Partida Rol por web

Antes de abrir la puerta algo cayó al suelo delante de Dubieta, con delicadeza lo recogió y vio que era una carta. No sabía cómo había llegado aquella carta a sus manos pues, no la había leído ni visto antes.

Leyó con atención cada línea escrita de aquella carta y suspiró para sus adentros.

Realmente esperaba más tarde o más temprano una carta así, el Padre Adelmus de los Basarab parece saber de mi situación pero algo me dice que hay un beneficio o intención ocultos en todo esto... Sabe que por el honor que recae en mi apellido y en mi familia no puedo negarme a acudir a la misa para honrar la memoria de mi difunto y querido esposo, Radu Szantovich.

Es por ello que cuando llegue el momento avisaré a Tiberiu, él debe acudir conmigo, al fin y al cabo es la ceremonia de su "difunto" padre. Ahora bien, según tengo entendido, el camino que debemos tomar para llegar al santuario es algo peligroso y quizás pueda pedir a mi actual "prometido" algo de guardias para defenderme. No obstante, los principales guardias que protegerán mi vida serán, el caballero Schaar y el guardia Tomescu como fieles servidores a mi apellido y a mi persona.

Guardó la carta en un cajón y se dispuso a hablar con el Guardia Tomescu.

- Tomescu observa que su señora parece preocupada por algo.

Los pensamientos de Dubieta la mantuvieron callada unos segundos, se serenó y miró de nuevo al guardia Tomescu.

-  No tema, Tiberiu sigue durmiendo y el caballero Schaar está en el dormitorio y habría despertado si ocurriese algo. - se apoyó en la puerta y miró el techo - Bueno, sea lo que sea que haya pasado esta noche, mañana probablemente será sabido por todos los huéspedes del lugar. Si descubre algo, avíseme, nunca está de más saber lo que ocurre en este castillo para saber con quién guardar las distancias.

Dubieta pasó sus delicadas manos por su rostro y apartó un mechón de cabello. Quedó pensativa por un momento y miró al suelo.

- Por cierto, debo decirle que, en febrero del año próximo, tenemos una misa en honor al recuerdo de mi querido y difunto marido. Tanto el caballero Schaar como usted deberán acompañarme y proteger mi vida y la de mi amado hijo Tiberiu. - esbozó una leve sonrisa - Como guardia leal que ha sido para mi familia y mi persona, será totalmente agradecida su presencia y su defensa en nombre del apellido Szantovich.

Tomescu asintió a las palabras de Dubieta.

- Estaré atento mi señora, y si me lo permitís y de ser necesario despertaré al caballero Schaar en caso extremo.

El guardia no puede evitar el respingo por la sorpresa.

- Será un gran honor para mi acompañaros, mi señora. Agradezco profundamente la invitación y orgulloso os defenderé a vos y a vuestra familia.

Acompaña estas palabras de una honda reverencia.

- Si hay algo más en lo que os pueda servir, estoy a vuestro servicio como siempre.

Me acerco al caballero Dravescu, tanto como el decoro me lo permite, para intentar sacar en claro qué le ocurre-¿podéis hablar sin quedar exhausto? Decidme, ¿qué os ha pasado?-pregunto, nerviosa, preguntándome si alguien me habría visto entrar en los aposentos de aquel hombre que no era mi marido. Pero mis deberes como devota cristiana me instaban a atender a aquel que lo necesitaba. No podía simplemente ignorar a alguien que imploraba mi ayuda, como había hecho Zort Dravescu.

SVITLANA BASARAB:

- Atiendes al Caballero Zuyla Dravescu. Parece que durante el sueño ha estado a punto de ahogarse por su propio vómito, una alteración que podría tener causas no fisiológicas.

- Por suerte, parece que ahora mismo está fuera de todo peligro.

- Sin duda Zuyla es un hombre fuerte, al menos para ser un noble de una Casa tan menor como los Dravescu, pero algo te dice que tiene un temor oculto que le avergüenza.

¿Tendrá algo que ver con su fama de Matavampir? ¿Acaso es inmerecida?

Yo...yo... Suspiro entrecortadamente el tercer caballero del Duque, no sabiendo como explicar su mal. - Mi señora, padre... Senti una opresion en el pecho, algo que atenazaba mi mente y me impedia respirar. Creo que... Se entrecortaban sus palabras Creo que todo tiene su origen en aquella vez... Aquella lucha contra el vampyr. Es posible que me dejara marcado de por vida. No me resulta facil admitir esto, padre pero creo que he sentido miedo. Verdadero miedo. Y ni siquiera se de que!

Dubieta posó su mirada sobre el guardia y sonrió, no esperaba menos de él.

- Gracias, no necesito nada más. Siga con la guardia y cuando el caballero Schaar despierte, duerma un rato, se lo merece. - y con un leve gesto delicado se despidió - Buenas noches, guardia Tomescu.

Esperó a que el hombre se despidiese de ella, cerró la puerta y se tumbó de nuevo al lado de su hijo. Cuando despertasen ya sería un nuevo día.

Zort quedó pensativo unos instantes. ¿Habría quedado realmente una conección entre Zuyla y los Vampyr? ¿Significaba esto la confirmación de sus dudas? ¿Había en aquel lugar un importante ser sobrenatural? Su mente volaba, pero ahora debía volver a la tierra, no quería tampoco preocupar a la Dama presente. - Tonto sería no temerle... La valentía no se mide por la falta de temor hijo, se mide por combatir aún aterrado!

Mi mirada es aquella que sólo las madres pueden tener, llena de preocupación, de comprensión y empatía. Escucho las palabras de Zort Dravescu y asiento-En el fondo todos los hombres tienen miedo, cuando crecen pierden el derecho a demostrarlo sin caer en deshonra, pero no la capacidad de sentirlo. El miedo es tan primario como respirar, y ser capaz de tener miedo es un síntoma inequívoco de que uno está aún vivo y su corazón late.  -mira por un momento al padre del caballero-Puedo deciros con casi total seguridad que en este momento la vida de vuestro hijo no corre peligro.

- Gracias mi señora. Es increible que hace hace unos minutos casi estuviera muerto, y ahora pueda hablar. Gracias por su preocupación. Discúlpeme por el atrevimiento de pedirle que entre a estos horas a la habitación de un caballero. Permítame acompañarla a sus aposentos así puede seguir descanzando.

Zort por un segundo se sintió casi culpable de estar feliz porque su hijo estuviera bien, culpable ante aquella mujer que había perdido horas atrás un familiar que quiso defenderla a ella y sus hijos.

Tomescu se despide con una profunda inclinación y cuando su señora cierra la puerta, se gira para continuar haciendo guardia.

- El Chambelán Otto, la sirvienta Innya, los criados Dagu y Visany, y tres lacayos feudales más pasan a la habitación de los Dravescu.

- Llevan dos ollas, una grande con agua tibia y una pequeña con vino caliente.

- Al pasar a la habitación, en el pasillo, ante la puerta de los aposentos de los Szantovich, ven al Guardia Tomescu, uno de los guardias leales a la dama Dubieta Szantovich.

ESTANCIA DE LOS DRAVESCU:

- La estancia no es muy grande y en su interior hay dos camas, un armario, una cómoda y un soporte para armaduras.

- Una de las camas desprende un intenso y agrio olor a vómitos, es el lecho del Caballero Zuya, que tiene el rostro un tanto verdoso.

- Su padre Zort está con él, así como la dama Svitlana Basarab de Polonia.

- El Guardia Tomescu estaba fuera en el pasillo, vigilando la puerta de las estancias Szantovich.

Tras 20 minutos, o lo que para ella era ya un buen rato sin su madre el miedo se aferró en sus entrañas, y, saliendo bajo la cama intentó poner oído mientras se acercaba a la puerta que su madre, había dejado abierta. La niña estaba aterrada en el silencio de la noche, pero hacía mucho que su madre ya se había ido. 

VERONIKA:

- Tirada de Percepción + Consciencia.

VERONIKA:

- Dirías que tu madre no está lejos.

- Parece que la han llamado para que acuda a ver a un caballero enfermo, tal vez el que se llevó el cuerpo de tu tía Giorgina.

Dejó salir un suspirito al escuchar la voz de su madre, parece que no había pasado nada allí. Igual es que se había colado alguna alimaña en el castillo, eso en su hogar no ocurría pero igual aquí si...Visto lo visto se asomó al pasillo para ver directamente que pasaba, desde un segundo no, tercer plano o cuarto mínimo, no era cuestión de que la riñeran. 

Es mas, estaba preparada para huir a su habitación nada mas alguien se acercara demasiado si es que esta no era su madre o su hermano.