Partida Rol por web

La sorpresa duró unos segundos, que fueron aprovechados por el grupo de aventureros para iniciar el asalto. Sin embargo los goblins estaban preparados para combatir y no se iban a amilanar tan pronto.

Zenuri y Davor pronto fueron rodeados por cuatro pieles verdes. Al ver cómo la mujer rebanaba la cabeza de uno, dos de ellos la atacaron y el restante se enfocó en el clérigo de Gurmash.

El goblin que atacó a Davor rebotó contra el blindaje del clérigo, pero el ataque combinado a Zenuri rindió algún fruto. Una de las espadas encontró una abertura y penetró en la carne de la guerrera, causándole una herida profunda.

Dos goblins quisieron recuperar la posición de la tarima, pero Traek lo impidió moviéndose como un letal felino. Un goblin cayó muerto, pero el otro pudo hacerle un rasguño.

Los más alejados, armados con arcos, lanzaron flechas a diestra y siniestra sin mucho criterio. Bregolin alcanzó a uno con una flecha certera, lo que llamó la atención del otro arquero. Por suerte el goblin tenía pésima puntería.

Glimm, por su parte, saltó de la tarima y se escabulló entre el caos. Su reducido tamaño, y la atención que requerían los otros guerreros, facilitó su tarea. Moviéndose detrás de las tiendas pudo adentrarse en el campamento sin ser visto. Aunque la hoguera central era una fuente de brasas todavía ardientes, estaba en el centro de la batalla y sería imposible acercarse sin ser atacado. Fue entonces que vio, en la entrada de la cueva, varias antorchas encendidas. Estaban puestas a la altura de los goblins, así que podría tomarlas sin problema. 

Sin embargo tuvo que replantearse su plan, ya que desde el interior de la cueva escucharon un rugido, un grito gutural que les erizó la piel. Alguien, un poco más grande que un goblin, acababa de notar la presencia de los héroes.

Está claro.

Tenia pensado meterle fuego a las tiendas de campaña, pero ni es el momento de liarme con la yesca y el pedernal, ni tampoco el plan de ir a pedirle fuego al hosgo.
Quiero decir... a ver, ME VEO MUY CAPAZ de convencerle al Osgo, pero me imagino al Hobgoblin devolviendole el sentido común al Osgo a base de pescozones, y viceversa cuando intente convencer al Hobbo.

Así que decido que lo mejor es animar al grupo.
Saco mi instrumento musical y declaro

"Con la precisión de Bregolín, La sutileza de Traek, La determinación de la familia Vanedar, y con un clérigo cuyo nombre no quiero ni acordarme.... ¡VAMOS A GANAR ESTE COMBATE!"

Y empiezo a inspirar al grupo, mientras busco el típico truco de esconderme, y que los goblins se pregunten "¿De donde viene el ruido?"

¿El sitio donde me escondo?
En lo alto de uno de los goblins que Brego se ha cargado a flechazos.

"¡ El Osgo asusta! ¡pero a nadie espanta !"
"¡ Mi P███la se levanta! ¡Mi P███la se levanta !"

Los goblins habían despertado y aparecido allí dentro. Nuestra primera incursión había dejado 4 goblins muertos y 2 dormidos, pero el resto se armó pronto y los sonidos que venían desde el fondo de la cueva no eran muy esperanzadores de que aquello terminara satisfactoriamente para nosotros.

O nos deshacíamos de los goblins rápidamente o lo mejor sería huir por donde habíamos venido. Si los hacíamos salir fuera del campamento podríamos atacarles más individualmente, pero de momento aquella opción estaba descartada.

El goblin que estaba al principio despistado, al ver caer a su compañero, cogió rápidamente us escudo y me hizo un rasguño en el costado. Nada grave, pero eso no iba a quedar así.

Los pequeños bastardos bastardos no se amedrentaron, y dos de ellos decidieron hacer equipo para atacar a Zenuri. La mujer esquivó con facilidad el golpe del primero, y ya se estaba preparando para partirlo en dos como a su compañero escasos segundos atrás, pero en el último momento la espada del segundo se le clavó en el muslo, haciéndole desviar el golpe y dejando tan solo un corte superficial en la cara del que era su objetivo.

Recuperando la compostura Zenuri volvió a prepararse. No habría segundas oportunidades, una vez una de esas criaturas era su objetivo, debía morir, o ella misma se ponía en riesgo de no volver a casa.

Las pequeñas alimañas no habían tardado en reaccionar, como sospechara el semiorco. Después del fallido primer golpe, los trasgos comenzaban a revolotear a su alrededor como un enjambre de moscas. Zenuri había probabo ya el acero de los molestos trasgoides y él no tardaría mucho. Tenían que empezar a reducir el número o se las verían en problemas pronto. Hizo oscilar su hacha peligrosamente cerca de su oponente para infundirle una falsa sensación de seguridad antes de que el clérigo consiguiera conectar un golpe tras el cual retrocedió unos pasos hacia la puerta.

- ¡Repleguémonos hacia la puerta para usarla como cuello de botella!¡Que no nos envuelvan! - Ladró aquella sugerencia en orco a Zenuri, esperando que demasiado tiempo entre gente civilizada no le hubiera hecho olvidar aquella lengua a su congénere.

La escaramuza empezaba a saldarse un precio muy caro para los goblins, pero éstos no se amedrentaban con tanta facilidad como hubiera sido deseable. No se replegaron, sino que acosaron al grupo de héroes. Por fortuna los ataques que conseguían hacerles los goblins de momento estaban resultando poco eficientes. Todo el grupo seguía en pie y de momento los especialistas en el cuerpo a cuerpo resistían.

Bregolin había acabado con la vida de un arquero goblin, pero un segundo le había tomado como objetivo. Su disparo, no obstante, había sido mucho menos preciso que el del elfo. El arco largo del sandoriano volvió a tensarse, aprovechando la oportunidad que la mala puntería del goblin le había ofrecido y una nueva flecha salió disparada a toda velocidad para ir a clavarse en pleno pecho de la criatura verdosa. Su sangre pronto tiñó el suelo.

Sin perder tiempo, el mortífero arquero cargó una nueva flecha mientras buscaba un nuevo objetivo...

El hacha de Davor partió literalmente en dos al goblin que lo atacaba, lo que hizo que uno de ellos cambiara su objetivo y atacara a Davor. Zenuri trató de castigar al pequeño por bajar la guardia, pero falló el golpe. De cualquier manera, Davor ya esperaba el ataque y lo bloqueó sin dificultad.

Traek, por otro lado, estaba teniendo problemas con su enemigo. El goblin parecía más preparado para el combate y se arrojó contra el humano obligándolo a retroceder, a riesgo de tropezar en las escaleras. Logró desviar la embestida pero otro rasguño lo alcanzó. Si seguía así tarde o temprano el goblin le provocaría una herida letal.

Bregolin se mantuvo impávido ante las flechas y logró derribar a otro arquero. Uno de los goblins que se incorporó a la batalla continuó con el asedio de su muerto compañero, y volvió a fallar. Era evidente que los goblins tenían mejor puntería cuando atacaban en cantidad. 

Glimm estaba inspirando a sus compañeros con su música, pero semejante show provocó que el último goblin se encarara hacia él. Escudo en alto y espada en mano, atacó al gnomo con inusitada violencia, ofuscado por las burlas. El bardo logró esquivar los primeros golpes, y cada fallo del goblin recibía una risa burlona.

Poco a poco la batalla iba decantándose para los aventureros, y Glimm no perdió oportunidad de remarcarlo con su inspiración. Pero los goblins no tenían intención de retirarse ¿por qué?.

La respuesta llegó con otro rugido y una jabalina, más pequeña que la del ogro pero igual de peligrosa, que voló y cayó cerca de Bregolin. En la entrada de la cueva vieron claramente al bugbear, armado con un lucero del alba de hierro manchado de sangre seca. En la otra mano llevaba un escudo redondo de madera, cubierto de cuero y con el dibujo ya conocido de la fe de Gurmash.

- ¡MATEN AL ARQUERO, DÉJENME A LOS ORCOS BASTARDOS! - gritó con voz profunda.

Los trasgos se acumulaban pues no estaban eliminándolos tan rápido como debieran. Y lo peor es que algunos del grupo empezaban a acumular heridas. Pero el semiorco tenía otras cosas que hacer que preocuparse por otros, pues un segundo trasgo llegaba pidiendo vez para caer en el campo de batalla en el nombre de Gurmash. Y a mayor gloria de Davor. Así que se centró en quitarse de enmedio la nueva molestia antes de considerar siquiera la amenaza que supondría el osgo, quien ya había hecho acto de presencia.

Pero el nuevo contrincante parecía mostrarse más precavido cerca del hacha del clérigo. No sería de extrañar, después de ver lo acaecido con el anterior trasgo...

Bregolin, dadas las circunstancias, no lo estaba haciendo nada mal. Pese a ser el tercer enfrentamiento en su vida con verdadero peligro mortal, estaba venciendo a su instinto de salir corriendo. Y su puntería adiestrada a lo largo de décadas de entrenamiento en la milicia de Sandor le estaba sirviendo bien. Pero cuando una segunda flecha paso cerca de él no pudo evitar agachar la cabeza y encogerse, con lo que la flecha que estaba a punto de lanzar salió inevitablemente desviada.

El elfo maldijo entre dientes. Debía sobreponerse a ese tipo de cosas o les podría costar caro a todos. Sus compañeros ya estaban sufriendo algunos daños por parte de los goblins y acababa de llegar el mandamás, o uno de ellos. Y precisamente llegaba gritando que acabaran con él. Maldición.

¡Debería irme! ¡Pero no puedo dejarles solos! ¡Hay que acabar con los goblins! ¡Estás aquí con ese propósito, persevera, no caigas en el terror! ─pensó para sí.

Aquel pequeñajo empezaba a molestarme con sus ataques. No eran demasiado fuertes, pero empezaba a pincharme en la carne y era más molesto que doloroso.

Finalmente conseguí traspasar su escudo y hacerle lo mismo que él a mi, a ver si así conseguía que fuera menos agresivo. Había que modificar la estrategia y conseguir alcanzar la puerta y salir de allí rápidamente. La voz gutural que salía de la cueva, nos apretaba a hacerlo. Si quedaban goblins vivos, no podríamos con lo que saliera de aquella caverna.

Me moví hacia la puerta de entrada donde estaban Davor y Zenuri para intentar deshacernos de los goblins más rápidamente si colaborábamos todos.

Tablero actual Turno 3.

No puse los goblins muertos. Iniciales blancas para los héroes, iniciales verdes para los goblins.

Sin dejar de cantar, de interpretar y de hacer de las mias, doy un paso p'atrás, saco mi arco y disparo a G7

"Los goblins se mueren, de seis en seis"
"Y el Hobbo ira luego, ya lo vereis!"

Zenuri seguía tratando de acabar con los goblins que tenía delante, pero por alguna razón se estaban volviendo más escurridizos, y encima cuando salía el osgo a imponer disciplina. Ya habían perdido toda la ventaja de la sorpresa, y la verdad es que no les estaba yendo muy bien. Otro hachazo y el goblin volvió a tratar de atraverarle, pero esta vez metal chocó contra metal y no hizo nada, por ahora.

Sabiendo que el campo abierto era mala idea, empezó a retroceder igual que lo hiciera su compañero. Tenían mejores posibilidades si limitaban el número que se les podía echar encima a la vez.

El ímpetu del primer asalto fue reduciéndose. Los goblins, ya alertados y con la aparición de su campeón, empezaron a cerrar filas y contraatacar.

Y entre los goblins avanzó el bugbear. El brazo del escudo estaba distendido, burlándose del peligro que presentaban los héroes. Movía su lucero del alba como si el arma estuviera ansiosa de probar sangre. Cuando llegó a la fogata casi apagada gritó con furia y señaló a Davor.

- ¡TÚ, CLÉRIGO DEL FALSO DIOS, SERÁS EL PRIMERO EN MORIR! -

Aunque Davor estaba curtido por la batalla y su fe le otorgaba valor, cuando el bugbear habló su cuerpo tembló por un segundo.

El grupo estaba aguantando la embestida de los pieles verdes, pero el tiempo estaba en su contra. Tenían que torcer la balanza si pensaban derrotar al enorme bruto.

Doy un pasito hacia atrás.

"El Osgo hace el bobo"
"Pelea como un algarrobo"
"No acierta na de ná"
"Es una verguenza sin par"
"El osgo hace el bobo"
"El osgo algarrobo"

Y dicho esto, mientras voy burlandome de nuestros rivales, aprovecho la distancia para disparar al goblin que aun estaba delante mia, dándole un flechazo de los que hacen historia.

"¡Uno menos! ¡Quedan... pocos!"

Bregolin continuaba disparando sin cesar, controlando la zona, tratando de eliminar a los arqueros que pudieran devolverle el fuego. El último de los goblins arqueros en caer (o al menos en ser impactado con contundencia) había sucumbido al ataque del gnomo, así que el elfo quedaba libre para escoger un nuevo objetivo.

Los semi-orcos del grupo estaban aguantando bastante bien, no así Traek, que en combate cuerpo a cuerpo con un goblin no andaba muy sobrado de posibilidades de éxito. Aquella no era su manera de ataque. Seguro que si tenía oportunidad podría apoyar mucho más eficazmente que lo que estaba haciendo en ese combate singular.

El elfo cargó su flecha, tensó el arco y disparó una vez más, en esta ocasión a un objetivo muy cercano, casi a los pies de la plataforma en la que se encontraba. El goblin que le estaba haciendo la vida imposible a Traek de repente se encontró con un doloroso arma punzante clavada en su pequeño cuerpecillo verde...

Vi pasar la flecha de Bregolin y clavarse en el goblin que me asediaba. Eso me dio un instante para volver a atacar al goblin y matarlo definitivamente si conseguía acertarle de lleno.

Eso nos dejaría con algunos aún vivos, pero el bugbear preparado para el combate y focalizándose en Davor, nuestra principal apuesta para salir de allí vencedores. Cuanto más tiempo estuviéramos en el campamento, más peligroso se volvería todo.

Debíamos intentar replegarnos en la puerta y salir por ella al bosque o mantenerlos a raya en la entrada.

Puede que la amenaza del osgo le causase cierta inquietud, pero Davor no perdió de vista lo más inmediato: el trasgo que, frente a él, le amenazaba con su mondadientes. Un arco trazado con el hacha, el dibujo de un hilo de sangre en el aire y el trasgo que aparentó sufrir un vahido tras encajar la cabeza del hacha en un costado fue suficiente como para que el clérigo reuniera algo de entereza con que responder al trasgoide de grandes dimensiones mientras retrocedía nuevamente hacia la puerta.

- ¡Empieza por matarte tú mismo, mentecato!¡Si mi dios es falso, no lo es mucho más que el tuyo!¡Ven aquí, te demostraré lo que piensa Gurmash de tus palabras!