Partida Rol por web

Y la fiesta empezó... los cinco niños fueron llegando con un paquete en las manos (y Jack con un brazo en cabestrillo): al parecer habían comprado un paquete conjunto que contenía chucherías, un comic de batman y... ¡un libro de fotografía! claro que Martin no sabía aún nada de esto pues todavía no lo había abierto. Los niños acababan de llegar y aún estaban presentandose a su madre, que se veía muy feliz de dar por fín una fiesta de cumpleaños y a su padre, que estaba muy contento porque había niñas (y niñas guapas) con su hijo. Que su hijo triunfase con las mujeres era muy importante para el hombre,al igual que triunfase en los negocios aunque claro, "la charla" aún podía esperar un tiempo.

Al fondo, esperando a que se reuniesen todos, había un payaso muy parecido a Bonzo que al parecer iba a hacer un número de magia y el aire olía a galletas y tarta

Al fin llegó el jueves. Después del fallido intento de evitar ir a misa el Domingo, de la tensa espera a que llegasen los padres de Jack para coger la lona, de los divertidos días trabajando codo con codo con sus amigos en el refugio y, sobre todo, de la maravillosa tarde que pasó con Lissey eligiendo el regalo de Martin, después de todo eso, por fin llegó el día de la fiesta.

- Hola señores Griffiths. -les saludó cuando le tocó el turno de presentarse.- Yo soy Danny Parker.- levantó la mano para saludar a Martin que estaba detrás de sus padres.- ¡Hola Martin, felicidades! -se acercó a él, con el paquete en la mano y haciendo un gesto a los demás para que viniesen y el homenajeado pudiese abrir los regalos..

Al fondo, un payaso sonreía tras el maquillaje.

- Será divertido... -pensó para sí al verlo.

Justo un instante antes de que la imagen de unos globos de colores subiendo hacia el cielo pasase por su cabeza, haciéndole sentir de repente un nudo en el estómago.

Chester llegó allí tras una buena semana, o al menos bastante buena para lo que venía siendo lo normal. Y ahora, tras mucho tiempo, iba a asistir a una fiesta. Estaba francamente nervioso, pues hacía mucho que no le invitaban a ninguna. Pero ahora iban todos a pasarlo bien. 

-Hola señores Griffiths-dijo el chico, con cierto nerviosismo-yo soy... Soy Chester J. Wazowsky. 

Cuando acabó de presentarse y surgió la excusa de alejarse para dar el regalo se sintió bastante aliviado, y se acercó rápidamente a Danny.

-¡Éso, felicidades! Espero que te guste-añadió, con alegría. Incluso había un payaso, y seguro que sería divertido. Una vez, hace tiempo, había visto carteles de payasos cuando vino un circo ambulante, y aunque nunca vio ninguno de cerca, estaba seguro de que habría sido divertido. Como seguro que lo iba a ser éste. 

Llegué a la fiesta en un estado de ánimo confuso: por un lado estaba contenta de estar en una fiesta de cumpleaños con mis nuevos amigos, amigos mucho más interesantes y con un vínculo más profundo que el que tenía con la tonta de Brandy... Pero por otro lado la semana había sido extraña, tensa y cuesta abajo, aunque no estaba muy segura de porqué. Sea cómo fuere, dentro de mí se peleaban la depresión y la felicidad intenta pasarse la una a la otra, pero yo luché por ayudar a la sonrisa a ganar la batalla.

Al ver a Emily llegando no lo dudé dos veces y me acerqué a ella. Después de la extraña tarde de café no había podido hablar mucho con ella, pero verla finalmente en la fiesta me hacía creer que mi gran idea del café había salido bien después de todo.

- ¡Qué bien que estés aquí! Tenía una sensación rara en el estómago que me decía que tu madre no te iba a dejar en el último momento... - me encogí un poco de hombros y seguidamente cogí a Emily de la mano - Ven, vamos a felicitar a Martin. - le dije mientras la arrastraba conmigo.

- ¡Martin! - llamé al niño al llegar a su altura - ¡Muchisisisisisisisimas felicidades! - le dije justo antes de soltar la mano de Emily y darle un abrazo de felicitación al cumpleañero* - Espero que hayamos acertado con el regalo... ¡Tu fiesta parece genial! Huele a galletas y hay un payaso, la definición perfecta de fiesta de cumpleaños. - concluí con seguridad, convencidísima de la verdad absoluta de mi frase.

Después me giré viendo a los padres de Martin y me llevo la mano a la boca.

- Uups, no me he presentado...

Con mi pañuelo de colores, que aun no se de donde había sacado mami, llegué a la fiesta, y saludé a los padres de Martin con un movimiento de mi brazo bueno:

-¡Hola, ya llegó el alma de la fiesta!

Me encamié hacia Martin y le dije:

-¡Felicidades! -mas confidencialmente mientras le abrazaba y palmeaba sonoramente la espalda- yo no escogí ninguno de los regalos...

El día había llegado, por fin podría usar la cámara fotográfica que seguro le iban a regalar sus padres, tendría que poner cara de sorpresa cuando abriese el paquete, pero era una cara que había ensayado lo suficiente para que le saliera a la perfección.

La fiesta era perfecta, había galletas, dulces, sandwiches para alimentar a un pelotón de infantería y su madre había cocinado una enorme tarta de nata y chocolate, su preferida. Su padre también le había conseguido el payaso que con tanta insistencia le había pedido para que hiciera trucos de magia, como no podía ser de otra forma. Y por si todo esto fuera poco, era la primera vez que compartiría ese día con alguien que no fueran sus tías o sus hermanas.

Los chicos se acercaron a darle sus regalos y felicitarle, incluyendo un abrazo de Lissey, que hizo que Martin se sonrojara ligeramente.- Muchas gracias chicos- Deseaba enormemente abrir los regalos, pero su madre no le dejaba hasta que hubiese soplado las velas, da mala suerte, decia. Así que no tuvo más remedio que dejarlos sobre la mesa donde descansaban el resto.- Lo tendré en cuenta.- le dijo a Jack al saber que si no le gustaban él no había tenido nada que ver.

El payaso que se parecía a Bonzo pero que no era Bonzo iba a comenzar su actuación. Pero antes de que pudiese hacer nada, John, el padre de Martin se acercó a hablar con este, que estaba con los otros niños.
—Hijo—comenzó—va a venir un niño mas. Le acaban de traer, espero que no te moleste,es el hijo de unos clientes. Hace cosa de una semana mataron a su hermano y creo que le vendrá bien algo de compañía para olvidarse de todo. Además en su casa tienen la absurda obsesión con dejarlo encerrado durante una semana, o un mes. Me ha costado, pero he convencido a sus padres de que lo mejor es que salga un rato de casa.

Al escuchar a gran Jhon comento en voz baja:

-Uuuuh, el niño repelente....

¿Nooby?- Se le escapa a Martin al oir cuando escucha quien va a venir a la fiesta.- Digo ¿Has invitado a Paul Jones a mi fiesta? - En realidad, al robusto niño no le disgustaba que el espigado compañero de clase estuviera en su fiesta, además, ya que iba a venir mejor intentar sacar tajada- Traerá un buen regalo, supongo.

Me tapé la boca con las manos a modo de sorpresa. ¡Seguro que hablaban de Paul! ¡Le habían dejado venir, qué bien! Y ahora además estábamos todos juntos. Seguro que sería la mejor fiesta de cumpleaños en años.

- ¡Es Paul, es Paul! ¿Dónde está? ¡No le veo!

Miré a Martin sorprendida. Parecía que no le hacía ilusión que Paul viniera, y que si lo hacia, debía llevar un regalo.

- Si no le han dejado salir tal vez no ha podido comprar un regalo, Martin. ¡Pero deberías alegrarte que ha podido venir a felicitarte y celebrar tu cumpleaños! ¡Tooooodos juntos! - añadí abriendo los brazos para abarcar a todo el grupito con mi frase. Después me acerqué a él y le susurré bajito al oído - Oye, tú no tendrás velas de esas raras, ¿No? Una vez estuvo chulo, pero dos veces velas mágicas sería tal vez demasiado...

- Paul...

Se preguntaba si a Paul la presencia de aquel payaso le evocaría los mismos recuerdos que a él.

En realidad no.No trae nada,no sabe que hay una fiesta—respondió el padre de Martin—pero ya sabes que la amistad es el mejor regalo —añadió guiñandole un ojo. Miles de veces había explicado John a su vástago que las relaciones personales eran la base del éxito y de conseguir lo que uno quería.

Mirad, ahi está.

Efectivamente, alli estaba Nooby con expresión triste y confundida: no tenía ni idea de que iba a ir a una fiesta y su religión le prohibía acudir a ellas un mes después de la muerte de un squerido. Claro que tambien le prohibia salir de casa 7 dias despues y eso era una estupidez. Además estaba "aquelllo"...

Lo primero que vio al entrar fue un payaso rodeado de globos...luego al resto de los niños

A Chester también le alegró la posibilidad de que Paul se uniera a la fiesta. Seguro que aquello le venía bien para animarse un poco, a pesar de que sabía lo que era perder a gente de su familia. A veces se sentía triste, pero había descubierto que estar con amigos y distraído con otras cosas era importante para llevarlo mejor. 

-Hola Paul-dijo, saludando al chico con la mano. 

Hola a todos Paul se recolocó las gafas en un tic. Llevaba una carpeta bajo el brazo.

¿Que tal estais? Tengo cosas que contaros. Dejó la carpeta sobre la mesa. Era una de esas carpetas escolares de color azul con un par de gomas. Habia papeles dentro y tambien un pequeño librito. Paul parecía nervioso. Inquieto. Como si alguna preocupación estuviera ardiendo dentro de su delgaducho cuerpo.

Creo que he descubierto algo importante.

Me tensé un poco al ver que Paul parecía tener intención de hablar sobre "nuestras cosas" tan libremente, con los padres de Martin por ahí. 

- ¿Descubierto? ¿Es sobre los deberes para el verano? Claro, claro... - dije improvisando mientras me acercaba a él. Una vez a su lado bajé mucho el tono de voz para susurrarle cerca del oído - Paul, los adultos no pueden oírte hablando de esto, lo hablamos luego mejor... Y no te olvides de felicitar a Martin.

Doy dos pasos con disimulo y me pongo al lado de Martin:

-Ya te van a fastidiar la fiesta compañero...

Ah! Eh! Sí. volvió a tocarse las gafas.

Felicidades Martin. agachó la cabeza y se sentó en una silla. Dejó la carpeta delante suya. Encima de la mesa.  La rebelión de su impetu inicial quedo reducida a una mera revuelta y Paul regresó a su mundo y a los decretos impuestos por la dictadura de la timidez. De vez en cuando sus ojos chocaban con alguna mirada, sonreía y volvía a agachar la cabeza. No dijo nada más. Solo miraba.

Martín asintió ante las palabras que Jack había susurrado en su oído. Eso parecía en un principio, pero si podía hacer algo para cambiarlo, no iba a dejar que nadie no se divirtiese en su fiesta de cumpleaños.

Gracias Paul. ¿No vas a quedarte ahí sentado verdad? Esto es una fiesta. Tenemos hasta un payaso. Mira. -Le dijo mientras intentaba levantarlo de la silla y señalaba al imitador de Bonzo.- Estamos aquí para pasárnoslo bien, ya tendremos tiempo de hablar de los deberes de verano

El oir las palabras de Paul le produjo un pequeño nudo en el estómago. ¿Qué sería eso tan importante que había descubierto? Pero claro, la respuesta tendría que esperar, no podían hablar abiertamente de ello delante de los padres de Martin.

El caso es que entre el payaso y la carpeta del niño judío, a Danny se le había puesto un nerviosismo y una inquietud nada apropiados para disfrutar de una fiesta de cumpleaños. Con rostro serio y algo ausente se quedó en el sitio donde estaba, a la espera de ver qué decidían hacer ahora.