Partida Rol por web

Nada más salir al patio escucho una conversación que me intranquiliza, por unos momentos me olvido del fuego que se planea llevar a cabo para mantener el aceite caliente si fuera necesario en una hipotética defensa durante la noche, al parecer se está decidiendo atacar por la mañana y esa es una idea que me puede quitar el sueño. No me oculto para seguir escuchando como si de una vulgar chismosa se tratase, sino que me acerco al grupo que habla entre ellos.

-Perdonen mi indiscreción caballeros, no he podido evitar escuchar la única opción que parecen barajar. ¿Les importa que me una a la conversación y ponerme al tanto de tales asuntos?

La pregunta era una mera formalidad, un detalle de educación exquisita que me gustaba compartir, evitando así la violencia de una orden directa que atraiga las malas maneras de mis interlocutores.

—Todavía tenemos algunas horas por delante antes del alba. Quizás comprobemos si esas sospechas tienen validez —respondió al antiguo caballero, antes de que fuera a atender a la dama.

Demasiadas incógnitas se presentaban en el comportamiento de los Basarab. Algunas preocupantes, otras esperanzadoras. ¿Era la desesperación y la urgencia la que los guiaba, o había algo más? Actuar precipitadamente a partir de un juicio erróneo podía suponer un fatídico desenlace para todo aquel conflicto. La cautela, por desgracia, podía resultar igualmente nefasta si algunas de sus sospechas eran ciertas.

La voz de Otto de Sajonia hizo girar el rostro a Ferenk. El contorno de la silueta del chambelán brillaba como sangre hirviendo bajo la luz titilante de la antorcha.

—No presuma que es la única opción por ser la única que ha escuchado, Chambelán —puntualizó el capitán, aunque desconocía cuánto había escuchado en realidad—. Acompáñeme a la muralla un momento, y dígame lo que desee decir.

Sin esperar respuesta, Ferenk se echó a andar hacia los muros de la fortaleza.

—Ocúpese de lo que hemos hablado, Carcelero —dijo al magyar, deteniéndose un momento para echar la vista atrás—, pero asegúrese de que podemos encontrarle rápidamente.

Seguí al capitán hasta el muro como me había pedido, con paso firme y erguido, aunque al recordar el fuego, mejor dicho, los fuegos que se iban a llevar a cabo hizo que, en un acto reflejo, imitase el acto de tragar saliva. Me recompuse de inmediato, no quería dar malas referencias mías a nadie, ni siquiera de forma involuntaria. Recuperé el porte y comencé a hablar con serenidad.

-He salido a comprobar que prendiesen los fuegos con la mayor seguridad posible. Hay que supervisar incluso los detalles más nímios en estas horas. Quizá me apresuré al hablar antes, pero me llamó la atención lo comentado por el caballero. No quiero entrometerme, aunque una visión externa pueda serle de ayuda. ¿Porqué no me cuenta las opciones que están sobre la mesa?

Gesticulo sin grandes aspavientos, tanta pomposidad en el fondo me pone enfermo y salir afuera me ayuda a ser un poco más yo mismo, aunque ello sea un poco difícil dadas las circunstancias.

- Los siervos y mozas de la servidumbre del Castillo están todos en pie. Hoy no duerme nadie en el Castillo. Todos ayudan al guardia Itsvan a establecer fuegos sobre la barcana principal y en dos puntos más de la Muralla Oeste. En realidad sin barcas el Castillo sólo puede ser atacado por el largo puente de piedra que lo une a la ciudad de Alba Iulia.

Ferenk caminó a lo largo de las murallas hasta llegar al extremo más al norte.

—Confío en que unos fuegos en las murallas no provocarán daños.

En lo que no confío es en que sirvan para algo.

Apoyó  las manos en una almena y se inclinó sobre ella, oteando en la distancia las ruinas romanas. Tiempo atrás, el antiguo chambelán, Teleki, había fallecido cayendo de una de las murallas. El sentido común decía que había sido un asesinato, mas nunca se había podido probar nada.

—Algunos ciudadanos abandonan Alba Iulia por la puerta Sur —confesó el capitán—. Los Basarab han atravesado la ciudad de sur a norte, hasta acampar en las ruinas del mausoleo romano. Interceptarlos en la Puerta hubiera sido la mejor forma de abordar la amenaza. No es una posición tan defendible como el castillo, pero hubiéramos contado con ventaja.

»Sin embargo, no están todos —añadió—. Solo tres de los caballeros, junto con el Padre Adelmus, marchan al frente del contingente. Varios de los hijos del Boyardo no estaban presentes durante la contienda con nuestros caballeros y el maestro. Desconocemos sus planes y su paradero. No me atrevo a dejar el castillo desguarnecido con esa incógnita.

Ferenk hizo una pausa para tomar aire. Era frío y húmedo, y entraba en la garganta como una nube de cristales rotos.

—En esas ruinas duerme otro vampyr —dijo—. Sospecho que lo están buscando. Hace años, Iacobus Radoslav, Durius Tremere, el Sargento Dominik y yo combatimos a un… “espectro”, al que no fuimos capaces de derrotar. No es un aliado de los Basarab; mató a varios de los suyos. Si todavía se encuentra allí, es posible que las fuerzas enemigas pierdan la cabeza antes del alba. Si no, temo que habrán encontrado un formidable aliado para la próxima noche.

»Y hay más —reconoció—. Bajo el castillo, los mausoleos de la familia Basarab conforman un laberinto que no hemos podido explorar aún. Espero estar equivocado, pero si los túneles conectaran con los del mausoleo, las murallas serían inútiles.

Las palabras del capitán lograron hacerme abrir los ojos ante las amenazas que se nos pueden presentar. La mención del espectro logra arrancarme un pequeño temblor que nace en la parte baja de la espalda, propagando se hasta la base del cráneo. Cooperar entre todos iba a ser mucho más necesario de lo que pensaba en un inicio. La situación había ido empeorándose y yo estaba ciego ante una realidad que por mucho que había tratado de evitar afrontar, estaba ahí.

-Me intranquiliza capitán. Reconozco que esperaba escuchar opciones, no aumentar las amenazas. Es bastante irónico, ¿no cree?

Espero unos segundos y continuo hablando. 

-¿Para esto necesitaba los hombres del Carcelero? ¿Para recorrer las catacumbas? Deberíamos evaluar, antes de nada, la posibilidad de ser atacados por las catacumbas y actuar en consecuencia, de nada nos sirve montar una defensa a o largo de la muralla si el ataque proviene del interior. ¿Puede contarme algo más de ese espectro?

QUINTA CAMPANADA, MADRUGADA DEL CINCO DE MAYO DEL AÑO DE NUESTRO SEÑOR DE NOVECIENTOS CINCUENTA Y OCHO.

CAPITAN ZARAK:

- Tirada Oculta: De Astucia + Investigación o de Percepción + Consciencia.

El caballero se queda unos segundos observando las campanadas y luego mira al capitán y al chambelás, y habla en voz baja para que solo ambos lo oigan.

- Chambelán, capitán... hablemos claro. Sin que sirva de precedente- una mueca aparece en los labios de Schaar Dvy que se toma unos segundos antes de continuar con un susurro- Dentro de una hora amanecerá. Es evidente que los basarab prefieren la noche, no me preguntéis por qué- una enorme sonrisa aparece en los labios de Schaar al decir esto- También es evidente que han pasado la noche en vela, como nosotros, pero que, al revés que nosotros, vienen de viajar durante todo un día a caballo. Así que... esta es mi opinión. Entre los basarab sabemos que hay vampiros, como probablemente sea nuestro querido y diurno chambelán- la mirada sardónica mira entonces a Otto pero antes que este pueda responder continúa- Entendedme, me da igual lo que seamos cada uno. Completamente igual. Pero lo que sí me importa es ganar esta batalla para nuestro señor el duque. Si solo se tratara de combates entre mortales, mi opinión sería guardar el fuerte. Tal como están las cosas creo que lo mejor es cargar contra las fuerzas basarab cuando el Sol haya terminado por completo de salir. 

Llega un mensajero de la ciudad y pide vino, pues ha venido corriendo. Uno de los guardias se lo da y el hombre habla tras beber una larguísimo trago.

- "¡Hay un cuarto caballero en las ruinas con los Basarab! Desde lejos no hemos podido verle bien, pero parecía una armadura vieja y antigua. Además, parece que después se han puesto a hacer algún tipo de rito diabólico, pues se han escuchado los gritos de sus prisioneros... Es horrible que esos seres quieran nuestra ruina, señores." -

Ferenk no tuvo ocasión de mitigar el temor del Chambelán Otto ni responder a las aspiraciones de Schaar Dvy. Uno de los milicianos encargados de vigilar los movimientos en el campamento Basarab llegó en ese momento. Se disculpó con los dos hombres y descendió de la muralla trotando como un caballo bípedo de metal.

Las noticias que portaba eran potencialmente funestas. Despidió al mensajero y regresó con el Chambelán y el antiguo caballero. Ambos habían escuchado perfectamente las palabras del miliciano, que cercano a la ebriedad que le mantenía sereno ante el terror, había elevado la voz.

—Presumo que han recuperado a su aliado del mausoleo —dijo a los dos hombres—. Sospecho que los gritos de los prisioneros no proceden de un ritual, sino de la alimentación del vampyr. Me temo que ante estas novedades, no puedo sino estar de acuerdo con Schaar Dvy. Dudo que Durius de Slobozia vuelva a nosotros durante esta noche. El alba se acerca, Chambelán, pero si desea huir u ocultarse en las catacumbas, todavía está a tiempo.

-Nadie nos asegura que las catacumbas sean... seguras -susurra Carcelero con una sonrisa torcida que deja ver sus dientes, afilados por él mismo uno a uno-. Mis hombres y yo bajaremos hasta allí y haremos guardia. El alba se acerca, y dudo que dejen pasar el próximo día entero sin lanzar su golpe, arriesgándose a que seamos nosotros quienes los ataquemos aprovechando su debilidad: se están alimentando, fortaleciendo. Vendrán por abajo, ocultos entre las sombras, y estaremos esperándolos con los brazos abiertos. Yo... -el despreciable torturador vuelve a sonreír mientras mira hacia el capitán Zarak-, yo también tengo hambre.

- El guardia Radu sale de las estancias privadas del Primer Caballero, acompañado del guardia ducal Hakir, y de los sirvientes Mikail, Vasilov y Enrietta. Todos juntos van al Salón Principal.

-Si no hay nada más, tengo trabajo que hacer allí abajo. Me gustaría colocar unas cuantas trampas sonoras en la salida de algunos túneles... oscuros, para poder escuchar su llegada -dice Carcelero, con la clara intención de salir hacia el salón principal para recoger a sus escl... subordinados.

Ferenk asintió. Aunque confiaba en que no fuese necesario, era necesario cubrir todas las eventualidades.

—No tardará en amanecer —advirtió—. Regrese antes, probablemente le necesitemos aquí.

- El guardia Boru, al servicio de Dama Dubieta, sale del Salón Principal con expresión de fatiga en el rostro y entra en las Cocinas.