Partida Rol por web

Y nada pasó...salvo que el payaso que se parecía a Bonzo pero que no era Bonzo comenzó a hacer su número que iba entre la comedia y la magia, bailando con sus enormes zapatones y haciendo saltar aun caniche con tutú a traves de un aro. El perro se acercó mansamente a lamer a Emily y gruño ligeramente a Jack,quien parecía que no caía demasiado bien a los animales domésticos.Un gran número. John sacaba fotos con la vieja cámara familiar y de pronto apareció la madre de Martin con una tarta coronada con velas rojas.

Chester pronto olvidó las sombrías implicaciones de lo que había dicho Paul, maravillado por la fiesta y todo lo que le rodeaba. En su vida, nunca había visto ningún cumpleaños igual, y se alegraba mucho de que le hubieran invitado a éste. La actuación del payaso le pareció genial, incluso el perro. Y, finalmente, al ver la tarta, no pudo evitar que la sorpresa asomase a su rostro. 

-Vaya... Que tarta más grande...

Aplaudo ante las actuaciones, aunque arrugo la nariz cuando el perro se acerca hacia mi y pongo una pierna por delante:

-Ese perro huele a orín. Lissey, yo de ti haría que tu madre te mire bien no  vaya a ser que te haya pegado garrapatas...

Luego me asomé y vi la tarta que habían comprado para Martin.

-Danny, esta tiene mejor pinta que la que cocinó tu madre la última vez...

Aplaudí al verla y luego grité:

-¡CUMPLEAAAAAÑOS FELIIIIIIIIIZ, CUMPLEAAAAAAÑOS FEEEELIIIIIIIIZZZZ, TE DESEAAAAAAMOS MARRRRRRTIIIIIIIIIIN, CUMPLEAAAAAÑOSSSS FEEEEELIZZZZ! ¡BIEEEEEEEEEEEEEEEEEEENNNNNNN!

Aplaudí con emoción cada truco del payaso y me reí con cada broma, olvidándome de los pesares que acarreaba últimamente al menos durante un rato. Incluso el perrito con tutú me pareció de lo más gracioso y adorable*. No entendí porque JAck no le dejaba acercarse y decía que tenía garrapatas. Cuándo dijo lo de mi madre no pude evitar pensar de nuevo en ella y Ryan. Mi hermanito, tan lejos...

Los vítores y los aplausos me hicieron reaccionar y vi la tarta que traía la madre de Martin, así que me uní a los aplausos y coreé yo también el cumpleaños feliz.

- ...¡Te deseeeamos Maaartin, cumpleaños feliiiiiiz! ¡Uhuhuuu!

Lo cierto es que la actuación del payaso fue lo suficientemente entretenida como para que Danny acabase por olvidar sus temores internos y se relajase hasta el punto de disfrutar con las cabriolas del perrito y, sobre todo, con los trucos de magia que era algo que le encantaba desde hacía ya tiempo.

Se quedó asombrado cuando de de la boca del payaso salió un pañuelo exageradamente largo que parecía no tener fin. Y cuando hizo desaparecer un montón de monedas bajo un pañuelo para luego irlas sacando, una a una, de la oreja de Martin.

Para cuando llegó la tarta, ya estaba totalmente entusiasmado y se unió a los cánticos de los demás, esperando para apaludir fuertemente cuando el homenajeado soplase las velas.

La fiesta estaba saliendo genial, la actuación del payaso había sido magnífica, y el detalle del caniche con tutu gruñendo a Jack no había tenido precio. Cuando acabó la actuación su madre sacó la enorme tarta de nata y crema pastelera que le había pedido, era la que más le gustaba.

Martin se dispuso a soplar las velas, pero en ese momento recordó lo ocurrido en el garaje de Nobby y como por arte de magia se le quedó la garganta y la boca más seca que el desierto. Como pudo, reunió la saliva suficiente para poder tragar un poco y con los ojos cerrados soplo.- buffff -

Era la primera vez en toda mi vida que asistía a una fiesta de cumpleaños sin mi familia. Era la primera vez que me encontraba rodeada de chicos y no me sentía absolutamente nada incómoda. Era la primera vez que sonreía abiertamente y que me lo pasaba bien, que reía ante la actuación de un payaso y dejaba que un perro lamiera mi mano con una mirada de dulzura. 

Aplaudí emocionada cuando Martín apagó las velas y canté el cumpleaños feliz chillando casi más que el resto. Todavía no podía creer que estuviera allí.

No había podido ir a comprar nada para que hiciera de regalo, de echo, no tenía nada de dinero. Así que con el poco tiempo que tuve hice una especie de maqueta improvisada con palos de polo que pretendía que simulara nuestro pequeño escondrijo. Esperaba que Martin pudiera apreciar el esfuerzo de mi trabajo. Me había pasado horas encerrada en  mi habitación pegando palitos. Martin era niño de bien, pero seguro que sabía apreciar mi esfuerzo.

Martin comenzó a abrir sus regalos que, evidentemente no eran tan chulos como los que le hacía su familia, pero eso era algo que Martin ya se esperaba. Y cuando abrió el regalo de sus padres...no podía creerlo: una flamante cámara fotografica en miniatura, líquido de revelado y unos cuantos carretes. Todo ello decorado con un lazo rojo y una nota que rezaba "para que te saques fotos con tus amigos" Aquel era un día genial. El tiempo pasaba y de pronto, Martin sintió una urgencia urinaria que ocupó tyodo el plano de sus pensamientos.

Los regalos de los chicos habían estado bien, no como Jack le había hecho creer. Incluso le habían gustado, todos excepto el de Emily, que era una cabaña de palitos- ¿Para qué querría él una cabaña de palitos?- De todas formas cuando lo abrío sonrio y dijo.- Muchas gracias Emily, es muy bonito.- Su padre le repetía una y otra vez que era muy importante quedar bien con todo el mundo.

De repente sintió unas ganas tremendas de ir al baño, las ignoró al principio, mientras  juntaba un poco las piernas esperando que igual que habían llegado se marchasen, pero pronto se dio cuenta de que solo existía una forma de que se pasaran.

Ahora vuelvo.- Dijo a todos segundos antes de empezar a correr hacia dentro de la casa con un objetivo en su mente, el cuarto de baño.

Me quedé observando la cámara de fotos mientras les comentaba:

-¡Mirad que pequeña!, no le hace falta ni trípode. Fiuuuuu, debe valer un pastón, mas que ver a Danny pegándole al señor Jhonson.

Mientras salía Martin corriendo al wc me quedé mirando los botes a contraluz:

-Demasiada naranjada, se veía venir hacer rato...

-¿Que Danny ha pegado a quieén? ¡Eso no está nada bien!
Y es que aunque los golpes fueran algo común en mi vida yo sabía que esto estaba mal y no se debía hacer.
Al parecer le habían gustado los regalos, o all menos eso me parecía, con lo que había merecido la pena gastarme un poco de mis ahorros. "hacer feliz a alguien es la mejor de las recompensas" recordaba haberle escuchado a alguien (aunque no recordaba a quién, tal vez me lo había imaginado).
- Que buena idea tuve. -susurré cuando Martin se fue, orgullosa de mi idea y buena obra, antes de acercarme a pedir tarta.
- Hola señora Griffith, que fiesta más estupenda ha montado, ¡Y la tarta tiene una pinta riquísima! ¿Puedo coger un trozo?

Chester asintió con convencimiento ante las palabras de Jack. Desde luego, aquella cámara era una pasada, se notaba bastante que los padres de Martin no tenían problemas de dinero, si podían permitirse regalarle algo así. Incluso se sintió un poco mal al pensar en los regalos que le habían hecho, pero parecía que al cumpleañero le habían gustado, así que procuró apartar esos pensamientos de su cabeza. Pero, de pronto, la última parte de la frase de Jack hizo de frunciera levemente el ceño.

-¿Danny ha pegado a alguien? ¿Por qué?

Danny Parker se puso rojo como un tomate. Y no es que él hubiese pegado a nadie en su vida, pero el liante de su amigo ya lo estaba poniendo en otro embolado. Sólo le faltaba eso, que Lissey y el resto le tomasen por un maltratador de animales.

- Yo, yo... -se apresuró a dar explicaciones que no eran necesarias.- El "señor Johnson" es mi gato, y en mi vida le he puesto la mano encima. Bueno sí, para acariciarlo sí, quiero decir que jamás se me ocurriría pegarle a mi gato ni a ningún otro animal. -Era mentira, ahora mismo sentía unas ganas incontenibles de darle una fuerte colleja a Jack, pero se retuvo.

El que siempre quiere hacerle alguna jugarreta es Jack cada vez que viene a mi casa pero el señor Johnson es listo. En cuanto le ve, se escapa corriendo a esconderse.

Fue una idea estupenda lo del libro de fotos, Lissey. -cambió de tema, intentando reconducir la situación.- Martin está supercontento.

Solté un casi teatral suspiro cuándo Danny explicó que todo era una mala broma de Jack.

- ¡Uff, Danny! Casi me pensaba que habías pegado a algún señor. -le dije aliviada - Y Jack - dije girándome al niño - No hagas esas bromas, que no está bien pegar a un pobre gatito...

No entendía porqué Jack siempre intentaba hacer bromas, pero no muy divertidas, al resto. Al parecer especialmente a Danny, quién era un niño bueno y tranquilo. Tal vez por eso Vicent y sus matones le perseguían siempre...

"Aunque yo no les hice nada la primera vez y me querían pegar igual..."

Dejé el bote en l mesa y les dije a todos:

-Alto, en mi defensa puedo decir que es un gato odioso y le caigo mal.Y como es el protegido de Danny, de ahí la frase que valdría mas caro que verle pegando a esa bestia inmunda y pulgosa.

Refunfuñé:

-Si es que nunca me escuchan sólo oyen o que quieren...
 

Después de desahogarse, Martin fue a lavarse las manos en el lavabo pero...cuando levantó la cabeza vio al payaso que su padre había contratado a su espalda. Sonriendo. Con los dientes muy blancos.

¡Ahhh! - Martin no habia oido llegar al payaso seguro que debido al ruido del agua, pero al levantar la cabeza y verlo justo detrás suyo se llevó un susto de muerte.

No..no te he oído llegar- Se repuso como pudo, aún temblándole las rodillas y hablándole al espejo- Ha.. ha sido una actuación genial. Supongo que quieres usar el baño. Yo ya me iba. - Se giró y sin secarse las manos en la toalla hizo intención de salir.

Martin abre los regalos y parece que le gustan. Me siento aliviada pues pensaba que no iba a gustarle mi relago, pero me dio las gracias amablemente y eso me hizo respirar relajada, pues nunca he tenido dinero porque mi madre dice que una niña no puede tener dinero nunca y me sentía terriblemente nerviosa.

Todos debaten sobre que Danny parece haber pegado a alguien que realmente se trata de su gato mientras Martin va al baño. Nunca había estado en una fiesta y me siento extraña rodeada de tanta gente, pero allí estoy... y con permiso de mi madre que es mucho más sorprendete.

Me uno a ellos y los escucho mientras no puedo evitar sonreír pues me siento terriblemente feliz.

EL payaso volvoió a sonreir...y esta vez sus dientes eran afilados...y con trocitos de carne y gusano entre ellos. Su boca despedía un aliento hediondo y para nada humano.Y su mano tenía unas uñas muy afiladas y negras. Aquello era muy raro pero más raro aún fue cuando oyó el silbido de la trompetilla del payaso en la calle tocando la complicada melodía.

¿Quieres un cachorrito Martin?

La mano del payaso de pronto se movió con velocidad hacia él.

¡Mamaaaaaaaa!- Los dientes y las uñas del payaso, asustaron a Martín más de lo que lo había estado en su vida, ni siquiera durante la pesadilla con el monstruo y las arañas había pasado tanto miedo. De hecho si no hubiera acabado de hacerlo hacia escasos segundos se habría hecho pipí encima.

La mano de aquel payaso se acercaba más y más a él, pero con una agilidad impropia de un niño con su volumen se agachó en el último momento, esquivándola, y se lanzó a correr hacía la puerta.