Partida Rol por web

—Despues de "El Círculo se cierra"—

Dejó su bici aparcada en el garaje y entró diciendo ¡Mamaaaa! ¡Ya estoy en casa!

El olor a madera recien lijada y a serrín inundaba el ambiente de la enorme casa de Martín quien de pronto se vio sorprendido por el cambio. Parecía que la reforma iba a ser bastante grande ya que habían lijado la primera planta al completo. Martin no se preguntó como lo habían conseguido hacer en tan poco tiempo, era evidente. Su padre tenía dinero y podía contratar gente y pagarlos. Para que luego escribiesen insutlos sobre él en el puente, los muy desagradecidos. Sin embargo, y por encima del olor del serrín llegaba un delicioso aroma de la cocina. Su madre había debido poner al horno panecillos para acompañar la comida y por eso olía tan maravillosamente bien.

No tardó en llegar la voz de la madre llamandolo.

—Cariño, has llegado a tiempo, tu padre está en la mesa

Efectivamente, cuando llegó a la cocina, la mesa estaba puesta y su padre estaba quitandose la chaqueta mientras le guiñaba un ojo añadiendo. —Parece que hemos llegado a la vez. ¿Qué tal el día fuera, Martin?

Hola mama.

Uhmm panecillos!- dijo Martin mientras se sentaba junto a su padre y cogía un panecillo aún caliente.

Al principio bien, pero al finalizar el día un poco aburrido papa.- mintió, quería la cámara de fotos lo antes posible y ese era el mejor camino - Tal vez si tuviera ya mi cámara los días se harían un poco más cortos. ¿Y qué tu día? ¿Bien en el concesionario? - Ese era el truco con papa, decir que todo iba bien, aunque podría ser mejor y después pasar a preocuparte de sus cosas.

Bueno, bueno— rió su padre— no tengas tanta prisa que tu cumpleaños es dentro de cuatro días, y ¿entonces? ¿que te regalamos?

El hombre miró a su hijo con expresión divertida y orgullosa. Era su vivo reflejo de cuando él era niño. Decidido, apuesto y firme de caracter... o al menos era lo que el prospero negociante veía en sí mismo y en su retoño.

Bueno, en el concesionario todo bien, salvo que luego he tenido que pasarme a dar el pesame a uno de los clientes que compraron un coche la semana pasada. Unos judios, los Smith. Su hijo fue el niño asesinado, me he enterado nada más llegar al trabajo. En fín, tendré que darles un respiro con los plazos, cosa que me fastidia mucho porque...

El hombre comenzó a hablar despreocupadamente y empezó a emplear tecnicismos que martin nunca había oído. Finalmente, la voz de su madre interrumpió el macabro tema.

—Cariño, deja ese horrible tema. ¿Qué has hecho esta tarde, cielo?—preguntó a su hijo

La charla de su padre no tenía ningún sentido para Martin, así qhe hizo lo que siempre hacía, asentir con la cabeza y hacer de vez en cuando algún ruido que hiciera sentir a su padre que le prestaba atención.

¿Qué he hecho esta tarde? - respondío a su madre mientras hacía repaso de lo que había hecho durante el día pensando que podía contarle.- He estado en el parque con unos compañeros del cole. - constestó por fin decidiendo que eso había sido lo menos raro de su día. - La cena te ha salido deliciosa mama, ¿Puedo repetir?

¿Con amigos? Vaya Martin, eso es nuevo—exclamó con alegria la madre mientras le servía otra ración de la cena.  ¿Quieres invitarlos a tu cumpleaños? Podemos celebrarlo el Jueves que viene.

Sí, con amigos- no quería deshilusionar a su madre, diciendole que no eran sus amigos - Puedo decirselo y el lunes te digo cuantos somos al final. - La verdad era que le hacía ilusión celebrar un cumpleaños con mucha gente, con globos, payasos, tarta, confeti y esas cosas.

¿Qué hay de postre? - le preguntó a su madre cuando termino de repetir el segundo plato.

Tarta de chocolate. Para mi hijo, lo mejor....tienes que crecer más. ¿Has quedado mañana con esos compañeros de clase?—preguntó mientras ponía una generosa porción de tarta en el plato del niño.

Sí, he quedado con ellos mañana por la mañana para dar una vuelta con la bici.- Mientras devoraba el trozo de tarta Martín se dio cuenta de que eso era precisamente lo que hacían los amigos, quedar para pasar el rato juntos y recordó por un momento la sensación que tuvo al encender las velas del extraño candelabro judio en casa de Paul.

Tal vez era la primera vez en su vida que podía decir que tenía amigos.

Mama, ¿Me pones un último trocito de tarta?.

Pero el último, o tendrás pesadillas—sonrió su madre—mañana te prepararé unos bocadillos para que comas con ellos ¿Que te parece?

Vale mama.- dijo Martín mientras extendía el plato para que su madre le sirviera eñ último trozo de tarta.- Si puedes, que uno de los bocadillos sea de atún con olivas y mayonesa.

Bien, añadire un par de brownies. Y ahora lavate los dientes y a dormir.

Buenas noches mama, buenas noches papa.- Se despidió Martín con un beso a cada uno- Voy a lavarme los dientes y a dormir.

Como casi todas Martín fue al cuarto de baño puso pasta de dientes en el cepillo, abrió el grifo y con ayuda del agua limpió el cepillo sin lavarse los diente.¿Quien en su sano juicio se quiatría el delicioso sabor a chocolate de la boca?

Después se fue a la cama y mientras hacía un repaso de las cosas extrañas que le habían pasado estos os días se durmió.

El robusto niño pisaba entre los charcos sumido en el silencio hasta que escuchó aquella horrenda voz. Se quedó paralizado. Le acababan de decir que serían los siguientes ¿Quien habría sido el primero?¿El hermano de Paul?

Temblando dio un paso más y su pie volvió a pisar otro charco con su característico sonido, espera. El sonido era más parecido a un crujido que a un chapoteo. Martin miró al suelo para darse cuenta que lo que en realidad estaba pisando era una alfombra de arañas medio muertas.

Pensaba que moriría del susto, pero algo más grande se movió a lo lejos, algo sin forma definida, pero con dientes como cuchillos en su boca abierta que se acercaba a él mientras iba comiendo arañas muertas.

Sin saber de donde sacó fuerzas, el chiquillo empezó a correr para intentar alejarse de aquella cosa mientras chillaba.

¡MAMA!, ¡SOCORRO!, ¡MAMA!, ¡SOCORRO!

Mientras huía del terror reptante,llamando a su madre, pero sin emitir sonido alguno, Martin procuraba no mirar atras, pero el deseo era demasiado fuerte. Aquello era aún peor de lo que imaginaba, lo que conllevó un conmprensible grito de espanto. Sin embargo Martin era demasiado lento y sentía las chasqueantes mandibulas en su espalda. Mas que devorar las arañas, el ser las destrozaba, haciendola volar por los aires... y haciendo que un pedazo de una especialmente grande cayese en la boca del niño. 

Martín nunca supo como consiguió no desvanecerse, pero continuó corriendo sintiendo un intenso dolor en el flato. El aleteo de las alas y el sonido del ser reptando entre aquellos crujientes seres, aplastandoles con un desagradable "crick, crick" era realmente estremecedor. Cada vez que llamaba a su madre, la boca se le llenaba de arañas lo cual aumentaba aun más la angustia del niño.

Mientras corría, Martin tropezo con una piedra y cayó rodando al suelo...cerca de un socavón donde había un aterrorizado Chester. Sin saber todavía porque lo hacía, Martín rodó sobre sí mismo por el socavón justo a tiempo de levantar la cabeza y ver que Chester ya no estaba ¿Habría sido una ilusión? Confuso, giró la cabeza y contempló horrorizado como el ser se abalanzaba sobre él. Cuando ya se preparaba para su final, el peculiar ser se vio repelido por una extraña fuerza. Rabiosamente dio vueltas alrededor del circulo  emitiendo un gorjeo que recordaba al de un animal ahogandose.

Robasteís mi presa... Ahora TODOS sois mi presa... ¡¡TODOS!! ¡Nunca encontrareís este círculo y sereís MIOS!

El miedo pudo más que la razón y Martin se desvaneció...despertandose en su habitación con un trozo de chocolate negruzco entre los dientes.