Partida Rol por web

Se quedó sentado en la silla mirando incomodo los regalos de Martin. Él no había comprado nada. Ni tan siquiera sabia que iba a poder venir. De hecho se supone que debería estar en casa aun. Cuando escuchaba a los demás hablar de sus cosas y de esas vidas tan distintas a la suya, Paul se sentía muy pequeño y muy solo y por aquel agujero de soledad se colaba despacio la imagen de su hermano. Como diapositivas en un extraño blanco y negro. Imagenes de cuando iban al colegio. De cuando hacian los deberes. De cuando se levantaban los domingos de invierno y jugaban en el porche... Paul se quedó quieto. Sin moverse. Aplastado por un enorme peso que le paralizaba por completo.

De pronto todos pudieron ver como Martin saía corriendo del baño para tropezarse directamente con el payaso que habían contratado. El hombre, sorprendido cayó al suelo junto con el gordito, que aterrizó sobre sus piernas. NO obstante, aún fue capaz de mantener la compostura y no ponerse a gritar al chico: tan solo emitió un sonidfo que pretendía ser cómico...al fin y al cabo pagaban bien

Al ver la escena de Martin, me sorprendo, abro los ojos como platos, hasta que no puedo aguantar mas y mientras les señalo y pongo una mano en mi barriga estallo en carcajadas:

-¡¡¡JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, JAJAJAJAJAJAJAJAJA, BUENÍIIIISIMO!!!, Creí que ya había terminado la función, pero veo que aún continúa, ¡JAJAJAJAJAJAJAJA! ¡AHORA CAED SOBRE LA PERRA! JAJAJAJAJAJA -me apoyé en el hombro de Danny medio cayéndome- ¡JAJAJAJAJAJA! -Le doy una palmada sonora ne la espalda a Danny- ¡¡¡PLAS!!! ¡JAJAJAJAJA! ¿A que ha sido buenísimo? JAJAJAJA -finalmente me revuelco en el suelo entre risas...

Martin había corrido como alma que lleva el diablo desde que se escabulló al abrazo de aquella parodia de payaso que le había asaltado en el baño.

Corrió y corrió sin mirar atrás y sin saber bien bien donde estaba, cuando se dio cuenta de lo que tenía a su alrededor, estaba tumbado sobre el payaso mientras Jack reía a carcajada limpia.

Pensó en hablarles a todos sobre el payaso del baño y ponerlos sobre aviso, pero rápidamente se dio cuenta que eso solo contribuiría a estropear la fiesta y a que todo el mundo lo tomase por loco.

Tal vez solo se lo hubiese imaginado- intentó autoconvencerse sin mucho éxito.

Pe..Perdón.- Dijo con la cara blanca como la cera y la frente perlada de gotas de sudor por el enorme esfuerzo realizado.- Estaba en el baño y oí la música de este número. No quería perdérmelo y eché a correr a toda velocidad para llegar. No pude parar. Lo siento.- Se disculpó torpemente mientras se sentaba en primera fila.

Con un pedazo de tarta ya en el plato fui a sentarme cerca de los chicos. Recibí el cumplido de Danny con una sonrisa, pues pocas veces me decían que hacía las cosas bien o que tenía buenas ideas. Era agradable oír a alguien decir eso.

- Gracias Danny. La verdad es que estoy muy contenta de que a Martin le haya gustado. Una de las cosas más chulas de los cumpleaños es que alguien te sorprenda con...

No llegué a terminar la frase al presenciar el choque de Martin y el payaso, seguido de un estallido de carcajadas de Jack y un montón de disculpas de Martin. Sin embargo algo me parecía raro... ¿había habido una música? Yo no la había oído... Y la cara de Martin era más de susto que de ganas de no perderse un truco. O tal vez era eso que decían los adultos de "una bajada de azúcar". Pensando que tal vez Martin estaba mareado y por eso estaba tan blanco, me levanté y pedí un nuevo trozo de pastel.

- Toma Martin, ven, que estás muy blanco. Seguro que te ha bajado el azúcar. - le dije con todo de "persona adulta que sabe de lo que habla", aunque en realidad no tenía ni la más mínima idea.

Levanto sólo la cabeza para inclinarla y mirar hacia Marin y le digo:

-¿Qué música?, no escuché nada -acto seguido - ¿y dices que nos e ha acabado lo del payaso? genial, este es le mejor cumpleaños Martin, no como otros a los que he ido, y no voy a mirar a nadie...

El susodicho lo comprendería.

A Danny no le gustó nada el rostro blanco de Martin ni la historia de la música. ¿Le habría ocurrido algo en el baño? ¿O simplemente se encontraba mal? Pero no dijo nada. Instintivamente se acercó un poco a Paul, quien tampoco decía nada.

Desde que vieron juntos los globos subiendo al cielo y escucharon la risa macabra, sentía que era quien mejor podía comprender el estado de latente intranquilidad que sentía a menudo.

No había que ser muy inteligente para ver que Martin había usado una excusa. No había salido contento del baño deseoso de ver el proximo ecpetáculo que se anunciaba con una múscia que nadie escuchó. Salía palido, blanco como el papel. Paul, por su parte se mantenía aislado y pensativo. Danny se acercó a él así que yo em encaminé junto a Lissey y a Martin.

-¿Estás bien?-le digo susurrando mientras miro hacia los lados que no hay adultos cerca-. ¿Ha pasado algo ahí dentro?-le pregunto con mis enormes ojos fijos en los suyos y haciendo caso omiso a las carcajadas de Jack.

El chico miró con preocupación la apresurada salida de Martin, que parecía especialmente sospechosa. ¿Quizás había roto algo e intentaba escapar antes de que sus padres le pillaran? No, no podía ser eso. Al fin y al cabo, tenían dinero, ¿no? Seguro que algo así no supondría un problema tan grande. De hecho, casi diría que la cara de Martin era de miedo. 

Frunció algo el ceño al ver el estallido de risa de Jack, pero no dijo nada. Parecía que no se había dado cuenta de que algo ocurría con Martin. ¿Quizás le había caído un bicho en el pelo o algo así? Sabía que había gente a la que le daban mucho asco, y podría explicar lo que parecía una huida. Se tratara de lo que se tratase, Chester decidió no acercarse. Ya estaban con el Lissey y Emily, y sabía perfectamente que ser el centro de atención de esa manera podría ser agobiante. 

Martin había oído el silbido de la trompetilla del payaso en la calle tocando la complicada melodía, no se lo estaba inventando, y estaba seguro de que tampoco se lo había imaginado. Aunque Jack afirmaba que no había habido ninguna música y dadas las circunstancias.... tal vez también se lo hubiese imaginado.

Gracias.- Le dijo a Lissey cogiendo el plato de tarta que le ofrecía para dar buena cuenta de él. Como su amiga decía, solo sería una bajada de azucar sin importancia.

Sí.- Contesto a Emily con un susurro.- Mientras me lavaba las manos creí ver una sombra en el espejo. Pensé que era el monstruo que nos persiguió a Chester y a mí en sueños, me asusté y salí corriendo. Pero ya paso. Gracias.

Ni en broma pensaba Martin contarles a sus amigos lo del payaso con los dientes podridos, ni en un millón de vidas. No quería que le tomasen por loco y dejasen de ir con él justo ahora que por fin tenía alguien con quien compartir las tardes.

Lo de la sombra en el espejo era todo lo que saldría de su boca.

Un adulto le habría dicho que era su imaginación. ¿Que soñabas algo que te asustaba? Una simple pesadilla. ¿Qué veías algo en las sombras? Es tu imaginación. ¿Qué oías algo raro? Imaginación. Todo lo solucionaban con eso. Pero claro, yo no era una niña, y lo que me dijo Martin no me parecía una alucinación, sobretodo después de todo lo que habíamos pasado.

- Está bien Martin... - le dije intentando sonar segura de mi misma y tranquilizadora, aunque en realidad estaba nerviosa y lo que más quería hacer en el mundo era armarme hasta los dientes e ir con todos al baño... Pero no podíamos hacer eso, no en la fiesta de cumpleaños de Martin. - Estamos todos juntos. - concluí con determinación.

Poco a poco, la fiesta fue diluyendose. Ni mucho menos desapareció simplemente fue adquiriendo un tono más relajado y (magnifico) sin adultos.El payaso se fue junto a su maravilloso caniche*^. Los padres de los niños que habían ido a llevarlos se marcharon, el padre de Martin fue a arreglar unas cosas del trabajo y la madre a limpiar, acompañada por la madre de Danny que había ido especialmente para ayudarla a vigilar a los niños. Estaban solos.

Por fin estaban solos, a sus anchas. A falta de que Martin quisiese dar alguna explicación más sobre lo que había pasado en el baño y que, quizás no hubiese querido comentar delante de los adultos, Danny miró la mesa. Bueno, de hecho miró la carpeta azul que había sobre ella y a la que no había dejado de echar algún que otro vistazo durante la fiesta.

- ¿Qué llevas ahí, Paul? ¿Qué eso importante que dices que has decubierto? -le preguntó, ahora que por fin ya podía.

Parecía que quedaban solos. Lo cierto es que Chester lamentaba que el payaso y el perrito se fuesen, pues su actuación había sido muy divertida. Pero suponía que ni siquiera los Griffiths podían conseguir que éste se quedase allí toda la tarde. Sin duda, tendría que acudir a otros cumpleaños. La ausencia de adultos también le resultaba incómoda en cierto modo. Chester estaba acostumbrado a tener poca privacidad, y estar en una casa ajena sin supervisión de adultos le resultaba novedoso y desconcertante...

Pero pronto desviaron su atención, cuando Danny hizo mención a los descubrimientos de Paul. 

-Sí, ¿qué es?

Me levanté del suelo y sacudí un poco mi ropa a la vez que arrugaba la nariz y miaba a ver que quería Paul.

Entrecerré los ojos mirándole.

No ha traído regalo, si hago una fiesta algún día, no le invitaré.

Ya no me acordaba de que Paul nos había querido enseñar algo, así que cuándo Danny y Chester fueron a preguntar me uní con rapidez y emoción. Una emoción expectante y nerviosa.

- Sí, sí, dinos. - dije en voz baja acuclillándome enfrente de Paul, mientras colocaba los codos en las rodillas y recostaba la barbilla en las palmas de las manos. 

Después de la conversación con Martin, los padres nos dejan solos y nada, excepto el silencio nos rodea. Nunca he estado sin adultos, es una sensación extraña, si mi madre supiera lo que realmente estoy haciendo... Saco aquel pensamiento rápìdamente de mi cabeza y me sitúo también cerca de Paul para ver qué es eso que tiene que mostrarnos.