Partida Rol por web

Ad intra mare (Mar adentro)

Parte IX. De vuelta en Burriac

Cargando editor
08/07/2021, 19:21
Director

Aquel herrero del peto asintió a Damiá mientras Eguzki sujetaba bajo las ropas su cruz de Caravaca. El tipo señaló con la cabeza a una vivienda que se alzaba detrás de las viviendas, de dos plantas, y que emitía bastante luz ante aquel momento en el que el sol acababa de marcharse. Con estas breves indicaciones caminásteis entre dos casas, sintiendo el rugido de las olas a pocos metros a vuestra espalda. La posada construida con amplios y gruesos sillares en su base, con dos plantas, así como un tejado robusto, tenía un cartel en su entrada: "Posada d'en Poseidó". Había cierta algarabía dentro y mucha luz iluminando la estancia principal.

Tras entrar a través de una chirriante puerta os encontrásteis una estampa común en otros lugares de reunión, tales como una taberna: mesas y bancos ocupados por hombres que charlaban entre sí de manera ordenada, mientras pronto podían dilucidarse a los regentes del lugar (un matrimonio que no paraba de acudir de aquí a allá). Una chimenea en el fondo de la sala calentaba a unos pocos, mientras que otros dormían por las mesas e incluso el suelo (ebrios ya de tanto probar el vino).

Enseguida acudió a vosotros un joven de pelo rizado, grueso de cintura (como uno de los taberneros, que debía ser su padre), y os preguntó si buscábais habitación o llenar el estómago (y que para estar allí sería necesario lo uno o lo otro, pues no había ya mucho sitio disponible en aquella posada).

Cargando editor
11/07/2021, 21:24
Sebastián de la Torre Quebrada

Dejó marchar al muchacho con la esperanza de que sus palabras resonasen aquellos días en su memoria y terminase por escoger el camino correcto. Junto a Sebastián se le haría mucho más fácil, pero en todo caso eso ya no estaba en manos del caballero, si no en las de Dios. 

Prosiguieron camino, el de la Torre bastante silencioso como de costumbre, observando ahora las lindes del camino, no fuesen a atacarles de nuevo, pero finalmente llegaron a destino sin más sorpresas. Allí el águila elevó su vuelo y se perdió en el cielo. Sebastián contempló cómo hacía eso sin poder evitar preguntarse cómo podía una simple anciana amaestrar tan bien al ave.

Tal vez su padre fuese un cetrero de renombre.

Pensó no muy convencido.

Bajó su mirada de nuevo a la tierra y allí vio al herrero. Observó su peto, ligeramente magullado, y dudó de si aquel hombre sería capaz de repararlo. No le hacía gracia dejar el peto y alejarse, era preferible un peto magullado que uno extraviado, y por eso fue que preguntó directamente si podría repararlo para aquella misma noche y cuánto le costaría, añadiendo que él permanecería junto a la forja hasta que el trabajo fuese terminado. ¿Cuánto tiempo podía costar? A fin de cuentas era un remiendo.

 

-Si vais a posada reservadme una habitación, no nos sobra el tiempo, pero necesitaremos todas nuestras fuerzas et las mentes audaces-

Cargando editor
12/07/2021, 17:19
Damiá, el Gavinet

El pirata vio al joven y asintió. Si, un lugar donde pasar la noche y un poco de caldo para entrar en calor. Cuando Damiá espanto un poco el frio que atenazaba sus huesos, paseo por la posada buscando un poco de información sobre lo que pasaba en el pueblo y los alrededores. Los pastores y granjeros siempre comentaban lo malo que eran sus señores o lo buenos que eran estos. De todos modos, el pirata no puso demasiado interés para no levantar excesivos recelos.

Cargando editor
12/07/2021, 17:32
Eguzki el Calvo

.

   Asentí, no tenía dinero para pasar una habitación, pero tal vez... pudiera dormir en la sala común con el maravedí que me quedaba, bueno, o en el establo.

   Al menos, Don Sebastián había pedido una habitación, y eso pidió, para empezar.

   - Mi señor, ilustre caballero de la sagrada orden de Santiago, precisa una habitación, le acompaña otro noble caballero que a buen seguro también precisará de sus servicios. -

   Mientras hablaba rumiaba a ver si podía sacar dinero de algún lado, observando a los lugareños, así que añadí.

   - Y ya puestos, ¿sabe por mesura si a alguien le hacen falta los servicios de un sanador, aprovechando que pasamos por el pueblp? No encontrarán mejor curandero que mi persona. -

.

Cargando editor
16/07/2021, 12:07
Director

Entre charlas, comentarios y voces, Damiá pudo escuchar chanzas, experiencias y algún que otro rumor del pueblo. A sus oídos llegaron, y también a los del resto, cómo una comitiva extraña había llegado hacía tres días al pueblo, y se había embarcado en un barco llamado "Tró". Por lo visto, todos ellos eran calvos y de piel negra, muy fornidos y silenciosos. La verdad es que, más que un rumor, había sido la comidilla ese día en St. Jeroni de Murtra, hasta el día de hoy.

Por otro lado, el tabernero, una vez que volvió a la mesa con vuestra cena, asintió a Eguzki ante su propuesta de sanador. Le dijo que siempre había alguien a quien solventar y aliviar los sabañones de sus pies, y que le avisaría en tal caso.

Al rato regresó el caballero Sebastián, quien había ido a dar cuenta de un arreglo a la cota de placas que portaba. El herrero le había ayudado a quitársela, y asintió en que se la quedaría esa noche, para tratar de arreglarla, pero no le prometió nada (al fin y al cabo ya estaba cansado de trabajar todo el día).

Justo a tiempo para la cena, os reunísteis todos ante un buen caldo en una olla grande. El hijo del tabernero os colocó platos, vasos y un azumbre de vino (unos dos litros), cantidad ideal para las cuatro personas que estábais. Tras la cena y después de haber arreglado los dineros correspondientes, subísteis al cuarto que os propocionaron; y pese a que Eguzki nombró la presencia de dos caballeros, el dueño del negocio apuntó a que sólo les quedaba una habitación grande, común, para unas cinco personas, por lo que allí os colocaron.

* * *

Tras haberos desvestido, quitado las prendas menores y quedaros en prendas interiores, pudísteis calentar vuestras pertenencias y vuestra piel el tiro de chimenea que subía a vuestra habitación. Estaba cálido, y proporcionaba a aquella alcoba comunal buena acogida. El caso es que justo cuando os tumbásteis todos a dormir (uno de vosotros quedó con el único jergon de paja que allí había), tocaron a la puerta. Escuchásteis a la par un sonido cercano y cotidiano...: el graznido de un águila.

Tras preguntar que "quien era", alguien con voz femenina dijo: "una VIEJA conocida...". Después procedísteis a abrir con cautela la puerta, os asustásteis al principio al ver a una figura oculta por la sombra del pasillo, la cual tenía en su hombro un águila posado (y batía animadamente sus alas). Reconocísteis al águila, y luego la figura dio un último paso. Las velitas que teníais junto a la puerta de la habitación ilumiaron su rostro, junto con el del ave. Era una anciana.

 

Notas de juego

*Entiendo que es la cota de placas lo que le dejas (osea, tu armadura principal). Asique, Sebastián, ello te costará 10 maravedíes por cada punto de RESISTENCIA que quieras recuperar. Pongamos que quieres recuperar 3 puntos, pues son 30 maravedíes. Para tu próximo post, Sebastián, dime cuántos quieres reparar (o si te parece caro, que son presupuestos del manual, podemos narrar finalmente que el herrero no pudo hacer nada). En tu mano está.

Cargando editor
16/07/2021, 12:08
Carme

El águila revoloteó un poco en la habitación, y luego se posó delante de Dalmau, como lo hiciera horas antes, justo para darle la bonita cruz que le entregó en el pico. Tras ella, una silueta que hacía tiempo no veíais se presentó.

Era Carme, la anciana que os invitó a comer a las afueras de Burriac, ya hace un tiempo atrás...; también conocida por sus mensajes enviados a vosotros en su águila como Camila. Tras entrar, cerró la habitación de la puerta a su paso.

Hola señores, me alegro de volver a verles... -dijo sonriendo-. Pero enseguida comenzó una retahíla, como si tuviera prisa en veros y contaros algo (mejor dicho, muchas cosas). Desde el día que nos encontramos en el camino que bordea el bosque, y emprendísteis camino hacia la cueva del gnomo, supe que graves cosas empezarían a ocurrir... Me alegro que le hiciérais caso al herrero y viniérais hasta aquí.

Cargando editor
18/07/2021, 21:03
Sebastián de la Torre Quebrada

A Sebastián no le hacía mucha gracia tener lejos su cota. Sentía que si se presentase un combate él estaría desnudo y eso le causaba cierta inquietud. Por otra parte estaba convencido de que a la hora de finalizar todo aquel asunto necesitaría de toda la protección posible, por lo que finalmente había arriesgado en pos del combate final.

Saludó a sus compañeros y se sentó a la mesa con ellos. Comió en silencio, sin pausa pero sin prisas, ¿Y si aquella fuese su última comida? Era mejor ser agradecido y saborearla. Escuchó los rumores, la comidilla de la plebe. Deducía que deberían enfrentarse, para empezar y como poco, a un grupo numeroso de hombres negros, fuertes y preparados para el combate. Ya eso únicamente era todo un reto, siendo ellos como eran cuatro y solo dos duchos en armas.

Aunque "el Gavinet" ha demostrado saber valerse bien.

Pensó para sus adentros mientras dedicaba una breve mirada al joven. 

Parece obvio que necesitamos un plan que nos ofrezca más garantías que el de lanzarnos de cabeza espada en mano. Tal vez si lográsemos acabar con la niña... Si no hay recipiente se acabó.

 

Después llegó el momento del reposo. Les tocaba hacer uso de una sala común que compartirían ellos cuatro. No le importaba mucho a Sebastián ese detalle, pues como siervo de Dios bien era capaz de llevar la austeridad y apreciar las cosas sencillas. Tampoco le parecía mal mantenerse juntos y desde luego lo ideal es que no hubiese ningún extraño que pudiese despertarles desconfianza privándoles del sueño reparador.

Ya listos para el merecido descanso llamaron a la puerta,  al descubrir la figura en la sombra Sebastián agarró su espada en la mano. Sin embargo más sorpresa le causó descubrir que era Camila, o mejor dicho Carme, la anciana del águila, la cual traía en plena noche.

¿Cómo se presenta aquí? ¿En un dormitorio con cuatro hombres medio desnudos?

Porque aunque no enseñasen más que la piel de pies, manos y cara para Sebastián era suficiente. ¡Estaban en calzones!

¿Acaso no le importa parecer una mujer decente? ¿Acaso no lo es?

Era obvio, sin embargo, que debía tener que decirles algo importante y urgente ¿Por qué si no se presentaría de este modo y a aquellas horas?

-¿Le ha visto entrar alguien?- Le preguntó serio mientras observaba cómo el águila señalaba a Dalmau al posarse frente a él. Claramente el de la orden de Santiago se preocupaba por la imagen que pudiese dar, y no estaba dispuesto a que se pusiese en entredicho su voto de castidad.  

Y menos con una anciana.

Cargando editor
18/07/2021, 22:12
Damiá, el Gavinet

El pirata escucho con atención los rumores del pueblo y en especial ese que hablaba de los tres negros. Pero era tarde, estaba cansado y quería dormir.

Todo se ponía en contra de Damiá, parecía que algo arriba o en el infierno no quería que el pirata descansara. Cuando vio a la anciana y el águila estuvo a punto de caer de culo. ¿Usted? Comento con asombro. No, no la he visto entrar.

¿Qué nuevas trae venerable anciana, que debemos de hacer?

Cargando editor
20/07/2021, 18:45
Dalmau Font de Tossa

Tras el duro viaje, un fuego y comida caliente era algo que Dalmau realmente necesitaba. Se sentó en la mesa que les habían asignado y dio buena cuenta de lo que el tabernero les sirvió. Ya en la habitación estuvo dando vueltas a su situación, el águila les había llevado hasta allí, pero hacía tres días que la extraña comitiva había partido en un barco, pocas pistas, más aún si el tiempo apremiaba.

En ese momento entró Carme en la habitación, el caballero estaba en paños menores, bueno, en realidad estaban todos ellos, pero a la mujer no pareció prestarle mayor atención. Algo azorado escuchó la presentación de mujer y las pertinentes preguntas de caballero y del pirata. Decidió no añadir ninguna más, al menos de momento.

Cargando editor
27/07/2021, 18:27
Eguzki el Calvo

.

   Cuando veo a Carme se me iluminan los ojos, para acto seguido, volverme rojo de vergüenza al recordar la desconfianza que me produjo nuestro primer encuentro.

   Oigo a los caballeros sorprenderse, aunque el que no se sorprende de que se sorprendan soy yo, que bajo cuerdas la gente de a pie hace mucho y muchas que los de alto rango nunca saben. Tras unos segundos prudenciales, me apresuro a hacer hueco en una silla o donde sea que tengamos para sentarnos y me dirijo a la puerta.

   - Pase Señora Doña Carme, si tiene la bondad, nos honra su presencia, - comento en susurros, haciendo una leve reverencia y un gesto para que entre, mientras rebusco a ver que tenemos para preparar un tentenpie o algo con agasajar a doña Carme, que no es que estemos muy holgados de viandas, pero algo hay... un trapo más o menos limpio de mantel, algo de vino, algo de pan, algo de carne que aún quede...

   También hay algo de lo que me gustaría habler, de libros y notas, pero con los señores delante las palabras deberán ser escogidas, que aunque de buen corazón, ven diablos en todas partes, y visto que últimamente hasta es verdad andan un poco que saltan a todo.

   Una vez dentro y cerrada la puerta, aún no cumpliendo el protocolo, empiezo a hablar sin que nadie me haya dado permiso.

   - Doña Carme, el líquido que nos enviaron a buscar fue malogrado, más aún guardo las notas y hay posibilidad de que quizá se pueda rehacer, aunque en esto no soy tan docto y dudas tengo. También... también... - miro de reojo a los caballeros. - también hay un libro de hierbas y anotaciones que tiempo ha, se encontró en la cueva a la que nos dirigiamos cuando nos encontramos la primera vez, así como un trozo de la raiz que fuimos a buscar, ¿cree usted que con estos elementos se podría hacer algo que nos ayudara? -

.

Cargando editor
28/07/2021, 16:28
Carme

Camila asintió ante la pregunta de Sebastián. Aquella mujer había entrado en la posada y accedido hasta la puerta de vuestra habitación así como así. Debía tener muchos contactos o algo parecido. No obstante, que su águila os encontrara siempre no debía ser fruto de la casualidad... Dalmau la miraba esperando acontecimientos mientras el pirata Damiá le preguntaba directamente (haciendo que la idea de descansar cuanto antes se fuera al trasto).

No, no... no te molestes -le dijo a Eguzki rechazando su apresurada e improvisada actuación de recibimiento-. Te lo agradezco. Sólo he venido a hablar con vosotros. Entonces el curandero le narró la pérdida del brebaje.

¿cree usted que con estos elementos se podría hacer algo que nos ayudara?

Siempre se puede intentar, supongo -respondió tras escucharle-. Pero me temo, Eguzki, que no hay tiempo. He venido a a vuestra alcoba a contaros lo que me pasó mientras viajábais por el Principat; entiendo que mi águila os hizo llegar las notas... Creo que ese brebaje, Eguzki, ya no hará falta... don Alejandro y doña Bárbara están muertos. A ver... os contaré todo desde el principio:

Desde el día que nos encontramos en el camino que bordea el bosque, y empredísteis camino hacia la cueva del gnomo que señala Eguzki, supe que graves cosas empezarían a ocurrir. Comencé a tener extraños sueños reveladores, pero tremendamente confusos, de los cuales ya no recuerdo nada más que pequeños vestigios de escenas de destrucción, fuego y caos. Después me enteré de vuestro regreso al castillo y de que algo terrible sucedió allá -se refería al demonio que se apareció y habló con don Alejandro-; También supe que tras vuestra marcha para la búsqueda del brebaje una extraña presencia en el castillo de Burriac se hizo presente, como os comenté en una de mis notas. Esa extraña presencia era al principio muy débil, pero poco a poco se ha hecho más y más fuertes. Ahora, en los últimos tiempos, tenía un poder casi imposible de entender.

La mujer hizo una pausa y miró a su águila un instante, que permanecía allí quieto a los pies del caballero Dalmau.

En mi opinión, el brebaje que os mandaron buscar no era sino un líquido de dudosa efectividad, pues el mal que aquejaba a doña Bárbara estaba más allá de lo que sus médicos podían comprender. Después de vuestra partida, las cosas en Burriac comenzaron a ser diferentes y extrañas. Para empezar, la muerte de don Alejandro. Sus dolencias eran las mismas que las de su esposa, aparecidas de un día para otro. Tras la muerte del matrimonio, su pequeña hija Montserrat era su única descendiente. Y el entierro de sus padres fue realizado de forma rápida y sin ningún tipo de sentimiento, cuya ceremonia apenas dio que hablar. Durante un par de días todo siguió igual, y ni siquiera se declararon luto en el castillo o la propia aldea. Entonces... -Camila trataba de recordar lo mejor que podía- llegó un extraños personaje al castillo, y se convirtió en mentor de la niña, quien, por cierto, estaba adquiriendo unos niveles de maldad fuera de toda lógica.

Por esas fechas yo comencé a tener nuevos pero también extraños sueños y apariciones sobre un jinete rojo -entonces llegó a vuestra mente el ser que vísteis en el monasterio en llamas y en aquel pequeño infierno al que os obligaron a entrar-. Por suerte, tras investigar con cautela, pude averiguar algo sobre él: se trataba de un demonio llamado Beherito, lugarteniente de Agaliarepth, unos de los grandes Señores del Infierno... Entonces decidí mantener contacto con vosotros con mi águila, pues sabía que érais gentes ajena a la corte y fuera de toda extrañeza en este asunto. Digamos que... os convertí en mis aliados, y yo vuestra. Tenía mucho miedo sobre lo que podía pasar. Quería informaros en la medida de lo posible sobre las cosas que sucedían por aquí.

Entonces llegaron los soldados, y eran todos iguales: negros, calvos y muy recios; no sé realmente cómo acudieron allí, sencillamente aparecieron en el castillo y suplantaron a la guardia original. Echaron a todos los soldados y se quedaron como la nueva milicia, y fue por entonces cuando las cosas se pusieron peor, puesto que luego mantuvieron una gran represión en Burriac, y sus gentes apenas salían de sus casas excepto para cumplir con sus oficios. En el pueblo todo era un caos, y no fueron los pocos ejecutados cuando se hizo una pequeña rebelión que la nueva milicia de piel oscura "apaciguó" a golpe de violencia y vil justicia de horca y lanza...

Hasta que un día se puso en marcha el gran éxodo, hace pocos días, y gran parte del pueblo abandonó sus posesiones, llevándose lo imprescindible para sobrevivir. Tan sólo quedaron los más viejos de Burriac en el interior de sus maltrechas casas. Por su parte, la nueva comitiva abandonó el castillo y se pusieron en marcha hasta aquí. Yo los seguí hasta este pueblo para no perder su pista. La niña Montserrat ha sido escoltada por esa milicia y hace tres días llegaron y zarparon en un barco desde este pueblo. Eso sí, estoy convencida de que la joven Montserrat no es ya tal ser inocente, sino una pieza fundamental para El Jinete Rojo y su señor Agaliaretph para el plan que están urdiendo. Veo que Francesc os fabricó una espada, ¿no es así? -miró la espada forjada por el herrero de Burriac con el metal de la vara, pues ahora estaba apoyada en la pared de la habitación-. Con ella habréis de acabar con la niña y el mal que se encierra en su pequeño cuerpecito. Os pido este favor en el que yo iré con vosotros, pues no hay mucho tiempo... ¿Entendéis lo que digo? -os preguntó Camila-.

La anciana os había resumido como pudo el periplo de los sucesos de las últimas semanas.

Cargando editor
30/07/2021, 18:53
Eguzki el Calvo

.

   - ¿Nos acompaña? - Me quedo con la boca abierta un rato, y cuando me acuerdo, la cierro.

   Luego caigo en un detalle - ¿un barco? ¿debemos embarcar? -

   Mientras le doy vueltas, si ya pagar la sala era un desembolso, pagar pasajes no sabía como se iba a poder hacer. Salvo que perdieran uno o dos días, si trabajaba de curandero ese par de días, quizás sacara algo de dinero para el viaje...

.

Cargando editor
04/08/2021, 00:40
Sebastián de la Torre Quebrada

Sebastián escuchó con atención el relato de la anciana Camila. Lo hizo sin interrumpir y  manteniéndose erguido en toda su envergadura. Su rostro no reflejó emoción alguna, manteniéndose serio como de costumbre. Sin embargo su mente no dejaba de procesar información e incluso plantear ciertas cuestiones que dudaba fuesen a ser respondidas con facilidad ni probablemente honestidad. 

Todo lo que aquella mujer les contaba despertó cierta suspicacia en el caballero. Hablaba de ¿sueños? ¿Cómo sabía tanto de sus aventuras y todo lo que habían visto y vivido? Bien había reconocido a Baherito, e identificaba ahora al demonio mayor que Sebastián no había logrado, Agaliarepth. Ahora decía que les acompañaria y que el de la Torre debería matar a la niña con la espada forjada. Es cierto que esto último Sebastián ya lo había imaginado como dentro de lo posible, ¿pero acaso era el único que sentía que algo de brujería pudiese haber en los sueños de aquella mujer? Y de ser así, ¿por que no iba a ser ella otra pieza en este puzle demoníaco? ¿Y si resultase ser una fiel sirviente del oscuro? 

 

-¿Cuántos hombres componen la Guardia de la joven Montserrat? - se limitó a preguntar curiosamente y pese a todo lo que cruzaba su mente. 

Cargando editor
04/08/2021, 14:32
Damiá, el Gavinet

El pirata solo podía asentir con cara de circunstancia, las historia que contaba la vieja pintaban bastos. El primer impulso recorrió su mente fue embarcar y navegar lo mas lejos de esas tierras, a ultramar, a algún lugar donde ese mal no le alcanzara. Pero no podía dejar en la estacada a sus compañeros.

Cargando editor
04/08/2021, 19:27
Director

Notas de juego

Damiá, tirada de Memoria (o PER x2). Vamos a esperar un poquito más a Dalmau.

Cargando editor
05/08/2021, 08:59
Damiá, el Gavinet
- Tiradas (1)
Cargando editor
09/08/2021, 18:24
Director

- ¿Nos acompaña? - Me quedo con la boca abierta un rato, y cuando me acuerdo, la cierro.

A no ser que mi presencia os resulte incómoda, esa es mi intención -respondió Camila a Eguzki-. Luego asintió al curandero ante lo del barco. St. Jeroni de Murtra era un pueblo costero, y de tal manera aquel séquito se había desplazado. Según pude ver unos quince hombres -le contestó ahora al caballero Sebastián-. El rostro del caballero y el de Damiá no eran sino una mezcla de intriga, cansancio y tal vez desconfianza. Demasiadas aventuras en las que aún no había entrado un elemento adicional hasta este momento: el mar.

Cargando editor
09/08/2021, 18:25
Mujer de la tienda

Recordaste pues aquellas palabras de la vidente en la feria de mercaderes ubicada a las puertas de St. Cristofol (antes de que sus cartas y luego la tienda saliera ardiendo...). Parecía haber pronosticado justo algo del momento en el que estabas:

Tal vez la gente en la que pones esperanza no viva para ver vuestro esfuerzo, o tal vez quien ha dado todo por perdido vea luz en tus pasos... Además... -abrió los ojos, mirando al pirata, pero ahora de una manera realmente asustada y pavororsa-: claro que volverás a la mar... Sí, aún navegarás una vez más sobre él... pero... pero...

Cargando editor
09/08/2021, 18:26
Director

Mi águila siguió la pista del Tro en alta mar durante unas horas -siguió explicando Camila-, y el navío se dirigía en dirección sur, hacia costas de las lejanas tierras africanas... Habéis de saber que un día después de ello amarró en el puerto de este pueblo un hombre influyente llamado Faustino. Es el capitán de una coca que ahora mismo está  siendo reparada en el puerto... Él y sus marineros, de vuelta a St. Jeroni se cruzaron en alta mar con una embarcación similar al Tró, donde viajaba Montserrat y su macabra escolta, confirmando la dirección que descubrió mi animal... Además, nada más verla, según el capitán, el Tró se internó en una especie de niebla; asegura que en esa niebla había una isla, una isla rodeada de rocas... Creo que allí es donde se dirige Montserrat. Creo que allí es donde el Mal se alzará en nuestra Tierra... Me ha costado convencer a Faustino de que nos llevara allí, pues era reacio a volver a ese punto en el mar... Y también lo he hecho sin saber si vosotros aceptaríais navegar en un último encargo... ¿Es... así? -la anciana no sabía si su última carta, que érais vosotros, podría serle de ayuda-. La coca estará a punto al amanecer.

Notas de juego

Bueno, tenéis que decidir si viajar con Camila y el capitán Faustino hacia esa isla, en dirección sur, o hacer cualquier otra cosa.

Cargando editor
10/08/2021, 22:23
Damiá, el Gavinet

Un escalofrió recorrió la espalda del pirata al recordar las palabras de la gitana. “Claro que volverás a la mar... Sí, aún navegarás una vez más sobre él... pero... pero...” Tras las palabras una bola de fuego había interrumpido el discurso de la pitonisa. ¿Qué le esperaría en el mar? A pesar de los malos augurios, el pirata deseaba volver al mar y se cayo para si mismo las palabras de la vidente.

Bueno, pues no esperemos. Dijo con presteza el pirata, sorprendiéndose el mismo por la resolución de sus palabras. No sabia si eran las ganas de volver a ver el mar o las ganas de terminar con el mar y poder descansar tranquilo. El mar nos espera, hay que terminar con todo esto.