Partida Rol por web

El caballero iba recuperando el tono de la piel a medida que hablaba con su padre, la calma regresando a su ser.

Una jarra con vino permanecía sobre la mesa, y Zuyla se acercó para llenar una copa para sí y otra para su padre. Probó el carmesí líquido, degustándolo, al mismo tiempo que, irónicamente, pensaba en cómo los vampyr, se decía, se alimentaban de la sangre de los vivos.

¿De modo que Valru puede ser una de esas inmundas criaturas? ¿Creeis que el Duque lo sabe? preguntó inocentemente, para contestarse él mismo, acto seguido. Claro que lo sabe, qué estupidez. ¿Por qué lo hubiera enviado a él a encargarse de los guardias Basarab si no?

Lo que nos deja con dos preguntas sin resolver continuó pensando, mirnado al fuego que ardía en la chimenea. Si el Duque sabía que Valru se mostraría cual la bestia que es...¿por qué os envió a vos, padre, para que fuerais testigo? ¿Es una advertencia, o algo más?

Y segundo, y más importante... ¿qué vamos a hacer al respecto? Si el Duque conoce de la condición de Valru, es muy probable que nuestras sospechas sobre él resulten fundadas...

Zuyla estaba inquieto, y su padre lo notaba. El caballero se paseaba, cada vez con más ímpetu, por la sala, lo cual podría agravar su dolencia, fuera ésta la que fuera.

Esos monstruos... lo que ocurrió en las Colinas de Maramures... meneó la cabeza, como si no quisiera recordarlo  Era una trampa, un rumor falso. Buscaba al infame Ensartaojos, y me encontré con un nido de vampyrs. No esperaba aquello, y tuve que salir como buenamente pude. Poco se de lo que acostumbrar a hacer esos seres, de lo que es real y lo que es mito popular.

Tan solo puedo deciros que tuve que destrozar a esa vil criatura con mi espada, cortarla en pedazos una y otra vez hasta que dejó de regenerarse, ¡de curarse! En ese momento, separé su cabeza del resto de su cuerpo, y la quemé. Creo que no volvió a levantarse, pero para entonces la herida del brazo punzaba tanto que quemaba, y me fui de allí...

Zort escuchó con cuidado las palabras de su hijo. Cada vez le recordaba más a si mismo en sus épocas de esplendor, cuando las fuerzas de la juventud aún lo acompañaban.

- También existe la posibilidad que no haya sido la intensión del Duque que sepamos la verdad. Tal vez Valru se descontroló ante la posibilidad de un festín. Lo que no podemos dudar ya es la... maldad de Gyula Kadar. Es claro que su poder no es de este mundo...

Bebió energicamente su vino hasta casi agotarlo. Vacía la copa se dedicó a juguetear con ella entre sus dedos. Un par de gotas cayeron sobre su regazo. Gotas que trajeron a su memoría toda la sangre derramada aquella noche, apenas la segunda desde que estaban allí.

- Zuyla, he librado muchas batallas diplomáticas. He tenido que enfrentar muchos enemigos. Pero nunca me choqué con algo así. El Duque.... ni siquiera sabemos qué es. No creo que sea un Vampyr, al menos no uno normal. Tu malestar claramente fué provocado por él, y ni siquiera necesitó tocarte. Está jugando. Imagina lo que puede hacer si quiere lastimar realmente a alguien.

El calor del fuego era placentero en medio de aquel clima de oscuridad y maldad. El fuego era lo único que mataba casi todo. Le daba una cierta sensación de seguridad.

- Por lo pronto no podremos hacer mucho mas que comenzar a prepararnos. ¿Para qué? Se preguntó a si mismo. Por una extraña razón sus siguientes palabras fueron enérgicas. Debemos juntar toda la información que podemos sobre Gyula y los demás personajes de este lugar. Aprovecharemos la luz del sol para movernos. Si es verdad el mito ellos no pueden hacer nada de día. Quienes nunca veamos moverse en horas diurnas serán los principales sospechosos. Nos internaremos en la biblioteca para tratar de saber más acerca de ellos. Y debemos hacer amigos... Maserrak De Flambeau ha hecho mucho por nosotros el día de hoy. Es un hombre de honor. La Szantovich de ojos rojos parece tener ciertas habilidades que nos pueden venir bien. Y claro que sería muy interesante contar con otra espada, la del Caballero Shcaar Dvy...

Las llamas se reflejaron en sus ojos. Una pequeña muesca, tal vez una leve sonrisa, se dibujó en su rostro. Zort Dravescu, el Emisario parecía enfrentar su mas grande, y posiblemente última, batalla, junto a su hijo. Se acercó al fuego. Colocó su mano sobre él hasta que el calor se combirtió en dolor y le obligó a sacarla.

- Llegado el momento lucharemos. Y si es necesario, incendiaremos este condenado lugar con todos sus extraños seres dentro...

El pesar pintaba ahora la cara de Zuyla Dravescu, puesto que lo que proponía su padre no era sino traición.

¡Padre!  exclamó manteniendo un tono muy bajo de voz, para que nadie pudiera oirles aún pasando cerca de su puerta Odio tanto como vos a esos engendros, pero... no tenemos prueba alguna de que mi malestar lo causara el Duque. Pero eso no es lo más importante... dejó en el aire un segundo sus palabras ¿No os dais cuenta de lo que proponeis? ¡Me pedís que falte a mi juramento! ¡Vos que me educasteis en la firme convicción de que un hombre es su honor, su palabra! ¿Cómo podríamos seguir considerándonos hombres de honor si conspiramos contra el señor ante el que hemos jurado lealtad? ¿Y si fallamos...  qué será de Slatina? ¡La arrasaría hasta los cimientos, nadie sobreviviría!

- No tenemos pruebas... aún. Por eso actuaremos con cautela. Nos tomaremos nuestro tiempo, planearemos cada paso para no fallar. Y no hijo, no faltaremos a nuestro honor. Nuestro juramento está ante todo con Dios y Él exige justicia y verdad. El juramento ante Gyula, de ser cierta su naturaleza sobrehumana, fue un juramento bajo engaño. Faltaríamos a nuestro honor si siguieramos viendo morir gente inocente solo por diversión, si aceptamos estas abominaciones sin hacer nada contra ellas. Esos pequeños niños que hoy hablaron fueron mucho mas valientes que todos nosotros juntos. Sus pequeñas voces fueron gritos de guerra espartanos!

Los ojos de Zort brillaban. Tal de vez por la ira, tal vez por el dolor, tal vez clamaban venganza.

- Somos distintos a la mayoría de los nobles. Somos tratados como una casa de nobleza menor pero los Dravescu podemos tener la frente en alto porque siempre luchamos por los nuestros, siempre buscamos la igualdad. Logramos una epopeya al llegar a Slatina con el pueblo de Satu Mare. Nos arriesgamos a morir con esa pesada carga, pero pensamos en la gente. Otros habrían montado sus caballos y huído abandonando a cada campesino a su suerte... No, no faltaremos a nuestro honor, lo acrecentaremos si nuestras sospechas son ciertas.

Schaar acató las órdenes del carcelero sin oposición y volvió hacia las habitaciones donde su señora le aguardaba. La vuelta fue calmada y tranquila mientras iba pensando en lo acontecido.

Una vez pasada la puerta de los dormitorios de Dubieta, Schaar la miró sin verla, hasta que una chispa en sus ojos denotaron que el joven pareciera tomar conciencia de donde estaba y le fascinaba lo que veía - Dubieta... - dijo mientras se descolgaba la espada del cinto.

El momento de duda de Zuyla pasó, pues las palabras de su padre reconfortaron su corazón.

Hay verdad en lo que dices, padre. respondió, su mirada ahora férrea, llena de determinación Es nuestro deber averiguar la verdad y acabar con el monstruo si es que resulta serlo. Se lo debemos a todos los inocentes que ya han muerto bajo su mano. Pensaba en la pobre mujer Basarab. Su largo cabello rojo, brillando carmesí, apelmazado por los regueros dee sangre.

Sea pues. Y si nuestras almas se condenan por perjuros, que el Creador nos juzgue en su corte celestial. Haremos lo que debemos hacer.

Ahora,  continuó tras semejante diátriba ¿estás seguro de que esos tres que has mencionado pueden sernos afines?

Me despierto sobresaltado al oír un tremendo grito. Aún era de noche y algo extraño ocurría en el castillo. El Senescal se levantó con rapidez, y tras coger un ligero abrigo para guarecerse del frío, ni lo duda. Sin mas dilación sale de su habitación. Por lo que oye, deduce que los gritos provienen del patio. Sin saber que es lo que puede encontrarse, no duda en ir a buscar primero a algún guardia para que le acompañe. Nunca estaba demás la seguridad. 

Flaviu se despertó, sobresaltado por el grito que acababa de oír, aguzo el oído tratando de localizar de donde venia.  Salió de la cama con sigilo, agarraba la daga que guardaba bajo la almohada, y sin hacer ruido se acercaba a la puerta.  Se situó a uno de los lados de esta, tratando de discernir que pasaba. El grito era real o era una simple pesadilla.

VERONIKA BASARAB:

- En medio de la noche, te parece escuchar un grito en el patio.

- Puedes ignorarlo y seguir durmiendo, ya que no estás segura de que sólo haya sido un sueño.

CHAMBELAN OTTO DE SAJONIA:

- Has regresado al Castillo tras dejar a Lindor en su casa y te parece escuchar un grito procedente del patio.

- ¿Quién será el estúpido que grita así a estas horas? Si es un criado puede que se esté ganando unos azotes...

TIBERIU:

- Tiberiu duerme como un bendito.

SENESCAL STOLNIC:

- Te despiertas en tu habitación.

- Estás casi seguro de que has escuchado la voz de un hombre joven que gritaba palabras que no has llegado a entender. La voz se alejaba, por lo que quizás gritaba mientras corría.

- Ya se ha callado.

- Te levantas y te pones una túnica.

- Al salir de tus aposentos esperas encontrar algún guardia, pero recuerdas que apenas habrá seis soldados de guardia por la noche, y seguramente estén en los muros o en las torres. Puede que no hayan oído nada.

ESCUDERO FLAVIU KREVECHESKI:

- Te ha despertado el grito de un hombre joven que ha resonado con fuerza en el patio. Gritaba incoherencias mientras se alejaba hacia el Este, en dirección al Salón Principal. Dirías por la voz que se trataba de uno de los sirvientes del Primer Caballero de la Corte.

- Te levantas y escuchas como en el piso de abajo el Senescal Stolnic se levanta y sale de su habitación. No escuchas sonido alguno procedente de la habitación contigua a la tuya, la del Segundo Caballero de la Corte, tu señor.