Partida Rol por web

- La transformación se completa y la monstruosa criatura adopta un aspecto mucho más humano, incluso vital y saludable.

Niksaa Basarab comienza a recoger todo el estropicio de la Capilla y lleva los cuatro cadáveres a la entrada de la cripta Basarab.

"Silencio en la noche, ya todo está en calma. Los músculos duermen, la ambición descansa...

El rumor de una masacre sobre mi cabeza ha desparecido, o tal vez simplemente haya perdido conciencia de ello también. El tiempo es algo que ciertamente sigue avanzando, lenta y dolorosamente, mientras una sombra pérfida clava sus garras en mi corazón. Mejor dicho, en lo que resta de él.

Quisiera gritar y que mis alaridos desgarren el aire viciado de este subsuelo infecto, pero ni siquiera encuentro aliento para intentarlo. Ya resta poco para que la oscuridad me consuma por completo. Si me preguntan, diré que es un gran desperdicio. Mi patria está harta de sufrir bajo el reinado de bárbaros. Mi clase se echará de menos aquí. Quisiera saber quién cantará el réquiem durante mi funeral. No logro adivinar a nadie digno de semejante honor.

Aunque todo eso poco importa ahora. La oscuridad ahoga la última llama de mi vida. Una sombra ya pronto seré también, y luego el Infierno me hará anhelar las miserias de hoy. Ya casi puedo sentirlo...

Silencio en la noche. Silencio en el alma."

- Ocultar Cadáveres: 6 éxitos.

Tras ocultar los cadáveres de los dos guardias ducales, del lacayo ducal, y de Sandu; Niksaa Basarab vuelve a por su primo, que sigue agonizando y vomitando, completamente incapacitado para hacer nada.

Lo coge de las axilas y lo arrastra a un lóbrego túnel, recorriendo los subterráneos profundos del castillo.

- El guardia ducal Itsvan es el primero en entrar en la Capilla. Las velas están apagadas y no se ve mucho. No queda más que un rastro de olor a humo, un tanto desagradable, aunque difícil de identificar.

ITSVAN:

- Tirada oculta de Percepción + Investigación. Dados de 10, Desglosados, dificultad 7.

ITSVAN:

- El humo tiene un apestoso olor a azufre y a huevos podridos.

- Su origen no parece estar en el suelo de la capilla ni en las velas, quemadores o incensarios. De hecho, cada vez se nota más tenue, pues se ha disipado casi por completo.

- Encuentras el cuerpo de Mariana, depositado cerca del hangar y cubierto por una tela.

- No encuentras más cadáveres ni ninguna otra pista de lo que ha sucedido (o no) en este lugar.

El monaguillo... quizá alguna otra criatura...

La situación en el castillo parecía controlada y sin embargo la capilla seguía sin inspirar tranquilidad, aquel humo se disipaba mas podía aparecer algún nuevo peligro o inesperado asunto de entre las oscuras tinieblas - ¿Hay alguien ahí? - respondió al silencio con energía - Soy Itsvan guardia del Duque... debo advertiros... ocultarse ante la autoridad del castillo será tomado como un ataque... estáis avisado - esperando una respuesta depositó el atillo con los restos del desconocido junto al cuerpo cubierto de Mariana

- En ese momento entran en la Capilla: El Capitán Zarak, la Dama Radovina, la sirvienta Elena y seis Sargentos feudales al servicio de Radovina.

El guardia se aproxima a un cirio del altar con una vela en la mano y tomando una llama comenzó a encender las demás.

- El guardia ducal Itsvan enciende algunos cirios de la Capilla, aún así la visibilidad en el interior de la Capilla es tremendamente limitada y la oscuridad es prevalente.

- Los recién llegados ven cerca del altar el bulto cubierto por una tela que es el cuerpo inerte de Mariana.

- No se ve nada que parezca extraño o fuera de lugar.

Se extrañó al entrar de que la Capilla estuviera tan en penumbra. Pero sabiendo todo lo que había ocurrido desde la ceremonia, tampoco era algo que la sorprendiera tanto. Al acostumbrarse a la oscuridad, y ayudada por la tenue luz de las velas que Itsvan estaba encendiendo, percibió más que vio el bulto que dedujo era el cuerpo de Mariana, cubierto con una tela.

Se acercó y levantó la tela. Con respeto y lentitud, con solemnidad. Pero quería saber cómo había sido preparada la mujer, para su descanso eterno.

-Hacéis bien en encender velas, Guardia. La Capilla está de luto, y debe brillar para rendir el último adiós a una buena mujer. No olvidéis ninguna...

Miró a su alrededor. Lo correcto era que el cuerpo estuviera tendido frente al altar, justo delante. Con flores a los pies, la mortaja cubriendo a la finada, sólo el rostro, limpio y con los ojos cerrados, a la vista de los que lo velaran. Las velas encendidas y cuatro rodeándola, una en cada esquina del banco en el que reposara.

Se dispuso a verificar que se había hecho así.

Lo cierto es que el cuerpo está depositado en un lado de la capilla, sin ninguna clase de ceremonia. No se han empezado los ritos apropiados para velar a Mariana. 

El aspecto de Mariana debajo de la sabana no es bueno, de hecho, está prácticamente como salió de la cocina, con la mandíbula desencajada, los ojos mirando al vacío y restos de sangre. 

La capilla estaba sumergida casi por completo en la penumbra. Solo podían ver gracias a la luz de luna que se filtraba por las puertas, aún abiertas, y las velas que había empezado a encender, providencialmente, Istvan.

Tal y como había explicado Elena, el cuerpo de Mariana no había sido preparado para lo que fuera que quisiera hacer la Dama Radovina. Un cadáver, al fin y al cabo, no era más que un cadáver, y había visto muchos a lo largo de su vida, la inmensa mayoría quemados o enterrados en una zanja sin contemplaciones. En este caso concreto, podían considerarse afortunados de no tener que volver a reducirlo.

De cualquier modo, después de haberla escuchado, no pensaba hacer ningún comentario al respecto. La dama estaba en su derecho de exigir un sepelio digno para la mujer que había sido como su madre. Ferenk consideró más apropiado retirarse y permitirle un momento de intimidad.

—Si no me necesita —dijo en voz baja—, la esperaré junto a la entrada.

No queda ni un guardia competente... claro que con lo sucedido es de entender que dejaran el cuerpo y salieran corriendo a enfrentar al desconocido...

El guardia reflexionaba al contemplar la disposición de aquel cadáver, las velas estaban casi todas encendidas, encaminándose hacia las últimas ya al fondo de la capilla.

Querrá intimidad... sus sargentos pueden disponer del cadáver como gusten, yo tengo órdenes de Durius que cumplir... revisaré la capilla a fondo.

Ya en el final de la nave, dejó su vela antes de iniciar el registro completo de la capilla, quizá encontraría pistas de lo sucedido, seguía pensando que el monaguillo pues debía estar en algún sitio, al igual que el guardia... la ropa del visitante la debió sacar de algún sitio y sus órdenes eran claras: encontrar el propietario de esas ropas y cualquier posible cadáver.

CAPITAN ZARAK:

- Incluso en tu estado de ánimo actual, eres bastante consciente de quiénes son tus guardias y donde están. Tienes una imagen mental muy clara, una imagen que no cuadra.

- Faltan dos guardias. Debieran estar en la Capilla, pero no están. Trajeron a Mariana, el cadáver está depositado donde lo dejaron, pero ellos no están. No hay ni rastro.