Partida Rol por web

- El guardia ducal Hakir, el Capitán Zarak, Carcelero y Schaar Dvy salen al Patio del Castillo.

- La Dama Dubieta sale también, pero inmediatamente se va a la Capilla.

Las palabras del Chamberlán eran ciertas, pero no por no decir nada aquello iba a desaparecer. Era cierto que Hakir no había visto nada extraño entre las filas enemigas, pero temía que aquello fuera cuestión de tiempo.

-Estaré en la muralla si me necesita, señor -dijo él mientras se despedía con aire marcial. El guardia magiar ascendió a las almenaras, oteó la zona de las ruinas e interpeló al guardia.

-¿Novedades, soldado? -preguntó algo agrio sin apartar la mirada de la noche plutónica.

- "Hakir, vete al carajo. Menudo susto me has dado, tonto del culo." -

- Itsvan sale del Salón y ve al Capitán, a Schaar Dvy y a Carcelero en mitad del Patio. Lejos hacia la puerta de los Barracones está el Lacayo Mikail.

- Hakir ha vuelto a subir a la muralla del lado Oeste y está interpelando a otro guardia ducal.

La reacción de su camarada casi le sacó una risa, pero apenas curvó los labios volviendo su mirada al guardia.

-Calma, Radu. Sé que soy un cabrón, pero no me hace falta que me lo recuerdes -contestó con humor sombrío, luego añadió seguidamente -. Disculpa, Radu. No queria asustarte, esta noche es oscura del diablo, su puta madre. Todos estamos tensos.

Puso los ojos en rendijas intentando discernir algo en la oscuridad.

-El capitán me ha ordenado que ayude en la vigía. ¿Hay alguna novedad? ¿Movimiento? Ahí abajo están nerviosos del carajo, pero el chamberlán está repartiendo estopa para que nadie se queje. Y me parece bien, rechazaremos al enemigo y lo mandaremos derechito al infierno. Créeme.

Las palabras de Hakir pretendían ser un refuerzo para sus compañeros, pero también para él mismo. Cada hora que pasaba la congoja aumentaba, pero era un guardia ducal, carajo, en él habían depositado la confianza de proteger los dominios de su señor. No era un miliciano mercachifles salido de la granja, él, ellos, tenían que dar ejemplo.

Y rezar a Dios Todopoderoso para no morir aquella noche.

- "Se ve muchísimo movimiento hacia la parte Sur de la ciudad. Creía que habían cerrado las puertas otra vez, pero al parecer la milicia está dejando salir a todo el que quiera irse de la ciudad.

De los Basarab no ha vuelto a saberse nada, y las puertas del Norte siguen abiertas y sin custodiar.

Esta gente les tiene un miedo horrible a sus antiguos amos. Diría que les temen más que a nosotros." -

No seas tan mal hablado Hakir, se te oye desde debajo de las murallas. Digo a mi compañero al llegar a las murallas. Así que siguen sin hacer ningún movimiento sospechoso. Si es verdad lo que dicen los rumores no tienen que ser ellos quienes lo hagan. pero dejémonos de cuentos y veamos a ver si hay movimiento en el campamento. Estemos atentos a cualquier cosa que pudiera parecernos rara, aunque no sea un hombre.

Hakir frunció el ceño inquieto al escuchar el informe del guardia feudal, se acomodó el casco mientras respondía.

¿Nadie en la Puerta Norte? ¿Dónde coño están los Basarab? luego añadió por lo bajini. Aun el señor Dvy tendrá razón con ellos..

La llegada de Itsvan y su comentario le hizo alzar la ceja.

¿Ahora eres mi madre, Itsvan? Oído de zorro tienes. alcanzó a bromear un poco con su compañero. No hay nadie en el norte, me huelo que traman algo...

El relente de la madrugada transilvana provocó un escalofrío al capitán. La noche transcurría con calma alrededor del castillo, a pesar de la fuerza que había atravesado la ciudad, acampando en las viejas ruinas romanas, y el nerviosismo imperante entre los hombres y mujeres guarecidos entre las murallas.

Ferenk esperó a que sus hombres regresaran a sus puestos en las murallas. Cuando los escuchó entablar conversación, se llevó a Carcelero y Schaar Dvy aparte, cerca de las antorchas encendidas junto a la entrada de las caballerizas.

Una vez lejos de los oídos de guardias y sirvientes, Ferenk se dirigió a los dos hombres, en voz baja:

—Desconozco si están al corriente de la situación de las ruinas romanas —comenzó a explicar—. Nuestro Señor el Duque sospechaba que en sus entrañas se encontraba un potencial aliado de los Basarab, quizás otro de sus hijos, como el que dormía bajo este castillo hasta la noche de bodas.

Hizo una pausa y tragó saliva, preguntándose cuál era la mejor forma de referir sus dudas y sospechas sobre la situación en el campamento de la familia transilvana.

—Las ruinas, sin embargo, no se encuentran expéditas —dijo, rememorando los eventos de casi una década atrás—. Hace años hubo una serie de asesinatos en la ciudad, y la investigación nos condujo a esas ruinas. No sé qué clase de criatura era la que encontramos allí, pero fue capaz de enfrentarse a Iacobus Radoslav, Durius Tremere, el difunto Sargento Dominik y yo mismo, y sobrevivir. Si es la misma criatura que llevó a cabo los asesinatos, no se trata de un amigo de los Basarab, pues fue tras la muerte de varios hombres de su séquito cuando Iacobus y Durius se implicaron personalmente.

»Es tan posible que el intento de rebelión sea sofocado esta misma noche, como que salgan fortalecidos de esas ruinas —añadió—. Si no ha habido novedades al amanecer, deberíamos decidir la conveniencia de tomar la iniciativa de las hostilidades. Lo que más me preocupa, y creo que estarán de acuerdo conmigo, es la posibilidad de que los túneles bajo las ruinas estén conectados con el laberinto de catacumbas bajo el castillo.

- Maserrak sale del Salón Principal y va a su habitación, sobre la Sala de Estudio.

- Visany sale de los Barracones y va a las Cocinas.

- Creo que mañana deberíamos atacar - dijo Schaar tras unos instantes mirando al capitán Ferenk- Es evidente que la milicia es inútil y con lo que me comentáis, defender la fortaleza se me antoja muy complicado. Si atacamos por la mañana es... posible que algunos de los temores de nuestros hombres desaparezcan. Y estoy seguro que no se los esperarían. Si nos quedamos aquí sin hacer nada, con el nivel de desorganización que nos aqueja, temo que estamos perdidos. Mi propuesta es que todos los hombres de armas ataquen, y mientras, que los no combatientes huyan por la parte contraria en varios carromatos. No tiene sentido que si perdemos haya más muertes, ¿no os parece capitán? - guarda silencio un instante y luego continúa- Creo que deberíamos revisar todas las zonas por las que se puede acceder al castillo. Y si hay traidores o enemigos en ellos ahora, intentar eliminarlos. No podemos esperar aquí dejando que los acontecimientos se apoderen de nosotros

Hakir se paseó a zancada corta por el enmurallado, se acercó al punto más cercano desde donde podía observar las viejas ruinas. Quería ver con la mayor claridad posible lo que fuera que se estuviera cociendo allí, la noche avanzaba inexorable y la inquietud empezaba a devorar el ánimo del guardia. Mas no podía permitirse debilidad entre camaradas o frente a los inquilinos del castillo.

Su puta madre, que negro esta esto.. musitó para si. Los ojos ya se habían acostumbrado hacía horas a la oscuridad, demasiado bien la conocía y desde crío sabía que nada bueno traía.

Pero eso ya lo había asumido: centrarse en lo suyo y dejar las preguntas a otros. Cualquier niño de teta se olería que pasaban cosas raras en el castillo y en la región, pero ser demasiado curioso no solía acarrear resultados positivos.

No. Servir al duque, esa era su labor. Luchar, matar y morir por él. Si eso cambiaba en el futuro, Dios Todopoderoso sabría y quizá no sería para bien. No, para Hakir, en la oscuridad de aquellas tierras transilvanas, era mejor lo malo conocido que lo horroroso por conocer.

TERCERA HORA DE LA MADRUGADA, CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

- Visany sale de las Cocinas y llega a la fría humedad del Patio en mitad de la madrugada...

-Algunos de nosotros... -murmura Carcelero con una extraña sonrisa, arrastrando mucho las "eses"- podríamos vigilar los pasos subterráneos del castillo. Nos manejamos bien en entornos oscuros, y sabemos cómo luchar contra eso que pronto nos va a caer encima.

- La Dama Dubieta sale al Patio del Castillo y ve muchos guardias en las murallas. Al parecer esta noche no duerme nadie.

- Ve al sirviente Visany saliendo de las Cocinas. Y al Lacayo Mikail no se sabe muy bien haciendo el qué.

- También ve a Carcelero, el Capitán Zarak, y a Sachaar Dvy.

Mikail escuchó las palabras del guardia feudal y salió disparado, de nuevo, hacia el interior del salón principal. Su cara de preocupación lo decía todo. Su Señor seguía sin aparecer y las defensas de las ciudad parecían más un coladero que una milicia organizada y eficiente.

- Capitán Ferenk. - digo llegando hasta él. Tengo que hablar con vos.

Permanezco quieto frente a él hasta que decida darme la palabra.