer que este se mantuviera material por un tiempo más, el suficiente como para darle la oportunidad de atacar. Angela sale de las sombras intentando atacar a Rimmon, y logra hacerle un corte en su brazo, a la que esta le devuelve la mirada con ira.

Por su parte, Gabriel carga contra Rimmon, pero esta, con un movimiento de su estoque bloquea el ataque de él con bastante dificultad, haciéndole arrastrase un poco unos metros por la fuerza del golpe. Sumire por su parte, minutos atrás había logrado esquivar con gran fuerza el conjuro de su oponente, pero ya no estaban los zombies, por lo que ahora solo restaba acabar con el ángel caído y la mujer que estaba en el mausoleo.

Jake por su parte, ya había esquivado el ataque y ahora no tenía a quién dispararle excepto de Rimmon, por lo que se quedó apuntándole a ella, preparándose para disparar. Hitsagaya por su parte intentó encaramarse a uno de los zombies, pero no fue lo suficientemente rápido, y cuando ya tenía la oportunidad, el zombie había desaparecido, por lo que no logró hacer mucho en ese momento.

Skadhi al ver como su nana, quién la había cuidado desde pequeña había muerto de una balazo en el pecho gritó de rabia;

" flamelance, tueri me, eorum, qui circum me occidere, et coquamus eos damnat lux vestra’’

Y, reuniendo toda su magia en su palma, lanzó una tremenda llamarada en contra de Alexander. Este recibió la llamarada de lleno, y mucho peor que Angela, comenzó a gritar, mientras la llama lo consumía, mientras él se tiraba al piso gritando. Su pelo y su piel comenzaron a formar llagas, poniéndose negras, hasta dejar de moverse, dejando un horrible olor a muerte y a fuego en todo el lugar. Alexander, aquél Inquisidor, había muerto.

Logre esquivar al zombie sin mayores dificultades al realizar mi salto a tiempo, lo cual me dio suficiente tiempo para reunir mi energia a un nivel aceptable y aproveche de igual manera aquel momento para poder observar como se desenvolvia la batalla y elegir al objetivo mas adecuado.

En un momento observe como casi todos nuestros enemigos eran aniquilados y me alegre de que no hubieran bajas de nuestro grupo, aunque no podia decir lo mismo de los desconocidos...

Al terminar de reunir mi energia la acumule lo mas que pude en mi mano derecha, tome mi muñeca con mi mano izquierda y apuntando al angel caido hice lo que ya habia hecho muchas veces antes; Pense en una llamarada carmesi de gran tamaño surgiendo de mi mano en direccion al angel caido y vi como mis pensamientos se hacian realidad.

El Zombie estuvo cerca, pero por suerte pude esquivarlo con una vuelta en la tierra y en cuanto menos lo pensaba... la criatura ya estaba deshecha en el suelo. Una mezcla de huesos y carne putrefacta reemplazaban a la amenazante figura que se me presentaba antes.

Pude ver que Alexander fue la razón de que esto pasara y solo unos segundos depués, Alexander estaba cubierto en llamas y muerto. Aquella joven había ocasionado eso... ni ese imbecil se merecía ese destino.

De todas formas había otras cosas por las que preocuparse, los enemigos aun no caían y el Angel Caído parecía no estar tan lastimado. Por alguna razón, me sentía compenetrado con la situación y mis sentidos se mostraban agudos como nunca. Me paré y puse un pié sobre la lápida que me cubría, apunté con ambas manos a Rimmon *Ustedes los Angeles Caídos me tienen cansado! Solo se de ustedes hace una semana y ya puedo saber que son todos unos imbeciles! Aquí y ahora vamos a darles su merecido!* No podía contenerse y para sus adentros, esas fueron sus palabras, solo quería matarlos a todos. Sin embargo, el stress y la situación le jugaron una mala pasada -Ustedes dos Angedes Caídos de tieden candado! Solo se de usdedes hade una semada y ya puedo sader de son dodos udos imdeciles! Adí y ahoda vamos a dardes su medecido!- Aquellas fueron las verdaderas palabras que salieron de su boca.

Finalmente... disparó y no pudo más que agradecer a las balas benditas de Erika.