Partida Rol por web

- Bueno, si ese es el vino, y no hay otro, lo probaremos. - Innya cogió la jarra que había dejado el lacayo de aspecto descarado, y se sirvió un poco del contenido en una copa de barro. - No lo bebo ni siquiera así en mi casa, por lo que no deja de ser un extraordinario para mí.

En ese momento llegó un hombre de armas, y tras él sus sobrinos. Se encontraban entonces en la cocina los tres lacayos, la muchacha, y los recién llegados. Innya acercó la hogaza de pan al Guarda, sonriéndole.

- Caliente no sé, yo he cogido algo de pan y queso, que por lo menos llena ese hueco en la barriga. - Y a Visany y a Dagu. - ¡Hola! ¿Ha decidido ya algo el Mayordomo acerca de vosotros...?

Asiento levemente a la pregunta de mi tía.

- De momento mañana a primera hora tenemos que presentarnos en las cuadras y preguntar por Vasilov para ayudarle en sus labores como caballerizo. - digo mientras me pregunto quienes serán los hombres que la acompañan.

- ¿Y a vos como os a ido?

- Saludos... me temo guardia que pan, queso y lo que simula ser vino es cuanto tenemos hoy, acerca una de esas cajas y toma asiento pronto nos quedaremos sin sitio como esto siga así - respondió cordial

La llegada de nuevas caras pasa a ser una costumbre en el final del día

La conversación era en parte privada hasta que escuchó si nombre y el joven decidió intervenir - Seguro que mañana hay mucho que hacer, podemos ir avanzando con las presentaciones, yo soy Vasilov y dime jovencito, tendréis nombre... - tras una pequeña pausa habiendo escuchado sus propias palabras agregó - ... tranquilos no es el peor trabajo ni el más duro siempre que os gusten los caballo claro, se trabaja desde luego mas no deseo desanimaros tan pronto -

El capitán mira al senescal con la misma cara seria y menea la cabeza

- No debeis estar levantado. Descansad y recuperaos. No hay nada que os deba preocupar. Acompañadme mayordomo Otto. Senescal Jensi. - y dicho esto el capitán se gira en dirección a sus propios aposentos, esperando que el mayordomo le acompañe

Eso si que era una sorpresa. Sin darme apenas cuenta había conocido a Vasilov antes de lo que tenía previsto.

- Encantado de conocerle. - digo con un tono de voz más bajo que antes y visiblemente azorado. Mi nombre es Visany y este es Dagu. - añado señalando a mi callado acompañante.

- Oh, no hay problema. - comento con una tímida sonrisa. Me gustan los Caballos.

- Bien ya tenemos algo en común... - sonriendo a los chicos mientras se levantaba con su vino en la mano - ... tomar asiento y comer algo os vendrá bien -

- Bueno va siendo hora de ir a descansar esperaré a ver si aparece Bucur y le saludo, el muy necio seguirá en la puerta hasta el fin de los tiempos si no le dan otra orden, confío en que siendo de baja cuna jamás le recompensen con nombrarlo escudero o será el hombre más aburrido de esta tierra nuestra... - bromeó

Tomescu agradeció el pan que le tendía la mujer - muchas gracias, servirá de igual modo - respondió agradecido.

- Mi nombre es Tomescu, y acabo de llegar junto a la Condesa Dubieta Szantovich  - se presentó a los presentes según se echaba un vaso de vino también.

- ¿Descansar? Si, sin duda alguna estaría bien. Si no fuera porque nadie nos ha indicado donde deberíamos hacerlo ... - pienso mientras miro extrañado a Vasilov y a Innya.

- Gracias por el ofrecimiento. - respondo a Vasilov. El Mayordomo Otto se aseguró de que cenaramos antes.

Nada más reunirse con su nuevo compañero dedicó un buen tiempo a observarlo con detenimiento. ¿La razón? Principalmente curiosidad por un ser que por la estatura había creído muy parecido a él y que al final estaba resultando tan distinto. Tiberiu había hablado con su madre, con Schaar, con Maserrak, con el Duque, pero aquel chico permanecía en un inacostumbrado silencio para los estándares del infante, y de ahí su extrañeza.

Entonces recordó a un mendigo con el que se encontraron en una ocasión muy lejos de aquel castillo. Ese hombre tampoco hablaba y su madre le dijo que era porque no podía.

Alzó la cabeza hacia su nuevo maestro en busca de su primera respuesta.

- ¿Es mudo?

El sonido de sus pasos sonaba por el pasillo en dirección a las cocinas, caminaba con paso seguro casi marcial, golpeando con los nudillos la puerta antes de abrir, Bucur entró en las cocinas observando a sus moradores.

- Buenas noches a los presentes ¿hay sitio para comer algo? - afirmó aprovechando el silencio generado por su entrada

Se encaminó en dirección a la mujer y los dos niños - Una agradable sorpresa, nuevas caras, no he tenido oportunidad de presentarme pues no vi la llegada de la comitiva, supongo que sois parte de ella... mi nombre es Bucur, un placer conocerles - sus palabras fueron acompañadas de un reverencia hacia la mujer y un movimiento de deferencia con su diestra hacia los jóvenes junto al guardia

- Unos chicos afortunados... - apartado ya de la mesa principal Vasilov respondió a Visany al tiempo que sonreía con la entrada de Bucur - ... ni te imaginas de quien se hablaba aquí. –

- Soy del parecer del Capitán, Senescal. No hay nada que pueda contrariar más a los enemigos del Duque que veros recuperado.- Asintió pretendiendo alejar cualquier atisbo de duda.- Si no ha avanzado mucho la noche cuanto hayamos terminado vendré a veros y podremos terminar la conversación que hemos dejado a medias.

Se despidió con una leve inclinación de cabeza antes de seguir al capitán.

El capitán y el mayordomo se alejan

El capitán conduce al mayordomo Otto a sus habitaciones. Sin decirle nada le hace pasar. Es una habitación espartana, propia de alguien cuyos vínculos con la nobleza siempre han sido muy menores a sus vinculos con la espada. - Mayordomo Otto. Nuestro señor está muy disgustado contigo

Gheorghe no pudo menos que sonreir y mostrar su sorpresa cuando la cocina llegó a parecerse el salón de recepciones de un gran palacio. Más de uno mataria por ver su salón tan concurrido como aquella cocina.

-Bueno, bueno, ¿que tenemos aquí? ¡Dos jovenzuelos que vienen pidiendo comida! -dijo socarronamente mientras partia unos trozos de pan para ellos dos y otro para el recién llegado- Bienvenidos a todos, me llamo Gheorghe y como dice mi compañero, pan y queso es lo que tenemos para ofrecer. Pero a ver, tranquilos -les dijo a los chiquillos- sentaos como gente civilizada y comer tranquilos, ¡me estais mareando! No estoy acostumbrado a ver a tantas hombres pequeños por aqui revoloteando -dijo en tono de broma- Tome asiento tambien, Tomescu, todos son bienvenidos en esta cocina. Así que acaba de llegar acompañando a la condesa Dubieta Szantovich, un largo camino me imagino. ¿Puedo preguntar el motivo de su visita?

En verdad, el aspecto de Tomescu dejaba al descubierto las largas jornadas que habían pasado por caminos de barro y polvo sin casi descansar. Echando una mirada a su ropa algo gastada y polvorienta, se sentó agradecido allí donde Gheorghe le acababa de ofrecer - no sabéis en qué momento un simple taburete y un trozo de pan y queso puede llegar a ser un verdadero placer mejor que ningún manjar de reyes - respondió.

- A su pregunta, quizás en breve sepamos todos los motivos que han traido a la Condesa al castillo, aunque siendo una Szantovich es difícil no suponer cuales han sido - intentó responder cortesmente al sirviente.

La escena no podía ser más perfecta. El sinvergüenza se ergió desde su posición, apoyando ruidosamente sus manos en la mesa y haciendo temblar los cacharros que en ella reposaban. Su rostro permaneció solemne e inexpresivo durante unos instantes dramáticos, para después ir cediendo a una retorcida sonrisa que auspiciaba lo peor. Miro a su compañero con esa mirada que le era a este tan familiar.

- Senescal Gheorghe, Chambelán Vasilov, aseguren que nuestros ilustres invitados tomen asiento. Ya hemos retrasado bastante nuestra importante reunión. - Dijo solemne mientras recorría la habitación tomando a Bucur del brazo y sentándolo en su destartalada silla a la vez que le dedicaba un - Por aquí su excelencia, la Duquesa Innya y sus sobrinos han recorrido un largo camino hasta vuestro castillo. El capitán Tomescu también se sienta a vuestra mesa. - Tras lo cual recogió los apenas comestibles pedazos de pan y queso y los desparramo por la mesa con una mal simulada delicadeza. Luego tomo una jarra de que contenía la jarra de cerveza aguachenta y se ubico en actitud servil junto al recien nombrado Duque de los pobres.

Vasilov colocó la mano en su rostro de manera delicada por seguir el juego de Mikail al principio y a fin de evitar mostrar la risa que le invadía irremediablemente, el joven se levantó jarra en mano.

- Poppoppor... por... jajaaj... ¡Por el Duque! - brindó con las lágrimas en los ojos a causa de la risa

Bucur no interrumpió la actuación hasta que Mikail y Vasilov terminaron, en ese momento tomó una jarra y cambiando su expresión simpática por una más neutral y crítica, en tono algo serio habló mirando a los lacayos

– No puedo imaginarlo mas espero amigo Vasilov que fuera con más moderación… sabéis que no me agradan estas… pantomimas. Mikail ¿sirviéndome? No aguantarías señor tan aburrido... – levantándose alzó la jarra en dirección a los visitantes con una reencontrada sonrisa– Por el Duque y los invitados, bienvenidos -