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Dhaeva 2: El Caballero de las Tinieblas.

Transilvania: 1) Alba Iulia: Calles de la ciudad.

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17/05/2012, 10:22
14 - La Templanza.
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MANSION:

La casa de Pavetta en Alba Iulia era un verdadero lujo para un grupo de plebeyos. De piedra, y no demasiado lejos del Castillo, en una zona de ciudadanos acomodados.

Con dos pisos, un corral con un gallinero, un establo pequeño, un patio con un pozo y un huerto de buen tamaño, era una buena edificación.

Arriba se situaban las habitaciones, una para cada una de las mujeres, otra para los dos hijos de Niziya, y una quinta para Lindor, que no siempre estaba ocupada, pues el muchacho muchas noches dormía en casa de su tutor. La de Pavetta y la de Lindor eran las mayores, incluso con un pequeño despacho en la del chico. Todas tenían chimenea, ventanal, y estaban amuebladas con sencillez pero confort.

Abajo estaba el comedor, un salón grande, y la cocina, con una despensa. También tenían allí chimenea, y lavadero.

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17/05/2012, 10:27
03 - La Emperatriz.
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CABALLERO IACOBUS, PAVETTA:

- Finalmente llegáis ante las puertas de una imponente mansión, que hace unos años pertenecía a la Gran Casa Basarab.

- Los Basarab no pueden estar nada contentos de que se les haya arrebatado una mansión así para entregársela a unos campesinos refugiados de la lejana población de Slobozia.

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17/05/2012, 16:55
Pavetta
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- ¿Una comitiva de nobles, decís? No, no lo sabía. Pues... - pareció pensativa, y estuvo a punto de callar. Pero Iacobus la estaba mirando, y decidió seguir con la frase. - ...quizá no elegimos un día demasiado apropiado para que fueran al Castillo mis sobrinos y mi hermana. Si había movimiento de invitados, debieron estorbar más que otra cosa.

No es de extrañar entonces que estuvieran tan agobiados como para no responder al Caballero de los Cárpatos. Bueno, mala idea de todos modos, pero es más comprensible, si es que se vieron en medio de un recibimiento.

Poco a poco habían llegado frente a la gran puerta que daba entrada a la Casa que Durius les había concedido como vivienda. Una puerta de recia madera, bajo un arco apuntado, en la valla de piedra. Tras ella se alzaban las picudas puntas de los ventanales superiores, y se alcanzaban a ver las copas de algunos frutales, así como los tejadillos del cobertizo y el establo.

- Bien, Mi Señor, hemos llegado ya. Esta es la casa. Como podéis ver, es bellísima. O a mi me lo parece. La cuido como si fuera realmente mía. Aunque soy plenamente consciente de que no es así.

¿Qué debo hacer ahora? ¿Espera que le invite a pasar? ¿Debería darle un vaso de agua, o permitirle que se refresque, o que abreve a su corcel...? No quiero hacerlo, quiero que me deje en paz, que se vaya. Pero no quiero agraviarle, que encuentre en mi comportamiento cualquier falta, sé que lo pagaría, no sólo yo... si vive en el Castillo, tiene acceso a Lindor siempre que quiera. ¡Dios mío! ¿qué debo hacer...?

Pavetta se quedó delante de la puerta, con las riendas de Centeno en la mano, inmóviles ella y caballo. Miraba al suelo, sin atreverse a dar un paso en ninguna dirección, esperando del Caballero que fuera él quien decidiera que era hora de marcharse.

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18/05/2012, 04:19
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.
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Yo no diría que estorbaron. Antes bien, ni siquiera parecieron estar allí - respondió Iacobus, mientras el camino se hacía largo, y pies y cascos continuaban levantando polvo - Nobles, sí. De la casa Szantovich, no sé si la conocéis o si en Slozobia había algún interés para con ellos. Aparentemente, no son sólo vosotros los que habéis decidido una peregrinación, aunque ésta seguramente tiene otros motivos. 

Los cuales no sé, y apenas en realidad puedo dilucidar, pero ya caerán a mis oídos. De una manera u otra.

El caballero levantó la mirada una vez que estuvieron frente a la casa y la contempló, preguntándose cuánto tardaría uno de los antiguos dueños en limpiar su casa por completo si el castillo entrara en guerra. Imágenes de todo tipo de sadismo humano acudieron a su mente, porque era claro que en caso de que uno de los Basarab pudiera volver a poner pie en aquel hogar siquiera por unos minutos, con matar a sus ocupantes no considerarían purificada semejante profanación. Iacobus sonrió, sus ojos puestos en la fachada. Para Pavetta, observadora ajena de su rostro, aquella sonrisa no podía sino corresponder al reconocimiento de la belleza que ella misma veía en la casa frente a ellos.

La sonrisa seguía cuando el caballero giró hacia ella. Iacobus podía generar temor con su sola presencia, pero había algo cautivador en su sonrisa. Algo atractivo, como el abismo acaba atrayendo a quien observa largamente al interior de su profundidad.

Estás asustada, mujer. Pero, ¿por qué miras al suelo pidiendo ayuda y no hacia el cielo, donde está tu dios?

La casa es imponente - asintió el caballero - Y definitivamente os ha favorecido el sobrevivir a vuestra odisea. Es notorio que contáis con el favor del Caballero Durius. Si él fuera otro, a cambio de semejante bondad, no sabría qué podría haberos pedido él a cambio. Porque deduzco, por vuestra conversación, que de ningún modo lo ha hecho.

Las palabras sonaron inocentes en un primer momento, hasta que algo en el tono de Iacobus torció sutilmente el sentido. ¿En qué momento esas palabras habían sugerido que Durius ya se había cobrado el favor? Porque el caballero no lo había dicho, ¿verdad? No, en ningún momento. No, tampoco le había insinuado que Durius había cambiado propiedad por propiedad, ¿o no? Que tal como ella tenía la casa que no le pertenecía, él tenía otra cosa que tampoco era suya pero que, tal como con el tiempo seguramente esa casa sería más de Pavetta que de los Basarab, lo que Durius tenía sería más suyo que de Pavetta.

Ah, pero Iacobus jamás había mencionado a Lindor. Ni a Lindor dentro del castillo. De hecho, parecía genuinamente ajeno a eso. ¿O no?

¿Me la mostraríais, antes de que me marche? - comentó el caballero, cuya sonrisa no se había desvanecido - Hace tiempo que no visito una casa tan regia. Luego podréis decirme si os interesa que trasmita un mensaje al castillo, o algo similar.

Al final, no ha resultado nada aburrido.

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18/05/2012, 11:58
Pavetta
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- La Casa Szantovich... la conozco, claro, pero de oídas. No recuerdo haber visto nunca a ninguno de sus nobles caballeros, o damas. Y también algunos nobles han tenido que dejar sus lugares de origen, mi Señor, como hemos tenido que hacer muchos plebeyos y campesinos, ante el avance de los magyares. La guerra ha diezmado las tierras, y no ha discriminado demasiado.

Pavetta recordaba a Sidor de Slobozia, y a su sobrino, el Caballero Durius. Durius tuvo que irse también, y con él Lisander, su esposo. Aunque Lisander nunca regresó.

Ahora, delante de la casa, ella seguía con la cabeza gacha. Aunque no le había pasado desapercibida la sonrisa de Iacobus, que ella interpretó como la aprobación de sus palabras al describirla.

Así que sonríe. Le gusta la casa, es un hombre sensible a la belleza. ¿Por qué le temerán tanto, por qué asusta tanto...? Intimida, sí, pero hasta ahora no me ha dicho ni mostrado nada de él que haga justicia a la fama que tiene. O puede que sea muy hábil ocultándolo. - Le lanzó una mirada de soslayo, rápida, curiosa. Pavetta no era una mujer miedosa, aunque sí respetuosa. Pero algo en el modo de hablar, de sonreír, incluso de mirar del Caballero de los Cárpatos la mantenían intrigada. Era un hombre atractivo, pero no era eso. No sólo eso. Era... interesante.

Él siguió hablando. Ella le estaba escuchando pensando más en sus propias impresiones que en el significado de las palabras. Por eso, cuando atendió a ellas, se estremeció. Y vislumbró algo de la oscuridad del Caballero. Porque comprendió demasiado bien a qué clase de pago se refería. No era nada lúbrico, ni carnal. Nada de eso podía interesarle a un Caballero como Durius de ella, si así lo quería él, sólo tenía que alargar la mano y tomarlo. No, Iacobus se estaba refiriendo a Lindor. Y eso era algo que ella sabía también, desde el primer segundo, cuando por primera vez Durius se lo comunicó.

Pavetta levantó abiertamente la mirada del suelo, y le miró a los ojos. No le retó, pero aguantó su mirada. Y, por un segundo, hubo algo en ella que mostró su naturaleza de mujer, la que iba mucho más allá de la campesina, era en esencia la de una luchadora, valiente y firme.

- Efectivamente, Caballero, no me ha pedido nada a cambio. En realidad yo estoy en doble deuda con él. Por la casa, y por mi hijo. Ninguna madre puede rechazar una vida mejor para su vástago. Ninguna que lo ame. Aunque esa vida sea lejos de ella, en espacio o en tiempo.

Un segundo. Luego volvió a ser Pavetta la plebeya. Volvió a callar, para digerir el hecho de que él iba a entrar en su casa, que no podía evitarlo.

- Será un honor para esta humilde mujer y su familia que os dignéis honrarnos con vuestra presencia en nuestro hogar. Desde luego que os la mostraré, si ése es vuestro deseo.

Maldito sea.

Pavetta abrió la gran portalada, y se hizo a un lado para que Iacobus pasara. Al mismo tiempo llamó con dos aldabonazos para que los de dentro supieran que ya estaba en casa. No era lo habitual, y no sabía si los demás ya habían regresado, pero de algún modo quería prevenirles de su llegada con alguien tan inesperado como el Caballero de los Cárpatos.

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19/05/2012, 14:52
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.
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Desde que la mujer levantara la mirada, e intentase oponer una naturaleza luchadora a la insinuación de Iacobus o a los fantasmas que habían levantado sus palabras, el caballero pareció más interesado aún. La sonrisa no se le había perdido, ¿cómo podría perderla alguien que ha visto como el abismo le devuelve la mirada, y ve que alguien cree ahogarse en un pequeño pozo? Sin embargo, en el fondo de su mirada había algo, que Pavetta pudo entrever con claridad aunque no pudiera saber exactamente qué era. Quizás así se veía el interés en los ojos de un noble, o quizás era más... sí, algo parecido al triunfo, como si Iacobus acabara de ganar una apuesta contra algo o alguien, y estuviera regodeándose de su victoria.

Ves, mujer. Esta es tu verdadera naturaleza. Y aún así, eliges vivir con la cabeza agachada, luchar por lo pequeño. Es más cómodo, ¿verdad?

Algo que respetaba Iacobus era aquellos que asían al destino por los cuernos, frente a sus embestidas. Pero eso Pavetta, por supuesto, no tenía cómo saberlo. En una época donde la vida transcurría como en una gigantesca mascarada -como había transcurrido siempre, para qué engañarse, no existía otra cosa que la hipocresía humana-, era difícil observar a quienes realmente hacían algo y a quienes no. Había que recurrir a otras cosas. El caballero podía ser tan agudo e incisivo como el estilete que llevaba en el cinturón, y tocar los nervios necesarios para observar, para evaluar, para valorar. O quizás sólo se divertía.

Fuera como fuese, Iacobus sonrió.

Será un placer para mí, observar vuestro hogar. Y también saber vuestro nombre, para recordar quién lucha con tanto empeño y gracia por mantener su sitio. Y además - un gesto señaló los alrededores, como si jamás se hubiera estado refiriendo a su sitio en la sociedad - con tanto éxito.

Luchas, sí, pero es demasiado para ti. Estás atada. Has entregado a tu hijo, convenciéndote a ti misma de por qué lo has regalado.

El caballero de los Cárpatos hizo un gesto para que la mujer pasara primero, y no se movió hasta que Pavetta lo hizo. Una vez que hubieron traspasado las líneas del portalón, volvió a hablar.

Imaginaba que no habríais hecho más que escuchar sobre esa casa. Hace unos cinco o seis años, el Conde Radu el Menor de Covasna murió en circunstancias confusas y su esposa tuvo que exiliarse. Aparentemente, tras todo este tiempo alejada de sus tierras y cualquier otras, ha decidido volver - explicó Iacobus a la mujer - Y lo ha hecho con un niño, su hijo. Lo que no sé es si se quedarán en el castillo, bajo la protección del Duque, o quizás bajo la del Caballero Durius.

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20/05/2012, 00:29
16 - La Torre.
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- Tras atar a los caballos a la entrada de los establos, Pavetta acompaña al Caballero de los Cárpatos al interior de la casa.

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21/05/2012, 11:48
T01: ALBA IULIA.
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- El Caballero de los Cárpatos abandona a lomos del caballo de monta del Duque la casa de Pavetta y su familia y se interna en las calles oscuras de la noche de Alba Iulia.

- Nada teme, pues aunque su instinto le dice que hay monstruos ocultos en la ciudad, también le dice que ninguno de ellos se enfrentará a él esta noche.

- Es ya de noche, el Duque debe de estar celebrando la Corte en el castillo.

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21/05/2012, 13:00
[RIP] Caballero Iacobus Radoslav de los Cárpatos.
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Iacobus cabalga directamente hacia el Castillo de Balgrad.

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21/05/2012, 16:29
16 - La Torre.
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- El Caballero de los Cárpatos regresa al Castillo de Balgrad.

Notas de juego

/ Sigue en la escena: Castillo de Balgrad.

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12/06/2012, 18:37
Guardia Feudal.
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Pese a ser todavía temprano la ciudad comienza a despertar poco a poco y las calles se van ocupando poco a poco. Los primeros barrios parecen bastante pobres y marginales, poco recomendables para pasear por allí, sobre todo por las noches. El mercado todavía no está en pleno apogeo pero ya comienza a tener una afluencia de gente abundante, parece grande, tal como corresponde a una ciudad con tal número de gente dentro. A medida que os acercáis al castillo los barrios y las casas van mejorando paulatinamente. El mejor de los barrios, a pesar de sus casas, parece habitado en su mayoría por gente del pueblo llano. Os llama especialmente la atención una gran casa, probablemente la mejor que habéis visto en toda la cuidad. De ella veis salir a un niño rubio corriendo, parece que en vuestra misma dirección, mientras su madre le despide desde la puerta. Indudablemente ni el niño ni su madre pueden ser los dueños de la casa, que luce el escudo de los Basarab, sin duda deben ser criados del servicio. Proseguís vuestro camino hasta llegar al castillo. Para acceder a él tenéis que pasar por un estrecho puente de madera, si otro carro viniera en dirección contraria no podríais pasar ambos. Las puertas están cerradas y esta vez un guardia os detiene a la entrada.

-Alto!!! ¿Quienes sois?

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12/06/2012, 19:12
[RIP] Zort Dravescu el Emisario.
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Allí estaban finalmente, frente a las murallas del nuevo castillo.

Soy Zort Dravescu, con mi hijo Zuyla. El Conde nos espera.

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13/06/2012, 11:55
[RIP] Caballero Zuyla Dravescu.
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Un nuevo soldado, la misma conversación de siempre. En aquella ocasión fue Zort quien contestó al guardia de la puerta, lo que daba muestra de que cada vez se encontraba más recuperado. Quizá el viaje le había sentado bien después de todo.

Zuyla asintió cuando el soldado lo escudriñó de arriba a abajo, como era su deber. Soldados bien entrenados y disciplinados, aparentemente el duque era un hombre sabio. Esperaba que no decidiera montar en cólera justo con ellos por su demora.

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13/06/2012, 17:32
Guardia Feudal.
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-Os haré anunciar.

El guardia se giró y dijo unas palabras a uno de sus compañeros que desapareció hacia el interior del castillo.

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14/06/2012, 18:19
Guardia Feudal.
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Unos minutos después el guardia que había desaparecido tras la puerta vuelve a salir, esta vez acompañado de otro soldado con armadura, su superior probablemente. Se queda parado al lado de la puerta y deja que este retome la conversación.

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15/06/2012, 11:40
Capitán Ferenk Zarak.
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El capitán miró a los dos hombres, esperando que se presentaran, y formularan su petición, sin decir palabras, con los brazos cruzados. Se le notaba... inquieto. Sus armas y su comportamiento, empero, indicaban claramente a los desconocidos que sabía como mantener en perfecto estado su equipo y que no disponía de escaso capital

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16/06/2012, 03:42
[RIP] Zort Dravescu el Emisario.
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Zort se encontraba cansado. Quería llagar ante el conde de una buena vez. Estaba un poco irritado por tener que volver a presentarse, cuando lo había hecho minutos atrás. Aún así trató de mostrarse amable como solía ser siempre, y simplemente repirió sus palabras.

- Soy Zort Dravescu, con mi hijo Zuyla. El Conde nos ha llamado a servir en la Corte. Usted es...?

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16/06/2012, 08:51
Capitán Ferenk Zarak.
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- Soy el capitán Ferenk Zarak, responsable de la seguridad del duque y de sus tropas. Señor Zort Dravescu, no se a qué conde se refiere que le ha hecho llamar. Y desde luego nadie me ha informado ni de su venida, ni de sus asuntos - tras esas primeras palabras relaja el tono y medio sonríe- Aunque bueno... Alba Iulia es una ciudad con bastante afluencia y sin duda hay toda una explicación para esto. Vos y vuestro hijo debeis estar cansados por el viaje. Pero necesito algunas respuestas para que podamos terminar este engorroso asunto. ¿Qué conde es el que les ha hecho llamar, y con qué propósito, caballeros?

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16/06/2012, 09:25
[RIP] Caballero Zuyla Dravescu.
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Disculpe a mi señor padre, capitán. terció Zuyla con voz calmada El viaje ha sido muy largo y duro desde Slatina, y su salud ha empeorado mucho en los últimos meses debido a ello. dijo poniendo una mano sobre el antebrazo de Zort. Le ruego que no le abchorne más por su error. apeló al honor de aquel hombre.

Es el duque en persona quién reclamó nuestra presencia informó ahora con un tono sólo un poco más altivo, para dejar claro al capitán que, por muy buen guardián que fuera, debería mantener el respeto adecuado. Y nos hemos demorado en demasía, por lo que os agradecería comprensión y premura.

Notas de juego

Zort, que nos llevas a la ruina, que es un duque  XD

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17/06/2012, 18:22
T01: ALBA IULIA.
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Tía y sobrino llegan prácticamente a la vez al comienzo del puente de madera que da acceso al Castillo del Duque. Lindor ha llegado un poco antes y está parado mirando una escena que sucede al otro lado del puente, justo antes de la puerta que da acceso al castillo. Parece que un carruaje tapona la entrada. Con el carruaje, de aspecto noble, viaja un caballero que está montado en su caballo y que parece hablar con alguien en la puerta.
Aunque por el puente no pasaría otro carruaje calculáis que hay espacio para pasar andando, así que decidís acercaros a la puerta.